Los intrincados caminos de un amor (04)

Los intrincados caminos de un amor Capítulo 4

Los intrincados caminos de un amor

Capítulo 4

Pablo

Para principios de abril de dos mil dieciséis, aquel miércoles por la tarde noche, antes de cenar le ayudé a Pato a preparar el bolso para el viaje del día siguiente, como no tenemos ninguna maleta, y eran solo dos días, llevaría todo en el bolso que uso habitualmente para llevar mis cosas cuando voy a jugar al futbol, no es muy grande, pero todo lo que tenía que llevar cabía perfectamente.

Viajaría con un jean, una camisa y una campera de lana y llevaría un trajecito azul de pantalón de vestir y chaqueta a la cintura y otras camisas para ponerse en la reuniones.

-PABLO: Para que no tengas que irte del jardín con el bolso, ¿qué te parece si salgo de la empresa, te voy a buscar al jardín y te llevo hasta el sindicato?

-PATRICIA: Me encantaría mi cielo!

-PABLO: Dejamos el bolso en el auto, y de paso dejas el guardapolvo y todas las cosas del trabajo en el auto cuando salís!

-PATRICIA: Si mi amor! Y de paso nos vemos un ratito antes que me vaya!

Después de cenar charlamos un poco y caminando por el pasillo camino a la habitación, me dijo:

-PATRICIA: En cinco minutos, te espero en la salita!

Me encantó la propuesta, una sesión de despedida!

Cinco minutos después entré en la sala de juegos, luz naranja, música suave pero rítmica, que no supe si era marroquí o algo así y Pato con un conjuntito bien chiquito blanco, moviéndose al costado de la cama de una manera muy sensual al ritmo de la música. Me fui sacando la ropa mientras veía su improvisado baile. Ya desnudo me acerqué a ella y dándome la espalda, me apoyaba el culo contra mi erección haciendo pequeños y eróticos círculos con sus caderas. Besé sus hombros, su espalda, hice a un lado su cabello y lamí el lóbulo de su oreja susurrándole al oído que la amaba y que era la mujer más hermosa del mundo. Levantó sus brazos y llevándolos hacia atrás, me tomó de la nuca y acarició mi cabeza. Pasé mis brazos por delante suyo, y le toqué las tetas por sobre la diminuta prenda blanca, haciendo presión con mis dedos en sus pezones. Besé y lamí su cuello y su nuca, hasta que se dio vuelta y nos besamos apasionadamente, un beso largo, un interminable juego de lenguas, mis manos fueron a su hermoso culo que aquella pequeña tanguita no podía cubrir y jugando con las tiras del costado, fui bajando lentamente hasta que luego de pasar por el muslo, cayó al piso.

Lentamente, desabroché el corpiño para que cuando nos separemos de aquel beso, Pato quedara completamente desnuda. Y así fue, dio un paso hacia atrás y moviendo sus brazos para liberar el bretel, quedó completamente desnuda frente a mí. Apoyó sus manos en mi pecho y caminó hacia adelante haciendo que yo lo hiciera para atrás, hasta llegar al pequeño sillón. Entendí la jugada y me senté, ella fue lentamente hasta la cama con las sábanas rojas y como un felino, con su culo hacia mí, gateó hasta el medio de la cama, se acostó boca abajo, levantando un poco el culo, hundiendo su mano derecha en su sexo. Desde mi posición podía ver sus dedos recorriendo su conchita de arriba abajo llegando a su culito, en una de las veces que bajó su mano, su dedo mayor se introdujo por completo en su interior y un movimiento de su cadera, dio cuenta del placer que se estaba dando. Un momento después, se giró quedando boca arriba con sus piernas bien abiertas, dejándome ver dos dedos entrar y salir de su mojada intimidad. Con su mirada clavada en la mía, su mano izquierda se alzó y flexionado sus dedos me señaló que me acercara. Me acerqué de frente a la cama y gateando sobre la misma, besé y lamí sus piernas desde los pies hasta su sexo, donde me deleité pasando la lengua por toda su intimidad. Me dediqué a su clítoris con la clara intención de arrancarle un primer orgasmo. Ahora eran dos de mis dedos invadiendo su cueva mientras mi lengua seguía atendiendo su clítoris, hasta que explotó en el orgasmo. Temblaron sus piernas y sus caderas con el espasmo, que no me detuvo y tras seguir lamiendo, un momento después, llegó el segundo entre gemidos.

Subí lamiendo su pubis, su ombligo, llegué a sus tetas hice círculos con mi lengua alrededor de sus pezones, que terminaron alternativamente, entre mis dientes dándole suaves mordiscos, mientras mi glande ya jugaba en su entrada. Estaba con sus ojos cerrados, con sus manos acariciando mi cabeza y dejándose hacer. La penetración fue lenta pero hasta el fondo mientras mi lengua invadía su boca.

Los embates fueron lentos al principio, pero luego fueron ganando velocidad e intensidad, Pato levantó sus piernas y las pasó por mi cintura, logrando que toda mi pija se enterrara por completo en su interior. No quería que termináramos muy tarde, al día siguiente, tendría un día agitado y necesitaba un buen descanso. Durante las embestidas tuvo otro orgasmo, sentía las contracciones en mi miembro, pero no me detuve, ya estaba cerca de acabar y quería hacerlo junto al último suyo. Me mantuve en aquel ritmo, hasta que sentía que venía, y mientras explotaba su orgasmo, le descargué todo en su interior.

Cuanto placer! Quedamos abrazados, yo aún sobre ella que me tenía abrazando mi cuello y su boca pegada a mi oído me susurró:

-PATRICIA: Cómo te amo mi cielo! Me hacés la mujer más feliz del mundo!

-PABLO: Y yo a vos vida mía! Con toda el alma!

Nos metimos debajo de las sábanas y aquella noche dormimos en la salita.

Al día siguiente, desayunamos juntos cómo siempre, la dejé en el jardín y me fui a trabajar, le avisé a don Mario que necesitaba salir un momento al mediodía y me dijo que no había problema.

A las doce en punto estaba en la puerta del jardín.

Pato salió, saludó a los niños, a sus padres, a las compañeras y subió al auto. Me dio flor de beso y me dijo:

-PATRICIA: Hola mi cielo! Gracias por venir a buscarme!

-PABLO: No hay por qué mi vida, así podía verte un ratito más antes que te vayas! Te voy a extrañar!

-PATRICIA: Yo también mi cielo! Pero son solo dos días!

Llegamos al sindicato, no había lugar para estacionar y di una vuelta manzana, encontré un lugar en una entrada de vehículos a unos treinta metros antes de la entrada, y Pato bajó para ver si ya salían.

Un momento después volvió señalando un VW de alta gama negro con los vidrios oscuros, que estaba estacionado en la puerta. Volvió a subir al auto:

-PATRICIA: Vamos en ese auto, Cristian va a manejar, es el chofer del secretario general, que va a venir con nosotros.

-PABLO: Que autito tiene el sindicato!

-PATRICIA: Si, Pabli, los altos mandos no se andan con chiquitas! Carlos no llegó aún, cuando el llegue nos vamos.

Tenía curiosidad por conocer en persona a Carlos, compartía horas con mi esposa y no lo conocía. Charlamos unos diez minutos y me dijo que ya bajaba. Antes de salir del auto nos besamos como si no nos fuéramos a ver por dos meses:

-PABLO: Te amo mi vida! Cuidate por favor! No te olvides de las pastillas! No te acuestes tarde! Avisame cuando lleguen así me quedo tranquilo! Cualquier cosa me llamás!

Y riéndose me dijo:

-PATRICIA: Pabli, parecés mi mamá cuando salía en la adolescencia! Quedate tranquilo que te voy a tener al tanto y me voy a cuidar! Nos vemos el sábado a la tarde y preparate! Porque te voy a extrañar!

-PABLO: Y yo no sabés cuanto!

Nos dimos otro beso y bajó. Caminó con su mochila colgada y el bolso en la mano hasta el auto negro, donde un muchacho de unos treinta años, abrió el baúl para colocarlo dentro.

Luego entró al sindicato y desde la puerta, me tiró un beso con la mano, e hizo el gesto de un corazón con ambas manos, mientras yo pasaba lentamente por el frente del edificio.

Volví al trabajo algo triste porque no la vería en dos días, pero contento porque estaba haciendo lo que quería hacer, llevar adelante su reclamo.

Miraba a cada rato la hora y pensaba por donde estarían. Su último mensaje había sido a las trece quince, diciéndome que estaban saliendo de Mar del Plata y que me amaba.

Pasadas las cinco y media de la tarde, me entró un mensaje de Pato: “Ya estamos en La Plata amor mío! Todo bien en la ruta, a las seis y media tenemos una reunión. Dejamos las cosas en el hotel antes. Te amo a mares! A la noche te llamo”.

Como la extrañaría a partir de ese primer viaje…


Patricia

Llegamos con Pablo al sindicato, bajé para ver si ya nos íbamos, me encontré con María Marta

-MARIA MARTA: Hola Patricia! ¿Cómo estás corazón?

-PATRICIA: Hola Mary, muy bien! ¿Y vos?

-MARIA MARTA: Muy bien! ¿Lista para salir?

-PATRICIA: Si! ¿ya nos vamos?

-MARIA MARTA: Todavía no llegó Carlos, cuando el llegue se van, maneja Cristian y va el secretario general con ustedes.

-PATRICIA: ¿Sabés en que vamos?

-MARIA MARTA: En el VW que está en la puerta, el negro.

-PATRICIA: Ahí vuelvo, voy a despedir a mi esposo y a bajar el bolso

-MARIA MARTA: Dale, dejale el bolso a Cristian que está en el auto esperando y vení que charlamos un ratito hasta que llegue Carlos.

-PATRICIA; Dale, ahí vengo.

Me fui hasta el auto, hable unos minutos más con Pablo y nos despedimos. Me hizo mil recomendaciones, sé que se queda preocupado, pero quiero que se quede tranquilo porque no voy a hacer nada raro, siempre trato de cuidarme y le dije que lo iba a tener al tanto de todo. Nos dimos un hermoso beso recordando la noche anterior y diciéndole que se prepare para el sábado cuando regrese!

Lo saludé a la pasada y entré para hablar con María Marta.

-MARIA MARTA: Vení Patri!

Me llevó hasta una oficina desocupada y cerró la puerta, no entendía muy bien que me tenía que decir.

-MARIA MARTA: Patri, desde hace unos días quería hablar con vos, pero no se dio la oportunidad.

-PATRICIA: ¿Pasa algo Mary?

-MARIA MARTA: No, tranquila! Pero entiendo que es tu primera vez en el ambiente sindical y me caíste muy bien desde que nos conocimos y quería tomarme el atrevimiento de darte unos… llamale consejos o recomendaciones, sabés que hace años que estoy acá y conozco bien el paño.

-PATRICIA: Dale, te escucho!

-MARIA MARTA: Primero te diría que tengas cuidado, acá la mayoría no son lo que parecen, vos los ves y parecen todos caballeros, todos correctos y todas buenas personas, pero incluso entre ellos se sacan los ojos, parecen casi hermanos, pero se traicionan a la primera de cambio, acá todo el mundo mira su ombligo, y si le tiene que pisar la cabeza a alguien para lograr algo, no les tiembla el pulso. Tené cuidado con lo que hablás, no hables mal de nadie, por muy mal que te caiga, si les viene bien, lo van a utilizar incluso en tu contra. Tratá de no dar demasiados detalles de tu vida privada, ya te habrás dado cuenta, que acá la mayoría son hombres y son unos mas rapaces que otros, te van acosar sin miramientos aunque sepan que sos casada, vos poné siempre distancia. No es que me quiera meter en tu vida, pero me sale prevenirte, sobre todo para que no tengas problemas con tu esposo. Hasta me han acosado a mí, vieja y sin una figura del otro mundo, imaginate a vos que sos más joven y tan bonita!

-PATRICIA: Gracias Mary! Sos un amor! Gracias por los consejos! Los voy a tener en cuenta!

-MARIA MARTA: Agendá mi teléfono por cualquier cosa, cualquier cosa que quieras saber de alguien, me llamás y te digo, ya los conozco a todos y se para que lado disparan.

-PATRICIA: Mary, ¿me tengo que cuidar de Carlos?

-MARIA MARTA: Mirá, es muy educado y respetuoso, yo no le conozco andanzas con gente de acá, ojo! No puedo decir que no las tenga! Pero por lo menos es discreto y no hay chismes sobre él, así que debe cuidarse bien! Vos por las dudas estate atenta! Y en la primera que no te gusta me llamás!

-PATRICIA: Muchas gracias Mary, sos un amor, gracias por aclararme un poco el panorama.

-MARIA MARTA: Ya los vas a ir conociendo! Pero acordate! Tené cuidado! Bueno vamos que si Carlos ya llegó te deben estar buscando para irse.

Salimos de aquella oficina hacia la entrada, unos minutos después llegó Carlos, me saludó con un beso cuando entraba.

-CARLOS: Hola Patricia! ¿Lista?

-PATRICIA: Hola Carlos! Si, si, ya están mis cosas en el auto! Cuando quieran!

-CARLOS: Lo voy a buscar a Ernesto y nos vamos.

Ernesto Cárdenas es el secretario general de la filial Mar del Plata del sindicato, no lo conocía personalmente. Minutos después, aparecieron los dos.

-CARLOS: Ernesto, ella es Patricia Miralles, delegada del jardín novecientos quince y flamante integrante de la comisión de salud, viene con nosotros a La Plata.

-ERNESTO: Mucho gusto Patricia, ya me he enterado de su caso! Bienvenida! Y por favor tuteame!

-PATRICIA: Mucho gusto Ernesto!

Nos saludamos estrechándonos la mano formalmente y saludando a María Marta con un beso, nos fuimos para el auto.

Cristian conducía y a su lado iba Ernesto, Carlos y yo en los asientos traseros. Cuando salimos a la ruta, Carlos me dijo de ir haciendo unos escritos durante el viaje, saqué la compu de la mochila y estuvimos haciendo tres escritos.

Cuando quise acordar, pasábamos por debajo de un cartel que decía “Bienvenidos a La Plata”

-CARLOS: ¿Conocías La Plata?

-PATRICIA: Nunca vine, la conozco solo por fotos!

-CARLOS: Es una ciudad hermosa, llena de plazas y parques, muy arbolada, cuando entremos en el casco urbano, vas a ver que hay una plaza o parque cada seis cuadras, la ciudad es un cuadrado y está llena de diagonales. El hotel está en el centro, sobre la avenida cincuenta y uno, una de las arterias sobre la que están muchos de los edificios públicos provinciales y municipales.

Entramos a la ciudad por una avenida de doble mano y tenía razón Carlos, cada tantas cuadras bordeábamos una plaza.

Llegamos al hotel y no cabía en mi asombro, un hotel cinco estrellas que está frente al Teatro Argentino. Allí nos dejarían a Carlos a y mí. Ernesto y Cristian seguían hasta la Ciudad de Buenos Aires. Allí el secretario general tenía una cena es noche y mañana estaría en la reunión con nosotros.

Nos dieron las habitaciones, Carlos me dijo que seis y cuarto nos íbamos a la reunión que me esperaba en el loby del hotel, como Cristian se había ido con Ernesto, tomaríamos un taxi hasta el lugar de la reunión que no era muy lejos. Me dio tiempo de cambiarme y mandarle un mensaje a Pablo, durante el viaje me habían llegado dos mensajes suyos, pero no los había podido contestar por estar con los escritos.

Me puse el trajecito azul y en una cartera bastante grande donde me cupiera la compu, baje puntual a la planta baja donde Carlos con riguroso traje y sin corbata, me estaba esperando.

Nos pidieron un taxi, y unos minutos antes de las seis y media, estábamos entrando al lugar de la reunión.

Carlos me pidió que tomara notas de los temas tratados en la reunión y las resoluciones a las que se llegara.

Faltando minutos para las nueve, terminó la reunión y previo saludos y presentaciones de algunas personas, volvimos para el hotel en un taxi.

Entrando al hotel, Carlos me dijo:

-CARLOS: Listo por hoy Patricia, hasta mañana a las diez de la mañana, estamos libres. Podés cenar en el restaurante del hotel, que se carga a la habitación por supuesto, o si aceptás, podemos conocer algo de la ciudad y comer por ahí, hay varios lugares cerca.

-PATRICIA: Estoy un poco cansada, pero si no cenamos muy tarde, me gustaría conocer un poco.

-CARLOS: Listo entonces!, ¿Necesitás cambiarte?

-PATRICIA: La verdad, es que si, sobre todo sacarme los zapatos!

-CARLOS: Perfecto! En quince minutos te espero acá, ¿Te parece?

-PATRICIA: Perfecto!

Subí a la habitación a cambiarme, cuanto lujo! En mi vida había estado en un hotel así! La gran habitación, la cama inmensa, la decoración, la iluminación, el tremendo baño con una bañera con hidromasaje,  un escritorio con una hermosa silla, un amplio placard, todo decorado exquisitamente. Saqué varias fotos para mostrarle a Pablo. Le mandé una de la habitación mientras me cambiaba y le dije que después de cenar lo llamaba por teléfono.

Bajé y Carlos ya me esperaba, con un pantalón azul y una camisa a cuadros pequeños de color celeste, era la primera vez que lo veía sin traje, y la verdad que se lo veía elegante también de sport.

Salimos caminando, estando en una zona céntrica, había varias opciones para poder cenar, entramos en un restaurante y parrilla bastante coqueto, un lugar al que no hubiera entrado si tuviera que pagarlo, mi presupuesto no me lo permitiría.

Pedimos carne asada y ensalada, Carlos tomó vino y yo, una gaseosa de naranja. De postre un flan con dulce de leche exquisito! La conversación estuvo muy amena, hablamos de todo, sobre las reuniones, sobre mi trabajo, me contó del suyo como médico y también que al día siguiente por la noche teníamos una cena en un restaurante elegante con otros dirigentes con motivo del cumpleaños de uno de ellos que es amigo de Carlos.

-CARLOS: ¿Qué te parece si el café lo tomamos en otro lugar?, así conocés un poco más

-PATRICIA: Dale!

Pagó la cuenta y nos fuimos,  caminamos un par de cuadras por el diagonal setenta y cuatro y paramos a tomar un café. Yo solo un café y Carlos un café y un whisky.

-PATRICIA: Carlos, ¿es necesario que vaya a la cena de mañana?

-CARLOS: En realidad, no es protocolar, es más bien social, pero habrá personas importantes y no estaría mal que las conozcas y de paso comer en un excelente restaurante.

-PATRICIA: Es que para una cena así no traje ropa, de haber sabido traía algo un poco más elegante!

-CARLOS: Por eso no hay problema, mañana, después de la reunión de la mañana, podés comprar algo, cerca del hotel hay muchas casas de ropa.

-PATRICIA: Es que…. No traje dinero como para eso!

-CARLOS: Eso no es problema! Yo si traje!

-PATRICIA: Carlos, no puedo permitir que vos compres mi ropa!

-CARLOS: Eso no importa, necesitas un vestido para la cena! Aceptalo, es un obsequio, nada más!

-PATRICIA: Es que tampoco quiero llegar a casa con un vestido y decirle a mi esposo que vos me lo regalaste, lo puede interpretar de otra manera.

-CARLOS: Hagamos una cosa, le decís que yo lo compré con la tarjeta en cuotas y vos me lo vas pagando por mes y que va a servir para otros eventos y listo.

-PATRICIA: Es que tampoco le quiero mentir!

Y mientras seguíamos hablando escuchaba entrar mensajes a mi teléfono, seguramente de Pablo.

-CARLOS: No te hagas tanto problema! No es para tanto, es tan solo un regalo!

Terminamos el café y volvimos para el hotel pasadas las once y media.

Al entrar al a la habitación, lo primero que hice fue llamarlo

-PABLO: Hola mi vida! ¿Todo bien? Estaba preocupado que no me contestabas los mensajes!

-PATRICIA: Hola mi vida! Si todo bien amor! Perdón mi vida! Estábamos terminando de cenar y tenía el teléfono en la cartera!

-PABLO: bueno contame como estás!

-PATRICIA: Todo bien amor, algo cansada pero quedate tranquilo, ya me estoy por acostar! ¿Viste la foto de la habitación? Es una locura esto!

-PABLO: Si, la vi, que lujo nena! ¿Es un hotel cinco estrellas?

-PATRICIA: Si mi cielo, es hermoso! Algún día vendremos los dos a disfrutar de esto! Y de paso conocés La Plata.

-PABLO: ¿Cenaron con los del sindicato?

-PATRICIA: El secretario general se fue a Buenos Aires, tenía una cena allá, cenamos con Carlos.

-PABLO: ¿Los dos solos?

-PATRICIA; Si mi amor, pero por favor no pienses nada raro, que solo cenamos y preparamos la reunión de mañana.

-PABLO: No mi vida, está bien, no pienso nada raro.

Hablamos casi media hora contándonos nuestro día, tomé mis medicamentos y me acosté, la verdad estaba cansada.

La mañana siguiente, teníamos reunión a las diez de la mañana en la sede del sindicato, me vestí normal con un jean y una camisa, a las nueve bajé a desayunar y Carlos ya me esperaba en una mesa. Mientras desayunábamos hablamos de la reunión y me volvió a pedir que escribiera todo lo que se hablaba y se decidía.

Faltando diez minutos para las diez salimos del hotel en un taxi.

La reunión terminó a las once y media y volvimos al hotel para dejar todo y Carlos me dijo:

-CARLOS: Patricia, dejá la mochila y vamos a ver el tema de la ropa.

-PATRICIA: Dale, aprovecho para ir al baño y bajo.

Unos minutos después bajé y él me esperaba en la vereda fumándose un cigarrillo. Caminamos un par de cuadras por el centro comercial viendo vidrieras, llegamos a una casa de ropa de una marca que mis posibilidades ni siquiera me permitiría entrar a ver, pero entramos. Comencé a mirar los vestidos colgados en los distintos muebles, vi uno color arena, con mangas acampanadas, calculé que me quedaría a la altura de las rodillas, lo saque del escaparate, para verlo bien, era hermoso, con algunos bordados con canutillos muy delicado, caminé unos pasos hasta un espejo y me lo apoyé, realmente era un vestido hermoso, no insinuaba nada, no era corto y no tenía escote. Hasta que mire la etiqueta que colgaba y vi el precio, uff! Casi la mitad de mi sueldo, caminé para volver a dejarlo en su lugar y Carlos que caminaba por ahí me dijo:

-CARLOS: Es muy lindo!

-PATRICIA: Es hermoso, pero mirá lo que cuesta!

Y sin siquiera mirar el precio, me dijo:

-CARLOS: ¿Por qué no te lo probás? Y ves como te queda

-PATRICIA: Es una locura Carlos! Es casi la mitad de mi sueldo!

-CARLOS: Patricia, probalo, si te gusta, te lo llevas sin preguntar nada más!

Me fui al probador mientras Carlos hablaba algo con la empleada que nos atendía, me saqué la ropa y me lo probé, me quedaba pintado, era hermoso, apenas pasaba las rodillas, me lo imaginé con mi chaqueta azul, quedaría bárbaro. Abrí la puerta del probador y me esperaba la vendedora con un par de zapatos que combinaba con el vestido, seguramente sería eso lo que hablaba Carlos con ella. Me los probé con la puerta del probador abierta, me miraba en el espejo, cuando lo escuché a Carlos decir:

-CARLOS: Perfecto! ¿Te gusta?

-PATRICIA: Es hermoso!

-CARLOS: Listo! No se habla más! Ya tenés ropa para la cena! ¿Necesitás algo más?

-PATRICIA: No Carlos! Suficiente!

La vendedora empaquetó el vestido y los zapatos, Carlos pagó y nos fuimos.

Al salir del negocio, me sentía un poco extraña, otro hombre que no es mi marido, me acababa de regalar un caro vestido y un par de zapatos, como agradecimiento, me estiré y le di un beso en la mejilla.

-PATRICIA: Gracias Carlos!

-CARLOS: No hay por qué Patricia! Te gustó y te queda muy bien! Con eso es suficiente!

Me sentía entre feliz por la ropa y preocupada por como lo tomaría Pablo.

Volvimos al hotel, el secretario general y Cristian, volvían al mediodía y se irían a almorzar con alguien más.

-CARLOS: Patricia, vamos a ir a almorzar con Ernesto y un amigo, podés almorzar acá con Cristian, pero si decidís ir a otro lugar, no hay problema, te dejo dinero!

-PATRICIA: Está bien Carlos almuerzo acá! Y después descanso un poco antes de la reunión.

-CARLOS: Perfecto! Cuatro menos cuarto nos encontramos acá.

Nos fuimos cada uno a su habitación, me volví a probar el vestido, esta vez con ropa interior blanca, la negra que llevaba, se notaba debajo del vestido y no se veía bien, me puse la chaqueta azul y combinaba perfecto.

Bajé a almorzar, me senté en una mesa, y al rato apareció Cristian. Le hice señas para que viniera y almorzáramos juntos.

-CRISTIAN: Hola Patricia!

-PATRICIA: Hola Cristian! ¿Cómo estás? Vení almorcemos juntos!

-CRISTIAN: Dale!

El mozo se acercó, miramos la carta y pedimos el menú, nada complicado.

Con Cristian solo nos habíamos saludado un par de veces solamente, siempre lo veía muy formal, callado y serio, me parecía hasta antipático, pero hablando durante el almuerzo, me di cuenta que nada que ver. Es muy hablador, simpático y muy educado.

-PATRICIA: ¿Te puedo decir algo?

-CRISTIAN: Si claro!

-PATRICIA: Te veía tan serio y formal que pensé que eras un poco antipático! Pero nada que ver! Al contrario!

-CRISTIAN: La verdad es que cuido las formas, cuido el trabajo, a esta gente le gusta la puntualidad, la apariencia y sobre todo, que seas ciego, sordo y mudo, y yo cuando estoy con ellos sigo el libreto al pie de la letra, necesito el trabajo y trato de no mandarme ninguna cagada! Pero aparte de eso tengo una vida!

-PATRICIA: Ya veo, me pareces otra persona!

-CRISTIAN: Es que vos sos como yo, estamos escalones por debajo de las jerarquías, y la verdad que a veces me hace falta charlar con alguien. Cuando voy de acá para allá con el secretario, a veces ni me habla!

-PATRICIA: ¿Te trata mal?

-CRISTIAN: No, al contrario! Pero es como que no comparte sus cosas conmigo, y yo acato y hago mi trabajo, y de lo que hace, o donde va, o con quien, no digo ni una palabra, y creo que eso le cuadra, sino ya me hubiera fletado.

Después de las recomendaciones de María Marta antes de salir, y de la conversación con Cristian, me voy dando cuenta de varias cosas.

La charla fue muy agradable, me contó de su novia, de sus estudios, a pocas materias de ser profesor de educación física y con proyectos de casarse. Me contó algunos chismes y nos reímos de sus ocurrencias.

Yo le conté de mi enfermedad y un poco de mi vida y mi trabajo.

Muy amablemente, me preguntó, pidiéndome disculpas por su ignorancia, que podía hacer él, en caso de que tuviera una crisis. Le expliqué que lo más peligroso pueden ser los golpes o caídas, le dije que podría hacer y le agradecí por su interés. Mi teléfono sonada con la entrada de mensajes, seguramente de Pablo.

Después del almuerzo nos fuimos cada uno a su habitación a descansar y prepararme para a última reunión.

Le mandé un mensaje a Pablo para preguntarle si lo podía llamar, un momento después, me hizo una videollamada

-PATRICIA: Hola mi amor! Como te extraño!

-PABLO: Hola mi vida! Y yo no te das una idea! Supuse que estarías ocupada ¿Cómo va todo por ahí?

-PATRICIA: Todo bien mi cielo! En un rato tenemos la última reunión y a la noche una cena con varios delegados regionales!

-PABLO: Que vida la suya señora delegada! De cena en cena y reunión en reunión anda usted! Le voy a tener que pedir una audiencia!

-PATRICIA: Ay, no seas malo Pabli! Mañana a la tarde ya estoy en casa con vos mi vida!

-PABLO: Ya lo sé, corazón, te estaba cargando!

Charlamos un rato más, y nos despedimos, le dije que lo llamaría ni bien pueda.

Fuimos con Carlos a la última reunión, esta vez nos llevó Cristian y nos esperó para traernos de vuelta al hotel. Me causaba gracia ver a Cristian en su papel de chofer serio y responsable, después de habernos reído tanto durante el almuerzo.

Al volver le dije a Carlos que saldría a comprar algún regalo para Pablo, no entendí la expresión de su cara, no se… como si le hubiera molestado mi comentario y me dijo que me esperaba a las nueve menos cuarto en el loby del hotel. Nos despedimos y me fui.

Salí a caminar y ver vidrieras, quería ver si encontraba algún negocio donde compras cositas para jugar con Pablo. Vi unos metros más adelante, un pequeño cartel que decía: “Sexy Lingerie” al llegar vi que era una galería con pequeños locales a ambos lados, entré y mientras caminaba buscando aquel negocio, veía varios locales de tatuadores, colocación de piercing, una barbería y al fondo, un pequeño letrero luminoso que rezaba “Sexy Lingerie”. Solo esperaba que estuviera atendido por una mujer, en Mar del Plata ya conocía los lugares donde atendían chicas, pero aquí no sabía con que me iba a encontrar.

Por suerte una chica bastante más joven que yo, atendía aquel local, al entrar me saludó muy amablemente con una sonrisa. Le dije que estaba buscando conjuntos bien sexys como para mí, me mostró varios modelos y me decidí por uno bien chiquito de color violeta y otro de color blanco, a Pablo le encantan los blancos. Me mostró también unas medias violetas con la liga a la altura del muslo, que acompañaban al conjunto y también las llevé. Le pregunté qué prendas intimas tenía para hombres y me mostró varios modelos de bóxer, calzoncillos y uno que me gustó para jugar, una especie de slip con tela por delante y por detrás, unidas a los costados por un elástico solamente, a manera de tapa rabo, y no pude dejar de imaginarme  a Pablo con eso y una cosquilla me recorrió la entrepierna. Llevé dos, uno negro y otro azul.

Volví al hotel con las compras, iba a descansar un rato, darme un baño y prepararme para la noche.

A las siete y media, le hice una videollamada a Pablo, a esa hora suele estar ya en casa. Efectivamente, me atendió sentado en el sillón

-PATRICIA: Hola mi vida!

-PABLO: Hola amor! ¿Cómo estás?

-PATRICIA: Todo bien amor! Después de la reunión me fui a comprarte un regalito, pero es una sorpresa!

-PABLO: No seas así decime que es!

-PATRICIA: No, no, no, si te digo que es, deja de ser sorpresa, tenés que esperar hasta mañana!

-PABLO: Está bien! Espero hasta mañana!

-PATRICIA: Ahora cuando cortamos me voy a dar un baño y preparar para la cena, pero se me ocurrió una idea. Carlos ya sabe que no puedo trasnochar, y que tenía que volver al hotel a las doce o doce y media, y pensé en que quizás me puedas esperar despierto para que hablemos antes de dormir, ¿Qué decís?

-PABLO: Claro corazón! Mañana no madrugo!

-PATRICIA: Buenísimo! Cuando estoy volviendo te mando un mensaje!

-PABLO: Dale

No quise contarle mi idea, se la diría al llegar, más que nada por si llegaba cansada.

Me preparé el baño de inmersión, sales, espuma y música, una delicia! Qué mundo tan diferente!

Terminé el baño, me sequé y acomodé el pelo, conjunto interior blanco, el vestido, los zapatos, un colgante, aros y por último la chaqueta.

Nueve menos cuarto en punto bajé y lo encontré en la vereda fumando un cigarrillo, con un traje oscuro, camisa rosa clara y una corbata con arabescos en tonos de rojo, rosa y bordó, realmente estaba muy elegante, y siempre con buena ropa.

Al verme salir, me miró fijamente hasta que estuve cerca de él.

-CARLOS: Hola Patricia, estás hermosa!

Y en un tono risueño le dije:

-PATRICIA: Qué elegancia la de Francia!

Y esbozó una sonrisa, bastante raro en él, que siempre se lo ve serio.

Iríamos en el auto del sindicato, subimos y nos dirigimos al restaurante, en el viaje, le pedí que no me dejara sola, que no conocía a nadie, y me dijo que me quedara tranquila, que iba a estar conmigo toda la cena.

Llegamos al restaurante, situado frente a una plaza céntrica de la ciudad, y al llegar a la puerta, me pidió que esperemos para entrar, que se quería fumar otro cigarro antes de entrar.

Mientras  fumaba iba llegando gente, todos muy elegantemente vestidos, que fue saludando y presentándomelos. Los últimos en saludar antes de entrar, fueron una pareja, él un sesentón llamado Pedro y su joven esposa, Clara, calculé yo que por lo menos treinta años menos que su marido.

Entraron ellos primero y luego nosotros, al entrar, sentí la mano de Carlos posarse en mi cintura, casi cadera, para indicarme que entrara yo primero, no quise tomarlo como algo deliberado, lo vi como un gesto de caballerosidad.

El restaurante era súper elegante, las mesas redondas para ocho personas, perfectamente preparadas con manteles hasta el piso, arreglos de flores naturales en el centro, y varios juegos de cubiertos, platos y copas de diferentes formas y tamaños. Jamás había yo, comido en un restaurante de esta categoría.

Nos indicaron nuestra mesa, la que compartiríamos con Pedro y Clara. A mi derecha se sentó Carlos y a mi izquierda, Pedro y luego Clara.

Me acerque a Carlos, y mirando la mesa, los cubiertos y las copas, le dije:

-PATRICIA: Carlos, ¿Cómo se usa todo esto?

-CARLOS: Tranquila, vos mirame a mí y vas a saber que usar, y las copas las llenan los mozos, así que por eso no te preocupes. ¿Qué preferís tomar?

-PATRICIA: Nada con alcohol, si no hay gaseosa, tomo agua!

-CARLOS: Perfecto, cuando se acerque el mozo le pregunto.

Esa noche tomé gaseosa tónica y probé cosas que jamás me hubiera imaginado, como los bocaditos que traían los mozos hasta que comenzara la cena, la entrada de mariscos y caviar, salmón y un postre que de muy buen gusto hubiera repetido, toda la comida espectacular!

En un momento, Carlos le preguntó al mozo donde se podía fumar, le indicó la salida al patio trasero y avisándome, se fueron con Pedro al patio. Nos miramos con Clara, que se pasó a la  silla de su marido para hablar conmigo.

-CLARA: ¿Cómo vas Patricia?

-PATRICIA: La verdad que un poco perdida, no estoy muy acostumbrada a este tipo de eventos y encima no conozco a nadie.

-CLARA: A mí me pasaba lo mismo al principio, pero a estos lujos uno se acostumbra rápido! Y si, a veces son un embole, pero yo aprovecho para conocer los lugares, para comer y tomar de primera clase!

-PATRICIA: Si, la comida es excelente!

Y tomándome por sorpresa me preguntó:

-CLARA: ¿Vos estás con Carlos?

-PATRICIA: No, no!, soy delegada de un jardín y estoy en la comisión de salud, pero no tengo otro tipo de relación con Carlos!

-CLARA: Pero dejame decirte, que no sería de extrañar, sos una mujer muy linda, y conociéndolo a Carlos, estarías dentro de su rango de preferencias.

-PATRICIA: Igualmente estoy casada y enamorada de mi marido!

-CLARA: ¿Hace mucho que estás en el sindicato?

-PATRICIA: Hace unos meses.

-CLARA: Ya vas a ir conociendo el ambiente, pero dejame decirte que está lleno de buitres y cazadores, espero que no, pero ya vas a tener que sacarte moscardones de encima! Y también te digo que Carlos sería algo así como el escalón más alto, lejos es el más culto, educado y buen mozo.

-PATRICIA: Si, puedo ver como lo miran en la sede.

-CLARA: Y no solo en la sede!

-PATRICIA: Me imagino!

-CLARA: Te voy a decir algo, pero por favor que quede entre nosotras, ya que no tenés nada con él, te lo voy a contar! A Carlos lo conozco ya hace tiempo y estuve varias veces con él, incluso después de casada con Pedro. Supongo que entenderás mi matrimonio con él, no es el amor de mi vida, pero a su lado tengo un nivel de vida, que quizás de otra forma no tendría, es más ya me dejó de molestar la mirada de la gente por la diferencia de edad, hago mi juego sin joder a nadie, incluso a Pedro, para con él, soy una esposa ejemplar.

-PATRICIA: Gracias por la confianza, pero quedate tranquila que no te juzgo, cada cual es dueño de vivir la vida como lo desee, al menos esa es mi filosofía, y por supuesto, lo que me contás queda entre nosotras.

-CLARA: Y te voy a confiar algo más! En un rato, Pedro se va a ir, tiene vuelo a Madrid para visitar a su hija y yo…. Para no volver sola de noche a San Isidro, me quedo en un hotel y me voy mañana, ¿sabés en que hotel me quedo? … Si, pensaste bien! En el que están parando ustedes, ¿Y sabés con quien voy a pasar la noche?...

-PATRICIA: Ya me lo imagino!

-CLARA: Imaginás bien! Y te voy a decir una infidencia! Es un buen amante!

Terminaba de decirme eso, y Pedro y Carlos, volvían a la mesa, Clara volvió a su lugar y ambos se sentaron.

Un rato después, Pedro se levantó, saludó a todas las personas de la mesa, dando la explicación de su partida, debía tomar un vuelo a España a la una menos cuarto de la madrugada. Saludó al hombre del cumpleaños y Clara lo acompaño hasta la puerta.

Carlos me iba mostrando quienes eran algunas de las personas que yo no conocía, me iba dando sus nombres, su ciudad, que cargos ocupaban en el sindicato y algunos otros datos.

Unos minutos después volvió Clara, supuse que tendría algún acercamiento con Carlos, pero parecían ignorarse, supongo que para que nadie hablara.

Cerca de las doce y cuarto, Carlos me dijo que saludaba a un par de personas y nos volvíamos al hotel.

Pensé que yendo al mismo hotel, Clara vendría con nosotros, pero no fue así, y entendí que se ocultaban para no crear chismeríos.

De camino al hotel le mandé un mensaje a Pablo para ver si estaba despierto, me contestó inmediatamente que estaba esperando mi llamada. “Llego al hotel y te hago una videollamada”

Durante el trayecto, Carlos no estaba muy hablador, hasta me parecía como distante, quizás por tener que volver antes de la cena, no sé…

Entramos al hotel, nos despedimos yendo cada uno a su habitación.

-CARLOS: Patricia, mañana almorzamos aquí en el hotel y después nos volvemos.

-PATRICIA: Perfecto! Nos vemos mañana!

Entré a la habitación, me saque toda la ropa, quedando solo con el conjunto blanco, guardé el vestido y los zapatos, ya le tendría que explicarle el tema ese cuando estuviera en casa, me tiré en la cama y lo llamé a Pablo…


Pablo

Ese primer viaje de Patricia, creo que fue el que más me costó, tan acostumbrado a estar juntos y tan pendiente de ella, de sus horarios, de llegar a casa y encontrarla. Fueron solo dos días, pero para mí parecieron diez, cenar solo, dormir solo y amanecer solo. Me sentía tan pendiente que le mandé no sé cuantos mensajes y otras tantas llamadas.

El día que se fue, quería acompañarla y de paso conocer al tal Carlos, pero no lo pude ver, no había llegado todavía. Se iba con mi mujer dos días y ni siquiera le conocía la cara.

En la última noche de Pato en La Plata, tenía una cena y me dijo que al volver me llamaría. Después de cenar algo, miré un rato televisión y cerca de las doce me fui a la cama, mirando cosas en el teléfono haciendo tiempo hasta que me llamara.

Pasadas las doce y media me llegó un mensaje suyo diciéndome que estaba volviendo al hotel y que me haría una videollamada al llegar.

Unos minutos después, volvió a sonar y atendí, solo veía su cara muy cerca del teléfono.

-PATRICIA: Hola mi vida! Ya estoy en la habitación!

-PABLO: Hola mi amor! Te estaba esperando! Ya quiero que estés acá!

-PATRICIA: Ya queda menos mi cielo! Mañana a la tarde ya estoy ahí con vos!

-PABLO: Ya quiero que sea sábado a la tarde y poder abrazarte!

-PATRICIA: Amor mío, ¿Qué tenés puesto?

-PABLO: ¿De ropa?

-PATRICIA: Si!

-PABLO: Solo el bóxer! ¿Por?

-PATRICIA: ¿Me harías un favor?

-PABLO: Si mi amor! Decime

-PATRICIA: Andá a la sala de juegos!

La  miraba entendiendo lo que me estaba pidiendo, pero me levanté de la cama y fui a la salita, abrí la puerta, encendí la luz que iluminaba el ambiente de naranja, y en la cama las sábanas negras.

-PABLO: Ya estoy acá, ¿Y ahora?

-PATRICIA: Te extraño tanto mi vida que necesito sentirte cerca, me encantaría que te masturbes para mí, mientras yo me toco para vos! ¿Te gustaría?

-PABLO: Mmmm! Claro que gusta!

Me acerqué a la cama, corrí la mesita, puse el teléfono sobre ella y me recosté en la cama! Dándole una imagen de casi todo mi cuerpo, solo quedaban fuera de la imagen mis pies. Me saqué el bóxer y mi miembro ya se empezaba a endurecer, cosa que sucedió con los primeros meneos.

Ella apoyó su teléfono enfocando gran parte de la cama.

-PATRICIA: ¿me ves bien amor?

-PABLO: Perfectamente hermosa!

Y arrodillada en la cama, se tocó las tetas, luego se desprendió el corpiño, para que yo vea sus hermosas tetas. Después fue el turno de la bombachita, lentamente las bajó por sus muslos hasta la rodilla, se sentó en la cama, las terminó de quitar y abrió las piernas que, en primer plano, pudiera ver su depilada conchita que tanto me gusta.

Se empezó a tocar las piernas desde las rodillas, subiendo por la parte interior de los muslos, hasta llegar a su entrepierna, pasó lentamente ambas manos sobre su sexo, recorriéndolo con la yema de los dedos.

Era una imagen tremendamente sexy, por momentos entrecerraba los ojos pero volvía a mirar el móvil seguramente para ver la paja que yo me estaba haciendo.

Su mano izquierda subió a sus tetas, las tocó y centró sus caricias en los pezones, podía ver sus dedos presionarlos y sus caderas en un leve sube y baja, al ritmo de sus dedos mayores que ya se ocupaban del clítoris.

Yo ya estaba a punto de acabar, pero iba regulando los movimientos de mi mano, para esperar su orgasmo.

Su mano izquierda bajó a su conchita y sus dos dedos mayores se fueron perdiendo en su interior, mientras la derecha, cada vez más frenéticamente, rosaba y recorría toda su hendidura.

Sus piernas se tensaron y se cerraron levemente, sabía que el orgasmo era inminente, sus movimientos eran cada vez más enérgicos y le costaba mantener los ojos abiertos para verme.

-PATRICIA: Ya mi vida! Tomá! Para vos! Este orgasmo es para vos!

-PABLO: Si mi amor! Dámelo! Dámelo! Y tomá el mío!

Miraba sus temblores durante el orgasmo al mismo momento que eyaculaba sobre las sábanas y mis manos, una locura!

Después de ese orgasmo que me regaló a la distancia, su cuerpo se fue calmando, sus manos ahora acariciaban suavemente su entrepierna, su abdomen y sus tetas.

Un momento después, tomó su teléfono y se volvió a recostar en la cama.

-PATRICIA: ¿Te gustó mi vida?

-PABLO: Mucho! Sabés que amo tus orgasmos! Aun a la distancia!

-PATRICIA: Es que te extraño y necesitaba estar así con vos! No me aguantaba hasta mañana!

-PABLO: Te voy a estar esperando!

-PATRICIA: Estoy segura que te van a gustar mucho los regalitos!

-PABLO: ¿Los regalitos? ¿Son más de uno? Ya los quiero ver!

-PATRICIA: Si, son cuatro!

-PABLO: Mmm, que intriga!

Hablamos un rato más y le dije que descansara, que ya eran más de la una y media de la mañana

Y no quería que se durmiera tarde.

Nos despedimos y cortó la llamada. Me quedé un rato en la salita, pensando un montón de cosas, de cómo estaba nuestra relación, del vuelco en nuestra sexualidad, de nuestros juegos, de lo bien que me sentía, y de lo plenamente satisfecho sexualmente por la mujer amada.

Luego de ese viaje, vinieron más, no eran muy seguidos al principio, pero después vinieron algunos más largos y empezaron a ser dos, tres o incluso más viajes todos los meses.

Nuestra relación empezaba a cambiar, y eso mucho no me gustaba…

Continuará…