Los ojos de Alma

Odio

ODIO

El ruido es ensordecedor, los lamentos continuados, el Ente/niño está aterrado, hoy no han corrido las cortinas.

Tac, tac, tac…...Ahora sabe que es el cabecero de la cama el que golpea la pared y que una sombra aplasta a la hembra. Su madre gime, apresa con sus piernas la figura que la posee, se retuerce, abre y cierra los dedos de los pies, finalmente se estremece y grita.

El niño tiene miedo, está mirando la escena, parado en su cuna.  Ha adquirido el don del habla, pero no puede hablar, siente su lengua atorada por el temor.

Ha adquirido el don de caminar, pero no se puede mover, está atrapado en su cuna.

Finalmente, es la sombra la que lanza un agónico gemido final y se derrumba sobre su madre... Después de un momento de silencio se retira.

Se escuchan unas risas, palabras que no entiende y finalmente un estampido que deja todo en silencio. Hasta el canto de las aves ha cesado. Ve llorar a su madre aterrada, encogida sobre la cama en posición fetal. El silencio oprime.

Repentinamente... algo cambia. Una leve corriente de aire...Una rendija de luz...la cortina se abre y entra su padre.

Ahora su madre está de rodillas al borde de la cama y su padre detrás. Ruidos, golpes y más golpes...Insultos a los gritos que no alcanza a entender. Se tapa los oídos aterrado.

Alcanza a ver el brillo del metal, el movimiento veloz y a su madre que cae en un charco de jalea roja.

Adquirió el don del odio.

NURIA

Salté de la cama aterrado, la pesadilla había cambiado y tardé en tranquilizar mi corazón alterado. Comencé mi rutina con pesadez, el día arrancó mal. Bebí mi vaso de zumo y salí a correr, con los kilómetros logré tranquilizarme, pero la resaca del mal sueño no se me fue.

Me dí una ducha rápida, tomé un café con leche con un jugo de naranja y salí a trabajar, estamos a principio de Noviembre y es Sábado, el tiempo está cálido y es época de trasplantar los almácigos que ya están por florecer. En pocos días más deberé desagotar el agua podrida de la piscina y limpiarla para su uso.

En silencio preparé la tierra, abrí los surcos, les puse un poco de abono y los fuí trasplantando con cariño uno por uno, formando figuras geométricas de distintos colores. A la jaca le gustan así, como si la naturaleza no se distribuyera al azar.

Son las ocho de la mañana cuando las mellizas, junto con Nuria y sus respectivas parejas llegaron de su farra nocturna. A los varones, se los notaba un poco pasados de vueltas, a las mellizas algo tomadas y con la risa floja.

Nuria me miró avergonzada por el espectáculo. Jorge, su novio, se dió cuenta y fardó de vivo.

-. ¿Te da vergüenza divertirte mientras el esclavo trabaja? Ja ja ja , estás peor de lo que creía.

-. No seas maleducado, no te burles de la gente que trabaja. ¿O tiene más mérito estar drogado ?

-. Siempre la misma aburrida, me tienes podrido con tus prejuicios.

Escuchaba la discusión sin entrometerme, no me convenía. En la juventud de algunas clases sociales, está muy metida la idea de menospreciar a la clase trabajadora y vanagloriarse de sus vicios, aunque fueran pagados por sus padres, por suerte Nuria no parecía ser de estas ideas.

Entraron a la casa a desayunar y una hora después salieron a tomar sol. Las mellizas iban con unos bikinis negros que dejaban poco a la imaginación y lucían con orgullo sus lindos cuerpos, ambas son altas y estilizadas. Carla es rubia de ojos claros y con una curvas de infarto. Lucía la castaña de ojos marrones es más delgada, pero también estaba muy buena. En lo que más se parecen es en la cara de zorras.

Nuria, que lucía un bañador más discreto, es morena de ojos oscuros y muy bonita. Su expresión en cambio es la de una muchacha sufrida. Jorge junto a Pedro y Esteban sus laderos, se quedaron con remera y vaqueros cortos.

Alrededor de las once de la mañana los varones se cansaron de tomar sol y empezaron a fardar de sus habilidades con una pelota de fútbol, típico floreo para tratar de impresionar a las damas que los miran aburridas. Pedro y Esteban hace rato que rondan a las mellizas. Por ahora, sin suerte.

En uno de esos juegos, la pelota salió lanzada para  mi lado y me pegó en la espalda rebotando luego hacia ellos, Jorge estalló en carcajadas.

-. JA, ja, ja. Nuevo juego, tiro al esclavo

Unos minutos después un nuevo pelotazo me golpeó. Trataba de no inmutarme, pero empezaba a perder la compostura, demasiados abusos había sufrido en mi vida, como para soportar ser humillado por un imbécil drogado, y justo hoy, que era un mal día.

Por suerte ya estaba terminando esa sección del parque. La carretilla estaba vacía y me disponía a ir al invernadero a cargar mas plantas, cuando el siguiente pelotazo me esquivó y cayó sobre el cultivo, haciendo que mi indignación subiera varios niveles, podía soportar agresiones a mi persona, pero no a mis pobres plantas.

Tomé la pelota y de un puñetazo la envié a lo largo del patio yendo a parar junto al portón del garaje.

-. Ehh, imbécil, ¿qué haces? Vé a buscar esa pelota.

Bramó Jorge.

Ni caso que le hice mientras reacomodaba el plantin dañado. Jorge se acercó a mi histérico, y no tuvo mejor idea que pisar furioso una planta mientras me gritaba.

-. A tí te estoy hablando roñoso. Deja esas putas plantas y vé a buscar la pelota.

Levanté el brazo izquierdo y lo tomé del pecho haciendo un bollo con la remera estrujada en mi mano, con la mano derecha lo tome de su cinturón y lo llevé reculando inclinado hacia atrás en posición inestable, hasta arrojarlo de espaldas dentro del agua podrida de la pileta. En un último intento se tomó de mi barba y casi me arroja con él.

Su ladero Pedro vino en su rescate, arrojándome una patada que atajé tomándolo del tobillo y tirándolo al agua junto a su compinche. Cuando Esteban amenazaba con intervenir, me erguí en todo mi metro noventa, y él, pequeño y pícaro como era, reculó con las palmas hacia adelante en señal de paz.

Más calmado, retomé mi trabajo sin decir una palabra.

Cuando los varones humillados salieron del agua con restos de musgo y ramas en la cabeza, las muchachas estallaron en una carcajada. Jorge indignado, encaró a Carla.

-. Cómo permites que tus sirvientes se burlen de tus visitas.

-. A mi no me metas, esto lo empezaste tú, termínalo tú... Pero báñate primero...hueles espantoso. JA, ja, ja.

Ante el nuevo ataque de risa de las muchachas, Jorge perdió los palpeles, tomó del pelo a Nuria y la levantó de la tumbona.

-. Y tú estúpida de que te ríes, crees que voy a permit….

No pudo seguir hablando, acercándome por detrás le aplaudí indignado la cabeza, golpeando con fuerza las dos palmas en sus oídos para que la suelte. Cuando lo hizo y se dio vuelta aturdido, lo dormí de una trompada en el mentón.

Mientras lo cargaba sobre mi hombro y lo tiraba en la carretilla, nadie osó intervenir, cuando lo llevé por el patio y abriendo el portón lo arrojé en la calle sobre el montón de pasto cortado, sus amigos salieron corriendo a ayudarlo y las chicas volvieron a reír a carcajadas.

No llegué a darme cuenta, que desde el interior de la planta baja, Juana veía todo mordiéndose el labio inferior y desde el dormitorio del piso superior, José observaba con una sonrisa dibujada en el rostro.

Cuando terminé mi jornada y reflexionaba sobre lo ocurrido, llegué a la conclusión de que debía mejorar mi aspecto para que este tipo de imbéciles me respeten un poco más. Sobre todo afeitarme la barba que casi hace que me arrojen al agua.

A la mañana siguiente, volvía de correr y me encontré a Nuria esperándome sentada de costado sobre su scooter. Estaba para comérsela, con unos pantaloncitos elastizados y un top haciendo juego con la cintura al aire, que delineaba una silueta de ensueño.

-.Hola, ¿Qué haces por aquí? ¿No fuiste de fiesta anoche?

-. Cuando el imbécil de mi novio se disculpe, volveremos a salir. Mientras tanto lo tengo en penitencia. Te traje unas masas para tomar el desayuno.

-. ¿Y eso por qué ?

-. Por defenderme ayer.

La hice pasar y le pedí que prepare el desayuno mientras me duchaba. Cuando terminé, salí vestido con una remera entallada, unas calzonas de gimnasia, el pelo recogido y sin lentes.

Cuando Nuria me vió, se acercó, y acariciándome la cara me dijo

-. Me encanta que te hayas afeitado. Te queda mucho mejor así.

Y me dio un beso en la mejilla.

Mientras desayunábamos entre risas por lo acontecido el día anterior, me comentó que estuvo viendo mi biblioteca mientras me bañaba.

-. Me llamó la atención la distribución de la biblioteca. Tienes las obras ordenadas por nivel de complejidad y no por temática. Como la tendría un estudiante. Además en un estante aparte hay obras de literatura y libros de arte en español e inglés. Y todas tienen el índice marcando el lugar de lectura actual.

-. ¿Lo preguntas porque no tienen figuritas?

Me miró sonrojada

-. Has escuchado los comentarios que me hacía Carla burlándose. A mi no me causaron gracia. De ser ciertos, ser analfabeto es un drama, no una obra cómica.

-. No te preocupes, me dí cuenta de eso. Carla confunde cultura con educación y educación con estudio. Cree que son la misma cosa y eso es una falacia, como lo demuestran tu novio y sus secuaces.

-. Si me guío por lo que ví en tu biblioteca, estás estudiando materias de segundo de ciencias. ¿Cómo lo llevas con ecuaciones diferenciales?

-. ¿Qué quieres saber ?

-. Tengo un trabajo práctico para entregar esta semana y lo tengo atravesado.

-. ¿Lo tienes aquí ?

-. Lo podemos bajar, ¿Tienes conexión a la red ?

Lo hicimos y ante su sorpresa, en dos horas habíamos terminado todo el trabajo y preparado la presentación oral del mismo. Nuria se puso a correr dando saltitos alrededor de la mesa, como si festejara un gol. Cuando me puse de pie muerto de risa, saltó sobre mi y se abrazó como un koala.

Nos miramos un instante a los ojos y lentamente fuimos acercando nuestras bocas, para terminar fundidos en un beso muy sentido. La fui llevando a mi dormitorio montada sobre mi cintura, mientra ella me sacaba mi remera y yo la suya.

La deposité suavemente sobre la cama y fuí bajando la boca por su cuello dándole pequeños besitos y mordiscos hasta llegar a unos pezones que me esperaba enhiestos y ansiosos. Después del atracón de tetas, fui bajando por su abdomen dándole pequeños besos y llevándome su pantaloncito y la ropa interior en el camino.

Al llegar a su coñito, le pegué un lengüetazo que la hizo agarrarme de los pelos y enterrarme entre sus abiertas piernas, bebí de ese manjar hasta que la dueña de la delicia estalló en un orgasmo monumental.

Una vez relajada, fui reptando sobre ella pero sin aplastarla, hasta que nuestros sexos se tocaron. La miré ansioso y ante su asentimiento me sumergí en sus profundidades.

Llevábamos dos horas de folleteo cuando golpearon fuerte la puerta, desnudo como estaba, fui a ver quien era y me encontré con una furiosa Carla pasada de copas, que me interpeló.

-. ¿Dónde está Nuria?

-. Y porque debería saberlo?

-. Porque su scooter está dentro y solo tú has podido abrirle.

-. Eso es así, vino hace un rato, preguntó por ustedes y como no las halló, dejó la moto y quedó en volver.

-. ¿Y porque has dicho que no sabías?

-. He dicho que no se donde está, y sigo sin saberlo.

-. ¿Puedo pasar a ver ?

-. Pasa.

Me di vuelta dándole la espalda y me encaminé al baño.

-. ¡Estás desnudo!

-. Estoy en mi casa y me estaba por bañar.

-. ¡Asqueroso, vete a la mierda!

Se fue dando un portazo

-. Ja ja ja no sé por qué te dice asqueroso con lo bueno que estas.

Salió Nuria a las risas ya vestida del dormitorio y se colgó de mi cuello para darme un beso muy cachondo.

-. Gracias por cuidarme.

Mientras me metía en el baño a ducharme, se fue a la calle para completar el paripé, volviendo a llamar desde allí, como si recién llegara.

Desde ese día, Nuria dejó de salir con Jorge los sábados y venía a pasar la noche conmigo, para luego dedicarnos a estudiar toda la mañana del domingo hasta que volvía a la casa de sus padres, para almorzar con ellos.

Ante la proximidad del examen final, Nuria estaba nerviosa. Pretendía que le diera un repaso integral por todos los temas a rendir, intercalando preguntas sorpresa, para poder evaluar su grado de preparación.

Por ese motivo, después de un tremendo polvo en la ducha y luego de desayunar en la pequeña cocina, dejamos los utensilios en la bacha y nos pusimos de lleno con el tema.

No podía imaginar que mientras tanto, Jorge, su novio, junto a Pedro y Esteban, sus laderos de siempre, con la complicidad de Carla y Lucía, -que tenían copia de la llave de entrada-, estaban complotando para entrar de sorpresa, pillarnos en plena faena y darnos un escarmiento.

Muy concentrado en la explicación y en las respuestas de Nuria, para evaluar su nivel de preparación, no me percaté que la puerta se abría lentamente,  dando paso a Carla y su hermana que se quedaron paralizadas mirándome con la boca abierta. Nunca me habían visto estando sobrias, vestido sin el mono de trabajo y sin lentes de sol.

Ese día vestía unas bermudas vaqueras elastizadas, combinadas con una camiseta de running al cuerpo, que marcaba mi musculatura de forma un poco exagerada. Mi pelo lo tenía recogido hacia atrás, peinado con una coleta sujetada por una banda elástica.

Nuria en cambio, vestía un conjunto de remera  y pantalón corto que marcaban sus atributos sin exagerar, dejando ver su cintura desnuda. Todo muy formal y normal para el calor de esos días y nada que hiciera pensar que allí pudiera pasar otra cosa que estudiar, o que pasara algo raro.

-.

Jodeeer

–exclamó Carla

Jorge, el novio de Nuria, junto a sus laderos al escucharla, malinterpretaron el motivo de su asombro y  creyendo justificadas sus sospechas, se abalanzaron dentro de la casa con las peores intenciones

-.

Hijos de pu

………

-empezó a vociferar desencajado, antes de pararse a mirar sin entender nada.

-. ¿Pueden explicar que mierda hacen aquí?

Pregunté enfadado

-. Es que nosotras creíamos que ...

.Balbuceó Carla.

-.

Me importa una mierda lo que creías

La interrumpí-

Nada te da derecho a entrar sin pedir permiso, y menos acompañada de esos impresentables.

-. Esta es mi casa, no tengo que pedir permiso

-. Eso que me lo diga tu padre... Ahora márchense y déjennos estudiar tranquilos.

-. Ja, ja ¿Y tu te crees que me voy a tragar que un paleto como tú, tiene siquiera idea de matemáticas? -

Vociferó el imbécil alterado –

Acá pasa algo raro.

-. Me importa una mierda lo que tú pienses, márchate antes que te eche a patadas, o tienes ganas de pegarte otro bañito en la piscina.

-. ¿Y vas a poder con los tres?

Alardeó

-. Bueno, ya está bien

-intervino Lucía-

Perdona el malentendido Luis. Tu Jorge ve a la pileta con tus amigos y espéranos allí... Y a ti Nuria, si no te parece mal, déjanos escuchar un momento a ver si nos puede servir a nosotras también.

-. Ningún problema, contestó Nuria, siempre que a Luis le parezca bien.

-. Por mi está bien -contesté

Murmurando desconfiados, abandonaron el departamento, mientras las hermanas tomaban asiento en el sillón grande. No se me pasaba por alto que el verdadero interés de las muchachas, pasaba por comprobar cuánto había de cierto en lo de las clases, pero así y todo decidí seguir adelante con las mismas, pasando de ellas.

Después de media hora, aburridas y con un montón de preguntas en sus cabezas -que no se atrevieron a expresar- abandonaron el lugar y se juntaron con sus amigos en la piscina.

Nada más salir, Nuria se levantó de su silla, fue corriendo a trabar la puerta con el pestillo y al volver se abalanzó sobre mí, rodeándome el cuello con sus brazos y estampándome un morreo que me hizo temblar los dientes.

-. Ufff. por los pelos…Si llegan una hora antes…

Esa noche me acosté temprano, Blanca avisó que no venía a dormir. Había sido un buen dia y me dormí enseguida

JACINTA

El Niño tiene diez años y trabaja la huerta, casi ninguna tarea de la granja está fuera de su conocimiento. Es grande para su edad y fornido por la brutal rutina a la que es sometido por su padre que lo repudia. Lo obliga a levantarse con el sol y no puede descansar hasta terminar la tarea asignada. Si no cumple, el castigo es brutal.

Tanta es la maldad, que hasta la educación le es negada, solo recibe la que su nueva madre le brinda a escondidas. Por suerte es muy inteligente y la asimila bien.


Hoy es Lunes y me levanto mejor, el recuerdo de Jacinta, me endulza el alma.

Empezaré mi tarea por las flores del jardín.

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