Los intrincados caminos de un amor (05)

Los intrincados caminos de un amor Capítulo 5

Los intrincados caminos de un amor

Capítulo 5

Patricia

Después de tan placentero orgasmo hubiera deseado dormirme abrazada a Pablo, al amor de mi vida. Antes de quedarme dormida, así desnuda como estaba, se me cruzaron un montón de cosas por la cabeza, las recomendaciones de María Marta y los comentarios de Clara, respecto del ambiente sindical en el que me había metido, tendría que estar con los ojos bien abiertos y si realmente era como lo dijo Clara, ya me empezarían a rondar los moscardones. También me quedé pensando en esta clase de vida, como esta gente no se priva de nada, autos, viajes, hoteles, restaurantes, todo de primera clase, mujeres ávidas de cincuentones con mucha plata, a los que les gusta lucirlas delante de sus colegas. ¿Me habrá llevado Carlos para eso? Y no pude dejar de pensar, que seguramente en ese mismo momento, Carlos y Clara estaban compartiendo cama y cuerpos.

Me desperté en la mañana, me di una ducha y bajé a desayunar, solo estaba Cristian, y desayunamos juntos.

Casi al finalizar, la veo acercarse a Clara, vino a saludarme puesto que ya se iba para su ciudad.

-CLARA: No quería irme sin saludarte! Espero nos veamos pronto! Te dejo mi teléfono! Llamame cuando puedas!

-PATRICIA: Si, claro!  ¿El lunes a la tarde te parece?

-CLARA: Si, dale! Después de las cuatro de la tarde, ya estoy libre.

-PATRICIA: Perfecto! Buen viaje!

-CLARA: Igual para vos! Nos vemos!

Y se fue caminando con su maleta rodando a su lado hasta la puerta donde un auto la esperaba.

Carlos no apareció a desayunar, no sabía si era porque no estaba en el hotel, o porque quizás Clara lo había dejado de cama.

Volveríamos a Mar del Plata, luego del almuerzo, en ese par de horas que me quedaban libres, decidí caminar un poco por la ciudad.

Lo primero fue cruzarme al Teatro Argentino, un edificio enorme, que ocupa toda una manzana, de líneas modernas y cierta monumentalidad, entre al hall principal, y recorrí las zonas que me permitieron a esa hora, no pude ver la sala principal que estaba cerrada.

Caminé dos cuadras por la avenida cincuenta y uno, hasta la Plaza Moreno, una enorme plaza que tiene enfrentados la Catedral, un ícono religioso y turístico de la ciudad por un lado y el Palacio Municipal por el otro, que a sus costados tiene dos torres de unos quince pisos calculo yo, donde funcionan la administración municipal y dependencias provinciales.

Aunque no soy cristiana practicante, entré en la Catedral para conocerla, una construcción de una belleza extrema, con dos enormes torres y con todas sus paredes de ladrillo visto. El interior gótico es sencillamente deslumbrante.

Volví por la avenida cincuenta y tres, unas seis cuadras hasta la Plaza San Martín. Donde también enfrentados en sendos lados de la plaza, están el Palacio de la Legislatura Provincial, sobre calle siete y la Casa de Gobierno Provincial sobre calle seis. Hermosos edificios rodeados de arbolados jardines. Y al otro costado frente a la plaza, el Pasaje Dardo Rocha, un centro cultural enorme, un gran edificio donde se alojan museos, salas de exposición, teatro, cine, escuelas de música, danzas y muchas actividades culturales más.

Al estar en una zona comercial, recorrí varios negocios, quería comprarle otro regalito a Pablo, y me decidí por un perfume.

Volví al hotel y preparé todas mis cosas, a las doce treinta nos encontramos con Cristian en el restaurante del hotel, un momento después, llegaron Carlos y Ernesto desde la calle.

Almorzamos los cuatro, Carlos me habló muy poco, solo en un par de ocasiones, no entendía por qué.

Terminado el almuerzo, Cristian fue a cargarle combustible al auto y Néstor subió a su habitación a buscar su equipaje.

-PATRICIA: ¿Todo bien Carlos? Te noto algo callado…, o al menos conmigo!

-CARLOS: No tranquila Patricia, todo está bien, solo que estoy un poco cansado y algunos temas me tienen un tanto ocupado, solo eso!

Y como queriendo cambiar de tema, me dijo:

-CARLOS: ¿Ya tenés todo listo? Baja Néstor y no vamos

-PATRICIA: Si, si! Ya tengo todo preparado, solo me falta bajarlo nada más!

Subimos a las habitaciones a buscar nuestro equipaje y unos minutos después, ya los esperaba en el loby.

El viaje de regreso fue tranquilo, poco tránsito en la ruta y pasadas las seis de la tarde, entramos en Mar del Plata.

Carlos estuvo callado y por momentos se dormitaba, lo veía cabecear y me imaginaba que no habría dormido mucho, seguramente su noche había sido movidita.

Carlos y Néstor fueron al sindicato, allí tenían sus autos y Cristian me llevó a casa. Nos despedimos y subí a nuestro piso.

A entrar en casa Pablo me recibió con un hermoso abrazo y un beso interminable.

-PABLO: Cómo te extrañé la puta que lo parió!

-PATRICIA: Yo también mi vida! No sabés como me hubiera gustado que estuvieras conmigo! No me gusta dormir sola, sin vos pegadito a mí!

-PABLO: Bueno contame!

Nos sentamos en el sillón y le conté lo que hicimos, por donde anduve, de hotel, de las reuniones, de la cena y todo el viaje. Abrí el bolso para buscar los regalitos, el primero que le di fue el perfume

-PATRICIA: Es para que solo te pongas esto!

-PABLO: Mmmmm!

Y para sacar los otros regalos que estaban abajo, saqué el vestido y los zapatos.

-PABLO: ¿Y ese vestido? ¿Y esos zapatos?

-PATRICIA: Tuve que comprar amor, no podía ir a la cena con la ropa que estuve en las reuniones!

-PABLO: No es que no esté muy lindo, pero… ¿Con que plata amor?

-PATRICIA: Le dije a Carlos que no tenía dinero para comprar ropa y al final lo pagó él en seis cuotas con su tarjeta y yo se lo voy pagando por mes.

-PABLO: Ni quiero preguntar cuánto cuesta todo esto!

Y tratando de cambiar de tema, para que no se generara ningún problema, saqué los paquetitos de  ropa interior para los dos y se lo mostré

-PATRICIA: Estos son para vos y estos para mí, pero la sorpresa va a ser cuando nos vayamos para la salita! Todavía no lo abras!

-PABLO: Vámonos ya! ¿O estás muy cansada?

-PATRICIA: No mi cielo! Hoy no me levanté temprano y después solo el viaje! Lo que tengo es hambre, ¿Qué te parece si comemos algo tempranito y después nos vamos a jugar!

-PABLO: Ya tengo la cena, solo falta calentarla.

Cenamos charlando, me contó de sus días solo, del trabajo y lo que había estado haciendo sin mí.

-PATRICIA: Bueno, ahora vos te vas con tus regalitos a nuestra habitación, elegís uno y yo te espero en la salita, dame cinco minutos, cuando escuches la música entrás!

-PABLO: Cuanto misterio! Pero me encanta!

Me fui para la salita, me saqué toda la ropa, me puse el conjuntito violeta con las medias y los zapatos que había comprado en La Plata. Cambié el color de la luz a violeta y encendí el equipo de música con algo suave.

Al escuchar la música, Pablo entró con uno de los slip puesto, me pareció super sexy y ya su casi completa erección, estiraban aquella tela.

-PABLO: Guauuuuu! Que mujer más sexy! Que diosa! Que putita más linda que tengo!

-PATRICIA: Si mi amor! Tu putita! ¿Te gusta?

-PABLO: Me encanta! Con esas medias estás para comerte toda! Sos una putita muy sexy! Me calienta mucho! ¿Y el mío te gusta cómo me queda?

-PATRICIA: Me re gusta mi vida! Pero me parece que mi amiguito cuando está bien durito no entra, mi cielo!

-PABLO: Es cierto! Es que ya quiere salir!

-PATRICIA: Vení que yo lo ayudo!

Y sentándome en la cama, bajé un poco la tela del slip, y tome con mis dos manos su pija ya completamente parada  y dura, y luego de unas caricias me la llevé a la boca. La chupé suavemente, recorriéndola toda con la lengua, tratando de darle el mayor placer a mi hombre.

Pablo me acariciaba la cabeza y yo sus piernas llegando hasta su culo. Bajé lentamente el slip dejándolo desnudo sin  dejar de chupársela.

Me tomó de los brazos para que me pusiera de pie, y ahora fue él quien se sentó en la cama y empezó a tocar todo mi cuerpo sin dejar de mirarme a los ojos, me besó y acarició las piernas, la panza y mi depilado pubis a través de aquella ínfima prenda que aduras penas lo escondía y que ya estaba toda mojada.

Jugó con sus dedos por los bordes de la tela, recorriendo suavemente mis labios sacándome un orgasmo que no pude retener.

Se paró, me abrazó y nos besamos, suavemente al principio, pero con el irrumpir de su lengua en mi boca se tornaron apasionados y frenéticos.

Bajó a besar mis tetas y presionar mis pezones con sus labios por sobre la tela.

-PABLO: Me gusta tanto verte así, que te voy a hacer el amor con el conjunto puesto!

-PATRICIA: Si mi vida! Lo que vos quieras! Soy toda tuya!

Nos recostamos abrazados y besándonos, me tocaba toda, con sus dedos apartaba la tela del corpiño y me besaba y mordía los pezones.

Ya tenía un nuevo orgasmo en la puerta y ni siquiera me había tocado. Bastó que su mano se deslizara por debajo de la tanguita, buscando mi raja, para que le diera otro orgasmo. Que placer! Como me calienta Pablo! Cómo conoce mi cuerpo! Como sabe darme placer! Y a mí me encanta recibirlo y devolvérselo con orgasmos.

Hizo a un lado la pequeña tela y pude sentir su glande rosar mis labios en busca de mi entrada, tan mojada estaba que no le costó meterla completamente, hasta el fondo. Me penetraba lentamente mientras me besaba el cuello, las orejas, los hombros, me susurraba al oído que me amaba y en su tercera o cuarta acometida, le di el tercero. Abrazada fuertemente a su cuello, me sacudía con gemidos profundos y con la respiración agitada le decía cuanto lo amo en sus oídos.

Cambiamos de posición, lo dejé hacer, quería darle el placer que buscaba, quería dárselo todo, que hiciera conmigo cuanto quisiera, que disfrutara de mi cuerpo como yo del suyo.

Aceleró su ritmo teniéndome a cuatro patas sobre la cama y ya sabía que estaba cerca de acabar, pero antes de hacerlos, la sacó, me giró quedando boca arriba y él sobre mi me volvió a penetrar, se que le gusta mirarme a los ojos cuando acaba, y yo deliro viéndolo acabar, entrecerrándose sus ojos, sintiéndolo en mi interior y recibiendo su descarga, tratando de retrasar mi orgasmo para que llegue con el suyo. El mío ya no lo puedo sostener y mientras me sacudía, lo sentí acabar en mi interior. No pude evitar un par de lágrimas y la piel de gallina. Cuanto amor tengo para él y cuanto amor recibo! Eso me emociona y no puedo evitar llorar, pero de felicidad.

Me abraza con ternura mientras nuestros cuerpos van recobrando la normal respiración y nuestras miradas lo dicen todo, nos quedamos abrazados y momentos después nos dormimos.


Pablo

A su regreso de La Plata, tuvimos lo que para mí fue, tocar el cielo con las manos, increíblemente sexy con ese conjunto violeta y disfrutándonos de una manera maravillosa, nuestros cuerpos juntos expresándonos, casi sin palabras, nuestra complicidad, nuestro placer, pero por sobre todo, nuestro amor. No puedo estar más enamorado de ella, y sus lágrimas de emoción cuando terminamos, me llegaron al corazón.

Me sentía en el mejor momento de mi vida, nuestra economía no era floreciente, nuestros trabajos no eran los mejores rentados, podíamos vivir sin sobresaltos, pero nuestros sentimientos estaban por sobre todo lo demás.

Hacia un par de meses que don Mario, el dueño de la empresa, me había casi duplicado el sueldo considerando que me venía haciendo cargo de varias tareas que al principio las hacía un compañero que se jubiló.

No podíamos, al menos de momento, embarcarnos en nuestra propia casa, un sueño que veníamos planeando hace meses.

Pero en general, cuando me he sentido pleno en mi vida, algo siempre ocurre, y en estos momentos así me sentía. Las reuniones de Patricia, comenzaron a llenar sus tardes y también algunas noches.

Nuestros viernes eran mágicos, ambos los deseábamos, llegar la noche del viernes, era pensar en jugar en la salita sin pensar en madrugones, entregarnos hasta terminar exhaustos y el sábado, dormir hasta tarde.

Muchos viernes fueron ocupados por reuniones hasta tarde, cenas, encuentros, y montón de otras “obligaciones sindicales”.

No quería tener que llegar a decirle, que sus actividades en el sindicato, nos quitaban tiempo, siempre le he dicho que a pesar de su enfermedad, ella es capaz de hacer lo que desee y que siempre iba a estar ahí para apoyarla, y eso lo iba a mantener.

Desde que estamos juntos, y teniendo experiencias anteriores de pareja, siempre quise que sepa que no me comportaría como un marido celoso o controlador o desconfiado, que me sentía muy seguro de nuestros sentimientos y de la confianza mutua.

Nuestra confianza es palpable, ya que por ejemplo, nuestros teléfonos no están bloqueados, nunca me atrevería a escudriñar en el suyo, no es mi manera de ser, respeto su intimidad, como pretendo que ella respete la mía, jamás cuestiono sus horarios y que es lo que hace cuando no está conmigo.

Aunque si debo ser sincero, todo el tiempo que comparte con el tal Carlos, me provoca cierta sensación de incomodidad, se podría decir. Muchos viajes, muchas reuniones, muchas cenas, horas quitadas a lo nuestro.

Quiero interpretarlo, no como celos, en realidad, Pato nunca me ha dado motivos para pensar en que la relación con él o con cualquier otro hombre del sindicato, tiene alguna tonalidad más allá de lo concerniente a los quehaceres sindicales.

No la considero de mi propiedad, algo mío, entiendo a nuestra pareja, como dos personas que comparten la vida, el presente y proyectan un futuro.

Quizás sea por eso que ni siquiera nos hemos planteado, la necesidad de casarnos, nos amamos, nos compartimos, caminamos nuestras vidas juntos y hay entre nosotros un acuerdo tácito que va, incluso más allá de la mera formalidad del matrimonio. Somos un matrimonio, aunque no haya papeles firmados.

¿Proyectos de futuro? Claro que sí! Hablados infinidad de veces, los dos nos vemos en el tiempo, pasados los años, imaginando nuestra casa, imaginándonos padres, si, a pesar de aquel revés de la vida años atrás, donde quiso el destino interrumpir de un plumazo la maternidad de Pato, sigue en su ser, el deseo de ser madre. Por supuesto yo también lo tengo, se que el tiempo pasa y el momento se va acortando con el paso de los meses, pero respeto sus momentos, sus deseos, ya sabré cuando esté preparada para intentarlo y yo estaré feliz de poder hacerlo.


Patricia

Para principios de mayo de dos mil dieciséis, estaba una tarde en el sindicato cuando llegó Carlos, hablamos un par de temas, le mostré unos escritos que había estado haciendo y me dijo de ir a su oficina.

-CARLOS: Pasá Patricia, sentate por favor! ¿Un café?

-PATRICIA: Sí gracias Carlos!

-CARLOS: Patricia, la semana que viene, tenemos unas reuniones en la ciudad de Buenos Aires y me gustaría que puedas venir

-PATRICIA: ¿Cuántos días Carlos?

-CARLOS: Igual que el anterior, solo que esta vez, saldremos el jueves temprano en la mañana, para estar al mediodía en Buenos Aires.

-PATRICIA: Supongo que no voy a tener problema! Te confirmo esta noche por teléfono, después de hablarlo con Pablo.

-CARLOS: Perfecto! Tengo que preguntarte algo

-PATRICIA: Si claro!

-CARLOS: ¿Conocés a Walter Jansen?

-PATRICIA: El médico, si claro! Estoy en un par de grupos de Facebook de personas con epilepsia, y ahí se habla mucho de Jansen, incluso he hablado con varias personas que se atienden con él.

He averiguado hace un tiempo para tener un turno, pero no atiende por ninguna obra social y el costo de la consulta es muy alto, además de tener que viajar a Buenos Aires.

-CARLOS: Imaginé algo así!...Me tomé el atrevimiento de pedirle un turno para verlo y sería el próximo jueves.

-PATRICIA: Pero Carlos, yo no puedo permitir que vos pagues la consulta, no corresponde!

-CARLOS: Tranquila, es un acuerdo entre médicos, no hay consulta que pagar! Y ese día, él atiende en una clínica donde te pueden hacer los estudios que crea necesarios.

-PATRICIA: Carlos, me sorprendés! No sé qué decir!

-CARLOS: No tenés que decir nada, todo lo que pueda hacer para que puedas llevar la epilepsia de la mejor manera, lo voy a hacer.

-PATRICIA: Muchas gracias Carlos! No sé como agradecerte!

-CARLOS: No hace falta que agradezcas nada! Lo único que me dijo, es que lleves electroencefalogramas y estudios de sueño que tengas hechos.

-PATRICIA: Si claro!

Me fui para casa entre sorprendida y agradecida, por un lado, podría ver al mejor especialista en epilepsia, un reconocido neurólogo con una gran trayectoria y por otro, me creó un sentimiento de estar en deuda con Carlos. Me puse a pensar si sería cierto que no le cobraría la consulta o que realmente fuera simplemente un arreglo entre médicos.

Ahora también tocaba contárselo a Pablo, esperando que no lo tomara a mal, algunas veces habíamos hablado de ir a Buenos Aires a una consulta, pero nunca nos habían dado los números y como estaban bastante controladas las crisis, lo teníamos pendiente.

Pablo llegó pasadas las seis de la tarde, lo esperé con el mate. Nos sentamos en la mesa de la cocina y le empecé a contar.

-PATRICIA: Amor, tengo que contarte un par de cosas!

-PABLO: Contame!

-PATRICIA: La semana que viene, tengo que viajar a Buenos Aires para unas reuniones, igual que la otra vez, salimos el jueves y volvemos el sábado.

Y con cara entre triste y sorprendido, pero haciendo puchero cual niño, me dijo:

-PABLO: Otra vez me toca extrañarte!

-PATRICIA: No seas malo! Yo también te extraño! Son solo dos días, la única diferencia que en vez de salir al  mediodía, salimos a la mañana temprano, como para estar allá a mediodía.

-PABLO: ¿Vos querés ir? Yo no tengo problemas amor, lo único que me preocupa es que te pase algo y no poder estar cerca tuyo!

-PATRICIA: Quedate tranquilo amor! No va a pasar nada!

-PABLO: Es todo cuanto quiero! Me moriría si te pasara algo estando tan lejos.

-PATRICIA: Tengo que contarte algo más!

-PABLO: Uff! ¿Algo mejor o algo peor?

-PATRICIA: No tonto! Es algo bueno! ¿Te acordás del doctor Walter Jansen?

-PABLO: Si claro!

-PATRICIA: Carlos me consiguió un turno para el jueves, por eso salimos más temprano.

-PABLO: ¿Cómo que te consiguió un turno? ¿Y cómo hacemos para pagar eso?

-PATRICIA: No tranquilo no tenemos que pagar!

-PABLO: No me digas que lo paga él!

La cara y el tono en que me lo dijo, me decía a la claras que no le estaba gustando el tema, y tratando de que no se ponga fea la cosa, le dije:

-PATRICIA: No amor, tranquilo, es un arreglo entre médicos, el lo conoce y no hay que pagar la consulta, y aprovechando las reuniones en Buenos Aires, consiguió que me atienda el jueves en una de las clínica donde me pueden hacer los estudios que hagan falta. Esos exámenes si habría que pagarlos si no los cubre la obra social.

-PABLO: Está bien, pero me hubiera gustado acompañarte a esa consulta!

-PATRICIA: Ya lo sé mi vida! Por favor no te pongas mal, es una oportunidad de que me vea sin tener que pagar tanto dinero y sin pagar el viaje a Buenos Aires.

Charlamos hasta la hora de cenar y después nos fuimos a dormir.

El miércoles antes de viajar, pasé por el sindicato, hablamos con Carlos todo lo referente a las reuniones, preparamos todo y me dijo:

-CARLOS: Patricia, mañana salimos a las siete de la mañana desde acá, vamos con Ernesto que va a Pilar y con Cristian.

-PATRICIA: perfecto, a esa hora estoy acá.

-CARLOS: Si querés te paso a buscar por tu casa.

-PATRICIA: No, gracias Carlos, Pablo me trae y después se va a su trabajo

-CARLOS: Bueno, ¿ahora vas para tu casa?

-PATRICIA: Si Carlos, de acá me voy para casa!

-CARLOS: Si me acompañas un café, después te llevo.

-PATRICIA: Está bien, ya no te lo digo más!

-CARLOS: ¿Qué cosa?

-PATRICIA: Que no me tenés que llevar a casa cada vez que vengo!

-CARLOS: No me cuesta nada! tampoco es que vivís a cincuenta kilómetros!

Salimos del sindicato y fuimos a tomar un café al bar de la otra cuadra, últimamente se le había hecho costumbre invitarme un café y después llevarme a casa, y también más recurrentemente, al darme el paso para entrar en algún lugar, tomarme de la cintura. Al principio me inquietaba un poco, pero al no ver ninguna otra intención, es como que lo empecé a tomar como una cortesía.

Llegamos a casa y al bajar y saludarnos, ahí estaba la costurera otra vez, mirándome con cara de “te pesqué en tus andanzas”, dije buenas tardes y entré.

Empecé a preparar el bolso con la ropa que me iba a llevar, guardé incluso el vestido y los zapatos por las dudas, solo me quedaría por guardar, mis cosas de higiene personal

Al terminar y cerrar el bolso, lo escuché entrar a Pablo.

Fui a su encuentro y lo abracé.

-PABLO: Hola corazón! Ya te estoy extrañando!

-PATRICIA: Hola mi vida! Son solo dos días nada más! El sábado a la tarde estoy acá!

-PABLO: Aunque fueran doce horas igual te voy a extrañar.

-PATRICIA: Ya preparé el bolso, solo me falta guardar en la mochila, los estudios más recientes para mostrárselos a Jansen.

-PABLO: ¿A qué hora salen mañana?

-PATRICIA: A las siete desde el sindicato, pero quiero llegar una ratito antes

-PABLO: ¿Te puedo llevar?

-PATRICIA: Si claro mi vida, contaba con eso!

-PABLO: Te preguntaba, como tantas veces te traen y te llevan, pensé que por ahí te venían a buscar!

Ante sus palabras, tuve cierta sensación de que no le gustaba mucho la cosa, sobretodo que me trajeran a casa, y supongo que sobre todo si lo hacía Carlos, ¿Acaso la costurera le habrá contado las veces que me trae Carlos?

Que vieja chusma!

-PATRICIA: No corazón, quiero que vos me lleves! Así estoy con vos hasta que me voy!

Esa noche no hicimos el amor, después de cenar nos fuimos a dormir, al otro día tenía que estar antes de las seis arriba.

Cuando me levanté, sentí el olor a café, Pablo ya bañado y cambiado, había preparado el desayuno. Desayunamos y salimos, a las siete menos cuarto estábamos en la puerta del sindicato. Bajé con el bolso y entré, María Marta ya estaba, nos saludamos y me dijo que Carlos y Ernesto no habían llegado aún.

Volví al auto con Pablo, para quedarme con él hasta la hora de salir.

Unos minutos después lo vi llegar a Ernesto, y le dije a Pablo quien era. Tras él, Cristian con el auto y le dije a Pablo que en ese auto iríamos. Y faltando minutos para las siete, llegó Carlos.

-PATRICIA: Ese es Carlos!

-PABLO: Ah! Que autito el Carlos!

-PATRICIA: Es médico amor!, no tiene problemas de plata!

-PABLO: Ya lo creo! Y además sindicalista! No conozco un dirigente sindical pobre!

-PATRICIA: Vení amor, bajá así te lo presento!

Bajamos los dos y esperamos en la entrada del sindicato, Carlos nos vio cuando se acercaba y con una extraña sonrisa en él nos dijo:

-CARLOS: Hola Buenos días! ¿Cómo estás Patricia?

-PATRICIA: Hola Carlos, él es Pablo mi esposo!

Me saludó con un beso y estrechó la mano de Pablo

-PABLO: Mucho gusto Carlos!

-CARLOS: El gusto es mío! Por fin te conozco, Patricia se la pasa hablando de vos! Me dijo que trabajás en la empresa de Mario!

-PABLO: Si, hace algunos años! ¿Lo conoce?

-CARLOS: Si, atendí varias veces a su difunta hermana!

-PABLO: No pude conocerla, cuando empecé a trabajar con él, ya había fallecido.

-CARLOS: No se pudo recuperar de ese cáncer.

Y después dirigiéndose a mí, dijo:

-CARLOS: Patricia, ¿Pudiste imprimir todas las notas?

-PATRICIA: Si Carlos, ya están todas en la carpeta.

-CARLOS: Perfecto! Bueno gente, entro a ver si está todo listo para salir. Un gusto Pablo, nos estamos viendo!

Y extendiendo la mano lo saludó y entró al sindicato.

-PATRICIA: Te voy a extrañar amor mío!

-PABLO: Y yo no sabés como! Ya quiero que vuelvas!

-PATRICIA: Cuando querés acordar ya estoy de vuelta!

-PABLO: Por favor cuidate! No te olvides las pastillas! Y mandame mensajes o llamame cuando puedas. Después de ver a Jansen, llamame.

-PATRICIA: Si mi amor! Yo te llamo! Te amo mi vida, nos vemos el sábado!

-PABLO: Y yo a vos! Cuidate!

Nos dimos flor de beso en la puerta, Pablo subió al auto y lo saludé con la mano al pasar.

Entré al sindicato y hablaban Cristian, Carlos y Ernesto.

-CRISTIAN: Ayer andaba perfectamente, pero al venir levantó temperatura, ya hablé con el mecánico y me dijo que lo lleve.

-CARLOS: Tranquilo Cristian, son cosas que pueden pasar, no te hagas problema, vamos en mi auto.

-ERNESTO: Llevalo igual al taller y dejalo, que le hagan todo lo que haga falta.

-CRISTIAN: Si don Ernesto, me está esperando, ¿Quiere que le avise? Por ahí es una pavada y lo puede arreglar enseguida.

-CARLOS: Tranquilo Cristian, no podemos esperar, tenemos que estar al mediodía en Buenos Aires.

-ERNESTO: Voy a buscar las cosas al auto.

Fuimos hasta el auto de Carlos y guardamos todas mis cosas.

Ernesto se sentó junto a Carlos adelante y yo me senté atrás del lado de Carlos.

Salimos y los dos conversaban mientras yo le enviaba mensajes a Pablo.

Cuando tomamos la ruta dos, Ernesto se giró para mirarme y me dijo:

-ERNERSTO: Patricia, supongo que Carlos no te debe haber comentado nada, así que te lo voy a contar yo. Me detectaron un cáncer, no está en estado avanzado, pero lo tengo que tratar. Por eso es que voy a tomar licencia en el cargo, y mi lugar lo va a ocupar interinamente Carlos hasta las próximas elecciones.

-PATRICIA: Cuanto lo lamento Ernesto! Me imagino cómo le debe haber caído esa noticia!

-ERNESTO: Gracias Patricia! La verdad, no me lo esperaba, pero no me voy a dejar estar, por eso voy a Pilar, me voy a internar tres o cuatro días para que me hagan estudios y ver cómo me lo van a tratar. Esto que te cuento, por el momento, no lo sabe nadie, cuando vuelva de Pilar, vamos a hacer una asamblea extraordinaria y lo voy a comunicar oficialmente.

Entramos a la ciudad de Buenos Aires, me impresionó el movimiento de gente y de autos por todos lados, Carlos seguía las instrucciones del GPS y tomó una autopista en la zona de Puerto Madero para cruzar la ciudad y llegar a Pilar.

Llegamos a la Clínica, bajamos los tres, al despedirnos, me salió darle un abrazo.

-PATRICIA: Todo va a salir bien Ernesto! Y ya pronto te tendremos de vuelta por el sindicato!

-ERNESTO: Gracias Patricia! Si Dios quiere!

-CARLOS: Cualquier cosa que necesites, me avisás, hasta el sábado al mediodía estamos en Buenos Aires y cuando vos me digas, mando a Cristian a buscarte.

-ERNESTO: Gracias Carlos! Gracias Patricia! Nos vemos pronto!

Subimos al auto, me pareció ver cierto dejo de tristeza en la mirada de Carlos, que en las primeras cuadras iba callado.

-PATRICIA: ¿Es complicado lo de Ernesto?

-CARLOS: Puede llegar a ser complicado, si no lo operan lo antes posible, es un cáncer de colon, seguramente le van a tener que sacar un trozo de intestino preventivamente.

-PATRICIA: ¿Eso es lo complicado?

-CARLOS: Las operaciones de intestino siempre son complicadas.

-PATRICIA: Me da pena es un hombre joven!

-CARLOS: La verdad que si! No vamos a hacer a tiempo de ir al hotel, ¿qué te parece si buscamos un lugar para almorzar cerca de la clínica y después vamos para el hotel?

-PATRICIA: Por mí no hay problema!

Y así hicimos, dejó el auto en un estacionamiento, y entramos en un restaurante a una cuadra y media de la clínica. Almorzamos algo liviano y minutos antes de las dos, estábamos entrando en la clínica.

Nos atendieron y nos pidieron que esperásemos un momento en el hall del primer piso. Minutos después se abrió una puerta y el doctor Jansen, nos pidió que pasáramos. Luego de los saludos y presentaciones de rigor, nos pidió que tomáramos asiento.

Me pidió que le contara desde que todo empezó, a qué edad, que medicación había tomado, cual tomaba actualmente, y si le podía explicar cómo eran mis episodios convulsivos.

Le conté todo cuanto sabía y recordaba, y luego miró los estudios que había llevado.

-JANSEN: Entiendo por lo que me ha dicho el doctor Morales que usted está aquí para hacer una interconsulta, yo no soy su médico, pero si lo fuera, le cambiaría la medicación. Viendo sus estudios y los patrones de sus ondas cerebrales, le puedo decir, que usted está mal medicada, los medicamentos que usted toma son para un tipo de epilepsia que no es la suya.

-PATRICIA: ¿Cómo que mal medicada?

-CARLOS: La medicación que usted toma no es la que usted necesita, son para la epilepsia, pero no para su tipo de epilepsia.

-PATRICIA: Y usted que me indicaría tomar?

-JANSEN: Si usted fuera mi paciente, yo iría retirando la medicación actual e iría incorporando paulatinamente, valproato de sodio. Si con la medicación que usted toma y en las dosis que las toma, se pueden controlar medianamente las crisis, con el valproato de sodio, usted tendría mejores resultados con mucha menos medicación. En el inicio del tratamiento, tendría que subir progresivamente la dosis hasta llegar a un gramo de valproato por día, luego de eso, y una vez que ya dejó de tomar la medicación actual, se irían bajando los miligramos, hasta dar con la mínima cantidad que controle sus crisis. Todo esto en una sola toma diaria por las mañanas.

-PATRICIA: Eso sería la gloria! ¿Una sola pastilla por día?

-CARLOS: ¿Cuánto tiempo llevaría el cambio?

-JANSEN: Es paulatino, sobre todo al bajar las dosis actuales, pero creo que en un mes, o un mes y medio ya podría estar solo con el valproato. Habría que armar el cronograma.

-PATRICIA: ¿Alguna otra indicación doctor?

-JANSEN: Las precauciones de siempre, fundamental las horas de descanso, acostarse tarde, sí, pero si se va a levantar tarde, no le recomendaría trasnochar si al otro día tiene que ir a trabajar temprano. Cómo mínimo siete u ocho horas de sueño nocturno continuo. Si va a una discoteca, sepa que los destellos lumínicos, pueden incentivar las crisis. Respecto del alcohol, que es lo que mucha gente me pregunta, lo menos posible, no todos los días, va a una cena, un vaso de cerveza, una copa chica de vino o media copa de champagne. En su casa, si luego se va a dormir, uno o dos vasos de cerveza, pero siempre de noche. Esto siempre y cuando cambie al valproato.

-CARLOS: ¿Será necesario hacer algún estudio?

-JANSEN: Por el momento no, estos son bastante recientes y de ser necesario, se pueden hacer más adelante. Yo le diría que se ponga en contacto con la doctora Viviana Brizuela en Mar del Plata, no la conozco personalmente, pero estoy al tanto de su formación y su especialización en Inglaterra y en Estados Unidos y por supuesto de su capacidad.

Me dio los datos para ver a la doctora Brizuela, junto con una nota de puño y letra, firmada y con su sello, para entregarle a la doctora, “Doctora Brizuela, no nos conocemos personalmente, pero estoy al tanto de su excelencia médica, le estoy recomendando a la señora Patricia Miralles, le estoy recomendando que sea usted quien la atienda y siga su caso. Desde ya muchas gracias y cordiales saludos!

Nos saludamos y salimos de la clínica faltando quince minutos para las cuatro de la tarde.

Yo estaba súper contenta, poder controlar mi epilepsia con solo una pastilla al día, me sabía a gloria!

No podía ocultar la satisfacción por la consulta y me salió darle un abrazo que sorprendió a Carlos.

-PATRICIA: Muchas gracias Carlos! Estoy re contenta!

-CARLOS: No tenés nada que agradecer! Vamos para el hotel, que se nos va a hacer tarde para la reunión!

-PATRICIA: Si vamos!

Llegamos al hotel, un lujoso hotel cinco estrellas del centro porteño en calle Moreno a dos cuadras de avenida Nueve de Julio. Nos dieron las habitaciones y subimos a dejar nuestras cosas.

-CARLOS: Dejá todo y bajamos a tomar un café, a la vuelta lo ordenamos!

Bajamos a tomar un café al bar del hotel.

-PATRICIA: Estoy muy agradecida con vos! Pero… ¿Realmente no te cobró la visita?

-CARLOS: En realidad sí, pero si te lo decía no ibas a querer venir a verlo! Pero quedate tranquila que no fue la tarifa normal, fue, digamos…. una tarifa corporativa entre médicos!

-PATRICIA: Ay Carlos, ¿cómo voy a hacer para agradecerte esto?

-CARLOS: Ya te dije que no tenes nada que agradecer! Me salió así, y ya!

Charlamos mientras tomábamos el café, y nos fuimos para la reunión pactada para las dieciocho horas.

De camino le escribí a Pablo para decirle que después de la reunión, lo llamaría para contarle.

La reunión duró poco menos de una hora, Carlos entregó unos escritos, habló con un par de personas y volvimos para el hotel.

-CARLOS: Patricia, estoy un poco cansado, ¿qué te parece si cenamos acá en el hotel?

-PATRICIA: Si Carlos, por mí perfecto!

-CARLOS: Bueno a las nueve te golpeo la puerta!

-PATRICIA: Listo!

Entré en la habitación y lo llamé a Pablo, quería contarle todo lo que me había dicho Jansen.

-PATRICIA: Hola mi amor! Cómo te extraño!

-PABLO: Hola mi cielo, ¿cómo te fue con Jansen?

-PATRICIA: Ay! Re bien! Estoy re contenta! Ya te voy a contar todo con detalles, pero me dijo que no estoy tomando la medicación correcta!

-PABLO: ¿Cómo que no?

-PATRICIA: Me dice que para mi tipo de epilepsia tendría que tomar otra!

-PABLO: ¿Cómo? ¿Magiolo nunca se dio cuenta de eso? Es un flor de boludo!

-PATRICIA: Parece que no! ¿Y sabés qué? Se podría controlar con un solo medicamento!

-PABLO: ¿Uno solo?

-PATRICIA: Siiiiii! Y una sola toma diaria por la mañana!

-PABLO: Eso es bárbaro! ¿Una sola pastilla? ¿Nada más?

-PATRICIA: Siiii! Pero igual lo tengo que decidir, me dijo que lo piense y me recomendó una doctora, Brizuela, muy reconocida en Mar del Plata, para que la vaya a ver. ¿Y sabés que me dijo también? Que puedo tomar alcohol! Poco pero puedo! Ya me estoy imaginando la cervecita que nos vamos a tomar!

-PABLO: Si, tenés que cambiar de médico, este Magiolo es un pelotudo! ¿Te dijo donde atiende?

-PATRICIA: Si, me dio todos los datos y una nota para que le entregue a la doctora! Ahora te mando una foto de la nota! Es muy capo Jansen!

-PABLO: Le pedimos un turno y listo!

Hablamos más de una hora, le mandé la foto de la nota y le dije que ya tenía que bajar a cenar. Decidí no decirle que estábamos solamente Carlos y yo, no quería que se imaginara nada raro, ni tampoco le diría que en realidad Carlos había pagado la consulta.

Bajé al restaurante y Carlos ya me esperaba en una mesa, tomando una cerveza y hojeando la carta.

-CARLOS: Patricia, ¿te gusta el risotto? El mozo me dijo que es la especialidad!

-PATRICIA: Me encanta! Amo el risotto!

-CARLOS: Perfecto! ¿Con hongos o con vegetales?

-PATRICIA: Para mí con hongos, y para tomar, agua o alguna saborizada.

-CARLOS: Yo me voy a tomar un vino! Aprovecho que no tengo que manejar!

-PATRICIA: Está muy bien!

La comida estuvo espectacular, y la charla muy agradable, detrás de su imagen de hombre serio, iba descubriendo otras aristas de su personalidad.

Hablamos de muchas cosas, me preguntó por mi familia y él me contó de la suya. Siempre creí que era un soltero con gustos caros, y que le iba la buena vida, pero me contó que estuvo casado, que no tiene hijos, que se divorció hace ocho años y que el único familiar que le queda, es un hermano que es ingeniero químico y vive en Francia, casado y con dos hijos.

Poco antes de las once, nos fuimos para las habitaciones.

Al entrar lo volvía a llamar a Pablo.

-PATRICIA: Hola mi vida, ya estoy en la habitación!

-PABLO: ¿A que no sabés?

-PATRICIA: ¿Qué mi amor?

-PABLO: Ya tenés un turno para ver a la doctora Brizuela?

-PATRICIA: ¿Si? Qué bueno! ¿Para cuándo?

-PABLO: Llamé al número que me diste y la secretaria me dijo que recién tenía turno para dentro de tres meses, y se me ocurrió decirle si le podía enviar una nota que el doctor Jansen le había enviado a la doctora, cuando escuchó Jansen, me dijo que si, cortamos y se la envié por whatsapp. A los quince minutos me llamó, me dijo que le había mostrado la nota a la doctora y esta le dijo que me buscara un entre turno en la semana.

-PATRICIA: Que genio mi vida! Cómo te amo!

-PABLO: ¿Ya te vas a dormir?

-PATRICIA: Si mi vida, la verdad estoy un poco cansada!

-PABLO: Hacés muy bien! Descansá y mañana hablamos!

-PATRICIA: Te amo mi amor! Hasta mañana!

-PABLO: Y yo mi cielo! Ya quiero que sea sábado! Mañana hablamos!

Al día siguiente, teníamos una reunión a las once horas y creo que una por la tarde, aunque no sé si me tocaba ir a esa.

Desayunamos en el hotel, y nos fuimos a la reunión de la mañana, al salir fuimos a almorzar a un restaurante de la zona de San Telmo y volvimos al hotel pasadas las tres de la tarde.

-CARLOS: Patricia, tengo que reunirme con alguien en un rato, vos ya quedás libre, ¿te parece que cuando me desocupo te aviso y vamos a cenar?

-PATRICIA: Si, claro! Aprovecho y salgo a dar una vuelta por acá cerca y veo que le puedo comprar a Pablo.

-CARLOS: Perfecto! Nos vemos luego! Yo calculo que a eso de las ocho.

Salí a caminar por Buenos Aires, mirando infinidad de negocios, llegué hasta calle Corrientes y Nueve de Julio, la esquina del obelisco porteño. Caminé varias calles por Corrientes mirando todo y buscando que comprar para regalarle a Pablo.

En una galería con muchos negocios de ropa, encontré una de prendas un poco fuera de lo normal,  excéntrica y atrevida diría.

Me compré un short de tela de jean, muy cortito, muy cavado, me lo probé y la mitad de culo me quedaba fuera. Además una remerita de tirantes blanca, que me pondría sin corpiño para que se me marcaran las tetas y los pezones y volver loco a mi Pablo. Para Pablo, le compré una camisa que me encantó.

Volví caminando hasta el hotel, me di una ducha y me tiré en la cama un rato. Pasadas las ocho, me mandó un mensaje Carlos: “Patricia, ¿podrás venir a mi habitación un momento?”. Le contesté que ya iba. Me puse una remera, el jean y zapatillas y fui a su habitación. Golpee y me abrió:

-PATRICIA: Hola Carlos!

-CARLOS: Hola Patricia, pasá por favor!

Entré en su habitación, estaba ordenada y él, vestido como en la tarde.

-CARLOS: Patricia, perdón que te hice venir, pero quería preguntarte algo.

-PATRICIA: Si, decime Carlos!

-CARLOS: ¿Alguna vez hablamos de mi cumpleaños?

-PATRICIA: Nunca hablamos, no sé qué día cumplís años! ¿No me digas que hoy?

-CARLOS: Casi!, es mañana!

-PATRICIA: Ay! De haber sabido, te hubiera comprado un regalo! Tengo tanto que agradecerte…..!

Lo mínimo hubiera sido un regalo!

-CARLOS: Cómo ya me has dicho varias veces lo agradecida que estás y me has preguntado cómo me lo podrías agradecer, y como después de las doce ya es mi cumpleaños, se me ocurrió que me podrías agradecer, cenando conmigo en un lugar muy indo que quiero conocer.

-PATRICIA: ¿Y es un lugar muy coqueto?

-CARLOS: Muy!!

-PATRICIA: Ay Carlos! No traje ropa para ir a un lugar así, de haber sabido, traía algo más de ropa!

-CARLOS: Ya sabía que me ibas a decir eso!

Y abriendo el placard de la habitación, sacó una bolsa de la misma casa de ropa donde me había comprado el vestido en La Plata.

-PATRICIA: No Carlos! El regalo te lo tendría que hacer yo!

-CARLOS: Claro, me lo vas a hacer vos el regalo, acompañándome a cenar y a recibir mi cumpleaños en un lindo lugar, una linda cena y en buena compañía, que mejor regalo que ese!

-PATRICIA: No podés comprarme ropa cada vez que vayamos a algún lugar!

-CARLOS: Es un vestido nada más! Creo que te va a quedar bien! Y además quiero hacerte una propuesta!

Volví a mi habitación y al abrir la bolsa me encontré con un vestido de color gris hermoso, con poco escote, casi hasta las rodillas, sin mangas, con dos breteles bordados, además un par de sandalias negras de taco alto y una cartera de cuero negra, haciendo juego.

Me lo probé y me quedaba pintado! ¿Cómo hizo para acertar el talle?

Me puse a pensar en que me quería proponer y se encendieron mis alarmas, recordé las palabras de María Marta y no pude evitar ponerme algo nerviosa, por un lado me sentía agradecida, pero por el otro, esperaba que lo que me quería proponer, no me hiciera poner un freno y que se cree una tensión entre ambos.

El restaurante era realmente una belleza finamente ambientado, con una decoración exquisita. Nos indicaron la mesa y nos sentamos, mientras mirábamos el menú, no podía dejar de pensar en Pablo, como quisiera vivir todo esto a su lado.

Durante la cena, no hablamos de trabajo, hablamos de mi vida, de la suya, y de un montón de cosas más. Yo estaba ansiosa y un poco nerviosa por la propuesta, pero no quería preguntar. Luego del exquisito postre, pedimos un café, luego de que el mozo lo trajera, Carlos me dijo:

- CARLOS: Patricia, quiero proponerte algo, y me gustaría que lo pienses!

El corazón se me aceleró, traté de mostrarme serena, pero solo esperaba que no fuera ninguna propuesta rara.

-PATRICIA: Decime Carlos

-CARLOS: Ya supiste por Ernesto, qué voy a ocupar su lugar hasta las próximas elecciones y me gustaría que puedas ser mi secretaria. Tu participación en la comisión, es ad honorem, pero en el caso de ser mi secretaria, se te haría un contrato de trabajo y cobrarías por ello. El sueldo sería aproximadamente el doble de lo que cobras como maestra.

-PATRICIA: Te gradezco que pensaras en mí, para ser tu secretaria, pero me gusta mucho mi trabajo, y no quisiera dejarlo.

-CARLOS: Ya había pensado en eso, pero quedate tranquila, no tendrías que dejar el trabajo, puesto que yo también seguiría atendiendo el consultorio en las mañanas, y vos seguirías en el jardín, los temas sindicales, los trataría por la tarde. Vos solo tendrías que ir algunas tardes al sindicato, y estar presente en las reuniones y en algunos viajes.

-PATRICIA: Carlos entenderás, que esta propuesta, la tengo que hablar con Pablo.

-CARLOS: Soy consciente de eso, no te pido una respuesta ahora, háblalo con tu esposo y me das una respuesta.

Esa propuesta me tranquilizó y en parte me alegró, pero no sabría cual iba a ser la reacción de Pablo.

Salimos de aquel hermoso restaurante, y Carlos me dijo de tomar una copa en un pub cercano, que él conocía. Caminábamos hacia allí, cuando miré mi teléfono y vi que eran las doce, me detuve y Carlos se giro sin entender, y con una sonrisa me acerqué hasta él, lo abracé y dándole un sonoro beso en su mejilla, le canté el feliz cumpleaños, y con una amplia sonrisa, me dijo:

-CARLOS: Qué mejor manera de empezar mi cumpleaños que esta! Gracias Patricia! Muchas gracias!

Y flexionando su brazo, me tomé de él y caminamos hasta el pub, que quedaba a un par de cuadras.

Un hermoso bar donde Carlos tomó un whisky y yo un jugo de naranja. Volvimos a buscar el auto, y yo nuevamente tomada de su brazo.

Cerca de la una de la mañana, llegamos al hotel. Subimos a las habitaciones y antes de despedirnos me dijo:

-CARLOS: Gracias Patricia por la cena!

-PATRICIA: Gracias a vos Carlos, la cena estuvo bárbara. Pero tengo que decirte algo, no puedo volver a casa con esta ropa y estos zapatos, no quiero tener problemas con Pablo. Por favor llevate todo vos.

-CARLOS: Está bien yo me la llevo para mi casa, pero sabés qué es tuya, y si en algún momento la necesitas sólo me la pedís.

Nos despedimos y entramos cada uno en su habitación. Me saqué la ropa y lo llamé a Pablo. No me contestó, supuse que ya estaría durmiendo.

En la mañana del sábado, prepare todas mis cosas y bajé a desayunar. Carlos ya me esperaba en una mesa, le volví a decir feliz cumpleaños y él volvió a sonreír.

Le pregunté a qué hora volveríamos para Mar del Plata

-CARLOS: Supongo que después de almorzar, ya que estoy acá quiero averiguar un par de cosas.

-PATRICIA: Bueno, yo voy a aprovechar para pasear un poquito más.

-CARLOS: Yo te aviso cuando vuelvo, cargamos todo en el auto y nos vamos a almorzar a Puerto Madero, y de ahí nos volvemos.

-PATRICIA: Dale hacemos así

Salí del hotel caminando y lo llamé a Pablo, hablamos mientras caminaba por calle corrientes y le dije que me encantaría que viniéramos juntos a Buenos Aires.

Pasadas las doce y media, volvía para el hotel cuando me llegó un mensaje de Carlos, avisándome que ya llegaba al hotel para cargar nuestras cosas.

Cargamos todo y nos fuimos para Puerto Madero.

Entramos en un restaurante muy coqueto, como no podía ser de otra forma.

En un momento que Carlos se levantó para ir al baño, miraba todo aquello y pensaba qué fácil es acostumbrarse a la buena vida, a los hoteles de lujo, a excelentes restaurantes, a los autos de alta gama y a la ropa cara. Pensaba en las palabras de Carlos, disfrutar de lo que se nos presenta, y yo lo estaba haciendo, Aunque me sentía egoísta, disfrutándolo sin Pablo, aunque por otro lado, no sentía que estaba haciendo nada malo, y lo que no le contaba a Pablo, era para no generar un conflicto con él, sentía que disfrutar todo esto nada tenía que ver con nuestra relación.

Entrando en Mar del Plata, le mandé un mensaje a Pablo, para avisarle, me preguntó si me iba a buscar al sindicato y antes de responderle, le pregunté a Carlos:

-PATRICIA: ¿Carlos, tenés que pasar por el sindicato? Para saber si le digo a Pablo que me vaya a buscar.

-CARLOS: No, pero te dejo en tu casa, no lo hagas ir hasta allá.

Y le respondí que me llevaban hasta casa, aunque no le dije quien lo haría…

Continuará…