Los pequeños martinotti

Rogelio y Aurelio despertaron en un enorme salón vacío, estaban sobre camillas y con las manos y pies atados a las barandas, parecía que el viaje había sido largo, se sentían muy adoloridos por la inmovilidad, estaba desnudos, amordazados...

A: Despierta Rogelio!... Despiértate huevon… Despiertaaa!

Repetía Aurelio tratando de desesperadamente de despertar a su hermano Rogelio.

A: Despierta carajoo!!

R: Qué… Qué pa… Dónd…!!?

A: Por fin… Por fin… Habla bajo!

R: Aurelio?

A: Si soy yo!

R: Qué mierda pasó… Dónde carajo estamos?... Me duele la cabeza.

A: Habla bajo… Estamos en la parte de atrás de un camión.

A: Has estado inconsciente como una hora luego de que desperté. No sé cuánto llevamos así ni a dónde estamos…

R: Tienes las manos libres, las mías están atadas… No puedo ver mucho, está muy oscuro!

A: Tengo atados manos y pies.

R: Ya nos jodimos, seguro nos encontraron y ahora nos van a matar…

A: No sé… hace horas que nos tienen… Ya lo hubiesen hecho!

R: Cómo nos encontraron?... No recuerdo cómo nos metieron aquí!

A: No sé!

R: Cállate el camión se está deteniendo…

A: Mierda, mierda, mierda!

R: Ya nos cagamos!

Los hermanos Rogelio (47) y Aurelio (42) Sánchez Martinotti, eran hijos de un criollo bohemio peruano y de una joven de familia italiana de clase acomodada, a quien embarazó en una de esas noches de la juerga constante que era su vida. El tipo era un vividor y sus hijos heredaron esa actitud a pesar de la buena educación que recibieron de la familia de su madre.

Terminaron la carrera de derecho en la universidad y ambos aprovecharon sus conocimientos de leyes para defender maleantes, mafiosos y se dedicaron juntos a la estafa, a la extorsión y también al buen vivir. Conocidos como los Pequeños Martinotti entre sus amigos y colegas, porque los dos miden exactamente 1,60 Mts. Son dos tipos fornidos y muy bien parecidos, ambos tenían una gran personalidad y siempre han sido el centro de atención, utilizando su carisma y buena pinta para embaucar a cuanta mujer se les pusiera al frente y pocos eran sus reparos con ellas; viudas, solteronas, gordas, viejas y cualquier mujer sola y con dinero que se dejara exprimir a cambio de un poco de buen sexo y otros favores.

X: No te dije que estaban despiertos

XX: Hace rato que los escuchaba murmurar…

A: Qué mierda es esto pendejos, no saben con quién se han metido… Es mejor que nos suelten ahora.

X: Nos les hagas caso, vamos a aponerlos a dormir que todavía faltan varias horas de viaje.

A: No se acerquen malditos hijos de puta!

R: Que hacen!?... QUE HACEEN?

A: NO SE ACERQUEN MALDITOOS!... AHHH!

X: JA, JA, JA, JA, JA!!... INYÉCTALO A ESE TAMBIÉN!

R: Hijos de putaaa!

Uno de sus clientes, era José Gonzalo Espinoza, un magnate maderero que tenía muchos negocios de fachada para el lavado de dinero del narcotráfico, con el que colaboraban legalizando sus transacciones y movimientos financieros para blanquear capitales ilícitos. Si bien eso ya era bastante peligroso, no se les ocurrió mejor idea que planificar una sustracción de dinero en efectivo, con la que pensaban ganar suficiente para irse del país con un futuro asegurado. Un punto importante para lograrlo era la relación secreta que Rogelio había entablado con Norma, la hija soltera de 27 años de Espinoza. A ella la conoció en una fiesta, no era muy agraciada así que para un galán como él fue fácil hacerla caer y se embarcó en una relación romántica secreta con ella, la trataba como una dama y la engreía haciéndole creer que era un tipo con dinero, que quería casarse pero que su exmujer no le daba el divorcio y que por eso no debían hacer pública su relación.

Esther, cegada por el amor no se dio cuenta de sus intenciones, Rogelio era además era un excelente amante, tenía un físico envidiable y era un tipo muy atractivo con el que gozaba en la cama de una forma que no conocía. Los hermanos prepararon el engaño con mucho cuidado, él la llevaba a un departamento que se suponía era suyo para sus encuentros amorosos y filmaba todo. La embauco de tal forma que Norma, que era una chica conservadora, le entrego hasta el culo y accedió a todo tipo de sus requerimientos sexuales.

Luego con ese material tan explícito ambos hermanos la extorsionaron, obligándola a darles información. Desesperada Norma hizo todo lo que le pidieron y les entregó claves de sus cuentas personales y fondos que estaban a su nombre. Poco más de millón y medio de dólares pudieron transferir a varias cuentas y seguros de que ella no hablaría, liquidaron lo poco que tenían aquí y se fueron discretamente sin dejar rastro. Cruzaron la frontera con Ecuador por tierra. Volaron a Brasil, de ahí a Panamá y terminaron en Estados Unidos en algún lugar cerca de Nashville.

Rogelio y Aurelio despertaron en un enorme salón vacío, estaban sobre camillas y con las manos y pies atados a las barandas, parecía que el viaje había sido largo, se sentían muy adoloridos por la inmovilidad, estaba desnudos, amordazados y los estaban hidratando vía endovenosa, alimentado por una sonda en la nariz y también tenían otra en el pene que drenaba la orina directo desde sus vejigas a una bolsa. Querían gritar o moverse y no podían, no había nadie a su alrededor, pero si lograban verse el uno al otro, no sabían qué iba a pasar, en dónde estaban o cómo llegaron hasta el lugar. Los habían mantenido inconscientes, recordaban algunas pocas cosas, pero no sabían cuánto tiempo estaban cautivos.

Creyeron que su escape fue perfecto, no dejaron rastro ni tenían comunicación alguna con nadie en el Perú, se quedaron en una comunidad muy tranquila donde preocuparon por no llamar la atención mientras pasaba el tiempo.

Mientras tanto en Lima, Espinoza descubría el robo luego de que su hija Norma intentó suicidarse, los médicos le dijeron que además de la fuerte depresión a causa del desengaño también estaba embarazada. Él estaba muy sorprendido, dolido y desconcertado, pero le dijo a su hija que no debía preocuparse, que no importaba y que se ocuparía de hacer pagar a los Martinotti por haberla engañado y humillado. Que a su nieto o nieta la iba a amar tanto como a ella y que el dinero no era un problema.

Espinoza preparó muy bien su venganza y puso a varias personas a trabajar para encontrarlos, por meses no consiguieron nada, pero finalmente una pista, otro peruano los había visto en un bar al que iban a veces en un pueblo cercano y gracias a eso pudieron ubicarlos. Buscó con mucho cuidado a quienes se encargarían de castigarlos. Lo que le hicieron a su hija no era nada en comparación con lo que les esperaba.

Era evidente que en todo ese trance los habían mantenido drogados e inconscientes, ambos tenían la barba crecida, el lugar era de doble altura con paredes de concreto, estaba oscuro y parecía vacío, pero se notaba que era bastante grande.

Luego de varias horas por fin escucharon algo, cuatro hombres entraron al lugar hablando, se notaba por el acento que podían ser unos mexicanos y otros que hablaban castellano con acento americano. Los hombres se acercaron a las camillas y revisaron a ambos hermanos que en pánico intentaban gritar y moverse, pero era imposible.

X: Si que nos mandan buena carne, esto va a ser muy divertido!

XX: OMG… Good looking guys!

Uno de los mexicanos les quito la vía del brazo y las sondas de la nariz y la uretra, lo hizo con cuidado sin hacerles daño, era evidente que sabía lo que hacía. Sin embargo, no les quitaron la mordaza. Prendieron las luces y los cegaron, sintieron que los desataban y los levantaron colocando a cada uno en una silla. Estaban débiles y mareados, quizás por las drogas o la falta de movimiento, no pusieron mucha resistencia. Ahí se pudieron dar cuenta de que sus cuatro captores eran enormes. El lugar era un gran espacio de más de 500 mts 2 , frente a ellos había varias pantallas de televisión y a los lados muchos armarios. Más allá hacia la derecha se podían ver varias camas grandes y al fondo una pared de vidrio con lo que parecían ser varios inodoros, lavamanos y regaderas. Hacia la izquierda estaba instaladas unas máquinas de gimnasio y algo que parecía ser un comedor. Había muchos cables de acero colgando del techo, luces y otros equipos. Los Pequeños Martinotti no podían imaginar en dónde estaban.

X: Oye buey esto va a estar muy bueno!!

XXX: Cállate que el jefe ya se va a comunicar!

Espinoza decidió que no mandaría a matar a los Pequeños Martinotti, una vez que los ubicaron hizo preparar el lugar en el que los tendrían cautivos y busco con mucho cuidado a los encargados de ejecutar sus planes. Un amigo suyo le facilitó una alejada propiedad industrial en el norte de México y ahí montaron el escenario para darle un castigo ejemplar a los que habían traicionado a su hija.

Se conectaron en una videoconferencia y luego de verlos les dijo:

E: Malditos bastardos!! No saben cuánto he esperado este momento. Están en un lugar lleno de cámaras y podré disfrutar viendo como estos cuatro caballeros cumplen con mis ordenes, cuando salgan de aquí todo el dinero que nos robaron no les servirá de nada y lamentarán lo que hicieron cada día del resto de sus vidas. No los mataré para no cargar con la culpa de haber terminado con la vida del padre de mi nieto, no me importa cuál de ustedes estuvo con mi hija. Los dos le han mucho daño y ahora se van a arrepentir por eso.

Ninguno de los ellos sabía que Norma había tenido un hijo y tampoco tenían idea de lo que estos 4 hombres les iban a hacer, pero por las palabras de Espinoza y lo que podían ver presumieron que los violarían. Estaban todos sin camisa, solo llevaban unos shorts como ropas de baño. El que parecía estar al mando era un mexicano de unos 40 años. Se llamaba Ezequiel y era quien los mantuvo drogados desde que los secuestraron. El otro mexicano era Tomás. El negro Tom, era un americano enorme de unos 50 años, no hablaba mucho y por último estaba Jairo que era un brasilero rubio de 37 años.

Ahí los Martinotti entraron en pánico, pero no podían moverse. El negro Tom y Ezequiel se acercaron por detrás y les pusieron unas gruesas cadenas al rededor del cuello que cerraron con unos candados muy pesados. Luego de eso recién los liberaron de las mordazas y los llevaron a rastras al fondo de la gran habitación en donde estaban.

R: No por favor!!... Qué hacen??... Nooo!!

Pueden gritar o hacer lo que quieran. Aquí nadie los escuchará y si intentan escapar pagarán las consecuencias.

A: Por favor déjennos ir y les daremos todo lo que tenemos.

Jajajajajaja!!... La verdad nos están pagando muy bien por esto y vamos a tener mucha diversión.

Les dijo Ezequiel mientras los llevaban a las duchas y enganchaban las cadenas que les pusieron en el cuello a un par de los cables que colgaban del techo. Ahí los cuatro hombres empezaron a manosearlos. Fuertes risas de sus captores se podían escuchar junto a las quejas de los dos cautivos. Por un buen rato, no pararon de revisar sus nalgas, espaldas, muslos, pies y cara. Los dos gritaban, pero estaba casi colgados del techo y también se ahogaban. Quedaron exhaustos y de inmediato los metieron debajo de una gran regadera de agua fría, estaban muy sucios luego del secuestro y todo el tiempo en el que los movieron hasta donde se encontraban ahora.

A: Oigan… Noo, no, no, no… No toquen ahí… Qué hacen!!?

R: Basta maricones… Maricones… Qué quieren!!?

Sin previo aviso el negro Tom y Jairo les clavaron un dedo por el culo, lubricándoles el recto con vaselina para insertarles una cánula conectada a una manguera, los dos gritaban mientras los llenaban de líquido, ninguno se había puesto nunca un enema y ahora les estaba entrando mucha agua a los intestinos y solo podían maldecir y sacudirse, pero eso solo incrementaba el dolor que sentían.

A: Bastaaa… Nooo… UHHH… Auuu… ahhhh!

R: Ohhh mi culo… Nooo… Noohh… Nooo…Uhmmmff!

Luego de hacerlos evacuar, de llenarlos tres veces y de verificar con los dedos que habían quedado muy limpios por dentro, Jairo les cortó el cabello a cero, las uñas de manos y pies y además los afeitó mientras los otros tres los mantenían inmóviles. Rogelio y Aurelio eran dos tipos muy fornidos, peludos y bien parecidos, con un buen culo redondo y de verga bien proporcionada con su estatura, pero sus cuatro captores eran unos tipos musculosos y enormes, por eso estaban seguros de que iban a ser violados. Ya les habían metido los dedos por el ano y la posibilidad de ser penetrados por quienes los tenían bajo su control los asustaba mucho. Al terminar les dieron de comer algo suave, los hicieron lavarse los dientes y los llevaron a una de las camas, los volvieron a amordazar, los talquearon, los amarraron juntos de los tobillos y los dejaron descasar un par de horas. Cuando despertaron, Ezequiel, el negro Tom, Jairo y Tomás estaba sentados a su alrededor mirándolos. El primero hablo y les dijo:

E: Desde ahora harán todo lo que yo les diga, están aquí por órdenes de Espinoza y no hay forma de escapar, tampoco hay quién pueda ayudarlos, están condenados y si no colaboran, su castigo será peor de lo que puedan imaginar. Yo estoy para controlar a estos otros tres psicópatas, pero también para asegurarme de que se cumplan todas las ordenes de Espinoza.  Ahora van a aprender muchas cosas nuevas… Por las buenas o por las malas… Entendido?

Rogelio intento protestar y por su atrevimiento, Aurelio recibió dos bofetones. Esa iba a ser la forma de controlarlos y también fue la acción que desencadenó todo, Ezequiel y el negro Tom se encargaron de Rogelio, Tomas y Jairo de Aurelio. Se armó una pequeña batalla mientras trataban de reducirlos, Para el negro Tom fue fácil someter a Rogelio, aseguró su cuello con uno de sus antebrazos mientras que con la otra mano lo tomo por detrás de la rodilla izquierda para levantar su pierna y dejar su ano expuesto. Jairo y Tomás hicieron lo mismo con Aurelio, lo tenían inmóvil contra la cama con las piernas arriba y muy abiertas. Mientras que Ezequiel abría uno de los armarios revelando que dentro había toda una serie de dildos de diferentes formas y tamaños, arneses, vibradores y todo ese tipo de cosas.

Tomó unas correas, dos pequeños enchufes de culo con algo de lubricante y se los clavo por el ano. Los Pequeños Martinotti gritaban y rogaban, pero ya no había vuelta atrás.

Para esto sus captores se reían y Ezequiel se vino luego con una bandeja metálica con varias ampolletas, jeringas y bolsas de líquido. Preparó una mezcla y se acercó primero a Aurelio.

A: Por favor noooo!… Qué es esooo??... Nooooo!!

R: Qué hacen?... Nooo!!

Aurelio entró en pánico y pedía a gritos que lo suelten, pero Ezequiel lo tomó por la verga y aplicó una vía en los testículos. Luego hizo lo mismo con Rogelio mientras el Negro Tom le tapaba la boca para evitar que siga gritando. Les infiltraron suero con alguna droga directo en las bolas y con eso no solo se las inflaron al límite, sino que ambos tomaron una empalmada violenta. Los levantaron de la cama y se los llevaron a unas camillas que estaban a unos metros, debajo de una gran luminaria y de varias cámaras de video.

No por favor que hacen… Noooo… Por favooorrr!

Pedían a gritos los hermanos, no había escapatoria ni nadie que los escuche, así que los dejaron dar de alaridos y eso era como gasolina para los cuatro captores que como primera tortura los depilaron completamente con cera, Ezequiel fue quien se encargó de hacerlo mientras los otros hombres los inmovilizaban y le daban todo el acceso necesario.

Los gritos de dolor se mezclaban con las carcajadas de los cuatro captores y eventuales golpes y palmazos para calmarlos un poco. Cuello, pecho, espalda, axilas, estomago, nalgas, muslos, pantorrillas, pies, brazos, manos, las orejas, la nariz y finalmente nalgas, verga, bolas y ano. Les debió tomar como unas tres horas dejar a los hermanos pelados completamente. Se aseguraron con mucho cuidado de repasar cada da parte y luego de desinfectarlos los devolvieron a su cama exhaustos. Habían gritado y luchado sin parar y por supuesto sin ningún resultado. Eran dos hombres muy peludos y el procedimiento fue extremadamente doloroso, los dos quedaron muy inflamados, todavía tenían las bolas hinchadas por la infiltración y recién les estaba bajando la erección que les provocó la droga que les pusieron.

Todo esto paso bajo la atenta mirada de Espinoza, quien por medio del video se aseguró de no perderse ningún detalle. Los Martinotti no tenían idea, pero la cuestión no sería simplemente que estos hombres abusen de ellos. Espinoza ideó todo un plan que recién se estaba poniendo en práctica.

Ezequiel era el que estaba encargado de todo. Había estudiado casi toda la carrera de medicina, pero perdió su posibilidad de practicar profesionalmente porque se dedicó a hacer abortos clandestinos y fue detenido y castigado por eso. Se relacionó con maleantes y trabajaba desarrollando drogas para grupos de traficantes. Había estado en la cárcel varias veces y se había convertido edemas en un experto tatuador. El mismo tenía el cuerpo completamente cubierto de tatuajes, incluyendo su gruesa y venosa verga de unos 26 cm sin circuncidar. Era un tipo de piel morena, muy atlético, de poco más de 100 kg. Bisexual y adicto al sexo, a las pajas, la dominación y era generalmente activo si se trataba de sexo con otros hombres.

Tomás era igual de grande de alto, pero bien blanco, rubio y muy peludo. Tuvo problemas desde joven para respetar la ley y también estuvo en la cárcel por dedicarse a la pornografía, al robo a mano armada y al tráfico de drogas, de ahí conocía a Ezequiel. Igual de alto que él, pero aún más grueso, muy dominante en el sexo. Se acostaba casi exclusivamente con hombres con los cuales era versátil si tenía ganas. Su verga era un enorme y grueso tronco de carne rosada de unos descomunales 29 cm que se sostenían unas bolas realmente grandes.

El negro Tom era el más viejo de los cuatro y también el más grande. Un tipo de 50 años, de 2.05 mts y 120 kg de peso. Fue luchador profesional, era instructor en un gimnasio solo como pantalla porque era un conocido matón y guardaespaldas para gente de las mafias relacionadas con prestamistas y traficantes de drogas. Es un tipo musculoso, un poco peludo, con barba y una tremenda verga de 31 cm muy gruesa, que también acostumbraba a ofrecer sus servicios sexuales a mujeres y hombres. Se consideraba completamente activo, aunque por un buen dinero no tenía problema en dejar que le rompan el culo o cumplir cualquier fantasía que le pudieran pedir.

Jairo era un caso especial, nació en Brasil, pero vivió toda su vida en los Estados Unidos. Era el más joven de todos tenía cara de niño a pesar de la barba, pero era también el más taimado. Un tipo muy buen mozo, de cuerpo naturalmente grueso, rubio y de ojos celestes. De 1.97 mts, velludo y además muy pingón. Totalmente activo y violento, pero completamente heterosexual. También era tatuador y practicante experto de artes marciales y MMA, trabajaba como seguridad personal de gente con dinero mal habido y en una barbería, pero acepto el trabajo porque debía mucho dinero, necesitaba el dinero y quería probar cosas nuevas.

Los cuatro estaban para someter a los Martinotti, pero aparte de eso debía encargase de cosas como la comida, de la higiene o de mantener el lugar abastecido de todo lo necesario. Desde los primeros días establecieron un horario muy estricto, había que levantarse de la cama muy temprano, hacer ejercicio y bañarse antes de sentarse a tomar un buen desayuno. Ezequiel y El Negro Tom tendrían a su cargo a Rogelio, Jairo y Tomás se encargarían de Aurelio. Así que luego de esos primeros días a la hora del primer baño de la mañana, de hacerlos correr en una máquina y realizar varias rutinas hasta dejarlos extenuados, cada par de hombres se llevaba a uno de los hermanos a las duchas. Jabonaban con mucho cuidado sus cuerpos todavía sin pelos y los estimulaban por un buen rato metiéndole los dedos por el culo, y haciéndoles un enema mientras que les acariciaban la verga y las bolas, les ajustaban las tetillas y se sobaban contra ellos. Por supuesto con mucho cuidado de no dejarlos eyacular.

A pesar de ser dos tipos muy recios, de poco servía la resistencia que podían dar los Martinotti, estos cuatro hombres muy grandes eran sus nuevos amos y no tenían nada que hacer para evitar ser sometidos. Por supuesto que además los obligaban a trabajar, debían limpiar los baños, todo el piso o cumplir con cualquier orden. En eso se demoraban varias horas y solo podían para para alternar esas labores con largas sesiones de estimulación en las que los cuatro hombres les metían los dedos por el ano mientras los masturbaban en largas sesiones que terminaban sin eyaculación y con algo de castigo físico. A veces solo los tomaban entre dos y otras los colgaban del techo, los ataban con cuerdas a las paredes o al suelo. Para eso había cables, argollas y ganchos por todo el lugar. Cada día les ponían un nuevo assplug o un vibrador un poco más ancho y largo que el anterior, por eso un par de semanas después de su llegada ya tenían el ano muy abierto.

Ese fue el momento que Espinoza y los cuatro hombres estuvieron esperando. Rogelio y Aurelio se dieron cuenta de que algo estaba por pasar pues en durante el baño de la mañana solo les lavaron bien el recto y luego los dejaron atados de pie cerca de las camas donde todos dormían. En todo ese tiempo nadie había eyaculado y todos tenían muchas ganas y las bolas llenas. Para horror de los Martinotti, se jugaron con dados quiénes serían los primeros en penetrarlos. El Negro Tom y Jairo, justo los más pingones ganaron esta vez. Todos se desnudaron, tomaron a los hermanos y los tuvieron que llevar casi a rastras a una de las camas.

R: Nooo… Sueltenme… Nooo…. Nooo!

A: Noooo… Noooo… Por favor Nooooo!!

Gritaban desesperados mientras eran dominados en medio de las carcajadas y comentarios de quienes los iban a desvirgar. Era cierto que habían trabajado en sus culos por un par de semanas, pero lo que les había entrado no era ni la mitad del largo o grosor de las vergas que ahora iban a probar. Ezequiel tomó a Rogelio y lo puso sobre sus piernas, agarrándolo de una de las muñecas sobre su espalda para inmovilizarlo y mientras el Negro Tom se iba preparando lo nalgueó muy duro con fuerte palmazos.

En una de las pantallas estaba Espinoza mirando todo con mucha atención y simplemente no perdieron el tiempo. El Negro Tom solo se puso una pequeña cantidad de lubricante en la punta del glande. Tomó su pingaza por la base para mantenerla firme y clavó a Rogelio de un solo golpe. Ayudado por Ezequiel que estaba separando las nalgas del pobre hombre con sus dos manazas.

Aurelio gritaba y lloraba un poco más allá. A él lo tumbaron de espaldas sobre la cama y Tomás le puso una rodilla sobre el pecho, ahogándolo mientras sostenía sus tobillos arriba con ambas manos para darle todo el acceso a Jairo, que con su verga casi en seco también le llenó los intestinos de un solo empujón.

Los dos tipos tenían penes tan gruesos que al sacárselos del culo les volvían un poco el recto hacia afuera a los Martinotti, que solo podía gemir, gritar o quejarse con cada empujón. Sometidos por completo, eran además acosados por Ezequiel y Tomas que les ajustaban las tetillas, les masajeaban la verga o los lamían y los besaban en la boca.

Jairo nunca había clavado a otro hombre, pero tenía muchas ganas y le estaba dando muy fuerte a Aurelio. Espinoza los alentaba a no parar desde una pantalla. Ayudado por su compañero le dieron vuelta a su juguete sexual, lo volvió a penetrar y no paro de moverse por varios minutos hasta que se vino a chorros dejándole toda su lefa dentro. Se quedó ahí un buen rato, moviendo su pieza que estaba perdiendo rigidez al tiempo que le propinaba fuertes palmazos en ambas nalgas.

A: Ahhh… auuu… ya déjenme ir por favor, déjame, suéltame!!

Jairo le saco la pinga del culo, pero Tomás ya estaba listo y clavo a Aurelio de inmediato. Fue fácil pues estaba muy bien lubricado por el abundante semen que le habían dejado dentro y solo tuvo que seguir moviéndose, bombeando el trasero de su víctima sin ninguna contemplación mientras el pobre hombre no podía hacer más que gritar y gemir por el asedio.

Los ruegos de los dos hermanos se mezclaban con los gemidos, carcajadas e insultos de los otros 4 machos que estaba ahí. El Negro Tom no dejaba de moverse detrás de Rogelio a un ritmo medio mientras Ezequiel seguía separándole las nalgas y observaba la acción muy de cerca, escupiendo de rato en rato sobre la pinga del negro mientras esta entraba y salía del muy estirado ano del mayor de los hermanos. Su verga enorme alcanzó su máximo tamaño y grosor y en medio de un grito con fuertes empujones se vació por completo mientras Rogelio sollozaba pidiendo ayuda. Ezequiel entro inmediatamente después del Nergo Tom, con toda esa acción estaba bien al palo y clavo el culo de Rogelio sin dejarlo descansar, evitando además que expulse el semen que tenía en el recto, podía sentir como la leche espesa y caliente de su compañero le permitía entrar y salir con mucha facilidad, haciendo que a Rogelio Martinotti se le tuerza la espalda, a pesar del dolor que todavía podía sentir en el culo.

Luego del trauma inicial a ambos hermanos se les empezó a poner dura y tanto Jairo como el Negro Tom los tocaban por todo el cuerpo mientras eran violados. Sus penes semi erectos se sacudían y lanzaban abundante precum, ambos temblaban y gemían. Estaban rojos por el esfuerzo y el contacto físico. Todos sudaban y el olor a sexo era algo que aumentaba la excitación de esa manada de machos que se estaba saciando con sus dos pequeñas víctimas.

Ezequiel y Tomás duraron bastante rato, pero al final también se vinieron entre gruñidos, empujones y risas nerviosas. Los Martinotti quedaron completamente laxos y con el culo muy abierto. Los llevaron cargados a las duchas con la mezcla de esperma de sus machos derramándoseles del culo y ahí sin poner ninguna resistencia se dejaron bañar por los cuatro hombres. Se armo una pequeña orgia debajo del agua caliente. Todos se besaban y los besaban a ellos metiéndoles la lengua por la boca y el culo. Incluso Jairo participó, se morreo con todos sus compañeros, luego cargó a los hermanos y los beso un buen rato en la boca, arrinconándolos indefensos contra las paredes frías de las regaderas.

Era apenas el medio día, pero estaban exhaustos y mientras los llevaban a descansar a una cama les dijeron que se quedarían con ellos varios meses y que todo esto estaba recién empezando. Los dejaron ahí dándose las espaldas y les colocaron otro candado uniendo las cadenas que llevaban en el cuello. Les permitieron conversar un poco y descansar un par de horas para sentarse todos juntos a comer algo. Los Martinotti no los podían ver a los ojos y comieron porque ya sabían que negarse a algo significaba que serían castigados de alguna forma. Les dolía el culo, pero la erección no les bajaba del todo. El exceso de estimulación y el no poder eyacular les estaba jugando en contra, no querían ser penetrados, pero igual se excitaban mucho con el asedio constante.

Desde que llegaron hacían todo bajo supervisión incluso las cosas más cotidianas como lavarse los dientes o ir a cagar. En realidad, todas las mañanas les hacían un enema, pero en las noches si querían evacuar siempre estaban con ellos Jairo o Tomás. Esos dos también se encargaban de la higiene personal de todos, de afeitarlos, recortarles las uñas y de supervisar que la poca ropa que usaban estuviese limpia. Lo mismo que los juguetes, dildos y otros elementos que se hicieran necesarios.

Esa tarde los volvieron a atar a las camillas y los inmovilizaron boca arriba para que Jairo y Ezequiel empiecen con su trabajo de tatuarlos, Espinoza había aprobado personalmente el diseño porque quería dejarlos marcados para que nunca se olviden de él, los iban a cubrir completamente y empezaron por el pecho en donde les dibujaron su rostro y el de Esther en medio de Flores, cadenas y corazones. No les quedaba otra que aceptar el castigo, ahora sabían que no había oportunidad de escapar y solo esperaban a ver si al final salían vivos de esta.

Desde ese día pasaban varias horas en lo de los tatuajes y por supuesto el culeo era constante, tuvieron que aprender a chupar verga y también los obligaron a besarse, a mamarse y penetrarse entre ellos.  Aurelio se vino por primera vez dentro del culo de su hermano mientras Tomás le bombeaba las entrañas y luego el Negro Tom obligo a Rogelio a hacer lo mismo moviéndole la verga en el recto hasta hacerlo eyacular. Pese a sus esfuerzos sus traseros se adaptaron muy bien al sexo anal y ahora su próstata y todo su cuerpo se volvió muy sensible a la penetración. Gemían, sollozaban y se les arqueaba la espalda mientras eran culeados y de hecho a veces se venían varias veces al día.

Luego de un mes de estar cautivos, los dos hermanos tenían la mitad del torso, espalda y brazo derechos cubiertos de tatuajes. Sus cuerpos gruesos estaban poniéndose muy macizos por el ejercicio diario, les estaba creciendo todo el vello del cuerpo y además tenían el ano muy abierto. De sus cuatro machos el Negro Tom era el más tranquilo y quien los trataba con más cuidado, le gustaba llevárselos a la ducha para clavarlos a los dos por mucho rato o ponerse sobre la cama para que los Martinotti se sienten encima y cabalguen sobre su enorme pieza. Era además el que en la noche se llevaba a Rogelio a su cama y dormía abrazándolo como si fuese un pequeño oso.

El que se quedaba con Aurelio era Tomás, lo volvía loco el cuerpo grueso y pequeño de los hermanos, se divertía lamiéndoles los pies y también el culo luego de venirse dentro para probar su propio semen, se calentaba mucho cuando los veía recién bañados y con calzoncillos o medias blancas, le gustaba someterlos, amarrarlos, castigarlos como si fueran niños dándoles nalgadas mientras los tenía sobre sus piernas y penetrándolos mientras les quitaba la respiración haciéndoles muchas cosquillas. De los cuatro es el que más eyaculaba y más tiempo podía demorar los orgasmos.

Como encargado, Ezequiel era el que daba las órdenes y organizaba la vida de los que estaba en el lugar, sobre todo la de los pequeños Martinotti. En eso todos debían colaborar pues era imprescindible tenerlos siempre ocupados. Ya sea con algo de trabajo, entrenamiento o manteniendo una constante estimulación y actividad sexual. Él era muy dominante, se turnaba con todos para culearlos durante el día y le gastaba obligarlos que le laman los pies y el culo, los penetraba cuando los tatuaba y se encargaba de clavarlos y estirarles el ano con dildos, enchufes de culo o con los dedos.

Jairo llegó a hacer este trabajo por medio de un amigo que no le dijo exactamente de qué se trataba. Al principio pensó que se había equivocado, pero se convenció cuando le dijeron cuál era el pago. Antes de eso no había tenido experiencias de sexo homosexual. Era el más violento, el más culero y también el más sucio y dominante. Si alguno de los Martinotti iba al baño a cagar siempre estaba atento y se metía con ellos para clavarles la verga por la boca mientras estaban defecando y luego de pararlos del inodoro, les metía la pinga húmeda por el agujero para removerles la mierda dentro del recto, le gustaba embarrarse un poco, les metía también tres o cuatro dedos y se venía o se meaba dentro del culo sucio de los pobres hermanos que no podían hacer más que aguantar el castigo.

Luego de dos meses, Jairo se había culeado también al Negro Tom, a Tomas y a Ezequiel. Además, aunque los Martinotti le tenían miedo era el que más los hacia disfrutar de la penetración y también el que siempre los hacia eyacular cuando los cachaba. Para este momento, casi todos los días, la hora del baño se convertía en una orgía en la que todos participaban. Los hermanos ya estaban muy abiertos y era el momento de empezar con la doble penetración anal y lo hacían al tiempo que los ahogaban dándoles verga también por la boca. Tomas descubrió que las cosquillas era algo que los hacía perder el control y los ataban de manos y pies para torturarlos por largos periodos hasta dejarlo sin aire, los pobres sudaban, gritaban y se retorcían tanto con el acoso de hasta 8 manos en todo su cuerpo que quedaban casi inconscientes.

Todo esto pasaba frente a espejos, cámaras video y pantallas en donde frecuentemente podían ver a Espinoza. Ya les estaba creciendo el vello en todo el cuerpo y era notorio el avance de los tatuajes. Eran de verdad una maldita y verdadera obra de arte andando y ya estaban más tatuados que el mismo Ezequiel. Los rostros de los cuatro machos estaban dibujados también sobre los cuerpos de los Martinotti, eso junto con los nombres de sus culeadores y a frases como DICK SUCKER, HARD BOTTOM DUDE o SLAVE GUY, marcados en sitios muy visibles como la nuca o el antebrazo. También tenían marcadas fechas como el día su primera cachada o cuando probaron semen por primera vez.

Se habían puesto muy fuertes con los ejercicios y Ezequiel, por órdenes de Espinoza, les perforó el tabique con una argolla, les hizo la circuncisión a los dos y junto con Jairo les tatuaron el nombre de los 4 alrededor del ano.

Al cuarto mes, una mañana mientras se duchaban todos luego de la sesión de ejercicios, los bastinaron de pies y manos y el Negro Tom y Tomás les metieron la mano por el culo. No fue difícil, ya estaba muy dilatados y al sentir su vientre lleno con el puño de sus dominadores moviéndose dentro de ellos, los pequeños Martinotti, eyacularon en medio de un orgasmo completamente anal. Se habían convertido en dos tipos pasivos y chupa vergas. En este tiempo de cautividad tragaron decenas de copiosas eyaculaciones y su culo se había comido las vergas enormes y ahora también los puños de sus dueños. Todo eso estaba escrito en sus cuerpos y no podrían borrarlo nunca. Espinoza se había vengado de ellos de una forma que no imaginaron jamás.

Luego de eso las orgías continuaron sin parar, eran sometidos a un culeo constante, con una o dos pingas al mismo tiempo o de lo contrario les metían las manos y dildos o vibradores cada vez más grandes. Los tenían amarrados, les aplicaban electricidad en las bolas o las tetillas, los castigaban como a niños dándoles palmadas en las nalgas y los usaban como urinarios públicos penetrándolos y meándose dentro de ellos.

Un día se despertaron desnudos en la cama de un cuarto de hotel, tenían la barba algo crecida y les dolía todo, los dos tenían colas de perro de goma ajustadas en el culo y su argolla soldada en el tabique. Parecía que los habían tenido dormidos como dos semanas, les habían dejado un maletín con ropa y sus pertenencias, cosas como documentos y las llaves de los candados que cerraban las cadenas llevaban en el cuello en un sobre junto a una carta en la que Espinoza les decía que si volvían al Perú los matarían de inmediato. Estaban en las afueras de NY, sus cuentas estaban intactas así que decidieron quedarse juntos por ahí pues ya no tenían que esconderse más.

Consiguieron donde vivir y se quedaron metidos ahí por unas semanas intentando asimilar lo que habían vivido. Al principio evitaron hablar del asunto, incluso evitaban cruzarse y lo hacían solo para ir a comer o al tomar desayuno. No volvieron a mostrarse desnudos el uno al otro, para ambos era muy difícil, por varios meses los sobre estimularon, habían hecho todo de la mañana a la noche bajo supervisión y el dominio de cuatro tipos que invadieron toda su privacidad y autonomía. Por eso ahora les resultaba complicado pensar en qué hacer. Tenían casi todo el cuerpo tatuado y ardían de deseo luego de todo ese tiempo de intensa actividad física y sobre todo sexual.

Un mes después de haber sido liberados, Aurelio entro a la ducha mientras Rogelio se bañaba:

R: Qué haces?

A: No aguanto más!

R: No debemos… No…

A: Cállate y bésame!

Rogelio besó a Aurelio y se abrazaron bajo el agua, peludos y totalmente tatuados. Todo el tiempo que estuvieron cautivos y sometidos al abuso de los cuatro machos que contrató Espinoza les dejó el ano muy abierto y sensible. Por eso terminaron clavándose la verga y mamándose mutuamente mientras se bombeaban el recto metiéndose el puño el uno al otro.

Estuvieron así mucho rato hasta que se vinieron, vaciándose muy profundo dentro de sus gargantas. Luego de estar acostumbrados a tener algo en el recto durante os últimos meses ahora estaban muy deseosos, habían aprendido muchas cosas nuevas y descubierto placeres de los que no tenían idea. Ese día se quedaron desnudos sobre la cama revisándose los tatuajes y el cuerpo que ahora estaba aún más grueso y musculoso. Eran dos tipos guapos de ojos grandes y quijada partida. Siempre se quisieron mucho y se apoyaron entre ellos, pero ahora todo habían cambiado. Habían pasado por algo que nunca imaginaron y Espinoza logró hacer con ellos lo que había planeado, es decir los hizo violar convirtiéndolos en dos tipos muy pasivos que solo en unos pocos meses habían olvidado por completo su heterosexualidad.

Se tenían el uno al otro y mucho dinero para disfrutar, su departamento se convirtió en su refugio. Se la pasaban ahí porculeandose, haciendo ejercicios y experimentando con cosas y juguetes nuevos. Solo por diversión consiguieron un trabajo atendiendo la barra de un club nocturno a donde iban un par de veces por semana a preparar los tragos semi desnudos, por lo que se convirtieron rápido en la atracción del lugar por su pequeña estatura y gran carisma.

Un año después de ser liberados por sus secuestradores, se cruzaron con Jairo en la calle mientras volvían a casa. Con el dinero que Espinoza le pagó, había montado un pequeño gimnasio de luchas y cross fit, también tenía un estudio de tatuajes en una zona muy exclusiva de la ciudad y le iba muy bien en ese negocio mientras vivía una agitada vida de soltero. Como ese día era muy tarde y el Gym ya estaba vacío, el brasilero los llevó a su cuadrilátero de lucha, se desnudó completamente frente a ellos y les dio la oportunidad de enfrentarse con él a solas. Los Martinotti eran muy fuertes, sabían pelear y lo intentaron seriamente, logrando conectarle uno cuantos buenos golpes, pero Jairo era un mastodonte experto que logró reducirlos a pesar de estar en una supuesta desventaja. No los perdonó, los molió a golpes y luego los penetró violentamente sobre el piso de hule del cuadrilátero sirviéndose de ellos como quiso. De ahí se los llevó a su departamento de donde no los dejó salir por tres días, “obligándolos” a someterse a todos sus deseos.

Después de eso tienen la orden de venir a verlo cada semana. Los conoce muy bien y sabe hacer lo que les gusta, los pone delante suyo muy juntos con el culo arriba para clavarlos con su enorme pieza mientras pasa de un agujero a otro, les mete la mano al recto y puede pasarse horas con ambos hasta venirse luego de hacerlos eyacular varias veces. Los deja siempre muy abiertos y satisfechos. Se excita mucho con ellos y sabe usar su herramienta para volverlos locos.

A veces los trata con mucho cariño, los sienta a los dos en cada una de sus piernas y los besa y abraza juntos, los deja revisar su cuerpo enorme y peludo, hace que le mamen la verga juntos y los acaricia o les da masajes mientras los penetra, conversa y los hace dormir meciéndolos en sus brazos. Otras veces en cambio es muy violento. Los castiga muy duro y luego los toma de uno en uno y ahí no solo los viola, sino que además les mete los puños por el culo o se mea dentro de ellos, los obliga a lamer sus axilas, sus pies o a golpearse y penetrarse entre ellos antes de culearlos. Con ellos no tiene limites en cuanto al sexo y aunque no quiere admitirlo, también tiene muchos sentimientos encontrados por los Pequeños Martinotti.

Lo que no sabe, es que ellos solo desean es estar con él, es su hombre y lo que más les gusta es que los someta como le de la gana, despertar en la mañana sobre su pecho, bañarlo y verlo vestirse para ir a trabajar al gimnasio. Conversan mucho sobre decirle para mudarse juntos y ya decidieron que le harán la propuesta… Qué creen ustedes que pasará?

Quizás se los cuente después.

Adolfh