Los olorosos pies de mi prima francesa

Un hombre de 30 años, pierde la razón al toparte con la belleza y el aroma de los pies de su prima, quién apenas tiene 18 años de edad. Su locura lo llevará muy lejos ...

Los pies olorosos de mi prima francesa.

Una día más de visita en la majestuosa mansión de mi Tío Manuel, Argentino, nacionalizado francés desde hace 30 años. Me había solicitado que me presentase

para arreglar ciertos asuntos contables de una de sus varias y prósperas compañías. A mi corta edad ya había demostrado grandes habilidades en el manejo del dinero,

y siendo mi tío uno de los empresarios más destacados de París, tuve la oportunidad de conseguir en su corporativo un puesto envidiable

en el área de Finanzas.

Llevábamos varios días reuniéndonos en su residencia. Ese día tuvo que salir urgentemente de la capital por cuestiones de negocios,

de lo cual me enteré justo al haber llegado y al haber sido recibido por mi prima Stefanie.

  • "Bonjour, como talle vous?"

  • "Je Ne Parle Pas Français!", Háblame en español!

  • Ay primo, llevas 3 meses en Francia y aún no lo hablas! Ni tu Inglés ni tu español te bastarán. Creédmelo.

Stefanie, francesa, hija de padre Argentino, madre Parisina, 18 años de edad, hablaba 4 idiomas y asistía al mejor colegio del París. Su belleza era radiante. Su aspecto de lolita era capaz de conquistar a cualquier hombre sobre la faz de la tierra. Rubia, ojos azules, y un cuerpo perfecto. Alta, con unas piernas largas y sumamente torneadas gracias al tenis. Su busto era notable, y su trasero bastante respingado. Elegante, refinada, culta, en fin, bastante perfecta para ser mi prima.

Yo, el primo recién llegado de Buenos Aires, astuto y muy trabajador, pero un poco ajeno al estrato social en que el se desenvolvía esta respetada familia.

  • Pásale. Me pidió que te dijera sobre su inesperado viaje, no alcanzó a llamarte. Te dejó los documentos que le pediste sobre su escritorio, así es que tienes trabajo. Los mayordomos vendrán hasta pasado mañana, mi madre fue a Barcelona y por ello también te pide mi Padre que te quedes aquí un par de días. Aunque se cuidarme sola, su sobreprotección les impide darme tal libertad. Tú los conoces.

En fin, practicaré un poco de tenis. Te veré en un rato.

Después de una hora, finalmente terminé con mi labor, y me dirigí a la sala, donde yacía acostada, aparentemente dormida. Por más que intentaba mantener el pudor, al ver sus piernas hermosas piernas tendidas sobre el sofá, y sus pies al descubierto, los cuales flotaban sobre la orilla del sofá, perdía la calma y me era difícil apartar la mirada. Al ver aquellos pies tan a mi alcance, y al estar ella dormida, tuve el atrevimiento y la tentación de olerlos. Era mi única oportunidad. Lo deseaba como loco. Me puse justo a lado de ellos, y me agaché supuestamente para abrocharme las cintas de los zapatos, y allí, frente a mi se encontraban sus hermosos pies húmedos de sudor, emanando el exquisito y peculiar aroma que sólo puede provenir de una mujer aseada, joven y saludable. Nunca antes un olor me había excitado tanto. Hubiera deseado que el tiempo se detuviese.

Los tenía a tan sólo unos centímetros de mi rostro, y podía contemplar con exactitud todas las sutilezas de sus largos y delgados dedos, las extraordinarias curvas de sus rosadas plantas y sus perfectos talones, que parecían tan suaves como la misma ceda.

Era tanto el placer que olvide todo gesto de disimulo y me entregue al momento.

Tal negligencia provocó la atención de mi prima, y al haber sido descubierto en tal indulgencia, inmediatamente se levantó del sofá un poco perturbada y exclamó:

Pero Luis, que haces! como te atreves a hacer eso!, no puedo creerlo, es repugnante!, que te pasa, de que se trata, quieres saber si me huelen los pies, cual es el sentido, explícame?

Noté un aire de ingenuidad e inocencia en su actitud, cosa que me favorecía. Tenía que encontrar la manera de explicárselo, pero sin recurrir al tema sexual.

-Stefanie, deja te explico. Esto es totalmente nuevo para mí. Simplemente pasé junto a tus pies y percibí un aroma que me pareció agradable. no sabía de donde provenía, y poco a poco fui acercando mi rostro a tus pies y descubrí que el olor provenía de allí. En verdad, lejos de ser repugnante, es un olor rico. Jamás hubiera pensado que los pies pudieran emanar semejante aroma.

  • Pero como es posible, en serio?

  • Por qué no te los hueles ? Tu misma te darás cuenta de lo que te estoy diciendo.

  • Pero como crees!, jajaja!

  • No seas escandalosa, son tus propios pies, que tiene de malo. Hazlo para que te quites la duda.

Al haberla convencido, levantó uno de sus pies y lo acercó a su nariz. Al dar el primer respiro, sucedió algo inesperado.

Noté en su rostro un gesto de lujuria y excitación, lo cual la obligo a cerrar los ojos, irradiando una ligera sonrisa de deleite. Volvió a respirar unas cuantas veces, hasta que abrió los ojos, y dijo:

  • Uy, pues tienes razón primo, no huelen nada mal, aunque me parezca bastante raro!

  • Te lo dije prima, seguramente se debe a la belleza de tus pies.

  • En verdad crees que son bellos?

  • Te aseguro que jamás he visto unos pies tan delicados y preciosos. Me imagino que constantemente te haces pericure. Por cierto, parecen de ceda. Son así de suaves ? Los puedo tocar?

  • NO! ahorita no. EN otra ocasión que me encuentre recién bañada. Que no te das cuenta que vengo de jugar tenis?, aún los siento húmedos!

  • No seas delicada, tan sólo los voy a tocar, no me los voy a comer...!

  • Tócalos pues. El que avisa no es traidor!

Inmediatamente mis manos se regocijaron al hacer contacto con los preciosos pies que aún se encontraban un poco pegostiosos a causa del sudor.

Sutilmente empecé a masajearlos y la reacción de mi prima no fue negativa.

  • Definitivamente tu piel es de ceda! Que darían millones de mujeres por tenerlos en tal estado! Por otro lado, los noto un poco tensos, creo que te vendría

bien un masaje. Anda, recuéstate que bien te hace falta después del ejercicio.

Sin decir palabra alguna se recostó boca abajo, cerro los ojos y me entregó al cien aquellas joyas. Hasta el momento todo fluía de maravilla.

Me sentía en el cielo. Lentamente acariciaba y presionaba sus pies, al mismo tiempo que los olía. Ella reía cuando notaba que inhalaba, pero le daba igual.

  • Parece que te gusto muchísimo el olor. O me equivoco?

  • No te miento. Es realmente exquisito. Hasta me dan ganas de probarlos... pero creo que sería ir muy lejos.

  • En verdad lo harías?

  • Te incomoda la idea?

  • mmm, realmente no, digo, no está demás que lo intentes. Adelante.

  • En ese momento juraría que estaba soñando. Proseguí de inmediato a probar semejante manjar. Empecé a chuparlos desde el talón hasta los dedos, tragándome

todo el sudor estival que aún seguía produciéndose, pues hacía un calor bárbaro. Mi lengua se regocijaba entre aquellos dedos de chica rubia,

cuyo sabor de aquella zona era aún más intenso. Pasaron más de diez minutos cuando recobré mi conciencia terrenal al escuchar la suave y sínica voz de mi prima:

  • Aún no sacias tu fetichismo, mi querido primito?

Me quedé pasmado y sin aliento...

  • Pero que dices Stefanie, fetichismo, de que hablas ?

  • crees que soy una estúpida o que ? Vamos, a mis 18 años en pleno siglo 21, crees que no conozco todas las locuras sexuales existentes en este infame mundo?

No soy la niña buena e inocente que conoces, querido. Lo que acabas de hacer no te saldrá gratis ...El haberte dejado chupar mis piecitos tiene su precio...

Anda, vamos a mi recámara, allá nos arreglamos, apúrate antes de que pierda la paciencia ...

Inmediatamente subimos las escaleras y e ingresamos a su habitación, la cual se encontraba decorada con un estilo muy pink e infantil, con una gran colección de peluche.

  • Siéntate en la cama y no preguntes nada. Harás lo que te ordene.

Al cerrar la puerta, empezó a desvestirse. Al encontrarse ya en ropa interior, sacó unas esposas que salvaguardaba debajo del colchón, junto con un listón

de color rojo.

  • Aja, ya conoces mis intenciones verdad? a tus 30 años seguro te lo han hecho. Esta vez conocerás mi lado oscuro!

Haber primito. Alza las manos, permíteme esposarte...

Una vez esposado, continuó con el listón ...

  • Pero prima, al menos déjame verte desnuda, daría todo por vislumbrar tu belleza!

  • Cállate! Te dije que no hablaras!

Semejante petición me costó dos intensas bofetadas.

  • No te mostraré mi desnudez. Aún no lo mereces!

Al quedar totalmente ciego con el listón sobre mis ojos, se apoderaba de mi un sentimiento de total incertidumbre, bastante excitante.

  • Listo! me encuentro totalmente encuerada y frente a ti. Puedes imaginar mi trasero? mi concha? mis tetas? acaso no te gustaría rosar con tus manos

este sudoroso cuerpo que ya suplica un ducha, lamberme toda, hasta el último rincón? Contesta !

  • Daría incluso mi vida por eso Prima! Eres la mujer más hermosa que conozco. MI última fantasía!

  • Haber, vamos ver, mmm, vaya polla que te cargas!, pero veo que está a punto de reventar! mmm, eso no me gusta... Ya sé! Si derramas tu licor, lo tomaré como muestra de tus

perversiones, lo embarraré en mis bragas y le diré a mis papas que intentaste violarme. Quiero decir, si te corres, eres hombre muerto!

  • Pero no me puedes hacer eso! todo menos eso!

  • Ferme ta gueule! Cállate o te corto la lengua.

Inmediatamente la mujer tomó una navaja no se de donde y la puso en mis labios...

  • No estoy jugando, primito. Si vuelves a decir una palabra sin que yo te lo pida te corto la lengua y después los huevos, recuerda que bajo defensa personal todo se vale! Entendido?, responde hijo de puta!

  • Si, entendido.

  • Ahora bien, empecemos pues con el acto.

Al instante se puso de pie sobre mi, y empezó a descender en cuclillas, acercando sus nalgas a mi cara. No se detuvo hasta que mi rostro hizo contacto con aquel gran culo. El olor y sudor de su trasero era evidente, y estando sobre mi cara apenas podía respirar. Pude sentir sus vellos mojados

y cargados de aroma, ya que no se encontraba afeitada.

  • Quiero que me chupes el culo. Anda, chupa. cómetelo!

Empecé a chuparlo como perro hambriento. Delicioso, exquisito, divino, me sentía correr, pero no podía... temía las consecuencias ... sus gemidos con su voz de adolescente

aumentaban conforme mi lengua intentaba introducirse firmemente en aquel culito al suponer color marrón. Ella a la vez se masturbaba, meneando las caderas

y empujando su trasero hacía mí.

Pasaron varios minutos así. Sus gemidos mostraban un elevado grado de excitación, cuando de pronto escuché:

  • Ay viene, trágatela ...!

Pero que locura! jamás imagine que fuera capaz de semejante porquería! Pero no era broma, sus eses empezaron a tocar mis labios, no teniendo otra alternativa que comer. Fue excesivamente repugnante y estuve a punto de vomitar. Inmediatamente de haber sucedido el acto, noté cierta piedad por parte de mi prima, quien se levantó de la cama, me desató, me quitó la listón. Pidió que la siguiera al baño, de donde sacó una bebida desintoxicante bastante fuerte. Me pidió que hiciera gárgaras por dos minutos, y que después la tragara, la cual me rasgó toda la garganta cual si fuera agua ardiente de México. Posteriormente me facilitó unas pastillas para evitar cualquier tipo de infección.

Finalmente me acercó pasta de menta pura con la cual me cepille los dientes. Como por arte de magia, cualquier indició del repugnante acto había desaparecido.

  • Listo Primo. Tu deuda ha sido saldada. Ahora eres libre y seré dócil contigo. Satisficiste mi más profunda fantasía, y a causa de ello, seré

incondicionalmente tuya. Ven mañana, aquí te espero con dos hermosas amigas vírgenes quienes han decido perder su pureza contigo. Lo tengo

todo planeado. Tendremos una orgía durante todo el día. Haremos de todo, todos con todos!

Me ducho y me voy a una fiesta. Tu habitación está lista.

Por cierto, te confieso que siempre me has fascinado, eres un cuero de hombre pese a ser argentino. Ah revoir!