Los olivenza (2)

El tío comienza a contarle al sobrino la hitoria de su antepasado Emmanuel, que fue vejado, azotado y violado en la guerra de Cuba.

LOS OLIVENZA

(2)

Víctor se levantó de la cama totalmente desnudo -Antes de comenzar con la historia voy a por una jarra de te frío con menta. ¿Quieres?.

Y sin esperar contestación salió de la habitación.

Telmo se quedó con la respuesta en los labios y con la imagen de su tío desnudo en la mirada. La espalda, el culo, las piernas de piel morena y pelo negro ondulado desapareció por la puerta de la habitación. El tío no tenía pudor a la hora de ir desnudo por la casa si era de noche. Si alguien se lo encontraba siempre tenía una frase ingeniosa o divertida para quitar importancia al hecho de que lo encontraran en pelotas en el sofá viendo la televisión, o en la cocina tomando algo o cogiendo bebida del frigorífico.

Al cabo de unos minutos, Víctor volvió a aparecer por la puerta. Entró haciendo el tonto contoneándose con la jarra y los vasos en las manos. Ahora, la visión del cuerpo del tío era de frente. Telmo observó como se dirigía a la cama con una sonrisa encantadora enmarcada por la oscuridad de la barba de varios días, los rizos del pelo negro revuelto le caían sobre la frente, su cuerpo oscuro y cubierto de vello se acercaba lentamente a la cama, mientras su verga se balanceaba al andar como el badajo de una campana.

-Tus padres duermen en la otra ala de la casa. Todo está tranquilo-. Llenó los vasos,  le dio uno a su sobrino y se subió a la cama. Bebieron el te helado que les reconfortó del excesivo calor extremeño. Encendió un cigarrillo, pasó el brazo por los hombros del chico, le dio un beso en la sien y comenzó la narración.

En los primeros años del siglo pasado España perdió la colonia de Cuba. La guerra contra los norteamericanos aliados con los cubanos fue cruel y desigual. En España, muchos hombres fueron enviados a luchar. Era costumbre que las familias nobles o acaudaladas pagaran a gente humilde que fueran a la guerra en su puesto.

Nuestro antepasado, Emmanuel Olivenza, desestimó ese trato y a espaldas de su padre se alistó y partió a Cuba.

Unos meses antes del armisticio y la firma de la paz, el batallón donde estaba destinado cayó bajo el poder del ejército estadounidense-cubano y les llevaron prisioneros a un campo de concentración.

EMMANUEL

Emmanuel era un hombre de 20 años forjado en el campo extemeño, acostumbrado a los rigores del clima y a los trabajos que requerían fuerza y destreza. Aún siendo de una familia noble y acaudalada, el campo forjaba a sus hijos con dureza y el ejercicio diario hacía que sus cuerpos se formaran como hombres con más anticipación que los de ciudad. Era un joven alto para la época y muy desarrollado. Su cuerpo aparentaba el de un hombre de unos veintitantos años, moreno, con ojos negros al igual que su pelo y sus pestañas. El ejercicio diario se comía toda la grasa corporal haciendo que resaltara cada grupo muscular de una manera espectacular.

Estas condiciones físicas junto con la fuerza y valentía hizo que el muchacho fuera admirado y querido por todos sus compañeros y oficiales.

Las condiciones de internamiento en el campo eran inhumanas de todas las maneras posibles. Los barracones estaban infestados de  insectos y ratas. La comida era pura basura, sin hablar de las condiciones sanitarias que, si en aquella época dejaban mucho que desear, en aquella situación eran inexistentes.

En medio de todo este espanto, el ejército vencedor tenía la costumbre de coger a prisioneros, atarlos en un un cobertizo de pies y manos y azotarlos con fustas o látigos - "como hacen con nosotros los amos españoles en las haciendas"- decían los mulatos bajo las risas de los americanos.

Emmanuel aguantó con valentía los azotes que le daban. Se sentía orgulloso de aguantar sin gemir y sin que se le escapara una lágrima, hasta que un día...

...Un día le desnudaron, le ataron los brazos y las piernas en aspa y le azotaron la espalda, las nalgas, los muslos y el pecho, pero aguantó cuanto pudo hasta que unas lágrimas le resbalaron por la cara. Al ver esto, el capitán estadounidense se mofó de el y le llamó señorita. Emmanuel se revolvió pero no pudo hablar porque una mordaza se lo impedía.

El capitán se acercó a él y comenzó a acariciarle como si fuera una mujer. El chico se revolvía y entonces el americano le dijo: -"Ahora vas a ser una mujer de verdad. Vas a sentir como se siente ser violada y humillada-"-. Se bajó los pantalones, se meneó la polla hasta ponerla tiesa y cuando estuvo a punto se la insertó de una embestida.

Emmanuel se revolvió de dolor y ahora si, ahora comenzó a llorar. No era solo el dolor que sentía y le atravesaba como un cuchillo, era su hombría la que estaba en juego. Los gritos los ahogaba el trapo en su boca y sus esfuerzos los contenían las sogas y otros soldados que lo sujetaban mientras el capitán lo violaba. El soldado casi pierde el sentido cuando el americano eyaculó dentro de él.

Creyó que todo había terminado y se dejó caer sin fuerza sujetado solo por las sogas de las muñecas, cuando oyó al hijo-puta del americano que, con su acento, le decía en español a un cubano -Tú, Machete, es todo tuyo. Véngate de lo que han hecho estos hijos de puta a tu pueblo. Ahora te toca a ti. Véngate y viólale como han hecho a vuestras mujeres.

Emmanuel miró de reojo para ver a quién se refería el capitán y vio que era el mulato que le azotaba habitualmente. Era un hombre joven, fuerte y alto. Era un auténtico ejemplar de macho dominante. El español se estremeció. El mulato se puso delante de el, le agarró del pelo para que lo mirara de frente, los ojos del mulato destilaban ira, luego dejó que cayera la cabeza y entonces se desabrochó el pantalón y dejo salir de el un trabuco oscuro. Emmanuel se agitó entre sus amarres. En un instante pensó si Machete era por el instrumento que acababa de ver o por el que usaba para matar. El mulato se puso tras el , intuyó los movimientos para que ese pedazo de carne se pusiera erecto y lo siguiente que notó el chico fue tal dolor por  la brutal penetración que perdió el conocimiento.

El impacto de agua fría sobre su cabeza y pecho le despertó. Seguía atado y Machete seguía detrás suyo follándole. Le dolía, le dolía mucho, pero podía aguantarlo. Parecía que su culo se había acostumbrado a ese monstruo.

El cubano eyaculó como un semental dentro de su culo, gritó como un animal en celo y su bramido se oyó por todo el campamento.

Esta situación se repitió día tras día y Emmanuel cayó en una depresión en la que el orgullo, la valentía y la fuerza dejaron de existir para convertirle en una piltrafa que ni sus compañeros más queridos le reconocían.

Una noche en la que el ánimo le había abandonado, acurrucado e intentándose cubrir los genitales con unos harapos. Una fuente inagotable de lágrimas salían de sus ojos, el sargento Sevillano se acercó a el y le abrazó. Emmanuel intentó deshacerse de él, pero el oficial le sujetó con fuerza y le dijo al oído - Soldado, se fuerte. Se fuerte.

-Pero cómo...cómo...no soy ni hombre...ni soldado..ni nada...si tuviera un arma...si tuviera algo...me mataría.

Sevillano se acercó más al chico, le abrazó y le acarició la cabeza.

-Olivenza no te engañes. Eres un hombre como el mejor y fuerte y valiente como el que más. Aquí te están humillando y lo están consiguiendo. No puedes consentirlo. Tienes que aguantar. Tus compañeros no pueden verte en este estado. No puedes consentirlo.

-¿Y que hago mi sargento. Qué hago?- decía entre sollozos.- No puedo aguantar más.

  • Escúchame Olivenza- le decía en susurros- Escúchame. Cuando yo era jovencito trabajaba en el campo, en la dehesa del amo. La primera noche del primer día me violaron los braceros. Fue lo peor que me ha pasado en la vida. Me violaban todas las noches. Quería irme pero mi familia necesitaba el dinero y yo no sabía donde acudir. El marqués era el amo de todas las tierras que yo conocía.

Un día se acercó a mi un chico mayor que yo y me dijo que me iba a dar un consejo para que no sufriera tanto y que sabía lo que decía porque a él le había pasado lo mismo.

Atiende Olivenza. Me dijo: no te resistas, relájate, lo peor es la entrada, es lo que más duele, una vez dentro duele menos. Relájate al principio y deja que la tranca entre sin resistencia. Algo te dolerá, pero no será lo mismo quesi haces fuerza. Si te opones y ellos quieren, te desgarran. Si te relajas y dejas que entre sin esfuerzo te dolerá menos. Hazme caso. Lo se por experiencia.

Lo hice soldado, le hice caso y nada que ver. De verdad, es soportable. Puedes hacerlo. Se que puedes. Eres valiente y el dolor no te acobarda, lo has demostrado. Déjate llevar y lo soportarás. Lo del honor es otra cosa. Una vez que esto termine, ¿A quién le va a importar?.  Lo olvidarás cuando llegues a tu tierra y comiences tu vida. Nadie va a saber nada de esto.

Hazme caso Olivenza, relájate y se valiente. Y sobre todo, olvídate de matarte. No merece la pena. Te espera toda una vida. Esto es la puta guerra.

A la noche siguiente volvieron a atar a Emmanuel en aspa y le azotaron con las fustas. Lo aguantó. Luego llegó el turno del capitán que mofándose de él y tratándolo en femenino lo folló. Le dolió, lo aguantó y no gritó. Dejó hacerle hasta que se corrió. El americano notó un cambio en el prisionero pero no le dio importancia. Pensó que se había rendido a la tortura y que ya sólo sería una marioneta sin importancia en sus manos. Luego le tocó el turno a Machete y Emmanuel se relajó todo lo que pudo. Notó como se colocaba detrás de el y como se bajaba los pantalones. Respiró hondo, se relajó mientras el mulato se empalmaba y colocaba la punta de su arma en en orificio de entrada. Respiró, se relajó esperando la entrada... y entró de un golpe, de un solo golpe. El chico se estremeció de miedo, pero la estocada no fue tan dolorosa, ni mucho menos, que las otras veces. Ya estaba dentro, ya le había tabicado. Ahora... relájate...-se dijo-...relájate...

Machete comenzó a bombear con fuerza y el soldado dejaba que la tranca entrara y saliera sin poner resistencia. Solamente abría el culo para que esa verga hiciera su trabajo hasta que el mulato se corrió como el semental que era. Entonces el soldado  dejó caer su peso y descansó.

Al sacar la manguera, Machete se quedó confundido. No había sido como otras veces. No había resistencia. Se había dejado violar voluntariamente. Se retiró pensativo.

Pasaron varios días en los que no llamaron a Emmanuel. Se relajó, comió algo, y habló con Sevillano. En esos días se recuperó. Pero una  tarde le volvieron a llamar. Le ataron en aspa como siempre, pero notó la ausencia de americanos. Solo había cubanos. Sólo dos. Luego entró Machete y les ordenó a los otros dos que se fueran. Se quedaron solos.

El cubano cogió una fusta y comenzó  a azotar al español, en la espalda, el los glúteos y en el pecho que aguantó con firmeza.

Machete se puso frente al chico.- Creo que te llamas Manuel-.

Este asintió pues estaba amordazado.

-Bien- dijo el cubano mientras le retiraba la mordaza.- El otro día noté algo diferente en ti. No te resististe. Dejaste que entrara sin oponer resistencia. Ni te quejaste. ¿Esto es un truco, o es que te está gustando?...Dime soldadito?

El soldadito le miró con ira y no le respondío.

-Mira soldadito- le dijo mientras le acariciaba con el pulgar los labios- Hoy vas a ser mio otra vez, pero te lo voy a hacer de otra manera.

Emmanuel se inquietó.

  • Una cosa es violar y otra follar. A mi me han violado y me han follado gente de tu estirpe y te diré que no tiene nada que ver. Hoy vas a gozar como nunca lo has hecho.

Eres un machito lindo y te voy a follar, no para hacerte daño, que ya te lo he hecho, sino para que sientas placer. Después, serás tu quien me lo pida. Y cuando vuelvas a tu puto país, si vuelves, te acordarás de mi y te sentirás vacío sin una verga dentro de tu culo. A ver que vas a hacer entonces...te acordarás del trabuco de Machete y lo querrás tener dentro pero no lo tendrás y ese será el castigo más cruel que te impondré. Te acordarás de mi.

Machete mojó una esponja en un cubo lleno de agua y comenzó a lavar al soldado desde la cabeza a los pies, por delante y por detrás. Una vez limpio, el cubano abrió las nalgas del chico que pensó que ya le iba a insartar el cipote, pero ante su sorpresa,  el hombre  le escupió en el culo y le pasó la lengua por su orificio haciendo que sintiera algo inesperado. Algo le recorrió la espalda e hizo que su miembro comenzara a despertar después de tanto tiempo. Le volvió a lamer una vez y otra vez hasta que el chico se excitó. Emmanuel no sabía que le estaba pasando pero estaba disfrutando de esas lamidas. En su vida había sentido algo así. Machete le abría más el ano para meterle la punta de la lengua y hacer que se dilatara. El chico gemía de placer y el cubano le decía:- Te gusta verdad?. dime que te gusta-. Y el chico le contestaba en susurros: -si...siiii...

Machete se levantó, le abrazó por detrás apoyando su tranca en la raja del culo mientras le agarraba el cipote duro como una banana. - Si. Ya veo que te gusta. Ya veo que disfrutas. Ahora es cuando vas a disfrutar de verdad.

Después de pasar varias veces su tranca por la raja y sobarle con el capullo la entrada de su orificio, escupió en el centro y luego en su enorme glande, se lubricó y lo puso en la entrada. Emmanuel se relajó para recibir el arma que le iba a atravesar y el otro comenzó a penetrarlo. Esta vez no fue de una vez, sino que fue entrando suavemente, poco a poco, entraba, salía un poco y volvía a entrar. El soldado se dejaba hacer y gemía cada vez que aquel pollón entraba un poco más...y más...salía unos centímetros y volvía a entrar...y el gemía de placer al sentir como se iba acomodando en su interior mientras  de su polla manaba líquido sin cesar. Al fin, todo el trabuco entró y Machete hizo una última embestida triunfal y el español sollozó de placer.

En esta postura, el cubano apretaba los genitales del español mientras comenzaba a follarle con lentitud. Poco a poco fue cogiendo ritmo. Estaba tan excitado que mordía  el cuello y el hombro a su prisionero mientras le penetraba cada vez con más pasión. El ritmo se fue haciendo frenético en la embestida y en la masturbación que le daba al chico.

Los cuerpos húmedos de sudor comenzaron a tensarse presas del inicio de la eyaculación.  El primer trallazo vino del rabo de Machete e inmediatamente del de Emmanuel. Los dos hombres se juntaron en un orgasmo bestial que no podían ahogar ni mediante los bramidos que emitían, mientras los trallazos de semen salían de sus pollas hasta dejar los huevos secos.

Se quedaron inmóviles. Uno porque estaba atado y el otro porque se había abrazado con fuerza a su  prisionero  después de la corrida y así se quedó durante unos minutos.

Se fue apartando de su prisionero poco a poco hasta que toda su tranca salió. Se relajó, le acarició y le besó el cuello. -Ahora si has disfrutado. Ahora si.

Emmanuel no podía hablar. Toda las sensaciones eran nuevas para el, pero había sentido un placer y una excitación extrema. Temblaba después de aquella corrida. Su organismo estaba reaccionando ante la más aterradora y a la vez más maravillosa experiencia que había tenido nunca.

Machete le cortó las ligaduras y Emmanuel cayó al suelo. El mulato lo abrazó. Cogió la esponja y le acarició el cuerpo con agua fresca. Dejando una imagen como si de una Piedad se tratase.

Más tarde le dijo: - De ahora en adelante no te obligaré. Tu me llamarás y yo te lo daré.

La relación entre Machete y Emmanuel duró hasta que se firmó el armisticio.

...Nuestro antepasado volvió a casa. Se casó, tuvo un hijo y una hija...pero la historia no acaba aquí. Dijo Víctor.

  • Cabrón. Mira como me has puesto- le dijo Telmo a su tío enseñándole su miembro erecto y húmedo.

A Víctor le dio un ataque de risa.

  • Joder tío, mira como estoy....

  • Pues hay más- decía entre risas

  • Así no puedo seguir- comenzó a reírse Telmo.- Tienes que hacer algo.

  • Si cada vez que te cuente algo tengo que consolarte, esto va a ser como las mil y una noches...Y dentro de poco en vez de tío me llamarás Sherezade.

-Vete a la mierda y haz algo que voy a estallar.

Las carcajadas comenzaron a subir de tono hasta que tío le tapó la boca al sobrino - Por Diós que nos van a oir tus padres....- Y siguieron riendo hasta que se calmaron.

Continuará. LOS OLIVENZA (3)

La historia de Emmanuel continua en la finca de Extremadura donde, gracias a la complicidad de un pastor sigue practicando las enseñanzas de Machete.

Decidme si os entretiene la historia. Karl.koral@gmail.com