Los momentos íntimos de Jésica.
El miércoles por la tarde: momento para el ritual masturbatorio de Jésica
Jésica salió del aula tan rápido como pudo cuando sonó la campana que indicaba el final de las clases. La chica bajó rápidamente hasta que Sara, una de sus mejores amigas, la dio alcance y la agarró por el brazo. Jésica se sorprendió y se giró hacia ella con gesto desconcertado, aunque trató de disimularlo con una sonrisa cuando se dio cuenta de quien era.
- ¿Dónde vas tan corriendo, Jesi?- preguntó su amiga- no sé que tienen los miércoles por la tarde, pero siempre sales corriendo- Jésica rió despreocupada.
- No es nada, es que tengo que ir corriendo a casa porque ni mis padre y mis hermanos no están y tengo que hacerme la comida- explicó tratando de sonar convincente.
- Si es por eso puedes venir a mi casa a comer- ofreció Sara gentilmente.
- Gracias guapa- dijo Jésica sonriendo pero pensado a la vez en como librarse de su amiga para continuar su camino- pero es mejor que vaya a casa, los miércoles me tengo que hacer cargo de hacer la comida para mí y para mis hermanos que llegan más tarde que yo.
- Veo que llevas prisa, entonces, si quieres te acerco en la moto- dijo Sara mostrando un par de cascos, uno de la chica y otro de su novio al que solía llevar al instituto.
- Me iría estupendo, muchas gracias- dijo Jésica sonriendo, sabiendo que gracias a esto llegaría a su hogar casi media hora antes de lo habitual.
El trayecto, que en bus habitualmente era de casi 40 minutos, en la moto de Sara la llevó tan solo 10. Seguramente habría tardado más tiempo si Sara hubiese sido una conductora responsable, pero cada vez que llegaban a un semáforo la muchacha no dudaba en usar cada mínimo resquicio para colarse con su moto entre los coches hasta colocarse la primera a la hora de salir.
Una vez llegó a la puerta de su casa, Jésica descabalgó de la moto y la entregó el casco a su amiga que lo ancló al asiento que había estado ocupando su amiga, después de esto la dio las gracias por ahorrarla tanto tiempo y salió corriendo hacia el edificio donde vivía.
Jésica miró lo sonrojada que estaba en el espejo del ascensor, el sonrojo estaba motivado por haber tenido su cabecita de pelo negro embutida en el casco de la moto de Sara, pero no solo por eso, también estaba sonrojada por lo que estaba a punto de hacer…
Como todos los miércoles a aquella hora Jésica llegaba a casa con la intención de proporcionar alivio sexual a su cuerpo, ya que era uno de los pocos momentos de intimidad en los que podía tener la casa para ella sola, pudiendo hacer lo que quisiera sin tener constantemente la sensación de que alguien entraría y la pillaría.
Meses atrás Jésica había tenido un novio al que llevaba a su casa para compartir estos buenos momentos con él, por desgracia el muchacho la había dejado por otra chica, cosa que a Jésica le dolió bastante y que poco a poco había comenzado a sustituir aquellos momento de sexo en pareja por la autosatisfacción. Al principio a Jésica le había parecido patético correr hacia su casa con el fin de masturbarse, pero según habían ido pasando las sesiones de placer que ella misma se daba, había ido depurando su técnica hasta el punto de que desde inicios de semana desear que llegase el miércoles cuanto antes.
La joven abrió la puerta de su casa lentamente y saludó bien alto para asegurarse de que no había nadie en casa. Jésica permaneció en silencio unos segundos mientras dejaba la mochila en el suelo, la chica sonrió y sintió como su cuerpo comenzaba a calentarse sabiendo lo que la esperaba.
La entrada de la casa, que contaba con un gran espejo fue testigo de cómo Jésica comenzaba a quitarse lentamente los vaqueros y la blusa que en aquel momento sentía que la sobraban para estar cómoda en su hogar. La chica se miró en el espejo y sonrió mientras levantaba con sus manos sus medianos y suaves pechos. La muchacha estaba encantada con su aspecto físico, tenía una piel clara y suave, unas curvas no exageradas pero sí un cuerpo muy bien proporcionado, piernas largas y finas…
La chica sonrió una última vez al espejo, cuando ya estaba totalmente desnuda, y caminó rápidamente a su santuario de placer: su habitación.
Jésica tiró la ropa al suelo en cuanto llegó a su dormitorio, pero no cerró la puerta, le gustaba dejarla así por varios motivos; primero porque así podría escuchar si la puerta principal se habría, y segundo, porque en muchas ocasiones se imaginaba que alguien entraba y la pillaba dándose placer a si misma, cosa con la que fantaseaba, pero con la que se moriría de vergüenza si la pasase en la realidad.
La muchacha sacó de debajo de la cama sus juguetes sexuales de una cajita que tenía bajo llave, tanto a sus padres como a sus hermanos les había dicho que era su diario, pero en su interior lo que había era un vibrador de una dimensiones algo superiores al pene de su novio, de unos 20 centímetros, una cámara de fotos que podía también grabar vídeos y unas esposas que había adquirido el fin de semana pasado.
Jésica, excitadísima como siempre que preparaba su ritual masturbatorio, colocó mediante una ventosa la cámara de fotos en el espejo, lugar desde el que sería grabada y además se podría ver a si misma sin que la cámara registrase su rostro. Una vez hizo esto arrancó su ordenador portatil para poder meterse en una página de videos en la que la muchacha solía colgar sus momentos íntimos, los cuales solo solía mirar cuando se masturbaba para leer los comentarios que le habían puesto sus seguidores. Jésica sonrió encantada cuando vio que su anterior vídeo había sido visto por más de 30.000 personas, que habían dejado 114 comentarios.
Jésica comenzó a tocar las caras interiores de sus muslos, a pellizcar los pequeños pezones rosados en los que acababan sus redondeados pechos, a mover lentamente su espalda por la suave tela del edredón que cubría su cama… todo esto mientras miraba de forma lasciva al espejo en la que se veía reflejada y leía los comentarios de, los desde hacía algunos meses, fans incondicionales de lo que hacía.
Una vez estuvo lo suficientemente caliente la chica agarró el vibrador que tenía preparado para ponerlo a la primera de las tres velocidades con las que este contaba. La chica no se lo metió de golpe, sino que lo colocó sobre su sexo para sentir la vibración sobre sus húmedos labios vaginales y clítoris, antes de finalmente decidirse a meterlo dentro.
- Bueno chicos- dijo Jésica excitada, sin molestarse en modular la voz ya que siempre antes de colgar el vídeo en internet se encargaba de modificar su voz en el ordenador volviéndola algo más aguda para que nadie la pudiese reconocer- como vi el otro día en los comentarios que todos teníais muchas ganas de verme esposada hay os voy a complacer- dijo mostrando a la cámara las esposas.
La muchacha, excitada por las estimulantes vibraciones que estaba recibiendo en su interior, no dudó en esposarse las manos a la espalda, pese al riesgo que esto tenía si alguien llegaba a casa antes de lo previsto. Aún así la chica sonrió satisfecha cuando escuchó el segundo “clic” de las esposas que la dejaban con las manos fijas a la espalda.
Jésica, para que sus futuros observadores no pensasen que les estaba engañando mostró de cerca sus muñecas esposadas y dio un par de tirones para que viesen que realmente estaba apresada.
- ¡Que rabia!- dijo la chica tratando de llegar con las manos hasta su sexo- así no me puedo tocar, ojalá alguno de vosotros, o porque no varios, estuvieseis aquí para ayudarme y para sustituir el vibrador que tengo entre mis piernas por vuestros pollones- dijo la chica mientras cogía las llaves con los dientes y los dejaba sobre la cama para a continuación darse la vuelta y comenzar a buscar con las pequeñas llaves la cerradura de sus grilletes.
La muchacha no dejó de hablar mientras trataba de quitarse las esposas, sabía que a sus observadores les encantaba oírla, aunque fuese con esa voz aguda y modificada, y a Jésica también le encantaba provocarlos para que la mandasen toda clase de comentarios, especialmente guarros que la narraban como la follarían si la tuviesen con ellos.
La joven gimió sin parar y se contorsionó una y otra vez tratando de liberarse de sus esposas y así poder tocarse de nuevo libremente, ya que su sexo estaba ganando temperatura por instantes y cada vez la costaba más mantener la cabeza fría.
Después de unos minutos sin lograr acertar con el agujero de la cerradura comenzó a pensar que no iba a lograr desprenderse de las esposas por si misma, y su imaginación comenzó a volar planteándose la posibilidad de que alguno de sus hermanos regresase y la encontrase así no pudiendo esta negarse a darle una mamada a cambio de que la liberase y no contase nada a sus padre sobre su indecente conducta.
Pese a que aquellos calientes pensamientos no ayudaban a que pensase con claridad, Jésica tuvo la fortuna de su lado después de muchos intentos y sintió como la minúscula llave entraba hasta el fondo de la cerradura que la mantenía desde hacía unos minutos privada de sus hábiles manos.
Jésica lanzó sus manos rápidamente a su empapado sexo en busca de alivio sexual, había tenido las manos esposadas más de lo que había esperado y su necesidad de tocarse se había incrementado hasta unos límites que no acostumbraba a tolerar. La joven gimió de gusto cuando apresó su clítoris con los dedos anular y corazón y comenzó a frotarlo con fuerza al tiempo que toda su vagina.
Una vez sus ansias de placer se hubieron diluido la chica sacó sus manos empapadas de fluidos de su sexo para volver a manejar su ordenador y seguir leyendo los comentarios que habían dejado sus admiradores.
- Mira lo que tenemos aquí- comentó la chica acercándose al ordenador para leer un comentario de una chica, cosa que era poco habitual ya que sus seguidores eran mayoritariamente hombres- una petición de una admiradora , la leo “hola guapa, me encanta que nos dejes verte en estos momentos tan íntimos, me haría muy feliz que te dieses unos azotitos para mí delante de la cámara”- Jésica sonrió excitada imaginándose que no solo alguno de sus compañeros de clase se tocase viéndola, sino que también alguna de sus amigas lo hiciese.
La chica se colocó de espaldas a la cámara y comenzó a gatear lentamente hasta que dejó su trasero lo más cerca posible, para que en el vídeo se pudiesen apreciar las marcas de sus deditos sobre sus blandas y suaves nalgas. Jésica, que era diestra, utilizó su mano derecha para golpear su trasero con fuerza una docena de veces hasta que sintió que sus nalgas, sobre todo la derecha comenzaban a arderla.
- Bueno amiga, espero con estos azotes hayan hecho que tu chochito esté bien mojado- dijo sonriendo- si te han parecido pocos o te gustarían más fuertes me o dices y vemos si podemos hacer algo, aunque si te digo la verdad no me importaría que vinieses tú a dármelos, si estás tan buena como en la foto- comentó la chica estando segura de que aquellas frases provocarían un incremento en la excitación de sus observadores.
Pegando su trasero caliente de nuevo al suave edredón, la chica volvió a llevar su mano a su sexo para seguir estimulando su zona más íntima ante la cámara que captaba todos sus movimientos y sonidos. La calentura seguía subiendo gracias a los comentarios obscenos de algunos de sus observadores habituales habían dejado con su último vídeo, y también por los que se imaginaba que iban a dejar cuando sus seguidores viesen el que estaba filmando en aquel momento.
Jésica que consideraba que si seguía tocándose de aquella manera no tardaría en llegar al orgasmo paró antes de que eso sucediera, ya que quería continuar gozando un rato más. La muchacha volvió a meterse su adorado consolador hasta el fondo de su sexo a velocidad mínima mientras que con las manitas separaba sus nalgas y acariciaba su pequeño ano, volviendo a gemir de gusto.
- No conviene ir demasiado rápido, corazones- dijo la chica sonriente extasiada de placer- leo en los comentarios que me habéis dejado que algunos de vosotros creéis que me conocéis, pero me parece que no- dijo la chica ya que tenía un cuerpo normal, sin ninguna marca que pudiese delatar-Pero si alguno cree que sí le invito a que me lo diga en persona que seguro que podemos hacer algo- dijo la chica pícara- aunque que no os extrañe si os lleváis un bofetón si no soy yo- dijo para acabar soltando una risita.
Pese a que Jésica no estaba muy habituada a jugar con su culito la chica consiguió penetrar su trasero con su dedo índice después de empapar bien este con los fluidos que soltaba su sexo. La joven maldijo el no tener un vibrador anal de pequeñas dimensiones para gozar aún más y se propuso comprarlo en cuanto la fuese posible aún así no tardó en encontrarle un sustituto: un rotulador gordo de subrayar de color amarillo fluorescente que metió con tan solo un par de ligeros empujones, usando la capucha de este como tope para que no se le quedase dentro.
- ¿Sabéis una cosa?- preguntó Jésica, puesto que la encantaba charlar sabiendo que pronto sería vista por sus habituales observadores- fuera del tiempo que paso masturbándome para vosotros soy una chica de lo más normal- dijo quebrándosela un poco la voz al frotar con fuerza su clítoris- podría ser la amiga de vuestra hija, la hija viciosa de vuestro jefe, podría ser vuestra prima, vuestra sobrina, mmmmmmm… ¿Estáis tan calientes como yo?- preguntó sonriendo mientras pasaba su mano sobre su sexo con mucha más violencia.
Jésica continuó pasando su empapada mano por su sexo, mientras que con la otra se centraba en acariciar y pellizcar alternativamente sus suaves y medianos pechos, centrándose en sus rosados pezones que estaban totalmente erectos.
La chica no tardó en dejarse llevar por sus deseos carnales y estimuló su sexo hasta llegar al orgasmo, momento en que quitó la mano de en medio de su vagina para brindar a sus ávidos observadores una violenta corrida que hizo que el primer chorro de sus fluidos saliese disparado e impactase en el espejo en el que se estaba observando.
Jésica gimió con fuerza al tiempo que se convulsionaba sobre la cama sintiendo como el placer se extendía por todo su cuerpo, hasta que al final acabó cayendo relajada sobre su lecho con una sonrisa en el rostro.
- Bueno chicos, pues aquí acaba el espectáculo, la próxima semana más. Besitos para todos- dijo sonriendo mientras se levantaba para apagar la cámara para guardarla en la caja que tenía debajo de la cama para aquella misma tarde hacer las modificaciones en el vídeo que hiciesen que fuese irreconocible para sus seguidores.
Agradeceré comentarios y sugerencias tanto por aquí como por mi correo: fantasias1987@hotmail.com