Los secretos de la mente (3)

Maria mientras se convulsionaba aún, la tomo en sus brazos llevándola a la ducha, allí la deposito en una silla, cogió algodón y agua oxigenada, le desinfecto las heridas que le había causado, el ano de Maria aún sangraba.

En ese momento se sintió el ser más despreciable del mundo, pero aún así no dejaría escapar a aquella mujer, era hora de dar amor, y acogiéndola en sus brazos la llevó hasta la cama, besando la piel que tanto había castigado, haciéndola dormir mientras curaba las heridas causadas.

Maria mientras se convulsionaba aún, la tomo en sus brazos llevándola a la ducha, allí la deposito en una silla, cogió algodón y agua oxigenada, le desinfecto las heridas que le había causado, el ano de Maria aún sangraba.

Daniel, decidió que la metería en la bañera y le daría un buen baño, se metieron de nuevo en la bañera, y allí descansaron abrazados, el sentado y ella apoyando la cabeza sobre su pecho, la cara de felicidad de Maria era inexplicable, y él de nuevo sintió su poder sobre ella diciéndole:

Ahora Maria, te vas a salir del agua, te secaras y te acostaras a mi lado, dormirás durante treinta minutos, y durante ese tiempo será como si hubieses dormido un día entero, al despertar no desearas otra cosa, que hacer el amor conmigo.

Tu tomaras la iniciativa y yo me dejare hacer, de ti depende de que yo la persona que mas quieres, a la que ¡mas amas! en esta vida sea feliz, yo te responderé con el mismo amor que tu me des, y así cada vez que me veas… te vendrán las ganas de mi y me tomaras siempre que estemos solos.

Cuando no estemos solos intentaras de cualquier forma tocarte y hacerte feliz, pensando en mi pero sin llegar al orgasmo.

No olvides que soy tu vida y me perteneces, estas unida a mi por el vinculo del amor, y ese amor que sientes, hace que me necesites en tu vida más que todo lo que te rodea, y mas que ti misma.

Tendrás que dejarlo todo, y venir aquí conmigo para servirme, a cambio yo te haré tan feliz como ahora, y siempre vivirás en este estado de felicidad.

Salió de la bañera se secó y se fue hacia la cama, allí se recostó entrando en un sueño profundo, durmió soñando con el ser que la hacia tan feliz.

Daniel recostado en la cama… se quedo mirándola. La belleza de aquella mujer lo había vuelto loco, miro su cuerpo lleno de arañazos y hematomas y los beso, paso su mano por la piel de ella, como queriendo borrar el daño que le había causado, pero era tanto su deseo por aquella mujer, que aún después de recapacitar sobre lo que estaba haciendo, seguía decidido a poseerla a tenerla para siempre, así ya no estaría solo nunca mas, estaría siempre con ella dejaría la consulta, la cuidaría y se dedicaría a escribir sobre la hipnosis y el poder mental .

Contaría en ese libro en cada una de sus hojas, las sensaciones que bajo su dominio experimentaban los dos, él como dominante y ella como sumisa de sus deseos.

Daniel se sentía poderoso, aunque su actitud con ella no era la apropiada, se descubrió a si mismo dominante y gozaba con ello. Y ella, gozaba bajo la hipnosis siendo la mujer más feliz del mundo, que más podía pedir. En ese momento solo pensaba egoístamente y no pensaba en las consecuencias que aquello le podía acarrear.

Había pasado treinta minutos, Maria despertó… sus ojos que aún estaban adormilados, se abrieron su cara tenía un gesto de felicidad y con una sonrisa en los labios se estremecía bajo las sabanas, dejando sus manos volar y recordando aquel intenso orgasmo, que junto a su amor había tenido.

Su mente era un hervidero de pasión, de golpe sintió su sexo húmedo y caliente, dejó sus manos llegar hasta el, sintiendo aquella resbalosa balsa que a través de sus muslos, bajaba intensamente al igual que un manantial… rebosaba aquel flujo.

Tomo conciencia de aquella realidad, que a su mente se le antojaba real, y buscando a su amado se volvió hacia la derecha, se incorporó descansando su cabeza sobre su mano izquierda, y se quedó mirando a aquel ser que ella estaba idolatrando.

Su mano derecha tomó la iniciativa y pasándola a través de su cabello acariciaba aquella cabeza, su cara se desplazaba hasta el oído de Daniel que dormitaba a su lado, fue pasando sus lengua por ella, besando su cuello mientras sus manos pasaban a través de los costados de Daniel, haciendo que este despertara.

Recordó en aquel momento las ordenes dadas a Maria y se dejo hacer, se giro dejando su cuerpo mirando hacía arriba para que esta pudiera hacer con él, lo que su amor y sus deseos le dictasen.

Maria se volcó sobre el cuerpo de él, abriéndose de piernas dejó el cuerpo de este entre ellas, beso sus ojos, su boca, paseó sus pechos por aquel torso atlético que Daniel tenía, y fue bajando poco a poco.

Su lengua iba recorriendo, la piel del ser que mas amaba, y entregándole su ser sin dudar, fue bajando lentamente, ensalivando su pecho haciendo que sus pezones fluyeran, irguiéndose de sus aureolas.

Maria los mordisqueo, mientras Daniel gemía sin remedio, bajó su lengua hasta su ombligo y jugueteo allí un buen rato y de ahí al paraíso. Maria cogió su pene que aún no estaba erecto, introduciéndolo en su boca empezó a lamerlo. Lo noto dentro de su boca blando y maleable pero no esperando mucho este fue reaccionando y sintió como se iba irguiendo, como dentro de aquella boca, cobraba vida.

Notaba su erección dentro de su boca, las ramificaciones venosas, dura y tersa la atrapaba dentro de ella, sorbiéndola y chupándola, mientras sus manos cogían sus testículos meciéndolos en ella.

Daniel gemía y gemía dejándose llevar por ella, que con mucha suavidad disfrutaba haciéndole disfrutar a él. No se dio cuenta del tiempo empleado en tal afán, solo por un momento sintió que no aguantaba más y se dejo ir en la boca de Maria que sorbía y sorbía su semen lamiéndolo cual néctar dulce y jugoso.

Cuando acabó, beso a Maria en la boca degustando su sabor a sexo, mezclando sus salivas, mirándola a los ojos le pregunto:

-¿Te gusta Maria?

-Si papi me gusta.

En ese momento se dio cuenta que para ella… aún era su papá y decidió cambiar la orden para eludir todo recuerdo a su infancia y a su vida.

Maria escucha atentamente: mi voz penetra en tu mente, y quiero que aceptes esto que te digo.

Desde este momento, recobras la realidad de tu vida no recordaras nada mas que el amor que sientes por mi, yo no soy tu padre soy un hombre del cual sin remedio te has enamorado. Cuando yo te de la orden llamaras a tu casa y hablaras con tu marido, le dirás que ya no lo quieres, que lo dejas todo, que te has enamorado de otra persona y te vas a vivir con el.

Que ya hablareis cuando lo hayas meditado lo suficiente, que no te busque, que ya te pondrás en contacto con él. Desde ese momento en que cuelgues el teléfono tu serás tú en todos los aspectos, solo recordaras el placer que has tenido junto a mi, y los orgasmos tan intensos que sientes conmigo, yo soy Daniel tu siquiatra y tu amor es lo más intenso que has sentido nunca.

Soy lo más importante para ti, solo te sentirás bien conmigo, y disfrutaras más que con nadie, dependes de mí para vivir, pues yo soy el alimento de tu corazón, de tu vida. No deseas más que ser feliz a mi lado, por lo demás seguirás tu vida normal.

Ahora Maria se tu misma solo recordaras, las ordenes dadas por mi y seremos felices siempre.

Maria despertó de su sueño hipnótico, miro a los ojos de aquel ser, lo beso enardecidamente, le sonrió y se levanto dirigiéndose hacía el teléfono, hizo lo ordenado y colgó después de discutir largamente con su marido.

Daniel desde la cama, oyó como ella sumisamente volvía hacia el, echándose en el lecho y así los dos se volvieron a dormir, como dos enamorados juntos y felices.

En el siguiente relato os contaré como Daniel decide experimentar con Maria su dominio, pero dejando a esta, ser libre para actuar sin hipnosis, solo recordando el placer que ha sentido con él.

Evelyn45