Los sentidos

Mi primera vez jugando con los cinco sentidos.

No os voy a contar como le conocí, que hablamos (si hablamos algo porque estuvimos ocupadas comiéndonos la boca) cuando íbamos en el taxi rumbo a su casa o cuanto nos cobró el taxista.

Mientras subíamos a su casas, en el ascensor, me propuso un juego. El juego de los sentidos. Entré en su casa mientras que me tapaba los ojos con sus manos. Me ató un pañuelo que había por la casa, y me llevó a la cama. Me tiro a la cama mientras me susurró en el oído "¿tienes miedo?". La verdad es que estaba tan excitada que en esos momentos no sentía nada que no fuese ella. Me ató de las muñecas y de los tobillos en la cama, y me dijo que esperase.

No sé cuanto tiempo estuve ahí esperándole, pero se me hizo eterno.

Silenciosamente, se acercó y se sentó sobre mi cintura. Hacía movimientos de forma horizontal, de izquierda a derecha, lo que hacía que me excitase más. Hubo un momento en el que pasé que no era ella, pero se acercó y me volvió a susurrar "el primero es el oído". Empezó a besarme la oreja, pero no de una forma cualquiera, ella sabía como tenía que tocar ahí. Pasó a la otra oreja besando mi cuello. Al terminar con la otra me dijo "el segundo es el olfato" a lo que acercó su cuello por mi nariz. Su colonia era de hombre, inconfundible olor de Jean Paul Gaultier. Sin darme cuenta pasamos a sabor, empezó a besarme como nunca antes me habían besado. No sabéis lo que es que os besen cuando no te lo esperas, y más cuando no ves venir a esa persona. El siguiente sentido sería el tacto. Me soltó una mano y me dejó tocarle todo el cuerpo mientras ella me desataba los botones del pantalón.

Estaba completamente desnuda, mi mano no alcanzó a tocar ningún tipo de prenda sobre su cuerpo. Me empezó a quitar las ataduras de los tobillos y me quitó los pantalones, dejándome en bragas. Sin pensarlo dos veces empecé a quitarme la camiseta como pude.

"Tranquila, no tengas prisa" me dijo mientras introducía sus manos dentro de la camiseta. Me volvió a atar la mano. Cogió la camiseta y la rompió. Abalanzó su cabeza entre mis tetas mientras que las lamía y las besaba. Me quitó el sujetador dejando visibles a todo el mundo mis pechos, y empezó a jugar con mis pezones. No podéis imaginaros el calentón que llevaba yo encima. Me quitó el pañuelo, me miró a los ojos y me volvió a besar. Le iba a hablar cuando me tapó la boca con su dedo y me dijo "ya, ya lo sé".

Desplazó ese dedo poco a poco sobre mi pecho, bajando poco a poco hasta que se introdujo en mis bragas. Yo le miraba y no podía creer que estuviese viviendo eso, en ese momento podía morirme de placer y eso que todavía no había hecho nada en profundidad.

Hasta ese momento. Introdujo uno de los dedos, lo que hizo que me estremeciese de placer. Empezó a hacer pequeños movimientos, y llegó a la conclusión que con uno no era suficiente. Llegó a meter tres dedos y cuando estaba llegando a uno de los mejores orgasmo de mi vida, sacó los dedos. Se quedó mirándome y yo no sabía que hacer, necesitaba que terminase lo que había empezado, pero sus dedos estaban fuera de allí.

De repente, empezó a jugar con mi clítoris. ¡Dios! Me agarraba a las tiras de tela que me había puesto para agarrame las manos. Los pies los podía mover y no hacía más que doblar y juntas las piernas. En una de ellas, agarró mis rodillas y empezó a besarme desde la boca hasta donde estaban sus dedos.

En ese momento morí de placer. Pasó toda mi vida delante de mi, mientras que ella continuaba con la tarea que se le daba tan bien.

Cuando terminó, me quitó las ataduras de las manos y salió de la habitación. Me acaba de follar y no pedía nada más a cambio, no puede ser que se fuese y que me dejase en ese estado.

Al rato, apareció en la puerta con una caja llena de juguetes. Obviamente no eran Barbies, ni Actions Mans ni nada por el estilo. Me miró y me dijo:

¿Crees que aquí ha terminado todo?