Los Juguetes de Tedy (05)

Esta vez el poderoso y dominante hermanito se folla el ano de la novia de su hermano menor...claro: usando al cornudo como ayudante...

Los Juguetes de Tedy (V)

Agujero Nuevo

Luego de aquella primera vez con Jim, mi hermanito siguió sumándolo a sus juegos e invitándolo a que nos usara a mi novia y a mí.  De esa manera, mi situación se hizo aún más humillante y más vergonzosa, pero todo era por el temor a desobedecerle a Tedy y por mantener viva la oportunidad de que siguiera haciéndome cornudo.

Una o dos veces por semana Tedy nos llevaba junto con él y con Jim a un bonito y acogedor chalet que tenía la familia de mi otrora amigo y que permanecía solo la mayor parte del tiempo.  Allí mi hermanito se dedicaba a usarnos a saco, follándose a Tamara hasta dejarla derrengada y llenándome a mí la boca con su semen y con el sudor de sus pies.

Y luego de quedar satisfecho, Tedy nos entregaba a Jim para que el zafado nos usara y nos abusara como mejor le pareciera.  Él no tenía mucha imaginación, era un lelo y se limitaba a imitar a mi hermanito en la forma en como se follaba a Tamara, en como me hacía mamarle la polla y comerle los pies, tratándome siempre con la mayor altanería y desprecio.

Algunas veces, Tedy iba en compañía de alguna chica, de esas preciosuras que se la pasaban el tiempo adulándolo y orbitando alrededor de él.  Entonces mi hermanito pasaba de mi novia y de mí y se iba a la habitación a follarse a esa ricura de nena y nos dejaba a nosotros directamente en manos de Jim, para el placer y la diversión del lelo.  No había remedio: Tamara y yo siempre hacíamos lo que Tedy ordenaba.

En una de esas ocasiones fue que Tedy encontró un nuevo agujero donde descargar toda su virilidad adolescente.  Encontrando ese nuevo agujero, aumentaría más su placer a la hora de usarnos a mi novia a mí.  Ese descubrimiento hizo que mi hermanito nos llevara un poco más abajo en el fondo de degradante esclavitud en la que nos había sumido el deseo de Tamara y mi morbo por ser el cornudo servil y lame – pies de mi guapo hermanito menor.

Aquel día, Jim nos había llevado con él a mi novia y a mí al chalet para esperar a Tedy.  Como era costumbre, el lelo no iba a usarnos hasta que mi hermanito no hubiera quedado satisfecho.  Así que los tres nos quedamos en el jardín sin saber que hacer y así como casi una hora.

Hasta que oímos que llegaba Tedy y los tres salimos rápido a su encuentro.  Pero para despecho mío y de Tamara y para fortuna de Jim, mi hermanito venía esta vez en compañía de una de las porristas más lindas del colegio y pasó de nosotros sin ni siquiera dedicarnos una mirada y se encaminó hacia a la habitación.

Tamara hacía pucheros y se retorcía las manos, sin duda llena de frustración al intuir que esa tarde Tedy no se la follaría.  Por mi parte, yo estaba con la boca abierta y chorreando la baba al contemplar aquella escultural chica de la que iba a disfrutar mi hermanito esa tarde.

—   Tedy… – alcanzó a decir Jim con un hilo de voz.

Pero Tedy ni siquiera se volvió a mirar al lelo.  Simplemente hizo un gesto vago con su mano y pasó de largo hacia la habitación, dándole unos buenos sobijos al soberbio culo de la preciosura de chica que lo acompañaba en esa ocasión.  Jim creyó comprender que mi hermanito le daba carta blanca para usarnos a Tamara y a mí y con una amplia sonrisa, nos ordenó:

—   Venga perra…y tú, cornudo maricón…que estoy caliente…

Tamara cabizbaja y yo soñando con lo lindo que sería comerle el coño a la chica que se estaría empezando a follar Tedy en ese momento, los dos seguimos a Jim hasta el jardín y nos acercamos a la tumbona donde se tendió el lelo.  A una orden suya, lo desnudamos, enseguida nos pusimos nosotros también en cueros y de inmediato nos dedicamos a lo nuestro.

Mi novia a comerle la polla y yo a lamerle sus pies al lelo, mientras él me insultaba llamándome “puto cornudo”, “maricón traga – semen” y otras lindezas por el estilo, al tiempo que me ordenaba que mirara como mi novia puesta en cueros, a cuatro patas al lado de la tumbona, le mamaba la verga.

—   Ahora venga cabálgame zorra… – le ordenó Jim a Tamara.

Mi novia fue entonces con parsimonia a encaramarse sobre la tumbona, acaballándose sobre el regazo de Jim y se ensartó ella misma en los 16 centímetros de la dura tranca del lelo, para empezar a moverse despacio, como con desgano, sin cambiar su expresión de frustración.

Entre tanto, a instancias del lelo que no dejaba de ordenármelo, yo seguía lamiéndole los pies y viendo como mi novia, de espaldas a él y dándome la cara a mí, seguía cabalgando sobre su polla con parsimonia y con su gesto de frustración.

—   Mira cornudo maricón…mira como goza la zorra de tu novia mientras me la follo…y tú ahí como un marrano solo lamiéndome mis pies…que solo para eso sirves puto…

No tardó mucho en realidad.  Jim no tenía ni la mitad de aguante que Tedy.  Empezó a estremecerse y a jadear, me soltó una patada en el pecho y se corrió entre el coño de Tamara, hasta que finalmente se quedó muy quieto, resoplando y sin decir palabra.  Al cabo de algunos minutos, cuando ya se recuperó, mientras su leche empezaba a escurrir del coño de mi novia que se mantenía clavada con su ya fláccida polla, me ordenó:

—   Venga cornudo…a chuparme la verga que ya sé cómo te encanta…

Repté en cuatro patas desde sus pies hasta su vientre mientras Tamara desmontaba de su cintura.  Tomé su verga bien pringada de semen y de algunos jugos del coño de mi novia y me dediqué a chupársela con suavidad y a lamerle por los huevos, hasta que le dejé bien limpito y sin rastro de la follada.  Y cuando ya consideró que era suficiente con mi trabajo, Jim me soltó un manotazo por la cabeza y me ordenó:

—   Ahora a comerle el coño a la zorra, que seguro me vienen ganas de echarle otro buen polvo…

Me lancé hacia Tamara.  Estaba decidido a hacerla gozar un poco, porque me dolía verle su expresión de frustración y de celos contenidos, por la seguridad que teníamos de que en ese momento Tedy estaría taladrando con su poderosa y enorme verga el coño de la ricura de chica con la que se había encerrado en la habitación.

Repasé concienzudamente mi lengua por el coño de mi novia, limpiando muy bien el semen de Jim que había allí.  Me tragué todo lo que pude y de inmediato me dediqué a lamer y a chupar como mejor sabía, logrando que Tamara se fuera excitando paulatinamente, hasta que empezó a jadear, me agarró por los pelos y fijó mis labios a su concha y empezó a ordenarme que le lamiera y le chupara con más empeño.  Hasta que finalmente se corrió como una cerda, llenándome la boca de sus jugos al tiempo que Jim aplaudía, se descojonaba de risa, me insultaba y me atizaba tortazos por la cabeza.

En esas estábamos cuando oímos voces en el interior del chalet.  Tedy estaba discutiendo con aquella preciosa chica con la que se suponía que estaba follando.  O más bien, mi hermanito estaba gritándole a aquella princesita mientras ella gimoteaba y le suplicaba entre sollozos.

Me quedé congelado, con mi boca pegada al coño de Tamara.  Mi novia y Jim también se quedaron estáticos y sin proferir palabra, como si a todos nos asustara el hecho de que Tedy sonara tan enojado.  En esas oímos un fuerte portazo y en menos de lo que dimos un parpadeo, mi hermanito estaba en medio del jardín.  Venia desnudo y con su descomunal verga morcillona y brillosa, bamboleándosele en medio de sus piernas.

—   ¿Te has follado a la zorra? – le preguntó Tedy a Jim con tono de cabreo.

—   …le he echado un polvo… – respondió Jim con un hilo de voz.

—   Serás cabrón…no pudiste aguantarte a ver si a mí se me ocurría usarla…

—   Pero el marica le ha comido el coño…seguro que se lo ha dejado bien limpito… – explicó Jim.

Pegué mis labios con más firmeza al coño de Tamara y me dediqué a lamerle y a chuparle como para corroborar el argumento de Jim, esperanzándome con que después de todo Tedy sí iba a follarse a mi novia aquel día.  Mi hermanito no le replicó más a Jim.  Fue a tenderse en otra tumbona y ordenó:

—   ¡Venga zorra…a ver si al menos me sirves para una buena mamada!  ¡Y tú, cornudo…a mis pies!

Tedy se comportaba como un verdadero Macho Alfa.  A él no le iba la idea de meter su poderosa verga en el coño que acababa de follarse otro chico.  Mi hermanito debía ser siempre el primero y ya los restos de lo que él dejara podían ser aprovechados por Jim.  Pero esta vez el lelo se le había adelantado follándose a mi novia.

Tamara se situó en cuatro patas al lado de la tumbona y sin pensárselo se metió la punta de la polla de Tedy dispuesta a mamársela, pero mi hermanito se lo impidió dándole un manotazo.

—   ¡Empieza a lamerme desde los huevos, que los traigo pringados de la follada que le he dado a esa remilgada! – le ordenó Tedy a mi novia.

¡Joder!  Mi hermanito se había follado a la otra chica y traía sus huevos y su poderosa verga bien pringada de los jugos del coño de semejante princesa.  En ese momento hubiera cambiado gustoso mi lugar con Tamara.  Sería alucinante para mí mamarle la enorme tranca a mi hermanito con el sabor de los jugos de la concha de aquella chica tan linda.

Pero no tenía más remedio que obedecerle a Tedy y mientras Tamara empezaba a lamerle los huevos, yo debí replegar mi lengua sobre los pies de mi hermanito para dedicarme a servirle como él me había ordenado.

Tedy dejó que mi novia le lamiera los huevos y la polla por algunos minutos.  La pobre Tamara tenía una expresión entre humillada y cachonda.  No le sería fácil tener que estar lamiendo los jugos del coño de otra chica del escroto y de la potente verga de mi hermanito, pero seguro que estar siendo usada por él la ponía bien caliente a la muy zorra.

Mi pollita también estaba bien levantada y yo estaba envidioso de mi novia, no por lamerle la enorme verga a Tedy, sino por el hecho de que deseaba como nada ir a saborear los jugos de aquella preciosura que se acababa de follar mi hermanito.  Pero ni modo, porque tenía que obedecerle y no podía parar de lamerle sus pies como él me lo había ordenado.

Al cabo de unos pocos minutos, ya Tedy tenía su tranca más tiesa que un riel.  ¡Joder que se notaba el poder en la enorme verga de mi hermanito!  Entonces agarró a mi novia por los pelos, la levantó un poco impidiéndole que siguiera lamiéndole y le ordenó con absoluta arrogancia:

—   ¡Venga zorra…a mamarme la verga a ver si me acabo de descargar los cojones!

Seguramente que Tedy le habría echado un solo polvo a aquella chica tan hermosa y tal vez ella no lo había dejado satisfecho como él estaba acostumbrado.  Sin duda por eso la había reñido y también esa era la causa de que hubiera decidido venir a usarnos a mi novia y a mí.

Tamara, sumisa como siempre, se amorró a la potente tranca de mi hermanito y se comió el glande poniendo tal cara de vicio, que mi pito dio un saltito de la calentura que me produjo ver el gusto con el que mi novia se comía la enorme verga de Tedy.  Y aunque no despegaba mi lengua de los pies de mi hermanito, no dejaba tampoco de recrearme con la expresión que tenía mi novia mientras le chupaba la poderosa verga con toda devoción.

—   ¡Venga perra, dame el culo para magreártelo y trágate toda mi polla!

Tamara movió un poco sus cuatro patas hasta que su voluptuoso culo quedó al alcance de la mano derecha de mi hermanito.  Al mismo tiempo bajó un poco la cabeza para tragarse su descomunal polla, pero no alcanzó a meterse en su boca ni la mitad de los 22 centímetros de la poderosa estaca de Tedy.

Mi hermanito la dejó hacer por unos instantes mientras le amasaba las bolas de carne del trasero, hasta que de un momento a otro levantó la mano y le propinó una sonora nalgada ordenándole al mismo tiempo que acabara de tragarse su polla.

Y Tamara lo intentó.  Intentó tragarse aquella enorme y poderosa verga de mi hermanito, pero fue incapaz de hacerlo y se atragantó de tal forma con su intento, que retrocedió enseguida, con los ojos llenos de lágrimas y el rostro un poco congestionado.  Aquello encabronó a Tedy.

Le soltó otra fuerte nalgada y al mismo tiempo la agarró de los pelos con la mano izquierda, empujándole la cabeza para obligar a mi novia a que se comiera toda su enorme y dura verga.  Pero todo siguió siendo inútil, porque Tamara retrocedió de nuevo manifestando síntomas de estarse ahogando con aquella tranca tan descomunal con que Tedy quería empalarla por la boca.

Aquello acabó de encabronar a mi hermanito.  Le asentó otro par de nalgadas muy fuertes y agarrándola por los pelos le sacudió la cabeza apartándola de su enorme verga al tiempo que la increpaba por su inutilidad para hacerle una mamada como las que a él le gustaban.  Tamara soltó un sollozo y no tuvo más remedio que abandonar su tarea de mamona.

—   ¡Tú, cornudo…ven a mamarme la verga que esta puta zorra ni para eso está buena hoy! – me ordenó Tedy ya demasiado cabreado.

No me lo pensé ni un instante, dejé de lamerle los pies a mi hermanito y repté en cuatro patas para ponerme a la altura de su entrepierna, por el lado opuesto en donde mi novia seguía en posición de perra y dejándole su culo a disposición de Tedy para que él se lo estrujara y se lo amasara como mejor quisiera.

Me tragué su enorme verga casi por completo y me dediqué a mamársela con suavidad, excitándome al imaginar como aquella tranca monumental y poderosa había estado clavada hacía pocos minutos en el coño de aquella divinidad de chica que poco antes Tedy se había estado follando mientras Jim nos usaba a mi novia y a mí.  Y creo que logré satisfacer a mi hermanito porque él me dejó mamar a mi ritmo y se dedicó de nuevo a amasar y a nalguear el culo de Tamara, mientras ella volvía a poner cara de vicio y empezaba a gemir evidenciando la calentura que le entraba por los magreos de Tedy en su apretado y voluptuoso culo.

—   ¡Levanta el culo, zorra! – le ordenó Tedy al tiempo que le daba una nalgada más.

Mi novia obedeció de inmediato, inclinando un poco más su cabeza sobre el césped del jardín para dejar su culo algo más levantado, con lo cual tuve una visión de primera mano.  Y con toda la verga de mi hermanito entre mi boca, mientras se la mamaba con devoción y se la lamía con suavidad, aluciné al ver lo enrojecido que tenía su bonito trasero Tamara, sin duda a causa de tantas nalgadas y sobijos con que la había estado obsequiando mi hermanito.

—   ¡A ver, marrana…ábrete bien el culo…que te vea el agujero que tienes allí! – le ordenó Tedy dándolo una nueva nalgada.

Tamara acabó de pegar su frente contra el suelo, levantó un poco más el culo y se llevó las manos atrás para agarrarse sus dos sedosas bolas de carne y separárselas, dejando su agujerito a la vista de Tedy y de mí.  Era un puntito oscuro en mitad de la canal que se hacía entre sus firmes, suaves y ahora enrojecidas nalgas.

Mi pequeño pito dio un respingo cuando imaginé lo morboso que me resultaría ir a lamer aquella raja en el trasero de mi novia, para terminar acariciando aquel minúsculo agujerito oscuro con la punta de mi lengua.  Pero solo eran imaginaciones mías, pues en ese momento mi boca estaba llena hasta mi garganta con la potente erección de la enorme verga de mi hermanito, a la que no podía dejar de mamar con devota entrega.

Pero eso sí, con mi ojos bien abiertos, temblando de calentura, repasando mi lengua por la enorme tranca de Tedy, pude contemplar cómo él repasaba suavemente el dedo medio de su mano derecha por la raja de Tamara, hasta terminar posando la punta de ese mismo dedo en aquel agujerito minúsculo.

Mi novia dio un respingo y gimió ante la presión que hacía el dedo de Tedy sobre su ano.  Mi hermanito sonrió y levantando la mano con la que le acariciaba el culo a mi novia, apuntó su dedo medio hacia mí, sin decirme ni una palabra y sin que yo me imaginara qué significaba aquello.  Y mi falta de imaginación me valió un buen tortazo por la cabeza al tiempo que Tedy me explicaba lo que quería que hiciera:

—   ¡Chúpame el dedo, cornudo estúpido! – me ordenó mi hermanito.

Y sin que yo me atreviera a replicarle ni una sílaba, tuve que abandonar mi tarea de mamarle su poderosa verga para dedicarme por unos instantes a chuparle el dedo con el que él le había estado repasando la raja del culo de mi novia.  Hasta que Tedy me sacó su dedo de la boca y entonces pude contemplar con ojos alucinados y la baba chorreándome por mi barbilla, como él volvía a poner la punta de su dedo sobre aquel minúsculo agujero de Tamara para presionar con fuerza en ese punto.

—   ¡Vuelve a chuparme la verga, cornudo inútil! – me ordenó Tedy mientras presionaba con su dedo sobre el agujerito de mi novia.

Ni qué decir tengo que volví a tragarme entera la potente erección de mi hermanito, para reanudar a mamarle con suavidad, mientras que con mis ojos bien abiertos no perdía detalle de lo que él estaba haciendo sobre el oscuro y diminuto ano de mi novia.  Y vi entonces cómo al aumentar un poco la fuerza de su ahora bien ensalivado dedo sobre el agujerito, le introdujo la primera falange.

Tamara soltó un gritito y se contorsionó un poco moviendo su trasero.  Tedy hizo retroceder entonces su dedo para propinarle una nalgada demasiado fuerte, ordenándole que se estuviera quieta, al mismo tiempo que volvía a apuntar su dedo hacia mi boca, de tal manera que esta vez, sin que yo necesitara ninguna explicación, me lancé a chupárselo con el morbo tensando mi pito.

Al cabo de unos instantes, Tedy retiró su dedo bien ensalivado de entre mi boca y mientras yo me amorraba nuevamente a su poderosa verga para seguir mamándosela, mi hermanito volvió a hurgar el ano de mi novia con el dedo medio de su mano derecha y esta vez se lo hundió casi por completo.

Con su enorme y dura verga metida hasta mi garganta, yo miraba alucinado como Tedy revolvía su dedo bien metido entre el minúsculo agujero de mi novia.  No podía comprender cómo era que aquel dedo delgado aunque largo de mi hermanito, podía estar alojado en el diminuto ano de Tamara.  Él sonreía divertido y parecía calentarse más a cada momento mientras dedeaba el virginal culo de mi novia.

Al cabo de algunos minutos, mi hermanito volvió a sacar el dedo de entre ano de Tamara.  Esta vez no aparecía para nada limpio y a pesar de ello yo no tuve ningún remilgo en chupárselo muy bien cuando él volvió a ofrecérmelo.  Esta vez, además del dedo medio de su mano derecha, también le chupé su dedo índice y cuando asumió que los tenía bien ensalivados, los retiró de entre mi boca y fue a metérselos en el diminuto agujero de mi novia.

Y de esta manera, se dedicó a dedear a Tamara sin el menor recato y sin que le importaran en lo absoluto los grititos que daba mi novia con los dos dedos bien metidos en su agujero.  Por el contrario, parecía que aquello estaba llevando a mi hermanito al límite de su calentura, pues su verga poderosa y enorme se le había puesto tan tiesa, que yo creía que en cualquier momento iba a soltarme una buena ración de lefa entre mi garganta.

No obstante, antes que correrse en mi boca, Tedy volvió a sacar sus dedos de entre el ano de mi novia, me los ofreció para que se los chupara de nuevo instándome esta vez a lamérselos hasta dejárselos perfectamente limpios.  Y cuando me sacó sus dedos de entre mi boca y yo intenté seguir mamándole su arrogante verga, me asentó un tortazo por la cabeza y me ordenó:

—   ¡Anda a comerle el culo a tu novia, cornudo…!

No podía creérmelo que Tedy fuera a darme semejante oportunidad.  Iba a comerle el ano a Tamara como había estado imaginándolo desde que él empezó a meterle el dedo.  ¡Joder!  ¡Qué calentura tan bárbara!

Sin demora alguna, repté sobre mis cuatro patas hasta situarme atrás de mi novia, con mi rostro muy cerca de su trasero y sin esperarme a nada acerqué mis labios a su ano y me dediqué a chuparle y a meterle mi lengua con verdadero entusiasmo, mientras mi pito daba saltitos y parecía que se me querían estallar los cojones de lo caliente que estaba yo en semejante situación.

Pero la dicha no me duró mucho.  Tedy se puso de pie al lado de la tumbona y por algunos minutos observó con atención cómo yo seguía lamiéndole y chupándole el ano a Tamara.  Entonces me arrió un tortazo por la cabeza apartándome y le ordenó a mi novia que se subiera ella en la tumbona, poniéndose en cuatro patas y con el culo bien expuesto.

Entonces, cuando vi a Tamara en cuatro patas, con sus mulos bien abiertos y exponiendo su culo y vi además la enorme tranca de mi hermanito vibrando y tan tiesa como el acero, comprendí lo que Tedy haría enseguida.  Y no me lo podía creer.

¡Aquello era una barbaridad!  No había forma de que la descomunal y potente tranca de Tedy fuera a tener cabida en aquel agujerito minúsculo y oscuro, que aunque se había abierto un poco luego de la dedeada que le había dado mi arrogante hermanito, no tenía la capacidad suficiente para albergar los 22 centímetros de su poderosa verga.

Pero era seguro que Tedy no pensaba igual a mí, así que apuntando su enorme y tieso estoque a aquel agujerito oscuro y algo lubricado con mi baba, arremetió con una primera estocada que sin embargo no tuvo éxito, pues mi novia soltó un aullido como de cerda y a punto estuvo de caerse de cabeza sobre el césped, lo cual hizo que mi hermanito se encabronara y le soltara una nalgada fortísima, al tiempo que la increpaba.

—   ¡Puta zorra…que tienes que aguantar…! – le dijo Tedy – ¡Y tú, cornudo mamón…dame una mamada que me dejes la verga bien lubricada!

Me tragué la poderosa verga de mi hermanito hasta la base, extendiendo su precum con mi lengua sobre todo el duro tronco y se la lamí con empeño, tratando de que su tranca le quedara bien lubricada y esperanzado en que aquello le facilitara su objetivo.  Ya que Tedy iba a sodomizar a mi novia, ya que iba a desvirgarle el culo, lo más lógico era que yo colaborara lo mejor posible para que la pobre de Tamara no fuera a sufrir un daño demasiado atroz.

Mi hermanito me apartó con un nuevo tortazo, afianzó a mi novia por las caderas y con su poderosa verga en pie de guerra, la embistió por segunda vez.  Esta vez el rosado capullo de Tedy violentó el diminuto ano de Tamara y la pobre volvió a chillar como una cerda degollada, se debatió un poco y empezó a suplicarle piedad a mi arrogante hermanito.

Aquello pareció tener efecto, pues seguramente desanimado por las súplicas de mi novia, Tedy retrocedió.  Se le notaba muy cabreado y a esas alturas yo estaba comido más de los nervios que de la calentura.  Así que cuando su enorme verga quedó bamboleándose en el aire, luciendo su esplendorosa erección y adornada por una gotita de sangre, me aventuré y me la tragué entera para dedicarme a mamársela con esmero, tratando de complacerlo para librar a mi novia de ser sodomizada por él.

Me pareció que había acertado porque Tedy me dejó seguir mamándole su imponente verga y esta vez pareció tomarse unos instantes para pensar.  Fue entonces cuando se volvió hacia Jim para ordenarle que fuera a traer algo con qué lubricarse.

Jim había permanecido en absoluto silencio, sentado al borde de la tumbona, con su polla completamente tiesa mientras contemplaba toda aquella acción desde que Tedy había empezado a magrearle el culo a mi novia.  Y cuando mi hermanito le pidió algún lubricante, se levantó como una exhalación y salió corriendo para volver en segundos, trayendo en su mano un pote lleno de mantequilla que le entregó a Tedy.

De rodillas como estaba, con la enorme y dura verga de mi hermanito metida hasta mi garganta, mamándosela con esmero, observé lo que sucedía enseguida.  Tedy metió sus dedos índice y medio entre la mantequilla y tomó una buena porción, para de inmediato introducirlos sin ningún cuidado en el ano de Tamara.

Empezó de nuevo a dedearla con empeño, introduciéndole buenas porciones de mantequilla mientras la muy guarra empezaba a gemir y a retorcerse, esta vez con evidentes signos de estar más caliente que los motores de un avión.  Pero el propósito de Tedy no era quedarse dándole gusto a mi novia.  Así que sacó los dedos de su ano y me los ofreció a mí.

Dejé de mamarle la verga y me lancé a chuparle y lamerle los dedos tragándome todos los restos de mantequilla con que estaban untados y algunas otras sustancias de color marrón que me causaban demasiado asco, pero que también tragué con docilidad para evitarme el riesgo de encabronar a Tedy.  Hasta que le dejé bien limpitos sus dedos y entonces él me ofreció el pote con mantequilla y me ordenó:

—   ¡Úntamela en la verga, cornudo!

—   Como tú mandes Tedy… – me atreví a responderle con un sumiso hilo de voz.

Tomé una generosa porción de mantequilla del pote y me dediqué a repasar suavemente la verga de mi hermanito, maravillándome de su extrema rigidez y dejándosela muy bien lubricada desde el capullo hasta la base, sobándole la enorme y dura estaca con verdadero respeto y verdadera reverencia.

Hasta que Tedy se inclinó sobre mi novia, la afianzó con firmeza por sus turgentes tetas y la embistió de nuevo con su potente verga.  Pero la lubricación había sido tan generosa, que en vez de lograr penetrar el agujero de Tamara, la poderosa verga de mi hermanito resbaló hacia arriba.

Fue entonces cuando él, sin cambiar de posición, manteniendo a mi novia firmemente agarrada por las tetas, me ordenó:

—   ¡Venga cornudo…apunta mi verga!

Temblando de excitación tomé la poderosa verga de Tedy y la apunté hacia el minúsculo agujero de mi novia.

—   Ya está, Tedy… – le dije con la voz temblándome de humillación y de calentura.

Esta vez mi hermanito dio la estocada definitiva.  Con la primera embestida metió hasta la mitad su potente verga en el ano de mi novia.  Tamara chilló y se debatió un poco, pero Tedy la tenía tan bien agarrada por las tetas, que ella no tuvo ninguna posibilidad de apartarse.  Entonces el aguardó unos instantes y luego con una segunda embestida acabó de clavarle su enorme estaca en el culo.

Ya con su poderosa y enorme verga bien metida entre el culo de mi novia, Tedy se quedó quieto por algún par de minutos, al cabo de lo cual empezó a moverse pausadamente, deslizando su monumental tranca por el ano de Tamara hasta que ella inició a gemir y a retorcerse como una serpiente, jadeando como una perra, suplicándole esta vez a mi hermanito que no parara de fallársela por el culo.

¡Joder!  ¡Qué espectáculo tan caliente!  Me estaba muriendo de calentura, puesto de rodillas a los pies de mi hermanito, viendo de primera mano y a centímetros de mi rostro cómo Tedy estaba sodomizando a mi novia, como le estaba rompiendo el culo.  ¡Joder…qué excitado estaba!  ¡Y sin atreverme a tocarme la polla!

Tedy se estuvo follándole el culo a mi novia por al menos 20 minutos, hasta que empezó a embestirla con mayor fuerza y profundidad, todos los músculos de su cuerpo se tensaron y lo vi estremecerse.  Entonces le dio una estocada muy fuerte y se quedó quieto, rugiendo y temblando mientras Tamara gemía y jadeaba como una perra.

Mi hermanito coronó aquella follada corriéndose bien adentro del culo de mi novia.  Y cuando estuvo satisfecho, retiró su poderosa verga del ano de Tamara y me la ofreció para que se la mamara.  ¡Ni me lo pensé!  Me tragué la enorme tranca de mi hermanito y me dediqué a mamársela con verdadera devoción, tragándome todos los restos de su follada.

Casi enseguida, la poderosa verga de Tedy volvió a ponerse rígida entre mi boca.  Entonces él me apartó y me ordenó darle algunas lamidas al ano de Tamara, para que acabara de tragarme los restos de tan fabulosa follada.  Y no terminaba yo de apartar mi lengua del culo de mi novia cuando mi hermanito puso el capullo de su poderosa polla en el ojete y volvió a penetrarla con una embestida profunda.

En ese momento dirigí mi mirada hacia arriba y desde mi postura de rodillas, me pareció que Tedy era tan guapo, tan macho, tan poderoso…se me hizo que mi hermanito era un verdadero Macho Alfa, un Dios del sexo…y en ese momento lo único que se me ocurrió fue postrarme ante él, que seguía taladrándole el ano a mi novia…y le besé sus pies con sumisa devoción.  En ese instante, con mis labios pegados a los pies de mi hermanito, mientras él sodomizaba a mi novia, me estremecí y me corrí como un cerdo, regando mi leche sobre el césped del jardín del chalet de la familia de Jim.