Los intrincados caminos de un amor (08)
Los intrincados caminos de un amor Capítulo 8
Los intrincados caminos de un amor
Capítulo 8
Pablo
Aprovechando que Pato volvía el domingo de su viaje a Buenos Aires, arreglé con Miguel y con Juan para tomarnos unas cervezas el sábado en la noche. Los dos trabajan los sábados por la mañana, por eso es que no podemos juntarnos los viernes hasta tarde, aprovecharíamos ese sábado para charlar un rato, cervezas mediante.
Nos encontramos a las diez de la noche, en una de las cervecerías de calle Olavarría que solemos frecuentar.
El lugar estaba lleno, nos ubicamos en una mesa cerca de la barra, aunque mientras esperábamos nos tomamos la primer cerveza, y acompañamos las siguientes con algo para picar.
Nos pusimos al día charlando, y por qué no, viendo la cantidad de chicas lindas que había en aquel lugar.
Pasadas las doce y media, Juan nos dijo que se iba, las cosas no estaban bien en su casa y no quería tener problemas con su esposa, llegando a cualquier hora y un poco picado.
Como a la una de la mañana, una chica se acercó a nuestra mesa y saludó a Miguel, me presentó a Irene y se levantó para ir con esa chica hasta la barra, charlaron un rato en la barra y volvió pidiéndome disculpas, se le había dado con esa chica y se iba con ella, hacía tiempo que venía intentando algo con ella y esa noche se le había dado, me dijo que le daba pena dejarme solo, pero yo le dije que no se hiciera problema, que terminaba la cerveza y me iba para casa, que aprovechara, nos dimos un abrazo y volvió a la barra.
Un rato después, los vi salir de la cervecería y ambos me saludaron con la mano.
Ya estaba bastante picadito, pero me pedí la sexta cerveza de la noche, para acompañar lo que quedaba de la picada, mientras observaba el intenso movimiento del bar.
Salí de aquel lugar antes de la una de la mañana, mientras caminaba hacia mi auto, prendí un cigarrillo e iba pensando qué camino tomar hasta casa, para evitar algún control de alcoholemia por todo lo que había tomado.
Al girar en calle Castelli, a treinta o cuarenta metros, vi una pareja, discutir acaloradamente, con ademanes bastante exaltados, la chica estaba de espaldas a mí y el tipo la tomó con violencia de una de sus muñecas, a medida que me acercaba, podía escuchar los insultos del tipo, en mi estado no sabía si intervenir o no, pero faltando unos pocos metros, pude escuchar a la chica llorar y ver cuando el tipo levantaba la mano abierta como para pegarle, y eso ya no lo pude soportar, la chica se agachó, quedó en cuclillas, el tipo todavía la tenía agarrada de la muñeca y cuando bajaba el brazo para lo que supuse sería un cachetazo, apuré el paso y le detuve el brazo con mi mano izquierda, cuando lo bajaba hacia la chica, y con la derecha le di un trompazo en la nariz qué lo hizo soltar a la chica y retroceder un paso sangrando, antes que pudiera reaccionar, ya le estaba pateando la entrepierna, dejándolo tirado en el piso retorciéndose y agarrándose las bolas.
Me incliné delante de la chica que cubría su cabeza con los brazos.
-PABLO: Tranquila ya está! Ya pasó! Vámonos de acá antes de que se levante!
La chica se paró cubriéndose aun la cabeza con los brazos, estaba paralizada, la tomé por los hombros caminando en sentido contrario a donde había quedado el tipo tirado.
Grande fue mi sorpresa cuando la chica bajó los brazos, la casualidad o el destino habían querido que yo dejará el auto estacionado en esa calle, esa chica era Fernanda!
-PABLO: Fernanda!
Al levantar sus ojos y mirarme, con los ojos llenos de lágrimas y el maquillaje corrido, me abrazó!
-FERNANDA: Pablo!! Gracias a Dios que sos vos! ¿Cómo supiste que era yo?
-PABLO: No sabía que eras vos! Yo venía caminando por detrás tuyo, y de espaldas no te reconocí!
-FERNANDA: Tenía tanto miedo Pabli! Creí que me mataba a palos!
-PABLO: Me pareció, al menos amagó darte un tortazo!
-FERNANDA: Gracias a Dios que apareciste!
Volvimos a calle Olavarría para perdernos entre la gente, Fernanda seguía llorando y no me soltaba, caminamos mientras pensaba donde dejarla para ir a buscar el auto. En la puerta de un bar que tenía un hombre de seguridad, le dije:
-PABLO: Fer, espérame acá, que voy a buscar el auto.
-FERNANDA: No por favor! No me dejes sola! Por favor Pablo! No me dejes acá sola!
Seguía llorando y no me soltaba.
-PABLO: Bueno, hacemos una cosa, damos la vuelta manzana y esperemos que ya se haya ido ese tipo!
Caminamos abrazados dando la vuelta manzana, mucha gente caminaba por la calle, yo no estaba con todas las luces, pero recordaba que el tipo tenía una remera blanca y un jean. Aparentemente ya no estaba donde había quedado tirado, llegamos al auto, subimos y nos fuimos rápidamente de ahí. Después de unas cuadras, le pregunté:
-PABLO: ¿Fer, no sería tu novio no? Porque le di duro en las pelotas!
-FERNANDA: No, me encaró en el bar un par de veces, pero no le di pelota, estábamos con unas amigas, yo al menos no estaba de levante, las dos chicas que estaban conmigo, mas tarde se fueron con unos chicos y yo salí a buscar un taxi para volver a casa, el tipo me debe haber seguido y me encaró ahí donde vos me viste, le dije que yo no quería nada, que no estaba buscando a nadie, pero el tipo se hizo la película de que yo lo había estado calentando, estaba bastante borracho y me dijo de todo, qué era una puta calienta pijas, y qué iba a saber lo que era un macho de verdad. Cuándo de mala manera, le dije que me dejara en paz y se fuera a la mierda, se calentó y fue cuando me agarró del brazo, te juro que ahí entré en pánico, creí que me iba a pegar y llevarme por la fuerza!
-PABLO: Tranquila, ya pasó! ¿Vivís en el mismo departamento?
-FERNANDA: No Pabli, me mudé, vivo en la zona de La Perla.
Me dio la dirección, y fui esquivando las avenidas o lugares dónde podría haber algún control de alcoholemia.
Llegamos a la puerta del edificio y me sonó el teléfono, sabía perfectamente que a esa hora era Patricia. Decidí no atender, en mi estado y en compañía de otra mujer me costaría explicar la situación. Ya mañana le diría que estaba durmiendo en casa.
Fernanda no paraba de llorar, seguía muy nerviosa y muy atemorizada. Nos sentamos en el sillón de su casa, y traté de tranquilizarla, le pregunté si quería tomar un té, un café, un vaso de agua o algo.
Le traje un vaso de agua y empecé a hablarle de cualquier otro tema, para tratar de que dejara de pensar en lo que había pasado.
Después de un rato se fue calmando, dejó de llorar y me dijo que iba al baño y a cambiarse de ropa.
Un rato después volvió con una remera y un pantalón de andar por casa y me preguntó si quería tomar un café.
Le dije que sí y se puso a prepararlo, hablamos un rato mientras tomábamos el café, le conté de mi relación con Patricia, que estaba en Buenos Aires con el sindicato Y qué volvía el domingo pasado el mediodía. Cerca de las tres y media de la mañana le dije que me iba para casa.
-FERNANDA: ¿Te puedo pedir te quedes conmigo esta noche? Sólo que te quedes, no quiero estar sola, por favor!
No sabía qué hacer, sabía que sí me dormía me despertaría al otro día y no quería llegar a casa y que Patricia ya estuviera, como le explicaría, que no pasé la noche en casa.
-PABLO: Bueno está bien, me quedo pero solo hasta las ocho o nueve, después me voy para casa no quiero llegar después qué Patricia, eso me significaría un problema.
-FERNANDA: Está bien ponemos la alarma a las ocho. Gracias Pablito!
Me dijo de recostarme en su cama, pero le dije que no, que me quedaba en el sillón.
Me dio otro abrazo y un beso y se fue a dormir.
Me tiré en el sillón pensando en todo lo ocurrido, ¿porque el destino me la había vuelto a poner delante? ¿Es acaso alguna señal? ¿Y si alguien me vio con ella? ¿Qué le diría a Patricia? Pero no podía dejar de reconocer, que la veía más linda que antes, y que al verla tan mal me salía abrazarla y protegerla.
No dormí bien, y antes que sonará la alarma, ya estaba despierto, desde el estar, oí la alarma de Fernanda, y la escuché levantarse al baño.
Fui a la cocina y puse la pava para tomar dos mates con ella antes de irme.
-FERNANDA: Hola Pablo, ¿pudiste dormir algo? Yo dormí muy mal, me desperté asustada y casi vengo acá con vos, Pero ya hiciste bastante por mí y no quería despertarte.
-PABLO: La verdad es que no dormí mucho, cuando sonaron las alarmas ya estaba despierto.
-FERNANDA: Te agradezco Pablo lo que hiciste por mí, realmente no sé qué hubiera pasado si no aparecías!
-PABLO: No pasa nada! No tenés nada que agradecer!
-FERNANDA: ¿Me vas a llamar un día de estos, para charlar tranquilos un rato?
-PABLO: Sí claro, un día de estos te llamo y nos tomamos un café!
-FERNANDA: Dale! Voy a estar esperando ese llamado!
Me acompañó hasta la puerta, me volvió a dar otro abrazo y un beso en la mejilla.
Salí de aquel edificio casi a las nueve de la mañana, al llegar a casa, me saqué la ropa y me acosté, suponía que Patricia iba a llegar, como siempre, a eso de las cuatro o cinco de la tarde, tenía unas horas para dormir, puse la alarma a las dos de la tarde y me dormí pensando si debería contarle todo lo que había pasado a Patricia...
Cuando sonó la alarma, parecía que recién me había dormido, me levanté con resaca, me hice un café y me di una ducha para esperar a Pato.
Salí a comprar algo para cuándo llegara, tomar unos mates.
Pasadas las cuatro, estaba en el balcón fumándome un cigarrillo, cuando la vi llegar otra vez en el auto de Carlos.
Bajaron los dos, Carlos sacó el bolso de Patricia del baúl, se volvieron a saludar con un abrazo y Patricia entró al edificio.
Me senté en el sillón y prendí el televisor, escuché llegar el ascensor a nuestro piso y sus llaves abriendo la puerta de casa.
Cerró la puerta, soltó del bolso que quedó en el piso yo me paré y ella corrió a darme un abrazo, nos besamos apasionadamente.
-PATRICIA: Cómo te extrañe cielo mío! Qué ganas tenía de estar en casa con vos! De tus abrazos y tus besos!
-PABLO: Y yo no sabes cuánto mi vida!
Y pensando hasta último momento sí contarle o no lo que había pasado la noche anterior, decidí que al menos por el momento no se lo diría, pero más tarde o al otro día sí.
-PABLO: Perdón, no escuché tu llamada anoche, ya estaba durmiendo!
-PATRICIA: Me imaginé, por eso no insistí, la cena terminó más tarde de lo que esperaba.
-PABLO: Bueno, pero ahora ya estás acá!
-PATRICIA: Si mi vida, toda para vos!
Tomamos unos mates, Patricia sacaba las cosas de su bolso, entre ellos, los regalos para mí y sorpresitas para jugar.
Para qué negarlo, estaba desesperado por jugar, pero ella estaba contándome el viaje y no quería interrumpirla.
Al día siguiente, los dos teníamos que trabajar temprano, y si íbamos a jugar, tenía que ser tempranito, para no dormirnos tan tarde.
Pasadas, las siete, Patricia me dijo que se iba a dar un baño.
-PATRICIA: ¿Tenes ganas de que juguemos un ratito?, tengo una sorpresita para vos!
-PABLO: Por supuesto! Me muero de ganas de jugar con vos!
Cuando salió del baño me dijo que fuera para la salita, que preparara las luces y la música y que la esperara ahí.
Unos minutos después entró con un conjuntito de infarto, súper chiquito de color negro con transparencias por todos lados, se notaban claramente sus pezones y su raja, cuando se giró, una pequeña porción de tela metida entre sus nalgas, dejaba su hermoso culo al desnudo.
Con la música que sonaba, se empezó a mover muy sensualmente, mientras me fui desnudando ya con una plena erección.
Me senté en el silloncito a masturbarme lentamente, mientras ella con sus movimientos, me daba un show tremendamente erótico.
Lentamente se fue desnudando cual actriz de strip tease, y se recostó en la cama a tocarse.
-PABLO: Me encanta el show señorita!
-PATRICIA: Me alegro mucho caballero! Si usted es gustoso, también podría disfrutar por completo de mi cuerpo! Podría usted hacer todo lo que quiera con él, y yo estaría encantada de poder complacerlo en lo que usted desee!
-PABLO: ¿Todo lo que yo desee señorita?
-PATRICIA: Todo caballero! Este cuerpo es completamente suyo para lo que usted quiera!
Me levanté del silloncito y me paré al costado de la cama masturbándome, ella se enderezó y su boca acogió me erecta pija y la empezó a chupar con delicadeza, pasando la lengua por el glande y recorriéndolo de arriba hasta los testículos.
-PATRICIA: ¿Es así de su gusto caballero?
-PABLO: Eso es perfecto! Lo hace usted muy bien señorita!
-PATRICIA: Para cuando usted guste caballero, mi cuerpo está a su disposición!
-PABLO: Perfecto señorita! Ya me ocuparé de él!
La tumbé boca arriba en la cama y fui directo a comerle la conchita que ya estaba empapada, la recorrí por completo con mi lengua y al succionar su clítoris, mientras le introducía dos dedos, tuvo un orgasmo explosivo que la hizo cerrar las piernas y sacudirse entre jadeos.
-PATRICIA: Eso fue maravilloso caballero! Usted me hace ver las estrellas!
-PABLO: Y usted es una señorita maravillosa! No me canso de recorrer su cuerpo!
Me acosté sobre ella y la penetré de una hasta el fondo, sentí sus manos apretando mi espalda y empecé a bombear, primero lentamente, pero fui incrementando el ritmo hasta hacerla acabar, sin darle tiempo a recuperarse, le seguí dando enérgicamente hasta sacarle otro orgasmo más. Cómo me gusta verla explotar de placer!
La puse boca abajo y mi glande, empapado de sus jugos, volvió a entrar en ella, mi cuerpo chocaba contra su culo en cada embestida, aceleré mis movimientos y al momento que sentí llegar su orgasmo, me vacié en su interior.
Caímos los dos rendidos, me recosté a su lado y la besé con todo el amor que le tengo.
-PABLO: Es usted señorita, la mujer más maravillosa de este mundo! ¿Acaso sabe usted cuánto la amo?
-PATRICIA: Soy muy afortunada de amar a un caballero como usted! Es usted un hombre con todas la letras! Y sepa usted que este cuerpo es completamente suyo!
Patricia
Después de aquel viaje a San Isidro, volvimos a la actividad normal, al día siguiente, cuando estaba yendo del jardín para el sindicato, me llamó mi amiga Carolina, diciéndome que necesitaba hablar lo antes posible conmigo, si podíamos tomar un café, le dije que sí, que no tenía una hora para ir al sindicato, podríamos encontrarnos en media hora, me dijo que sí, y nos encontramos en un bar cerca del sindicato.
Con Carolina hablábamos muy seguido, y nos veíamos cuando las dos podíamos, me llamó la atención, la urgencia de encontrarnos, quizás tendría algún problema.
Nos sentamos, pedimos un café y me dijo:
-CAROLINA: Pato, necesitaba decirte algo, no es nada malo, pero qué necesitarías saberlo, para estar atenta.
-PATRICIA: ¿Me tengo que preocupar?
-CAROLINA: Supongo que no, pero siendo tu amiga, creo que lo tenés que saber. El sábado pasado a la noche, estábamos con unas amigas en una cervecería, y lo vi a Pablo, qué pasaba con una chica, abrazados y la chica llorando, se lo que ustedes se quieren, la verdad es que no vi nada raro, ni besos ni caricias, ni miradas, la chica parecía estar muy mal y el la abrazada por los hombros. Quizás sea alguna amiga que estaba en problemas, pero por las dudas necesitaba decírtelo para que estés atenta.
-PATRICIA: Yo estaba en San Isidro con el sindicato, lo llamé a la madrugada cerca de las dos de la mañana y no me atendió, pero cuando llegué me dijo que no había escuchado el teléfono, que ya estaba durmiendo en casa. ¿A qué hora los viste?
-CAROLINA: Era temprano no era ni la una de la mañana. Puede ser que después se haya ido para tu casa, no quiero decirte que lo vi en una situación comprometida, pero si no te dijo nada, quizás tengas que estar atenta.
-PATRICIA: En realidad, no hablamos mucho cuando volví, teníamos otras urgencias!
-CAROLINA: Me imagino! No pienses que quiero meterte fichas contra Pablo, me parece un buen tipo y sé lo que te quiere, pero…
-PATRICIA: Tranquila, ya veré si me cuenta lo que pasó, no me voy a hacer a cabeza por ahora!
Seguimos charlando hasta casi la tres y media de la tarde y de ahí me fui para el sindicato.
Me quedé pensando en lo que me contara Carolina, ¿habrá estado con esa chica y por eso no me atendió? ¿Me estaba ocultando algo? ¿Me tendría que preocupar? ¿Si él no me lo cuenta, tendría que decirle que lo habían visto con otra mujer y que yo me había enterado?
Se me crearon sentimientos encontrados, ¿con qué razón podría yo reclamarle algo que no me cuenta, si yo tenía un montón de cosas que le ocultaba e incluso le mentía? ¿Lo estaría dejando demasiado tiempo solo? ¿Los viajes estarían creando alguna fisura en nuestra relación?
Como dijo Carolina, tenía que estar atenta y sobre todo, hacerle sentir a cada momento el amor que le tengo.
Después del sindicato me fui para casa, Pablo todavía no había llegado, cerca de la siete de la tarde llegó, tomamos unos mates, mientras él se iba a bañar, yo preparaba algo para cenar.
Durante la cena, como al pasar, intentando saber algo más de la noche del sábado, le pregunté:
-PATRICIA: ¿Qué tal el sábado con los chicos?
-PABLO: Ah sí!, no te conté del sábado!, con los chicos todo bien, nos juntamos en una cervecería de Olavarría, Juan como a las doce y media se fue para la casa, no están muy bien las cosas con su mujer y nos quedamos con Miguel, hasta que entró una chica, con la que Miguel venía intentando hacía un tiempo, y se le dio, así que te fue con la chica y yo me quedé terminando mi cerveza.
Cuando iba a buscar el auto para volver a casa, veo una pareja discutiendo, discutían feo, yo tenía que pasar por donde estaban ellos para llegar al auto, cuando estaba a unos metros, el tipo levantó la mano como para pegarle, no sabía si meterme, pero como me pareció qué le iba a pegar, al final me metí. Le paré la mano al tipo y le di un trompazo, y antes que reaccione, una patada en las bolas, la chica se había agachado y se tapaba la cabeza, la saqué de ahí y volvimos para calle Olavarría.
-PATRICIA: ¿Y conocías a esa chica? ¿Y que pasó?
-PABLO: No, encima estaba de espaldas no le veía ni la cara, le dije si quería que la llevara hasta la casa, pero estaba en pánico, no paraba de llorar, es más, la quise dejar en un bar hasta que iba a buscar el auto, pero estaba cagada de miedo, así que no la pude dejar sola, dimos la vuelta manzana hasta llegar al auto, la llevé hasta su casa y me vine para acá.
-PATRICIA: Pobre! ¿Y el tipo era el novio?
-PABLO: Yo le pregunté lo mismo, pero no, me dijo que la había encarado en el bar, y que seguramente la siguió cuando salió, y que se la quería llevar de prepo!
Terminamos de cenar, y me quedé un poco más tranquila, los hechos y la hora coincidían con lo que me había contado Carolina, me había sido sincero y me había contado lo ocurrido. ¿Tendría yo que hacer lo mismo? Me sentí mal porque yo no era sincera con él, pero creo que sincerarme, me traería problemas, o al menos sospechas e intranquilidad de su parte.
Dos semanas después, un nuevo viaje, esta vez también tres días a La Plata.
No puedo negar que disfrutaba de los viajes, los hoteles, los restaurantes, lo que más me costaba, era llegar a casa y contarle a Pablo del viaje, su cara me lo decía todo, no le entusiasmaba que me fuera, pero lo veía resignado, él me seguía apoyando, además que ahora al cobrar como secretaria, era parte de mi trabajo, pero igualmente eso, no me hacía sentir bien.
En el sindicato se estaban armando las listas y los candidatos para las próximas elecciones, es por eso que vinieron una seguidilla de viajes casi todas las semanas.
Ese viaje a La Plata, volvió a ser un jueves después del jardín y volveríamos el sábado por la tarde.
Como en otros viajes, Pablo me pasó a buscar por el jardín y me llevó hasta el sindicato. Esta vez no había lugar para estacionar, paró en doble fila, nos despedimos y me bajé del auto.
Lo saludé con un beso a la pasada y entré al sindicato, no sabía con quién íbamos, si nos llevaba Cristian o iríamos en el auto de Carlos.
Carlos ya me estaba esperando, cargamos el bolso en su auto y nos fuimos, aprovechando el viaje a La Plata, con nosotros venía, Roberto, un vocal de la comisión, que lo dejaríamos en Brandsen, una ciudad que está unos kilómetros antes de llegar a La Plata.
Volvimos a hospedarnos en el hotel cinco estrellas frente al Teatro Argentino.
Nos dieron las habitaciones y descansamos un rato antes de la reunión.
Cuando nos encontramos para ir a la reunión, Carlos me comentó:
-CARLOS: Patricia, mañana Clara va a estar acá en La Plata.
-PATRICIA: Perfecto Carlos, no te hagas problema, yo me quedo acá en el hotel.
-CARLOS: No viene a estar conmigo, sino que viene a encontrarse con vos. Hablamos antes de ayer me pregunto si vos también venías, cómo le dije que sí, dijo que se hacía una escapada para verte.
-PATRICIA: Ah bueno! Hablamos hace unos días por teléfono y no me dijo nada.
-CARLOS: Quizás no sabía del viaje! Va a estar acá antes del mediodía, y se queda hasta el sábado a la mañana.
-PATRICIA: ¿Se queda acá en el hotel?
-CARLOS: Sí, y después del desayuno se va para San Isidro.
La verdad que me sorprendió lo que dijo Carlos, que venía a verme a mí, lo único que esperaba, era no tener problemas, ni con Carlos, ni con ella, me parece una buena mina, pero esperaba qué no se obsesionara conmigo, ya me había dicho que le gustaba y me puse a pensar cómo frenar esta situación, no quiero complicaciones en mi vida, y menos que menos tener que seguir mintiéndole a Pablo.
Aunque por otro lado, me generaba unas ciertas ganas de pasar momentos con ella, no entendía si era como amigas, o de alguna otra forma. Los momentos con ella, hasta ahora habían sido buenos. Pero no quería que pasaran a mayores.
Fuimos a la reunión en la sede del sindicato de La Plata y volvimos a la hora de cenar. Carlos me dijo de cenar en el hotel, y le dije que no tenía problema, pero que antes subía un momento a mi habitación.
En mi habitación lo llamé a Pablo, necesitaba escucharlo, hablar con él, le dije que bajaba a cenar y que después lo volvía a llamar.
Cenamos con Carlos charlando de muchas cosas, nuestras conversaciones, ya no sólo eran de trabajo, hablábamos de nosotros, de nuestras vidas y de muchas cosas más.
Subimos a las habitaciones, nos despedimos y al entrar lo volví a llamar a Pablo.
Hablamos casi una hora, hasta pasadas las doce de la noche, le dije que estaba un poco cansada, nos despedimos y me acosté a dormir.
Al día siguiente desayunamos con Carlos en el hotel y fuimos a otra reunión con otros delegados. Como siempre yo redactaba las actas, los acuerdos y los escritos que surgían de las reuniones.
Volvimos al hotel y en el lobby nos encontramos con Clara. Se acercó a nosotros, nos saludo, a mi en particular, me dio flor de abrazo y Carlos dijo de ir a almorzar los tres.
Fuimos a un restaurante cerca del hotel, a las cuatro y media teníamos otra reunión, volvimos pasadas las tres de la tarde y subimos a las habitaciones para cambiarnos. Clara me mandó un mensaje, diciéndome que nos encontrábamos a la noche para cenar.
Le contesté que perfecto, nos veíamos a la noche.
Llegamos de la reunión pasada las siete de la tarde, le mandé un mensaje a Clara diciéndole que ya habíamos regresado. Me pregunto en qué habitación estaba y un momento después me golpeó la puerta.
-CLARA: Le dije a Carlos que nos lleve a cenar a un lindo restaurante, así que nos tenemos que poner diosas, y te quiero hacer un regalo!
PATRICIA: ¿Qué regalo? Clara, no hace falta que me hagas ningún regalo!
-CLARA: Le dije a Carlos que quería regalarte algo para que te pongas, y me dijo la casa donde él te ha comprado y también tu talle, espero te quede bien!
Y me entregó la bolsa con la ropa, y en otra bolsa las sandalias blancas qué en el viaje anterior me había comprado Carlos.
Al abrir la bolsa, me encontré con un vestido color canela, bastante corto, con un escote en V con bordados y otra vez con la espalda descubierta.
-CLARA: Probate a ver si te queda bien, si no lo vamos a cambiar, todavía estamos a tiempo.
-PATRICIA: Otra vez tengo que ir sin corpiño!
-CLARA: No pasa nada, en el frente la tela es doble Y no se te van a marcar los pezones!
Me saqué lo que tenia puesto, delante de Clara, me quedé en ropa interior, ella caminó hasta detrás de mí, me desabrocho el corpiño y me lo sacó, tomo el vestido y me ayudó a ponérmelo.
Me quedaba, pintado, realmente era un vestido hermoso, la pollera bordada y con algunos apliques, un poco más corta que el vestido que había usado en San Isidro.
-CLARA: Te queda perfecto! Le acerté al talle! Te compré unos aros también!
Y sacó de la bolsa unos aros argolla dorados y un collar haciendo juego.
-CLARA; Toda una diosa! Bueno me voy a cambiar yo también, nueve menos cuarto nos pasa Carlos a buscar.
Se fue a su habitación y yo me saqué el vestido, me di una ducha, me sequé el pelo y me peiné, me puse una tanguita blanca y el vestido, me recogí el pelo, me maquillé, no mucho, sólo me delineé los ojos y brillo en los labios, me puse los aros y el colgante que me dejó Clara y las sandalias blancas de taco alto, chaqueta Blanca cortita y un poco de perfume, me miré en el espejo y me vi elegantemente sexy, por lejos, la pollera más corta que había usado en mi vida, pero me veía muy bien, y como decía Carlos, estos momentos hay que disfrutarlos.
Nueve menos cuarto, golpearon mi puerta, era Clara, al verla, me sorprendí, estaba con un vestido blanco, tan corto como el mío, pero con más escote, claramente se veía, qué iba sin corpiño, estaba espléndida y se lo dije.
Bajamos las dos y Carlos ya nos esperaba en el lobby.
Al vernos llegar, su cara decía qué le gustaba mucho lo que veía, y no pude sino recordar, aquellas palabras de Clara, diciéndome, qué le encantaría estar con Carlos y conmigo, ¿acaso habrían armado algo así? Tenía que estar atenta.
Fuimos a un restaurante muy paquete, que tenía un salón con mesas muy bien puestas y más atrás algunas mesas separadas por paneles con vidrios trabajados que no permitían mirar a través de ellos, aislados del salón general, como una especie de reservados, con una mesa redonda como para cuatro personas, elegantemente puesta, y sillones individuales en vez de sillas, un lugar a todas luces de primer nivel.
Elegimos los platos Carlos y Clara tomarían vino y yo un agua saborizada.
La comida estuvo excelente, de postre un brownie tibio con helado y frutos rojos.
Después del postre Carlos pidió un champagne para brindar por el encuentro.
El mozo trajo el balde con la botella y las tres copas.
-CARLOS: Media copa Patricia para brindar!
-PATRICIA: Carlos con media copa me pongo en pedo!
-CLARA: Ay Dale pato! Con media copa no te podés poner en pedo! Y si te pones en pedo yo te llevo! Dale que la vida es una sola!
-PATRICIA: Está bien! Pero media copa Carlos, nada más!
Ya había tomado varias cervezas con Pablo en casa, pero nunca había tomado champagne, pero Jansen había dicho media copa y decidí probarlo.
Brindamos por el encuentro, y la verdad que el champagne me gustó mucho, era muy rico.
Seguimos charlando, y los temas se fueron poniendo más picantes, Carlos y Clara recordaban algunos de sus encuentros y a mí me hacía gracia cualquier cosa y ambos reían conmigo.
Y entre una cosa y otra, me terminé tomando, media copa más, cuando quise acordar, estaba re mareada.
Me seguía riendo de todo, y sentía coloradas las mejillas. Varias veces Clara, se pegaba a mí, y acariciaba mi cara y mi pelo.
Claramente, era la primera vez que me emborrachaba o algo así, me sentía como lenta para hablar.
En un momento, Clara y Carlos, se estaban besando apasionadamente, una mano de Carlos, acariciaba su espalda y la otra su pierna derecha, por debajo del vestido. Todo aquello, frente a mí, quizás por el champagne, no me inmuté, y quizás por eso, los seguía viendo, y quizás por eso sentí un calor subiéndome.
Clara, miro hacia mí, y al verme mirándolos, se acercó, y me dijo:
-CLARA: ¿Te sentís bien? ¿Querés que nos vayamos al hotel?
-PATRICIA: Si por favor, creo que estoy borracha! En realidad, no sé lo que es estar borracha, pero debe ser algo así.
Salimos del restaurante, yo iba en medio, Carlos me tomaba por la cintura y Clara me llevaba del brazo, caminaba a los tumbos por el champagne y por la risa, no podía parar de reírme.
Llegamos al auto de Carlos, Clara me dijo:
-CLARA: Vení vamos las dos adelante!
Riéndonos subimos, en el asiento del acompañante, Clara se sentó primero y yo a medio sentar sobre sus piernas. Carlos se reía, nunca lo había visto reírse a carcajadas, Clara me tomaba de la cadera y me acariciaba, no paraba de reírme, como no tenía frío no me había puesto la chaqueta, y Clara llevaba sus manos de la cadera a mi espalda, yo no decía nada. En mi posición, Carlos tenía a su vista mis piernas y el vestido se me había subido un poco, lo que le daba casi una visión completa de mis muslos. En un momento sentí la mano de Clara yendo de mi espalda, por un costado hacia mis tetas, y cuando llegó a mi pezón derecho, gire mi cara para mirarla, y en el momento en qué quedamos de frente, me dio un beso en la boca. Carlos nos miraba y se reía, y yo me estaba excitando, la conversación en el restaurante, el champagne y la situación, me estaban calentando. En ese momento, me sentí entregada, supongo que sí Carlos me hubiera tocado las piernas, me hubiera dejado tocar por los dos.
Llegamos al hotel entre risas, bajé a los tumbos, subimos las dos desde la cochera, a las habitaciones, mientras Carlos iba a buscar las llaves. Mientras esperábamos a Carlos, paradas frente a frente en la puerta de mi habitación, Clara me volvió a besar, no sólo no me resistí, sino que la besé también.
En este momento, recordé lo que me había dicho Clara, de que le encantaría estar conmigo y con Carlos.
-CLARA: ¿Estas mojada?
-PATRICIA: Empapada!
-CLARA: ¿Te gustaría seguir?
-PATRICIA: No lo sé, creo que no, no estoy segura!
-CLARA: Bueno corazón! No te insisto! Quiero que cuando pase, seas vos la que me lo pida! No quiero presionarte! Me gustas mucho y me encantaría estar con los dos, Pero eso sólo pasará si vos lo deseas y me lo pedís, estoy segura que Carlos lo aceptaría!
-PATRICIA: No sé Clara! En este momento no tengo nada claro y no quiero hacer algo de lo que después me arrepienta! Espero que me entiendas!
-CLARA: Claro que te entiendo bonita! Por eso es que te voy a acompañar a la cama, y después me voy a ir a pasar la noche con Carlos, Espero que eso no te siente mal!
-PATRICIA: Claro que no! Disfruta la noche, además es un poco tarde, y con lo que tomé me da un poco de miedo!
En ese momento llegó Carlos con las llaves, nos despedimos de Carlos, y Clara entró conmigo a mi habitación.
-CLARA: ¿Estás excitada tesoro?
-PATRICIA: Claro que estoy excitada! supongo que el alcohol y la situación! Pero a pesar de no estar en mis cinco sentidos, nunca le fui infiel a Pablo y no quiero que esta sea la primera vez y arrepentirme y sentirme culpable después! Y por supuesto nunca hice un trío, si eso se da en algún momento, quisiera que sea con Pablo, si seguimos juntos por supuesto!
-CLARA: ¿Dudas de seguir con Pablo?
-PATRICIA: No, Claro que no! Es el amor de mi vida! Pero con mi anterior pareja creí lo mismo y nos terminamos separando! Yo quisiera vivir toda la vida con Pablo y sé también que él me ama con locura y me banca en todas! Y te soy sincera, ya bastante me costó superar lo que pasó en el pub. Pero también tengo que decirte, que con vos me sale ser sincera y desde que te conozco, y me enteré lo que a vos te pasa, no veo como imposible, alguna vez estar con una mujer, pero llegado el caso, también tendría que ser un deseo de Pablo, si no, sentiría que lo engañó.
-CLARA: Te entiendo corazón! Y no es mi intención, hacerte cambiar de idea, ni convencerte de algo de lo que no estés segura! Entiendo perfectamente la culpa, porque aunque te parezca extraño, yo también lo siento cuando estoy con Carlos, pero mi situación con Pedro, es un poco diferente a la tuya, el amor que ustedes se tienen, yo no lo tengo con Pedro. Pero… tengo una curiosidad, ¿Cuando te deje sola te vas a tocar!
-PATRICIA: Seguramente! Estoy muy caliente! Y no soy de madera!
-CLARA; ¿Te podré pedir algo? Pero desde ya te digo que podés decirme que no!
-PATRICIA: Depende lo que me pidas!
-CLARA: Me encantaría verte mientras te tocas!
-PATRICIA: Ay Clarita! Lo que me estás pidiendo…! No puedo decirte que sí!
-CLARA: No te pido quedarme acá mientras lo haces! Pero quizás puedas grabarte con el teléfono y si querés me lo podés mandar!
-PATRICIA: No te aseguro, a veces me grabo para mandárselo a Pablo. Pero llegado el caso de qué me decida y te lo envíe, me tenes que prometer que nadie más que vos lo va a ver!
-CLARA: Prometido!
-PATRICIA: Carlos menos que menos!
-CLARA: Promesa que solo yo!
-PATRICIA: De todos modos, no sé si me voy a grabar ni si te lo voy a enviar, no te lo quiero asegurar!
- CLARA: Lo que vos decidas, estará bien! Ya sabés que voy a respetar tu decisión.
Se pegó a mí, me tomó por la cintura, nuestras tetas se encontraron, mis pezones estaban duros, y nuestras bocas se juntaron, me besó y la besé. Se separó de mí y dirigiéndose a la puerta me dijo:
-CLARA: Que la pases bien! Yo creo que la voy a pasar muy bien!
Salió de mi habitación, yo estaba completamente excitada, ese último beso y sus tetas contra las mías, me habían dejado al borde de la locura, por suerte no insistió y por suerte no estaba Carlos ahí, no sé si en este estado me hubiera podido negar. ¿Qué me está pasando?
Eran casi las dos de la mañana, lo llamé a Pablo, si me contestaba me masturbaría para él y él para mí, lo necesitaba. Ya me había sacado el vestido y los zapatos, los había guardado en el placard y estaba en la cama sólo con mi tanguita Blanca empapada. No me contestó, ya estaría dormido.
Apoye el teléfono en la mesita, enfocando a la cama y lo puse a grabar. No sabía si se lo iba a mostrar a Clara, pero sí a Pablo.
Empecé a acariciarme los pezones, y mi cabeza se iba a los besos de Clara, a sus palabras, a su mirada, no lo podía negar, Clara me provoca cosas, que nunca antes había sentido, ¿acaso me gustaría tener algo con Clara? ¿Me gustaría sentir su cuerpo contra el mío? Estaría dispuesta hacer el amor por primera vez con otra mujer?
Todo aquello no me lo podía responder, pero la situación me había excitado, me saqué la tanguita, y comencé a tocar mi conchita y mi imaginación me llevó a imaginar estar con los dos en esa misma habitación, desnudos con Carlos y con Clara, y tuve un orgasmo tremendo, con apenas haberme tocado.
Mi cabeza no paró, me acosté boca abajo, mis manos en mi entrepierna, moviendo mis caderas en círculos y me imaginé, abrazada a Clara, besándonos, sus tetas apretadas contra las mías, mis pezones tocando los suyos, y desde atrás, Carlos penetrándome. Y con esa imagen me vino otro orgasmo brutal.
Después de semejantes orgasmos, me empecé a serenar y por supuesto, me culpe por haberme masturbado pensando en que Carlos me cogía y Clara me abrazaba, me besaba y me comía los pezones, y la verdad me sentí una mierda.
Desnuda como estaba, me desperté cuando sonó mi teléfono con un mensaje. Al mirar la hora, eran las ocho y media de la mañana y el mensaje era de Clara: " Buenos días tesoro! ¿Cómo la pasaste anoche después que me fui?"
Y junto con el mensaje, me envió también un archivo de video. Y siguió escribiendo: "el videíto, es algo de lo bien que lo pasamos con Carlos anoche, pero entiendo si no querés verlo, lo podés eliminar"
El corazón se me aceleró de golpe, tenía en mi teléfono un video de Clara cogiendo con Carlos, ¿qué hago? ¿Lo miró o no lo miró? ¿Estoy segura de querer ver eso? Quizás me lo haya mandado, tentarme, o quizás para que yo le mande el mío. ¿Qué hago? ¿Le mando el mío?
Volví a sentir una inesperada excitación, pero esta vez, no había alcohol mediante, estaba en mis cinco sentidos, y le escribí:
-PATRICIA: ¿Estás en tu habitación o con Carlos?
-CLARA: Sola en mi habitación! Desnuda y pensándote!
Y sin saber muy bien por qué, le envié el video de la madrugada masturbándome!
Hubo un momento sin mensajes, donde supuse que estaría mirando el video, y pensar en eso, me hizo llevar mi mano a la entrepierna, pensar que ella se estaría masturbando viendo el vídeo, me puso muy caliente.
Mirando en la pantalla de mi teléfono, el icono del video que me había enviado Clara, me debatía entre darle play o no.
Pero me encontré tan excitada de repente, que sin saber porqué, o quizás sí, puse a reproducir el video. Duraba poco más de treinta segundos, dónde podía ver desde la parte de los pies de la cama a Carlos desnudo, acostado en la cama y a Clara, sentada sobre él, cabalgándolo lentamente, con un primer plano, de la pija de Carlos entrando y saliendo de Clara, que quedaba de espaldas al teléfono, hasta que segundos después, ella se levanta y se vuelve a sentar, introduciéndosela toda, pero esta vez dándole la espalda a Carlos y quedando de frente a la cámara.
Aquellos segundos de sexo entre ellos y la cara de placer de Clara, me hizo tener un terrible orgasmo.
Aquello me excito terriblemente, era como masturbarme viendo porno, pero en realidad eran dos personas muy cercanas. Qué lío en mi cabeza! Y me puse a pensar, que en unos momentos, estaría sentada con ellos desayunando. La puta madre! ¿Qué estoy haciendo? Me estoy dejando llevar por esta impensada lujuria! Me estoy metiendo en un terreno, del que no estoy segura de entrar y menos que menos a espaldas de Pablo. Esto es una locura, tengo que parar!
Me di una ducha y bajé a desayunar.
Clara ya estaba en la mesa, Carlos aún no había bajado. Se sonrío al verme llegar se paró y me abrazó.
-CLARA: No pude dejar de masturbarme viéndote! Sos la mujer más sensual con la que me he cruzado! Y creo que tu cuerpo no me va a dejar dormir!
-PATRICIA: Por favor Clara borra ese video! No se por qué te lo mandé! No quiero que nadie pueda llegar a verlo!
CLARA: Quedate tranquila! Nadie ve mi teléfono, tengo contraseña y siempre está conmigo, no lo dejó solo ni cuando voy al baño! ¿Viste el que yo te mandé? me salió enviártelo, si yo veía tu placer, que vos puedas ver el mío!
-PATRICIA: Sí lo vi! Tengo que confesarte, que me masturbé viéndolos.
En ese momento apareció Carlos, nos dio los buenos días y se sentó con nosotras a desayunar.
Desayunamos conversando cosas triviales, sobre la noche anterior y sobre la vuelta a Mar del Plata.
Sonó el teléfono de Carlos, y mientras respondía la llamada, Clara me pidió que la acompañe a su habitación, tenía que preparar todo para irse.
-PATRICIA: Clara tengo que pedirte un favor, Llévate el vestido, no puedo volver a casa con eso, tendría que darle muchas explicaciones a Pablo!
-CLARA: Tranquila que se lo lleva Carlos!
Te pedí que vinieras porque necesitaba abrazarte! sin que nadie nos viera.
-PATRICIA: Clara, estoy confundida, no sé que estoy sintiendo, ni que estoy haciendo!
-CLARA: Lo sé corazón! y no quiero que te sientas presionada! Es sólo que la atracción que siento por vos es…!
Mientras decía esto se empezó a sacar la remera, el pantalón junto con la bombacha, y por último el corpiño, quedando ante mi completamente desnuda, no pude sino admirar su cuerpo, y como si me lo pidiera con la mirada, me desprendí la camisa y me la saqué, me saqué el pantalón, y por último la tanguita y el corpiño, quedando también desnuda.
Nos abrazamos y nos besamos, no entendía que me pasaba con Clara, pero sentirme desnuda ante ella, me provocaba sentir su cuerpo. Me acarició la espalda y el culo, con su mano derecha llegó a mi conchita empapada y en ese momento, me separé de ella.
-PATRICIA: Perdón Clara, no puedo! No sé lo que estoy haciendo! Creo que no estoy preparada para esto!
-CLARA: Te entiendo corazón pero necesitaba sentirte antes de irme.
Me volvió a besar, junté mi ropa y me volví a vestir, le di un último beso y me fui a mi habitación.
No entendía que me pasaba, creo que si en ese momento, no se me cruzaba Pablo por la cabeza, hubiera terminado en su cama.
Preparé todas mis cosas y bajé al lobby, me senté a esperar a Carlos, no sabía si ya volvíamos o almorzaríamos primero.
Bajó Clara con su maleta y vino hacia mí. Un momento después bajó Carlos con sus cosas. Al verlo con todo, le dije que subía por mis cosas.
Cuando volví, Carlos me dijo:
-CARLOS: Patricia, llevamos a Clara hasta Buenos Aires, y de ahí ya volvemos a Mar del Plata.
-PATRICIA: Perfecto!
Carlos fue a buscar el auto a la cochera, y nosotras lo esperamos en la entrada.
Casi una hora después, llegamos a un edificio en el barrio de Palermo. Clara se despidió de mí con un abrazo y un beso.
-CLARA: Después te llamo!
-PATRICIA: El lunes a la tarde llamame, mañana y el domingo voy a estar con Pablo.
-CLARA: Dale!
Se despidió de Carlos, también con un abrazo y entró al edificio.
De allí hasta Mar del Plata, solo paramos en la ruta para comer algo y llegamos a eso de las cuatro y media de la tarde.
Carlos me dejó en casa, en verdad estaba cansada, pero por sobre todo, tremendamente excitada...!
Continuará…