Los sádicos inventos de Samanta: La venganza 2
Continúan los juegos de Sam con su recién recuperada esposa.
Había sido demasiado para sus cuerpos. Lo habían hecho demasiadas veces seguidas, y ya no podían más. Cat permanecía en el suelo, con el cuerpo cubierto de semen, y una sonrisa traviesa en los labios, durante las últimas horas se había transformado de la mujer más modosita y recatada de la tierra a una esclava obediente y capaz de hacer cualquier cosa que le ordenase su amo, por pervertida que fuese, y disfrutar con ello.
_ Me encanta verte así_ dijo Sam, desde el sillón. Estaba totalmente sudorosa, y ya no daba más de sí. Sonrió a su esclava_ deberíamos limpiar todo esto. ¿No crees?
Cat sonrió, poniéndose en pie, esperando más órdenes, que tanto deseaba oír y obedecer. Sam también se levantó, y le cogió la mano.
_ Hora de darse un baño_ dijo Sam, llevándola al cuarto de baño.
Sam no se contuvo, sintiendo que recuperaba algo de energía, y comenzó a acariciar de nuevo la intimidad de Catherine en el jacuzzi. Ella aparecía demasiado cansada, y nada excitada, pero eso cambió cuando Sam lo deseó. Aunque cansada, la expresión de Cat se torció por el placer, y comenzó a moverse al son del dedo que entraba en ella. Sam no conseguía que su sexo volviera a elevarse, pero aún así era divertido dar más placer a Cat del que podía soportar.
_ Córrete_ Le ordenó, con voz autoritaria, al cabo de un rato, y ella obedeció, más dolorida que satisfecha, para luego perder la consciencia.
Sam la limpió a conciencia, le lavó el pelo cuidadosamente, y luego repitió el proceso consigo misma, luego se quedó dormida allí mismo, sin quitar el tapón.
Tardaron un par de horas en despertar, ya recuperadas, pero hambrientas.
_ ¿Puedes cocinar algo?_ preguntó Sam, acariciando el cabello de Catherine.
_ Lo que quieras_ dijo Cat, amodorrada_ Pero que no sea complicado.
Sam procedió a vestirse, observando cómo Cat se ponía sus bragas, con las piernas aún temblorosas, pero cuando quiso coger otra prenda, Sam la detuvo, con una sonrisa traviesa.
_ Cocina así_ dijo, con tono pervertido.
_ Cariño, tengo frío_ dijo ella. Era un ruego, pero obedecía si se lo volvía a ordenar.
_ Vale, vístete_ dijo Sam, que no podía humillarla más después de que le revelase que aún la quería.
La comida transcurrió con absoluta normalidad, hasta que el móvil de Cat sonó. Ella puso el altavoz como Sam le ordenó.
_ ¿Mamá? ¿Dónde has pasado la noche? ¿Dónde estás?_ Sam dio un respingo, al escuchar la voz de su única hija, a la que no había podido ver por la resolución del juicio.
_ Becky, estoy con… tu padre_ dijo Catherine, decidida a ser sincera.
_ ¿Cómo que mi padre? ¡Me dijiste que era peligroso!_ contestó la joven.
_ Mentí, porque no quería que lo vieras_ dijo Cat_ Pero he decidido darle una segunda oportunidad, y ya es hora de que lo conozcas. Llegaremos a casa en una hora si quiere venir.
Becky había colgado, y Sam no se lo reprochaba. Se había enfadado por las palabras que Cat le había dicho a su hija anteriormente sobre ella. En cuanto colgó el teléfono, Sam la miró fijamente.
_ Ábrete la camisa_ ordenó, enfadada_ Voy a castigarte por la imagen de mí que has dado a nuestra hija.
Cat se quitó la camisa y el sujetador, mostrando su deseado busto. Sam comenzó a tirar de sus pezones, provocando en ella gritos de dolor agudo, para al mismo tiempo besarla fuertemente en el cuello, dejándole chupetones. Al mismo tiempo, y usando el poder que le había dado su pistola, quitó todo el libido a Cat, dejando sólo el dolor que pudiese sentir.
_ Perdóname Sam, jamás volveré a mentir a nuestra hija sobre ti, lo juro_ Dijo Catherine, llorando de dolor, con los pezones enrojecidos.
Sam sonrió pérfidamente, y le soltó los pezones. Para después colocarle la ropa. Cat estaba asustada, pero arrepentida, que era lo que ella quería.
_ Vamos, llévame con Becky_ dijo Sam_ Hace 18 años que espero para conocerla.
_ Claro cariño, en seguida te llevo_ dijo, poniéndose en pie.