Los intrincados caminos de un amor (29)
Los intrincados caminos de un amor. Capítulo 29
Los intrincados caminos de un amor
Capítulo 29
Pablo
Al día siguiente teníamos que comprar y preparar todo lo necesario para viajar el domingo de madrugada.
Salimos por la mañana, después de desayunar, miré el pronóstico para los siguientes días en Fortaleza y por suerte tendríamos días de calor.
Lo primero que compramos fueron un par de maletas, le dije a Patricia de regalar o deshacernos de la que ella usaba para sus viajes, no me traía buenos recuerdos. Después compramos ropa, sandalias y ojotas para Patricia, ropa liviana para los dos, unas ojotas para mí y unos trajes de baño un poco más recatados para ambos.
Volvimos a casa y preparamos las maletas. Cuando terminamos comimos algo temprano y a las ocho ya estábamos en la cama, saldríamos para Buenos Aires a las cinco de la mañana.
Puse la alarma a las cuatro y dejé a Patricia que durmiera un rato más mientras cargaba todas las cosas en el auto. Preparé el mate para tomar en el camino más tarde.
Minutos antes de las cinco de la mañana ya estábamos en el auto saliendo para tomar la ruta dos.
El vuelo salía a las quince y cuarenta, pero queríamos llegar con tiempo para encontrarnos con Mariana, ya que estábamos en Buenos Aires, Patricia quería conocerla.
Mariana me había dicho que pasemos por su casa, qué nos esperaba para desayunar.
Llegamos a casa de Mariana minutos antes de las diez, le toqué timbre y nos abrió, subimos y nos esperaba en la puerta de su departamento.
-MARIANA: Hola Patricia, por fin te conozco! Este tipo no ha parado de hablar de vos!
Y le dio un abrazo y un beso.
-PATRICIA: Es un gusto conocerte, también me habló mucho de vos!
-MARIANA: ¿Bien o mal?
-PATRICIA: Bien, Por supuesto!
-MARIANA: Hola Pablito!
Y también me dio un abrazo.
MARIANA: Pasen por favor! Están en su casa! ¿Mate o café?
-PATRICIA: Lo que vos tomes!
Nos sentamos en el sillón, Mariana fue hasta la cocina y volvió con una bandeja con masitas fruta y sándwiches de jamón y queso. Se sentó frente a nosotros y empezó a cebar mate.
-MARIANA: De corazón me alegro mucho que se hayan vuelto a encontrar, estoy segura que ustedes ya no sé sueltan más!
-PATRICIA: En eso tenes razón! No sé si te contó, pero el viernes me propuso casamiento!
-MARIANA: Jodeme! Te decidiste nene! Por fin!
Y parándose se acercó a nosotros y nos dio un abrazo a cada uno.
-MARIANA: Los felicito chicos! Les deseo toda la felicidad del mundo! Sé que la van a tener! La vida los puso en aprietos, pero el amor que se tienen pudo con eso!
-PATRICIA: Te quería decir, que Pablo me contó lo que pasó entre ustedes, y quiero que sepas que lo entendí, qué no tengo ningún rencor ni ningún otro sentimiento negativo hacia vos, y además tengo que agradecerte que lo hayas bancado en sus malos momentos!
-MARIANA: No fue nada, al contrario, el conocerlo a él, hizo que viera mi vida de forma diferente. Y ya que están acá, aprovecho y les cuento que estoy conociendo a alguien, no sé en que terminará, pero me tiene ilusionada, ya les contaré!
-PABLO: Me alegro mucho! ¿Cómo se llama el afortunado?
-MARIANA: Quizás no lo puedas creer, porque la verdad, ni yo lo creo, pero… no es un afortunado..., es una afortunada!
-PABLO: Me sorprendiste! Pero el amor es el amor, y si estás ilusionada, dale para adelante!
-PATRICIA: Claro que sí! Es tu vida y la tenés que vivir cómo la desees, el amor aparece de maneras a veces impensadas!
-PABLO: Ya me tendrás que contar como fue eso!
-MARIANA: Ya te contaré! Pero fue un flash!
Hablamos los tres distendidamente un rato más, Patricia le contó del terreno también y cerca del mediodía, nos acompañó hasta el auto y nos despedimos con besos, abrazos y deseos de buen viaje.
-PATRICIA: Me cayó muy bien! Parece buena mina!
-PABLO: Es buena mina! Me sorprendió lo de la relación con otra chica, no la veía por ese lado!
-PATRICIA: El amor es el amor!
Dejaríamos el auto en la cochera de la oficina y desde allí nos tomaríamos un taxi hasta el aeropuerto.
Llegamos con tiempo suficiente, despachamos el equipaje y esperamos la llamada para embarcar.
El vuelo salió puntual y pasadas las seis de la tarde, estábamos en el aeropuerto de San Pablo, esperando el vuelo a nuestro destino que salía a las dieciocho y cincuenta.
Llegamos al aeropuerto de Fortaleza a las diez y media de la noche, de allí, un viaje en taxi de quince minutos al hotel.
Al día siguiente, ya tendríamos el auto que había alquilado.
Llegamos al hotel y nos dieron la habitación, una hermosa habitación con vista al mar, una antesala, un balcón terraza con una mesa y dos reposeras, una cama enorme y un gran baño con jacuzzi.
Cansados del viaje, nos bañamos juntos y nos fuimos a dormir, ese sería el único día que no le dimos trabajo al colchón, teníamos que recuperar el tiempo perdido.
Al día siguiente, pedimos el desayuno a la habitación y desayunamos en el balcón mirando el mar.
Mientras desayunábamos, sonó el teléfono de la habitación y al atenderlo, me avisaban que el auto alquilado, ya estaba estacionado en dependencias del hotel y que retire las llaves en la recepción en el momento que lo deseara. Le agradecí y volví al balcón.
Pensando entre los dos que hacer ese día, decidimos tomar el auto y recorrer un poco las playas para buscar alguna que nos guste.
Nos fuimos a cambiar para irnos, Patricia se puso la diminuta bikini blanca y un vestido corto encima. Imitándola me puse la sunga, un short de baño arriba y una remera.
Bajamos, recogimos las llaves del auto y fuimos a buscarlo al estacionamiento.
Salimos en dirección al norte saliendo de la zona céntrica, iba por ese camino mirando los carteles de indicaciones, para ver si veíamos alguna playa de camino.
Hicimos varios kilómetros por esa ruta, casi una hora entre hermosos lugares, hasta llegar a una zona de playas poco frecuentadas.
Encontramos una calle de tierra que iba en dirección hasta el mar, recorrimos algo así como cuatro o cinco cuadras y estábamos casi a la orilla.
Estacionamos el auto y bajamos, la amplia playa estaba prácticamente desierta, solo un par de mujeres que estaban a unos sesenta o setenta metros.
Nos situamos detrás de una duna no muy alta, la amplia playa de arena lisa y a unos cuarenta o cincuenta metros rompían las olas suavemente contra la arena.
Expandimos nuestra lona, y antes de sentarnos, nos quitamos la ropa, Patricia quedó con su pequeña bikini y yo con mi sunga.
Llegó el momento de la placentera tarea de ponerle protector solar a Patricia, fue un deleite para mis sentidos. Después fue su turno y por supuesto no pude evitar la erección.
Entre risas Patricia miró para ambos lados y me sorprendió sacando mi pija de la sunga y con una mirada pícara me la empezó a mamar.
-PABLO: Uffff! Esto no me lo esperaba!
Y se la sacó de la boca para contestarme.
-PATRICIA: Es que mira cómo se puso mi amigo!
Arrodillada a un costado de mi cuerpo y agachada en su labor, me quedaba su hermoso culo al alcance de mi mano.
Lo acaricié suavemente y me volvió a sorprender, se la sacó de la boca y volviendo a mirar para ambos lados, subió sobre mí, apoyando sus rodillas a cada lado de mi cuerpo, y apartando a un lado su diminuta tanguita, de un solo sentón, se la clavo entera.
Apoyó sus manos en mi pecho y empezó a mover sus caderas.
Cada tanto miraba para los lados para ver si venía alguien.
Sus movimientos eran cada vez más intensos y mientras movía su cadera de adelante hacia atrás tuvo un hermoso orgasmo, pero no se detuvo aminoró el ritmo un momento, para luego retomarlo, y ya al borde de la eyaculación, aguanté hasta que sentí que le llegaba otro.
Fue maravilloso, así arrancaban nuestras vacaciones!
Sin salirse apoyó su pecho contra el mío y nos besamos apasionadamente.
-PATRICIA: Esto es culpa tuya! Por excitarme tanto y porque en Córdoba me hiciste probar de hacerlo al aire libre!
-PABLO: Me encanta! La próxima será bajo la lluvia!
Y nos reímos los dos.
Después de tomar un rato sol, nos dimos un chapuzón, jugamos y nos tocamos un rato en el agua y volvimos a nuestra lona.
Esta vez miré yo para ambos lados y al no ver a nadie le dije:
-PABLO: ¿Si nos desnudamos? Nunca estuvimos desnudos en una playa!
No terminé de decir eso, cuándo desató la parte de arriba de su bikini y sus hermosas tetas, quedaron al sol.
Sentada en la lona, desató los nudos de ambos lados de la parte de abajo y quedó desnuda ante mi vista.
Yo no quise ser menos y también me quedé desnudo, esperando que nadie nos viera, no sabía si estaba permitido por allí.
El sol de la tarde empezaba a picar, y decidimos volver a Fortaleza.
Llegamos al hotel como a las cinco de la tarde.
En el hotel teníamos contratado servicio de desayuno y una comida al día, podíamos elegir entre almuerzo o cena. Esa noche decidimos cenar en el hotel.
La comida del hotel era magnífica y el restaurante muy hermoso y elegante.
Después subimos a la habitación y volvimos a hacer el amor, pero esta vez mucho más tranquilos, sin la adrenalina de llegar a ser vistos en la playa.
Nos recorrimos por completo, besé, lamí, chupé y mordí cada rincón de su cuerpo. Hicimos el amor con calma, suavemente, con mucho amor.
Los días siguientes, salíamos en el auto a recorrer la ciudad, cuándo encontrábamos alguna playa que nos gustara, allí nos quedábamos.
Esa primera semana, hicimos el amor todos los días.
Una tarde volvimos a esa playa desierta y lo volvimos a hacer en la playa.
También lo hicimos una noche en una playa cercana, donde nadie podía vernos.
El sábado por la tarde, volvimos al hotel temprano, estuvimos en el jacuzzi y después nos cambiamos para salir a cenar.
Yo me puse una remera, un pantalón de tela fina color blanco y unas ojotas de cuero.
Patricia se puso un vestido corto de color blanco que se ataba a la nuca y con la espalda descubierta, lógicamente iba sin corpiño, una pequeña tanguita blanca, y unas sandalias blancas de tacón bajo.
Estaba hermosa, para comérsela de pe a pa.
Fuimos a cenar a un hermoso restaurante con una terraza con vista al mar, cenamos con cerveza y al terminar, le preguntamos al mozo por algún lugar con movida nocturna.
A unas cuadras de allí, nos dijo de un bar que estaba de moda.
Dejamos el auto y fuimos caminando, el lugar estaba lleno de gente, aunque era realmente grande.
Conseguimos lugar en una de las barras y nos pedimos unas cervezas.
Después de las cervezas tuvimos que ir al baño, por supuesto el de mujeres estaba lleno y tuve que esperar a Patricia.
Cuándo salió le dije de ir a la terraza a fumar un cigarrillo.
La terraza tenía unas luces tenues y las parejas, aprovechaban la penumbra, nosotros no fuimos menos y nos comimos la boca. Con Patricia apoyando su cuerpo en el mío y yo acariciando su espalda, no pude evitar la erección.
En un momento se nos acerco una chica, nos dijo algo en portugués que no entendimos, y al contestarle, nos habló en español, fue entonces qué en perfecto español, nos dijo que se llamaba Sonia y que era colombiana, pero que hacía un par de años que vivía allí y lo que nos había ofrecido, era una pastillita feliz, diciéndonos que eran inofensivas, que solo desinhibían, nos regaló dos, y nos dijo que sí necesitábamos más, ella estaría toda la noche, qué la buscáramos.
Nos saludó con un beso y se fue.
Con Patricia nos miramos y nos reímos.
-PATRICIA: Cómo si nos hiciera falta!
-PABLO: Es cierto!
Nos volvimos a besar apasionadamente.
Buscamos un lugar un poco más oscuro y Patricia disimuladamente y con cara de pícara, se sacó su tanguita.
Con nuestros cuerpos pegados, metí mi mano debajo de su vestido y encontré su entrepierna empapada.
-PABLO: Mmmm! Qué mojadita!
Y tomando mi erección con su mano, me dijo:
-PATRICIA: ¿Y por casa cómo andamos?
-PABLO: Así me ponen tus besos!... ¿Y si las probamos?
-PATRICIA: Probemos! Si es con vos lo que sea!
Y nos pusimos las pequeñas pastillitas debajo de la lengua.
Nos seguimos tocando y besando, y un momento después la tomé de la mano para buscar un lugar más íntimo.
Nos volvimos a cruzar con Sonia y le preguntamos por un lugar tranquilo, nos dijo que en uno de los costados del bar, estaba el estacionamiento. Fuimos hasta allí y entre los autos y unos arbustos, saqué mi pija del pantalón, giré a Patricia para que me diera la espalda y levantando su vestido, la penetre desde atrás.
Entró de una, su conchita estaba empapada, metí mis manos por los costados de su vestido, para llegar a sus tetas. Las acaricié y presioné sus pezones con mis dedos, sacándole unos hermosos gemidos de placer.
Patricia se dio vuelta, y se apoyó contra un auto, nos volvimos a besar y la volví a penetrar. Desate las tiras del vestido y sus tetas quedaron al desnudo, se las besé y chupé sus pezones.
Abrazada a mi cuello, sentí que llegaba su orgasmo y aceleré el ritmo para que llegue el mío también.
Explotó nuestro placer, y nos quedamos abrazados. Le volví a atar el vestido y cuando nos dimos vuelta para volver al bar, nos dimos cuenta qué la chica colombiana nos había estado mirando.
-SONIA: Qué excitante chicos! Disculpen pero no me lo podía perder!
Y sonriendo pero algo avergonzados, volvimos a entrar al bar acompañados de Sonia.
Nos quedamos charlando un momento con ella y nos preguntó hasta cuándo nos quedábamos, le dijimos que hasta el fin de semana siguiente y nos dijo que sí volvíamos al bar que la buscáramos.
Se despidió de nosotros con un beso a cada uno.
-SONIA: Son muy lindos los dos! Espero volver a verlos!
Nos tomamos otra cerveza, y pasadas las cuatro de la mañana, fuimos a buscar el auto y nos volvimos para el hotel.
Seguíamos encendidos, y por supuesto volvimos a hacer el amor en la habitación.
El domingo no desayunamos, nos despertamos al mediodía y bajamos directamente a almorzar.
La segunda semana seguimos con nuestros recorridos por las distintas playas y haciendo nuestras locuras.
El miércoles fuimos a una playa y al poco de estar, se empezó a nublar y un rato después se largó a llover, nos miramos los dos y como en esa playa no quedaba nadie, y como habíamos dicho, hicimos el amor bajo la lluvia.
Volvimos al hotel, nos cambiamos y fuimos a recorrer la zona comercial, miramos vidrieras y en un negocio de ropa, Patricia se compró un vestidito, muy sexy para la noche del viernes. Corto, de color amarillo pálido con dos franjas de tela que cubrían sus pechos y dejaban ver hasta casi la línea de la bombacha delante. Y también se compró varias tanguitas chiquitas de diferentes colores.
El viernes, era nuestra última noche de salida, ya que el sábado no nos podíamos acostar muy tarde, el domingo temprano teníamos que dejar el hotel para ir al aeropuerto.
Fuimos a cenar un restaurante céntrico muy coqueto, Patricia estaba hermosa con ese vestidito, ya me la quería comer entera.
Cenamos con cerveza y después nos fuimos para el bar del fin de semana anterior.
Dejamos el auto en el estacionamiento y entramos. Todavía no estaba lleno y encontramos una mesita para los dos. Pedimos un champagne para brindar por las estupendas vacaciones que habíamos tenido y nos pusimos a charlar.
-PABLO: Amor, ¿Cuándo te gustaría que nos casemos?
-PATRICIA: Cuando vos quieras mi cielo, si querés el lunes mismo!
Y nos dimos flor de beso, tan apasionado que termine con el amigo duro.
Como a la una de la mañana, el lugar estaba a reventar, se había llenado de gente.
Seguimos charlando y en un momento se acercó Sonia a nuestra mesa.
-SONIA: Hola parejita! Qué gusto verlos!
Le dijimos si quería sentarse con nosotros y tomar una copa de champagne, nos dijo que sí y fui hasta la barra a buscar una copa para ella.
Al volver, le serví y brindamos, charlamos un rato, y luego de tomarse su champagne, nos dijo que tenía que ir a trabajar, por supuesto entendimos que era a vender sus pastillitas.
-SONIA: Diviértanse chicos!
Nos reímos los dos y seguimos Charlando.
En un momento sonó Rock argentino y fuimos con Patricia a bailar, sabíamos que al volver, ya no tendríamos esa mesa, y nos fuimos a bailar con nuestras copas.
Aunque no era música para bailar juntos, tomé a Patricia por la cintura, porque estaba algo picadita. Bailamos, nos reímos, nos besamos y entre la gente nos tocamos.
Hacía mucho calor allí y salimos un rato al jardín, ahí nos seguimos besando y tocando,
Estábamos en plena faena, cuándo se nos acerco Sonia y acercando su mano nos dio un par de pastillas.
-SONIA: Pásenla lindo chicos! Yo voy a andar por acá, si necesitan algún lugar más privado me avisan!
Siguió su recorrido, y nosotros en lo nuestro.
No me di cuenta en qué momento Patricia se había sacado su tanguita y me volví a encontrar con su conchita toda mojada.
-PATRICIA: Estoy caliente amor! Quiero tenerte adentro!
-PABLO: Yo también amor mío! Ya quiero devorarte toda!
-PATRICIA: Devorame!
Con una mano la sostuve de la cintura y con la otra, le tocaba la conchita, quería sacarle un orgasmo ahí mismo.
Cuando estaba por llegar, me pidió que parara, me besó y me dijo:
-PATRICIA: ¿Sí le decimos a Sonia que nos diga de ese lugar más privado? Así lo hacemos tranquilos!
-PABLO: Sí mi amor, ni bien la vea la llamo y le pregunto!
Volvimos a entrar al bar y lo recorrimos buscando a Sonia, iba tan caliente qué no me importaba qué notarán mi erección.
Momentos después la encontramos.
-PABLO: Sonia, nos dijiste de algún lugar más privado!
-SONIA: Vengan!
Volvimos a salir al patio y nos dijo:
-SONIA: Parejita! Les quiero proponer algo, la otra noche que estuvieron, me encantó verlos, me excite mucho con ustedes, yo vivo aquí enfrente, cruzando la calle y les propongo que lo hagan en mi casa y me permitan verlos, solo verlos, ustedes hacen lo suyo y yo solo los miro, ¿qué dicen? Tómenlo como una experiencia, y a mí me encantaría.
Nos miramos con Patricia y a pesar de que veníamos tan calientes, luego de cruzar miradas, decidimos decirle:
-PATRICIA: Te agradecemos tu sinceridad y tu oferta!
-PABLO: Esto que nos pasa es entre nosotros dos, esperamos que no lo tomes a mal, nos has caídobien, pero no podemos aceptar tu oferta.
-SONIA: Todo bien chicos, no lo tomo a mal! Era solo una propuesta! Pásenlo lindo!
Nos despedimos y fuimos a buscar el auto y volvimos para el hotel.
-PATRICIA: ¿Qué te pareció lo que nos proponía?
-PABLO: La verdad una locura! No sé si hacer algo así!
-PATRICIA: Yo tampoco corazón!
Llegamos al hotel nos bañamos juntos y nos metimos a la cama e hicimos el amor suavemente, sintiéndonos.
El sábado fue nuestro último día de playa, lo disfrutamos aunque estuvo por momentos nublado.
Cenamos temprano en el restaurante del hotel, y antes de las diez de la noche ya estábamos en la cama. Hicimos el amor esa última noche también, pero no por mucho tiempo, ni demasiado intenso, pero igualmente muy placentero.
El domingo nos despertamos a las siete de la mañana, armamos las maletas mientras desayunábamos en la habitación y antes de las ocho estábamos en un taxi camino al aeropuerto.
Entre ambos vuelos, llegamos a Buenos Aires minutos antes de las cinco de la tarde, recogimos nuestras maletas y en un taxi nos fuimos a buscar el auto a las oficinas de la empresa.
Regresando por la ruta dos, paramos para cenar en un restaurante de la localidad de Lezama, casi sobre la ruta y llegamos a Mar del Plata casi a medianoche.
Patricia durmió todo el viaje de regreso, al día siguiente teníamos que ir a trabajar y no quería que le faltarán horas de sueño.
Habíamos vuelto a nuestra vida, la que no tendríamos que haber dejado nunca.
Cuando comenzó el mes de agosto, fuimos al estudio de una arquitecta amiga de Miguel, para arrancar con el proyecto de nuestra futura casa, Patricia estaba muy entusiasmada con la posibilidad de tener por fin nuestro lugar para vivir.
No pretendíamos una gran casa, ni con muchos lujos, lo único en que los dos estuvimos de acuerdo, fue en que pegada a nuestra habitación y compartiendo el baño, hubiera una habitación para armar nuestra "salita"
Tendría otra habitación que sería para invitados o para nuestro futuro hijo, y además, con posibilidad de ampliar a una habitación más.
En esos días, Patricia me dijo sí me parecía bien que nos casáramos cuándo terminarán las clases, así no tendría obligaciones y podríamos preparar todo.
Nos pusimos de acuerdo, sería una boda sencilla, solo por civil y luego un almuerzo para los amigos y la familia.
Sería menos problema también, para mi cuñada y mi sobrina el venir a Mar del Plata, una vez finalizadas las clases, y decidimos que fuera a finales de enero o principio de febrero.
Calculamos los invitados, Don Mario y su esposa, Miguel con Irene, Martín y su novia, le dije también de invitar a Mariana y a su novia, Patricia invitaría a Martina y a Felipe si pueden venir, Valeria y Facundo, María Marta y su esposo, y algunos compañeros de trabajo míos y de Patricia.
Y si las cosas en la empresa iban bien, haríamos algún viajecito de luna de miel, me había quedado con las ganas de ir a Europa con ella.
Patricia
Desde esa tarde en que lo vi llegar con todas sus cosas, se me llenó el corazón, sabía que eso significaba un nuevo comienzo, sabía que estábamos listos para seguir adelante, que todo cuanto nos había pasado, lo habíamos dejado en algún rincón de nuestro ser y volvíamos a apostar por nuestro amor.
Pero lo que vino después, me sorprendió como nunca antes nada me había sorprendido, que me propusiera casamiento me puso feliz, en realidad, si no nos casamos me da igual, mientras estemos juntos, no me importa el papel, pero lo entendí como una forma de volver a comenzar y el deseo de comprometerse con nuestra relación.
Que además haya planeado un viaje para los dos, a Brasil, donde siempre habíamos deseado ir y para rematarla, mostrarme ese terreno en un barrio tan lindo, donde construiríamos nuestra casa, era mucho más de lo que yo esperaba, de lo que merecía, ¿cómo pude ser tan tarada?, volver a estar con él era todo cuanto pretendía, y ya no lo iba a defraudar.
El viaje a Brasil fue una locura, no nos pudimos encontrar con Martina por cuestiones de trabajo de ella y Felipe, ya tendríamos otra oportunidad.
Esos días fueron muy intensos, en todo sentido, pero sobre todo en el terreno sexual, hicimos el amor todos los días, en todos lados, en la playa, en el auto, bajo la lluvia, en ese boliche donde hicimos locuras, locuras impensadas, pero lo disfruté a tope, estaba tan compenetrada con Pablo y me sentía tan unida a él, que cualquier cosa que hiciéramos estaba bien.
Volvimos a Mar del Plata hablando sobre el casamiento, y días después empezamos con el proyecto de nuestra casa. ¿Qué más le podía pedir a la vida?
Me encontré con María Marta, quería compartir con ella como me estoy sintiendo en este momento.
Salí del jardín y la esperé hasta la hora que salía del sindicato, nos encontramos en el bar de siempre.
Al llegar la vi hablando con una mujer de más o menos su edad, al acercarme me la presentó como Gloria.
-PATRICIA: Hola Mary! Cuantas ganas tenía de verte!
-MARIA MARTA: Yo también chiquita! Y de verte así de feliz! Se te nota en la cara!
-PATRICIA: Estoy segura!
El abrazo fue interminable y mi agradecimiento infinito.
-MARIA MARTA: Con Gloria nos conocemos desde chicas, estuvo viviendo unos años en un complejo de cabañas turísticas que construyeron junto a su finado esposo cerca de La Lucila del Mar.
-GLORIA: Yo viví toda mi vida acá, pero ese era su sueño y fui tras él para hacerlo juntos. Después de su muerte yo seguí sola un tiempo más, pero sin él no era lo mismo, mi vida ahí ya no era mi vida.
-PATRICIA: ¿Te volviste para Mar de Plata y dejaste todo aquello?
-GLORIA: ¿Sabés como se llama el complejo? “Mi destino” idea de mi marido y aun se sigue llamando así. Me costaba tomar la decisión de dejar todo aquello, sobre todo por el esfuerzo que habíamos puesto, hasta que hace un tiempo ya, fuera de temporada, vino un hombre solo y estuvo casi un mes en el complejo, cuando lo vi llegar, algo me dijo que ese hombre era el indicado, creo que ni él lo sabía en ese momento. En tantos días que estuvo, hablamos muchas veces, me contó muchas cosas de su vida, nació y vivió siempre en La Plata, incluso tenía allí un buen trabajo. Le ofrecí dejarle el complejo y que me lo fuera pagando de a poco y después de pensarlo unos días aceptó mi oferta y hoy son, junto a su mujer, los dueños.
-MARIA MARTA: Fuimos una vez las dos un fin de semana, Gabriel y Mora son los dueños que te contaba Gloria, dos divinos! Y el complejo es hermoso. Por eso es que me encontré hoy con Gloria, ella habló con Gabriel a pedido mío, para regalarles a vos y a Pablo, una semana en ese complejo para cuando ustedes quieran.
-GLORIA: Todos los servicios pagos!
-PATRICIA: Ay Mary me tomás por sorpresa! Estoy re feliz, Te re agradezco! Y también a vos Gloria!
-GLORIA: No hay nada que agradecer! Tenés razón María, esta chica es un bombón! Ya nos encontraremos otro día para charlar las tres, ahora las dejo para que puedan charlar. Es un gusto conocerte Patricia! Si supieras las veces que María me ha hablado de vos!
-PATRICIA: Para mí también es un gusto conocerte! Y claro que ya nos encontraremos las tres para charlar!
-GLORIA: Nos vemos chicas!
Y saludándonos a las dos con un beso y un abrazo, se fue y nosotras nos volvimos a sentar.
-PATRICIA: Me pareció un amor Gloria!
-MARIA MARTA: Es adorable, no sabés lo que la extrañé ese tiempo que estuvo en La Lucila! Y siempre tuvo esa virtud de ver en las personas, lo que lo demás no podemos ver, esa especie de intuición, de ver a la gente por dentro, no sé! Pero bueno!Ahora contame de vos! Te veo resplandeciente!
-PATRICIA: Es que estoy en una nube Mary! Te juro que no entro en mí, de tanta felicidad!
-MARIA MARTA: Cuanto me alegro! Contame del viaje!
-PATRICIA: El viaje estuvo estupendo! La pasamos maravillosamente bien! Me da vergüenza darte demasiados detalles! Pero fue una locura!
-MARIA MARTA: Me imagino! Se la pasaron “dale que va” los quince días!
-PATRICIA: No te voy a mentir! No perdonamos ni uno!
-MARIA MARTA: Cuanto me alegro por vos y por Pablo, siempre supe que ustedes tenían que estar juntos, un amor así no se puede dejar pasar!
-PATRICIA: Pero eso no es todo! Antes de irnos me propuso matrimonio y además me llevó a ver un terreno donde vamos a construir nuestra casa! Estoy más que feliz!
-MARIA MARTA: Te merecés esa felicidad! ¿Y ya tienen fecha para el casamiento?
-PATRICIA: Seguramente a fines de enero o principio de febrero antes de que empiecen las clases, no vamos a hacer demasiado festejo, solo un almuerzo con la familia y los amigos, por supuesto que vos y Armando están invitados!
-MARIA MARTA: No me lo perdería por nada del mundo! Y podés hablar al complejo y después del casamiento irse con Pablo unos días!
-PATRICIA: Si! Estaría Buenísimo! Se lo voy a comentar a Pablo.
Charlamos como dos horas y después me volví para casa, al llegar Pablo ya estaba con el mate preparado y le di los saludos que le había mandado María Marta, le conté de Gloria y de los días en ese complejo que nos regaló María Marta.
Demás está decir que la salita volvió a tenernos muy, pero muy seguido!
En septiembre, comenzó la construcción de nuestra casa, íbamos seguido con Pablo, yo veía pero no entendía muy bien y era él quien me explicaba que era cada cosa y a qué ambiente correspondía.
Nuestra relación estaba en su mejor momento, planeando nuestro casamiento y Pablo con ganas de que nos vayamos a Europa de viaje, yo le digo que está loco, pero me encanta su locura.
Nuestra sexualidad está también en su mejor momento, desde que volvimos de Brasil, nos basta con un roce o una mirada pícara para buscarnos y encontrarnos, en cualquier momento, en cualquier lugar, lo hemos hecho en el auto por Parque Camet, de madrugada en el estacionamiento de un bar, pero lo que más nos gusta es calentarnos y terminar en la salita dando rienda suelta a nuestros deseos.
Solicitamos fecha para el casamiento para el viernes veinticinco de enero a las doce del mediodía, después nos iríamos a almorzar a un restaurante donde también hicimos la reserva para veinticinco personas y llamamos al complejo para reservar esa semana desde el sábado veintiséis hasta el sábado dos de febrero
Martina me dijo que ya había reservado ese fin de semana en el trabajo y que se vendrían con Felipe el día anterior y se volverían el domingo.
Pablo llegó una tarde del trabajo y mientras tomábamos unos mates, me mostró lo que había averiguado para el viaje, serían dos semanas, iríamos de Buenos Aires a Madrid, ahí estaríamos cinco días, después no iríamos a Paris cuatro días y de ahí a Londres desde donde regresaríamos. No me lo podía creer, nunca creí que alguna vez iría a Europa, siempre lo vi muy lejano, pero ahora lo tenía a unos días.
A finales de noviembre, preparamos las invitaciones y se las entregamos a nuestros amigos de Mar del Plata, a Martina se la enviamos por mail, a su cuñada Lorena y a Sara, también por mail y con una videollamada.
El treinta de noviembre, nos fuimos con Pablo a Buenos Aires, tenía una reunión en la mañana del lunes y aprovechamos para visitar a Mariana y dejarle la invitación.
Nos fuimos por la tarde y llegaríamos para la hora de cenar, Mariana nos esperaba en su casa y nos iríamos a algún lindo restaurante a cenar.
Pasadas las nueve llegamos a Buenos Aires, y veinte minutos después a lo de Mariana.
Tocamos y nos abrió, al llegar a su piso, nos esperaba en la puerta, y me dio un abrazo.
-MARIANA: Hola Pato! Qué alegría verte!
-PATRICIA: Hola Mariana! Igualmente!
Después también abrazó a Pablo.
-MARIANA: Hola Pablito! Qué alegría que hayan venido!
-PABLO: Hola nena! ¿Cómo estás? ¿Sola?
-MARIANA: Si! Siéntense que les cuento!
Nos sentamos y nos empezó a contar.
-MARIANA: La verdad es que al principio me tuve que acomodar a esto nuevo que me estaba pasando, nos empezamos a ver y la verdad es que me sentía atraída por ella, hasta podría decir que me estaba enamorando de ella, salíamos, la pasábamos bien, la verdad es que me sentía muy a gusto. La primera vez que lo hicimos fue en su casa y a pesar de no haber estado nunca con una mujer, lo disfruté mucho, después vinieron muchas más, se quedó a dormir aquí un montón de veces y la verdad que me gustaba, aunque no lo hablábamos entre nosotras, yo ya estaba deseando que se viniera a vivir conmigo, ya estaba imaginando seguir juntas, pero después de un tiempo, algunas actitudes suyas me hicieron prestar atención, y un día que no habíamos quedado en vernos, fui a su casa sin avisarle y la encontré en la cama con otra mujer. La verdad es que me cayó muy mal, si bien no nos habíamos prometido fidelidad, ni éramos pareja, ni nada de eso, yo entendía que si teníamos una relación, por lo menos, esperaría que no hiciera cosas a mi espalda, por respeto al menos. Si me lo hubiera planteado, quizás hubiera pensado en ser más abierta a otras cosas, al menos lo hubiera pensado y lo podríamos haber decidido juntas.
Y después de eso la relación se empezó a enfriar, me empezó a esquivar hasta que un día decidí no volver a llamarla y ver si ella lo hacía. Me llamó recién tres semanas después para ver qué pasaba que no la había llamado y hablando decidimos dejarlo así, a pesar de ver mi vida de otra manera, de entender mi sexualidad desde otro lado, entendí que ella no buscaba una relación estable y yo quizás sí.
Nos cambiamos para salir, yo me puse un vestido corto de color gris claro, sandalias blancas de taco y una chalina blanca en el cuello, debajo solo una tanguita blanca.
Mariana se puso una camisa lila con bordados, una minifalda negra y sandalias negras de taco alto.
Fuimos a cenar un hermoso restaurante, entre los tres, nos comimos una parrillada pero con cerveza, los tres preferimos cerveza antes que el clásico vino tinto.
Hablamos mucho y nos reímos otro tanto, le contamos del viaje, los lugares que habíamos conocido. También le contamos del proyecto de la casa y le entregamos la invitación para nuestro casamiento.
Después de comernos un flan con dulce de leche y tomarnos un café, llevamos a Mariana a su casa y nos fuimos al hotel.
Quedamos con ella para volver a cenar el sábado.
La verdad Mariana me cayó muy bien, es una chica muy alegre, con buena onda y se la ve buena persona y con buenos sentimientos, además entendí por qué Pablo había conectado así con ella, es muy centrada en su forma de pensar y se puede hablar de cualquier tema. Tiene un atractivo especial, no es una belleza deslumbrante, pero cuando sonríe, su cara se ilumina, además de tener un buen cuerpo.
Después de desayunar en el hotel, nos fuimos con Pablo a ver negocios de ropa, yo quería ver si encontraba algo lindo para el día del casamiento.
Pablo se pondría el traje negro con una camisa blanca y yo me terminé comprando un vestido blanco hasta las rodillas, con unos bordados en el frente y en el escote y unas sandalias blancas de taco.
Volvimos al hotel, descansamos un rato y después nos bañamos juntos. Nos preparamos para volver a salir esa noche con Mariana.
Cómo hacía calor, me volví a poner uno de los vestidos cortos, el blanco con la espalda descubierta, sandalias blancas de taco alto y el pelo recogido. Por supuesto al tener la espalda descubierta, iba sin corpiño.
Pablo se puso una camisa gris, un pantalón azul y sus zapatillas azules preferidas, estaba muy lindo.
Llegamos a lo de Mariana y le avisamos para que baje, la vi salir del edificio con un pantalón blanco ajustado, una camisa verde agua y sandalias blancas de taco alto, estaba realmente hermosa.
Fuimos a cenar a un restaurante de San Telmo, y volvimos a cenar con cerveza.
Entre la comida, el postre y la charla, nos tomamos dos cervezas cada una y Pablo tres.
Salimos de allí cerca de la una de la mañana y decidimos ir a un pub a tomar algo.
Pablo conocía uno muy lindo y entramos.
Cómo aún era temprano para lo que es la movida de Buenos Aires, encontramos una mesa de esas que están rodeadas de sillones.
Pablo preguntó si nos tomábamos un champagne y las dos dijimos que sí.
Ya con nuestras copas servidas brindamos y seguimos charlando, Mariana quiso que le contáramos la "mejor" parte del viaje, o sea, la más picante.
Le contamos de nuestras locuras en la playa, bajo la lluvia y también en ese bar que habíamos ido.
Creo que ya desinhibida por el alcohol y las risas, le conté demasiado.
-MARIANA: Chicos! Ustedes son terribles! Pero me encanta que sean así! Ya quisiera yo vivir todo eso!
-PATRICIA: Ya lo vas a vivir! Solo es cuestión de encontrar a la persona correcta! Esa que te mueve el piso y que hace que no te importe nada!
En varias ocasiones pude ver a Mariana mirándome las tetas y en un par de veces, durante la conversación, apoyo su mano en mi brazo, haciendo unas sutiles caricias con sus dedos.
En un momento se acercó una chica a saludar a Mariana, nos la presentó como Soledad, y le dijo que estaba con su novio y unos amigos, qué se los quería presentar.
-MARIANA: Perdón, ya vuelvo chicos, saludo y vuelvo!
Con Pablo le dijimos que vaya tranquila y nos quedamos hablando.
-PATRICIA: ¿Amor, te puedo decir algo?
-PABLO: Sí mi vida, lo que quieras!
-PATRICIA: Me da la impresión a mí, o a Mariana puede que le gusto?
-PABLO: No sé amor, ¿Por qué te parece?
-PATRICIA: Porque me pareció que un par de veces me miró las tetas, y apoyo su mano en mi brazo y me lo acarició sutilmente.
-PABLO: Puede ser! La verdad no presté atención! Quizás después de haber salido con una mujer se haya dado cuenta que le gustan las mujeres.
-PATRICIA: La verdad es que no quisiera llegar a la situación de tener que ponerle un freno, me parece muy buena onda, pero espero que no pase nada más que una amistad.
-PABLO: Tranquila, ya encontraremos la forma de hacerle ver que nada va a pasar.
Esa situación me creó cierta tensión, esperaba que no me proponga algo que me genere una incomodidad, prefería solo su amistad…
Continuará…