Los intrincados caminos de un amor (17)

Los intrincados caminos de un amor Capítulo 17

Los intrincados caminos de un amor

Capítulo 17

Patricia

La muerte del hermano de Pablo, le afectó mucho y por ende afectó nuestra vida cotidiana, lo veía triste, caído, por momentos se quedaba pensativo  y con la mirada perdida.

No encontraba la forma de que se sintiera mejor, quizás no entendía por qué le había afectado tanto la muerte de su hermano, quizás ¿Se sentiría culpable por algo que pasó entre ellos en el pasado?

Cuando estaba con él, trataba de hacerlo sentir bien, traté de estar pendiente, de esperarlo, de mimarlo, de que sintiera que estaba a su lado bancándolo en esos momentos.

Pero inevitablemente, cuando llegaba a casa y me quedaba sola, no había día en que no me recordara lo que había pasado en Brasil, y me sintiera cada vez más culpable.

Desde hacía tiempo me costaba dormir por las noches, por mi cabeza cada noche se cruzaban las imágenes de Clara, de Carlos, de las fiestas, de las cenas y cada vez, me parecía más acertado, pensar que lo que pasó, fue la gota que colmó el vaso, tantas salidas, tantos regalos, tantos lujos, tantas pequeñas barreras que fui atravesando casi sin darme cuenta, tantos estímulos, tantas tentaciones, tantas proposiciones me deslumbraron y terminaron por diezmar mis defensas.

¿Si me arrepiento de todo? Claro que sí! Mirándolo cada vez con más distancia, recordaba las palabras que María Marta me dijera aquellos primeros días en el sindicato antes de aquel primer viaje, que tuviera cuidado, que no todos son lo que parecen ser, y yo no lo tuve, me confié, y si quisiera pensar mal, podría decir que Carlos me fue llevando poco a poco a su terreno, bajando mis defensas con la confianza, con sus actos, con sus atenciones. Y yo caí, caí como una pelotuda en la trampa que a cada momento me sigue atormentando. ¿Cómo pude ser así? ¿Por qué fui tan egoísta?

A fines de abril, al salir del jardín, la llamé a María Marta, le había dicho que tenía ganas de charlar un rato. Acordamos para vernos el viernes veintiocho, a la una del mediodía para almorzar juntas.

Ese día llegué unos minutos antes de la una y me senté en una mesa a esperarla, cuando llegó nos dimos un abrazo y un beso y pedimos la comida.

-MARIA MARTA: ¿Cómo estás Patricia?

-PATRICIA: A decir verdad, bastante atormentada, con mucha incertidumbre!

-MARIA MARTA: Cuando me dijiste que dejabas el sindicato, aunque ya no te vería tan seguido, me puse contenta, pero como dice el dicho, el diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo, una vieja como yo, con tantos años en el sindicato, me di cuenta que más temprano que tarde, podrías tener problemas, espero que no hayan sido de una gravedad tal, que te pueda complicar la vida!

-PATRICIA: Si supieras las veces que me he acordado de tus palabras de aquel día, en me quisiste prevenir de lo que finalmente pasó.

-MARIA MARTA: No es necesario que me lo cuentes si no querés, pero me alegré por vos cuando me dijiste que ya no trabajarías más en el sindicato, desde que te conocí, me pareciste una buena chica y me salió advertirte de los peligros con los que te podías encontrar, más que nada por no conocer el ambiente, pero entiendo que cada uno somos artífices de nuestras vidas y en muchos casos somos los que decidimos lo que pasa en ellas, y yo no era quien para decirte lo que tenías que hacer o no.

-PATRICIA: Lo que pasó, lo quería hablar con vos, porque te aprecio y sé que me podrás comprender y aconsejar. El viernes que estuvimos en Brasil, después de una fiesta de cumpleaños en la casa de un amigo de Carlos que vive en Rio de Janeiro, al volver al hotel, terminé en la cama con Carlos.

-MARIA MARTA: Aunque no me dijeras nada, ya me lo imaginaba. Siendo así, hiciste muy bien en irte! Lo que más me preocuparía, sería que se haya enamorado de vos, si no es así, no va a pasar nada.

-PATRICIA: Lo que sí tengo que decir a su favor, es que nunca me faltó el respeto, nunca me presionó, nunca intentó nada, nunca me insinuó nada, me llenó de atenciones y yo caí, caí como una boluda!

-MARIA MARTA: Mirá, si con alguien con el que creo que no vas a tener problemas, es con Carlos, lo conozco hace años, y a pesar de enterarme de algunas cosas, nunca salieron de él, se podía decir que de todos, es el más ubicado, respetuoso, además de serio y correcto, y sobre todo reservado.

-PATRICIA: De eso no puedo decir nada, pero el tema fue que  junto a él, viví muchas cosas, viajes, hoteles cinco estrellas, restaurantes caros, me regaló un montón de ropa cara, me deslumbró con sus atenciones y con un montón de situaciones que nunca había vivido. Nunca hubo nada directo, nada desubicado, nunca ami vista nada con segundas intenciones, o si, mirándolo a la distancia, quizás fueron actitudes que fueron bajando mis defensas poco a poco hasta que caí. Sí Mary, yo fui la que caí, con unas copas de más y algunos estímulos en una fiesta, al llegar al hotel, en la puerta de mi habitación, me besó y ya no tuve más respuesta, me dejé llevar.

-MARIA MARTA: ¿Y cómo lo llevás? Con tu marido digo…

-PATRICIA: A decir verdad, no lo puedo superar, te juro que hasta me quita el sueño, cuando estoy con Pablo, trato de enfocarme en él, pero cuando estoy sola en casa, o después de que se duerme, no paro de decirme a mí misma, como pude ser tan boluda, como pude ser tan hija de puta!

-MARIA MARTA: No es necesario que me respondas sino querés, pero, ¿te pasa algo con Carlos? Sentimentalmente digo… ¿sentís algo por él?

-PATRICIA: Llegamos a tener mucha confianza, siempre un buen trato, respetuoso, incluso hablando cosas más allá del trabajo, pero no, ningún sentimiento me une a él, de hecho me arrepiento cada día que pasa, y te lo digo a calzón quitado, si me dijeras que fue el macho que me dio el mejor polvo de mi vida, vaya y pase, podría llegar a sentir que valió la pena arriesgarme para pasar por un momento inolvidable, pero no fue así ni por asomo!

-MARIA MARTA: Si me permitís aconsejarte, te doy mi opinión!

-PATRICIA: Por supuesto! Valoro mucho tus palabras, por momentos me hacés sentir que estoy hablando con mi mamá.

-MARIA MARTA: Si para vos, lo que pasó fue un error y no significó nada, no le des la importancia que no tiene, si no tenés sentimientos comprometidos, no dejes que lo que pasó interfiera en tu vida con tu esposo. No dejes que te cague la vida, no le des vos la importancia que no merece, si estás enamorada de tu marido aposta a eso, entiendo que puede no ser fácil cargar con una infidelidad a cuesta, pero lo tenés que intentar, no sé cómo es tu relación con Pablo, pero quizás contárselo, en este momento no sea una buena idea, si sentís que fue un error, que sólo sea eso y no el detonante de una ruptura, quizás más adelante, cuando tu paso por el sindicato sea solo un recuerdo, quizás valga la pena sincerarte con él, pero hoy, contárselo te podría jugar en contra. Llevate el secreto a la tumba, que te quede solo como un mal paso que diste en un momento de debilidad, y hasta lo podrías tomar como algo que te hizo confirmar lo que amas a Pablo, si no fuera así, no estarías tan preocupada.

Por lo que conozco a Carlos, creo que no fuiste para él una conquista, supongo que te aprecia, y que no le debe haber sido fácil encontrarse con tu renuncia, sobre todo porque elogió y valoró en reiteradas ocasiones tu trabajo.

-PATRICIA: Te agradezco tus palabras Mary, siempre fuiste muy buena persona conmigo, y sos la única persona del sindicato que me quiero llevar  para mi vida.

-MARIA MARTA: Lo único que deseo, es que puedas seguir adelante con tu relación, que lo que pasó, no lo arruine. Y por supuesto que me encantaría que sigamos conectadas, pero no me interesaría que nadie del sindicato lo sepa, no por ocultarles nada, yo estoy ya más allá del bien y del mal, solo para que no llegue a oídos de Carlos, y se le ocurra preguntarme algo sobre tu vida, creo que lo mejor será que pronto encuentre otra secretaria y se olvide definitivamente de vos.

-PATRICIA: Gracias Mary! Te quiero mucho!

-MARIA MARTA: Yo también mi chiquita!

Esa conversación con María Marta, me hizo muy bien, con sus palabras, le puso algo de claridad, a lo que venía sintiendo, y eran tal cual las que me había dicho Martina las veces que habíamos hablado.

¿Podría enterrar en lo más profundo de mi ser este error cometido y seguir adelante mi relación con Pablo?

¿Podría con eso?...


Pablo

Mi situación emocional,  estaba tan alterada por lo que pasó con Fernanda, la muerte de mi hermano y la novedad de mi sobrina, que me costaba llevar el peso de mi infidelidad,  intenté por todos los medios, dejarla en segundo plano, pero supongo que mi naturaleza o mi concepción de las cosas, no me lo permitía. El fin de semana largo del primero de mayo, ya tenía tomada la decisión de blanqueárselo a Patricia,  solo tenía que decidir el momento, pero ese día estaba cerca.

El sábado por la noche, me desperté oyendo hablar a Patricia, en el sueño se la oía cómo angustiada y decía algo así : " se lo tengo que contar, se lo tengo que contar, él lo tiene que saber" y algo más qué no pude entender. Después de eso me volví a dormir.

Mientras desayunábamos, le pregunté a Patricia por el sueño, pero me dijo no recordar nada de lo que había soñado.

Ese fin de semana a pesar de no trabajar y estar los dos en casa, no hicimos el amor, creo que ninguno de los dos tuvo la necesidad de encontrarnos sexualmente.

El lunes feriado, le hice una videollamada a Lorena para hablar con ella y con Sara y para que se conocieran con Patricia.

El "Hola tío, te extraño" de Sara, hizo que se me escaparan un par de lágrimas y sentí a Patricia,  apretarme la mano, también hubo un "hola tía" que me conmovió.

Hablamos más de media hora, hasta la hora del almuerzo, con Patricia les dijimos que ni bien pudiéramos las iríamos a visitar, y también,  les dijimos que cuando quisieran, también ellas se vinieran para Mar del Plata.

-PATRICIA: Sara es un tesoro!

-PABLO: Realmente! esa hermosura de nena me compró!

- PATRICIA: Ya lo creo! Podríamos pensar en ir en las vacaciones de invierno, ¿qué decís?

-PABLO: Si, estaría buenísimo! Ahí entenderías porque estoy tan embobado con esa criatura!

Últimamente, no estaba con mucha voluntad para el trabajo, pero por suerte esa era una semana corta.

El martes fuimos a trabajar como todos los días, en la empresa me surgió una complicación de último momento, y salí más tarde, le mandé un mensaje a Patricia avisándole, para que no se preocupara, llegué a casa cerca de las siete de la tarde, tomamos sólo unos mates, mientras le contaba a Patricia lo que pasó en la empresa. Mientras yo me fui a dar un baño, ella se puso a preparar la cena.

Esa noche me volvió a despertar Patricia, hablando en sueños, esta vez no pude entender lo que decía, pero al igual que la vez anterior, se la oía como angustiada.

-PABLO: Anoche volviste a soñar, me desperté escuchándote hablar, pero no pude entender lo que decías, ¿estás durmiendo bien?

-PATRICIA: Hace algunas noches que no duermo bien, y me he despertado varias veces de madrugada, quizás hable con la doctora y le pregunte si será necesario tomar algo para descansar bien.

-PABLO: No sería mala idea, de paso que te controle la medicación para ver si está bien la dosis que estás tomando!

-PATRICIA: Si, tenés razón! Esta semana voy a sacar un turno para verla!

Pero desgraciadamente, eso que tanto me preocupó siempre desde que estoy con ella, pasó ese miércoles tres de mayo por la tarde, ese llamado desde el teléfono de Pato, esa voz de hombre, avisándome desde la clínica, que había tenido una crisis, y que estaba en observación.

Salí volando de la empresa, y al verla me quería morir, tenía puntos en la cabeza y una venda en el brazo, no pude sino largarme a llorar al verla inconsciente en la camilla.

Una mezcla de sensaciones, se me vinieron encima, hasta me culpé por lo que había hecho, como si aquello tuviera algo que ver, pero todo en mi cabeza era un quilombo, sólo quería que despertara, mirarla a los ojos y decirle que todo estaría bien!

Por suerte estuve ahí cuando despertó, el médico que la atendió, ya me había contado lo que pasó.

Después de unos estudios y unos análisis, nos pudimos ir para casa.

Se recostó en nuestra cama, y fui a preparar la cena.

No podía más! No me podía guardar lo que pasó! Pero éste no era el momento, iríamos a la doctora, para ver si necesitaba un ajuste en la medicación.

Mi confesión tendría que esperar algunos días más! Imaginando lo que iba a pasar, después de que yo le contara mi infidelidad, necesitaba que ella estuviera bien de salud, de lo contrario me sentiría aún peor!

Mientras preparaba la cena, pensé que quizás me vendría bien, ayuda profesional, no sé, hacer terapia, un psiquiatra o directamente, internarme en un loquero, porque mi cabeza no daba para más!

Al día siguiente, Patricia no fue a trabajar, y por la tarde fuimos a ver a la doctora, nos había dado un entreturno, al explicarle de su crisis.

Con lo que le contó Patricia que venía sintiendo, y lo mal que había estado durmiendo, le subió un poco la medicación y le agregó, por al menos quince días, una pastilla para dormir y le dio una licencia de siete días, para que descanse.

A partir de esa crisis, Patricia decayó en su ánimo, supongo que por volver a tenerlas, después de tantos meses.

Fue entonces que decidí que hasta que no estuviera mejor de salud, no le contaría lo que pasó con Fernanda.

Después de unos días de arrancar con la pastilla para dormir, le daba sueño temprano, incluso a veces mientras cenábamos, se le caían los ojos, pero por suerte dormía toda la noche.

Ya mucho mejor, incluso de ánimo, el lunes quince volvió a trabajar.

Nuestros días habían vuelto casi a la normalidad salvo nuestra sexualidad, que había caído en un punto muerto.

Para fines de mayo, yo ya no aguantaba más, mi humanidad me pedía a gritos, sincerarme con ella, contarle todo, y contemplada la posibilidad de la separación, me llegué a imaginar, yéndome de casa, a dormir a algún hotel y pensando un futuro sin ella, yo no pude perdonar, lógico sería, que ella tampoco lo haga...


Patricia

Aunque buscaba por todos los medios, dejar atrás lo que había pasado con Carlos, no conseguía hacerlo, esa noche que hablé en sueños, aunque durante el desayuno, le dije a Pablo que no recordaba lo que había soñado, sabía perfectamente el sueño que me atormentó esa noche, recuerdo en el sueño, verme sentada en el sillón de casa, y casi a los gritos y llorando, diciéndome a mí misma que le tenía que contar lo que había pasado, que lo tenía que saber.

Supongo que la crisis de ese miércoles, tuvo que ver con lo mal que venía durmiendo.

Abrir los ojos en la clínica, y ver a Pablo, me trajo imágenes a la cabeza, como que ya le había contado todo y a pesar de eso él seguía a mi lado, pero supongo, que la confusión por la crisis, me ponía esas cosas en la cabeza.

Al volver a casa, recostada en la cama mientras Pablo preparaba la cena, mi cabeza no paraba, embarazada! A partir de esa noticia, la incertidumbre se apoderó de mí, y no pude sino hacer cuentas y pensar, y darme cuenta que cualquiera de los dos podría ser el padre de mi hijo.

Según lo que me había dicho el médico, el tiempo de gestación, coincidía con la fecha en que estuve con Carlos en Brasil y días después con Pablo en casa. ¿Cómo podría explicar esto? ¿Cómo decirle a Pablo, qué además de serle infiel, el hijo que estaba esperando, podría no ser de él? Y me sentí la peor de todas! ¿En qué madre me convertiría, si no estoy segura de quién es el padre? Maldije la hora, en que decidí entrar al sindicato, nada de esto hubiera pasado, y mi vida con Pablo sería muy diferente, incluso en este momento, estaríamos compartiendo la felicidad de tener un hijo!

Y después de ver, la ternura de Pablo con su sobrina, no pude sino imaginar, lo feliz que sería con un hijo! La puta madre! La puta madre! La puta madre! Que mierda soy! Algo que tendría que ser pura felicidad y un símbolo de nuestra unión y nuestro amor, se transformó en un mar de dudas!

No tuve el coraje, en la consulta con la doctora, de comentárselo delante de Pablo, la llamé por teléfono al día siguiente y tuve que sincerarme con ella, y me dio las indicaciones a seguir con la medicación.

Necesitaba hablar con alguien, las personas que estaban al tanto de lo ocurrido con Carlos, eran Martina y María Marta, y lo hice con ambas.

Ese viernes mientras Pablo estaba en el trabajo, hablé por teléfono con Martina.

-MARTINA: Hola Pato cómo va todo!

-PATRICIA: Necesito contarte algo, que lo cambia todo!

-MARTINA: ¿Qué pasó?

-PATRICIA: Estoy embarazada!

-MARTINA: Qué bueno boluda!

-PATRICIA: Esperá, el tema es que por lo que me dijo el médico, estoy de entre cinco y siete semanas!

-MARTINA: ¿O sea?

-PATRICIA: Es que para esa fecha es cuando estuve con Carlos y días después con Pablo!

-MARTINA: Nooo boluda! ¿No se cuidaron con Carlos? ¿Eso quiere decir que cualquiera de los dos puede ser el padre?

-PATRICIA: Si boluda! Me quiero morir! ¿Cómo le digo a Pablo, no solamente que me acosté con Carlos, si no que estoy embarazada y no estoy segura de quién sea el padre?

-MARTINA: Ay Pato! La puta madre! Que quilombo!

-PATRICIA: Y todo por un polvo de mierda!

-MARTINA: Tranquilizate! Tenés que pensar muy bien lo que vas a hacer!

-PATRICIA: Es que no se qué hacer! ¿Le digo a Pablo que va a ser padre? ¿Y si es de Carlos? Tengo un quilombo en la cabeza! No sé qué hacer!

-MARTINA: ¿Hablaste con Carlos? ¿Se lo pensás decir?

-PATRICIA: Todavía no lo sé, pero supongo que se lo voy a tener que decir, me enteré el miércoles, tuve una crisis en el colectivo y me llevaron a una clínica, ahí me hicieron estudios y el médico me lo dijo cuando me llevaba a hacerme una tomografía, por suerte no lo dijo delante de Pablo.

-MARTINA: Se complicó todo! Una cosa es ocultar un polvo, pero un embarazo es más complicado, si llega a ser de Carlos, no le podés hacer creer a Pablo que es el padre!

-PATRICIA: No podría vivir con eso!

-MARTINA: Averiguá por las pruebas de paternidad durante el embarazo, creo que hay laboratorios que las realizan, si llega a ser de Pablo, con Carlos habrá sido solo un polvo, pero si es de Carlos, creo que se va a terminar la relación, no lo veo a Pablo asumiendo la infidelidad y criando un hijo de otro hombre, no sé si algún hombre haría eso!

-PATRICIA: Tenés razón!

-MARTINA: Yo te diría que primero lo hables con Carlos, con el no estás implicada y quizás acepte hacer la prueba de paternidad!

-PATRICIA: Eso es lo que voy a hacer, esa prueba prefiero hacerla con él, y según el resultado, ver cómo sigo. Qué quilombo, la puta madre!

-MARTINA: Por favor, teneme al tanto! Llamame cuando quieras, a cualquier hora!

-PATRICIA: Si Marti, te tengo al tanto! Gracias corazón! Gracias por estar siempre pendiente de mí, sos un amor! Siempre lo fuiste!

La conversación con Martina me dejó hecha bolsa, tiene razón, no puedo callar esto, pero no sé si tengo la fuerza para quedarme sola y embarazada, pero me lo tendría merecido.

También la llamé a María Marta para encontrarnos, y lo hicimos al día siguiente pasado el mediodía en un café cercano al sindicato.

-PATRICIA: Hola Mary, ¿Cómo estás?

-MARIA MARTA: Hola chiquita! Me da mucho gusto verte, aunque no sé si lo que me vas a contar, va a ser muy lindo.

-PATRICIA: ¿Tanto me conocés?

-MARIA MARTA: Es que se te nota la preocupación en la cara!

-PATRICIA: Mas que preocupada, estoy desesperada!

-MARIA MARTA: Contame que pasó!

-PATRICIA: El miércoles, cuando volvía del jardín, tuve una crisis en el colectivo y me llevaron a una clínica, como estaba inconsciente, me hicieron unas pruebas para después hacerme unos estudios.

-MARIA MARTA: ¿Y qué pasó?

-PATRICIA: Estoy embarazada!

-MARIA MARTA: Ay chiquita mía! Y si estás tan preocupada, debe ser porque cualquiera de los dos puede ser el padre!

-PATRICIA: Si Mary! Estoy re mal! No sé qué hacer! Esa noche con Carlos no nos cuidamos!

-MARIA MARTA: ¿Las fechas coinciden?

-PATRICIA: Según lo que me dijo el médico coincide con los días que estuvimos en Brasil, y días después de llegar lo hice también con Pablo! Me quiero morir Mary!

No pude evitar las lágrimas, y María Marta se sentó a mi lado y me abrazó.

-MARIA MARTA: Ahora si se complicó la cosa! ¿Tenés pensado algo?

-PATRICIA: Hablando con una amiga, me dice que se pueden hacer pruebas de paternidad durante el embarazo!

-MARIA MARTA: De ser así, tendrías que hacerla con Carlos, si lo hacés con Pablo, es lo mismo que decirle que le fuiste infiel.

-PATRICIA: Ya lo sé! el tema es que tendría que volver a hablar con Carlos y encima para decirle esto! ¿Y qué pasa si es de él?

-MARIA MARTA: Irremediablemente, tu matrimonio se termina! Pero respecto del bebé, si es de Carlos, no te va a dar la espalda.

-PATRICIA: ¿Vos creés?

-MARIA MARTA: Estoy segura!

También tenés una tercera opción, el aborto, pero como mujer y como madre, no te lo aconsejaría jamás, puede que sea una solución en este momento y que te permita ocultar todo lo que pasó, pero tarde o temprano te va a impactar en tu persona y en tu conciencia. Pero eso es una decisión muy personal.

-PATRICIA: Esa idea nunca se me pasó por la cabeza, no importa quién sea el padre o si mi matrimonio se termina, mi hijo va a nacer y voy a ser la mejor madre que sea capaz de ser!

-MARIA MARTA: Estoy segura de eso! Yo te diría que lo hables primero con Carlos, seguramente acceda a la prueba de paternidad, y de acuerdo a como salga el resultado, ves que hacer después!

-PATRICIA: Te juro Mary que te siento como la madre que no tengo! Gracias por entenderme y por hacerme ver las cosas! Estoy tan confundida!

-MARIA MARTA: Tenés que tratar de estar tranquila, sobre todo por el bien del bebé, ¿Lo sabe tu neuróloga?

-PATRICIA: Fuimos a verla ayer con Pablo, pero no se lo pude decir en ese momento, la llamé esta mañana y le tuve que blanquear la situación! Y ya me dijo todo lo que tengo que hacer! Y me recomendó comenzar terapia.

-MARIA MARTA: Creo que te haría muy bien, ahora te voy a pasar el teléfono de una amiga que es muy buena!

-PATRICIA: Por favor! Tengo que hacer algo! No puedo más con esto!

-MARIA MARTA: Lo que tenés que hacer es estar tranquila!

-PATRICIA: Gracias Mary!

-MARIA MARTA: Tengo que volver al sindicato! Llamame cuando quieras! Y teneme al tanto! Un último consejo, si hablás con Carlos que no sea en el sindicato!.

La semana siguiente, le mandé un mensaje a Carlos, diciéndole: “Hola Carlos, necesito que nos veamos, pero no en el sindicato, el día que puedas, tiene que ser entre las trece y las quince o quince treinta” . Al momento me contestó: “Hola Patricia, el día que vos quieras, solo decime la hora y el lugar y ahí estaré”

Decidí que fuera pronto, “Mañana a las trece en el café de Hipólito Irigoyen y Falucho” y su respuesta fue, “Ahí estaré”

Salí del jardín y me fui caminando hasta el café, llegué quince minutos antes de la una, me senté en una mesa sobre una de las ventanas que dan a la calle, para que pueda verme antes de entrar.

A la una en punto, lo vi bajar de un taxi, me vio antes de entrar y cuando lo hizo se sentó frente a mí en la mesa.

-CARLOS: Hola Patricia! ¿Cómo estás?

-PATRICIA: Aquí voy! ¿Vos?

-CARLOS: La verdad, sorprendido por tu llamada, realmente no la esperaba!

-PATRICIA: Yo tampoco!

-CARLOS: En realidad necesitaba que hablemos, la última vez que nos vimos, me quedé muy mal, muy mal por vos y por las consecuencias de lo que pasó, sentía la necesidad de pedirte perdón por haber sido partícipe de aquello y por las consecuencias que tuvo.

-PATRICIA: De todas formas, era necesario para mí, dejar de trabajar en el sindicato.

-CARLOS: ¿Cómo están las cosas con tu esposo?

-PATRICIA: Por el momento bien, todavía no he sido sincera con él,  no he podido contárselo, pero hay algo que complica aún más mi situación con Pablo.

-CARLOS: ¿Qué es eso que te complica?

-PATRICIA: El miércoles pasado, tuve una crisis, volviendo del jardín, me caí en el colectivo y me abrí la cabeza, me tuvieron que dar puntos.

-CARLOS: Cuanto lamento oír eso!

-PATRICIA: El colectivero me llevó a la clínica Pueyrredón, me cosieron, y me hicieron unos análisis, electro y tomografía.

Y en ese momento me largué a llorar, no lo podía mirar a la cara y Carlos tomó mi mano.

-CARLOS: No llores por favor! Contame Qué pasó!

Tuve que esperar un momento, se me hizo un nudo en la garganta y no podía hablar.

-CARLOS: Tranquila! Respirá!

Tarde un momento en poder hablar.

-PATRICIA: Me hicieron unos análisis y cuando el médico me llevaba para hacerme la tomografía me dijo que estoy embarazada, cuando le pregunté de cuánto tiempo de gestación, me dijo que entre cinco y siete semanas, y haciendo cuentas, coincidía con el viaje a Brasil, y con las relaciones que tuve con Pablo al volver. Te imaginarás como estoy, no solo le fui infiel, sino que cualquiera de los dos puede ser el padre, esa noche en Brasil no nos cuidamos. No sé qué hacer Carlos!

-CARLOS: Si es por eso tranquila Pato, el hijo qué esperás es de Pablo!

-PATRICIA: ¿Cómo podes estar seguro, esa noche no nos cuidamos?

-CARLOS: Porque hace años, decidí no tener hijos, y me hice una vasectomía!

Aquella confesión de Carlos, por un lado me dio una tranquilidad que necesitaba, pero de todas formas, sí Pablo se entera de mi infidelidad, y saca cuentas, seguramente tendrá esa duda.

Si en algún momento tengo que ser plenamente sincera con él, no puedo mentirle, diciendo que con Carlos nos cuidamos, él sabe perfectamente, qué cuando me fui a Brasil, no me había vuelto a colocar el DIU.

De todas formas la verdad me seguía complicando, aunque un poco menos, sabiendo que el hijo que espero es del hombre que amo, a pesar de haberle sido infiel.

-PATRICIA: Perdón Carlos, pero la incertidumbre me estaba matando.

-CARLOS: No tengo nada que perdonarte, al contrario me dio mucho gusto verte, aunque en otras circunstancias, y aunque no lo creas, sin vos, ser secretario general, no es lo mismo, ya nada es lo mismo. No paro de extrañarte pero creo que es mejor así, vos tenés que tratar de reencauzar tu vida con tu esposo, y que el error que cometimos en Brasil quedé en el pasado. De corazón deseo que puedas solucionar todos tus problemas, y de ser así, me gustaría que me envíes aunque más no sea un mensaje diciéndome tan solo que todo está bien, para poder quedarme tranquilo y sentir que lo que pasó, no haya echado a perder tu relación con tu esposo.

-PATRICIA: Gracias Carlos, ya me tengo que ir!

-CARLOS: Yo tomo un taxi, ¿querés que te alcance a algún lado?

-PATRICIA: Te agradezco, necesito caminar y pensar.

Nos despedimos en la puerta del café, con un beso como de amigos, y fui caminando hasta casa.

Por un lado tenía la tranquilidad de saber que el hijo era de Pablo, pero por el otro todavía en mi interior, me atormentaba la infidelidad.

Lo primero que hice al llegar a casa, fue Llamar a Martina para contarle, se alegró mucho, y me dijo que ahora sí se lo contara a Pablo.

A pesar de la seguridad de qué el hijo que espero es de Pablo, aún no sabía si contárselo.

Pero como decía mi madre, cuando las cosas están mal, siempre pueden estar peor.

Aquel primer viernes de junio, Pablo llegó del trabajo, traía una cara diferente, lo espere con el mate preparado, y mientras tomábamos unos mates, podía ver su expresión y su mirada, no era la de siempre, y algo me empezó a preocupar.

Pero cuando me dijo que necesitábamos hablar, una angustia se apoderó de mí, y lo primero que pensé es que estaba al tanto de lo que pasó con Carlos, y haciendo una rápida asociación, la primera persona que se me cruzó por la cabeza, fue Clara, ¿podría ser tan hija de puta de contarle a Pablo lo de Carlos? La respiración se me agitó, el corazón me latía a mil y hacía esfuerzos por no llorar.

Pero momentos después, con una angustia qué no le conocía y con los ojos brillosos, me confesó que en la noche de su cumpleaños, se había acostado con otra mujer.

Me paralicé, me largué a llorar, se me cerró la garganta y no pude articular palabras, solo hablo él, y con lágrimas en los ojos, dijo que ni siquiera se animaba a pedirme perdón por lo que pasó, que yo no merecía lo que me hizo, y qué, si él no había perdonado algo así, tampoco iba a pretender que yo lo perdone. Seguí llorando y sin poder decirle nada, lo vi salir de nuestra casa y el mundo se me vino abajo.

Ni siquiera tuve el valor para contarle todo, y luego de que se fuera, tampoco para llamarlo, estaba como bloqueada, me llené de miedo de solo pensar que lo nuestro se había terminado, me tiré en la cama a llorar, lloré y me maldije, me maldije y lloré. No sé hasta cuándo lloré, ni cuando me quedé dormida.

El sábado estuve todo el día en la cama, me levanté para comer algo y tomar la medicación. La casa sola se me venía encima, no sabía qué hacer, y lo primero que se me ocurrió fue llamar a Martina.

Hablamos llorando las dos por casi una hora, no podía parar de llorar.

Cortamos la comunicación, y me volví a llorar a la cama. No sabía qué hacer, no sabía cómo seguir la vida sin Pablo, y encima esperando un hijo suyo.

Martina me recomendó hablar con Pablo, contarle toda la verdad y ver si existía alguna posibilidad de un futuro juntos.

El domingo al mediodía, sonó mi teléfono, pensé que me llamaría Pablo, pero era Martina, qué me decía que estaba en Buenos Aires, se había tomado un avión para venir a estar conmigo, me pidió la dirección, y casi cinco horas después, estaba en casa.

Nos abrazamos y lloramos las dos un buen rato, le agradecí que estuviera conmigo en este momento, que no sabía para qué lado agarrar.

-MARTINA: No podía quedarme en Río sabiendo lo que te pasa!

-PATRICIA: No sé qué hacer, ¿qué voy a hacer sin Pablo?

-MARTINA: Tienen que hablar, un hijo lo cambia todo, aunque te parezca mentira, en el amor los caminos son insospechados, ambos se fueron infieles, y un hijo puede ser el camino para volver a estar juntos. Lo tenés que llamar!

En ese estado no sabía si podría hacerlo, el solo hecho de pensar en contarle que yo también le había sido infiel me abrumaba, me angustiaba y me hacía sentirme la peor de todas.

Martina me dijo que podía quedarse hasta el viernes, qué después tenía que volver para Rio de Janeiro porque el sábado era el cumpleaños de Felipe.

Le agradecí con el alma que estuviera conmigo estos días.

Como siempre, como desde hace tanto tiempo, Martina siempre estuvo en mis momentos difíciles.

En esos días se ocupó de mí, de que comiera, me sacaba a caminar para tomar aire, salíamos a tomar un café, o solo a conversar por la calle.

Su apoyo me tranquilizó un poco, y me hizo ver que lo mejor sería hablar con Pablo, cara a cara, sin ocultarnos nada, y después ver lo que pasa.

El miércoles le pedí a Martina que lo llamara a la empresa, pero le dijeron que había tomado vacaciones por problemas familiares! ¿Dónde estaría? ¿Cómo estaría?

Conociéndolo sabía que estaría tan mal como yo.

Le mandé dos mensajes, diciendo que necesitaba hablar con él, pero no los contestó, lo llamé por teléfono y tampoco me contestó.

Me preocupé, el no saber nada de él me ponía peor aún, lo imaginaba tan mal que necesitaba al menos escuchar su voz.

Conociéndolo estaba segura de que se estaría culpando por lo sucedido, pero tenía miedo de que algo le pasara, de que hiciera alguna locura.

Como una última manera de que me atienda, decidí enviarle un mensaje de audio, quizás escuchando mi voz, lograra que me responda, pero no hubo respuesta…


Pablo

Los primeros días de junio, había decidido hablar con Patricia, elegí el día viernes dos, sí todo se desmoronaba como lo imaginaba, al día siguiente no teníamos que ir a trabajar.

Llegué de la empresa a las cuatro y media de la tarde, Pato tenía el mate preparado, tomamos unos mates, hablando cosas del día, mientras yo juntaba coraje, para enfrentar lo que sería el fin de nuestra relación.

Tenía una mezcla de sentimientos, odio hacia mí mismo y la desazón de saber que todo acabaría con Patricia.

¿Cómo haría para seguir mi vida sin ella? Si, la sigo amando con locura, el dolor de pensar aquello, me entristeció de tal forma, que tuve que hacer fuerza para no llorar en ese momento.

Había decidido, ese mismo viernes, dejar nuestra casa, no podía pretender qué Patricia después de enterarse de mi infidelidad, quisiera que yo siga ahí con ella, y por supuesto, no pretendía su perdón, si hubiera sido a la inversa, supongo que en ese momento yo no hubiera querido estar con ella, Y probablemente no hubiera podido perdonarla.

El error era mío y tenía que afrontar las consecuencias, estaba decidido a irme, ni siquiera esperaría a que Patricia me lo dijera, mi traición no merecía su perdón, y no podía pretender que hiciéramos, como si nada hubiera pasado, tarde o temprano lo que pasó, afectaría nuestra relación.

Patricia noto mi cara y me preguntó:

-PATRICIA: ¿Estás bien amor? te veo con carita de preocupado!

-PABLO: Estoy preocupado!

-PATRICIA: ¿Qué te preocupa vida?

Y tomando aire mientras cerraba los ojos, tomé coraje y le dije:

-PABLO: Pato, Necesito que hablemos!

-PATRICIA: Sí mi amor ¿sobre qué?

-PABLO: Sobre algo muy delicado y qué irremediablemente va a afectar nuestra relación!

A Patricia se le transformó la cara, ¿acaso imaginaba lo que estaba por contarle? ¿Sospechaba algo? ¿Se habría enterado por alguien más? ¿Alguien me había visto irme con Fernanda?

-PABLO: ¿Qué pasa mi vida?

Tragué saliva, la cara de Patricia era entre angustia y sorpresa, y comencé a hablar.

-PABLO: Tengo que contarte algo, que lo tendrías que haber sabido desde hace tiempo, pero no tenía el coraje de decírtelo…

Hice una pausa para empezar a decir lo que ya no podía ocultar y que desembocaría en una ruptura.

-PABLO: Mientras estabas en Brasil, la noche del día de mi cumpleaños, me fui de la cervecería con una mujer y terminé en la cama con ella.

Patricia me miraba con cara de asombro, con lágrimas brotando de sus ojos, y no me decía nada, solo me miraba.

-PABLO: No tengo justificación para lo qué hice, te traicioné, traicioné nuestra unión, traicioné tu confianza, no pretendo que me perdones, porque ni siquiera yo mismo puedo perdonarme, me siento el peor de todos, aquel que por algo igual, dejó a otra mujer. No merezco tu perdón, no merezco que me entiendas y tampoco merezco seguir a tu lado. Lo único que te puedo decir es que me arrepiento cada día desde qué pasó, me arrepiento porque no tendría que haber pasado y necesitaba que lo sepas, no me lo podía guardar y seguir engañándote.

Patricia seguía mirándome y llorando pero no me decía nada, aquella situación, ver su angustia, su dolor, su bronca, su odio o lo que fuera que estuviera sintiendo, me mataba en vida, verla así es lo último que hubiera querido.

Y entendiendo que ya todo estaba dicho, me levanté del sillón dirigiéndome a la puerta de casa, lo último que dije fue:

-PABLO: Lamento en el alma haberte hecho esto, no te lo merecés!

Y diciendo eso abrí la puerta de casa y salí llorando, por estúpido, por haber arruinado lo mejor que tuve en mi vida.

Me subí al auto, y di vueltas sin rumbo durante horas, compré varias cervezas para aturdirme, paré en una plaza y lloré como un chico.

En ese mismo momento hubiera deseado morirme…


Patricia

Mi cabeza seguía siendo un quilombo, pero era necesario hablar con él y poner todas las cartas sobre la mesa, lo imaginaba sufriendo y también imaginaba lo mal que estaría después de que supiera toda la verdad, enfrentar esa situación, me hacía estar muy nerviosa.

Con Martina hablamos mucho esos días, el viernes a las once de la noche tenía vuelo a Rio, se iría de casa a eso de las dos y media o tres de la tarde.

En los momentos en que me quedaba sola, no podía parar de pensar, miles de cosas se me venían a la cabeza, pero a pesar de mi infidelidad, también me recriminé a mi misma el haber sido tan egoísta. Sin ir más lejos, Martina se vino para estar conmigo en este momento, pero vuelve para el cumpleaños de Felipe, yo no hice eso, dejé a Pablo solo en su cumpleaños, puse por delante mis intereses, dejándolo solo. ¿Cómo no iba a terminar así? De solo pensar lo que debe haber sido ese día para él, me hacía sentir para la mierda, tendría que haber dejado de pensar en mí en ese momento, y no viajar, o hacerlo días después, que egoísta fui!

Y además está el tema del embarazo, Martina me decía cada vez que hablamos, que se lo tenía que contar, que eso podría hacer que las infidelidades pasen a un segundo plano, que tener un hijo nos pondría otras prioridades, que quizás podía ser la causa para volver a estar juntos. Pero en el fondo, necesitaba que para volver a pensar en estar juntos, teníamos que ser sinceros, con nosotros mismos.

La actitud de Pablo, me hacía ver claramente que estaba arrepentido de lo que había hecho, de lo contrario, ni siquiera me lo hubiera contado, como tantos hombres y mujeres que se acuestan con otras personas y sus vidas continúan como si nada hubiera pasado, no los embarga la culpa, lo toman como algo pasajero y ya.

Pero creo que pude ver el dolor en Pablo, pude ver el arrepentimiento, en su voz, en sus palabras, en su mirada, su mirada no miente, no buscó justificarse, ni buscó mi perdón solo se sinceró y me dijo que yo no merecía lo que me había hecho.

El embarazo me tenía muy asustada, la experiencia de perder mi primer embarazo y el sufrimiento posterior, me había marcado a fuego. Si hubiéramos planeado con Pablo, me hubiera costado tomar la decisión, creo que el temor a volver a pasar por lo mismo me hubiera frenado, pero ahora ya está, ya tengo a nuestro hijo en mi interior, y por eso necesito estar tranquila.

¿Si me da miedo lo que pueda pasar después de que Pablo sepa toda la verdad? Por supuesto que sí, pero pase lo que pase, seré la mejor madre que pueda ser, y tendré todas las precauciones y cuidados que sean necesarios, para que mi bebé nazca sano, y si lo tengo que hacer sola, pues así será. Tengo que hacerme cargo de mis errores y asumir las consecuencias.

Había sacado una licencia en el jardín, al ser epiléptica el embarazo era de riesgo y me correspondía licencia, a diferencia del embarazo anterior, la neuróloga, me quitó las pastillas para dormir y me bajó la dosis de anticonvulsivo a la mínima dosis útil para mi caso. Me aconsejó un buen descanso nocturno, una buena alimentación, nada de tabaco, nada de alcohol y actividad física específica para embarazadas. Es decir una vida normal, pero en casa, sin alteraciones.

Lo que por supuesto en este momento, no era nada fácil, tenía por delante una situación que podría cambiar radicalmente mi vida

-MARTINA: Pato, tenés que tratar de enfocarte en el bebé, ya sé que lo que pasa entre vos y Pablo te tiene muy mal, pero pensá en tu bebé, pase lo que pase con Pablo, tu bebé seguirá ahí, y tiene que ser lo más importante para vos. Sé que es difícil separar las cosas, pero él tiene que ser tu prioridad, las cosas pueden no salir bien con Pablo, pero tu hijo te va a acompañar siempre, luchá por él.

Entiendo que no fue planeado, pero existe, ahí está y es una parte tuya.

-PATRICIA: Es lo que vengo pensando, no sé cómo van a resultar las cosas con Pablo, si te soy sincera, en otro momento, hasta me hubiera sentido como el culo por su infidelidad y lo hubiera mandado a la mierda, pero aunque parezca retorcida, me siento en algo aliviada en no haber sido yo, la única infiel, pero hay que ver como se lo va a tomar Pablo, quizás se termine todo de todas formas.

-MARTINA: Eso no lo podés saber, hasta que no hablen los dos y vean que les pasa.

El jueves mientras tomábamos unos mates, sonó un mensaje en mi teléfono, me levanté a buscarlo pensando que sería de Pablo, pero era de María Marta, preguntándome como estaba, cruzamos un par de mensajes y al rato volvió a sonar, pensando que era ella que había olvidado decirme algo, agarré el teléfono y se me paró el corazón, un mensaje de Pablo que me hizo saltar las lágrimas.

Martina me miró y lo supo al instante.

-MARTINA: ¿Pablo?

-PATRICIA: Si! Mirá!

Y girando el teléfono, le mostré su mensaje.

-MARTINA: Decile que venga mañana después que yo me voy, así pueden hablar tranquilos! No lo dejes pasar! Tienen que hablar! No seas boluda y decile que venga mañana!

-PATRICIA: Me mandó un beso!

-MARTINA: ¿Y por qué no habría de hacerlo? Estoy segura que te sigue amando!

Respondí el mensaje, estaba muy nerviosa, las cartas estaban echadas, mañana sería el día del encuentro, para un nuevo comienzo de los dos o para el final de nuestra relación y el comienzo de una vida sin él, solo mi bebé y yo…

Continuará…