Los religiosos y mi mujer
dos religiosos y mi mujer casi desnuda. como predicar de una forma adecuada. al final les entrego a mi esposa.
Los religiosos y mi mujer
Me encontraba en la puerta de mi casa cuando se me acercaron un par de chicos, religiosos, de esos que todos conocemos. Uno de ellos muy rubio y ojos celestes, el típico norteamericano y el otro castaño, ambos con acento ingles y elegantemente vestidos con camisa blanca y un cartelito con su nombre sobre el bolsillo.
Querían conversar sobre su religión y en ese momento se me ocurrió una gran idea. Les pedí si podían volver en un par de horas y quedamos de acuerdo. Era viernes y en un par de horas ya iba a estar la noche. Entre ordenando la idea y convencí a mi mujer de que me ayudara.
Quería ver a mi esposa tentando a este par de chicos y de ser posible que la tuvieran a su merced. Con mis casi 50 años y ella 30 sus deseos sexuales estaban a pleno y a mi ya no me daba el cuerpo para complacerla como lo hacia unos años atrás.
Al principio ella no estaba muy convencida, pero con la conversación se fue entusiasmando. Se dio un baño y le pedí que se pusiera lo mas sexy posible lo cual incluía la ausencia total de ropa interior.
Termine de dejar todo pronto cuando la vi aparecer con ese vestido gris, un color horrible pero le quedaba despampanante, sin breteles, solo sostenido por sus grandes senos y bastante corto dejando ver sus bien formadas piernas.
Mi cabeza iba a mil cuando sonó el timbre. Quedamos de acuerdo en algunas cosas y fui a atender la puerta. En un rato estábamos sentados en el living. En un sillón los chicos y enfrente de ellos, nosotros. Había dejada una música suave de fondo y baje lo mas que pude la potencia de la luz.
La predica iba bien, y yo trataba de preguntarles cosas mas personales. Abrace a Laura y con la punta de los dedos acariciaba su seno disimuladamente. Pude ver como no podían dominar la vista, así que el plan estaba dando frutos.
Luego saque el brazo y lo apoye sobre su pierna. Muy lentamente subí mi mano junto con el borde de la pollera dejando las piernas descubiertas. Los pobres chicos visiblemente nerviosos tartamudeaban al hablar.
Suavemente hice presión para que se abrieran un poco las piernas y así comenzaran a ver el sexo de Laura. Yo estaba ya muy caliente y el ambiente se iba creando.
Como habíamos quedado en un momento Laura recuesta su cabeza en el sillón simulando haberse quedado dormida, simultáneamente recuesta todo su cuerpo y al correr su cola hacia delante queda su falda totalmente hacia atrás dejando ver todo su bello. Los chicos sudaban y sus pantalones denunciaban su estado de calentura.
Me hago el sorprendido porque se había dormido y les pido disculpas diciendo de cierta medicación que estaba tomando y por la cual solía pasarle esto.
Laura ya estaba disfrutando de la situación y tenia muy separadas sus piernas. El rubio dijo algo como que podían volver en otro momento, pero les pedí que se quedaran y con una guiñada cómplice les hice un gesto como para que siguieran hablando.
Los chicos se miraron sorprendidos y continuaron su predica cada vez mas nerviosos.
Sus amplios pantalones no podían disimular la excitación que contenían.
Me levante suavemente y me pare detrás del sillón. Con ambas manos comencé a masajear los senos de Laura y fui bajando el vestido hasta dejarlo en la cintura. Aquellas enormes tetas y los pezones duros y parados hicieron callar del todo a los chicos. El castaño ya tenía su mano sobre el pantalón.
Les pedí si me ayudaban a llevarla al dormitorio ya que yo tenía un problema en la espalda y no podía levantar pesos. Los dos se pararon al mismo tiempo muy decididos.
Se dieron cuenta que quedaron en evidencia y pude ver como al rubio se le enrojecían las mejillas.
El castaño dio un paso al frente y me susurro que el podía llevarla, que le indicara donde era el dormitorio. La levanto en sus brazos y aprovecho a poner una de sus manos en su lindo culo. Luego por el peso de Laura se le resbalaba y mientras trataba de que no se le cayera hizo un par de movimientos quedando al final abrazada a el, parada. Tomo la iniciativa el rubio y entre los dos la llevaron a la cama, donde yo los esperaba.
Yo dudaba como seguir, pero ellos me ayudaron bastante al no tener intenciones de irse, ambos miraban aquel cuerpazo acostado e iluminado por una pequeña portátil de la mesa de luz. Les pedí otro favor y era ayudarme a quitarle el vestido. Entonces levante suavemente a Laura sentándola en la cama y baje hasta la cintura su vestido dejándola nuevamente recostada. Luego les pedí que mientras uno le levantaba las piernas el otro se lo quitara. Ambos pusieron manos a la obra. Disfrutando todos de la situación.
Ahí no me aguante más y les pregunte si habían tenido alguna vez relaciones sexuales. El rubio me dijo decididamente que no y que apenas tenia años. El castaño solo movió su cabeza dando a entender que no. Entonces les dije que me gustaría que ambos le hicieran un lindo masaje a mi mujer y así pudieran sentir el cuerpo de una mujer. El rubio se iba de una sobre Laura, cuando lo frene. Me miro sorprendido cuando le dije que primero tenía que desnudarse, para estar en igualdad de condiciones.
Dudo un poco, pero ya no lo paraba nadie. Me pare y Salí del cuarto mientras le hacia un gesto al otro chico para que hiciera lo mismo.
Fui hasta mi escritorio solo para supervisar que mi computadora estuviera grabando todo lo que registraba la cámara que siempre tenia en el dormitorio. La luz no era muy buena pero se veía todo con nitidez.
Los chicos aprovechaban que yo no estaba para hablar entre ellos, ya estaban desnudos. El castaño pasaba su mano por los pezones. Decidí quedarme un rato y ver que hacían.
El rubio tenía un tremendo cañón entre sus piernas con un frondoso mechón de pelos casi blancos. El castaño tenía también lo suyo y un físico envidiable. Al verlo de espaldas sobre la cama, me tapaba lo que hacían sus manos, deduje que estaba separando las piernas y tocando el sexo de Laura.
Volví a la escena y me desnude les dije que les iba a mostrar como se hacia. Le termine de separar las piernas a mi mujer y comencé a masturbarla mientras les decía de que se trataba cada movimiento mío.
Laura comenzaba a gemir y moverse gozando cada movimiento. Luego me dedique a lamer sus pezones y su sexo. Por ultimo me puse en posición y comencé a penetrarla. Estaba totalmente mojada y era evidente que no estaba dormida.
Luego me retire y le pedí a los chicos que hicieran lo mismo, pude ver el descontento de mi mujer al dejarla con todas las ganas.
El rubio siguió con la iniciativa. Lamió sus tetas, su sexo y estaba a mil, su pedazo reventaba. Se coloco en posición y comenzó a penetrarla. Laura no aguantaba más y termino abrazándolo con las piernas empujando de un solo golpe su pene dentro de ella.
Tuvo un tremendo orgasmo coronado con gemidos y gritos. Abrazando y besando en la boca al chico temblaba de felicidad, el chico no logro aguantar más y termino eyaculando dentro de ella mientras también gemía y temblaba.
Se separo de mi mujer con un sentimiento cruzado de felicidad y culpa. Su religión no le permitía esta situación.
Como un gato el compañero no perdió tiempo y se fue derecho a mi mujer. Ya no aguantaba más y se puso en posición, pude ver como le salía semen por su sexo al mismo tiempo que era penetrada por ese pedazo de carne.
Laura engancho un orgasmo con el otro y sus gritos demostraban su profundo goce.
No logro ni un par de vaivenes que ya estaba acabando también dentro de ella. Laura tenia sus manos como un gato en la espalda del chico y le dejaba las uñas marcadas. Se besaban desesperados y sus lenguas se veían muy activas mientras ambos se apretaban violentamente.
Al final exhaustos quedaron los tres recostados en la cama. Entre las piernas de Laura había un lago de semen. Yo estaba a mil, recaliente.
Me dio un poco de lastima por el sentimiento de culpa que sentían estos chicos, entrenados para predicar, y dando tan mal ejemplo para ellos, aunque Laura no pensaba lo mismo.
Se vistieron y pidiendo mil disculpas se retiraron. Los acompañe a la puerta y trate de que no se sintieran mal, es mas les pedí que volvieran el próximo viernes y si no mandaran a otros compañeros. Mi mujer fue al baño y aproveche a cambiar las sabanas.
Estaba orgulloso del video que había logrado. Esa noche tuve el mejor orgasmo de mi vida, y pude dejar totalmente satisfecha a mi mujer. Creo que Laura dejo de ser atea.