Los intrincados caminos de un amor (16)

Los intrincados caminos de un amor Capítulo 16

Los intrincados caminos de un amor

Capítulo 16

Patricia

Entré a casa, dejé la maleta junto a la puerta, la mesa estaba preparada y en ese momento apareció Pablo desde la cocina, corrí a abrazarlo, la culpa me invadió y no pude evitar las lágrimas.

-PATRICIA: Hola mi cielo! Cuanto te extrañé mi vida!

-PABLO: Hola mi amor! No sabes yo!

El abrazo fue interminable, no lo quería soltar, necesitaba tenerlo pegado a mí. Todo cuanto había hecho, me hacía sentir que lo perdía y eso era inevitable.

-PABLO: Ya va a estar la comida!

-PATRICIA: ¿Tengo tiempo de darme una ducha?

-PABLO: Claro que sí! yo termino de preparar todo!

Fui a nuestra habitación, me saque la ropa y me metí al baño, mientras me daba una ducha, traté de serenarme, de pensar y decidir qué hacer. Me puse solo una bombachita y una remera larga que uso para dormir.

La cena estuvo estupenda, traía mucha hambre y Pablo se había esmerado en esperarme.

Durante la cena, le conté infinidad de cosas, del congreso, de Martina y Felipe, del hotel, lo apabullé!

Antes de las doce, nos fuimos a la cama, los dos trabajábamos al día siguiente, ya desarmaría la maleta y le daría los regalos a Pablo,

Lo único que quería, era abrazarlo y dormir junto a él, esa noche no nos reencontramos en la cama, no me daba el cuerpo ni la cabeza, el viaje y la tensión, me habían dejado de cama.

Nos acostamos, necesitaba que Pablo sintiera todo mi amor y me abracé a él, cerré los ojos pero no dormía, me quedé pensando hasta que escuché la respiración pausada de Pablo, se había dormido ya.

Mi cabeza era un lío, aunque quería enterrarlo, las imágenes venían una tras otra a mi cabeza, Carlos, las locuras con Clara, no podía dejar de pensar en lo mierda que me sentía, ¿cómo pude ser tan hija de puta? ¿Y ahora?

No sé cuánto tiempo estuve despierta, horas supongo, porque cuando sonó la alarma de Pablo, parecía que recién me había dormido, ya tendría tiempo en la tarde de dormir un poco.

Desayunamos juntos y Pablo me llevó al jardín.

Estaba cansada, por el viaje, por la tensión y por no haber dormido bien.

En el viaje de regreso le había dicho a Carlos que esa semana no iba a ir al sindicato, necesitaba tiempo para pensar, para aclarar mi cabeza y tomar una decisión.

Al salir del jardín, no quise volver en colectivo y me tomé un taxi hasta casa.

Comí algo y me tiré en el sillón, mi cabeza no paraba de pensar, me quería dormir pero no podía.

Como a las cuatro de la tarde, me llamo Martina para ver cómo había ido todo, le conté del viaje y la llegada y el encuentro con Pablo, y que hasta ahora iba todo normal, pero yo no estaba normal.

Después de cortar con Martina, me puse a desarmar la maleta, puse ropa a lavar y dejé preparados los regalos para Pablo, le había traído unas cervezas, un perfume que había comprado en el aeropuerto, una camisa, chocolates, un par de zapatillas, tres remeras y conjuntos de ropa interior para estrenar juntos. Necesitaba descansar, esa noche me quería encontrar con Pablo, necesitaba sentirlo y que me sienta.

Cuando Pablo llegó, se sorprendió de encontrarme, me pregunto si no tenía que ir al sindicato, y le dije que me tomaba la semana, para descansar y estar con él.

Su cara me lo dijo todo, lo vi feliz, y en parte me sentí feliz también.

Todavía no decidí, si seguir o no con el trabajo del sindicato, pero la decisión la iba a tomar esta semana, aunque en el fondo sabía que sería muy difícil seguir allí.

Los regalos le encantaron, todo le quedaba bien, pero me dijo que estaba loca por haberle traído tantas cosas.

Esa noche nos encontramos con Pablo, creo que los dos lo necesitábamos, no fue una noche loca, pero hicimos el amor como hacía tiempo no lo hacíamos, suave, lento pero sintiéndonos, necesitaba sentirlo, necesitaba el íntimo contacto con él.

El miércoles por la tarde, al llegar Pablo del trabajo, mientras tomábamos unos mates, me dijo que el viernes tenía que ir a Buenos Aires con don Mario, tenían que firmar un contrato con una exportadora, y que volverían el sábado por la noche.

Me dijo que no estaba a gusto con ese viaje, que estando yo en casa, no se quería ir.

Por un lado también lo lamenté, pero por otro necesitaba aclarar mi cabeza para saber que hacer y ese tiempo me vendría bien.

Ese viernes Pablo me dejó en el jardín, al llegar a la empresa se iban para Buenos Aires, en un auto de la empresa.

Esa semana Martina me llamo todos los días, hablamos mucho y ella fue la primera en enterarse, de qué dejaría el trabajo en el sindicato, ya lo había decidido. A su regreso se lo contaría a Pablo, y seguramente se pondría feliz.

Como solía hacer yo en mis viajes, Pablo me llamó durante el trayecto en la ruta y cuándo llegaron a Buenos Aires.

Me volvió a llamar el sábado en la mañana, y después del mediodía, diciéndome que almorzaban y emprendían el regreso.

Como a las dos de la tarde, me volvió a sonar el teléfono, era Pablo nuevamente.

-PABLO: Hola amor, llamaba para avisarte, que se nos quedó el auto cuando salíamos de Buenos Aires, ahora estamos esperando al Auxilio.

-PATRICIA: Ay mi cielo, qué garrón, ¿y ahora?

-PABLO: Veremos qué dice el Auxilio!

-PATRICIA: ¿Y están en la ruta?

-PABLO: No, se nos quedó en la autopista a la altura de Avellaneda.

-PATRICIA: Por favor, tengan cuidado! Teneme al tanto mi vida!

-PABLO: Quedate tranquila ni bien tenga novedades te aviso!

No me quedé tranquila, ya quería tenerlo de vuelta.

Eran más de las cuatro y no me había vuelto a llamar, ya me estaba poniendo nerviosa.

El llamado llegó a las cuatro y cuarto.

-PABLO: Hola amor, malas noticias, tiene un problema en el motor, y hay que llevarlo a un taller, Armando ya consiguió un taller y la grúa nos lleva hasta ahí. Te dejo que nos tenemos que ir.

-PATRICIA: Por favor teneme al tanto!

-PABLO: Si corazón,  quedate tranquila, yo te aviso!

A eso de las seis de la tarde, me volvió a llamar.

-PABLO: Hola Pato, el auto está cagado, hace falta un repuesto, que hasta el lunes en la mañana no se puede conseguir, y don Mario ha decidido que nos quedemos aquí hasta el lunes, la puta madre!

-PATRICIA: Bueno mi cielo, tranquilo! por suerte no se quedaron en la ruta, hubiera sido más complicado y peligroso!

-PABLO: Ya conseguimos un hotel cerca de acá y nos vamos en un taxi.

-PATRICIA: Bueno mi cielo! Hace tranquilo y cuando puedas me llamas.

Nos despedimos y me fui a hacer compras para prepararme algo para la cena.

El estar sola, irremediablemente me hacía pensar en lo ocurrido, cuando estoy con Pablo, trato de no pensar, de poner mis cinco sentidos en él. Para tratar de poner otras cosas en mi cabeza, encendí la compu y me puse a mirar fotos nuestras, de nuestras salidas, del viaje a Córdoba, algunas fotos viejas y no pude sino ponerme a llorar, ¿cómo pude ser tan estúpida?

En eso estaba, cuando sonó mi teléfono, creí que era Pablo, pero al ver la pantalla, vi que era Clara, en un primer momento no sabía si atenderla, no sabía si contarle lo que pasó, y entre tantas dudas el teléfono dejó de sonar. ¿Estaría bien contarle a Clara lo que pasó?

Mi decisión de dejar el sindicato ya estaba tomada, tarde o temprano se enteraría que ya no trabajo con Carlos, y probablemente ataría cabos.

Decidí que si volvía a llamar, se lo contaría, con la única condición de que no lo hablará con nadie.

Pasadas las  ocho, me puse a preparar la cena, algo simple, no iba a cocinar mucho para mí sola.

Volvió a sonar el teléfono y esta vez era Pablo, me llamaba desde el hotel contándome que salían a cenar los tres y que al volver de la cena me volvía a llamar.

Terminada la llamada con Pablo, segundos después volvió a sonar, creí que Pablo se había olvidado decirme algo, pero era una nueva llamada de clara, que esta vez decidí atender.

-PATRICIA: Hola Clara ¿cómo estás?

-CLARA: Hola hermosa! Me tenés abandonada! Contame cómo te fue en Brasil!

-PATRICIA: Quizás sea un tema para hablarlo en persona, pero como estamos lejos mejor hablamos por acá!

-CLARA: Por tu voz, creo que algo no anda bien!

-PATRICIA: Pasó algo que no tendría que haber pasado, y lo vas a saber antes que otras personas,

-CLARA: ¿Qué pasó? ¿Tiene que ver con Carlos?

-PATRICIA: Sí, y por lo que pasó voy a dejar el sindicato!

-CLARA: ¿Cómo? ¿Qué pasó?

-PATRICIA: Como una pelotuda, me dejé llevar y terminé en la cama con Carlos!

-CLARA: Jodeme boluda! ¿Cómo pasó?

-PATRICIA: Los detalles te los contaré en otro momento, pero terminamos en mi habitación del hotel!

-CLARA: Ay boluda! No te puedo creer! ¿Y cómo estás?

-PATRICIA: Para la mierda! Tengo flor de quilombo en la cabeza!

-CLARA: ¿Te pasa algo con Carlos?

-PATRICIA: No boluda! Ni por asomo! Como una pelotuda me dejé llevar por la calentura y pasó!

-CLARA: ¿Y con Pablo?

-PATRICIA: Con Pablo bien, hasta ahora como siempre! Ahora está en Buenos Aires, tenía que volver hoy, pero se les rompió el auto y vuelve el lunes.

-CLARA: ¿Y se lo pensás contar a Pablo? No seas boluda, no arruines lo que tienen por nada.

-PATRICIA: No se qué hacer, sé que si se lo cuento, nuestra relación se va al carajo, pero no sé cuanto voy a poder vivir con esto!

-CLARA: No te hagas la cabeza! Si no sentís nada por Carlos, dejá atrás lo que pasó, y mirá para adelante! No dejes que eso te cague la vida con Pablo!

-PATRICIA: No sé, por lo pronto, tengo que hablar con Carlos para decirle que voy a dejar el trabajo, y a Pablo le diré que me cansé de eso y que quiero estar más tiempo en casa.

-CLARA: Creo que va a ser lo mejor! Conociéndote, sé que verlo constantemente, no te va a permitir dejar atrás lo que pasó! Hacés bien!

-PATRICIA: Creo que es lo mejor!

-CLARA: Viendo cómo estás, creo que también tengo parte de la culpa, te estuve metiendo fichas todo este tiempo y eso me hace sentir terrible, creo que fui muy egoísta con vos, y me dejé llevar por lo que yo quería sin pensar en vos.

-PATRICIA: La culpa es solo mía, tendría que haber sido lo suficientemente cuerda, para saber que estaba jugando con fuego y que me podía quemar, pero fui muy boluda y me terminé quemando!

-CLARA: Tratá de no comerte la cabeza! Y para lo que necesites, aquí estoy.

-PATRICIA: Ya lo sé y te lo agradezco, pero creo que va a ser mejor que nos distanciemos por un tiempo, tengo que ver como sigue todo y tratar de aclarar mi cabeza.

-CLARA: De mi parte, quedate tranquila que no va a volver a haber ningún comentario, ni propuesta, ni nada que se le parezca, me gustaría que al menos podamos seguir siendo amigas.

-PATRICIA: Por favor, solo amigas!

Después de esa comunicación, sentía que otro flanco de esta historia, quedaría a un lado, tampoco la culpo a Clara por lo que ha pasado con ella, nada hubiera pasado si yo no lo hubiera permitido.

Hablamos por teléfono con Pablo esa noche, el domingo por la mañana y por la tarde, y el lunes al mediodía, cuando ya les habían avisado que el auto estaba reparado, lo iban a buscar y que ya volvían.

Llegarían a eso de las siete de la tarde y le dije que lo esperaba con algo para el mate.

A pesar de no poder sacar de mi cabeza lo que pasó, trataba de dejarlo a un lado y enfocarme en Pablo.

En la semana pasaría por el sindicato para hablar con Carlos y renunciar al puesto de secretaria, pero no sería ese día, quería esperar a Pablo en casa, además aun no había decidido si contárselo primero a Pablo o darle la sorpresa después de renunciar.

Le mandé un mensaje a Carlos para avisarle que esa semana tampoco iría a trabajar, pero que pasaría a hablar con él el martes o miércoles. Su respuesta fue que me tome los días que necesite y que pase cuando quiera.

Minutos antes de las siete, llegó Pablo, lo abracé como si hubiese pasado dos meses sin verlo, y ahí pude entender quizás lo que él sentiría cuando yo viajaba, el estar solo y esperando. Qué boluda fui! ¿Cómo pude joder así nuestra relación? ¿Cómo pude ser tan egoísta? Cada pensamiento confirmaba que la decisión de dejar el sindicato, era la correcta.

Tomamos unos mates mientras Pablo me contaba del viaje, y para mi sorpresa, de su bolso, sacó un paquetito hermosamente envuelto, y mirándome con carita de amor, me entregó.

Al abrirlo, me encontré con una hermosísima pulsera plateada con un par de pequeños dijes en forma de corazón, era realmente hermosa y al ponérmela, se ma cayeron las lágrimas, no sé por qué, pero no las pude contener.

-PABLO: No llores corazón! Solo es un presente!

-PATRICIA: ¿Es mi corazón y el tuyo?

-PABLO: Por supuesto!

Y lo abracé aun con lágrimas en los ojos.

Cenamos y nos fuimos a la cama, Pablo estaba cansado del viaje y solo nos abrazamos y besamos antes de dormir.

Como en noches anteriores, me costaba conciliar el sueño, y esas imágenes inundaban mi cabeza, tendría que hacerle caso a Martina y hacer terapia.

No decidía si ir al sindicato al otro día o el miércoles, no sabía cuál sería la reacción de Carlos al saber de mi renuncia, pero tampoco me preocupaba, no encontraría él algún motivo que evite mi dimisión.

El martes, desayunamos y Pablo me dejó en el Jardín como todas las mañanas. Al mediodía, a la hora de salida, decidí que ese era el día, ¿para qué dilatarlo más? Le mandé un mensaje a Carlos preguntándole si a las catorce estaba en el sindicato, rápidamente me contestó que sí, y le dije que a esa hora estaría allí.

Entré al sindicato y me saludó María Marta, como siempre, muy amablemente, diciéndome que hacía días que no me veía. Charlamos un poco del viaje, y le dije que Carlos me esperaba.

Subí las escaleras hacia el primer piso tranquila, golpeé la puerta que estaba cerrada y escuché su voz diciendo “adelante”.

Entré y cerré la puerta, Carlos se puso de pie y rodeó su escritorio para saludarme.

-CARLOS: Hola Patricia! ¿Cómo estás? Sentate por favor!

-PATRICIA: Hola Carlos! bien, ¿y vos?

-CARLOS: Aquí estoy, deseando que no ocurra lo que imagino!

-PATRICIA: Lamento no poder cumplir ese deseo, prefería hablar con vos en persona, no quería hacerlo por teléfono. Espero que entiendas que después de lo ocurrido, necesito estabilizar mi vida y dejar atrás lo que pasó, pero si sigo trabajando con vos, me va a resultar muy difícil, aunque esté segura de que no va a volver a pasar,  el verte todo el tiempo, me traería el recuerdo de mi error.

-CARLOS: Lamento mucho lo que pasó, pero sobretodo las consecuencias, mentiría si te dijera que me arrepiento, sos una hermosa mujer y una mejor persona, lo que me hace sentir mal, es el momento y la forma, se que te complicó la vida, y necesito asegurarte que nunca fue mi intención que así fuera, de hecho, no me lo voy a perdonar nunca.

-PATRICIA: Carlos, se que sos un buen tipo, y no te culpo, no tengo ningún sentimiento negativo para con vos, siempre te portaste muy bien conmigo, siempre me respetaste y eso te lo agradezco, pero necesitaba verte para decirte que voy a renunciar al puesto de secretaria, necesito enfocarme en mi matrimonio y si sigo acá, me va a resultar aún más difícil.

-CARLOS: Conociéndote, ya sabía tu decisión y esos es lo que me pone mal, tenías aquí un buen sueldo y además, hacés tu trabajo de manera ejemplar, mientras hacía la presentación y daba eldiscurso de cierre del congreso, solo pensaba en eso, aquellos aplausos no eran para mí, la merecedora de ese reconocimiento eras vos, y me critiqué por no haberte hecho subir al escenario.

-PATRICIA: Menos mal que no lo hiciste! No sé si hubiera podido!

-CARLOS: Claro que hubieras podido! Sos capaz de hacer todo aquello que te propongas!

-PATRICIA: No te creas, a veces las cosas no se dan como quisiera!

-CARLOS: Sabiendo tu decisión, me gustaría proponerte algo para que lo pienses, no te digo ahora, el tiempo que necesites, este puesto estará siempre disponible para vos, al menos mientras yo sea secretario general, si por alguna razón decidís volver, tan solo hará falta un llamado.

-PATRICIA: No te puedo asegurar nada! no sé qué va a pasar de acá en adelante! Pero gracias de todas formas!

Y abriendo mi mochila, saqué la laptop que me había entregado para hacer mi trabajo junto con mi note de renuncia.

-CARLOS: La compu me gustaría que te la quedes, no era de sindicato y seguramente le darías mejor uso.

-PATRICIA: Espero no lo tomes a mal, pero preferiría que no! A Pablo le dije que era del sindicato.

-CARLOS: Entiendo!  y respecto a la nota, te pediría que la volvieras a hacer con fecha del treinta y uno de marzo, así cobrás el mes completo.

-PATRICIA: Está bien!

Volví a hacer la nota y luego la firmé. Estaba firmando el final de una etapa de mi vida que me había dado muchas cosas buenas, pero también, por mis errores, el mayor sinsabor.

Podía ver en la mirada de Carlos, el pesar por mi renuncia, pero estaba decidido, si en algún momento de mi vida, necesitaba volver, sabía que allí tendría un lugar, aunque en ese momento lo sabía imposible.

Me despedí de él con un beso y salí de su oficina. Al bajar me volví a encontrar con María Marta y cuando le dije que ya no trabajaría más en el sindicato, noté en su cara una mezcla de incertidumbre y tristeza.

-MARIA MARTA: Lamento oír eso, sin parecer aduladora, creo que el sindicato se queda sin una de las mejores personas que he conocido y una de las trabajadoras más capaces.

-PATRICIA: Gracias Mary, sos una amor!

-MARIA MARTA: No pretendo agobiarte, pero si vos querés, nos encontramos algún día para tomar un café.

-PATRICIA: Claro que sí! Sos un amor y me gustaría que sigamos en contacto! Sos por lejos la mejor persona que he conocido aquí! Me gustaría que hablemos y contarte lo que pasó!

-MARIA MARTA: Cuando quieras me llamás y nos encontramos aunque sea para tomar un café y charlar un rato!

-PATRICIA: En estos día te llamo!

Nos dimos un abrazo y salí de aquel lugar donde, en los últimos tiempos, mi vida había tomado un rumbo, que en los resultados, me había jugado en contra.


Pablo

Después de mi cumpleaños,  todavía quedaban unos días hasta el regreso de Patricia. En mi cabeza no dejaban de pasar las imágenes de lo que pasó con Fernanda.

Tenía que tratar de olvidarme, pero iba contra mi naturaleza, contra mis convicciones, por algo así, años atrás terminó mi relación con Marianela, porque no concebía la traición, pero hoy estoy del otro lado, y yo soy el que ha traicionado, el que se cagó en ese compromiso tácito entre los dos.

Para muchas personas, incluso amigos, es una cañita al aire, un permitido, y después de eso siguen con sus vidas como si nada hubiera pasado, para otras, no está vedado el tener relaciones con personas fuera de la pareja, incluso parejas que se comparten, con otras personas o con otras parejas. Todo eso, a forma a mí ver, es el abanico de opciones, en las que cada pareja acuerda vivir su sexualidad. Pero, al menos como yo lo veo, relacionarse sexual o sentimentalmente a espaldas de la pareja, es una traición,  una traición a la confianza que él o la otra ha depositado en nosotros. ¿Qué tendría que abrir más la mente? ¿Que la monogamia está demodé? ¿Que la fidelidad está sobrevalorada? Todo puede ser, pero a mi sentir, tiene que salir de cada persona, ser consensuado con la pareja, si es impuesto por otro, tarde o temprano, los intereses dispares, acaban en problemas.

Por consiguiente lo mío es traición, lisa y llanamente una traición a mi relación con Patricia, a la persona que amo, aunque muchos dirán ¿porque me acosté con otra? Esa es precisamente la pregunta que me martilla la cabeza todo el tiempo.

Cuando Patricia volvió de Brasil, traté de volver a los cauces de nuestra relación, tratando al menos de momento, dejar mi infidelidad de lado, pero no sé por cuánto tiempo pueda aguantar, no está en mi naturaleza, el puñal por la espalda, supongo qué sigo creyendo lo mismo, si no, no le daría tantas vueltas al asunto. Un polvo por ahí y ya! Pero no puedo, más temprano que tarde mi conciencia hará que me sincere con Patricia.

Mientras tanto trato de llevarla lo mejor que puedo.

Después de la vuelta de Patricia, nuestra sexualidad no fue ni por asomo, lo que había sido durante las vacaciones en Córdoba, ni tampoco la de tiempo atrás, donde internarnos en la salita era lo más habitual. Hicimos el amor un par de veces y no puedo decir que no haya sido delicioso, todas y cada una de las veces que hemos hecho el amor con Patricia, han sido una locura y siempre el amor ha estado en medio.

Recurrentemente cuando pensaba en lo que había ocurrido con Fernanda, me sentía mal también por ella, porque siento que jugué con sus sentimientos, aunque nunca me lo dijo, en los últimos tiempos sentía que se estaba enamorando de mí, si ya no lo estaba, y que también ahora la debe estar pasando mal.

Esa primer semana, en qué estuvo en casa, sin ir al sindicato, me provocó sentimientos encontrados, por un lado me encantaba encontrarla las tardes en casa cuando llegaba del trabajo, y por el otro, el compartir más tiempo con ella, alimentaba mi sentimiento de culpa, qué bodrio mi cabeza!

Pero lo que más me sorprendió, que el martes de la semana siguiente, me la encontrará de vuelta en casa y me dijera que había dejado el trabajo en el sindicato.

Por supuesto que esa noticia, me lleno de felicidad, se habían terminado los viajes, las reuniones, las cenas y demás eventos con Carlos. No es que estuviera celoso, pero en parte me jodía, que muchas veces pasará más tiempo con él que conmigo.

Cuando le pregunté porque lo había dejado, me dijo que durante el viaje a Brasil, me había extrañado mucho, y que en el mes de febrero, nos habíamos visto muy poco, que prefería resignar ese sueldo, para pasar más tiempo conmigo.

Aunque si soy sincero, me dio por pensar, que algo no le había gustado en ese viaje, no era la primera vez estábamos cinco días separados, en tanto tiempo en el sindicato, fueron muchos viajes, muchas reuniones, muchos días sin vernos, pero nunca note que lo hiciera a disgusto.

Pero que compartiéramos más tiempo juntos, me hacía bien, necesitaba enfocarme en ella y tratar de dejar mi error de lado, en el pasado, en algún rincón de difícil acceso para mi subconsciente.

El mes de marzo terminó, sin más sobresaltos, pero el once de abril, algo me lo trastocó todo, un llamado desde un número desconocido, de mi cuñada, no tenía agendado ni el suyo ni el de mi hermano.

Hacía más de diez años que no sabía nada de él ni de su familia, y me sorprendió el llamado de Lorena. Aunque nunca tuve nada contra ella, al estar peleado con mi hermano, la relación con ella era inexistente.

-LORENA: Hola Pablo ¿como estas?

-PABLO: Hola Lorena muy bien ¿y vos?

-LORENA: Seguramente te sorprenderá mi llamado, pero lo hago por pedido de tu hermano, tiene una enfermedad terminal, está en sus últimos días y quiere verte.

-PABLO: ¿Como que una enfermedad terminal?

-LORENA: Es un tumor en el páncreas, se lo diagnosticaron hace casi seis meses, pero viste como es tu hermano,  yo le dije que te avisara, pero me lo prohibió expresamente.

-PABLO: Me hubieras avisado igual! ¿Está internado? ¿Está bien atendido?

-LORENA: Sí, en un buen sanatorio, pero cuando se lo descubrieron, ya se había propagado al hígado y al estómago.

-PABLO: Siempre el mismo boludo! Perdón Lorena pero esa es la palabra!

-LORENA: Sí ya lo sé, hace un tiempo venía con dolores, y se la pasaba tomando antiácidos y pastillas para el dolor de estómago, le dije mil veces que se hiciera ver, pero el cabeza dura nunca me dio pelota.

-PABLO: Decime realmente cuál es el pronóstico, sin ocultarme nada!

-LORENA: Lo abrieron pero no pudieron hacer nada y lo volvieron a cerrar, y hace un par de días le empezaron a dar morfina, porque los dolores eran terribles, y hasta hace unos días, seguía sin saber si llamarte o no, pero le insistí tanto que final me dijo que sí. El médico que lo atiende, me dijo que pueden ser días o semanas, pero que el desenlace está cerca.

-PABLO: Por favor mándame un mensaje con la dirección del sanatorio, que arreglo en el trabajo y mañana estoy ahí.

-LORENA: Dale, y vas a poder conocer a tu sobrina!

-PABLO: ¿Sobrina? ¿Tengo una sobrina? ¿Cuándo nació? ¿Cómo no me dijo nada?

-LORENA: Se llama Sara y tiene seis años!

-PABLO: Que pelotudo! ¿Cómo nunca me dijo que tenía una hija?

-LORENA: Ya lo conocés!

Nos despedimos y un dolor me invadió el cuerpo, más allá de las trastadas y las diferencias, seguía siendo mi hermano.

Al llegar a casa, no pude ocultar la tristeza que tenía.

-PATRICIA: ¿Qué pasó mi amor? ¿Qué esa cara?

-PABLO: Me llamo Lorena, mi cuñada para avisarme que mi hermano se está muriendo, y quiere verme!

-PATRICIA: Ay mi cielo! ¿Qué pasó? ¿Cómo que se está muriendo?

-PABLO: Le descubrieron un cáncer de páncreas, pero cómo se dejó estar, se le propagó al hígado y al estómago, le quedan días de vida y quiere verme!

Y no pude contener las lágrimas, Patricia me abrazó y lloré como un chico, más allá de todo, mi hermano era la única familia de sangre que me quedaba. La puta madre!

-PATRICIA: ¿Qué querés hacer mi vida?

-PABLO: Le pedí a Lorena que me envíe la dirección del sanatorio, le dije que mañana me voy para Rosario.

-PATRICIA: Mi amor estoy para lo que necesites, si necesitas que esté con vos me lo decís por favor! No sé, me pido una licencia sin goce de sueldo y me voy con vos! No puedo verte así! Y quiero estar con vos!

-PABLO: Sabes lo que pasó con mi hermano, sabes la chanchada que me hizo para quedarse con la casa de los viejos, pero aún así sigue siendo mi hermano y hoy además, me enteré que tengo una sobrina de seis años.

-PATRICIA: No! ¿Nunca te dijo que había tenido una hija?

-PABLO: Así es Sergio, un boludo, que sólo supo ver su ombligo!

-PATRICIA: Si necesitas que esté con vos, solo me lo tenes que pedir! Pero entiendo si querés ir solo!

-PABLO: Seguramente, quiera pedirme perdón por lo que me hizo, Y por supuesto lo voy a perdonar, no sería yo, si no lo hiciera, y nada me dejaría más tranquilo, de que muera en paz, si eso es lo que necesita, pero si tiene un momento de cordura, Igualmente le voy a decir que fue un pelotudo, por no avisarme antes.

Me había puesto triste, por suerte la tenía a Patricia a mi lado.

Al día siguiente, decidí ir solo a Rosario, dejé a Patricia en el jardín y pase por la empresa para avisarle a Don Mario, que necesitaba viajar con urgencia a Rosario. Le conté la situación y no puso ninguna objeción.

Llegué a Rosario, pasadas las cuatro y media de la tarde, ya en el sanatorio le mandé un mensaje a Lorena, qué minutos después bajó a la recepción con Sara, mi sobrina, no pude sino largarme a llorar al verla, era el calco de mi hermano cuando era chico.

Hablamos un momento y me acompañó hasta la habitación.

-LORENA: Está despierto entra vos solo, así pueden hablar tranquilos.

-PABLO: Gracias Lorena!

Mentiría si dijera que no estaba nervioso, pero también angustiado y triste.

Al entrar en la habitación se largó a llorar, y lloramos los dos.

-PABLO: Hola Sergio!

-SERGIO: Hola Pablo! te agradezco que hayas venido!

-PABLO: ¿Por qué no me avisaste antes?

-SERGIO: Por boludo! Ya sabés!

-PABLO: Bueno, eso no es nada nuevo! Boludo fuiste siempre!

-SERGIO: Anda a lavarte el culo, forro!

-PABLO: Vos sos el forro! pero pinchado!

-SERGIO: Se te ve bien, guacho!

-PABLO: A vos también!

-SERGIO: Anda a cagar!

-PABLO: ¿Te atienden bien?

-SERGIO: Bárbaro! Las chicas y los médicos son un espectáculo! Te preguntarás por qué te hice venir, aunque te parezca mentira, necesito pedirte perdón antes de irme,  siempre fui un forro con vos, y aunque nunca te lo dije, siempre te envidié, siempre quise ser como vos, siempre quise que la gente me viera como te veía a vos, pero nunca pude.

-PABLO: Los viejos siempre estuvieron más pendientes de vos que de mí!

-SERGIO: Si, los viejos si, y bastante mal se las hice pasar!

-PABLO: ¿Tuviste una buena vida?

-SERGIO: Fue complicado, creo que lo mejor que me pasó en la vida fue Lorena, ella me hizo poner los pies en la tierra, y por supuesto, me dio lo más importante que tengo, a Sarita, y por lo único que lamento lo que me pasa, es la deuda que me llevo, no poder verla crecer y estar a su lado cuando me necesite. Sé que su madre va a estar siempre con ella, es una mina bárbara y como madre, es una leona, se que la va a cuidar muy bien.

-PABLO: Me gustaría mantener contacto con ella, sé que estoy lejos, pero me gustaría que sepa que tiene un tío que va a estar siempre presente.

-SERGIO: Eso era lo otro que necesitaba pedirte, se que te hice una mala jugada con la casa de los viejos, pero si no viven ahí, no tendrían donde vivir.

-PABLO: Eso está claro, no se discute, esa casa es de Lorena y Sara, no hay discusión ahí! y si hace falta hacer papeles, dalos por hechos!

-SERGIO: ¿Ves? Tenía razón! siempre fuiste un buen tipo, un maldito buen tipo!

-PABLO: Cuando sea la hora, anda tranquilo, anda en paz, tenes mi perdón y mi promesa de ser un tío presente, lo único que lamento es haber perdido todos estos años, no tenemos más familia y fuimos dos boludos! Vos sobre todo!

-SERGIO: Ahora las tenés a Sarita y a Lorena!

Sus ojos se empezaron a cerrar, por momentos me asusté y salí de la habitación, Lorena estaba sentada en el pasillo y cuando se lo dije algo preocupado, entró y yo detrás de ella.

-LORENA: Con los sedantes que le dan, duerme mucho!

-PABLO: Me pegué flor de cagazo!

-LORENA: Tranquilo! Duerme

Fui al buffet del hospital a tomar un café con Lorena y Sara, una nena encantadora, con una sonrisa hermosa y muy habladora

-LORENA: ¿Hasta cuándo te quedás?

-PABLO: En un principio hasta mañana, pero vamos viendo!

-LORENA: ¿Dónde parás?

-PABLO: Después buscaré un hotel!

-LORENA: Podés quedarte en casa si querés, hay lugar!

-PABLO: Ya que hablás de la casa, ya le dije a Sergio que esa casa es tuya y de Sara, y si hay que hacer los papeles a tu nombre, lo vamos a hacer cuanto antes para que te quedes tranquila.

-LORENA: Gracias Pablo!

-PABLO: No hay nada que agradecer! Mi sobrina tiene que crecer en una buena casa sin que nada le falte! ¿Vos estás trabajando? ¿Tenés como mantenerte?

-LORENA: Si, por suerte tengo un buen trabajo en un estudio contable de una amiga!

-PABLO: Te pido que cualquier cosa que te haga falta a vos o a Sara, me lo hagas saber! Ustedes son mi familia!

Salimos del bar y a llamé a Patricia, la puse al tanto de cómo estaba todo, hablamos casi media hora y le envié una foto mía y de Sara.

Volvimos a la habitación a esperar el paso del médico para ver como seguía todo.

Pasadas las siete, el médico dijo que al día siguiente por la mañana, le harían unas pruebas para ver el funcionamiento de los riñones, aparentemente también estaban fallando.

Fuimos para la que había sido mi casa, estaba muy linda, la habían remodelado y la verdad que había quedado hermosa.

Cenamos los tres, tratando de poner al día a Lorena sobre mi vida y disfrutando de las gracias de Sara.

Cuando ya era hora de ir a la cama, mi sobrina me sorprendió gratamente pidiéndome que le contara un cuento antes de dormir. No pude evitar las lágrimas, era la primera vez en mi vida que hacía algo así, y lo disfruté, como disfruté su abrazo y su beso de buenas noches.

Hablamos un momento más con Lorena y nos fuimos a dormir.

Ya en mi habitación volvía a llamar a Patricia para contarle lo que me había pedido Sara y lo que lo había disfrutado. Hablamos un rato y le dije que al otro día la volvía a llamar.

A la mañana siguiente desayunamos, y Lorena preparó a Sara para ir al colegio, la dejaríamos e iríamos al sanatorio.

Al llegar a la puerta de la escuela, saludó a Lorena y cuando bajé para saludarla, me dio un abrazo y me dijo:

-SARA: Gracias tío!

Y me derretí de amor, en tan solo un día, esa niña me había llegado al corazón.

Lorena me autorizó ante las autoridades del colegio para poder retirarla en la hora de salida.

Llegamos al sanatorio, y Sergio no estaba en la habitación, Lorena le preguntó a la enfermera, y esta le dijo que le estaban haciendo diálisis, sus riñones estaban fallando.

Cerca del mediodía, lo trajeron a la habitación estaba dormido y nos quedamos con Lorena en la habitación un rato.

Nos turnamos a la hora del almuerzo para no dejarlo solo, por si se despertara. Mientras me comía un sándwich, llamé a la empresa para saber si necesitaban algo de mí, y después la llamé a Patricia para contarle como iba todo.

Cerca de las tres y media, le dije a Lorena que iba a buscar a Sara a la escuela, iba a una escuela de horario extendido y salía a las cuatro de la tarde.

-PABLO: ¿Volvemos para acá?

-LORENA: Si por favor, si se despierta va a querer verla!

Volvimos de la escuela con Sara y Sergio aún dormía,  eso en verdad me preocupaba, tenía miedo que ya no despertara.

Abrió los ojos y lo primero que preguntó fue por su hija, aquello me partía el alma. Sara se sentó junto a él en la cama y conversaron un rato, después habló con Lorena y por último quiso hablar conmigo.

-SERGIO: Gracias Pablo! Y por favor perdoname, me porté muy mal con vos y no te lo merecías, y perdón por no contarte de Sarita, fui muy egoísta con vos y con ella, la privé de tener un tío como vos!

-PABLO: Ya no hay nada que perdonar! Sos y serás siempre mi hermano!

-SERGIO: Por favor, me gustaría que estés pendiente de Sara, hace eso por mi!

-PABLO: Caro que sí!, tranquilo que ya es parte de mi vida, y te prometo que nada le va a faltar!

-SERGIO: Gracias Pablo! Siempre fuiste un buen tipo!

-PABLO: Tranquilo! Descansá!

-SERGIO: Por favor, llamala a Sara, le quiero dar un beso!

Salí de la habitación y les dije a Lorena y a Sara que pasen, entraron y Sara se volvió a subir a la cama y abrazó y besó a Sergio, que no pudo evitar las lágrimas.

Luego de eso se volvió a dormir.

Lorena se quedó en la habitación, mientras que Sara y yo fuimos al bar del sanatorio, para que la pequeña comiera algo.

Para la hora de la ronda del médico por las habitaciones, volvimos y el parte no fue alentador, su situación era cada vez más delicada.

Antes de la hora de la cena, ya estábamos en la casa, mientras Lorena preparaba la comida, yo ayudé a Sara con las tareas del colegio, aunque a decir verdad, mucha ayuda no le hizo falta, era una niña muy inteligente.

Cenamos y cuando Lorena estaba tratando de convencer a Sara para ir a la cama, sonó su teléfono, era del sanatorio avisándole que la situación de Sergio se había agravado.

Rápidamente, salimos los tres para el hospital, llegamos y lo encontramos despierto pero con un respirador colocado, Lorena y Sara se acercaron y ambas lo abrazaron y lo besaron, sin saber en ese momento, que ese abrazo sería el último.

Yo me acerqué y lo tomé de la mano, nuestras miradas se encontraron, solo apreté su mano y acercándome a su oído le dije:

-PABLO: Andá en paz hermano! Buen viaje, saludos para los viejos!

Y esa fue nuestra despedida.

Lo llevaron a la sala de cuidados intensivos, y nosotros nos quedamos en el pasillo. Una hora y media después, un médico salió de la sala y nos comunicó que Sergio había fallecido.

Traté de no llorar delante de Sara, Lorena no pudo y sus lágrimas me rompieron el alma.

Hablé con la gente del sanatorio para interiorizarme de los pasos a seguir y luego llamé a Patricia para contarle todo lo que había pasado.

Después de eso, dejé a Lorena y a Sara en su casa y me fui a la empresa funeraria, para ultimar los detalles del velatorio, sería al día siguiente entre las diez y las doce y treinta del mediodía.

Ese catorce de abril dejó otra marca en mi vida, la muerte de mi hermano me tiró para abajo, a pesar de no habernos visto por tantos años, era mi hermano, pero en parte lo compensó el haber conocido a mi hermosa sobrina.

El domingo dieciséis, me volví para Mar del Plata, asegurándoles a Lorena y a Sara que seguiríamos en contacto, por teléfono, por videollamada y en cuanto pudiera las volvería a visitar.

Le dejé dicho a Lorena que buscara un escribano para hacer los papeles necesarios para que la casa estuviera a nombre de ella y de Sara.

La vuelta fue muy triste, hubiera necesitado tener a Patricia a mi lado, dos veces tuve que parar en el trayecto para no llorar mientras conducía, tomarme un café y tranquilizarme un poco.

Y sumado a esto, volvió a mi cabeza lo que había ocurrido con Fernanda.

Llegué a Mar del Plata cerca de las siete de la tarde, llovía bastante y el viento sacudía los árboles.

Al entrar en casa, Patricia corrió a abrazarme y me largué a llorar.

Hablando con Patricia me tranquilicé mientras nos tomamos unos mates. Le mostré a Pato varias fotos de Sara, de Lorena y algunas de los tres. Le comenté todo lo ocurrido y me fui a la cama, estaba muy cansado, muy triste y al otro día, ambos teníamos que ir a trabajar.

Los días siguientes, me comuniqué varias veces con mi cuñada y con Sara, me había costado dejarlas y volver, pero por suerte, la hermana mayor de Lorena, que vive en la ciudad de Santa Fe, se había ido a quedar un par de semanas con ellas para que no estuvieran solas.

Mi cabeza estaba hecha un lio, la muerte de mi hermano, había alterado la engañosa tranquilidad de mi cabeza en días atrás, pero el fantasma de mi traición y la culpa que sentía, no me dejaban en paz.

Ya no podía seguir así…

Continuará…