Los montes de Covadonga (2)

Esta vez sin alcohol de por medio, Nacho y Covadonga disfrutan de un polvazo.

Cuando me desperté todo estaba oscuro sin duda seguía siendo de noche. Tras superar la desorientación y ubicarme miré el reloj de la mesilla y marcaba las 4:11. Por la respiración pesada de Cova parecía que dormía profundamente. Ella se había tapado y a mi me había dejado, tal y como me había quedado después de la corrida. Tumbado a su lado, sin camiseta y con la bragueta del pantalón del pijama totalmente desabrochada, por lo que mi sensación era de frío, de boca pastosa y de ganas de mear, así que me levanté fui al baño, meé y decidí ir a mi cama en lugar de volver a la habitación de Cova.

Desde que me había despertado había estado dando vueltas a lo que había pasado. Tenía unos remordimientos de cojones, no me explicaba cómo había podido pasar lo que había pasado con Cova y sobre todo, no sabía cómo iba a ser capaz de volver a mirar a la cara a Maca.

Pasé lo poco que quedaba de noche durmiéndome y despertándome a cada rato, rayado y con la sensación de ser un auténtico cerdo. Maca era mi mujer perfecta y a la primera de cambio le había metido la polla en la boca a su mejor amiga, a quien previamente casi me follo mientras estaba inconsciente, todo ello después de haberme masturbado en el baño pensando en ella. Para más INRI después de más dos años saliendo voy y le pongo los tochos cuando llevábamos algo más de un mes viviendo juntos.

Cuando sonó el puto despertador me quería morir. No había pegado ojo y estaba algo mareado y con dolor de cabeza. Me metí en la ducha y me preparé para ir al trabajo. Cuando iba por el pasillo no pude evitar lanzar una mirada hacia la habitación de Cova. La cama estaba deshecha, había ropa de ella amontonada en una silla y mi camiseta (llena de leche, flujo y saliva) en el suelo a los pies de su cama. Sin embargo, no había ni rastro de Cova. Mire el reloj, eran las 8:35. Era normal que Cova no estuviera porque entraba a trabajar a las 8:30… Tras un par de segundos de duda decidí entrar en la habitación y coger mi camiseta, lo hice con la sensación de estar eliminando las huellas de mi crimen, intentando dejar el menor rastro posible.

La cogí del suelo, hice una bola con ella y salí de casa corriendo cerrando la puerta con llave tras de mi. Al salir a la calle tiré la camiseta en la primera papelera que encontré.

Al poco de llegar al trabajo, mi móvil se puso a sonar. Al mirar la pantalla vi que era Maca. Joder, con todo el fregado había olvidado que desde el día anterior a eso de las 19:00 no hablaba con ella, y lo peor de todo. Había quedado en llamarla después del partido para darle las buenas noches.

Descolgué intentando esforzarme en no sonar raro:

  • ¡Hola!
  • ¡¡¡¡Hombreeee pero si es el desaparecido!!!
  • Coño, perdona Maca. Se me fue el santo al cielo con lo del partido y me acordé cuando ya eran casi las doce y como madrugabas pues ya lo dejé estar.
  • No te preocupes, ya supuse que con la euforia se te había pasado y pensé, bueno hombre déjalo, ya que el atleti no gana nada, que disfrute al menos con las victorias del Barsa.
  • Calla, calla, no mentes la soga en casa del ahorcado. ¿Oye y tú qué tal por ahí?
  • Pues nada con frío y cabreada. No había billetes de vuelta para la tarde del viernes así que no llego hasta el sábado, a eso dos de la tarde. Así que imagínate.
  • Vaya putada
  • A mi me lo vas a decir… Pero bueno, cambiemos de tema. ¿qué tal el partido con Cova? Tuvo que flipar anoche ¿no?

"Si tú supieras, sí que ibas a flipar…" Pensé para mí

  • Bien, el partido bien. Un baño del Barcelona. Emm ¿y Cova? sí, sí flipó. Por eso del triplete no sé si sabes
  • Sí, sí… oye, una cosa cuando la veas esta tarde le dices que es una perra, que le he mandado un mensaje al móvil para felicitarla por su Barsa y que no me ha contestado. Te dejo que entro en una reunión, hablamos a mediodía. Te llamo yo, un beso, te quiero, bye.
  • Adiós, un beso

Ese "Te quiero" de Maca casi me desmonta. Hice de tripas corazón y me puse a trabajar.

El día se me hizo eterno, a las 14:00 me volvió a llamar Macarena para ver qué tal me iba el día, le dije que bien. Hablamos cinco minutos y quedamos en que la llamaría a las 21:00. Al final de la tarde estaba cansado y rayado. Así que me fui a mi hora del trabajo, a las 19:00, empecé a ponerme nervioso al pensar en qué iba a hacer al ver a Cova, cómo iba a reaccionar ella al verme, etc. Me di cuenta que era jueves, eso me alivió. Cova era un animal de costumbres. Todos los jueves al salir del trabajo (trabajaba en una empresa alemana con esas de horario flexible) pasaba por casa sobre las 18:30 se cambiaba y se iba a correr entre una hora y media y dos horas, con lo que si tenía suerte cuando llegase a casa a eso de las 19:20 ella no estaría de vuelta.

Cuando metí la llave en la cerradura de la puerta de casa y vi que la llave estaba echada sentí una sensación de alivio. Entré y fui disparado a mi habitación, me quité la corbata (hoy parecía una soga que apretaba mi cuello) y el traje; me puse unos vaqueros y el mismo polo con el que vi el partido el día anterior. Hice la cama y estuve haciendo un rato tiempo para ver si sonaba la puerta. Eran cerca de las 20:00 con lo que Cova debería estar al llegar.

Decidí salir de mi habitación e ir al cuarto de estar para esperar allí a Cova. Al pasar por su habitación, la puerta estaba entornada me asomé y vi que todavía no había hecho la cama, seguía el mismo desorden de la mañana al que se habían sumado, unos zapatos planos de charol negro, unos pantalones de raya diplomática, un jersey de cuello vuelto negro, unas minimedias transparentes y un enrome sujetador blanco tirados a los pies de la cama y por el suelo. Sin duda parecía que Cova, fiel a sus costumbres, se había cambiado a toda prisa y se había ido a correr.

Me senté y puse algo de música para intentar relajarme. Cogí un Mundo Deportivo con la noticia del día, la victoria del Barsa en la champions, (que estaba en la mesa y supuse que era de Cova) y me puse a leer.

A eso de las 20:15, oí que se abría la puerta y di un respingo. Cova apareció en el cuarto de estar a los diez segundos.

  • Hola Nacho
  • Hola

Joder qué situación, más tensa - pensé. Y para disimularlo no se me ocurrió otra cosa que ponerme a sonreír como imbécil.

  • ¿Has llegado hace mucho?
  • Bueno, unos tres cuartos de hora o así.
  • Perdona que me haya ido a correr, pero ya sabes que soy bastante cuadriculada y me salto mi deporte me falta algo.
  • No te preocupes, ya me he imaginado.
  • Sí pero supongo que querrás hablar de lo de anoche.
  • Bueno sí, pero sabía que antes o después volverías a casa así que aquí estoy esperándote como el reo la condena… – Dije y a continuación volví a sonreir como un bobo.

Al ver su cara ante esa frase pensé en que mejor dejaba de hacer bromitas para quitar la tensión porque era un hecho que se me daba como el culo. Dio un paso adelante y dijo

  • Bueno pues hablemos, empiezo yo.

Joder, me entró acojone y para ganar tiempo le dije:

  • Tranquila, dúchate si quieres. Vendrás sudada y estarás incómoda.

Y según decía eso recorrí con mi mirada su cuerpo. Iba como siempre, con una coleta, sin maquillar y su cara aunque era bastante atractiva, era de esas que no te llama la atención hasta que te fijas con detalle. Llevaba una camiseta de manga larga, que le quedaba bastante ancha, por lo que suponía que su misión era disimular su tetazas (sin duda bien contenidas por algún sujetador deportivo) y que de paso al quedarle también larga ocultaba su redondo y firme culo. Una pena, pensé y me dediqué a contemplar lo que las mallas de atletismo mostraban, sus preciosas y largas piernas. Si la mirabas de pasada, a primera vista, parecía una chica normalucha, pero después de lo de anoche sabía que debajo de esa fachada había un cuerpazo perfecto. Y eso me estaba poniendo pinochote.

Su cuerpo desnudo paso por mi cabeza como un flash y noté como mi polla palpitaba al recordarlo.

Cambié la vista a otro lado, cuando escuché la voz de Cova que decía:

  • La verdad es que prefiero hablar ya. Llevo todo el día rayada y tengo que hablar contigo.
  • Bueno pues nada, vamos allá
  • Mira, antes que nada decirte que ya somos los dos mayorcitos y espero que llevemos esto como lo que se supone que somos. Adultos. ¿Estás de acuerdo?
  • Sí, claro
  • No me voy a disculpar con esto, pero ayer acabé bastante borracha. No tengo costumbre de beber y creo que ayer, el alcohol sacó a la superficie mi Mr Hyde particular. Y me da la sensación de que me pasé un poco con la charlita de después. Pero que conste que yo no tengo remordimientos por lo de anoche… Por mucho que seas el novio de mi mejor amiga. Pasó y punto. Sexo sano entre personas adultas. Nos lo pasamos bien y como tal tiene que quedar el tema. Lo único que te pido es que no se lo cuentes a Maca nunca y que no hagas juicios de valor por montármelo contigo, porque tú eres igual o más cabrón que yo. ¿Vale?
  • Vale (sé que suena patético pero fue lo único que atine a decir)
  • Bueno pues como ha quedado claro ese tema. Por otro lado, me gustaría que me explicaras lo siguiente, más que nada porque lo tengo un poco confuso. ¿Cómo acabé desnuda en mi habitación tumbada en la cama y con el novio de mi mejor amiga haciéndose una paja a los pies de mi cama?

Horror, ya pensaba que con mi patético "Vale" salía de esta y cuando menos me lo esperaba, viene la pregunta del millón. Decidí no contar milongas, total al no querer ella que se enterase Maca tenia una especie de salvavidas… ahora eso sí iba a contar una versión light porque tampoco soy gilipollas.

  • Pues verás, como tú bien has dicho somos mayorcitos. Así que no te voy a contar milongas. Anoche, entre las cervezas, la conversación, los comentarios picantes y todo lo demás tenía un calentón de cojones. Te dormiste en el cuarto de estar, te tapé y me fui a dormir. Al rato me desperté con un golpe, salí al pasillo y vi tu puerta abierta. Entré y estabas en pelotas en la cama, abierta de piernas. Joder, así desnuda, no te ofendas ¿eh? pero ganas de cojones tía. Como estaba caliente y un poco borracho, y yo tampoco me excuso con eso que conste,.. y pensaba que estabas dormida, pues joder…, me pareció buena idea hacerme una paja con las preciosas vistas e irme a dormir. Justo cuando estaba en plena faena te debiste despertar y… bueno, supongo que del resto te acuerdas ¿no?

La cara de Cova era un poema, se dejó caer en un sillón justo en frente del sofá en el que yo estaba sentado. Se reclinó y se abrió de piernas. El puto pervertido que os he dicho varias veces que llevo dentro, no puede evitar mirar a la entrepierna de una mujer cuando se me espatarra justo en frente. Y esta vez no iba a ser una excepción. Echá una ojeada y pude, para mi sorpresa, ver como, seguramente por lo ajustadas que iban y la humedad del sudor, a Cova se le marcaban perfectamente los labios del coño. ¡Bingo!

Como por ate de magia otra vez vino a mi mente un flash, en el que estaba comiéndome ese coño como la noche anterior y, claro está, mi polla se empezó a abultar debajo de mi pantalón.

  • Joder, Nacho. No me estarás mintiendo ¿no?
  • No joder, como me iba a inventar eso. Te soy sincero, yo a Maca la quiero y ya sabes que es una tía de bandera, pero tú en pelotas te pones a su altura, y si me apuras la superas. No entiendo como no explotas más ese cuerpo que tienes. Pero vamos que joder, pensé que no hacía daño a nadie por hacerme una paja delante de un cuerpo 10.

Toda esa parrafada la contesté mientras todavía tenía clavada la mirada en su entrepierna.

  • Buf, pues no lo exploto porque nunca he sido buena con las relaciones con otras personas. Salvo con Maca, con la que congenié enseguida. Además nunca me ha gustado llamar la atención de nadie. Me gusta pasar desapercibida. No quiero una relación seria pero tampoco quiero ir follando con cualquiera. Me gusta ser independiente… Soy feliz como soy pero claro, todo tiene su lado malo….
  • Claro ¡Qué follas menos que la charito!

Dije riendo mientras disimuladamente volvía a clavar un repaso a Cova para quedarme otra vez fijo en ese "camel toe" que tenía al alcance de la mano.

  • No seas bestia joder, ¡qué estoy hablando en serio! Como le cuentes algo a Maca te capo.
  • Perdona (cambié de enfoque y la miré a los ojos)
  • Perdonado, pero por favor deja de mirarme con cara de salido la entrepierna. Más que nada porque no se si te habrás dado cuenta que yo también tengo ojos en la cara y a parte de verte la cara de lujuria, estoy viendo como se te empina la polla.

Hostias, otra vez más Covadoga me pillaba a contrapié cuando menos me lo esperaba. Notaba como me ponía rojo como un tomate

  • Además (continuó Cova) ya sabes, luego te calientas y te tienes que ir haciendo pajas por las esquinas como los nenos de trece años

Rápidamente pasé al contraataque. Coño, con el último comentario la muy cabrona había herido mi orgullo

  • Vaya, pues tengo entendido que de pajas sabes tú un rato ¿no? DO-ÑA-DE-DOS. Además que sepas que es bastante complicado no mirarte a los labios del coño cuando estás espatarrada en mi puta cara. Si te molesta cierra las patas. Y si no atente a las consecuencias

Cova se me quedó mirando, no medió palabra se espatarró todavía más y con la mano derecha tiró hacia arriba de la cintura de las mallas de forma que se le marcó todavía más la silueta del coño… Debía tener una cara de atontado tremenda. No podía quitar los ojos de sus ingles.

Con un movimiento ágil y rápido cerró las piernas y se puso en pie y al pasar por mi lado me dijo:

  • Bueno ya te he dado material para tus pajas, a ver que haces pajero que voy a duchar

Cuando estaba, bajo el marco de la puerta, se giró y me dijo:

  • Por cierto. Ya puedes dejar de babear Nacho que vas a joder el parquet.

Hija de puta. Cada vez que me confiaba se revolvía como una gata panza arriba y me dejaba fuera de juego.

Decidí serenarme, más que nada porque ya sabía lo que venía después de quitarme el calentón. Remordimiento y rayadas mentales. Aunque joder, visto lo que decía ella, entre una paja y un polvote "a lo adultos" tampoco veía mucha diferencia. Pero bueno, no dejaba de ser la mejor amiga de mi novia y mi compañera de piso. Era mejor cortar con ese juego porque si no sabía que antes o después la iba a terminar liando si Cova me dejaba. Ya dije que soy un puto pervertido.

Puse la TV, eran casi las 21:00 así que puse telemadrid para ver las noticias de deportes. Joder, el monotema, la victoria del Barsa en la champions. Al ver los goles vinieron otra vez a mi cabeza todos los eventos de la noche anterior. Después de media hora de repeticiones, A las 21:30 cambié a Antena3 para seguir viendo las noticias y adivinad, seguían con el puto partido de los huevos.

Estaba mirando sin escuchar hasta que dijeron no sé qué de un holandés. Entonces me acordé que había quedado en llamar a Maca a las 21:00. ¡JODER! Saqué el móvil del bolsillo y la llamé. Me lo cogió al segundo tono.

  • Buenoooooo, ya pensaba que te olvidabas hoy también. ¿NO te habrás buscado otra no?

Joder, se me pusieron de corbata. Para disimular, simulé una carcajada y le dije

  • Una no, tres. No te jode
  • Venga no te enfades…¿Qué tal la tarde Nachete?
  • Aburrida, ya sabes. ¿Y tú?
  • ¡Igual solo que con mucho más frío!
  • Joder, pues estamos buenos

Estuvimos hablando unos minutos sobre la hora de su vuelta, si la iba a recoger el sábado y los planes para esa tarde y el domingo. Tras esto, Maca me preguntó:

  • Oye, una cosa, ¿te has acordado de decirle a Covadonguita lo del mensaje sin respuesta?
  • Joder pues no.
  • ¿Está en casa?
  • Anda que tú también qué cosas preguntas. Será que Covadonga sale mucho. O está en el curro, o haciendo deporte, o en casa encerrada
  • Venga no seas malo. ¿Está por ahí?
  • Sí, bueno no, creo que se estaba duchando y ya sabes que se tira una buena horita encerrada
  • No empieces Nacho, que se tire en el cuarto de baño lo que le dé la gana. Que pesado eres… Anda ve y mira si se puede poner que le voy a echar la bronca por despegada.

Me levanté y fui al baño que usaba Cova, llamé a la puerta y a continuación (para evitar cualquier metida de pata) grité sin darle lugar a que contastara:

  • Covadonga, Macarena quiere hablar contigo ¿te puedes poner?

La puerta se abrió a toda leche, la cara de Cova era un poema. Solo asomó la cabeza con el pelo todavía algo húmedo. Me preguntó susurrando que qué quería. Le levanté el dedo pulgar

  • Bueno Maca te la pasó, yo me despido ya. Un beso. Que duermas bien.

Estiré el brazo, le pasé el móvil y me fui a la cocina a hacerme algo de cena.

A los veinte minutos apareció Cova en el cuarto de estar, dejó el móvil en la mesa de la cocina y me dijo:

  • ¡Eres un gilipollas! ¿Te parece normal? ¡Me has dado un susto de cojones!

Me reí y le dije:

  • Eso por lo de antes. Por ponerte chulita.
  • Lo dicho, eres un gilipollas. Anda vamos a cenar algo que tengo un hambre de tres pares
  • ¿DE POLLAS Tal vez? (y según lo dije me puse a reir)

  • No, anoche me quité el hambre de pollas. Tengo un hambre de tres pares de narices, subnormal.

Desde luego que parecía tonto. No solo me empeñaba una y otra vez en retomar ese jueguecito peligroso sino que encima Covadonga me había dejado otra vez fuera de juego con su con su salida al paso.

  • Venga, paz. Me he pasado. Perdona. He preparado una ensalada de pasta ¿te apetece?
  • Ay… pero que majo es mi pajillero favorito. Que haría yo sin mi voyeur particular.
  • Como me vuelvas a llamar pajillero te enteras
  • ¿A sí? Mira PA-JI-LLE-RO
  • Covadonga que te estás pasando.
  • ¿Y que me vas a hacer?
  • Pues lo mismo te vuelvo a dar de cenar un pepito de crema como anoche.
  • Ya te gustaría a ti que me lo comiera
  • Pues mira en eso no te voy a quitar la razón

Esto último lo dije sin pensar, me estaba metiendo otra vez en el cenagal… Y lo peor de todo, esta vez a sabiendas.

  • Vaya, mira por una vez me vas a dar la razón en algo. Si lo llego a saber te la chupo mucho antes. Anda, venga señor-macías-pajas. Vamos a cenar.

Como, la muy… otra vez no solo me la había devuelto sino que encima me había dejado sin replica posible.

Cenamos y terminamos de cenar sobre las 22:45. Cova se levantó y dijo:

  • Me toca a mí recoger. Tú has preparado la cena.
  • Joder gracias, aunque si quieres te puedo echar un dedo. Uy que diga, una mano.
  • Mira que gracioso el niño ¡qué chispa! ¿no?

A continuación de decir esto, se giró y me tiró un vaso con agua que me dio de lleno. Me levanté y fui como un rayo a por ella. Se puso a correr y salió de la cocina, la alcancé en el pasillo. Empezamos a forcejear, joder la muy cabrona tenía bastante fuerza así que la llevé contra la pared para intentar tirarla al suelo y ponerme encima de ella. Total que fuimos resbalando por la pared hasta el suelo. Tuve un error de cálculo y yo acabé boca arriba en el suelo con ella encima mía en la misma postura revolviéndose como un demonio. Mientras, yo la sujetaba como podía de la cintura. Consiguió sentarse encima de mí e intentó levantarse. Al ir a subir, como la tenía enganchada del pantalón del pijama se me fue la cabeza y tiré para bajárselo e impedir que se fuera, aparecieron unas bragas y rápidamente, volví a tirar pero esta vez de las bragas. Cuando sentado observé ese prodigio de culo a un palmo de mi cara, me di cuenta que la había vuelto a liar.

Covadonga se dio la vuelta con cara de cabreo, pensaba que iba a darme una hostia, a cruzarme la cara por listo. Pero no. Se quedó mirándome a los ojos. Se quitó las zapatillas, se terminó de bajar los pantalones y las bragas, sin decir una sola palabra. Se arrodilló y me comenzó a desatar el cinturón, me desabrochó los pantalones. Yo levanté un poco el culo y ella entendiendo a la perfección tiró de ellos a la vez que de los calzoncillos dejándome solo con los calcetines y el polo. Y ni eso, porque a continuación me quitó toda la ropa. Yo hice lo propio y le quité la parte de arriba viendo sus tetas de nuevo. En esa postura parecían todavía más grandes que la noche anterior.

Me cogió de la mano y me llevó de nuevo a su cama. Decidí recobrar la iniciativa, la tumbé boca arriba y me puse a chuparle las tetas. Primero el pezón derecho, luego el izquierdo, mientras chupaba uno masajeaba el otro. Fue algo acojonante cuando sentí como iban creciendo con cada paso de mi lengua.

Cuando me cansé de chuparlos, fui bajando hasta el ombligo. Iba dejando un reguero de saliva a mi paso. Pasé a sus ingles e hice el mismo camino que la noche anterior solo que esta vez a la inversa. Cuando llegué a su pie derecho, me recreé un poco. Eran suaves y proporcionados, así que ensalivé bien la planta y los dedos y conduje el pie hacia mi polla. Mientras hacía esto le dije mirándola a los ojos

  • Cova, a parte de pajillero y voyeur añade a la lista fetichista. Me voy a follar un poco tu pie.

Ella sonrió pícaramente y comenzó a frotar su pie contra mi polla. No quitaba ojo, es más, vi como deslizaba una de sus manos a su entrepierna y cómo se comenzaba a acariciar suavemente. Coño, me estaba pasando de vueltas con la escena y la sensación, porque entre mi saliva y lo que estaba lubricando mi polla la superficie de contacto era cada vez más agradable. Así que decidí parar porque veía que soltaba el lechazo sin previo aviso.

Me aparté despacito y le pedí que se diera la vuelta. Ella obedeció. Comencé a lamer su nuca y fui bajando haciendo un zig-zag por la espalda hasta que llegué al culo. Fui bajando por su rabadilla y le abrí los cachetes.

Dio un respingo e hizo fuerza para cerrarlos.

  • Tranquila, no te voy a meter nada. Tú déjame, relájate y si no te gusta paro.

Noté como se relajaban sus glúteos, los abrí bien y dejé a la luz ese agujero que el día anterior me había fascinado. Me tiré en plancha y me puse a lamerlo muy suavemente. Al principio noté como ella se ponía algo tensa al notar mi lengua rondando su preciado agujerito pero poco a poco se fue relajando y fui notando como empezaba a gemir. Con la cabeza metida entre sus cachetes podía liberar mis manos así que con la izquierda empecé a frotarle el coño mientras que con la derecha le acariciaba la espalda.

Al palparle el coño noté que estaba completamente encharcada, así que metí lentamente la yema de mi dedo índice en su raja y empecé a recorrerla longitudinalmente.

  • Me estás matando cabrón, me estás matando, ¡ah!

Decidí que ya estaba bien, era hora de presentar a don rabo y a doña raja. Así que paré, ella se giró. Me puse encima de ella, ella guió mi polla con su mano hasta su coño. Empujé un poco.

  • ¡Ah! Ten cuidado por favor,
  • Relájate, no tengas miedo.

Empecé a meterla muy despacio, pese a que lo tenía completamente encharcado iba notando perfectamente como me iba abriendo camino en sus entrañas.

  • ¿qué tal vas Cova? ¿te hago daño?
  • Un poco, pero sigue. Está bien

Empujé despacito y se la metí del todo. Dejándola un rato sin moverme para que ella se acostumbrase y, sobre todo, para acostumbrarme yo a semejante estrechez de cavidad. Mientras tanto me dediqué a chuparle el lóbulo de la oreja.

Una vez me volví a ver con fuerzas, empecé el mete y saca, con mucha suavidad. Cada vez un poquito más. Poco a poco, fue dilatando y notaba como la cosa iba más fluida. Estaba a cien, entre la sensación de tenerla en un coño tan prieto (bastante más que el de Maca) y que ella tenía una cara que podría resumir lo que es la lujuria y el placer. La Srta. Covadonga tampoco tenía pinta de estarlo pasando mal se mordía el labio inferior cada vez que yo empujaba y de vez en cuando me agarraba el culo para marcarme el ritmo que mejor le iba.

No os puedo decir cuánto estuvimos así, a mi esos instantes se me hicieron eternos, a cada embestida creía que iba a correrme, finalmente ella empezó a acelerar la cadencia de sus gemidos, me susurró al oído que se estaba corriendo y ya no pude más. Me corrí como un bestia, dando culetazos con todas mis fuerzas.

Terminamos de corrernos casi a la vez, aunque ella continuaba con pequeños espasmos cada vez que me movía lo más mínimo dentro de ella. Me quedé tumbado encima de ella hasta que la polla empezó a bajar su erección. Salí de ella, liberando una verdadera cascada de semen y flujo que escurrió por su coño. Pillé lo primero que vi, una de sus minimedias, y la limpié con ellas para evitar que manchara las sábanas de la cama.

Covandonga no se movía ni hablaba, parecía petrificada. Así que para romper el hielo le dije:

  • Está visto que la hemos vuelto a liar, y lo pero de todo es que te estoy pillando un vicio que no veas ¿eh?

Ella me miró, sonrió y me cerró los ojos. Los abrió de nuevo y me dijo:

  • Maca es mi mejor amiga, pero no pienso renunciar a esto. Tenemos que fijar algunas normas Nacho, no quiero que Maca se entere.
  • Yo tampoco
  • Bueno ahora estamos cansados los dos. Mejor dormimos y mañana con la mente fresca hablamos todo más despacio. Que descanses. Por favor apaga tú las luces, machote.

Me dio un tironcito cariñoso de la polla, me levanté de la cama. Ella se tapó con la sábana y cerró los ojos. Apagué las luces y me fui a la cama.

Esa noche, a diferencia de la anterior, dormí de un tirón. Algo había cambiado en mi cabeza tras ese polvo.

(Continuará)