Los padres de la gran puta

Los hijos de la gran puta. segunda parte

Esta segunda parte me voy a encargar de contarla yo, María, la hija de la gran puta más pequeña, si la ninfómana como mi madre.

A diferencia de mis hermanos estoy deseando ser  mayor para dedicarme a la prostitución como mi mamá.

Después de haber leído lo que ha escrito mi padre, el hijo mayor de mi madre, tengo que puntualizar que a esta no solo es puta, sino que se enrolla con quien se le antoja sin cobrarle dinero cuando quiere, eso sí no se ata a nadie y es ninfómana como yo.

A La muy desvergonzada le encanta llamar la atención, le encanta exhibir ese cuerpazo voluptuoso que tiene. Nosotros ya estamos acostumbrados e incluso nos pone cachondos, pero cuando eramos críos e iba a recogernos al colegio nos daba vergüenza de cómo iba vestida y cómo  la miraba la gente.

Ahora no, a mí por ejemplo me pone cuando va al instituto a veces a recogerme o a alguna tutoría y los profes no le quitan ojo de encima. Mis compañeros y algunas compañeras como saben que no me importan me dicen de vez en cuando “hoy me he hecho una paja a salud de tu madre”.

En la actualidad, cuando pasamos el domingo entero como ha contado  mi hermano follando, a veces nos apetece por la tarde dar un paseo por algún centro comercial, por los parques o por el barrio. Para ello ella se pone ropas muy llamativas, pero no de salir, sino de estar por casa. Suele ponerse legins blancos que casi transparentan su pelambrera del pubis y marcan su protuberante vulva. Otras veces, a sus cincuenta tacos, se viste con minifaldas y shorts cortísimos enseñando su muslamen e incluso la parte de debajo de sus tremendas  nalgas.

Los cuatro la acompañamos como si tal cosa y la gente no para de mirarla, la mayoría con deseo, sobre todo los tíos que incluso nos persiguen para no perderse el espectáculo, otras veces las tías la miran con desprecio o envidia.

El finde pasado mi  padre hermano se separo de nosotros y fue grabando a mi madre en un centro comercial y las caras de los tíos mirándola y espiándonos. Luego le pusimos el video en casa y mamá se corrió solo con verlo.

Pero bueno, después de esta introducción lo que me han encargado es que os cuente la relación de mamá con sus padres. Su padre Adán tiene ahora 75 años y es un viejo verde que no se cansa de follar, es guapo y se mantiene en forma, lo que más me gusta de él es el nabo tan gordo que gasta.

La abuela tiene 72 años, también es una jamona rellenita, de metro cincuenta, guapa como su hija pero con el pelo corto, atractiva, muy blanca, y buenas tetas. Se nota que fue guapa como su hija pero no es tan exuberante como ella y sus curvas no son tan escandalosas. Tiene un culo respingón y unas piernas con unos muslos gordos. Es mayor pero es un bombón de crema. Ah y no es ninfómana como nosotras.

Como dijo mi hermano, mi puta madre tiene relaciones incestuosas con los dos, de hecho mi madre tuvo un hijo de su padre, mi hermano de 25, Adán.

Bueno, a lo que vamos, ayer mi madre me dijo que la acompañara a casa de los abuelos que viven en el campo en un chalet en las afueras de la ciudad. Nos invitaron a las dos golfas de la familia a cenar y le prometieron que tenían un regalo para ella.

Yo salgo del instituto privado con mi uniforme escolar, mi madre viene vestida con una minifalda vaquera, zapatillas de deporte blancas y un top negro que apenas cubre sus descomunales tetas.

Cuando  llegamos a casa de los abuelos, estos nos reciben con batas de casa de seda sin ninguna ropa debajo. Nos besamos como siempre en la boca. Y nos sentamos a cenar, la abuela ya tiene la mesa puesta. Yo frente a mi abuela, por cierto ahora caigo que no he dicho que se llama Paloma,  y mi madre frente a su padre.

Mientras cenamos mi  madre va calentando el ambiente contando de qué va la última película que está rodando.

Eva: hago de una profesora de un colegio privado sólo de chicos. Tengo 15 alumnos de unos 18 años y los provoco dando clases con mi ropa y mis curvas. A mitad de la clase estoy siendo follada por 15 actores jóvenes que me lamen mi sobaco peludo y me comen mi coño hinchado. Mañana rodamos la última escena en la que entra en clase la madre de uno de los alumnos y me pilla tumbada en la mesa y corriéndose todos sobre mi curvilíneo cuerpazo. Creo que después la muy cochina me limpia el semen de los quince chávales con su lengua tragándoselo todo.

Esto nos pone cachondos a los cuatro y mi abuelo le pone el pie a su  hija en su coñazo, ella se lo coge y se lo mete hasta el fondo en su cueva caliente. Yo hago lo mismo con mi abuela metiéndole el pié en su viejo coño.

Mi abuela se lo mete hasta el fondo mintiéndose hasta el talón dentro, yo me pajeo levantándome la faldita de cuadros y bajándome las bragas. Mi abuelo el muy bestia le da fuerte a mi madre metiendo y sacándole el pie a base de patadas.

Eva: así padre dame fuerte, patéame el útero que me voy yaaaaaaaa.

Después de comer nos vamos a la cama, yo con mi abuela y mi madre con el abuelo en dos camas en la misma habitación.

Yo me acuesto con mi abuela y nos desnudamos, cómo me gusta el cuerpo blanco y rellenito de mi abuela. Tiene una piel sedosa sin apenas arrugas ni varices. Me pongo a comerle esos pies tan blanditos que tiene.

Mi madre se lía con su padre, le quita la ropa dejando al aire un nabo gordo, muy gordo, pero no largo, es un nabo con prepucio.

Eva: uhmm como te huele el capullo cabrón, te gusta prepararte para darle a tu hija asco ¿no?

Adán: a ti sí que te gusta comerte el requesón que se queda dentro de mi pellejo!

Mi madre saca un enorme glande lleno de crema y pis y se lo refriega con las manos para después comérselo con su lengua grande. Le aprieta los gordos cojones al viejo y la polla se pone más gorda, pero no dura.

Adán: ordéñame hija puta.

Eva: estoy deseando comerme el postre tan cremoso que echas papá. Cada vez se te pone menos dura, estas viejo. Pero me da igual  mientras eches este yogur me conformo.

Mi abuela me quita el uniforme, el polo y la faldita escolar.

Paloma: no llevas bragas cochina.

María: si, me encanta que los niños de mi clase me metan mano directamente al chochito.

Paloma me come los tiesos y duros pezones.

María: ay abuela, quiero tener tetas, estoy plana y todas mis amigas tienen ya bastantes pechos.

Paloma: no te preocupes cariño, mientas tengas estos pezonazos tan desarrollados no te hacen falta las tetas, así pareces mas niña y eso me pone cachondona.

María: pero abuela, ya hace dos años que tengo la regla y mi cuerpo no tiene apenas curvas.

Paloma: deberías comer más, estás muy canija.

María: y tú abuela deberías comer menos que te estás poniendo redonda, pero no importa, así tienes el chocho más gordo, trae que me lo como.

En esos momentos el abuelo le echa un pegajoso engrudo blanco a mi madre en su lengua que paladea y traga mientras le mete dos dedos en el culo a su padre para hacer que se corra.

Yo estoy que no puedo más así que me siento en la opulenta boca de mi abuela para que me coma el chocho, siento su lengua tan grande como la de mamá en el fondo de mi vagina. Me echo sobre ella y restriego mis tiesos pezones por sus carnes, le abro el culo y chupándome dos dedos la follo hasta que me corro en su boca.

Mis abuelos son dos putos viciosos de los animales, a mi madre la pervirtieron desde joven echándole sus perros y el burro que siempre tenían en la cuadra. La culpa la tiene Paloma que con lo chica que es le encanta engancharse con los perrazos como una perra que es. También tienen una vaca lechera que aparte de proporcionarles  alimento sirve para que mi abuelo se la folle por su coño enorme con su nabo gordo que no puede clavar en cualquier mujer, solo en mi madre. A la abuela la dejó  preñada metiéndole su engrudo en el coño con los dedos.

Más tarde compraron un asno con una polla grande para que la empalara su pequeño cuerpo. Es alucinante como el animal la levanta ensartada en su nabo mientras ella se sujeta a unos sacos. Le entra toda entera tanto en el culo como en el coño.

Yo cada vez que voy a casa de mis abuelos me aprovecho de los animales, es el sitio de mi recreo, me encanta chuparle las vergas a los chuchos y beber su líquido y con el burrito me lo paso  pipa. Hay días que me tiro con él a solas cuatro horas follando. Es pequeño, tiene un cipote largo pero delgado acabado en un capullo en forma de seta. Le chupo la polla tragándome su engrudo, me folla por el coño y por el culito. Pero él se cansa antes que yo que no paro de correrme, al final acaba en el suelo tendido sin fuerzas y yo le empalmo  su cipote y cabalgo sobre él para seguir corriéndome y llenándome de leche.

Yo sé que hoy el regalo que tienen preparado para la insaciable de mi puta madre es un paso más.

Nos vamos a las cuadras donde estaba el burro y los dos perros. Los perros parecen que tienen predilección por mí, en cuanto me ven desnuda ya están oliéndome el coñito y lamiendo mis caldos.

Yo me agacho y con mucho cariño les saco de sus fundas a los dos sus pollas rojas y duras y sacándoselas por detrás entre sus patas traseras me pongo en medio a chuparlas alternativamente, enseguida empiezan a soltar chorritos de semen canino que mojan mi puta cara y lamo con mucho gusto.

Mis abuelos y mi madre me miran, los dos viejos no paran de meterle mano al cuerpazo de mamá, el abuelo tiene metido el puño  en su  dilatado ano y le chupa su peludo sobaco sudado.

Eva: que guarro eres papá, te encanta que huela a sudor

Adán: si a sudor y a mierda de mi puta hija

Al decir eso le saca la mano de su culo y la huele.

Por otra parte la abuela que le llega a la atura de las tetas de mamá aprovechaba para darse una buena ración de su leche.

Paloma: hija, tienes más leche que la vaca que ordeño todas las mañanas.

Adán: bueno Paloma, deja ya de mamar, es hora de que le enseñes a tu hija el regalo para su próximo  cumpleaños.

La abuela va por la sorpresa y saca de una cuadra a un enorme caballo precioso, muy grande. Lo atrae hacia dónde estamos y mi madre se queda con la boca abierta y la lengua fuera.

Adán: es el mejor semental que he encontrado, vale una pasta, pero con el dinero que tu nos pasas hemos  ahorrado.

La abuela se pone detrás del corcel y le agarra dos huevos gigantes y colgantes.

Paloma: mira hija, que cojones tiene, pesan un montón.

Eva: la hostia, nunca he visto unos huevos tan grandes, pero  sí parecen melones. No veas el montón de leche que tienen que hacer.

La abuela le da dos palmadas o tres en los gigantes testículos y se los lame. La muy guarra estando de pié llega al culo del animal y sin asco se lo chupa y le mete la lengua, esto  hace que le salga al caballo una enorme tranca que crece sin parar.

Mi madre se la agarra y la sopesa.

Eva: muchas gracias a los dos, siempre he soñado con un cipote tan bestia como este. Así que vamos a ver cuánto crece.

Entre mi madre y mi abuela soban y lamen el enorme pene que debe medir mucho mas de un metro. Yo sigo chupándosela a los perros que ya me tienen hecha un asquito con sus jugos.

Entonces mi abuelo coge a la fuerza a su hija y la tiende en un banco de madera que tiene preparado para ello. Le abre  los muslos amarrándoselos con unas cuerdas para que su coñazo permanezca abierto y también le ata de los brazos.

Eva: papá no hace falta que me amarres, estoy deseando probar si eso me cabe dentro.

Adán: es para que no te caigas hija, venga Paloma, haz de mamporrera.

La abuela ya tiene bajo el brazo la enorme viga que era el pollón del caballo. Este pone sus patas delanteras encima del banco de madera con la ayuda del abuelo. Apunta al culazo abierto y chorreante de mamá y aquello va entrándole poco a poco en las entrañas hasta llegar a una parte negra más gorda.

Desde donde yo estoy veo como la cintura delgada de mi madre se hinchaba cada vez que el caballo le hincaba su verga. Caliente como  una burra hago que uno de los perros me encule mientras sigo bebiendo semen del otro.

Mamá grita de placer. La abuela anima al animal palpándole los pesados testículos.

Eva: aggghhh, me llena entera. Me revienta, nunca en tenido algo tan grande dentro de mí.

Adán: ya sabía yo que tu cuerpo era todo culo, te llega más allá del estomago.

En esos momentos la abuela se sienta sobre la boca de su hija para que le coma el coño mientras acaricia la tranca del caballo tocando la barriga de su hija.

De pronto la bestia mete su cipote hasta los huevos metiéndole también su parte negra más gorda. El coño de mamá parece la boca del metro. A punto de reventar mi madre siente como le llena las entrañas, ella explota en un climax como pocas veces la había visto, berreando como una cerda, gritando sin parar y mordiéndole la vulva a la abuela.

Su barriga empieza a hincharse de lo que le estaba metiendo el caballo de leche. Se le pone como si estuviese  embarazada.

El abuelo cachondo perdido se folla a la vaca, la abuela corriéndose y meandose en la cara de su hija y yo enganchada al perro después de tener tres orgasmos seguidos.

Cuando todo se apaciguó, el abuelo saca la tranca del coño de su hija puta y de el sale un rio de semen que cae sobre la gordita abuela dejándola totalmente pringada. Mamá está en éxtasis con las piernas temblando de gusto. El culo lo tiene tan abierto que parece un  túnel.

Bestial.