Los motivos de Kike (Erico)

Él quería abrime y ponerse en medio de mí, prácticamente estábamos en la posición del misionero ...con la otra mano intento subir mis piernas a sus hombros pero yo moví la cabeza negándome, así que opto por simplemente meter un dedo en mi culo,

Estábamos sudados, golpeados y cansados pues había terminado nuestro juego de la liguilla inter-prepa. Cuando terminaban los partidos el entrenador siempre nos pedía que nos quedáramos. Así que teníamos que esperarnos un tiempo más. Él nos reunía y para decirnos los errores que habíamos cometido en el partido y después nos daba algunos avisos finales. Mientras esperábamos a estas últimas instrucciones nos tirábamos en el pasto a descansar, platicábamos unos con otros, era típico acostarnos todos hechos bola unos recargados sobre otros, usábamos los abdómenes o piernas de los compañeros del equipo para recargar la cabeza o nos poníamos a estirar las piernas con ayuda de alguien del equipo por aquello de los calambres, o simplemente nos sentábamos en el pasto a esperar. Estos momentos mi ello pervertido lo disfrutaba enormemente pues le gustaba ver los cuerpos atléticos de mis jóvenes amigos, la mayoría de piernas lampiñas o con bellos muy finitos apenas brotando, siempre veía entre las piernas pues en aquel tiempo los shorts que usábamos eran muy cortos y casi siempre blancos, y a muchos como usaban los calzoncillos flojos de repente se les salían los huevos, inclusive algunas veces sus mástiles asomaban entre la trusa, y cuando alguien más se daba cuenta lo señalaba y nos reíamos.

Ese día Kike no fue a jugar, lo cual era extraño porque ambos nos tomábamos el equipo muy en serio, ni hablar tendría que regresar solo y aparte estaba el doble de revolcado y cansado pues hizo mucho viento y este hace que te pese más el balón y tienes que hacer más esfuerzo en la corrida. Así que Llegue muy cansado a la casa y por todo lo sucio que iba solo pase por una toalla al cuarto y me fui directo al baño.

Por un rato Estuve sentado en el piso bajo la regadera me gustaba sentir el golpeteo del agua sobre mi cabeza, me relajaba, así que pensado seguí ahí desnudo sentado con la espalda recargada en la pared, con las piernas abiertas y mi verga colgado flácida entre mis huevos. En aquel entonces no me gustaba pensar e irónicamente es lo que más hacia, pues no entendía todo lo que me estaba pasando, las cosas que hacía, porque las hacía y luego las dudas venían a mí…. Me atormentaba –Porque no soy normal,- decía mi ello lastimado.

EL escuchar que tocaron la puerta me saco de mis pensamientos, pensé que era mi mama, y grite: -mama me estoy bañando!!- pero la voz que me respondió fue la de Érico, -ábreme decía-.

Me puse la trusa y me envolví en una toalla y le abrí la puerta. Volví a la regadera. Después de colgar la toalla continúe con mi baño en silencio. Érico rio y me dijo:

--Te bañas con calzones.

Sonreí y le dije me los puse porque entraste y aproveche para preguntarle:

-

Como entraste? … Que andas haciendo?

Él me dijo que nada, que mi mama le había abierto la puerta:

--pero vine a decirte mmmm… olvidado... y corrigió: estaba aburrido en la casa y vine a ver que andas haciendo como te fue en el partido?

Le dije que habíamos ganado 2 a 0, con tono altanero le dije:

-somos los reyes, la ley.

Érico se rio, agarro la toalla y empezó a intentar pegarme, lo jale de la toalla y lo metí al baño lo moje todo. Empezamos a forcejear y a reír. En un momento Érico estaba intentando quitarme la trusa y yo a él la playera y el short que traía puesto.

Érico a diferencia de Kike tenía el cuerpo más atlético también era un poco más fornido sin dejar de ser delgado. Su piel era blanca y tersa, no como nosotros que éramos más aperlados y aparte Kike y yo estábamos más quemados.

Seguíamos forcejeando, logre quitarle su playera, el short ya lo tenía debajo de las rodillas, su trusa que ya estaba toda desacomodada casi lograba quitársela; Ver el área casi trasparente de su ingle era muy excitante, mi verga empezó a reaccionar, ahora ya estaba morcillona caímos al piso. El por fin logro quitarme la trusa yo apretaba las piernas, pues él quería abrime y ponerse en medio de mí, prácticamente estábamos en la posición del misionero y nuestras vergas rosándose una a la otra. El juego que empezó como una lucha de toallas ya se estaba convirtiendo en algo más erótico, nuestras vergas al rosarse empezaron a tomar tamaño, poco a poco fuimos dejando la fuerza y pasando a las caricias. Érico se detuvo yo estaba en el piso de espaldas y él estaba sobre mí por unos minutos nos quedamos viéndonos fijamente sin decir nada solo se escuchaba el agua de la regadera caer y nuestra respiración acompasada… hasta que el agarro mi mástil y me empezó a masturbarme, primero lo hizo suave y pasados varios minutos empezó hacerlo un poco más rápido, con la otra mano intento subir mis piernas a sus hombros pero yo moví la cabeza negándome, así que opto por simplemente meter un dedo en mi culo, el cual metía suavemente mientras con la otra mano me masturbaba a un ritmo más fuerte, empecé a sentir las cosquillas del orgasmo me levante un poco y tome su verga, empecé a masturbarlo al mismo ritmo que él lo hacía conmigo, el orgasmo llego rapidísimo la leche de Érico fue a dar a mi abdomen y los míos salpicaron gran parte de su pecho.

Quedamos cansados en el piso y el agua de la regadera seguía cayendo. Sentí una mirada sobre mí, voltie a la puerta, estaba entre abierta y Kike que nos veía con ojos de plato. Reaccione rápido quite a Érico de sobre mí, pero Kike salió corriendo y brinco la barda rumbo a su casa.

Érico y yo nos quedamos petrificados por unos minutos con voz casi inaudible le dije a Érico que termináramos de bañarnos. Salimos del baño y nos fuimos a cambiar a mí cuarto le dije a Érico que buscara algo que le quedara y se lo pusiera empezamos a secarnos, Érico solo atinó a decir:

--Creo que la regamos verdad?

Yo solo moví la cabeza afirmando su dicho.

Fui a la casa de Kike más tarde pero esta vez decidí ir por la calle y tocar por la puerta. Me recibió su mama le pregunte por Kike y me dijo que estaba en su cuarto que iría hablarle, cuando regreso su mama me dijo que estaba dormido que fuera más al rato.

Me regrese a mi casa, más que preocupado avergonzado por lo que había visto Kike, y pensaba lo sabía soy un maldito pervertido no soy normal, mis conflictos internos estaban a todo lo que daban me sentía el ser más sucio del mundo.

Extrañamente en esos momento me hubiera gustado que Héctor estuviera ahí para platicar, incluso pensé en ir a su casa pero recordé que él vivía hasta el molino, me consoló que al día siguiente era sábado y el pasaría por nosotros para ir ayudarle.

Aunque saber que ahora Kike no iría me decepcionaba y peor con lo que había visto entre Érico y yo ahora Kike estaría vomitando de solo pensar en mí.

Llego el sábado y me fui a la casa de Kike con la esperanza que saliera y fuera con nosotros a nuestro último fin de semana al molino pero su mama me dijo que había salido temprano con su hermano.

Escuchar eso me decepciono y me calo mucho así que resignado me fui a casa de Érico para esperar a Héctor, ahí estábamos los dos sentadillos todavía sintiéndonos culpables por cómo nos había encontrado Kike de hecho no hablábamos nada.

En el balneario el día pintaba para tranquilo, yo me quede en la puerta y Érico se fue al estanquillo como siempre.

El sol estaba brillante y el día caluroso a todo lo que daba así que decidí quitarme la playera y quedar en puro short miraba a Érico a lo lejos en el estanquillo y le hacía señas para que me llevara agua, el obediencia y me la llevaba, y desde ahí vigilaba para cuando llegara alguien al estanquillo corría a atenderlo, Héctor andaba ocupado con los caballos y siempre andaba arreglando cosas.

Para las 4 de la tarde había muy poca gente en el balneario a lo mucho 5 personas así que Héctor nos dijo a Érico y a mí que ya podíamos cerrar y que fuéramos recogiendo lo poco que había tirado.

Terminamos y Érico y yo nos fuimos a chapotear a la alberca que más leanas tenía, en eso andábamos cuando llego don Beto. Nos habló y salimos del agua, cuando nos vio dijo bueno por lo menos traen el uniforme y en efecto Érico y yo estábamos en speedo.

Salimos del agua nerviosos, mientras salíamos Érico con voz bajita me pregunto que si sabía dónde andaba Héctor, con un gesto le conteste que no. La mirada Don Beto se clavaba en nuestros cuerpos esbeltos. Al menos yo seguía nervioso y con algo de miedo, aunque a Érico también lo veía incomodo suponía que miedo no le tenía y esto lo suponía porque uno de fin de semana antes había visto como don Beto se había cogido a Érico

Don Beto nos ordenó bajar unas cosas de su camioneta y llevarlas al estanquillo, eran refrescos fritos y todo lo que se vendía ahí, intentamos ponernos el short y la playera y el, no nos dejó, dijo:

--Así se quedan que cuando van a entender que es el uniforme.

Érico viéndome a mí y yo a él obedecimos, y en speedo empezamos a bajar las cosas y ponerlas en la bodega del estanquillo. Por instinto Érico y yo íbamos y veníamos juntos.

Don Beto ordeno a Érico quedarse en el estanquillo para que llenara la nevera de refrescos me ofrecí ayudar pero él dijo no tu sigue acarreando cosas, la situación estaba tensa y es que aparte don Beto se veía un señor sombrío y enojón.

Apenas me salía del estanquillo y escuchaba que don Beto le decía cosas a Érico no alcanzaba a escuchar claramente, pero si me daba cuenta que Érico decía que todavía no.

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Cuando yo entraba con más cosas se callaban , claramente miraba como don Beto quedaba mirando mi paquete y luego miraba el trasero apretado de Érico que aunque era pequeño lo tenía muy bien formado y paradito claramente se veían las partes más blancas de donde empezaba las nalgas de Érico.

Yo procuraba ir y venir rápido pensando en la vez que don Beto se cogió a Érico este no lo disfruto, sabia esto porque recordaba la cara de asco de Érico durante todo el tiempo que don Beto se lo estuvo cogiendo deseaba que llegara Héctor y terminar con ese momento tan tensionarte.

Érico termino de acomodar los refrescos y don Beto le ordeno que fuera a buscar a Héctor y le dijera que viniera.

Érico lo dudo, me vio y me dijo:

-Vamos por el topo.

Empecé a caminar con el pero don Beto me tomo del hombro y me dijo:

-- Deja que vaya el solo, tu ayúdame a terminar de acomodar unas cosas, Érico intento hablar pero don Beto lo cayo y le hecho una mirada amenazante, para no hacer problemas con la mirada le dije que estaba bien que no pasaba nada.

Cuando Érico se fue don Beto me ordeno acomodar unas cosas, yo ya tenía el antecedente de la violación de Dan y aparte había visto como se cogió a Érico, así que tenía el miedo a flor de piel pero pensaba para mí: ya estoy prevenido así que si intenta lastimarme corro. Para ordenar las cosas que me ordeno don Beto tenía que agacharme, el muy pervertido también quería verme el trasero como se lo veía a Érico. Yo soy más moreno y mi cuerpo es lampiño también tengo el cuerpo estilizado y ligeramente marcado.

Mientras me empinaba acomodar cosas sentía la mirada pesada de don Beto en mi trasero.

En un momento casi caigo al piso porque una caja que me ordeno acomodar estaba muy pesada y él se acercó por atrás para ayudarme sentir su cuerpo haciendo contacto con el mío me asusto y por instinto lo empuje y me quite de ahí, con unas sonrisa cínica me dijo no te asustes no pasa nada, solo intentaba ayudarte. Y siguió diciendo:

--Cuando te vas animar?... ya te dijo Érico cuánto dinero es?

Yo ya estaba pegado a la pared haciendo distancia entre don Beto y yo, aunque tenía miedo no estaba dispuesto a ceder con el viejo libidinoso apenas iba hablar y justo en ese momento llego Héctor y me dijo:

--Isael ve con Érico acomodar los salvavidas mientras decía esto miraba fijamente a don Beto.

Cuando pase junto a Héctor me palmeo el hombro como preguntando todo bien? y yo moví ligeramente la cabeza afirmando su pregunta. Salí y Érico me pregunto también si todo estaba bien lo empuje y lo vi con cara de rabia y me fui a seguir acomodando los salvavidas. Mientras terminaba en mis pensamientos me preguntaba que si de lo que hablaban Érico y don Beto era de que Érico me ofreciera dinero para coger con el viejo pervertido. y me daba coraje que Érico no me previniera, ya un poco más relajado Érico me decía te ves bien sabroso con tu calzoncito azul, Supongo que quería suavizar la situación pero yo estaba muy enojado y asustado así que no hacía caso a sus comentarios seguía en lo mío.

Escuchamos una discusión dentro del estanquillo Héctor le estaba haciendo advertencias a don Beto y este solo reía de forma cínica.

Ahora aparte de esto que había sucedido también tenía lo de Kike, pesaba que esa noche lo iba a buscar y hablar con el pasara lo que pasara.

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Ya era tarde y Érico y yo nos vestimos para irnos seguíamos en silencio, cuando salió Héctor se le veía un poco alterado sin embargo ya con nosotros se calmó y nos indicó que nos subiéramos a la camioneta que ya iría a dejarnos al pueblo.

Llegamos al pueblo y Héctor nos dejó en la plaza, apenas baje Érico se vino conmigo intento pasar su brazo por mis hombros y seguir caminando y me dijo:

--Vamos por unas nieves?.

Mi respuesta inmediata fue:

-- Aléjate de mí como pudiste atreverte a ofrecerme con el vejete de don Beto, ya se me había olvidado la clase de alimaña que eres.

Ni siquiera voltie a verlo y apresure el paso quería llegar a mi casa


Apenas estaba obscureciendo cuando fui a buscar a mi amigo Kike, toque la puerta y de nueva cuenta me abrió su mama, pregunte por él y me dijo que pasara que estaba en su recamara. Pase y no era verdad Kike no estaba, Salí y me despedí de su mama:

--Hasta luego señora parece que Kike no está.

Su mama con cara de sorpresa me dijo:

-- Qué raro pero si lo acabo de ver.. En fin.

Toda la noche tuve mal sueño, era definitivo, Kike no quería saber de mí, ya habían pasado varios días y en la prepa, no se si era casualidad o que pero siempre que intentaba acercarme a él estaba hablando con algún maestro. En los recesos lo buscaba por todas partes y no lo encontraba, aparecía de sorpresa cuando empezaba la clase y salía con el maestro. Por las tardes y la noche iba a su casa a preguntar por él y nunca estaba, brincaba la barda para hablarle por la ventana y ya habían puesto cortina y siempre el cuarto estaba obscuro y como lo compartía con su hermano no me atrevía a hablarle, me cortaba que su hermano se diera cuenta.

Decidí esperar entre semana a la práctica de futbol, cuando terminara el entrenamiento lo buscaría y lo obligaría a que me dejara hablar con él pero Tampoco; ese día no fue al entrenamiento de futbol.

La verdad extrañaba a Kike mucho, después de todo el año que llevaba en la prepa se había convertido en mi amigo inseparable.

Las imágenes de su persona venían a mi mente, Kike es un chavo de mi edad 15 años delgado cuerpo estilizado apiñonado aunque tiene apariencia de nerd por los lentes que usa, cuando se los quita parece que es otro, desde mi punto de vista no le falta nada para ser todo un galán. Y de verga culo y nalgas ni se diga tiene todo en su lugar.

En el fondo lo justificaba, aceptaba que él no quisiera saber de mí, pues quien se quiere juntar con un puto lame vergas.

Pensaba: como fui tan imbécil, como se me ocurre coger con Érico sin tomar ninguna precaución, y que tal si la que me hubiera cachado cogiendo con Érico hubiera sido mi mama?

Luego seguía pensando: hasta yo lo haría lo mismo que Kike porque si la sociedad se llega a enterar que tengo un amigo que le gustan los hombres pensaran que yo soy igual.

Pero si por lo menos Kike me diera la oportunidad de despedirme, de disculparme con eso me conformaría me decía para mí mismo.

Los gritos de mi madre recordándome que tenía que ayudarle a mi abuelo a darle de comer a los marranos me saco de mis pensamientos.

Me fui a cambiar para irle ayudar al abuelo, me ponía el pantalón y playera más vieja que encontraba. De hecho ayudarle me gustaba porque por aquel tiempo el abuelo me estaba enseñando a manejar.

Así que con los pantalones viejos y medio rotos Salí rumbo a la casa de los abuelos, cuando llegue el abuelo inmediatamente me dijo que nos fuéramos que los botes para juntar los desperdicios que después servirían de alimento para los cerdos.

Ya estaban arriba ahora solo faltaba hacer nuestro rondín acostumbrado con gente que nos regalaba los desperdicios. Como ya solo eran detalles lo que me faltaba para ya poder decir que sabía manejar el abuelo me dijo:

--Llévame a la ferretera de los Chávez, en lo que compro algunas cosas tu ve con Chon y case Juanjo a recoger los desperdicios.

Lo deje en la ferretera y me dirigí a las casas de los señores que me había dicho, todos ya me conocían y aunque me llamo isael me decían panchito por mi abuelo que se llama francisco pero le dicen pancho.

-Pásale Panchito aquí están tus cosas tómalas me decía por ultimo don Juanjo, obediente tome sus botes y vacié su contenido en los míos. Gracias y nos vemos: siempre era mi despedida.

Estar con el abuelo siempre me calmaba, a pesar de todos mis malos pensamientos me olvidaba de mis problemas, (que pensaba para esa edad ya eran muchos, es verdad que en la adolescencia si se adolece tenía tantas cosas en la cabeza. Que me daban ganas de gritar.)

Llegamos al rancho, yo me fui a darle de comer a los marranos,  mi abuelo se fue a reparar unas cercas que habían tirado unas mulas broncas que había comprado.

Yo estaba por terminar mis faenas cuando llego mi abuelo a decirme que si podía ir al pueblo a la ferretera de los Chávez por otra posta que le faltaba:

--Tú crees que puedas ir solo en la troca? Me pregunto en un tono preocupado.

Y es que el rancho quedaba a unos 8 minutos de carretera pues estaba como a 7 kilómetros del pueblo.

-Si abuelo fue mi respuesta, --tu sigue con la cerca deja voy por la posta cuando regrese termino con estos cochinos.

Mi abuelo se fue de nuevo a seguir con su cerca y yo me subí a la camioneta para ir por lo que le hacía falta.

Estaba en la ferretera subiendo la posta que me había encargado mi abuelo y Héctor iba pasando en su camioneta.

Se estaciono al lado mío, y con tono muy cordial me dijo:

-- Órale no sabía que manejabas y tampoco que ya eras todo un peón de rancho, sonreí por su comentario y le dije que le andaba ayudando al abuelo en cosas del rancho, me pregunto y como esta don Pancho tengo mucho que no lo veo, le conteste que estaba bien.

Salió el tendero y me dijo:

--Panchito, llévale la nota a pancho y dile que no se le vaya olvidar que me debe este palo. El tendero también saludo a Héctor y le pregunto que si necesitaba algo. Héctor le dijo que no, y continúo diciendo:

--Solo estoy saludando a panchito.

Sonreí porque me hizo gracia que él me dijera panchito pues sabía que no me llamaba así. Y me volvió a preguntar:

--Necesitas ayuda? Quieres que te acompañe a dejar esa posta.

Le conteste que si no tenía nada que hacer si le agradecería que fuera conmigo pues la posta si estaba algo pesada y ayudaría mucho para bajarla a mí y al abuelo, además tenía varios temas pendientes de hablar con alguien y Héctor era, digamos como especie de persona ideal porque era mayor que yo y la vez joven pues apenas tenía 23 años, y aunque las circunstancias de cómo nos conocimos fueron extrañas ya se había ganado mi confianza, estaciono su camioneta y nos fuimos rumbo al rancho en la troca del abuelo.