Los intrincados caminos de un amor (23)

Los intrincados caminos de un amor Capítulo 23

Los intrincados caminos de un amor

Capítulo 23

Pablo

Al día siguiente, nos volvimos a encontrar con Mariana, estaba hermosa y se lo dije, se había puesto un vestido ceñido en la cintura, que marcaba su silueta, nada mal, tenía sus encantos.

El bar estaba repleto y decidimos buscar uno más tranquilo, encontramos uno a un par de cuadras y entramos.

Ambos nos pedimos unas cervezas y hablamos de todo un poco, hasta que me preguntó:

-MARIANA: Perdón mi indiscreción, ¿estás casado? Pregunto porque no llevás anillo.

-PABLO: En realidad no estamos casados, pero estoy en pareja hace varios años, aunque de momento no estamos juntos, ella necesitaba distanciarse un tiempo de mí y en estos momentos está en Uruguay en casa de una amiga.

-MARIANA: ¿Crisis de pareja?

-PABLO: Son varias cosas, hace unos meses, perdimos un embarazo y se nos complicó todo.

-MARIANA: Lamento escuchar eso! Siempre es difícil sobrellevar algo así!

-PABLO: Realmente! Cuando me enteré, estábamos separados por otros motivos, pero la noticia me llenó de felicidad e ilusión y volvimos a estar juntos.

-MARIANA: ¿Y por qué estaban separados? Si puedo preguntar.

-PABLO: Por una infidelidad mía! Aunque después me enteré que ella también me había sido infiel, en fin…. Pero en el momento de enterarme de mi hijo, todo eso como que pasó a segundo plano!

-MARIANA: ¿Y la pérdida del embarazo volvió a traer eso al frente?

-PABLO: En realidad no, ya casi no pienso en eso, en mi caso fue un error que me llenó de culpa, me arrepentí al momento que pasó, pero no pude ocultarlo, me sinceré con ella y me fui de casa.

-MARIANA: ¿Seguís enamorado de ella?

-PABLO: Si, por supuesto, no dejo de pensar en ella, aunque la que necesitó la distancia, fue ella, no te voy a decir que no me vino bien, dejé de estar tan pendiente de ella y me centré un poco en analizar lo que a mí me está pasando.

-MARIANA: ¿Y ella  sigue enamorada de vos?

-PABLO: Siento que sí, aunque está atravesando por momentos difíciles y no sé si está segura de lo que quiere para su futuro, y hoy no te puedo asegurar que yo forme parte de ese futuro.

-MARIANA: Pero si hay amor entre ustedes, eso tendría que estar por sobre todo lo demás, por sobre todos los problemas y todas las inseguridades.

-PABLO: Yo también lo veo así y lo siento así, aunque a veces las circunstancias te llevan a lugares de los que es difícil volver.

-MARIANA: ¿Te puedo decir algo aunque suene un poco atrevido de mi parte? Por lo poco que llevo de conocerte, me parecés un buen hombre, si yo estuviera enamorada de un hombre así, y él enamorado así de mí, lucharía hasta las últimas consecuencias por seguir con él.

-PABLO: ¿Vos estuviste enamorada alguna vez?

-MARIANA: Si, pero del hombre equivocado, lo amé con locura, dejé muchas cosas por él, pero no fui correspondida de igual modo. En los primeros tiempos, todo iba más que bien, es más, me vine a Buenos Aires por él, dejé a mi familia, a mis amigos, toda mi vida en Chascomús y me vine a vivir con él. Pero después de casi dos años, las cosas empezaron a cambiar, hacíamos pocas cosas juntos, compartíamos poco tiempo, empezó a salir por las noches con amigos y volver de madrugada, hasta que un fin de semana largo que me fui a ver a mis viejos a Chascomús, volví antes de lo previsto y lo encontré con otra mujer dormidos, desnudos en nuestra cama, le monté el quilombo del siglo, saqué de los pelos a la mina de la casa y le di una patada en las pelotas, que hasta a mi me dolió. Después de eso me separé.

Me reí en la forma que me lo contó, le pedí disculpas por mi reacción, pero me causó gracia imaginar la situación.

-PABLO: Perdón, perdón! No era para reírse! Te pido disculpas!

-MARIANA: No pasa nada, ya han pasado más de tres años, ya lo he superado y hoy por hoy yo también me río al recordarlo!

-PABLO: ¿Y no te has vuelto a enamorar?

-MARIANA: A mi edad hay muchas mujeres desesperadas por encontrar un marido para casarse, y no les importa si son felices o no. Ese no es mi caso, después que me separé, no salí a buscar hombres, creo en el amor y estoy abierta a eso, a amar y ser amada.

-PABLO: ¿Y no quisiste volver a Chascomús?

-MARIANA: Ya me había establecido acá, había conseguido un buen trabajo en la inmobiliaria y no quise volver, sentía que allí tendría que empezar de nuevo, me costaron los primeros meses de estar sola, pero de a poco fui saliendo. Lo único que aún me cuesta es hacer amigos, venía muy acostumbrada a compartir tiempo con amigos, pero acá es muy distinto, tengo buenos compañeros de laburo, algunos buenos vecinos, pero nada más, a veces extraño que alguien te llame para ver como andás.

-PABLO: Eso es duro, muchas veces necesitamos a alguien a quien poder contarle nuestras cosas, alguien que te escuche, que te banque, que te aconseje, por suerte tengo un amigo de fierro, que estuvo en todas, y nos bancamos en la que venga. En estos últimos tiempos, fue mi gran apoyo, hasta me llevó a su casa a vivir!

-MARIANA: Eso es lo más! Eso necesito! Hay días en que fuera del trabajo no tengo con quien hablar!

Cuanto más hablaba con ella, más me parecía una buena mina, no podía darme cuenta si tenía segundas intenciones, pero me daba cuenta que necesitaba hablar con alguien.

En mi situación, no podía ofrecerle otra cosa, pero momentos para hablar, si que podía, también a mí me hacían bien.

-PABLO: ¿Te puedo ser sincero?

-MARIANA: Por favor!

-PABLO: Anoche cuando te acercaste a mí, pensé que estabas buscando un hombre para pasar la noche, estoy muy desentrenado del ambiente nocturno, de las movidas, del levante y esas cosas, y sobre todo en Buenos Aires, pero debo decirte que después de unos minutos me di cuenta de que solo querías conversar, y eso me relajó, en mi cabeza, busqué las posibles respuestas que te daría, si me proponías alguna otra cosa, pero no fue necesario. Perdón por pensar así de vos a la primera.

Me miró con una linda sonrisa y su cara algo colorada.

-MARIANA: No pasa nada, nunca se me dio eso de salir a levantar a un hombre, aunque no soy una santa, por el  momento no se me ha dado, tampoco eso de las aplicaciones de citas, lo mío es un poco más a la vieja escuela, me gusta si me encara un hombre, pero tiene que ser con tacto, no me van los lanzados que te quieren arrancar en cinco minutos para llevarte a la cama.

-PABLO: En eso coincidimos, no sirvo para galán de una noche, no se me da el “chamuyo”, el verso para levantar una mina, definitivamente, no es lo mío.

Cuando quisimos acordar eran las cuatro y media de la mañana, en ese bar solo quedábamos nosotros y otro grupo de chicos y chicas.

Salimos del bar y la volví a llevar a su casa, en el frente del edificio, antes que bajara de auto le dije:

-PABLO: Mariana, agendá mi teléfono, me gusta mucho hablar con vos, no tengo más que amistad para ofrecerte, pero me gustaría que sigamos en contacto.

-MARIANA: No me atrevía a pedírtelo, no quería que pensaras que tenía otro fin, pero también me gusta hablar con vos.

-PABLO: Perfecto! ¿Tenés planes para mañana?

-MARIANA: Un departamento espera su dosis de orden, solo eso!

-PABLO: ¿Y creés que eso pueda esperar?

-MARIANA: Seguro! El orden no es mi fuerte!

-PABLO: Perfecto! ¿Te puedo invitar a almorzar?

-MARIANA: Por supuesto!

-PABLO: Quiero conocer el Jardín Japonés!

-MARIANA: Es re lindo! Te va a encantar!

-PABLO: ¿A la una te parece bien?

-MARIANA: A esa hora te espero!

Me fui para el hotel pensando en ella, no la podía ver como mujer, a pesar de que era bastante atractiva, pero hablar con ella, me daba algo de paz en estos días complicados. Y además, en mi vida nunca había tenido una amiga, siempre fueron varones.

Al día siguiente, almorzamos en el Jardín Japonés y después dimos unas vueltas por Buenos Aires, el día estaba hermoso y pasamos toda la tarde juntos.

Pasadas las ocho la dejé en la puerta de su casa, nos despedimos y me fui para el hotel pensando en Patricia, no había tenido noticias de ella, ¿Estaría intentando distanciarse cada vez más hasta el punto de no volver conmigo? Ese pensamiento me entristeció y no pude evitar las lágrimas.

Ya en la habitación del hotel, a eso de las diez, me llegó un mensaje de Mariana que decía, “Gracias Pablo por un domingo tan lindo. Un beso!”. Mi respuesta fue, “Gracias a vos Mariana por la compañía. Un beso!”

El lunes me encontré con Emilia y Florencia para su primer día de trabajo, esa semana estuve todo el tiempo con ellas, dándole todo tipo de información sobre la empresa, ambas me llenaron de preguntas, y traté de contestar todo lo que estaba a mi alcance.

Durante la semana cruzamos varios mensajes con Mariana hablando sobre el trabajo y como venía todo.

El jueves por la tarde, después de que se fueran Florencia y Emilia, lo llamé a don Mario, le conté como iba todo y que a mi entender haría falta un tiempo más de asistencia en la nueva oficina, hasta que pudieran manejarse solas. Estuvo de acuerdo y me propuso pasar un tiempo en Buenos Aires hasta que estuviera aceitado el movimiento. Le dije que no tenía problemas y me dijo que si me decidía, que ya me quedara, que buscara un departamento amueblado que se pudiera alquilar por mes, por supuesto, los gastos a cargo de la empresa.

Le dije que de todas maneras, ese fin de semana, volvería a Mar de Plata, necesitaría más ropa, ver como estaba todo en casa y ver qué pasaba con Patricia, si tenía pensado volver de Uruguay y sobre todo si tenía decidido volver conmigo, el domingo diecisiete, se cumpliría un mes de su partida a Uruguay.

Después de colgar con don Mario, la llamé a Mariana.

-MARIANA: Hola Pablo, cómo estás?

-PABLO: Muy bien, ¿Y vos?

-MARIANA: Ya en casa, llegué hace un rato!

-PABLO: Necesito hacerte una consulta, en la inmobiliaria donde trabajás, ¿tiene algún departamento amueblado para alquilar mensualmente?

-MARIANA: En el edificio donde yo vivo, tienen tres, al estar cerca de un hospital importante, es muy común que la gente los alquile por mes.

-MARIANA: ¿Es para vos?

-PABLO: Así es!

-MARIANA: ¿Y por cuánto tiempo?

-PABLO: No sé con seguridad, pero supongo que uno o dos meses.

-MARIANA: No sé si te pinta por esta zona, pero si te va, mañana traigo las llaves y te muestro uno, ¿qué decís?

-PABLO: Perfecto! ¿A qué hora salís?

-MARIANA: Salgo a las cinco.

-PABLO: A esa hora te paso a buscar, mándame un mensaje con la dirección de la inmobiliaria.

El viernes al mediodía, la volví a llamar, supuse que sería su hora del almuerzo.

-PABLO: Hola Mariana!

-MARIANA: Hola Pablo, ya tengo la llave, es del más lindo de los tres.

-PABLO: Buenísimo! Ayer me olvidé de decirte, después de ver el departamento, me vuelvo a Mar del Plata y regreso el lunes, ¿querés aprovechar el viaje y pasar por Chascomús el fin de semana?

-MARIANA: ¿En serio?

-PABLO: Si, claro!

-MARIANA: Estaría buenísimo, hace rato que no veo a mis viejos!

-PABLO: Lo único que el lunes dieciocho llegaríamos tipo once de la mañana.

-MARIANA: Por eso no hay problema, aviso en la inmobiliaria y después compenso las horas.

Llegué a la inmobiliaria y Mariana ya me esperaba en la puerta, fuimos hasta su edificio y me mostró el departamento, tenía razón estaba muy lindo, dos pisos más abajo del suyo.

Después me dijo de ir al suyo a cambiarse y preparar un bolso con ropa para el viaje, mientras se cambiaba puso a calentar el agua para el mate, volvió con un jean y una remera, preparó el equipo de mate y unas galletitas para el viaje.

Salimos de Buenos Aires y en la autopista me fue cebando mate. Se la notaba muy contenta, y yo, tendría un poco de compañía en el viaje.

Entramos en Chascomús, a eso de las ocho y media, me indicó cómo llegar a la casa de sus padres, nos despedimos con un beso y le dije que el lunes la pasaba a buscar entre las ocho y las nueve de la mañana.

Seguí mi viaje a Mar del Plata, no sabía con que me iba a encontrar, ¿habría vuelto Patricia sin avisarme? Sería una sorpresa llegar a casa y encontrarla.

Llegué a Mar del Plata a media noche, compré algo para comer, algunas cervezas y llegué a casa.

Mi ilusión se desvaneció al encontrar nuestra casa vacía.

Me senté un momento en el sillón y pensando en Patricia, me largué a llorar y empecé a pensar qué está distancia iba a ser para siempre.

Mientras cenaba lo que había comprado, me llegó un mensaje de Mariana, preguntándome si había llegado bien.

Le contesté que sí y que nos veríamos el lunes.

Me tomé el par de cervezas que había comprado y me fui a dormir.

El sábado por la mañana, hablé con don Mario y nos encontramos en la empresa, me llevé todo lo necesario y lo puse al tanto de todo.

Por la tarde, hablé con Miguel y nos encontramos a las siete de la tarde, para tomarnos unas cervezas, tenía ganas de verlo. A las nueve tenía que pasar a buscar a Irene, para ir al cumpleaños de una amiga.

Cuando Miguel se fue, me quedé allí tomándome otra cerveza y comiendo algo.

Llegué a casa a las once de la noche, estar solo en casa me mataba, estar ahí sin ella, era muy difícil para mí, el lunes me iría por un tiempo a Buenos Aires y ni siquiera tenía la certeza de que ella fuera a volver.

Hacía varios días que no tenía noticias de ella, me dolía no saber cómo se encontraba, sí estaría pensando en mí, en volver o en alejarse definitivamente, esa incertidumbre me atravesaba el alma.

Quería ser paciente, darle el tiempo que necesitara, al menos un mensaje suyo me haría bien,... o mal. No lo sé, ya no sabía que pensar, ni que sentir...


Patricia

Al día siguiente, por la mañana fuimos a la playa con Víctor, hablamos de muchas cosas, me contó de su familia y su trabajo, yo le conté del mío y lo que extrañaba a los niños, también le conté de mi trabajo en el sindicato y de los viajes.

Nos despedimos hasta la tarde y cada cual fue a su casa.

A las cuatro me golpeó la puerta, como el día anterior, me senté en el sillón y él en el individual.

-VICTOR: Patricia hoy quiero que conversemos de tus sentimientos, con tus amigos, con tus ex, con familiares, solo contame de tus sentimientos, de los que te unen a esas personas.

-PATRICIA: Bien! Empiezo por mis amigos, en realidad amigas, no tengo amigos varones.

-VICTOR: ¿Nunca los tuviste?

-PATRICIA: Amigos no, algunos buenos compañeros en la secundaria y en algunos de los trabajos que he tenido, pero no llegaron a ser amigos.

-VICTOR: ¿Por algo en especial?

-PATRICIA: No, solo no se dio, no hubo varones que se acercaran a mí con esa intención.

-VICTOR: Con Mariano o con Pablo, ¿antes de ser pareja tampoco?

-PATRICIA: Tampoco!

-VICTOR: ¿Creés que puedas llegar a tener un amigo varón?

-PATRICIA: Seguramente, no tengo problemas con eso.

-VICTOR: Antes de que pasara lo que pasó con tu jefe, de no haber existido ese hecho, ¿lo podrías haber considerado un amigo?

-PATRICIA: Creo que no, aunque  en los últimos tiempos, teníamos más confianza, nunca llegué a considerarlo un amigo, es más, nunca hablé demasiados temas personales o íntimos con él.

-VICTOR: Ok, nombrame tus amigas.

-PATRICIA: Martina, Laura, Valeria, María Marta, y hasta podría decir que de cierta forma también Clara.

-VICTOR: Ahora decime, cuáles son tus sentimientos hacia ellas.

-PATRICIA: Amo a Martina, es como mi hermana, desde chicas nos queremos, y siempre estuvimos la una para la otra. A Valeria también la quiero mucho, aunque no nos vemos muy seguido, hablamos todo el tiempo, con Laura fuimos muy unidas hasta que se fue del país, pero la sigo queriendo mucho y hablamos seguido. A María Marta la conocí en el sindicato, nos entendimos desde que nos conocimos, es varios años mayor que yo, y en muchas cosas, me hace acordar a mi madre.

Y por último Clara, con ella nos llevamos muy bien desde que nos conocimos, aunque fue con ella, con quién empezaron algunos de mis "tentaciones" podríamos decirle. Su manera tan directa y frontal de ser y de actuar, me hizo tener mucha afinidad con ella. Es quien me dijo que le gusté desde que me conoció, y aunque antes no había tenido relaciones sexuales con mujeres, conmigo las tendría y cuando lo conoció a Pablo, me dijo que las tendría con los dos, pero a pesar de eso, hemos compartido muchas cosas de nuestra vida personal, la siento sincera, aunque no hablo con ella desde hace un tiempo.

-VICTOR: Bien, ahora contame sentimientos negativos, llámese odio, rencor, aversión, envidia y otros sentimientos para con otras personas.

-PATRICIA: En general no, no odio a nadie, no envidio a nadie, no tengo rencor contra nadie, solo con algunas personas con las que pude haber tenido problemas, dejaron de formar parte de mi vida, por ejemplo mi ex jefe.

-VICTOR: Y por último, contame los sentimientos negativos qué tenés para con vos misma, por ejemplo, que odias de vos, qué actitud o sentimiento no te gustan, o alguna otra cosa.

-PATRICIA: Durante mi adolescencia, odié la epilepsia, hasta que entendí qué tendría que convivir con ella toda la vida, y fue cuando, gracias en parte a mi madre, pude mirar para adelante.

Después no tengo otros sentimientos negativos para conmigo, no tengo problemas con mi cuerpo, ni con mi forma de ser, me considero una buena persona, con buenos sentimientos. Lo que sí siento, es que en varias oportunidades, fui egoísta y mentirosa, también que le oculté muchas cosas y traicioné a Pablo, eso no me lo perdono, no me gusta haberle fallado así.

-VICTOR: Ok, de aquí hasta mañana, pensá en esos sentimientos y por último te pregunto, ¿qué fue lo primero que pensaste en la playa después de la conversación de ayer?

-PATRICIA: Lo primero que pensé, con lágrimas en los ojos, fue en qué feliz sería, si volviera a estar embarazada de Pablo!

-VICTOR: Aunque quizás no puedas verlo, eso fue un gran avance! Ahora a descansar y a pensar en tus sentimientos.

Víctor se fue a su casa y aunque me cueste creerlo, me sentía en paz, analizar de esa manera, lo que siento por las personas qué me rodean, me hizo mandarle un mensaje a cada una. Diciéndoles lo qué significaban para mí y lo que sentía por ellas, y por sobre todo, les agradecí que estuvieran en mi vida.

Mientras cenaba ese lunes, pensaba en Pablo, ¿dónde estaría? ¿Qué estaría haciendo? ¿Qué estaría pensando de mí? ¿Cómo se estaría sintiendo? Ya hacía un mes que no lo veía y tuve ganas de escribirle y así lo hice, "Hola mi amor, seguramente al leer este mensaje, no sabrás que pensar, es muy probable, que sientas que ya no te amo, pero es todo lo contrario. Te extraño, y sobre todo extraño tu mirada y tu sonrisa! Un abrazo a tu alma!"

Lo escribí, porque lo sentía, aunque no sabía cómo lo iba a recibir o si me lo iba a contestar.

Al día siguiente me desperté temprano, recién amanecía, y decidí ir a la playa a caminar.

Todas las chicas habían contestado mis mensajes, pero Pablo no, eso me entristeció y necesité tomar un poco de aire y llorarle al mar.

No vi a Víctor hasta las cuatro de la tarde que golpeó mi puerta.

Nos sentamos y me dijo:

-VICTOR: Patricia, hoy hablemos de Pablo, contame primero como lo conociste y cuando te enamoraste de él.

-PATRICIA: La primera vez que lo vi, fue cuando abrí los ojos en un hospital después de una crisis, me había caído en la calle, él me ayudó, fue conmigo al hospital, se quedó todo el tiempo hasta que salí y me llevó hasta mi casa, ni le pregunté el nombre, recién horas después, me di cuenta que sobre la mesa había dejado escrito en un papel su nombre y su número de teléfono.

Al día siguiente lo llamé para agradecerle y me dijo que la mejor forma de agradecerle, era aceptándole un café.

En ese primer encuentro, me cautivó su forma de mirarme, siempre me gustó la forma en que me mira, con el tiempo me di cuenta que su mirada lo dice todo. Ese día estaba un poco nerviosa, pero eso me duró muy poco, su forma de hablar y su sonrisa, me tranquilizó, nos encontramos varias veces más, ansiaba su llamado, y en los siguientes encuentros, me di cuenta qué me había enamorado de él. Tiempo después, me dijo que él quedó flechado, aquel día que me vio antes de lacaída en la calle. No pasó mucho tiempo, era innegable, yo quería estar con él y el conmigo, y con toda seguridad, te puedo decir que es lo mejor que me pasó en la vida, haberme enamorado de un hombre así.

-VICTOR: Decime todas las cosas que no te gustan de Pablo.

Pensé por un momento antes de contestarle, no hay cosas de Pablo que no me gusten.

-PATRICIA: En realidad no hay cosas de Pablo que no me gusten, tiene un carácter hermoso, es responsable, comprensivo, siempre me apoyó, siempre sentí su amor, físicamente es lindo, tiene un hermoso cuerpo, Tiene buenos sentimientos, es muy capaz y trabajador, no encuentro nada que no me guste de él.

-VICTOR: ¿Y su infidelidad?

-PATRICIA: Sí es verdad, eso no me gustó, eso me dolió mucho, pero siempre pienso, que tengo responsabilidad también en eso, él estuvo con otra mujer el día de su cumpleaños, yo no estuve con él ese día, porque estaba en el viaje a Brasil. Y no solo esa vez, en un montón de viajes lo dejé solo, tengo que ser sincera, esos viajes me gustaban, era como vivir en otro mundo, mucho lujo y cosas caras. Puro egoísmo de mi parte, y a pesar de eso, en cierta forma sentí que me lo merecía, que su infidelidad de algún modo compensó lo que yo había hecho.

-VICTOR: ¿Sentís que te traicionó? ¿Qué traicionó tu confianza?

-PATRICIA: Si claro, pero yo también traicioné la suya!

-VICTOR: ¿Lo pudiste perdonar por eso? ¿Y si volviera a pasar?

-PATRICIA: Creo que con el devenir de las cosas, eso quedó en otro plano! Y quizás no lo he pensado en profundidad.

-VICTOR: ¿Qué vos puedas perdonar su error, depende de que él pueda perdonar el tuyo? No me lo contestes ahora, pensalo, medítalo, poder perdonar, no es algo que se deba tomar a la ligera, si no se perdona de verdad, tarde o temprano, eso se transforma en reproche, en rencor, en odio, en desconfianza. Pensá en vos, pensá si sos capaz de perdonar de verdad su traición. Nos vemos luego.

Se fue y me dejó pensando en eso, si individualizara su infidelidad de todo lo que había ocurrido, definitivamente, fue una traición, algo que no hubiera esperado de él, ¿si me dolió?, claro que me dolió, que el solo hecho de imaginarlo con otra mujer, me hace mal, pero el contexto en que se produjo, amortiguó todos esos sentimientos. Yo le había sido infiel también, le había mentido, lo había dejado solo tantas veces por disfrutar de los viajes, le había ocultado mucho, sé que me lo tengo merecido, que no le presté la atención suficiente a nuestra relación y a sus necesidades. Cómo me arrepiento!

¿Si puedo perdonarlo? Creo que ya lo perdoné, no importa lo que pase entre nosotros, pude ver su arrepentimiento, lo que le costó su error, lo sé, lo vi en su mirada ese día. Y si volviera a ocurrir, tendría que ver las circunstancias y el momento de nuestra relación, pero supongo que con lo que le costó eso, no sé si se volverá a repetir, pero de ser así, no estoy segura de poder perdonarlo, como pienso que él tampoco lo haría si yo lo volviera a fallar…


Pablo

El domingo me levanté cerca del mediodía, revisé mi teléfono y no había ningún mensaje.

Empecé a preparar todo lo que me llevaría, dejé la casa ordenada y limpia, la heladera estaba vacía y decidí desenchufarla, limpiarla y dejarla abierta.

A las cinco de la tarde ya tenía todo listo para volver a Buenos Aires y toda la casa limpia y ordenada.

Salí a dar una vuelta sin rumbo, caminé hasta la costa, no sabía cuánto tiempo estaría sin volver. Mientras caminaba, decidí dejar una carta para Patricia sobre la mesa, y mirando el mar, fui pensando lo que escribiría.

Antes de volver para casa, paré para comer algo y tomarme por ahí unas cervezas.

Llegué pasadas las ocho, no me quería acostar tarde, al día siguiente saldría muy temprano para Buenos Aires.

Sentado en la mesa del comedor, tomándome una cerveza y mirando lo que fue mi hogar, en el que pasé los mejores momentos de mi vida, empecé a escribir. No iba a ocultar nada, iba a ser sincero con ella y con lo que sentía.

“Patricia:

Si estás leyendo esta carta, es porque has vuelto a casa y no me has encontrado.

Estoy viviendo en Buenos Aires, la empresa abrió oficinas allí y me estoy ocupando de ponerlas en funcionamiento, no sé por cuánto tiempo no voy a volver a Mar del Plata.

Pero tengo que decirte que acepté este ofrecimiento, porque estar solo en esta casa me está matado, necesité poner mi cabeza en otro lugar, darle sentido a mis días.

Entendí y acepté la distancia que necesitabas, tengo que decirte la verdad, yo no la deseaba, nunca me imaginé lejos de vos, ya la internación me había destrozado, pero en definitiva también me ha servido, me ha hecho pensar un poco en mí, en lo que me pasa y en lo que necesito de aquí en adelante, mi vida debe continuar y tengo que enfrentar lo que el futuro me tenga preparado, y para eso tengo que estar de pie.

En tanto tiempo de pensar en tantas cosas, necesito, en primera instancia pedirte perdón por varias cosas, pero fundamentalmente por mi traición, eso no se le hace a la persona que se ama.

Aun me siento muy mal por eso, no me lo voy a perdonar en la vida. Y después necesito que me perdones por no haber podido estar a la altura de lo que necesitabas, de no poder ser el hombre que necesitabas a tu lado en tu peor momento, me cuestiono todo el tiempo el no haber tenido la capacidad de ayudarte en cómo te estabas sintiendo, al punto de que llegaras a necesitar distanciarte de mí.

Nunca amé a nadie como te amo a vos, nunca la felicidad de una persona me importó tanto, pero creo que no supe llevarlo a la realidad de nuestra relación y es por eso que entiendo esta distancia.

No sé que nos depare el futuro, pero tengo que decirte que a tu lado  fui feliz y el saberte embarazada me llenó el alma.

Hay momentos en nuestras vidas en que las cosas no salen como quisiéramos, nos equivocamos y lastimamos a las personas que queremos y debemos asumir las consecuencias.

Solo deseo que puedas ser feliz, es lo único que me importa!

Siempre estás en mi corazón y en mis pensamientos!

17 de diciembre de 2017, 22:40”

Terminé de escribir y me fui a la cama con lágrimas en los ojos.

Me levanté a las cinco de la mañana, ya tenía el auto cargado con todo lo necesario, me di un baño, me cambié y salí de casa. Antes de dejar el departamento, volví a mirarlo, cientos de imágenes cruzaron mi cabeza, allí había sido feliz, pero quizás fuera la última vez que lo viera.

Bajé sin poder evitar las lágrimas, no sé por qué tenía la sensación de vacío, como de dejar un lugar para nunca más volver.

Subí al auto y salí para la ruta, a las nueve menos diez de la mañana, estaba en la puerta de la casa de Mariana, le mandé un mensaje para avisarle y un momento después salió con sus padres, se despidieron de ella y me pareció educado, bajar a saludarlos.

La saludé a Mariana, me presentó a sus padres y después de despedirnos, subimos al auto.

De una bolsa de nylon, sacó un recipiente con torta.

-MARIANA: La hizo mi mamá para el viaje, me dijo que te agradezca el haberme traído! No entendían nada cuando me vieron llegar! Se pusieron re contentos!

-PABLO: No fue nada!

-MARIANA: ¿Cómo estuvo el fin de semana? ¿Te encontraste con tu esposa?

-PABLO: No, no estaba en casa, creí que quizás la encontraría, pero me equivoqué, la verdad es que empiezo a pensar en que lo nuestro no tiene futuro.

-MARIANA: Me apena que terminen así las cosas.

-PABLO: El tiempo lo dirá…!

Hablamos distendidamente durante todo el viaje, llegamos a Buenos Aires pasadas las diez y cuarto de la mañana. La llevé hasta su casa para cambiarse, luego a su trabajo y de ahí me fui a la oficina.

Me encontré con Emilia y Florencia ya trabajando, habían recibido un par de mails que necesitaban que yo los mirara y algunas indicaciones del abogado de Mar del Plata y de don Mario.

Después me fui para la inmobiliaria a firmar los papeles del departamento y al salir de allí con todo firmado, ya podría empezar a vivir en el departamento.

Para allí fuimos con Mariana, al llegar me dijo si no tomaba a mal que me invitara a cenar, en agradecimiento por el viaje. Le dije que no tenía problemas, pero que antes, quería darme un baño.

-MARIANA: Hacé tranquilo, mientras voy preparando la comida.

Me di un baño, me vestí informal y subí al departamento de Mariana, al entrar me encontré con un hermoso olor a comida, que imaginé alguna salsa para acompañar pastas.

-MARIANA: ¿Te van fideos con salsa? No tenía muchas opciones!

-PABLO: Perfecto! Me encantan!

-MARIANA: ¿Cerveza?

-PABLO: Si, por supuesto! Mi fiel amiga!

-MARIANA: La mía también! Porfa, sacalas vos de la heladera, mientras cuelo los fideos!

Nos sentamos a cenar, los fideos estaban realmente bárbaros y ya íbamos por la segunda cerveza, cuando sonó mi teléfono, al mirarlo, me encontré con un mensaje de Patricia. No me aguanté y lo leí en ese momento, "Hola mi amor, seguramente al leer este mensaje, no sabrás que pensar, es muy probable, que sientas que ya no te amo, pero es todo lo contrario. Te extraño, y sobre todo extraño tu mirada y tu sonrisa! Un abrazo a tu alma!"

No pude evitar las lágrimas, Mariana me miraba sin entender nada, giré el teléfono y le mostré el mensaje.

-MARIANA: Viste! No todo está perdido! Te está diciendo que aún te ama!

-PABLO: Es verdad! Pero, ¿si me ama por qué no vuelve conmigo?

-MARIANA: A veces nuestra cabeza funciona de maneras extrañas, debe tener muchas cosas que resolver, y quizás necesite tener en claro qué es lo que quiere.

No le contesté en ese momento, a leer el mensaje se me hizo más lio en la cabeza. Decidí hacerlo después, tranquilo cuando estuviera solo, tenía que pensar la respuesta.

Terminamos de cenar y nos quedamos hablando y tomándonos otra cerveza hasta casi las doce de la noche.

-PABLO: ¿A qué hora entrás mañana?

-MARIANA: A las nueve.

-PABLO: Si querés te llevo y después me voy para la oficina!

-MARIANA: No quiero que te molestes, puedo ir en el subte!

-PABLO: No seas tonta, no me cuesta nada!

-MARIANA: Bueno dale!

Bajé al departamento y me tiré en la cama, volví a leer el mensaje, si bien me decía que me seguía amando, no entendía el por qué seguíamos separados, ¿qué me estaba queriendo decir? En ningún momento dice algo sobre regresar o encontrarnos, ¿acaso me decía que me amaba para que yo siguiera pensando en ella y no dejara de estar pendiente? Yo no había propuesto la distancia, me dolía la distancia, hace días que necesitaba saber de ella, y ahora que se había comunicado, tenía estas dudas. Me dice que me ama, pero no me dice de volver conmigo. Yo al menos no concibo el amarla sin tener el deseo de estar con ella, ¿Patricia si?

Decidí no contestar en ese momento, no estaba seguro de cómo contestar.

Se acercaban las fiestas de fin de año, no es que me desvelaran este tipo de festividades, y menos en este momento.

Durante esa semana, trabajé todos los días, dejaba a Mariana en su trabajo y luego me iba para la oficina, algunos días coincidió su regreso con el mío y la pasaba a buscar para volver juntos.

No andaba bien de ánimo y con Mariana me distraía de mis pensamientos.

Un par de días cené con ella en su casa, pero otros necesitaba estar solo, le pedí que me entendiera, y además, no quería que llegara a sentir que tenía alguna posibilidad de algo conmigo, no quería llegar a esa situación, por momentos parecíamos una pareja, solo nos faltaba dormir juntos.

Durante esa semana, no le conteste el mensaje a Patricia, recién lo hice el sábado veintitrés por la noche, pero a pesar de haberle dicho, que no la llamaría, decidí llamarla por teléfono.

El teléfono sonó cuatro veces, creí que no me atendería, pero me atendió.

-PATRICIA: Hola Pablo!

-PABLO: Hola Patricia! necesitaba escucharte!  ¿Estás aún en lo de Martina?

-PATRICIA: Si, sigo aquí, Martina se tuvo que volver a Río de Janeiro, así que me quedé sola unos días más.

-PABLO: ¿Cómo estás?

-PATRICIA: Bien, pero tratando de estar mejor!

Y en el momento que le iba a decir que la extrañaba, se escuchó una voz de hombre que decía, "Patricia, quedó en la cama".

Un frío me recorrió el cuerpo, se me aceleró el corazón y me invadió una terrible angustia.

-PABLO: Te pido perdón, no tendría que haber llamado, te había dicho que no lo haría, perdón, espero que estés bien!

Y sin darle tiempo a responderme, corte la llamada y me tiré a llorar en el sillón.

¿Porque me decía que me amaba, que estaba sola si estaba con otro hombre?

Segundos después entró una llamada suya qué no respondí, minutos después un mensaje, "¿se cortó, o es que te arrepentiste de haberme llamado? Me hubiera gustado que habláramos"

Tampoco lo contesté, sí Martina había vuelto a Brasil, y me dijo que estaba sola, ¿Quién era ese hombre? ¿Y ahí con ella? Seguramente me daría alguna explicación, pero no tenía el corazón para escucharla.

Esa noche me emborraché, tomé todo lo que tenía en el departamento. Ya no quería pensar, el dolor en el pecho me mataba.

Al día siguiente, me desperté como a las tres de la tarde, al mirar el teléfono, tenía otra llamada de Patricia que no había escuchado y un mensaje de Mariana que no quise leer.

Ya en la noche más tranquilo, aunque triste, leí el mensaje de Mariana qué me invitaba a almorzar. Decidí contestarle, " perdón Mariana, no tuve un buen fin de semana, pero gracias por la invitación, nos vemos mañana como siempre."

Y su respuesta fue, " si necesitas hablar, llámame o subí a tomar un café"

En el momento pensé en decirle que no, después pensé en qué a pesar del poco tiempo de conocerla, me hacía bien hablar con ella y decidí subir. Me di un baño y subí.

-MARIANA: Hola Pablo, ¿pasó algo?

-PABLO: No le había contestado el mensaje a Patricia, y anoche en vez de mandarle un mensaje, decidí llamarla, me dijo que su amiga se había tenido que ir y que estaba sola, pero un momento después, pude escuchar la voz de un hombre, que le decía “quedó en la cama”. No estaba sola y se me cayó el mundo a pedazos. Corté la llamada y me emborraché, me desperté como a las tres de la tarde.

-MARIANA: ¿Pero no te dijo quién era ese hombre?

-PABLO: No pudo, al escuchar eso, me disculpé y corté.

-MARIANA: Creo que no tenés que hacerte la cabeza, tendrías que escuchar la explicación primero, saber quien era ese hombre y que hacía con ella!

-PABLO: Me dijo que estaba sola! ¿Por qué no me dijo que estaba con alguien? Después me llamó ella, pero ya no pude atenderla. Y después me mandó un mensaje que tampoco contesté.

-MARIANA: Entiendo qué te cayó mal, pero creo que le tendrías que permitir explicarte, quizás sea un vecino por ejemplo.

-PABLO: Estamos separados, puede estar con quien quiera, pero eso no quiere decir que no me duela.

-MARIANA: ¿Qué crees que pensaría ella, si te llamara en este momento, y de fondo escuchara mi voz? Seguramente le explicarías tu situación, qué tan solo estás tomando un café con una amiga, ¿o no? Permitirle explicarse, por tu bien y por el de ella es que te lo digo, y perdón que me meta, solo me salió aconsejarte.

-PABLO: No pienso que te estés metiendo, subí porque necesitaba hablarlo con alguien.

Después del café, le agradecí a Mariana por la charla y me fui a dormir.

Esa semana, me costó mucho concentrarme en el trabajo, quizás Mariana tenga razón, y debiera escuchar su explicación, pero no me decidía a escribirle, la distancia entre nosotros, la notaba cada vez más grande, cada vez más profunda...


Patricia

Esperaba mensaje de Pablo, revisaba el teléfono todo el tiempo, quería que me contestara, me sentía muy mal con su silencio, y me daba por pensar, que ya se había rendido.

Víctor golpeó mi puerta a las cuatro de la tarde, nos sentamos, y al ver mi cara me preguntó:

-VICTOR: No te veo buena cara, ¿pasó algo?

-PATRICIA: Hace días le escribí a Pablo, pero no me contestó, siempre lo había hecho.

-VICTOR: Quizás debas respetar sus tiempos, como el respeta los tuyos.

-PATRICIA: Es verdad, estoy muy acostumbrada a que esté pendiente de mí, tenés razón, tengo que respetar sus tiempos.

-VICTOR: Creo que es lo correcto, ¿Vos lo llamás o le escribís todos los días? Creo que tendrías que aceptar y respetar su silencio.

-PATRICIA: Es verdad.

-VICTOR: Si estás de acuerdo, podemos seguir con nuestras charlas, si no lo dejamos para otro día.

-PATRICIA: No, sigamos Victor!

-VICTOR: Hoy si te parece, me gustaría que hablemos de tu sexualidad, contame de tus inicios, de tus relaciones estables, de las no estables, y lo que viviste y sentiste en esas relaciones.

-PATRICIA: Mi sexualidad comenzó, creo que como en todos, conmigo misma. Perdí la virginidad, con mi primer novio a los diecisiete, después de eso salí poco tiempo con otro chico con el que también tuve relaciones, y soy sincera, recién conocí el placer de una relación sexual, con Mariano, mi primer pareja, con él mi sexualidad podría decir que arrancó, tuvimos una época muy sexual, y ahí empecé a disfrutar de mi cuerpo y de mis orgasmos, pero luego de quedar embarazada, el ritmo bajo, a pesar de que yo andaba muy excitada en esa época, y por supuesto luego de la pérdida del embarazo, el sexo entre nosotros no volvió, no volvimos a encontrarnos sexualmente. Con Mariano quizás, se me abrió la puerta al placer, pero fue con Pablo, con quién mi sexualidad, explotó, Pablo me llevó a un nivel de placer qué no conocía, con él empezamos a experimentar cosas que yo nunca había hecho, y que me di cuenta qué nos excitaban mucho a ambos.

-VICTOR: Cuando hablas de experimentar, implica a otras personas?

-PATRICIA: No, lo experimentábamos nosotros, ni siquiera en fantasías hubo terceras personas. Fuimos descubriendo nuevas cosas que nos excitaban, hacerlo en otros lugares, de otras formas, que nunca habíamos hecho, como por ejemplo en el auto al salir de una fiesta, al aire libre a la orilla de un río, nunca me había masturbado delante de alguien, y hacerlo nos excitaba a ambos, ropa sexy, armamos en una de las habitaciones de nuestra casa lo que llamábamos la sala de juegos, y ahí pasábamos horas disfrutándonos, nos hemos masturbado por videollamada en mis viajes, y muchas situaciones muy excitantes para los dos.

-VICTOR: ¿Todo eso incluía algunas prácticas no habituales?

-PATRICIA: No sé si verlo así, fuimos haciendo cosas qué terminaron siendo habituales para nosotros, como por ejemplo el sexo anal, o que eyaculara en mi boca, pero nada fue impuesto por ninguno de los dos, decidimos probarlo, y en mi caso, deseaba entregarle lo único virgen que me quedaba, probamos y fue placentero para los dos, otras prácticas no habituales como ataduras o golpes no nos han interesado.

-VICTOR: Tu sexualidad con Pablo ha sido muy activa, contame la sexualidad que no ha tenido que ver con Pablo.

-PATRICIA: Las situaciones sexuales que no han tenido que ver con Pablo, desde que estoy con él, comenzaron con los viajes del sindicato. Viéndolo a la distancia, fui entrando de a poco en el juego que se me proponía, hoteles cinco estrellas, restaurantes caros, autos de alta gama y ropa cara, la primera vez que Carlos me compró un vestido, le tuve que mentir a Pablo, en ese momento no tenía ropa para la ocasión y tampoco dinero para comprarla, y acepté ese regalo. En viajes posteriores, hubo más regalos, cenas, fiestas. Cuando conocí a Clara, nos llevamos bien desde el principio, ella era o sigue siendo, amante de Carlos, ella misma me lo dijo, y en la segunda o tercera vez que nos vimos, me dijo que yo también le gustaba, en todos los encuentros, me proponía cosas, como un juego, que le gustaría verme desnuda, que le encantaría besarme, tocarme y eso pero siempre con buena onda, nunca lo sentí como un acoso. Y fui cediendo a algunas cosas, a que me viera desnuda, a besarnos, a abrazarnos desnudas, y creo que lo más lejos, fue masturbarnos frente a frente. Nunca pensé en tener relaciones con una mujer, pero por Clara me he dejado llevar y tengo que reconocer que me he excitado.

Cuando lo conoció a Pablo, como yo le había contado como era mi sexualidad con él, me dijo que le encantaría estar con los dos. Y en un par de ocasiones, creo que hubiera aceptado hacerlo.

-VICTOR: ¿Por qué crees que no llegaron a hacerlo?

-PATRICIA: Creo que porque en ese momento, ninguno de los tres lo propuso, con Pablo nunca habíamos hablado de algo así, pero con la excitación del momento, supongo que yo lo hubiera hecho, aunque si ahora lo pienso en frío, no estoy segura si hubiera sido lo correcto.

-VICTOR: El abrir la sexualidad a otras personas, tiene sus riesgos, en la pareja las cosas tienen que estar muy claras, desearlo ambos, ponerse de acuerdo y sobre todo, evaluar las consecuencias, se pueden generar situaciones de desigualdad en el disfrute, y eso termina impactando en la pareja.

-PATRICIA: Quizás sea eso lo que no me dejó dar ese paso.

-VICTOR: Me hablaste de tu activa sexualidad, al menos en los últimos tiempos, ¿qué crees qué te impidió volver a hacer el amor con Pablo?

-PATRICIA: No lo tengo muy claro, si pienso en Pablo, me sigue atrayendo, me sigue gustando como hombre, no he tenido con él insatisfacciones en el terreno sexual, nunca me he sentido frustrada con él, pero después de la pérdida del embarazo, no pude desatar esa atracción física, que siempre he tenido hacia él.

-VICTOR: Bien sabrás, que nuestra sexualidad está en nuestra cabeza, si hay algo en tu cabeza, qué impide que tu deseo se dispare, la relación sexual, no será tal, en todo caso, solo pondrías el cuerpo. Muchas veces son nuestros temores, los que impiden que nuestra cabeza piense en deseo. Habiéndote escuchado, puedo estar seguro que tu deseo sexual sigue ahí, pero algo en tu cabeza no abre esa puerta.

Te voy a proponer dos ejercicios, el primero que trates de identificar tus temores, y trates de analizarlos, y el segundo es el siguiente, ahora yo me voy a ir para mi casa y cuando te quedes sola, ahora o más tarde, cuando vos prefieras, pensá en alguna o algunas situaciones sexuales que hayas vivido, las que más recuerdes, las que más hayas disfrutado, las que volverías a disfrutar, no importa con quién, y con esos pensamientos en tu cabeza, tratá de dejarte llevar.

El ejercicio consiste en probar sí esos pensamientos son capaces de liberar tu deseo.

Y levantándose del sillón, me saludó amablemente y se fue para su casa.

Me volví a sentar en el sillón comencé a recordar momentos muy excitantes, me venían a la cabeza, muchos encuentros con Pablo, aquel en el auto después de la fiesta, varios en la salita y muchos de los vividos en Córdoba.

Decidí irme a la cama, me saqué toda la ropa y comencé a tocarme, recordando las caricias, los besos de Pablo, su lengua recorriéndome, su boca chupando mis tetas y mordisqueando mis pezones, sus dedos acariciando mi entrepierna, sus dos manos tocándome el culo... Y con esos pensamientos comencé a tocarme las tetas, fui bajando con mis manos hasta llegar a mi entrepierna, comencé a acariciar mis muslos y con la punta de los dedos mi conchita, aún no se mojaba, pero la seguí acariciando, una mano fue a mi boca y ensalivando los dedos volvió a mí conchita, la sensación era más agradable, mi mano derecha acariciaba mis labios vaginales y la izquierda volvió a mis tetas, presioné levemente los pezones, y me recorrió una sensación qué hacía tiempo no tenía, volví a pellizcarlos y mi conchita empezó a reaccionar y comenzó a sentir como se humedecía, mis dedos frotaron mi clítoris y se encargaron de darme el placer que hacía tanto no sentía, de a poco dos dedos iban entrando en mi ya mojada conchita. Mientras entraban y salían, mi otra mano fue a ocuparse de mi clítoris.

El orgasmo no tardo en llegar, con la imagen de Pablo sobre mi penetrándome, cerré mis piernas durante los temblores, saqué lentamente mis dedos qué mojados como estaban acariciaron mis tetas. No conforme con ese orgasmo volví a mí conchita, esta vez con caricias un poco más frenéticas y un momento después me saqué otro orgasmo, qué hermosa sensación, cuánto la extrañaba! Me tapé con la sabana, desnuda como estaba, y me quedé dormida.

Cuando me desperté, ya era de noche, me levanté y me di un baño.

Envuelta en un toallón fui a la cocina a comer algo y a tomar agua, estaba muerta de sed.

Me preparé un sándwich y con el vaso de agua me senté en el sillón, prendí la TV y mire pero sin mirar, mientras comía recordaba los orgasmos, a mi mente volvió la imagen de Pablo lamiendo y besando mi conchita, sacándome orgasmos con la lengua, me volví a excitar y abriendo el toallón me volví a acariciar, apague la TV y en el silencio y la penumbra, me volví a tocar hasta sacarme otro orgasmo.

Me sentía como liberada, habiendo vuelto a sentir lo que tanto placer me daba.

Terminé mi sándwich y me fui a la cama.

Me hice un bollito en la cama deseando en ese momento sentir el abrazo de Pablo, nada me hubiera hecho más feliz, pero como dijo Víctor, también yo respetaría su silencio.

Me desperté el sábado cerca de las diez de la mañana, había dormido maravillosamente, me sentía como más liviana, hasta podría decir que contenta.

Me levanté y me fui a caminar un rato a la playa con el mate.

Volví al mediodía y me preparé una ensalada.

A las cuatro de la tarde, Víctor golpeó mi puerta.

-VICTOR: Hola Patricia, por tu cara veo que estás bien, así que no voy a preguntar.

-PATRICIA: La verdad es que hoy me siento mucho mejor, pero no tuve tiempo de ponerme a pensar en mis temores.

-VICTOR: Contame cómo te fue.

-PATRICIA: Después que te fuiste me puse a recordar momentos intensos con Pablo, y entre la tarde y la noche, tuve tres orgasmos.

-VICTOR: Contame lo que sentiste después.

-PATRICIA: Cuando me fui a acostar, antes de quedarme dormida, hubiera deseado un abrazo de Pablo.

-VICTOR: Eso está muy bien! Durante tus masturbaciones, ¿alguien más pasó por tu cabeza?

-PATRICIA: No, solo pensé en Pablo, y recordé tantas cosas que habíamos hecho juntos.

-VICTOR: Eso es ir por muy buen camino!

-PATRICIA: Aunque sigo esperando su respuesta, aún no contestó mi mensaje.

-VICTOR: Dale su tiempo, si es que te sigue amando, ya llegará su respuesta.

Tengo una proposición para hacerte, si te gusta la carne al horno con papas, me gustaría invitarte a cenar.

-PATRICIA: Sí claro, me encanta!

-VICTOR: Perfecto! A las nueve te espero en casa!

Y diciendo esto fue para su casa, me sentía como hacía mucho tiempo que no me sentía, me senté en el sillón, y unas lágrimas me cayeron, pero eran de emoción, Pablo estaba lejos, pero me sentí más cerca suyo.

Faltaban minutos para las nueve cuando toque la puerta de la casa de Víctor, cuándo abrió la puerta un exquisito olor a carne asada, llegó desde la cocina.

-VICTOR: Pasa Patricia por favor, ponete cómoda, aún faltan unos minutos para la cena, yo estoy tomando vino, pero supongo vos no tomás.

-PATRICIA: Gracias Víctor, solo agua o gaseosa!

Charlábamos mientras iba poniendo la mesa, le dije que lo ayudaba, pero me dijo que yo era su invitada.

Mire mi teléfono por enésima vez, me di cuenta que me estaba quedando sin batería, y en ese momento entró una llamada qué me acelero el corazón, era Pablo, ¿me estaba llamando? Me había dicho que no lo haría, ¿Habría pasado algo?, antes de atenderlo le dije a Víctor:

-PATRICIA: ¿Víctor tendrás un cargador para prestarme?

No quería quedarme sin batería en ese momento.

Se me llenaron los ojos de lágrimas, necesitaba tanto hablar con él, lo atendí muy nerviosa, creo que los dos estábamos nerviosos, le conté que Martina había tenido que volver a Brasil y que me había quedado sola unos días más, Víctor me habló pero no presté atención a lo que me dijo, le pregunté cómo estaba y de repente, me pidió perdón por llamarme y cortó la comunicación, en un primer momento, creí que se había cortado y automáticamente yo lo llamé pero no me contestó, y en ese momento me quedé sin batería.

-PATRICIA: Era Pablo Víctor pero se cortó, ¿me prestarías un cargador?

-VICTOR: Te decía que está sobre la cama, andá a buscarlo que tengo las manos mojadas.

Fui a buscar el cargador y enchufé el teléfono, le escribí un mensaje pero no lo contestó. Me puse muy mal, necesitaba hablar con él, escuchar su voz, saber cómo estaba. Me largué a llorar sentada en el sillón.

Cuándo Víctor llegó a la mesa con la comida, me preguntó que había pasado.

-PATRICIA: No sé Víctor, de repente cortó la llamada, me pidió disculpas y cortó, volví a llamar pero no me contestó.

Apenas pude probar bocado, comí algo como para no despreciar la cena de Víctor, pero todo lo positivo que venía sintiendo, se vino abajo con esa llamada trunca.

¿Porque habría cortado? ¿Acaso se arrepintió de haber llamado?

A pesar de que Víctor, me daba charla, supongo que tratando de que estuviera mejor, después de la cena, le pedí disculpas y me fui para casa.

Mil cosas pasaron por mi cabeza, sé que me había dicho que no me llamaría, pero me había llamado, ¿acaso quería decirme algo y no se animó? ¿Habrá llamado para decirme que ya no quería que sigamos juntos y no pudo?

Y empecé a pensar que quizás esta distancia para él, no había significado lo mismo que para mí, seguramente esté pensando qué busco alejarme de él.

Los días siguientes, no tenía ni ganas de salir de la casa, Víctor me golpeó la puerta un par de veces, me preguntó si quería que habláramos, se lo agradecí pero le dije que necesitaba estar sola.

El último día del año, me sorprendió un mensaje de Pablo, me puse nerviosa y cuando lo abrí, decía, "Hola Patricia, espero que estés bien, sé que tenés tus razones para esta distancia, también entiendo que estamos separados, y qué no me tenés que dar explicaciones de lo que hagas, el sábado no pude seguir hablando, sé que te había dicho qué no te llamaría, pero necesité escucharte, me dijiste que estabas sola, pero al escuchar la voz de un hombre diciendo, ya no pude seguir hablando, me sentí un tarado, y ya no pude seguir hablando. Solo espero que encuentres tu felicidad, no importa donde ni con quién. Que en este nuevo año, puedas encontrar la forma de seguir con tu vida, y de todo corazón, deseo que sea una buena vida!"

Aquel mensaje me derrumbó, entonces me di cuenta lo que había pasado, Víctor en ese momento, me había contestado que el cargador estaba sobre la cama, eso fue lo que escucho Pablo.

Me imagino cómo se pudo haber sentido, pero por otro lado, ni siquiera me lo preguntó y tampoco tuve la oportunidad de explicárselo.

Con su mensaje podía entender que quizás ya no estaría esperando por mí, que estaba sintiendo que ya no volveríamos a estar juntos, y eso me terminó de destrozar.

Cuando lo hablé con Víctor, me dijo que eso tenía solución, qué tan solo le escribiera contándole quién era él y que estábamos haciendo en ese momento.

Pensé, y pensé, y pensé durante unos días, pasé por muchos estados, volví a leer su mensaje cientos de veces, y cada vez me convencía más, que quizás ya estaba dando lo nuestro por terminado.

También pensé en su reacción, entiendo que les cayera mal, pero ¿por qué lo primero que pensó fue que yo estaba con otro hombre?

Escribí y borré cien veces el mensaje que le iba a enviar, finalmente le escribí,  "Hola Pablo, solo espero que estés bien, veo que te cayó mal, escuchar la voz de un hombre, pero no volviste a llamar, no aceptaste mi llamada, y no contestaste mi mensaje. Quizás te sirva que te cuente quién era ese hombre y qué hacía yo con él. Se llama Víctor, es psicólogo y vecino de Martina, durante todo este tiempo de estar sola, me hizo muy bien hablar con él, me ayudó a entender muchas cosas y a solucionarlas. Esa noche, me invitó a cenar a su casa, porque me había visto bien en mis progresos y lo que escuchaste, fue su respuesta a mi pregunta, antes de atenderte me di cuenta que me estaba quedando sin batería en el teléfono y le había pedido un cargador, lo que escuchaste, fue que estaba sobre su cama, y como estaba con las manos sucias, me dijo que fuera a buscarlo.

Yo necesité esta distancia para aclarar mi cabeza, no para otra cosa, ¿creíste que me alejé de vos para estar con otro hombre? Entiendo que estar separados, como vos dijiste,  te haga sentir muchas cosas, la verdad a mí también, este tiempo me ha movilizado mucho y solo estoy buscando seguir adelante después de todo lo que me pasó. También deseo tu felicidad, que tengas una buena vida, mereces ser feliz!"

En su mensaje no había expresado sentimientos, no quise tampoco expresar los míos.

¿Sí lo sigo amando? Claro que sí, pero me voy dando cuenta, que en estos momentos, con el amor no alcanza...

Víctor se volvía a Buenos Aires el quince de enero, y decidí volver con él, de ahí me iría a Mar del Plata en colectivo, necesitaba encontrarme cara a cara con Pablo y ver qué sucede entre nosotros.

Cuando llegamos al puerto de Buenos Aires, nos despedimos con Víctor, intercambiamos nuestros teléfonos, y amablemente me dijo que lo llamara cuando quiera, si necesitaba su ayuda, que no dudara en hacerlo, y si no, que al menos le contara cómo iba todo.

Ya había comprado el pasaje de colectivo desde Uruguay, del puerto me fui en taxi hasta la terminal de ómnibus, esperé una hora y media mi colectivo y llegué a Mar del Plata a las siete y media de la tarde.

Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, con un taxi llegué hasta casa, en la calle no vi el auto de Pablo, entré al edificio y subí a nuestro piso, puse la llave en la puerta con el corazón latiendo a mil, pensaba en abrazarlo ni bien lo viera, pero al entrar, vi todo muy ordenado, dejé la maleta y las llaves y empecé a buscarlo. Al pasar por la cocina vi la heladera abierta y desenchufada, sin nada en su interior, no pude evitar las lágrimas, imaginé lo peor, qué se hubiera ido.

Recorrí la casa y al no encontrarlo, volví al estar, ahí fue cuando vi, sobre la mesa, una carta de Pablo, se me paró el corazón.

En la carta me decía que estaba viviendo en Buenos Aires, de haberlo sabido, lo hubiera buscado allí unas horas antes. Me volvió a pedir perdón por su infidelidad y me decía que lo único que le importaba era mi felicidad pero lo que me hizo caer las lágrimas era que me dijera que estaba en su corazón y en sus pensamientos.

Me senté en el sillón con una rara mezcla de sentimientos, la carta era de casi un mes atrás, ¿seguiría aún sintiéndose así?

¿Qué hago ahora? Si estaría meses en Buenos Aires, no sabía qué hacer, y después de pensarlo y darle varias vueltas , decidí que me iría para Buenos Aires…

Continuará…