Los inicios del amor tribal VII

Nuestro intenso juego sexual termina sorprendiendo a Esteban, nuestro amante, quien no se esperaba lo que estaba ocurriendo...afortunadamente para los tres...todo quedó en video.

  • Nada mi vida…solo decía que extrañaba montones que me sodomizaras, así, rico, como una bestia…¡que rico que me culeaste! – Mientras decía esto, limpiaba con mi lengua cada uno de los rincones del glande hinchado de Estaban para dejarlo totalmente limpio, al mismo tiempo que Kili buscaba con su deliciosa lengua serpentina entre mi culo, los últimos rezagos de semen que mi agujero erótico pudiera tener.

Para evitar que la erección de Esteban decreciera lo empecé a masturbar lentamente a dos manos, con fuerza y recorriendo toda la extensión de su falo. Con mi mirada, le dije a Kili que se acercara con mucho cuidado para que nuestro hombre no lo notara y con mi lengua también limpie los senos de mi amante embadurnados de semen. Delicadamente chupé cada uno de sus pezones erectos y me tragué sin pensar los estertores aún tibios del orgasmo de mi hombre. Lentamente continuaba masturbando a Esteban.

  • ¿Te gustó la leche de esteban?- le pregunté al oído a mi amante.

  • Mmmmm, es jodidamente rica…espesita, saladita, además tenía un gusto a culo de puta que me encantó.

Miré a Kili con la llama de la lujuria ardiendo en mis pupilas. Me acerqué a ella y con mi lengua extendida la seduje a que me regalara un delicioso beso lésbico en el que nuestras lenguas se enredaban la una con la otra. Esteban estaba en otro mundo, transportado por la deliciosa paja que le estaba regalando, aún no se enteraba de lo que estaba pasando en aquel cuarto obsceno. La música que sonaba servía de coartada.

  • ¿Quieres mamar verga?  - le susurré a mi diosa mulata mientras la miraba con lujuria –Esteban ya la tiene como roca otra vez.

-Me la quiero engullir entera…hace ya un rato que no chupo polla y…sabes que me encanta.

  • Quiero ver entonces como te la comes, chúpala hasta que te eyacule en la boca, me da morbo verlo…

  • ¿Puedo mamar entonces?- me susurró Kili con una voz húmeda.

  • Toda tuya bebé…

Entonces lentamente me hice a un costado, muy cerca de la cama, mientras que al mismo tiempo mi amante se fue aferrando al falo erecto de Esteban. Al igual que yo, lo tomó a dos manos y cadenciosamente empezó a masturbarlo mientras que con su lengua extendida empezó a recorrer lo huevos de mi hombre para posteriormente chuparlos con vehemencia. Primero uno y luego el otro. Los escupió y volvió a engullirlos sin restricciones. Esteban respiraba agitadamente mientras que yo con delicadeza, retiraba el pelo de Kili de su cara para que no se interpusiera en tal fragor oral. Miraba de cerca, lo disfrutaba, me excitaba ver como otra mujer devoraba a mi hombre. Me mojé inmediatamente. Mi nena le chupaba los testículos a Esteban como posesa, los  tragaba enteros. Mi macho empezaba a bufar de placer. Lentamente fui por mi  teléfono celular, regresé y mientras que con una mano empecé a acariciar la concha húmeda de mi amante, con la otra empecé a grabar el momento. A Kili le gustó, la calentó aún más y empezó a participar de la acción cual actriz porno. Tomó la verga erecta de mi hombre y comenzó a propinarse sendos vergazos en su cara, golpeaba sus mejillas con el falo enardecido de Esteban. Sacó su lengua y de igual manera prosiguió con la sesión de vergazos, pero ahora en su lengua y sobre su boca abierta. Me encantaba lo que estaba viendo a través de la pantalla del móvil.

  • ¡Que verga tan hijueputamente grande!...no sé si me entre toda en la boca –susurró Kili

  • ¡Trata!- lo quiero filmar –le susurré al oído a mi diosa canela al mismo tiempo que mi mano experta jugueteaba con sus labios menores ya húmedos como brisa marina.

  • Filma todo, lo quiero ver después –Replicó Kili con carita de golfa suplicante.

Mientras que con una mano mi nena sostenía el tronco erecto, la otra la introdujo sensualmente a su boca, humedeció sus dedos y con la punta de los mismos empezó a acariciar el glande hinchado de mi amante haciendo círculos sobre él, esparciendo la saliva tibia por toda su piel, al mismo tiempo que lo apretaba ligeramente para luego volverlo a acariciar.

  • ¡Guauuuu nena...lo que estás haciendo me encanta!- Jadeo esteban transportado por el placer.

  • He aprendido nuevos trucos mi vida –dije descaradamente mientras trataba de no perder un detalle de las dadivas de placer que Kili le ofrecía a mi hombre. Todo quedaría perfectamente registrado en video…uno muy caliente.

Kili continúo apretando sensualmente el glande de Esteban hasta que pequeñas gotas de líquido preseminal comenzaron a fluir de la polla de mi amante. La muy zorra no perdió un instante y grácilmente extendió su lengua hasta tocar la punta del glande de Esteban para delicadamente recoger aquellas gotas de placer. Kili como una experta empezó a mover su lengua con repiques rapidísimos sobre todo el hongo enardecido de mi amante, mientras que con sus dos manos sostenía la verga erecta. De reojo, sensualmente miraba hacia el celular. Yo con ansiedad, acariciaba la concha y el ano de mi princesa al mismo tiempo que recordaba como yo misma había disfrutado de aquellos repiques expertos sobre mi clítoris unas semanas atrás.

  • ¡Que verga tan rica…esta saladita como me gusta!, me la voy a engullir toda

  • Dale nenita, no lo pienses más más –le susurré al oído a mi nena. Kili sonrió.

Mi nena le dio un beso sensual al glande de Esteban, escupió dos veces sobre él y sin pensarlo dos veces abrió su boca de par en par para empezar a mamar sin restricción aquella portentosa verga. Una de sus manos sujetaba los huevos mientras la otra sostenía el pene erecto de mi hombre al mismo tiempo que lo impulsaba hasta el fondo de su garganta. Con unos movimientos masturbatorios deliciosos, Kili engullía sin restricciones aquella polla hermosa. Chupaba con vehemencia, de tal manera que los sonidos lujuriosos de aquellas succiones, rompían el fragor del medio día. Filmé por un buen tiempo aquella sinfonía de placer, realizando algunos zooms sobre los labios de Kili atrapando como ventosas la pija de mi hombre. Sus ojos permanecían cerrados. Sin duda estaba siendo trasportada a otro mundo, a uno que extrañaba y del cual desde aquel instante se haría su sensual esclava. Esteban respiraba agitadamente, tensionaba las esposas que lo atrapaban y su ceguera momentánea no le permitía enterarse que otra mujer lo estaba amando.

Lentamente me coloqué detrás de la escena, Como Kili estaba mamando en cuatro, en la posición del perrito, su trasero de diosa se encontraba en pompa. Lo filmé por un momento para darme gusto, para alborotar mi locura lésbica. Acaricié sus nalgas perfectas con delicadeza, las apreté para sentir aquellos músculos firmes. Humedecí mi dedo medio y lentamente lo introduje en el ano de mi princesa, todo, hasta el final. Mi nena gimió suavemente, pero nunca dejó de mamar. Desde esa posición filmaba como mi dedo entraba y salía del ano de mi amante mientras que su cabeza subía y bajaba cadenciosamente, ya a un ritmo frenético sobre la verga de Esteban. Este va a ser el video porno del año- pensé.

  • ¡Dios, Amanda, qué mamada, me encanta como me chupas!

No hubo respuesta, solo el sonido de las succiones haciéndose cada vez más intensas, al mismo tiempo que mi dedo medio se introducía cada vez más adentro en el ano de Kili. Mi concha estaba goteando pero no podía consentirla pues tenía ambas manos ocupadas,  con una, daba placer a mi nena y con la otra filmaba sin perder detalle. Sudaba de excitación, mis pezones estaban hinchados y mi corazón desbocado.

Busque otro ángulo, retiré mi dedo del trasero de Kili aprovechando para saborearlo y lamerlo, buscando la esencia más íntima de mi amante…tal como algunas noches atrás, me supo a fresas. Lentamente me hice a un lado de la cama. Acaricié el pelo de mi nena retirándolo de su cara. Todo estaba húmedo por la saliva de Kili, el tronco de la verga de Esteban, la mano de Kili que sostenía el falo enardecido, el vientre de mi hombre…todo estaba sexualmente húmedo. Me acerque al oído de Kili.

  • Hazle una rusita puta, para que son esas tetas gordas que tienes, si no las usas para satisfacer una verga. Yo me puse tetas para pajear a Esteban con ellas, a él le encanta.

Kili estaba tan ensimismada chupando verga que por un segundo no me puso atención. Lo entendí. Sabía que era tan guarra como yo y que llevaba tiempo sin saborear un buen pene…quería disfrutar al máximo su momento de polla.

  • Dale putita, una rusita cortita, lo quiero filmar –le susurré a mi princesa.

Intempestivamente Kili soltó la verga de mi hombre, tensó su espalda y alistó su glorioso par de tetas. Tomo el asta de nuestro hombre con su mano derecha y empezó a darse sendos vergazos sobre sus senos turgentes. Me miró de reojo, sacó su lengua y la empezó a mover como una serpiente encantada. Entendí su, mensaje. También saque mi lengua para que ambas juguetearan lujuriosas la una enredada en la otra, un beso lésbico de fantasía. Lentamente me separé de ella y le ofrecí a mamar mi pezón izquierdo. Kili se apodero de él, rozándolo una y mil veces a la velocidad del rayo con su lengua. La miré a los ojos y le modulé exageradamente:

  • Reviéntate las tetas a punta de verga, castígate duro con ella…

Kili continuo pegándose sendos vergazos en sus tetas hinchadas, mientras Esteban gritaba de placer.

  • ¡Ahhhh nena, pajéame entre tus tetas gordas, lo deseo!, ¡quiero venirme entre tus tetas y dejártelas escurriendo leche!

  • ¡Siiiii nene, explota entre mis senos lo deseo!- grité sin tapujos, leyendo en sus ojos los pensamientos de Kili.

Mi nena colocó el pene erecto de Esteban entre sus senos, los apretó con sus manos ahogando totalmente aquella magnífica polla y comenzó un sube y baja masturbatorio cadencioso sobre la verga de mi hombre. Me retiré para captar el momento. Las majestuosas tetas de mi amante torturaban con lujuria la polla de Esteban. Esta subía y bajaba en una sinfonía frenética de pasión. Cuando bajaba se perdía entre los pomos de mi nena y al subir, la lengua extendida de Kili esperaba ansiosa por el glande enardecido de nuestro macho. Yo filmaba temblorosa de la excitación. Con una mano controlaba el celular mientras que con la otra acariciaba mi húmeda concha. Mi clítoris estaba hinchado y mi almeja húmeda de placer. Kili gemía lenemente pues sabía que no podía exagerar sus sonidos.

  • ¡Ahhhhhh que rusa tan rica…que tetas tan duras…me encanta!, ¡siento como la leche empieza a subir!

  • ¡No te contengas nene, avísame cuando no te aguantes más para tomármela toda!- dije extasiada con la escena, mientras Kili continuaba absorta en su masturbación.

Mi diosa canela acelero sus movimientos, estaba ansiosa por recibir una descarga de delicioso semen, su mentón inclinado y su lengua extendida esperaban por el momento cumbre en el que esteban le descargara néctar de macho, leche espesa y sabrosa. La espera por el orgasmo de Esteban nos torturaba a ambas, a ella que quería tragar su leche y a mí que el morbo de ver a mi hombre devorado por otra mujer me tenía húmeda con dos dedos en la concha…filmando con dificultad.

  • ¡Ahhhh, me vengo puta me vengo, Ahhhh!, ¡abre la boca que me corro!

Kili liberó el falo de Esteban del abrazó erótico de sus tetas y tomó el pene de nuestro hombre a dos manos recorriendo toda su extensión y exprimiéndolo con lujuria, esperaba son su boca abierta de par en par y con su lengua extendida las primeras descargas de semen fresco. Realicé un zoom al rostro extasiado de mi princesa. La lujuria y la ansiedad la poseían así que involuntariamente empezó a gemir como gatita en celo y como su gemido era más dulce que el mío, me tocó gritar mucho más fuerte.

  • ¡Leche, dame leche, quiero tu leche dulce en mi boca para tragármela toda¡, ¡eyacula ya puto, quiero semen!- mientras Kili continuaba gimiendo, yo gritaba como posesa.

  • ¡Ahhhhhhh nena ahí va!

La eyaculación fue de toro. Mientras Kili respiraba agitadamente, un chorro contundente de semen se estrellaba contra la comisura de sus labios, otros dos espesos, entraron directamente a su boca. Kili la cerró para mantener el semen dentro y otros dos chorros se estrellaron contra su rostro. Al volver a abrirla, los últimos estertores de placer se deshicieron contra su paladar. Ambos amantes estaban extasiados. Esteban tensaba las esposas que lo sujetaban y Kili aprisionaba los huevos de Esteban rogando por más semen. Lo filmé todo mientras me acercaba a mis amantes con sigilo.  Mi nena con su boca abierta me ofreció compartir el néctar de nuestro hombre conmigo. Rehusé a hacerlo.

  • Tranquila nena es tuyo trágatelo todo- Le susurré al oído a mi amante mientras que con mi dedo índice posado sobre sus labios cerraba su boca.

Kili se tragó todo el semen que nuestro amante había depositado en su boca, su gesto de gusto quedó en video, con su lengua buscó los estertores del placer perdidos entre sus labios y con éxtasis relamió sus manos impregnadas de semen. Nunca había visto tal cara de satisfacción. La bese sutilmente en el cuello mientras Esteban regresaba a este mundo.

  • Gracias Amanda…lo extrañaba tanto…Adoro el semen…¡lo adoro! –Suavemente me susurró Kili.

  • Lo se nena, pero no lo dejes caer, la faena no ha terminado. Móntate antes de que se caiga.

  • ¿Qué quieres? –moduló Kili con un dejo de sorpresa en su rostro

  • Móntate, ¿o es que no quieres seguir tirando rico?- Le susurré al oído a mi nena, mientras nuestro macho reía nerviosamente.

Aprovechando que la pija de Esteban aún estaba Erecta, mi princesa se sentó a horcajadas sombre nuestro amante con sus manos sobre el pecho de Esteban. Aprovechando los movimientos, yo me coloqué silenciosamente detrás de ella y guíe la polla de nuestro macho hacia la vagina de Kili. La zorra estaba tan mojada que entró sin mayor restricción. Kili gimió.

  • Tu misión es que a Esteban no se le baje, así que empieza a moverte rico- Le susurré al oído a mi princesa –quiero que goces con una pija monumental dentro de ti.

Kili extendió sus brazos hacia atrás para abrazarme. Yo agarre con firmeza sus tetas, apretando sus pezones, mientras empezaba a contonear su cadera de mujer mulata sobre la pija de Esteban.

-Que rico, la tengo toda a dentro- Me susurró Kili.

  • ¿y está dura? –pregunté con morbo

  • ¡Siiii!, cada vez se pone más y tiesa

  • Quiero que tu chocho goce nenita- Mientras mordía el lóbulo de la oreja de mi nena, susurraba estas palabras.

  • Ya estoy muy mojada, pero no voy a poder gritar de placer y yo grito mucho mientras me culean- insinuó mi amante mientras me acariciaba el cuello y mientras aceleraba sus movimientos de cadera sobre la verga de Esteban.

  • Te tendrás que contener –dije, y para evitar gemidos innecesarios, alcancé un pañuelo que se encontraba milagrosamente colocado sobre la cama y sutilmente lo utilicé como mordaza sobre la boca de mi nena.

  • Tu cuquita estrecha me pone duro otra vez princesa…no me quieres dar ni un respiro ¿verdad?

  • No nene, hoy no, ¡métemela hasta la empuñadura puto!, ¡dame duro!- le grite a Esteban mientras que con una mano le apretaba las tetas a Kili y con la otra masturbaba su conejito ansioso. Mi princesa mordía la mordaza mientras que con sus ojos cerrados se trasportaba al cielo del sexo. Movía sus caderas en círculos, al mismo tiempo que subía y bajaba sobre la verga enardecida de nuestro amante. Sin piedad yo realizaba círculos concéntricos sobre el clítoris de Kili, mientras apretaba su seno derecho hasta casi reventarlo. La respiración de mi nena estaba a mil por hora al igual que la mía. Yo era la interlocutora de los pensamientos que sabía tenía mi amante.

  • ¡Así mi amor, rómpeme la concha, empálame viva con tu polla salvaje!

-¡Ahhhhh nena, estas súper estrecha hoy, mi verga goza!

  • ¡Dame pija rica, métemela hasta los huevos, lo deseo!

  • ¡Toma toda puta, toma!

Kili separo sus piernas totalmente y se inclinó hacia atrás para recibir profundas cada una de las estocadas de nuestro amante. Sentí su espalda sobre mis senos turgentes, sentí su sudor sobre mis pezones erectos. Su cálida piel me crispó los nervios. El celular colocado sobre la mesa al lado de la cama, filmaba cada detalle de aquella mágica faena sexual. Tomé el pelo de Kili y lo halé sin pudor hacia atrás. Kili rebotaba como posesa sobre la polla de Esteban y su respiración estaba desbocada. Sentí como mi mano se humedecía con jugos copiosos de pasión que emanaban de la concha de mi princesa. Aprisioné su clítoris con mis dedos, sabía que mi amante estaba alcanzando un multiorgasmo. Kili giró su cabeza y me miró perdida en los estertores del placer.

-¡Ahhhhhhh vida, me vengo, sígueme dando, no me lo saques puto que me estoy corriendo!- Grité con una sonrisa entre mis labios pues sabía que mi amante estaba disfrutando de una seguidilla de orgasmos increíbles.

-¡Tómala puta, tómala toda!

  • ¡Ahhhhh siiiii, dame pija, quiero verga!

Esteban aceleró sus embestidas al mismo tiempo que apreté compulsivamente el clítoris de Kili y al mismo tiempo que le propinaba un par de palmadas sobre sus tetas gordas. Gritaba como posesa como si su orgasmo fuera el mío propio. Fluidos de la almeja de mi nena fluían copiosamente empapando a Esteban y las sábanas. Mi propia concha empezó a vibrar.

  • Te viniste como una zorra, me encanta como Esteban te hizo llegar con su polla mágica, ¿quieres algo más o estás satisfecha?- modulé muy cerca del oído de mi diosa.

Instintivamente Kili se inclinó hacia adelante, se separó sus hermosas nalgas y me señaló su ano delicioso al mismo tiempo que lo contraía y lo relajaba. Entendí el mensaje.

  • Ponte en cuatro princesa, vas a recibir la enculada de tu vida- lascivamente le dije a mi amante. Kili se desprendió de la polla de Esteban y obedientemente se colocó a un lado con sus codos apoyados sobre la cama y su trasero de diosa mulata en pompa rogando por algo de sexo anal sin escrúpulos.

  • Escúchame bien putito, te voy a quitar las esposas pero te prohíbo que te quites la venda de los ojos. Luego te voy a esperar en cuatro para que me sodomices como a una puta, quiero mucho placer anal, ya me llenaste la concha, ahora quiero que me rompas el culo, ¿entendiste?- le dije a Esteban con firmeza mientras desaseguraba las esposas y mientras Kili esperaba exultante por unas buenas envestidas anales.

  • ¡Dios Amanda, eres la diosa del sexo!- respondió Esteban con ansiedad.

Tomé nuevamente el celular mientras mi nena separaba sus nalgas y contraía su ano. Esteban a ciegas guiado por la lujuria encontró en su oscuridad las caderas de Kili y poco a poco empezó a aproximar su polla gigante al ano de nuestra chica. Alcancé a escupir dos veces sobre el ano de Kili antes de que el glande de Esteban empezara a introducirse lentamente en el punto más erógeno de nuestra nueva amante. Kili dirigió como experta el falo de Esteban a su culito rosado. Todos respirábamos agitadamente. La magnífica polla de nuestro hombre, penetró lentamente el culo de Kili quien gimió dulcemente. Esteban siguió empujando hasta que toda su tranca se abrió paso a través del ano lujurioso de mi diosa canela. Totalmente excitada filmaba de cerca tan maravillosa escena erótica. Esteban empezó a embestir sutilmente a Kili mientras yo apoyada sobre su espalda, le separaba las nalgas y disfrutaba de la acción.

  • ¡Ufff nena, estas estrechita de todas partes hoy, que culo tan rico!

  • ¡Ahhhhh, nene, tengo el culo lleno y me encanta, dame duro, rómpeme el culito!

Esteban aceleró sus penetraciones hasta hacerse frenéticas, sus caderas se estrellaban contra las nalgas de Kili, su ano se encontraba totalmente dilatado y su piel totalmente húmeda por la lujuria. Introdujo dos dedos en su concha mientras que con su otra mano se jalaba sus pezones. Yo disfrutaba de muy cerca aquellas deliciosas penetraciones anales, filmaba sin tapujos y sostenía separadas las nalgas de mi amante. Gemía por ella.

  • ¡Siiiii mi culo goza, tu verga es inmensa, la siento en el estómago!, ¡dame rico que me corro otra vez!

  • ¡te voy a partir en dos!, ¡toma, toma!

-¡Ahhhhhhh sí nene, lléname el culo de leche, quiero sentir tus chorros ahí adentro!

Esteban tenía un ritmo salvaje, el ano de Kili soportaba cientos de embestidas brutales. Por primera vez, vi de qué manera, mi ano se debía abrir para soportar esa verga gorda y deliciosa. La lujuria me invadió totalmente al mismo tiempo que Kili eyaculaba salvajemente sobre las sabanas con un squirting brutal. No podía respiras, así que se retiró la mordaza y rápidamente se tapó la boca con sus manos para no gritar como posesa. Esteban continuaba penetrando analmente a mi princesa mientras sus envestidas hacían que Kili continuara emanando chorros de lujuria desde su concha. Eran chorros de pasión deliciosos. Conté diez embestidas y diez chorros brutales. Me encantaba ver eyacular a una mujer. Kili no lo soporto más y empezó a gritar rompiendo finalmente nuestro dulce engaño.

  • ¡Ahhhhhh Dios, no lo puedo reprimir más, me corro, me corro, me corro, tengo un orgasmo anal y mi concha goza, que rica enculada, adoro tu verga!

  • ¿Dios qué pasa?- un poco desconcertado se agitó Esteba en el instante preciso que llegaba su orgasmo. Mientras eyaculaba retiro su pene del ano de Kili disparando sendos chorros sobre las nalgas de mi princesa y sobre mi rostro. Instintivamente abrí mi boca y los dos últimos chorros de lujuria se estrellaron contra mi paladar. Esteban se retiró la venda que cubría sus ojos y la imagen con la que se encontró lo dejó petrificado. Una morena espectacular estaba en cuatro con sus nalgas cubiertas de semen y yo descansando sobre su espalda, con mis ojos encendidos por la lujuria y mi rostro cubierto de deliciosa leche tibia.

  • ¿Qué pasó?

  • Nada corazón, que nos culeaste de lo lindo a las dos…déjame te muestro un video para que entiendas mejor…

Yo...