Los pijos también lloran (3 de 6)

Msnuel cada vez está más metido en la vida diaria de Pablo, quien no lo puede ni ver. Sentía que cada gesto simpático con su Madre,hermana y novia era una puñalada en su corazón sin embargo no sabía que el afecto hacia ese enemigo no se quedaba solo en gestos desconsiderados...

Era un jueves noche de finales de junio, fiesta de fin de exámenes entre los universitarios y Elena se encontraba sola en casa puesto que sus hijos estaban en alguna zona de Madrid emborrachándose y tirando apuntes por los aires.

Se dio un baño relajante, se depiló por completo su zona íntima y se puso una bata ligera sin nada debajo. Se dirigió a su cuarto, cerró con llave y encendió su ordenador portátil. Conectó el skype y allí estaba él como un reloj. Once de la noche de un jueves más.

Kevin: Hola Rosa ¿Qué tal el día? No veía la hora de verte.

Rosa: ¡¡¡Hola bombón!!! Bien, deseando verte y hablar contigo. ¿Cómo está mi cachas favorito?

Kevin: Pues algo tristón.

Rosa: ¿Y eso?

Kevin: Pues verás tengo ganas de conocerte ya en persona, creo que llevamos al suficiente tiempo hablando como para saber que es el momento de dar ese paso.

Rosa: Bueno es que...

Kevin: ¿No piensas cómo yo? Me encantan estas sesiones a través de la webcam, pero tengo un deseo ardiente de sentirte junto a mí. Olerte, besarte, saborear ese fruto de mujer que todo hombre mataría por probar...

Rosa: Eres muy halagador. Pero yo necesito tiempo para dar el paso, no es una decisión fácil. Mi marido, mi familia...

Kevin: Y yo no quiero presionarte, esperaré lo que haga falta, pero sabes que no haces daño a nadie por disfrutar lo que te corresponde como mujer joven que eres. Las necesidades primarias hay que satisfacerlas, sea el comer el beber, el dormir o el tener buen sexo.

Rosa: ... Sé que tienes razón, espera un poco más por el momento.

Kevin: ;-)

Rosa: Tengo una sorpresa para tí.

Elena, bajo el falso nombre de Rosa chateaba con quien creía se llamaba Kevin, que decía que tenía 27 años y vivía a las afueras de Madrid en Rivas, trabajando con su padre en una empresa de transportes. Se quitó la bata mostrando por la webcam su coñito depilado.

Kevin lo admiraba, pues era precioso y en él no se notaba la edad. Al igual que el resto del cuerpo, se conservaba muy bien como muchas mujeres más jóvenes envidiarían.

Tras varios piropos ambos volvieron a su habitual sesión de masturbación y sexo por internet, imaginando como sería una relación sexual que ambos ansiaban, si bien Elena intentaba apartar los temas morales.

Pasaron varios minutos, Elena se frotaba el clitoris con tres dedos bien ensalivados de su mano derecha, mientras introducía y sacaba dos de su mano izquierda en el coño moviéndolos en circulos en ocasiones, gimiendo mientras seguía las pautas de su amante al otro lado de la cámara, hasta que llego a un orgasmo y gritó fuertemente escuchando este grito Kevin.

El lenguaje obsceno de Kevin y ver como éste se masturbaba seguido de la rescatada masturbación de ella mísma, ya casi olvidaba, y recuperada para satisfacer a Kevin, había conseguido recuperar los orgasmos que ya tan lejos recordaba tímidamente Elena.

Alrededor de las 12 de la noche se despidieron y Elena se fue a dormir.

Pasaron los días y estaban de vacaciones en pleno julio. Pablo pasaba los días en su enorme piscina en casa junto a la tarima flotante. Silvia también estaba casi todos los días y Jessica de cuando en cuando.

Un buen día al llegar a casa para comer tras ir a buscar a Jessica, Pablo contempló una escena que le puso de los nervios. Estaba su madre en la piscina junto a su hermana y el maldito Manuel.

¿Qué demonios hacía ahí Manuel? - se preguntó.

Se acercó tan aprisa que apenas le dio tiempo a Jessica a bajar del coche.

¡Ey cariño! ¿qué tal?¿conoces a Manuel? - dijo su madre desde la piscina con el agua por la cintura.

Elena llevaba un bikini amarillo, a la opinión de Pablo demasiado pequeño, que realzaba sus pechos y con el agua fría marcaba los pezones. Su hermana llevaba otro de color negro algo más normal pero con esas tetazas tampoco le agradaba.

Manuel: Ya nos conocemos señora, desde hace años además. ¿Qué pasa tío? ¿Juegas?

Elena: No me llames señora que me hace sentir vieja jajaja

Manuel: Si usted fuese vieja estarían todos los ancianos haciendo cola en la puerta de su casa jajaja.

Elena se reía con el piropo de Manuel.

La normalidad en el trato que desprendía Manuel con mi madre me ponía de los nervios. Si no se conocían ni nada, como hacía este cabrón para ser tan echado "pa´lante". No tenía vergüenza ninguna. Estaban jugando a la pelota dentro de la piscina en la parte que no cubría. Jessica dijo que sí que jugaba, que iba a ponerse el bikini y venía.

Elena: ¿Entras o no?

No me apetece jugar a la pelotita - respondí con sequedad.

Elena: No seas maleducado Pablito, no hace falta responder así.

Enseguida llegó mi novia con un bikini azul. El cabrón de Manuel se la quedó mirando fijamente mientras se metía en la piscina. Mi novia era una belleza, pero al vestirse normalmente de lo más común no llamaba tanto la atención ni dejaba imaginar esa delgadez perfecta de piel rosada blanquecina, con unos pechos firmes y un culo ligeramente respingón pero bien firme. Su preciosa melena pelirroja y las pecas con sus ojos verdes claros como la esmeralda le hacían ser una diosa.

Pablo se quedó sentado a la sombra del porche mientras veía como Manuel disfrutaba viendo como las tres chicas de su vida saltaban y reían con él. A Pablo, ya no sabe si en plan paranoico, le parecía que Manuel se fijaba en los botes que daban las tetas de las tres mujeres al saltar para golpear la pelota.

Pablo cogió el móvil y comenzó a a jugar a un juego.

Manuel estaba ya jugando a ahogadillas con mi hermana e incluso mi madre a la que cogió en alguna ocasión en brazos tirándola al aire alardeando de su entrenamiento de gimnasio. La actitud complaciente de mi hermana y madre no pasó desapercibida para mi novia que pese a reir se mantenía más al margen observando mi cara que debía ser un poema. Yo no daba crédito a la situación de ninguna manera.

Manuel: Joder Pablo tienes aquí a tres preciosas mujeres simpáticas y listas y te pones a jugar con el móvil en lugar de disfrutar de una buen rato con ellas en la piscina.

Ellas reían como bobas ante ese y cualquier comentario que saliese de la boca de ese cabrón. Yo sentía que era como si le fuesen a comer ahí la polla de manera metafórica... ¡¡Ja iluso de mí!!

Elena salió de la piscina y dijo que se iba a hacer la comida. secándose y envolviéndose con una toalla y entrando en la casa. Al poco salió y preguntó a Manuel si sabía de fontanería. Manuel asintió y salió de la piscina.

No me había fijado pero el muy cabrón llevaba un bañador apretado de los fardahuevos. Se marcaba su enorme falo ahí junto a su cuerpo de calendario de bomberos. Mi hermana no le quitaba ojo de encima y hasta mi novia se quedó atontada. Me miró y se sonrojó dirigiéndose a mi hermana haciendo como que no pasaba nada,se fundieron en un abrazo y se dieron un par de besos en las mejillas.

Dentro de la casa Elena tenía una toalla por encima y ya se había secado, Manuel le dijo que le iba a poner el suelo perdido si no le dejaba una toalla, ella se la ofreció, él se secó un poco y entró.

Elena le enseñó el fregadero donde el agua echaba un chorro muy pequeño. Él pidió la caja de herramientas y se tumbó boca arriba bajo la pica tratando de arreglar el problema. Antes de reincorporarse se fijó en algo que había pasado desapercibido hasta ese momento para él. Elena tenía el tatuaje de una Rosa en el tobilla derecho, él conocía ese tatuaje. Era el tatuaje de la mujer con la que se masturbaba bajo el pseudónimo de Kevin.

¡Joder qué casualidad! - pensó.

Elena se quedo mirando su enorme paquete marcado bajo el fardahuevos bajo sus abdominales tableta de chocolate. Empezaron a entrarle calores y miró a través de la ventana como su hijo se metía en la piscina con Jessica y Silvia, tratando de evitar que el chico se diese cuenta de que le estaba mirando.

Manuel: ¿Me pasas esa herramienta?

Elena: ¿Cual?

Manuel: Esa, Rosa.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Elena.

¿Co..Cómo Has di..dicho? -tartamudeó

Manuel: Esa, cosa, esa cosa... La llave inglesa.

Elena suspiró aliviada, su mente le había jugado una mala pasada que achacó fruto de la calentura insatisfecha de falta de sexo.

Manuel se reincorporó y le dijo que ya estaba arreglado. Ella probó el grifo que sacaba un chorro enorme.

Elena: Mira que bien, que chorro más grande.

Manuel se acercó por detrás y agarrándola de la cintura le susurró al oído ...

Manuel: Por fin nos encontramos... ROSA...

Elena quedó paralizada con los ojos como platos mirando hacia delante.

Elena: ¡¡Kevin!! ¿No vivías en Rivas y trabajabas con tu padre?

Manuel: Tú te llamabas Rosa y eras azafata de vuelo pasando largas temporadas fuera de casa. Hemos utilizado identidades falsas pero hemos compartido experiencias reales.

Manuel soltó la toalla de Elena y apretaba su entrepierna contra el culo firme de su ansiada presa. Al mismo tiempo le echaba el aliento al oído mientras le piropeaba como acostumbraba en sus sesiones de chat.

Elena: Están aquí mis hijos, nos van a pillar. ¡¡¿Qué estas haciendo?¡¡

Elena había girado el cuello y había visto como el único chico con el que había compartido un momento íntimo a parte de su marido se había bajado el bañador hasta los tobillos y restregaba su enorme falo entre sus nalgas en pompa. Solo el bañador evitaba el contacto directo con la polla de Manuel.

Manuel: Puedo sentir tus calores... deseas esto tanto o más que yo.

Elena trató de zafarse por evitar ser pillada, no por falta de deseo. Manuel cogió una mano de la madre de Pablo y la puso en la pica, mientras dirigió la otra hacia su falo, haciendo que moviese su verga de arriba abajo. Ella miraba con preocupación a la piscina viendo como sus hijos y Jessica disfrutaban de un baño a escasos 25 metros de donde estaban ellos. A veces miraban hacia la casa y ella temía ser vista, pero a la vez le excitaba esa posibilidad pues se sentía sucia y caliente.

Elena sentía el bañador mojado y esta vez no era de agua... Sus flujos empababan el mísmo.

Manuel: Estás cachonda perdida Elena, voy a quitarte los calores.

¡Para por favor! - Susurró Elena angustiada.

Manuel se separó y le dijo que siguiera mirando a la piscina , se arrodilló y separó el bañador hacia un lado dejando ver el coño depilado chorreando como el de una adolescente en celo. De dos lametones se comió gran parte de esos flujos vaginales, lo que hizo suspirar y dar un pequeño gemido a Elena echándose para adelante.

Manuel comenzó a succionar el coño de Elena. A él le ponía ver como comenzaba a gemir más y más. Le encantaba el sabor a coño, le hacía empalmarse hasta el punto de sentir dolor de lo dura que estaba. Introdujo un dedo y luego otro y comenzó a masturbarle cada vez más rapido a la vez que estímulaba su ano con la punta de la lengua.

Manuel: Prepárate para gemir como una auténtica perra.

Dicho esto Manuel se incorporó y se puso al lado de ella situándose a espaldas de la pica para que tuviese acceso a masturbarle el rabo mientras él podía introdicirle los dedos corazón y anular de la mano derecha a fuerte velocidad.

Chop chop chop - los dedos de Manuel resonaban entre los fluidos del coño de Elena.

Tenía la mano empapada en flujo y Elena ya no podía evitar gemir en voz alta...

Elena: ¡¡¡AAAAAHH MMMMMHH AAAAAAAH JODEEEEER!!!

Manuel: Sssshhh ¡¡Que te van a oir!!

Elena cogió un trapo de cocina y lo apretó entre sus dientes ahogando sus gritos... Llegando a un orgasmo espectacular, saliendo un chorro enorme de su coño apartando sus dedos Manuel para meterlos enseguida aún más rápido haciendo que múltiples chorros más saliesen del coño de la madre de Pablo. Elena gritó tan fuerte, que soltó el trapo a la vez que sufrió un mareo por el placer, tirando varios platos que había sobre la encimera al suelo. El grito y el ruido alertó a los chicos en la piscina saliendo apresuradamente Pablo del agua.

Manuel se adelantó se enfundó la toalla para evitar que se viera el empalme y les dijo que tranquilos que se habían caído unos platos y su madre se había asustado.

Elena trató de recoger las platos rotos entre los mareos y espasmos de placer que aún sufría. El simple roce de su chocho con el bañador en la postura de cuclillas le hacía sentir placer y ardor por la sensibilidad de la zona tras el descomunal orgasmo.

Pablo: ¿Estás bien? Estás sudando mucho... y se ha mojado todo el suelo, siéntate ya recojo yo esto.

Elena: Nooooo yo me encargo.¡¡¡Salid de aquí!!!

Silvia: Vale vale, no veas como te pones, y nosotros preocupados.

La madre de Pablo quería evitar que sus hijos y Jessica oliesen el olor a sexo de la zona y se dieran cuenta de lo que había pasado, pero Jessica se quedó observando el "agua" del suelo y vio el bañador empapado de su suegra y reconocía perfectamente ese olor. Entonces se fijó en Manuel, que tenía la mano mojada y se sonrojó. Ya se había hecho a la idea de lo que había sucedido allí.

Jessica: Manuel te has empapada la mano de..... AGUA...

La cara de Elena era un poema y Manuel vio en los ojos de esa chica y en la entonación de la palabra AGUA que sabía perfectamente lo que era.

Jessica le sonrió, le guiñó un ojo y volvió a la piscina.

Las chicas prepararon la mesa del porche junto a Manuel que ayudaba en todo y se ofrecía a hacerlo casi todo. El Menú se veía muy rico. Una ensalada de patata, gazpacho y algo de carne. Pablo hablaba poco, se sentía incómodo con Manuel, quien pidió que de ahora en adelante le llamasen Manu.

Manu hablaba mucho y las tres escuchaban y reían a partes iguales.

Tras la sobremesa, Pablo le dijo a Jessica que iba a dormir una siesta que estaba cansado, que si venía con él. Ella dijo que prefería echarse un rato a tomar el sol después de estar otro rato en la piscina.Pablo entró a casa y su madre estaba fregando los platos.

Pablo: ¿Te parece normal que traiga a ese chico aquí?

Elena: ¿Qué pasa con el chico?

Pablo: Pues que viene un chico aquí medio en bolas a casa que no es su novio, que está en Londres y aquí todas como si nada riéndole las gracias a ese subnormal.

Elena: Mira Pablito, tu hermana hace ya 10 días que rompió con su novio. El muy cabrón le puso los cuernos y se enteró por una amiga, mira tú si es cabrón, y Manu no va medio en bolas ni es un subnormal, es un chico muy atento y simpático y es amigo de tu hermana. Ella me ha dicho que no son pareja de momento y si lo llegan a ser es cosa de ellos. No sé que manía tienes de insultar a alguien tan buen chico. No me extraña que el chico le diga a tu hermana que se siente mal porque trata de acercarse a ti y no le dejas.

El muy cerdo se las había ingeniado para poner en mi contra a mi familia, tenía una rabia que no podía más. Miré a la piscina y vi a mi novia y a Manu sentados dentro del agua en la escalera. el agua les llegaba al cuello y estaban charlando. Sentí ganas de ir y prepararla, pero visto la situación que se estaba dando no quería enfadarme también con mi piva. Mi hermana estaba tumbada tomando el sol y yo me fui a dormir un rato.

Debían ser las 5 de la tarde cuando me acosté. Cuando me desperté eran ya las 7 y media. Bajé la escalera y no escuché a nadie. En la piscina vi a Manu de espaldas con las palmas apoyadas en el suelo reclinado para atrás, ni rastro de mi hermana, de mi madre o mi novia. Abrí la puerta corredera para preguntar a Manuel por ellas, pero antes de poner un pie en el porche, Manu giró la cabeza rápidamente y me dijo que Jessica había ido al apartamento de mi hermana a darse una ducha y que mi madre y Silvia habían ido a comprar helados.

El apartamento de mi hermana estaba dentro de la residencia que abarcaba mi casa. Era un apartamento de invitados que a falta de visitas mi hermana se había agenciado y dónde dormía ya casi siempre excepto algunas veces cuando venía Jessica, aunque otras incluso viniendo ella iban a dormir allí. Tenía un amplio salón de 50m2 un dormitorio con dos camas dos baños y una pequeña cocina además de un porche. Mi hermana a veces invitaba amigas y bebían allí. Me daba bastante envidia que mi hermana se hubiera quedado con él, y yo no, pero ella es la mayor y supongo que es lo correcto.

Me extrañó que mi novia no se hubiera duchado en casa y hubiese ido al apartamento de mi hermana que estaba algo apartado, a unos 200 metros junto a la pista de padel. Me pusé algo de ropa llamé con el telefóno al apartamento de mi hermana pero no contestó nadie. Me vestí y me dirigí hacia allí.

Al llegar vi unas pisadas empapando el parqué del salón y oí como se encendía el grifo de la ducha. Toqué a la puerta del baño.

Jessica: ¿Pablo?¿Eres tú?... ¿Pablo?

Pablo: ¿Quien voy a ser Jessi?¿Has visto como has empapado el salón?Podrías haberte secado antes de entrar o almenos secar el suelo antes de ducharte, el agua es mala para el parqué y mi hermana se cabrea que no veas.

Jessica: Perdona no me di cuenta, hazlo tu cari.

Pablo secó el suelo con una mopa en lo que Jessica se duchaba.

Pablo: Te he llamado pero no cogías el teléfono.

Jessica: No lo habré escuchado con la ducha.

Pablo: ¿Quieres que entre a ducharme contigo?

Jessica: No, cari, ya salgo.

Jessica salió con una toalla y Pablo le preguntó por su ropa a lo que ella contestó que estaba despistada y que se le había olvidado cogerla de casa. Pablo le dijo que esperase que ahora se la traía, y mientras se iba de allí a buscarla, Jessica resoplaba angustiada...

Buuuuf ¡¡casi me pilla!! - pensó.

CONTINUARÁ...