Los olivenza (10)

Víctor decide iniciar a su sobrino en sado-maso. Se van a Oporto. Follan en la ducha y al día siguiente, con ayuda de Infante, hace que Telmo, el sobrino, le azote y le folle para que aprenda la disciplina.

LOS OLIVENZA

En varias ocasiones me han pedido que publique el árbol genealógico de los protagonistas de la saga para entender más fácilmente la historia. Ahí va.

Árbol genealógico

Comienzos del siglo XX . Emmanuel (José su amante)

David, hijo de Emmanuel (su amante, Lino)

Marcos

, hijo de David (su amante, Infante)

César y Víctor,

hijos de Marcos y amantes entre si

Telmo,

hijo de César y amante de su tío Víctor y, luego....

LOS OLIVENZA

(10)

Víctor pasó toda la noche dándole vueltas a la petición de su sobrino. Pensó en ir a su apartamento de verano, luego pensó en llevarle al de Madrid, donde podrían acercarse a algún local conocido, pero al final decidió que lo mejor era volver a Oporto, contar con la colaboración de Infante y utilizar la habitación oculta del gimnasio.

A la mañana siguiente se lo contó a su hermano que le dio el visto bueno si Infante estaba de acuerdo y decidía colaborar. - Víctor, me das un poco de miedo, eres un cabra loca.

  • César, a Telmo lo quiero lo suficiente para no hacer nada que le haga daño. Lo sabes. Por eso he pensado que Infante me puede ayudar, no quiero pasarme de la raya.

  • Está bien, pero, por favor, ten cuidado.

Ese mediodía, después de comer, le dijo a Telmo que regresaban a Oporto lo dos  solos, para estar juntos y que su padre había dado el consentimiento.

Lo que estaba a punto de suceder le tenía preocupado. Había decidido abrirse a Telmo, que le conociera tal como era y que obrara en consecuencia. No le iba a ocultar sus tendencias. Debía ser sincero con su sobrino como lo era con su hermano. La suerte estaba echada. Primero le bautizaría en la liturgia de la penetración y según transcurrieran lo acontecimientos le iniciaría en las otras artes.

VÍCTOR Y TELMO

Llegaron a Oporto de noche. La casita de Víctor había sido en otro tiempo la casa de los guardeses, cerca de la villa familiar. Dejaron los equipajes en la habitación de Víctor y se fueron a duchar.

Ni que decir tiene que Telmo venía todo el viaje pensando en que al fin iba a conseguir lo que estaba persiguiendo desde hacía tiempo. Se empalmaba cada vez que miraba a su tío, el vello que le sobresalía del cuello del polo le traía loco, los brazos bronceados merecían caricias, los dedos que habían jugado con su capullo y su botón podrían volverlo a hacer en breve, pero el lugar preferido de su mirada era el paquete tan apetecible que se moldeaba en la entrepierna...en fin que el viaje había sido un infierno para su polla que estaba a estallar.

Víctor se había dado cuenta del calentón de su sobrino y pensó que la mejor solución era proponer una ducha. Allí sería todo más relajado. Telmo estaba atacado de lujuria.  Lo de ducharse fue un válvula de escape para todo lo que  vendría a continuación.

Efectivamente, la ducha fue el bautizo de su desvirgamiento.

Se desnudaron y se fueron directamente a la ducha. Abrieron el agua caliente y entraron en la cabina.

El agua les resbalaba, el vaho les envolvía, los cuerpos recibían abrazos intensos, no quiero decir las bocas y las lenguas que se abrían y lamían todos los rincones del cuerpo. Un estallido de lujuria inundó la cabina para dar lugar a una explosión de placer sexual imposible de detener, hasta que Telmo dijo alterado - Ahora si...ahora fóllame...ahora si

Víctor se calmó lo que pudo, que fue poco - Ahora si...ahora te voy a follar como un loco...ahora sí - y dándole la vuelta comenzó a enjabonar el culo de su sobrino mientras le mordía donde podía, le besaba donde llegaba, le sobaba con la mano libre la entrepierna para enjabonarla y gozar de su suavidad.

Empezó a meter los dedos por el orificio del que sería dueño, lo masajeaba, con ternura pero con eficacia para que se fueran introduciendo para ir dilatando el esfínter.

Telmo suspiraba. Era lo que más deseaba, era lo que estaba deseando desesperadamente durante días - Mete más...Siii...por favor mete más - y abría el culo para que entraran más dedos y le dilataran.

  • Víctor...Víctor....decía uno – Telmo...- susurraba el otro mientras su  boca mordía todo lo que encontraba.

El tío comenzó a dejar resbalar su pitón entre las nalgas del sobrino, que masajeaba y excitaba al chico como una perra,  cuando su capullo se acercaba a su flor, aumentaban los gemidos de placer de los dos machos que se dejaban llevar por una calentura extrema.

  • Telmo, te voy a follar...así no puedo seguir..

  • Métemela cabrón... métela ya...fóllame...-Y entre gemidos  decía - Fóllame y hazme tuyo

Ante la súplica, Víctor se embruteció, se enjabonó la polla y la dirigió al sitió exacto. Ante el contacto, Telmo dio un gemido agudo de ansiedad ante la inminencia de la penetración, y Víctor no pudo contenerse y entró.

Telmo gimió de dolor. Víctor le mordió el cuello - Esto es dolor...mi niño...aguanta...luego viene placer...sufre...siente mi tronco...es todo tuyo...es de mi niño...mi polla...tu culo...eres mío...eres mi niño...siénteme dentro....siente como te doy placer...

Todo esto lo decía mientras entraba y salía del interior de su niño...

...Su niño le oía en medio de una sensación turbia que había pasado del dolor al placer y notaba salir y entrar a la serpiente de su tío con una suavidad que le volvía loco. Por si fuera poco, ese macho que le estaba follando como los dioses, le mordía, le lamía, le besaba y volvía a morderle mientras le follaba como los ángeles dándole un placer indescriptible. Las manos del tío no paraban de sobarle el pecho, el vientre, los huevos y la polla mientras el apoyaba las manos en  las baldosas e inclinaba el cuerpo hacia adelante para dejar el culo en posición más cómoda y permitir más fácilmente la penetración.

No duraron mucho porque la excitación que traían era inmensa, pero gozaron y disfrutaron como animales, ante la inminencia de la corrida, Telmo se incorporó y giró la cabeza en busca de la boca de su tío y la encontró. Mientras sus bocas se encontraban el chico se corrió con una fuerza descomunal y ante la presión anal de su primer trallazo, la tranca de Víctor escupió su primer chorro de lefa en el interior del joven.

Se corrieron como sátiros que eran soltando todo el jugo que albergaba sus cojones hasta quedarse secos, agotados y jadeantes. Los cuerpos fueron resbalando hasta el suelo mientras el agua caliente les limpiaba y acariciaba.

El pollón de Víctor se fue deshinchando y saliendo de Telmo poco a poco produciéndole un éxtasis extremo. El chico se sonrió y le dijo al tío que volvería a dejarse coger con tal de volver a sentir ese momento.


La luz de la mañana iluminó la belleza y la placidez de los dos cuerpos abrazados en la cama.

Telmo entró en la cocina en pelotas, luciendo cuerpo. No se si fue mi imaginación o en el transcurso de esos días  se había desarrollado más, parecía menos niño, tenía un algo más de adulto que me gustó. Me dio un beso en los labios y se sentó a desayunar.

Los bigotes que le dejó el cacao me hizo reír. Parecía que volvía a la infancia  y me produjo mucha ternura. A aquel hombrecito con bigotes de chocolate le había desvirgado la noche anterior. Me enterneció tanto que me levanté y le lamí el chocolate de la cara.

  • Te has levantado salido?, porque no sabes como  me he levantado yo. ¡La hostia!. Me he tenido que aliviar antes de venir aquí.

  • Mira que eres ordinario.

  • Aquí, el fino.

Más tarde,cuando se había duchado y ya estaba más receptivo, le pregunté si seguía con la idea de los azotes. Se levantó y al cabo de unos segundos volvió con la fusta - ¿Para que te crees que he traído esto?. Sí, sigo con la idea. Si tu no quieres ya buscaré a alguien por ahí.- Víctor le notó envalentonado, como si después de lo ocurrido la noche anterior ya tuviera derecho a todo e incluso a maltratar o menospreciar.

Víctor reaccionó - Oye, niñato de mierda, ¿Te pasa algo?. Porque no te voy a aguantar ese humor. Después de lo de ayer me hablas así?...Porque coges la maleta y te vuelves a tu casa. Niñerías las mínimas. Ahora te largas a tu cuarto. No al mío. No me apetece verte. Lárgate.

Telmo se quedó mirándole como perro apaleado, pero el tío no cayó en sus redes.- ¡Que te largues!-.

Cuando Víctor estaba afeitándose, el chico abrió la puerta de la habitación, se quedó en el umbral. El tío le miró y le preguntó qué quería. -Pedirte perdón.

El tío le dijo que no iba a consentirle impertinencias aunque follaran juntos. Fue tajante y contundente con respecto a determinados comportamientos y luego se acercó le abrazó y le besó. -No me lo vuelvas a hacer. Seré lo que quieras para ti pero no me vuelvas a faltar al respeto porque te mando a la mierda.

Más tarde, ya más relajados, volvieron a hablar sobre el tema. Víctor estaba preocupado porque le costaba hacer daño a ese cuerpo tan joven, que sufriera. Pero el chico estaba decidido a probarlo y era mejor que fuera el, que tenía experiencia, que se metiera en cualquier sitio y alguien le hiciera daño, no el que él deseaba, sino daño irreparable.

Decidió pedir consejo a Infante y quedó con él en el gimnasio de su propiedad que se llamaba "Esparta".Le habló del tema, del que ya estaba al tanto por César, y decidieron la estrategia a seguir.


Esta noche te voy a llevar a un lugar. Vas a sufrir pero tendrás que confiar en mi.

Era noche cerrada cuando llegaron al gimnasio. Infante les abrió la puerta Abrazó y besó a Víctor y luego a Telmo que le conocía desde que nació. Le sonrió y le dio dos cachetes amigables en la cara. - Bienvenido al club.

Les llevó hasta el final de las instalaciones y abrió una puerta. Víctor entró por ella y cuando lo iba a hacer Telmo, le detuvo y le dijo que él no, que tenía que instruirle antes de entrar. Se quedaron solos en el vestuario.

  • Desnúdate- le dijo en el entrenador. Telmo se quedó mirándole inquieto.

  • Telmo, esta noche van a pasar cosas muy importantes y tenemos que sentir que nada de fuera nos influya aquí dentro. Esto es otro mundo de sensaciones a los que tu quieres acceder. Lo primero es despojarnos de nuestra ropa y  quedarnos desnudos. Cálmate. No te voy a hacer ningún daño. Cuando entres por esa puerta, lo que vas a vivir no tiene nada que ver con tu vida de fuera y ahora tienes que comenzar a romper con ella. Desnúdate como lo voy a hacer yo.

Como si lo hubieran hipnotizado, el chico se fue desnudando a la vez que el entrenador.

Telmo lo observó y quedó fascinado de cómo un hombre de sesenta años conservaba ese cuerpo y ese espíritu. Los años habían hecho mella en el físico del entrenador, el pelo que le cubría ya era canoso pero demostraba una fuerza que a al chico le atrajo. No le importaría tener una relación con un hombre así. Le llamó la atención el badajo que le colgaba entre las piernas y se confirmó en que no le importaría nada que ese instrumento le atravesara. Esos pensamientos del produjo una ligera erección que no le pasó desapercibida al maestro.

Infante se sentó a horcajadas en un banco y le dijo al principiante que se sentara frente a el.

  • Antes que nada- comenzó Infante - Tengo que decirte que el dolor tiene que tener un fin, una meta que haga que el dolor que has sufrido te compense, que el placer que sientas después merezca la pena el sufrimiento anterior, que cuando te acuerdes, quieras sufrir para llegar ese placer. Esto no es fácil de conseguir, pero se puede. No todo el que lo prueba quiere repetir porque es muy duro, pero si lo consigues, te engancha, te atrapa y no lo puedes dejar. ¿Estás seguro de que lo quieres hacer?

Telmo se quedó mirando a Infante. Analizaba las palabras que acababa de oír y las sopesaba. Tenía tal deseo y tal curiosidad por lo que le había contado  Víctor los días anteriores...Miró a Infante a los ojos -Si. Estoy seguro. Estoy seguro de que lo quiero probar. Estoy seguro de que el fin de mi dolor sea que Víctor me de el placer que necesito. Se que me lo daría sin hacerme daño, pero quiero sentirlo. Quiero saber hasta donde soy capaz de llegar por él. Se lo debo por lo que me ha enseñando y porque lo quiero con toda mi alma.

Ante tal declaración de intenciones, el entrenador asintió, fue a un armario del que sacó como unos cinturones de cuero, y unas botas tipo militar y se acercó de nuevo al banco - Tengo que vestirte con esto. Es petición de Víctor. Por cierto, ¿Has traído la fusta?.

  • No...está en casa...no me ha dicho...

  • Da igual. No te preocupes. Ven, voy a ayudar a vestirte. Tienes que estar como un gladiador de guapo y apetecible. Bueno...apetecible ya estás.- Y se rió entre dientes.- Ponte de pie.

Desplegó los elementos que había traído. Le entregó las botas y unos calcetines rojos. El chico se los puso y se calzó.  Infante le ayudó a atárselas, luego le entregó un suspensorio de cuero perfectamente engrasado que se le ajustó a la entrepierna y le ajustó las hebillas en la cintura y las ingles dejando el culo al aire, luego el arnés que le apretaba los pectorales y hacía que parecieran más fuertes. Al final, le puso una muñequera que le llegaba hasta  la mitad del antebrazo derecho.  Cuando estuvo listo, se alejó, lo miró, se sonrió - No habrá nadie que se resista a ti. Mírate en el espejo.

A Telmo, todo este proceso le recordó a las imágenes que había visto cuando visten a un torero, se miró y no se reconoció. Se empalmó sólo de mirarse, estaba guapo a rabiar y la imagen que se reflejaba era la de una especie de gladiador. Se irguió, se miró, se dio la vuelta para mirarse el efecto que hacía el suspensorio y vio su culo blanco y sujetado con las cinturillas de cuero que le  hacían parecer más tersos. La polla le dio un brinco de aprobación y se sonrió ante el espejo.

Mientras el neófito se admiraba en el espejo, el maestro se vistió con los arneses, el suspensorio, las muñequeras y las botas de cuero. - Vamos - dijo Infante- Víctor te espera-.Telmo le miró y se dio cuenta de que el entrenador se había vestido también con los arreos propios y lo admiró. Era un hombre mayor que influía respeto por la fuerza que destilaba y la belleza madura. Era  un auténtico ejemplar de macho poderoso. Podría ser un rey en el mundo fantástico de Conan.

Abrió la puerta y entraron en la habitación. A otro "Santuario". La luz era tenue pero distinguió a Víctor sentado en una banqueta. Al verlos entrar se levantó , llevaba puestas unas botas similares a las suyas, unos brazaletes ajustados a los bíceps...y nada más. Telmo observó la belleza de su tío y se rindió a élla. Víctor se acercó y le preguntó a Infante si el chico estaba listo.

-No se si listo, pero lo tiene muy claro y quiere probarlo.

Víctor se acercó a su sobrino, le abrazó con fuerza y le dijo que ahora tenía que demostrar que era un hombre. Levantó los brazos y dejó que Infante le amarrara las muñecas a las sogas que pendían del techo. Su cuerpo quedó desnudo  e indefenso.

Telmo lo miró sin entender, hasta que Infante se acercó a el y le entregó una fusta muy parecida a la de Emmanuel. - Primero lo tienes que hacer tu para saber que es lo que se siente y si serás capaz de aguantar lo mismo.

  • Pero....yo no se...no se...como...yo no quiero hacerle...es a mi...

  • Te voy a enseñar. Ahora tienes que ser un hombre fuerte y valiente porque Víctor es lo que quiere y tu se  lo vas a hacer. No es discutible ni negociable. Si no, te largas.

A Telmo se le enrojecieron los ojos. -No quiero hacer daño a Víctor....

  • Pero el si quiere. Quiere que aprendas. No le hagas esperar, tienes que coger la  fusta con fuerza. Luego levantas el brazo y la bajas dándole impulso, pero la fuerza del golpe tiene que ser con la muñeca, no con el brazo y le  das con fuerza y precisión. Voy a dar el primer latigazo para que veas como se hace, fíjate bien porque el siguiente lo harás tu y Víctor espera que lo hagas bien. El efecto está en la muñeca, así...- Infante levantó la fusta y bajó el brazo dando un impuso seco con la muñeca, de manera que la fusta silbó en el aire. Telmo se estremeció.

El entrenador le separó un poco para dejarse espacio y le asestó un latigazo en la espalda a Víctor que le hizo estremecer el cuerpo colgado. Telmo se quedó paralizado.

  • Ahora tu.

  • No...no voy a poder

  • ¡Que se vaya!- gritó Víctor- Que se vaya...hazlo tu Infante

  • A Telmo se le aguaron los ojos, la ira de que le rechazara su tío le hizo coger fuerzas, le arrebató la fusta al maestro, se puso rígido detrás de su amor, levantó el brazo y le sacudió su primer latigazo. Víctor se tensó y luego dijo - ¿Esto es lo mejor que sabes hacer?.

El chico se encabronó de verdad y le propinó el segundo golpe. El hombre se volvió a tensar pero no habló. Y así, fue azotándolo una y otra vez mientras veía como esa carne tan querida se enrojecía.

  • Ahora, por delante, dale en el pecho- Oyó que le decía el maestro.

Telmo se puso frente a su tío. Lo miró. La belleza le desarmaba. Notó que la entrepierna de su amor estaba a estallar. ¿Los golpes y el dolor le hacía sentir así?. ¿Se excitaba de ese modo cuando le fustigaban?. Todo lo que le había contado era verdad, no era fantasía. Se podía empalmar con el dolor. Era verdad. Le caían lágrimas, pero no sabía que sentimiento las hacía derramar.

Se puso frente a él y le descargó un golpe en medio del pecho.

  • No seas nenaza. Da más fuerte. Se un hombre. ¡Joder!. Demuestra que eres un hombre y pórtate como tal. - Se lo decía con tal rabia que el chico se volvió a enrabietar.

  • ¡No soy una nenaza!. Soy un hombre. ¡Soy un hombre!- y mientras decía esto le daba latigazos con toda la fuerza que podía y su tío se tensaba, se mordía el labio inferior, le resbalaban lágrimas y gemía.

Infante le paró. - ¡Ya!. Ya está bien...Telmo, ya está bien. - Le abrazó y le quitó la fusta de la mano. - Ya...cálmate...esta bien...

Telmo se secó las lágrimas y miró a su tío. Tenía el pecho enrojecido. Ese pecho que había besado y admirado, la cara le caía de costado, pero la entrepierna estaba a punto de estallar, entonces el maestro se puso detrás del torturado,le desató las hebillas y el suspensorio cayó y dejó ver el miembro de Víctor en todo su esplendor. Alto, fuerte, venoso, oscuro, húmedo. Telmo se quedó impactado ante la presencia de aquel instrumento, se acercó a el con intención de mamárselo para que se calmara, pero Infante le sujetó. -¡NO!. Todavía no. Ahora tienes que refrescarle con agua fría. Tienes que calmarle el dolor con mucho cariño, con mucha dulzura.

Le acercó el balde con agua y una esponja y le dijo que le lavara, que le refrescara la piel y que le acariciara. Ante las caricias, después del dolor, experimentará un placer que le hará desear lo "más" y ese "más" se lo tendrás que dar tu.

Telmo cogió la esponja y comenzó a lavar la cara de su hombre, el cuello sudado, los sobacos, que después besó, la marcas enrojecidas de su pecho, los pezones,que también besó y fue bajando hasta llegar al pollón a punto de explotar, lo trató con mimo, no quería que se corriera, y llegó hasta los pies que besó y lamió. El amor que le estaba inspirando ese cuerpo dañado hizo que se fuera excitando. Se acordó del San Sebastián de uno de los relatos.  Luego se puso tras él y lo fue lavando desde abajo hacia arriba, fue subiendo hasta llegar al culo que besó y siguió por la espalda hasta los hombros y el cuello. En ese momento notó que su polla estaba manando de lujuria y estaba justo en el centro de la raja del culo de su tío, su cuerpo se apoyaba en el del hombre que más quería y al que había maltratado. Se apretó a él, su polla se endureció y fue subiendo y bajando como su hombre le había enseñado.

Víctor, suspiró y gimió y susurrando le dijo que le follara. -Niño...fóllame...fóllame...

Infante que estaba atento, se acercó con un frasco, le untó los dedos al chico y le llevó la mano a la entrada de su tío para que le lubricara mientras el lo hacía en la tranca del sobrino. Concluida la lubricación, le dio un pequeño apretón en el hombro para darle ánimo y se retiró -Ahora. Hazlo ahora.

Telmo respiró hondo, besó a su tío con ternura, le mordió el hombro mientras iba empujando su embarrado miembro en la entrada de Víctor que, al sentirlo, su ano hizo un gesto de asentimiento y suspiró de alivio al notar que la tranca, nada desdeñable de su sobrino, iba entrando  y entrando.

Víctor se excitó tanto que emitía gemidos y suspiros y Telmo al ver el placer que le daba a su macho se volvió loco de placer porque era la primera vez que penetraba a alguien, y el masaje que estaba recibiendo en su tranca era una sensación indescriptible, siguió penetrándole mientras le acariciaba, mientras le amaba más que nunca, pero en ese momento la polla mandaba y era el centro del universo. Follaba y follaba, mordía y mordía lo que encontraba, lamía y follaba y follaba hasta que no pudo más y estalló dentro de su tío. Notó como el culo de su tío abrazaba su polla y supo que el también estaba estallando. Apretó su cuerpo al suyo, le mordió sin control mientras se vaciaba, le agarró los huevos mientras que el tío acababa... Y acabaron.

Infante observó como Telmo recogía y abrazaba el maltratado cuerpo del hombre caído. Le acariciaba la cabeza y le besaba con ternura.  El hombre se dejó abrazar por el ya hombre que ,desde atrás, abrazaba el cuerpo desnudo de Víctor y le sostenía en su regazo.

La imagen de otra Piedad apareció en la imaginación del anfitrión.

karl.koral@gmail.com