Los sueños de un cazador

Cuando uno sueña no es dueño de los sueños, y estos pueden ser muy placenteros.

Mis padres pasan los veranos en su casita del pueblo. En el mes de Abril o Mayo los suelo acompañar un par de fines de semana para que hagan limpieza y lo preparen todo. Habitualmente hacemos noche en casa de mis tíos, pero en esta ocasión están haciendo reformas y a mí me toca ir a dormir a casa de un primo.

El viernes después de cenar viene a buscarme y surge en la conversación que es muy aficionado a la caza. Como el día siguiente sale a cazar insiste en que le acompañe porque lo pasaremos bien. Toda la familia está a favor de la propuesta y no me puedo negar. Levantarme a las cinco de la madrugada no me apetece nada. Mi primo comenta que tiene el sueño muy ligero y que apenas necesita unas pocas horas cada día para dormir suficiente. Todo lo contrario que su mujer que dice necesitar ocho horas o más y que duerme tan profundamente y algunas veces ni recuerda lo que le dice mi primo al levantarse.

Entre todos me convencen para que vaya de caza bien temprano y yo le pido a mi primo que nos vayamos enseguida a dormir para poder descansar un máximo de horas. Ya en su casa me recibe mi prima Rocío. Es una mujer de unos treinta y tantos bien parecida y con algunos kilitos  de más, lo que diríamos que es una gordibuena. Viste un pantalón de tipo chándal y una camiseta amplia dibujan bien sus pronunciadas curvas. Ella, muy amable y muy dulce me acompaña hasta mi habitación.

A las cuatro y media me despierta mi primo. Medio dormido me visto, tomo un café y nos vamos.

Al llegar al sitio de reunión, malas noticias: Ha habido un accidente y la cacería se ha suspendido. La mayoría optan por volver a casa. Mi primo y otros deciden aprovechar que están en camino para hacer una visita a no se sabe bien que parador.(¿?). Yo le pido que me lleve a casa… a dormir. Después de algún reproche mi primo accede y me lleva de vuelta.

Todavía me  estoy desnudando para volver a la cama cuando veo a mi prima avanzando a oscuras a tientas por el pasillo en dirección al lavabo. Lleva puesta una combinación bastante corta que deja a la vista sus carnosas piernas y reposa sobre la prominente curva de su trasero. Como debe ir casi dormida no me ve. Cuando llega al lavabo se la oye orinar y después tirar de la cadena.

Vuelve de la misma manera. La observo por la rendija de la puerta disfrutando de la visión de su cuerpo ceñido por el camisón y como sus tetas se bambolean graciosamente.

Me ha impresionado tanto la visión que sin planteármelo se he ha puesto dura. Me voy a la cama tratando de conciliar el sueño, pero mi mano ha alcanzado la polla y está jugueteando con ella. Mi temeridad me impulsa a levantarme e ir a espiar a mi prima mientras duerme. En la penumbra, desde la puerta veo su cuerpo recostado de espaldas a mí.

Ufff, vaya culote tiene. Casi sin darme cuenta me encuentro pajeándome mientras la miro.

Poco a poco me voy acercando hacia la cama para ver mejor, sin dejar de darme meneos. Llego hasta el lecho y no se me ocurre nada mejor que tumbarme en el sitio de mi primo. Sigo mirando embobado y continuo tocándomela. Ufff, una cosa así nunca se me habría pasado por la cabeza. Debo estar loco!

Después de unos minutos, recordando lo que mi primo dijo sobre lo profundo de su sueño, acerco mi mano para tener el primer contacto con su trasero. Guauuuu, esto es lo más!! Con sumo cuidado le retiro la combinación hacia arriba para que su culo quede al aire. No lleva bragas y puedo ver los labios de su vulva entre las piernas.

Uhhh, esto es demasiado, si se despierta voy a tener un problema grave, pero la tentación es muy poderosa y no me puedo ir de su habitación. Que paja tan rica me estoy haciendo!

Sorpresivamente mi prima se da la vuelta y pone su brazo sobre mi pecho. Ahora si que la he cagado! Estoy atrapado y si se despierta cómo lo podré explicar. Tengo un problema y también una erección de caballo.

Después de unos minutos aguantándome la respiración llega la solución. Maria se vuelve a dar la vuelta dándome la espalda. Cuando ya me creía liberado y dispuesto a salir corriendo, ella estira de la sabana para cubrirse el cuerpo, alarga todo el brazo hacia atrás para atraerme hacia ella y se acomoda con el culo en pompa junto a mí. “Abrázame , que tengo frio”, dice susurrando y pensando como sucede en otras ocasiones que quien tiene a su costado es su marido.

Prisionero de la situación no puedo esconder mi polla tan grande como en las mejores ocasiones.

Busco acomodo para ella y se sitúa  justo en la raja del culo. Mi prima después de un instante de duda, separa las piernas alarga la mano hacia atrás, me toma la polla y la coloca justo en la entrada de su coño. Sólo tengo que mover un poco la cadera hacia delante para notar que la polla se abre camino y va desapareciendo engullida por una vagina carnosa y extremadamente caliente.

¡Esto debe ser el paraíso! Con toda la polla dentro le acaricio el muslo desde la rodilla a la cadera y luego busco el contacto de su pecho. Mi prima retoza, se acomoda y se abraza al cojín. Cualquiera diría que está teniendo un sueño erótico muy placentero. Yo mantengo mi cuerpo pegado al suyo y la polla bien adentro, dejando que ella ondule su cuerpo para sentir el intimo contacto.

Me encanta sentir la piel de su trasero en contacto con mi pubis, recoger su pecho con la mano mientras con el pulgar acaricio el pezón. Es todo tan excitante que me descuido y se me escapa una fuerte corrida. Apresuradamente la saco a tiempo, aunque no puedo evitar que un poco de leche caiga sobre su nalga.

Un poco abochornado por el desliz me separo un poco de su cuerpo. Mi prima se abraza con fuerza al cojín, se reacomoda y continua “soñando”. Con todo el sigilo del mundo me voy a mi habitación, me hecho sobre la cama y me quedo profundamente dormido.

“Venga, venga dormilón… que ya es la hora de levantarse”, “son las cuatro y media y los jabalíes no esperan”, dice mi primo enfocándome con la luz de una linterna.

Deverano.