Los Juguetes de Tedy (03)
Morbo y más morbo...esta vez el cornudo se aplica con toda a satisfacer a su hermanito para lograr que el chico se folle a su novia...ahora sí, el cornudo y la zorra se convierten realmente en los esclavos sexuales del dominante Amito...
Los Juguetes de Tedy (III)
Esclavos Sexuales
Era notorio el éxito que tenía Tedy con las chicas. En el colegio, las chicas más lindas y buenotas andaban todo el tiempo junto a él y eso causaba la envidia de todos. Nunca lo supe con certeza, pero casi estoy seguro que las 12 integrantes del equipo de porristas pasaron por la poderosa verga de mi hermanito.
Entre esas chicas estaba Selene, la más más de todo el colegio. Tenía casi 15 años y era de verdad una preciosura, una princesa en toda la extensión de la palabra: linda, rica, con mucha clase, mucho estilo y la máxima popularidad. Todos en el colegio babeábamos por ella, pero era Tedy el que tenía la exclusiva de sus atenciones.
Todo eso que era y que tenía Selene, la convertía en el objeto de la envidia de todas las chicas del colegio. En especial Tamara, que trataba de competir con ella pero que no le daba la talla en nada, la odiaba con todas sus fuerzas. Y el odio de mi novia hacia Selene aumentó poderosamente cuando la chica parecía ser la favorita de mi hermanito.
Para colmo de desgracias, todo el éxito que tenía Tedy entre las chicas, hacía que cada vez fuera menor la frecuencia con la que se follaba a mi novia y eso nos tenía muy mal a ella y a mí por razones obvias. Tamara era adicta a la poderosa verga de mi hermanito y mientras él no se la clavara no me daba chance de ir a comerle el coño. Además, para mí no era ya excitante lamerle la concha a mi novia mientras no la tuviera bien llena de la lefa de Tedy. Había terminado por convertirme en el más rastrero de los cornudos, en un cornudo sumiso, devoto y servil de Tedy.
Mi novia y yo, cada uno por nuestro lado, tratábamos de congraciarnos con Tedy y cada vez caíamos más bajo en el servilismo hacia él, pues nos habíamos dado cuenta de que mientras más nos humilláramos, mientras más nos arrastráramos a sus pies, mientras más ciega fuera nuestra obediencia, mayores eran las probabilidades de que a mi hermanito le apeteciera follarse a Tamara y de esa forma ella disfrutaba siendo clavada por él y yo disfrutaba de comerle el coño bien lleno del semen de Tedy.
Una tarde que había tenido que quedarme en casa haciendo los quehaceres para Tedy mientras él iba a jugar fútbol, mi novia llegó hecha una furia, soltando pestes contra Selene y acusándola de haberla humillado en público insultándola y burlándose de ella.
— ¡¿Pero qué te ha hecho?! – le pregunté alarmado.
— ¡Pues que la pequeña arpía me ha llamado zorra… – me respondió iracunda –…y me ha soltado además que ahora Tedy solo me usa para que le mame la verga luego que se la ha follado a ella!
Me quedé flipando. No por el hecho de que Selene llamara zorra a Tamara, que muy bien sabido lo tenía que mi novia era de verdad una zorra. Lo que me puso a alucinar fue caer en cuenta que ya hacía casi dos semanas que Tedy no se la follaba y en cambio la hacía mamarle la verga casi cada día a mi novia.
Seguramente que en más de una ocasión, la poderosa verga de mi hermanito venía untosa de los jugos de los coños que se follaba y así se la metía directo en la boca a Tamara para que se la chupara bien chupada. Traté de calmarla aunque yo mismo estaba más que caliente de solo imaginarme la humillación que Selene le había infligido a mi novia.
De todas maneras creo que mis arrumacos y mis palabras de solidario consuelo, tuvieron algún efecto porque Tamara pareció calmarse un poco y mientras bebía un refresco que le ofrecí, me miró con ojos iluminados por una cierta esperanza y soltó de sopetón:
— ¡Tú le vas a pedir a Tedy que me folle!
— ¡¡¡¡¿QUÉ?!!!! – le grité asombrado – ¡¡¡¡¿A CASO TE HAS VUELTO LOCA?!!!! Tú eres mi novia…no voy a ir a pedirle a mi hermanito que te folle…
Tamara volvió a enfurecerse y esta vez contra mí. A los gritos me repitió que yo debía ir a suplicarle a Tedy que se la follara y me recordó cómo disfrutaba de comerle su coño rebosante del semen de mi hermanito. Me endilgó mi condición de cornudo y como si fuera poco se burló cruelmente de mí echándome en cara mi conducta sumisa y servil hacia mi hermanito. Y para rematar, me amenazó con dejarme si yo no lograba convencer a Tedy de que se la follara ese mismo día.
Y estábamos en la cocina en medio de tremenda discusión cuando oímos que llegaba Tedy y desde el living empezó a llamarme a los gritos ordenándome que me apurara en ir a atenderlo:
— ¡Cornudo…mueve tus cuernos y ven acá enseguida!
Salí corriendo y dando trompicones y sin ocuparme más te Tamara. Tedy estaba despatarrado en el sofá del living, venía sudoroso, vestido con su uniforme del fútbol y aun calzando sus botines. Se veía algo cansado y con cara de pocos amigos. Así que me supuse que lo que me esperaba no sería precisamente un rato de esparcimiento.
— ¡Anda cornudo, tráeme un refresco helado y mueve rápido tus cuernos para que vengas a atenderme mis pies!
Le respondí con mi habitual sumisión y corrí de nuevo a la cocina. Allí seguía Tamara que ahora había vuelto a calmarse y mientras yo servía el refresco para Tedy me dijo:
— ¡Anda…es tu oportunidad…vas a lamerle los pies…aprovecha y le suplicas muy humilde que me folle…vas a ver que así le bajan ganas de clavarme su vergota en mi coño!
En apariencia sin prestarle atención a Tamara, me fui al living a atender a mi hermanito. Pero la insistencia de mi novia y la calentura que me causaba lo humillante que me resultaba aquella situación, empezaron a hacerme dudar de mi determinación de no pedirle a Tedy que se la follara.
Le entregué el refresco y acerqué al sofá un puf para que mi hermanito pudiera estirar sus piernas y descansar sus pies sobre aquel cojín. De inmediato me arrodillé ante él y empecé a descalzarle sus botines de futbol y cuando ya le retiraba sus calcetines empapados de sudor, apareció Tamara en el living.
— ¡Venga zorra…qué bueno que estás aquí! – le dijo Tedy – ¡Ayúdale al cornudo y entre los dos me atienden mis pies!
Tamara no objetó ni una sílaba y ni siquiera mostró la menor duda para venir a ponerse en cuatro patas a mi lado junto al puf y de inmediato pegar su lengua a los olorosos y sudados pies de Tedy. Y así mi novia y yo nos dedicamos a masajearle los pies a mi hermanito, lamiéndoselos y chupándoselos con verdadero empeño, mientras él degustaba su refresco y saltaba de canal en canal en la tele.
Pasados unos diez minutos de estarnos lamiéndole los pies a Tedy, ya mi novia empezó a lanzarme miradas indicándome que me aventara de una vez a pedirle a él que se la follara. Pero como ni Tamara ni yo despegábamos nuestras lenguas de las sudorosas plantas de mi hermanito, pues yo no me daba por aludido y seguía allí lame que lame.
Pero la muy zorra estaba empeñada en que yo hiciera mi parte y viendo que la insistencia de sus miradas no hacía efecto en mí ni me decidía a hacer lo que ella quería, empezó entonces a picarme los costados con sus dedos, lo cual me obligaba a moverme acosado por las cosquillas que me causaban sus piquetes.
Tedy se dio cuenta de inmediato de que algo pasaba, pues en mis circunstancias había perdido el ritmo al que le lamía sus pies. Así que se mosqueó enseguida y empujándome la cabeza con su planta me ordenó que me pusiera a mi tarea de seguir atendiéndole sus pies. Entonces fue Tamara la que se lanzó:
— Es que mi novio te quiere pedir algo… – dijo mi novia casi sin despegar su lengua de los pies de Tedy.
— ¡¿Qué quieres cornudo?! – me preguntó él dándome un leve golpe en los morros con su pie.
La situación me superó del todo. En cambio de poder decir ni una palabra, me largué a gaguear como un idiota, sin poder expresarme, completamente humillado y avergonzado. Hasta que a Tamara se le agotó la paciencia e intentó ella misma decirle a Tedy lo que me correspondía expresar a mí. Pero mi hermanito aquella tarde estaba pasado de cabrón y le impidió hablar introduciéndole en la boca casi la mitad de su pie y ordenó con tono de cabreo:
— ¡Tú cállate zorra y sígueme chupando mis pies…y tú cornudo, habla de una puta vez o vas a enterarte si no te parto los morros a patadas!
La amenaza de Tedy me aterró. Pero mi miedo se vio superado por la calentura que me causaba el ver a Tamara atorada con el pie de mi hermanito, puesta en cuatro patas como una perra y aceptando con total docilidad aquella humillación tan salida y tan cabrona. Entonces, llevado de mi propia excitación, encontré ánimos suficientes para poder decirle a Tedy lo que me había pedido mi novia que le dijera:
— Es que yo te quería pedir si por favor te follas a mi novia… – le solté de golpe y sin tomar resuello.
Y tratando de menguarme un poco la vergüenza, cerré mis ojos con fuerza y replegué mi lengua en los pies de mi hermanito y seguí lamiéndoselos con verdadero empeño. Pero no pude evitar oír las risotadas que empezó a soltar Tedy ante mi insólita y humillante súplica. Y así nos estuvimos durante algunos minutos, con mi hermanito torciéndose de risa, yo lamiéndole sus plantas y mi novia atorada con uno de sus pies y chupándole los dedos con devoto servilismo.
— ¡Jajajaja…así que eres tan cornudo que no te da vergüenza rogarme que me folle a tu novia…jajajaja…qué cornudo eres…jajajaja…jajajaja…!
Y mientras no paraba de lamerle los pies a mi hermanito y apretaba los párpados con fuerza para evitarme el riesgo de encontrarme con su mirada de burla, lo oí hacer un anuncio que empezó a helarme la sangre en las venas e hizo que mi pollita se agitara con desesperación entre mis calzoncillos.
— Jajajaja…ya me entraron ganas de divertirme…jajajaja… – reía Tedy – ¡En cueros…a los dos los quiero en cueros ya! – ordenó.
Tamara no se esperó ni un instante para obedecer. Con el pie de Tedy bien metido entre su boca y puesta en cuatro patas, hizo cabriolas para sacarse la falda y las bragas y se desabrochó la blusa y se soltó el sostén quedando desnuda en menos de un minuto, con su culo bien respingón y sus tetas apuntando hacia el suelo y con los pezones más que duros.
Yo en cambio no me decidía y andaba con mucho miedo de la forma en como mi hermanito quisiera divertirse a costa nuestra. Pero por un lado la tremenda calentura que tenía y por otro lado una nueva amenaza de Tedy, hicieron que imitara a Tamara y que con algo de torpeza también me quedara en cueros, permaneciendo en cuatro patas y con mi lengua bien pegada lamiendo los sudorosos pies de quien ahora podríamos considerar mi novia y yo como nuestro Amo.
Tedy aún se carcajeo por un par de minutos, hasta que al fin retiró sus pies impidiéndonos que siguiéramos lamiéndoselos, empujó el puf apartándolo y le ordenó a mi novia que se arrodillara frente a él. La muy zorra le obedeció de inmediato mientras que yo seguí en cuatro patas, tratando de evitar que mi hermanito notara lo tiesa que estaba mi pequeña polla bien enfundada en su pellejo.
Mi posición me permitía ver con toda claridad el coño de mi novia y cómo lo traía bien húmedo de la calentura que la tenía perdida a la muy zorra. Ella intentó tocarse, seguro ya sin poder aguantar tanta excitación, pero Tedy se lo impidió con una orden que no le daba margen a la desobediencia.
— ¡Que no te toques, marrana…que no te lo he mandado!
Tamara retiró lentamente la mano de su húmedo coño y entonces mi hermanito levantó el pie derecho a la altura de mi rostro y me introdujo los dedos en la boca ordenándome que se los chupara muy bien. Ni qué decir tengo que le obedecí de inmediato y al cabo de un par de minutos, Tedy sacó sus dedos de mi boca, levantó otro poco su pie y lo descargó sobre mi cabeza ordenándome que lo aguantara.
De inmediato oí que mi novia gemía y torciendo los ojos hasta donde podía hacerlo sin incomodar a mi hermanito, pude ver cómo él estaba acariciándole el coño a Tamara con los dedos de su pie mientras yo seguía en cuatro patas aguantándolo sobre mi cabeza. Al momento ya pasó de acariciarle la concha y directamente le metió el dedo gordo del pie, revolviéndoselo sin ningún cuidado mientras mi novia jadeaba como una perra en calor.
En esas se estuvo unos momentos, hasta que sacó su dedo del coño de Tamara y ella dio un gemido de decepción, seguramente por haberse quedado a medias entre la calentura y el orgasmo. Pasados algunos instantes, Tedy volvió a la carga metiendo de nuevo el dedo gordo de su pie entre el coño de mi novia y de nuevo se dedicó a masturbarla de esa forma sin ningún miramiento, hasta que otra vez, cuando los gemidos de Tamara se empezaban a hacer más intensos, mi hermanito paró de meterle el dedo dejándola una segunda vez al borde del orgasmo.
Aquello volvió a hacerlo Tedy al menos una media docena de veces, carcajeándose sin parar, mientras mi novia estaba al borde de las lágrimas y le suplicaba con voz entrecortada que la follara ahí mismo.
Por mi parte yo seguía en cuatro patas, con mi pollita a reventar, aguantando sobre mi cabeza el pie con el que mi hermanito le hostigaba el coño a mi novia y sintiendo una humedad pegajosa que iba empapándome los pelos, pues todos los jugos que soltaba Tamara de su concha resbalaban por el pie de Tedy hacia mi cabeza.
Al final, mi hermanito pareció que le perdía el gusto a torturar de semejante forma tan curiosa a mi novia y quiso pasar a mayores. Así que retirando su pie de sobre mi cabeza me lo ofreció para que se lo lamiera:
— ¡Venga cornudo, límpiame mi pie que esta marrana me lo ha dejado perdido con los flujos de su coño!
Por mucha humillación que eso me causara, me superaba la calentura y sin la menor dilación me lancé a lamerle el pie a Tedy, sintiendo en mi lengua todo el sabor del coño de Tamara, que sin esperarse a que a ella se lo ordenara, se lanzó también a lamerle el pie a mi hermanito, quien al ver el empeño con que le chupábamos su planta y sus dedos, se soltó de nuevo en carcajadas, retorciéndose sobre el sofá por las risotadas que daba.
De tanto lamerle y chuparle el pie a mi hermanito, ya se lo habíamos dejado bien limpio, pero seguíamos bien postrados mi novia y yo lamiendo y chupando y Tedy descojonándose de risa. Hasta que oí algo que me dejó en shock y me quedé paralizado y tan tieso como mi pito, que se mantenía como un diminuto riel pegado a mi vientre.
— ¡Oye cornudo! – me espetó Tedy con autoritarismo para llamar mi atención – ¡Ya que estás tan empeñado en que me folle a tu novia, vamos a hacer algo: tú me vas a mamar mi verga bien mamada…y si me dejas contento me follo a tu novia…si no me dejas contento, te voy a follar a ti!
Aquello era increíble. Tedy iba a hundirme definitivamente en la humillación. Yo quería protestar, quería decirle que no iba a mamarle su verga, que yo no era ningún maricón y que nunca en la vida se me había pasado por la cabeza ir a comerle la tremenda tranca por muy enorme y por muy poderosa que la tuviera. Pero a esas alturas ya no tenía ni voluntad ni fuerza ninguna para desobedecer a mi hermanito.
Para completar, me moría del miedo de solo pensar en que Tedy fuera a meterme semejante verga tan descomunal en mi culo. Y bien podía estar seguro de que si no me avenía a mamársela y además si no me esforzaba por dejarlo contento, mi hermanito no tendría ningún reparo en clavarme con su poderosa tranca. Así que a punto de echarme a llorar, sin poder controlar los respingos de mi pinguita sobre mi vientre y evitándome al máximo mirarlo a los ojos, tuve que dejar de estar en cuatro patas con mi lengua pegada a su pie para ponerme de rodillas cuando él me lo ordenó.
— Jajajaja…mira no más…jajajaja… – explotó en carcajadas Tedy señalando mi pollita erecta –…jajajaja…mira no más lo puto…jajajaja…con solo decirle que me va a mamar la verga jajajaja…mira no más cómo se le ha puesto la miseria de polla que tiene…jajajaja…jajajaja…
Yo quería ponerme de nuevo en cuatro patas para evitarme que Tedy siguiera burlándose de mi calentura pero no tenía tanto valor como para impedirle a mi hermanito que siguiera divirtiéndose a costa mía. Y para condimentarme la humillación y para aumentar mi vergüenza, Tamara intentó defenderme explicando el motivo por el que mi pollita estaba más tiesa que una roca:
— No… – le dijo mi novia a Tedy –…no es que sea puto…es que de solo pensar que tú me vas al follar se pone muy caliente…
Y no faltó más para que mi hermanito volviera a explotar en carcajadas. Mi propia novia no tenía escrúpulos en dejarle claro a Tedy que yo no sólo admitía que él se la follara, sino que además le hacía notar la tremenda excitación que me provocaba ser un miserable cornudo rastrero y lame pies.
Toda aquella situación al parecer había causado que mi hermanito también empezara a calentarse. Así que mal conteniendo las carcajadas, se despojó a las volandas de su pantaloneta de fútbol junto con su bóxer, dejando libre su descomunal verga ya semierecta.
Yo abrí mis ojos con sorpresa ante semejante enormidad de verga y me creí incapaz de albergar en mi boca aquel pollón tan grande. ¡¿Cómo diablos iba yo a mamarle la verga tan enorme a Tedy y dejarlo contento para que se follara a mi novia, si yo mismo nunca había recibido una mamada?! No tenía ni idea de qué tendría que hacer y menos aun considerando que aquella tranca de mi hermanito no le mediría menos de 22 centímetros. Eso era mucho más del doble del tamaño de mi pequeño pito.
Tamara vino a sacarme de mi asombro y de mi parálisis. Acosada por su propia calentura y urgida de que Tedy se la follara, la muy zorra me agarró por los pelos y haló mi cabeza hasta que mis labios rozaron con el glande a medio descapullar de mi hermanito y con tono entre autoritario y suplicante me instó a que empezara con mi labor:
— Venga… – me dijo la muy zorra –…empieza de una vez a chupársela…y métete todo lo que puedas que así le gusta a tu hermanito…recuerda que lo debes dejar contento para que me folle…
La verga a Tedy le olía a orín y a sudor, le olía a puro sexo de macho joven, de machito cabrón y dominante, de machito follador de coños. Le olía a puro sexo de Amito poderoso. Aquel olor le envió a mi cerebro un ramalazo de asco y a mi pequeña polla una vibración de pura calentura. Humillado y avergonzado, pero también muy dócil, abrí mis labios y los posé sobre aquel glande medio descapullado, pero sin atreverme a ir más allá.
Entonces mi novia agarró suavemente la enorme verga de mi hermanito y cual mamporrera me la introdujo en la boca hasta que el capullo quedó bien metido entre mi lengua y mi paladar.
— Vamos… – me instó mi novia –…dale…mámasela…no vayas a rosársela con los dientes…tienes que chupársela y lamérsela muy suave…como le gusta a Tedy…
Aquello valió para que mi hermanito volviera a descojonarse de risa con su verga metida entre mi boca y para que yo empezara tímidamente a seguir los consejos de mi novia, tratando de acariciar aquella tranca descomunal con mis labios y mi lengua. Entre tanto, Tamara me mantenía agarrado por los pelos, empujándome la cabeza contra el vientre de Tedy, como si temiera que en cualquier momento yo fuera a salir corriendo.
Pero en cambio de pensar siquiera en huir, yo estaba casi paralizado y lo único que podía mover era mi lengua sobre el capullo de mi hermanito, logrando que a cada instante su enorme verga se pusiera más grande y más tiesa.
— ¡Tú…zorra! – tronó Tedy – ¡Agarra mi bóxer y pónselo en la cabeza a este cornudo!
Tamara se apresuró a obedecer y tomando el bóxer lleno de sudor de mi hermanito, me lo puso en la cabeza ajustando el elástico sobre mi frente y cubriéndome la parte posterior de la cabeza con aquella prenda olorosa. Una vez terminada aquella afrentosa operación, Tedy puso su mano sobre la parte posterior de mi testa y me empujó obligándome a tragar su enorme verga hasta que el capullo casi entró en mi garganta.
La inesperada invasión de aquella verga tan tiesa y tan enorme en mi garganta, me provocó una arcada y me obligó a retroceder instintivamente para evitar ahogarme. Pero mi hermanito no me dio tregua y enseguida volvió a empujarme la cabeza obligándome de nuevo a tragarme casi tres cuartos de su descomunal polla y haciendo que de nuevo yo retrocediera con angustia.
Aquello sin duda disgustó a Tedy, quien levantando su mano me asentó un fuerte tortazo por la cabeza y con voz de mosqueo le ordenó a Tamara:
— ¡Tú…zorra, métele un dedo en el culo…que este puto cornudo no se está esforzando en mamarme la verga y mejor que lo vayas dilatando para cuando me lo empiece a follar!
Tamara soltó un bufido, seguramente iracunda y decepcionada al oír el anuncio de mi hermanito de que al fin iba a follarme a mí y no a ella. Apuntó su dedo a mi raja y hurgó hasta que encontró mi ano y me lo hundió sin ningún miramiento. De no haber estado con mi boca llena de la verga de Tedy, habría soltado un grito por el dolor que me produjo aquella invasión.
Hostigado por el dolor que me causaba aquello y aterrado al imaginarme los destrozos que me causaría la enorme verga de mi hermanito si él decidía clavármela, me apliqué a tratar de mamársela de la mejor manera. Mi novia debió notar mi esfuerzo y con algo de entusiasmo, sin dejar de clavarme su dedo en el culo, empezó a darme instrucciones para que pudiera realizar un buen trabajo con mi boca sobre la descomunal verga de Tedy.
— Dale…esfuérzate… – me susurraba Tamara sin dejar de clavarme su dedo en el culo –…toma respiración y luego métete toda la verga y aguanta…y lamela muy bien mientras se la chupas…así le gusta a Tedy…
Las indicaciones de mi novia y sobre todo el miedo a que mi hermanito me clavara, surtieron efecto y en menos de nada ya estaba encajando en mi garganta tres cuartos de la poderosa verga de Tedy y sin necesidad de que él me empujara la cabeza. Supe que lo estaba haciendo bien cuando percibí sus jadeos y lo oí comentar con voz ronca:
— ¡Ya sabía yo lo maricón que es este cornudo…joder…que desde que tiene el dedo entre el culo cómo me la mama de bien…!
Casi llorando de humillación y de vergüenza, no podía sin embargo dejar de estar tan excitado. Además que el comentario de Tedy me dio algo de seguridad en que al fin de cuentas iba a salvarme de ser clavado con su descomunal y poderosa verga.
— Si tú quieres le meto otro dedo en el culo… – le ofreció mi novia a Tedy con tono servil –…así se esfuerza más en mamarte tu vergota…
— Dale marrana… – ordenó Tedy –…has como si lo follaras…
Yo quería protestar, pero a esas alturas ya no tenía voluntad para nada. Sentí cómo Tamara hurgaba entre mi raja con otro de su dedos y me metió sin ningún cuidado, acabando de clavarme al tiempo que en un movimiento reflejo yo terminaba por tragarme hasta el fondo toda la enorme verga de Tedy.
De inmediato la muy zorra se dedicó a dedearme con empeño, como se lo había ordenado Tedy. Mi reacción no fue otra que mamar y lamer con más devoción y servilismo la poderosa verga de mi hermanito, sintiendo cómo los dos dedos que Tamara me metía en el culo, iban penetrándome más profundamente a cada momento.
Tedy por su parte empezaba a jadear y me había puesto su mano sobre la cabeza para hundírmela más y obligarme a estarme con su enorme polla bien clavada en mi garganta. Tamara seguía “follándome” con sus dedos al tiempo que la verga de mi hermanito se ponía tiesa y más tiesa y en un momento dado oí que él rugía y sentí que mi garganta era inundada con lefa caliente y espesa.
Sentí que los dedos de mi novia bien metidos en mi culo presionaron algún punto en el interior de mi ano y en ese instante, mientras Tedy eyaculaba como un caballo bien adentro de mi garganta, yo también me estremecí y sin poder contenerme me corrí como un cerdo.
En ese instante estuve seguro de que mi novia y yo, a los 16 años de edad, éramos simplemente los esclavos sexuales de mi hermanito tres años más joven que nosotros. Desde ese instante, Tamara y yo nos dedicaríamos completamente a satisfacer todos los caprichos de Tedy, a venerarlo, a obedecerle, con tal de que él nos diera la oportunidad complacerlo.