Los secretos de Hogwarts: Lily Evans y Severus
Los miedo al rechazo de sus amigos, el miedo a perder su popularidad han obligado a la joven Lily Evans a llevar una relación paralela con el que siempre fue y será el amor de su vida...Pero las consecuencias cambiaran completamente la historia que creemos conocer.
Su capa se movía vaporosa bajo la frágil luz de las antorchas que débilmente iluminaban los pasillos, el ulular del viento se colaba cual susurro, dejado que el gélido viento invernalacariciase la suave piel de quien en silencio recorría los solitarios pasillos.
De haberla visto alguien, podrían haber contemplado como sus movimientos le hacían parecer etérea, una espectral imagen que desaparecía en aquellos rincones donde la luz no alcazaba a iluminar. Pero nadie se encontraba en los pasillos para admirar aquella imagen que era digna de ser observada, la noche había caído hacía horas, y por miedo al castigo o simplemente por miedo a lo que se podría encontrar, todos se encontraban en sus salas comunes. Muchos dormían ya, y quienes se habían mantenido despiertos, no se atrevían a deambular como aquella silueta lo hacía.
La larga y oscura túnica cubría sus pasos, su capucha alzada protegía su rostro incluso de las caricias de la luz, pero incluso con la oscuridad cubriendo su semblante se podía notar la sonrisa traviesa y osada de quien la esbozaba.
Nada de su atuendo distinguía a qué casa pertenecía, no había escudo ni emblemas, no había corbatas ni medias, solo una oscura sombra que se detuvo al comienzo de las escaleras que llevaban a las mazmorras, un suspiro, y una leve y melodiosa carcajada que no era más que el delator sonido de los nervios que se apoderaba de ella.
Lily había recorrido un largo camino hasta llegar a las escaleras que ahora se mostraban ante ella, había tenido que verter disimuladamente la poción para dormir en las bebidas de los merodeadores a fin de que no ser seguida en su paseo nocturno por su novio y los amigos de éste, había tenido que descocer de su túnica de repuesto el escudo de su casa para no ser descubierta por ojos curiosos, había tenido que esperar pacientemente a que cada miembro de su casa se durmiese antes de poder salir de su sala común.
Y por ello, por todo el tiempo que había tenido que esperar, por cada cosa que había tenido que hacer, su sonrisa se ensanchó hasta opacar con ella la más absoluta oscuridad, al tiempo que su corazón comenzó a bombear desesperado cuando su pie tocó el primer escalón.
Paso a paso fue acortando la distancia que les separaba, paso a paso su respiración se desentendía de toda razón y aceleraba su ritmo para dejarla sin aliento cuando por fin se halló de pleno en las mazmorras.
Recorrió los oscuros pasillos sin titubear, su nariz ignoró el potente olor a humedad buscando su perfume, y cuando de un pasillo una blanquecina mano cogió con suavidad su muñeca, Lily detuvo sus pasos para girar hacia su captor, el cual seguía oculto entre las sombras.
Severus llevaba horas esperándola en el más completo silencio y soledad, resignado a ser el amante de quien amaba, resignado a recibir las migajas de quien había sido y sería su único amor. Lily había sucumbido rápidamente al encanto de James Potter, había aceptado gustosa ser la novia del chico popular, pero a pesar de aquella idílica relación, a pesar de haberle jurado amor al único vástago de los Potter, su corazón pertenecía a quien con ojos oscuros ahora le miraba embelesado.
No hubo palabras mientras Severus la adentraba a la oscuridad de aquél pasillo abandonado, solo el sonido de la respiración acelerada de ambos cuando sus labios se juntaron por fin. Severus no tardó en apresarla entre sus brazos, su lengua no tardó en encontrar la de Lily, y las manos de la joven, suaves y cálidas comenzaron a recorrer el ya conocido torso de quien por miedo al rechazo de los populares del colegio, amaba en secreto desde hacía años.
Te eché de menos – susurró la joven Gryffindor mientras desabrochaba con presteza los botones de la camisa de Severus Snape, la joven se encontraba impaciente por sentirle, impaciente por vibrar al son de sus manos, de su cuerpo, y aquella suavidad con la que había comenzado terminó por convertirse en la más pura desesperación.
Severus no respondió, o al menos no con palabras a las de la joven, pero sus manos comenzaron a moverse hasta desabrochar la túnica de Lily y luego, con la pericia de quien recorre terreno conocido, acariciar los muslos de la joven hasta encontrar la húmeda entrepierna de Lily, su sexo palpitaba, ardía en la humedad que traspasaba su delgada ropa interior, y mientras la joven ahora comenzaba a desabrochar el pantalón del Sly, Severus coló uno de sus largos dedos bajo su tanga, y recorrió con su dedo la suave piel de su sexo chorreante y caliente.
Tan predispuesta como siempre – siseó Snape al darse cuenta de la humedad de su entrepierna, relamiéndose los labios ante cada palabra, ante la sensación de su dedo empapado sin siquiera haberse adentrado en la lúbrica humedad del sexo de la joven leona, y mientras su dedo jugaba entre sus pliegues, mientras buscaba y encontraba la entrada de su sexo, su erección quedó liberada de la prisión en la que se había convertido su pantalón.
Lily suspiró al sentir sus caricias, tembló cuando el dedo de Severus se adentró en su intimidad, separando delicadamente las paredes de su entrepierna, más sin quedarse atrás, tomó entre sus manos el duro y grueso miembro del Slytherin y comenzó a acariciarlo como sabía que a él le gustaba, presionando su rojo glande, recorriendo el largo y venoso tronco hasta llegar a los huevos, en un movimiento suave y rítmico que hizo estremecer al joven mientras él ya colaba un segundo dedo en su interior.
No me hagas pedírtelo por favor – gruñó el joven con voz demasiado profunda incluso para su edad, y obediente como solo con él era, Lily se arrodilló ante él con tal de complacerle, con tal de, de alguna manera, compensar el daño que día a día le hacía por culpa de sus miedos, de su propia inmadurez.
La muchacha se desabrochó la camisa y se liberó del sujetador que ocultaba los turgentes pechos que a sus dulces 17 años poseía, pechos firmes, redondeados y grandes que eran coronados por pezones rosados y duros. Ella sonrío al mirarle a la cara y comprobar que el joven Slytherin había llevado a sus labios los dedos que había tenido dentro de ella hasta hacia escasos segundos, y sin perder de sus ojos la mirada, lamió con hambre su glande, recorrió su tronco cruzado por gruesas venas desde la punta de su falo hasta sus testículos que acaricio con manos y lengua mientras él, con la mano libre, acariciaba su cabeza.
La joven se recreó en aquella faena que consistía únicamente en lamer su verga ansiosa de ser engullida, el muchacho gruñía exasperado, anhelante y cuando vio en sus oscuros que no podía más, cuando incluso las venas de su cuello comenzaban a hincharse producto de la impaciencia, la joven Lily Evans metió entre sus labios el largo falo de Snape. Lo hizo entrar lentamente, presionándolo con sus labios, jugando con su lengua a medida que entraba hasta sentir que su garganta se sentía repleta de él. La primera arcada llegó, pero cuando pensó en retroceder, Severus agarró con fuerza su cabeza y la mantuvo en su lugar, con los huevos pegado a su barbilla, con la nariz acariciando su pubis, y solo la soltó cuando las primeras lagrimas comenzaron a resbalar por las sonrosadas mejillas de la joven.
Pero no fue tristeza lo que el joven sintió, no fue preocupación como cualquiera podría pensar, su sonrisa se volvió trémula, incluso malvada y con brusquedad que no llegaba a la violencia, pero si se acercaba, comenzó a follar la boca de Lily que gustosa y dispuesta se dejaba utilizar.
Cómo le gustaba aquella sensación, el sentirse utilizada, sucia y pervertida en manos de quien verdaderamente amaba, cómo disfrutaba de sentir su boca llena de su sexo, golpeando su garganta, siendo, literalmente follada por aquella hermosa boca que no se atrevía con James a expresar lo que realmente deseaba.
La joven estaba demasiado excitada como para disimular, y mientras se dejaba follar la boca, mientras dejaba que el Sly la utilizará para su placer, ella llevo una de sus manos a sus pechos tiró de sus pezones, amasó sus grandes pechos mientras la otra se perdía entre sus muslos que para entonces chorreaban.
Con total facilidad metió dentro de su sexo dos de sus dedos con tranquilidad, disfrutando de las sensaciones mientras sus ojos seguían puestos en los de él. Los minutos pasaron, y gracias a sus dedos, gracias a la excitación que sentía al ver al ser amado disfrutar de ella como nadie había sido capaz de hacer, Lily tembló ante el primer orgasmo que la velada le otorgaba.
Severus lo notó, sintió ese temblar, escuchó el tenue gemido que escapó de la garganta de la joven mientras su falo aún se encontraba dentro de su boca, y sonrío al tiempo que sacaba su cálida polla de entre sus labios – No te haces una idea de lo hermosa que te vez–** le susurró, y cogiéndola por los hombros la levantó con suavidad, pero no hubo romántico beso, no hubo caricia en sus mejillas sonrosadas, simplemente la volteó y pegando sus pechos desnudos a la pared, tirando de su cadera hacia atrás, dirigió su gruesa verga hacia su entrada más que lubricada y empujó.
Su glande fue tragado por aquel sexo palpitante, estrecho y caliente, y disfrutó de la sensación, de la presión que el sexo de Lily ejercía contra la cabeza de su sexo – Joder Lily, sigues tan estrecha como la primera vez – gruñó débilmente al tiempo que afianzaba sus manos a sus caderas, y con lentitud casi cruel comenzó a adentrarse en su coño, sintiendo milímetro a milímetro como separaba las paredes de su intimidad.
Lily gimoteó por la impaciencia, por el placer y la necesidad que siempre sentía de él – Más rápido, más fuerte – fue lo único que pudo decir ante aquella agónica penetración. Y obediente a sus palabras, a aquella súplica susurrada, Snape hundió su falo hasta lo más profundo de la joven de una sola estocada, haciendo que sus huevos chocasen contra su pálido trasero y el sonido de su sexo inundado fuese la música de fondo.
Ella gimió con fuerza y él afianzo el agarre a sus caderas con presión , enrojeciendo su piel y comenzó. Una a una sus embestidas se fueron haciendo más intensas, más fieras y violentas, sintiendo en cada estocada como se adentraba por completo, escuchándola gemir con fuerza, de forma profunda y desenfrenada. Fue entonces cuando soltó una de sus manos y la cogió por el cuello, y tirando hacia él obligándola a encorvar su espalda para no perder la postura, se acercó a su oído – Me moría de ganas de estar otra vez dentro de ti – le susurró, su mano apretaba su cuello con fuerza, pero ella lejos de tener miedo, lejos de sentir dolor, solo sonreía de placer – y yo de tenerte dentro, fóllame duro Severus, que el recuerdo me dure hasta que nos volvamos a encontrar – le suplicó, y sin poder rehusarse a aquél mandato, soltó su cuello solo para azotar su trasero con desmedida fiereza al tiempo que cada embestida que le propinaba sonaba como un terrible golpe.
Al cabo de unos veinte minutos el trasero de la joven se encontraba marcado por la mano del Sly, su sexo dolorido había llegado a lo más álgido de su placer tantas veces que había dejado de contar, pero él seguía sin terminar, seguía sin llenar sus entrañas de aquella cálida esencia que tanto disfrutaba sentir, esparcir por su cuerpo y beber con sed. Por eso estrechó su sexo juntando las piernas, haciendo presión con las paredes de su sexo intentando apremiar su corrida, la deseaba, la necesitaba más que el respirar.
Más Severus conocía su juego, y lamiendo su dedo lo suficiente lo llevó hasta la entrada de su ano y comenzó a hacer presión. La joven se sorprendió, los nervios la traicionaron puesto que de aquella parte aún era virgen – Por ahí no, sabes que mi culo sigue siendo virgen – le increpó sin fuerza y con la voz entrecortada por el frenético ritmo que Severus ahora ejercía en la penetración. La follaba de forma furiosa, violenta, su rostro se crispó ante aquél comentario y sin pensarlo dos veces metió su dedo hasta que el resto de su mano le impidió continuar.
¿Se lo estás reservando a Potter? – preguntó con un odio palpable, la mano que seguía en su cadera apretó lo suficiente como para hacerle daño de verdad, los celos le comían por dentro y por fuera, y siento la rabia correr por sus venas, comenzó a meter su dedo con la misma fiereza que su polla profanaba aquél coño estrecho - ¿Qué? No…Severus no...me haces daño – balbuceo la joven al darse cuenta de su error. Nada bueno pasaba cuando Severus caía preso de los celos que ella misma alimentaba, y por lo mismo, sintiendo como su sexo y su culo eran profanados sin contemplación, buscó en su cabeza palabras para aplacar aquél sentir, pero el placer la traicionó, y otro potente orgasmo recorrió su cuerpo – Es para ti, mi culo es para ti – gimió al tiempo que el joven sintió su falo empapado de su cálidos fluidos, pero aunque sabía que Lily no le mentía, los celos podían mucho más, su mente se hallaba nublada, completamente fuera de si – Necesito algo más que tu palabra Lily, algo que me haga creerte de verdad – él sabía que jugaba con ventaja, que ella haría cualquier cosa por no perderle a pesar de estar con James, y por ello, cuando la joven habló sus palabras no le sorprendieron pero si terminaron por alegrarle y disipar aquellos celos que horas después volverían.
No me tomaré la poción anticonceptiva, o hoy ni nunca mas contigo, córrete dentro de mi y no haré nada por detener lo que tenga que venir – le prometió, y con aquellas palabras el joven Slytherin retiró su dedo de su culo y su verga escupió dentro de ella cálidos y espesos chorros de su esperma. Se quedó ahí durante unos segundos, sintiendo como la llenaba de su esencia. Y Lily suspiró y gimió de placer al sentir como Severus la anegaba con su semen ardiente.
Cuando por fin el joven se retiró de su interior, Lily limpió su falo como tantas otras veces había hecho, con sus labios y su lengua recogió cada gota de aquél delicioso elixir al tiempo que por sus piernas corría su esperma…
Los meses pasaron y los encuentros fueron siempre igual, un mes había pasado desde que habían salido del colegio, un mes desde que ambos hacían sus vidas encontrándose en distintos pueblos para expresar ese amor que era prohibido y secreto, cuando un mensaje llegó por medio de una lechuza a Severus.
…Vas a ser padre.
Con amor, Lily.