Los sueños de Isabella 2 . De cómo cambio todo
De cómo cambio todo después del viaje Carlos la besó, la miró y comprendió que algo había cambiado en su mujer Sus ojos brillaban como nunca antes, y no se atrevió a preguntar... La amaba...
Los sueños de Isabella 2 . De cómo cambio todo después del viaje
Carlos la besó, la miró y comprendió que algo había cambiado en su mujer Sus ojos brillaban como nunca antes, y no se atrevió a preguntar, la amaba. La llevo a su casa y mientras ella se duchaba le preparó la cena Algo había cambiado No sabía muy bien qué, pero algo había sucedido. Cenaron, una buena comida, un buen vino para acompañarla, y se acostaron. Quiso hacerle el amor, mimarla y cuidarla, pero sentía que ella necesitaba otra cosa. Quizás demasiados años haciendo el amor, sentía que no podía vivir sin ella, pero la piel de Isabella desprendía otro aroma, no era el perfume, no era el aroma habitual de su piel, y Carlos no sabía cómo reaccionar, que hacer, estaba excitado, la deseaba como hacía años no la deseaba Se acercó a la espalda de Isabella y solo el roce de su piel hizo que su pene se pusiera duro como hacía años no lo hacía Le beso el cuello y escucho el dulce ronroneo de ella, estaba desnuda, acaricio cada cm de su piel, se posó en esos lunares q siempre lo volvieron loco, desde que la vio hace más de 20 años con si bikini, ese lunar en su cola, sus pechos deliciosos, sus piernas suaves, los hombros que siempre lo volvieron loco. La amaba, pero hoy no sabía cómo hacerle el amor, sentía y presentía que ella quería otra cosa Lo intento, la penetro primero suavemente, mimándola como sabía que a ella le gustaba, estaba toda mojada, encendió la luz de la habitación y vio en su vagina como se derramaba, puso su boca y empezó a beber de ella, quería secarla pero a cada sorbo que daba, más se mojaba, disfrutaba con el sabor de su mujer, se refregaba en su vagina, metía su lengua, subía desesperado a comerle la boca y a beber también toda esa saliva ardiente que rodeaba a su lengüita, y volvía a bajar, a besarle la vagina, a succionar su culito, a sentir como a cada momento se agitaba más y más, la volvió a penetrar, despacio, rápido, desesperado, su vagina estaba ardiendo, sentía que no aguantaba más, pero Isabella le pedía más, quería más, rogaba por mas, temblaba, se quemaba, estaba descontrolada, como nunca antes, su corazón parecía que se iba a salir, su cuerpo se arqueaba y estaba ardiendo, quería más, y Carlos estaba dispuesto a llegar hasta el límite Isabella se retorcía de placer, quería mas pero no sabía ni lo que quería, el recuerdo del viaje en autobús, el sabor del semen de dos hombres mezclándose en su boca, sentirse complacida, pero algo le faltaba, y cerro sus ojos, y disfrutó . Tuvo un orgasmo, dos, y dejo de contar, solo quiso disfrutar, se entregó absolutamente como nunca antes al placer, su vagina palpitaba, sus líquidos se derramaban por sus piernas, el olor a sexo inundó la habitación, y le pidió a su marido q la llenara Carlos obedeció, no sabía que le depararía el futuro pero hoy su mujer era otra mujer, la rutina se había roto y su mujer ya no solo era la madre de sus hijos, era su amante, hermosa, radiante, caliente, desesperada. Ella se sintió llena a pesar de que algo le faltaba, pero disfruto, dejo que Carlos la llenara de semen, disfruto con el calor de su marido derramado en su interior, y sintió que el sabor del semen de los desconocidos volvía a su boca, y volvió a tener otro orgasmo, más prolongado, más duradero, se volvió a estremecer para disfrute de Carlos De a poco se fueron tranquilizando, Carlos no quería que se terminara esa noche Isabella se dio vuelta, lo besó con pasión, él sintió otro sabor en la boca de ella, no supo que era Se mimaron, se miraron, se disfrutaron. Durmieron juntos, pegados, amándose.
La mañana los encontró aun mimándose Algo había cambiado, después de mas de 20 años, cuando creyeron que nada podía cambiar algo había cambiado