Los infortunios de Luisa 3

El error de su novio

Raquel iba con sus amigas en sus motos, el trabajo la agotaba de sobremanera y la moto y sus colegas eran su vía de escape.

Hasta que llegó Luisa a ponerse chulita tumbando sus motos, algo que ella no podía dejar pasar bajo ninguna circunstancia.

Y vaya si lo hizo pagar, la sorpresa que tuvo cuando se enteró que ella era la nueva empleada de la empresa...

una hembra alfa se hace respetar, esa aspirante a alfa no iba a meterse con ella, no en su terreno y de nuevo la puso en su sitio.

Pero últimamente le daba como pena, esa chica trabaja duro, nunca levanta la mirada cuando estaba con ella.

Consideraba dejarla en paz, si, era un bomboncito, pero habían más hembras en el mundo, como la nueva incorporación de su banda, una jovencita que vino con su moto construida de cero.

Como moteras, siempre son bienvenidas las chicas que saben mecánica, acababa de cumplir los 18 y desde niña colaboraba con su padre en un garaje de reparaciones.

y... ahora que la veia, tenia buen culo.

De repente un coche que iba como un cohete roza con la moto de la nueva, haciendo que la desequilibre, Raquel reaccionó rápida y se puso a su altura agarrando el manillar de la moto, estabilizándola.

-¡A POR ESE HIJO DE PUTA CHICAS! - gritó Raquel encolerizada.

-¿que fue eso? - preguntó Luisa.

-nada nada – dijo su novio empujando la cabeza de la chica para que continuase con la mamada.

En ese momento, por el retrovisor vio a varias motos que le seguían, algunas de sus pilotos esgrimían cadenas y bates.

El joven sonreía, le gustaban esos juegos de persecuciones, aceleró el coche.

Raquel veía como ese bastardo se alejaba, pero habia algo que jugaba a su favor.

Conocía las calles y más adelante habían varios garajes que podían ayudarla.

Empezó a llamar por teléfono al primero

El joven no sabia que le daba más placer, los labios de de Luisa o dejar atrás a esas motos, su coche era su mayor orgullo, tuneado al máximo para que un piloto como el pudiera...¡joder!

El joven pudo esquivar un coche que salia de un garaje, pero tuvo que tomar un desvió, luego vio otro coche y otro y otro.

El ambiente donde estaba no era familiar para el, pero siguió conduciendo hasta llegar a un callejón sin salida.

De repente un camión bloqueó la única salida que había.

-¿mmm? ¿que te pasa? - dijo Luisa que notaba como el pene de su novio se destrempaba.

Por encima del camión empezaban a saltar varias motos impulsadas por una plataforma improvisada haciendo una entrada espectacular, varias motos aterrizaban al suelo y después sus amazonas las descabalgaban portando varias armas contundentes.

El novio no se intimido, salió del vehículo en posición de combate.

-¿¡que has hecho!? ¿¡QUE MIERDA HAS HECHO!? - preguntó Luisa al reconocer las motos.

-¡quedate en el coche Luisa! Son pan comido.

Las motoristas enojadas ante esas palabras fueron a por el, el joven esquivó varios golpes y proyectó varias patadas que noqueó a varias motoristas.

-¡por favor! ¡basta! - decía Luisa suplicando.

Pero el novio la encerró en el coche y puso el seguro, encerrándola.

Luisa vio como su novio se enfrentaba a la banda, le costaba seguir el ritmo, pero estaba ganando, pero de repente una moto lo atropelló.

Reconocía esa figura, era Raquel portaba unas esposas que colocó a su novio inmovilizándolo,, luego con un cable, inmovilizó sus piernas para luego coger uno de los bates del suelo y empezó a golpear el coche con rabia hasta que la vio.

Los cristales de la ventanilla estallaron y un brazo la agarró de los cabellos, arrancándola del coche.

-¡dejadla en paz pu...! - dijo su novio antes de ser golpeado por el bate.

-por favor no le hagas daño – suplicaba Luisa.

Raquel iba a desfigurara con el bate, pero la novata la detuvo diciendo que ella intentó detener a su novio.

Raquel miraba con odio a Luisa, pero decidió calmarse, si sus compañeras dijeron que Luisa intentó detener al novio, será verdad.

Miró al varón y levantó el bate, pero Luisa se puso delante de ella.

-¡aparta! - ordenó Raquel.

Pero Luisa respondió quitándose la ropa, prenda a prenda cayeron a sus pies, quedándose totalmente desnuda, después se puso de rodillas y desabrochó los pantalones de Raquel, la cual quedó sorprendida ante esa actitud.

Luisa al bajar el pantalón y las bragas de Raquel, dio una mueca de asco al oler la vagina de su jefa, no, su ama, pero hizo tripas corazón y empezó a lamerla, como ella le había enseñado.

-soy una perrita bien enseñada, ama – decía Luisa conteniendo sus lagrimas mientras masajeaba el clítoris de Raquel.

-¡dejadla tranquila o...! - el novio no pudo hablar más, las chicas lo amordazaron para que se quedase calladito.

-si... sigue lamiendo perrita miá, pero reserva energías, que tienes que satisfacer a todas.

Luisa empezó a lamer con ganas, sabia que partes de ese coño eran más sensibles, tenia que admitirlo, Raquel la había enseñado bien, le había enseñado a ser su juguete.

Raquel no tardó en llegar y Luisa lamió todo el flujo que surgió, inundando su boca ante los atónitos ojos de su novio, el cual tenia una erección descomunal.

Raquel se fijó en eso y tras apartar a Luisa, pateó la erección del chico, haciendo que se retorciese de dolor.

Luisa intentó socorrerlo, pero varias chicas se abalanzaron sobre ella y empezaron a lamería por todo el cuerpo, Luisa no podía con todas, notaba esas lenguas y esas manos por todo su cuerpo.

Raquel iba a sacar un cuchillo, pero Luisa pensó rápido, decidió jugar esa carta.

-¡cerdo impotente! ¿creías que me satisfarías con esas torpes habilidades? ¡Esos clítoris me dan más placer que tu flácida polla!

Eso sorprendió a Raquel, ese ataque al ego de ese hombre fue algo que no había previsto, sintió curiosidad por como lo insultaría.

Luisa sentía asco cuando los labios de una de las motoristas envolvía uno de sus pezones e hizo una mueca exagerada de placer.

-¿ves como me lo hacen? ¿por que no te pasas mirando esto a ver si aprendes a satisfacer a una mujer? Que buena falta te hace ¿crees que me gustaba como me penetrabas? Nooooo, es más, me aburría soberanamente, en cambio estas me están haciendo mujer y apenas se esfuerzan.

Esas palabras eran auténticos mazazos en el ego del joven, sabia que lo hacia para ayudarlo, pero…

El era quien tenia que ayudarla, pero fue el quien la metió en ese… desastre.

Mientras Luisa sentia dos lenguas, una lamiendo cada lado de su cuello, manos cubriendo totalmente sus pechos y dedos introducidos en el interior de su vagina, de vez en cuando recibia alguna nalgada, tan fuerte que la marca de la mano se quedaba en el glúteo.

-basta chicas ¡Luisa! ¡abre ese inodoro que llamas boca!

Luisa obedeció, estaba de rodillas, con los ojos cerrados y con la boca abierta, notaba el olor de la feminidad de Raquel y luego un liquido caliente inundar su boca.

Orina.

Orina que tuvo que beber.

Cuando Raquel terminó, ordenó a Luisa que se suba con ella, que continuarían en un sitio… más cómodo.

Se fueron, dejando solo a un hombre furioso.

Furioso de si mismo y de su impotencia.