Los ojos de Alma 4
Impuro
IMPURO
Es primavera, los vientos soplan cálidos y por fin amanece con el sol brillando entre las nubes. Estos días ha llovido mucho, los ríos están desbordados y el niño está trabajando en el granero acomodando fardos, el terreno está muy embarrado para trabajar afuera.
El mal tiempo no es excusa, siempre hay algo para hacer. Su padre es implacable, y el precio de desobedecer se paga en magullones. El ambiente está húmedo y está transpirando. Con temor, se retira los lentes oscuros que hace poco le compró en la ciudad.
Cuando se los dió, le advirtió que nunca más lo mire a los ojos sin ellos puestos. El tener los ojos de su madre le recuerdan a la puta que lo parió y eso le da asco. El niño presiente que lo que su padre siente, es temor. Temor de que se sepa la verdad.
Él la sabe, él vio todo, pero nunca se lo dirá. Su memoria es lo único que le queda de su madre, y si ella se equivocó, él no es quien para juzgarla.
Ya es hora de comer cuando entra Jacinta preocupada por la tardanza de su padre y le pide que lo vaya a buscar. Esta increíble mujer, sigue siendo abnegada a pesar de las continuas palizas recibidas sin razón sustentable. Basta una chispa para encender la hoguera.
El niño se coloca las botas y sale al camino. Cinco kilómetros adelante, encuentra el tractor volcado al borde del arroyo. El monstruo está atrapado por la máquina, solo la cabeza emerge del arroyo y el agua está subiendo.
El animal ensangrentado lo insulta y le urge a buscar ayuda. El niño lo mira serio y se sienta en una roca a esperar. El tiempo corre y el agua sube implacable. El niño no deja de mirar.
Finalmente el monstruo desaparece bajo el agua. El niño comprende que debe ponerse en movimiento. Se levanta lentamente, sabe que debe acercarse al pueblo a pedir ayuda, hay que recuperar el tractor.
El Ente entristecido, quiere abandonar el cuerpo pero no puede. El aura del niño perdió su pureza y él está atrapado. Guiarlo para que la recupere es su destino.
JUANA
Amanezco tirado en el piso, estoy furioso y estoy llorando. Me levanto pesadamente, cumplo con mis rutinas y vuelvo al parque. Anoche ha llovido y el agua de la piscina está sucia. Con un poco de suerte, la mugre se habrá decantado con los productos que le he echado ayer y podré pasar el barrefondo.
Estamos en pleno mes de Diciembre, es sábado, las ninfas están de vacaciones en la costa y el lunes también se va el personal de servicio. José está de viaje por el sur y se reunirá con ellas antes de las fiestas. La jaca todavía no se ha levantado, es buena hora para hacer la limpieza antes de que baje a tomar sol y bañarse en la piscina.
Paso el barrefondo, pongo a funcionar los filtros, vigilo el PH del agua y termino justo a tiempo, la jaca sale a provocar con un bikini brasilero que muestra más que lo que tapa.
Se tira en la tumbona, se saca el corpiño y sus hermosas tetas operadas no se bajan un milímetro. Se echa boca abajo y me urge a que le pase crema en la espalda. Por suerte Blanca me ha dejado seco anoche, porque el hilo dental se pierde entre sus nalgas y echada así parece completamente en pelotas.
No me amilano, le embadurno bien la espalda y a pesar de que no me corto con su culo y se lo magreo bien al igual que sus piernas, ella no se queja.
Esa tarde me avisa que a la noche va a salir, que no active las alarmas periféricas y vigile la casa. La han invitado a una fiesta del sindicato de empresarios del cual su marido es presidente y debe ir en su representación.
Se supone que los sábados por la noche no tengo por qué trabajar, pero no tengo ganas de discutir, estoy muy alterado por el sueño de anoche y puedo decir algo inapropiado.
Cerca de las diez de la noche, me avisa que se marcha. Madre mía, cómo va ataviada, lleva un vestido elastizado a medio muslo que le marca un culo de escándalo, con la espalda al aire y un escote que apenas cubre sus hermosas tetas. Medias negras de red y tacones de aguja.
-.Puta madre que hermosa es, está para comérsela.
Me acuesto a dormir, el día ha sido agotador y estoy muy cansado. El sueño parece volver. Pero ha retrocedido. Mi madre está gritando otra vez. Me remuevo furioso en la cama y me despierto asustado. Pero los gritos siguen...
-. Hmm… noo… hmmm… déjenme… nooo...aghh...
Cuando mi mente se espabila, distingo que los gritos proceden de la cámara que enfoca a la calle. Miro con atención y veo que están atacando a Juana. Me levanto de un salto, me pongo la malla de lycra, me calzo las botas y salgo al parque. Busco entre las plantas y tomo una estaca del tamaño de un bate de béisbol, quizás un poco más gruesa y más larga.
Salgo corriendo por el patio, abro despacio la puerta peatonal del portòn del garaje y me asomo, lo que veo me altera la cabeza. Dos matones tienen a Juana en cuclillas contra la pared, uno de cada lado, tomándola de un brazo con una mano y con la otra mano apoyada en sus hombros para que no se levante. Un tercero parado frente a ella, le sostiene la cabeza fija, tomándola del pelo con una mano mientras que con la otra sostiene su polla enterrada en su boca.
Junto a la acera, se halla mal estacionado, un Mercedes Benz Gla 250 con las puertas abiertas. Se ve que Juana quiso escapar y no lo consiguió.
Ella se resiste, pero se nota que sus fuerzas están menguando, se la vé borracha o drogada, el matón le grita.
-. Chupa, puta, chupa. Así el cabrón de tu marido va a dejar de fardar de hembra, hoy te vamos a dejar el culo como boca de metro. ¡CHUPA PUTA!
Me acerco por detrás, levanto el palo sobre mi cabeza y se lo planto con violencia en medio de la nuca, con tanta mala suerte que el macarra como reflejo, echó las caderas adelante clavándole a Juana la polla en la garganta. La pobre mujer, atorada, largó todo lo que tenía en el estómago sobre su vestido. También embadurnó la polla del maldito, que cayó al piso como poste caído.
Los que la sujetaban, quedan paralizados mirando el espectáculo sorprendidos. Con dos batazos a izquierda y derecha, les parto la cara. Estoy demasiado cargado de furia. Para no matarlos, la termino de descargar sobre el Mercedes Benz de los asaltantes. No le dejo un pedazo de chapa, ni un vidrio sano.
Una vez calmado, echo el palo al jardín por sobre el muro, alzo a Carmen en brazos y me la llevo adentro.
Cruzo el patio y me dirijo directo al área de la piscina, la siento en un sillón de esterilla, y voy dentro de la casa a buscar jabón, toalla y una cofia, le pongo la cofia para cuidarle el pelo, la vuelvo a levantar y la pongo vestida bajo la ducha para enjuagar el vómito. Procedo a sacarle el vestido y descubro que no tiene bragas ni sujetador.
La baño bien sentada en la silla y la levanto solo para enjuagarla. La seco y la envuelvo en una toalla seca. La vuelvo a dejar en la silla y procedo a lavarme yo, luego la vuelvo a tomar en brazos para llevarla a su dormitorio. Entro en la casa que conozco bien por mis tareas de mantenimiento, la llevo al baño, le lavo los dientes y la dejo en su cama.
Cuando me estoy por separar de ella, me toma de un brazo y me tira sobre su cuerpo quedando cara contra cara. Sin perder el tiempo me cruza los brazos por el cuello y me dá un beso tremendo. Con un empalme de campeonato, me deshago de su abrazo y me siento en un sillón a vigilar su sueño.
Despierto a la mañana siguiente, entumecido y tapado por una manta. Juana no está en su cama y se escucha el ruido de la ducha. Despacio y sin hacer ruido me voy a mi departamento. Por suerte Nuria está de vacaciones con su familia, porque hoy estoy roto, la noche ha sido muy intensa.
El Miércoles a la mañana estoy preparándome para salir a trabajar, cuando entra José furioso
-. Pero pedazo de imbécil ¿estás loco o qué? Te he encargado que vigiles, no que te pongas a lastimar gente porque te pone celoso que acompañen a casa a mi mujer. Eso déjalo por mi cuenta.
-. No te imaginas lo que he tenido que hacer para tapar todo, y el arreglo del auto lo pagas tú
Lo miro extrañado, sin hablar, vaya a saber qué le han contado. Le pido que se siente y le pongo la grabación de esa noche. Cuando el video termina, está pálido. Y eso que le he sacado las partes donde se ve a Juana vestida como una zorra. Me pide disculpas. Me da las gracias y se va.
Los macarras, resultaron ser las autoridades de la franja opositora en el sindicato. Nadie más supo de ellos. Joder con mi José, es realmente un hombre peligroso. Aparentemente, llegaron a confesar que drogaron a Juana y pensaban filmarla follando para extorsionarlo, pero resulta que la jaca resultó ser más dura de lo que suponían.
Nada más hablar conmigo y arreglar todo, José salió de viaje para no ser involucrado en las desapariciones. A las dos de la tarde, cuando ya estaba estudiando en malla y sin los lentes, entró Juana al departamento, trabó la puerta y se quedó mirándome apoyada en la misma. Ella no hablaba, yo tampoco.
Tenía puesto un vestido de algodón drapeado en el torso, sostenido solo por sus grandes tetas, por debajo la falda era acampanada y le llegaba por la mitad de los muslos. Completaba la vestimenta con zapatos de esparto.
-. El Domingo despreciaste mi invitación.
-. Estabas drogada.
-. Y muy caliente, no debiste dejarme así. ¿O no soy de tu gusto?
-. Repito, efecto de la droga, no iba a aprovecharme de eso.
-. Ahora no estoy drogada.
Lentamente, fue bajando su vestido, que al liberar sus tetas cayó a sus pies. Lo alejó de una patada y se quedó mirándome con el dedo índice de su mano derecha metido en la boca.
Me paré, me quité el bañador y me acerqué despacio. Le tomé la cara con mi mano izquierda y le comí la boca, con la mano derecha enrosque su pierna en mi cintura y violentamente la penetré, se corrió en seguida ahogando sus gritos en mi boca. Levanté su otra pierna y así, apoyada en la puerta, colgada de mi polla, la estuve martillando hasta llenarla de lefa después de dos orgasmo suyos. Sexo duro y sin control, mientras ellla gritaba enardecida.
Sin sacársela, y sin dejar de besarla, reculé hasta sentarme en el sillón con ella a horcajadas. Sus meneos suaves me la pusieron dura de nuevo y volvimos a copular en forma violenta. Media hora después, acabamos desfallecidos entre gemidos y gruñidos.
-.
Guau, que fuerte, mi mejor polvo en años
-. Una pasada, estoy muerto.
Se levantó suavemente cubriéndose el coño con la mano para no manchar y pasó al baño a lavarse. Cuando salió, tan desnuda como había entrado, volvió a subirse a horcajadas, se quedó mirándome fijo a los ojos y recostó su cabeza en mi hombro.
-. ¿Por qué no le contaste a mi marido, que estaba vestida como una zorra?
-. Porque no necesitaba saberlo y porque nadie debe agredir a una mujer por la forma que va vestida.
-. Eres un chico raro, viviste toda la vida en el campo y tienes mas calle que uno de ciudad.
-. El respeto a los demás está mucho más arraigado en el campo que en la ciudad. El contacto con la naturaleza hace a la gente transparente.
-. Eres raro, te hacía un paleto bruto y resultaste una joya. Me calentó mucho como saliste en defensa de las chicas el otro día. No lo esperaba de tí. Pensé que nos odiabas.
-. ¿Por qué habría de hacerlo ?
-. Mi esposo te quitó todo lo que tenías, te hace trabajar como un esclavo. Mis hijas se burlan de tí. ¿Quieres más razones?
-. ¿Tienes idea del monstruo que era mi padre? ¿De lo que significa trabajar como un esclavo? Esto es un paraíso. Tengo casa, comida, y un par de amigas que me tratan como un rey.
-. Ja, ja, ja. De eso no tengo ninguna duda, te tienen bien comido y mejor follado. Se los agradezco, me has dejado de cama.
-. ¿Ya hemos terminado?
Se separó de mí mordiéndose el labio, se bajó de mis piernas y me volvió a mirar detenidamente a los ojos. De pronto, su cara cambió, la fiera que entró a mi cuarto ya no estaba. Tomándome de la mano me llevó a la cama y para mi asombro, desplegó una ternura y una necesidad de afecto, que distaban mucho de la imagen de jaca fatal que tenía de ella.
Me tumbó en el borde de la cama con los pies apoyados sobre el piso y las piernas abiertas. Se colocó en medio de ellas y echándose sobre mi cuerpo, me comió la boca con besos tan dulces que me conmovieron.
Poco a poco comenzó a descender sin dejar de besarme, hasta llegar a mi desafiante polla que estaba a reventar. La besó y la mimó sin dejar de pajearla suavemente y cuando lo consideró apropiado, se la comió.
Solo tenía la experiencia de Blanca y Nuria, pero la dedicación que le puso Juana me llevó a los cielos. Intenté pararla porque ya no aguantaba, pero fue imposible. Cuando exploté se tragó todo.
Me miró relamiéndose y empezó a trepar, no paró hasta encajar su raja en mi boca, solicitando devolución de gentilezas. Cosa que no me negué a conceder. Debería estar muy caliente, porque se corrió enseguida.
Volvió a bajar, tomó mi polla ya recuperada con su mano, la dirigió a su coño y se empezó a mover. Media hora después tuvimos un orgasmo simultáneo que nos dejó desmadejados uno sobre otro.
Cuando nos recuperamos volvimos a empezar. No paramos ni para cenar. La mañana siguiente, cuando me levanté para salir a correr, Juana estaba dormida y ronroneaba como un gatito. Fue una semana intensa, estábamos solos en la casa y no paramos de follar. En el parque, en el agua y en mi cama, pero nunca dentro de la casa. No quise hacerlo a pesar de su insistencia.
Dormíamos juntos. Cuando yo salía a correr, ella preparaba el desayuno y mientras trabajaba en el parque ella hacía las compras y cocinaba. Faltando pocos días para las fiestas empecé a notarla un poco distante y el fin de semana anterior a las mismas, después de un polvo maravilloso, me lo soltó...
-. Mañana me voy a pasar las fiestas con la familia. He hablado con María nuestra vecina para que te asista si necesitas algo y de paso le das una mano en lo que necesite
.
Y así, de repente, sin decir nada más, se levantó y se metió en la casa. Al otro día a la mañana se marchó sin despedirse.
Sorprendido por su actitud, continué con mi rutina, iba a extrañar el sexo con ella, pero estaba acostumbrado a estar solo. Para mí las fiestas no significaban nada.
Enero arrancó muy caluroso, esa mañana a media jornada el calor era insoportable. Aprovechando que estaba solo, me saqué el mono y me pegué una ducha en la flor exterior de la piscina.
-. Vaya, vaya, qué cambiado está mi callado vecino.
Me dí vuelta alterado y descubrí a mi hermosa vecina mirándome asombrada a los ojos. Apurado tomé mis lentes para cubrirme, pero ya era tarde.
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