Los nuevos pacientes del doctor Pen

Nuevos tres casos de nuestro psiquiatra favorito.

Sin estudios

Sin lógica

Sin ropa

En una celda del asilo Arkan, se encuentra un paciente especial, el llamado doctor Pen.

Un hombre de apariencia musculosa y bien peinado que esta permanentemente desnudo y con su inseparable boligrafo, que se piensa que es psicoanalista

Caso num 7: la eterna celebración del mundial

El doctor Pen ojeaba una revista de psicología, incluso alguien como el debía de estar bien informado sobre los últimos progresos en el campo, una señora de buen ver entró en su celda, caminaba despatarrada.

-tome asiento señorita

-Carlota y preferiría no sentarme, si no le importa.

-bueno, cada uno tiene sus preferencias ¿Cuál es el motivo de su visita? – dijo el doctor Pen.

-el mundial de futbol.

El doctor Pen sonreía al recordar la victoria de España en el futbol, pero no por la victoria, ya que no se perdió ni un partido del mundial, ver a veintidós hombres fuertes, saludables y sudando con el esfuerzo le parecía un espectáculo excitante, pero el doctor desechó esos pensamientos, no era momento de tener una erección, tenia una paciente.

-¿Qué problema hay con el mundial?

-mi marido, lo esta celebrando.

-es extraño que todavía lo celebre, pero es un acontecimiento histórico después de no pasar de cuartos toda la vida.

-lo se, pero lo celebra follándome día si y día también, la ultima vez me obligó a disfrazarme de holandesa y no paraba de darme por el culo mientras insultaba a los jugadores holandeses.

-¿con que frecuencia le suele hacer los coitos?

-Los únicos momentos en los que estoy tranquila son cuando trabaja y cuando duerme, el resto del tiempo no para de cogerme – decía tristemente la señora.

Posiblemente un bloqueo mental por un acontecimiento afortunado, pensaba el doctor pen, dicho de otra manera, la vida del marido era tan mierda que se agarraba a ese mundial como si fuera un clavo ardiendo, es necesario una terapia de shock.

-señora ¿cada cuanto ve su marido la televisión?

-cinco horas al día, pero ahora mira el video del mundial ¿por?

-grabe el video por encima y póngale las noticias de la crisis económica, de los parados, del congreso de los diputados, ya sabe, esas cosas.

La mujer no entendía ese tratamiento, pero le dio las gracias al doctor y se fue a su casa.

Meses después, la mujer volvió a la celda del doctor Pen, el cual, vió una barriga de embarazada.

-vaya, lamento que el tratamiento no funcionara, si

-¡que vá! ¡funcionó el primer dia! Ahora se queda depresivo en el sofá, hace horas extras para que no lo echen, busca un segundo trabajo, casi no lo veo.

-¿y ese bebé? – preguntaba el doctor señalando el vientre de la señora.

-cuando no te tocan en un mes, sientes curiosidad por los gustos de tu cónyuge, fui a ver a los jugadores y ¡cielos! ¡que torsos! ¡que piernas! ¡que traseros! Creo que me contagió su pasión futbolera porque ya me he acostado con tres equipos de primera división, durante las vacaciones en Brasil comprobaré si los brasileños saben meter goles, por cierto, pensé en usted, hay jugadores homosexuales que necesitan de sus "servicios" – dijo la señora guiñándole un ojo.

El doctor Pen se despidió de su paciente, con una sonrisa y guardó celosamente las fotos y los teléfonos de los jugadores, esta semana tendría la agenda repleta,ero mientras los problemas mentales, las depresiones y las tendencias suicidas no descansen, el doctor Pen, no lo hará.

Caso num 8: la chica que se enamoraba de los freakys.

El doctor Pen tomaba una taza de te verde para relajarse, habia hecho mucho ejercicio (leed el anterior caso y sabréis a lo que me refiero) una joven, de 1,80, largas y torneadas piernas de ciclista, ojos esmeralda, piel suave morena e inmaculada, trasero prieto y redondo, cintura de avispa y caderas de bailarina, senos turgentes y grandes y una larga, hermosa y lisa cabellera negra.

-¿el doctor Pen? – preguntó la joven cohibida por la desnudez del doctor.

-si, soy yo, tumbese en el diván – decía el doctor con amabilidad.

-yo, yo… - decía la joven incomoda de la desnudez del doctor.

-por favor cuénteme su problema, tengo muchos pacientes que atender.

La joven miró al doctor sorprendida, cuando entró no habia ninguna cola, de modo que armándose de valor se lo dijo.

-verá estoy enamorada, intento insinuarme a el, pero, parece que para el no existo.

El doctor no necesitaba ser heterosexual para ver que eso era impensable, los guardias se amontonaban al cristal de su celda babeando por esa diosa.

-¿tiene una foto del sujeto? – dijo el doctor con la esperanza de que fuera un deportista musculoso y gay.

La joven sonrojada le entregó una foto y el doctor al verla, se sorprendió.

Era un hombre con las gafas de culo de botella, su cara estaba llena de granos, su pelo era grasiento, sus dientes estaban descolocados, tenia triple papada y pesaba ciento ochenta kilos.

-¿su amor? – preguntó el doctor desconcertado.

-si – dijo la joven sonrojada mientras dibujaba círculos en el diván.

El doctor no pudo evitar pensar en el cuento de la bella y la bestia.

-¿Qué le ve a su amor? – preguntó el doctor.

-yo estudio informática y adoro a la gente que es hábil con el ordenador, ese es el mejor que he visto y encima bien armado.

El doctor recordaba su primer caso, el guardia también estaba bien armado aunque fuera feo como el pecado.

-¿Por qué no le insinua? Debe serle fácil – decía el doctor.

-parece que para el no existo, se pasa todo el rato en su ordenador, una vez me acerqué y le habia puesto nombre, un nombre de mujer a su ordenador, no tengo posibilidades – decía la joven tristemente.

-hay más hombres en el mundo – decía el doctor Pen.

-yo no quiero hombres del mundo, quiero ese hombre, pero solo soy una chica y no una maquina, ojalá lo fuera – decía la joven a punto de llorar.

-no hable de esas cosas tan alto – decía el doctor.

-¿no puedo quejarme? – decía la joven, pero el doctor miraba una de las celdas y eso la hizo sospechar.

-¿Quién está en esa celda?

-nadie – dijo el doctor.

La joven se levantó y se puso de rodillas ante el doctor mientras decía.

-si es alguien que me puede ayudar, dígamelo, por favor, yo no tengo ganas de vivir en un mundo sin mi hombre.

El doctor sabia que lamentaría eso, le preguntó si por el perdería la humanidad.

Ella dijo que si.

Ella salió de la celda y se dirigió a esa oscura celda que ponía doctor dementus, al entrar, el doctor le dijo.

-La estaba esperando,desnudese y tumbese sobre la mesa.

Ella, temblando, descubrió su hermoso cuerpo y se acercó a el.

Días después el doctor recibió como regalo un ordenador ultimo modelo, pero un guardia le dio un papel mientras le decía.

-esto estaba en la celda del doctor dementus junto a un monton de sangre y órganos ¿sabes algo?

El doctor Pen vió el papel, el cuerpo de una joven humana con botones de teclado implantados en sus senos, su ombligo era una entrada de usb, chips informaticos en su cerebro y espalda, cables entre sus cabellos, una pantalla que sustituye el ojo derecho y una dinamo dentro de la vagina que carga el sistema mediante los golpes de un miembro masculino, el doctor dementus era un experto en cibernética y esta vez se habia superado a si mismo.

-no, nada.

El guardia lo dejó y el doctor Pen recibió un e-mail que ponía.

"ah-ah do-tor gr-gracias pppor recomendarme al mmmmm doctor demeeeeeentus, p-p-por fin , eeestoyyyy con mi mi amoooooohhhr, siennntoooohhh qu-qu-que no se entiendaaaaah el mensaje, p-pero ahora mismooooohhhh mi hombre me esta cargandoooooohhhhhhh.

Gracias.

Su paciente.

Bueno, hay gente que ve un coche más atractivo que su mujer, supongo que la cibernética empezará de ese modo, para dar morbo, ero mientras los problemas mentales, las depresiones y las tendencias suicidas no descansen, el doctor Pen, no lo hará.

Caso numero 9: el hombre que criticaba demasiado.

El doctor Pen repasaba sus notas sobre los pacientes anteriores y enviaba una carta de animos a la resistencia (ver caso numero seis), un hombre aparece y el doctor Pen le invita a tumbarse en el diván.

-verá doctor, no encuentro la pareja perfecta.

-la perfección no es más que una utopía, debería contentarse con lo más cercano a la perfeccion que tiene – decía el doctor.

-¡es que todos son horribles! Nadie se salva, todos son asquerosos como pareja.

-vamos, vamos, piense en Marlene Dietrich.

-una mujer con cara de momia.

El doctor se sorprendió, nadie se fijaba en su cara, solo en sus piernas, probó otra vez.

-¿las chicas de la revista playboy?

-90% de silicona.

El doctor pensó que tal vez tenia razón, hizo una mala elección.

-Anna Kurnikova.

-esa cara de niña da repeluz.

¡imposible! Hasta el doctor Pen (un declarado homosexual activo y pasivo) sentia algo por esa mujer, tal vez sea de raza.

-¿Serena Williams?

-¡¿esa marimacho?! Si tiene más músculos que usted.

Ta vez fuera de sexo, probemos.

-¿Richard Gere?

-¡aaarrg! ¡no me hable de hombres! ¡casi todos sudan como cerdos!

-¿rin tin tin?

-¡de animales menos! ¡maldito degenerado!

El doctor pensó ¿será posible?

Le dio la dirección de una tienda y el paciente se fue decepcionado.

Dias después, trajeron al paciente junto a un gran espejo de cuerpo entero, se estaba besando en el espejo, el guardia entró en la habitación del doctor Pen y le preguntó.

-¿se puede saber que ha hecho? El tio siguiendo una de tus locas recomendaciones se fue a una tienda de espejos, al verse, se hablaba con el, al principio parecía normal, pero luego empezaba a traerle regalos, a besarse descaradamente, le hemos pillado intentando casarse con el.

-bueno, hay formas de pensar extrañas – dijo el doctor.

Al doctor le daba repelús ver a su expaciente intentar follarse a su imagen en el espejo, ero mientras los problemas mentales, las depresiones y las tendencias suicidas no descansen, el doctor Pen, no lo hará.