Los huevos y la leche (IV)

A veces el clima y el lugar son propicios para dar rienda suelta a nuestras pasiones.

Caminaba hacia mi casa cuando de repente se me acercó una camioneta, era Neto. Me sonrió y se detuvo junto a la acera, me volteé, lo miré y me acerqué a la ventanilla.

-¡¿Hola, cómo estás?! -le pregunté mientras le sonreía.

-¡Hola, mi amor! Estoy bien. ¿Quieres que te lleve? -abrió la puerta de la camioneta y dí la vuelta para subirme y sentarme en le asiento del copiloto.

-Fuí para encontrarme contigo en la tienda, pero solo encontré a tu papá.

-Sí, me envió a buscar una mercancía que dejó olvidada en la central de abastos, ya no te pude avisar que no estaría, mi celular se quedó sin carga.

-No te preocupes -lo miré-, ya te encontré sin buscarte.

-Es cierto… ¿tienes mucha prisa de llegar a tu casa?

-No, la verdad que no.

-Ok, vamos a dar una vuelta un ratito.

Puso la camioneta en marcha y salió con dirección opuesta a mi casa. Le platiqué de la mentira que le dije a su papá, le expliqué que no quería supiera de lo nuestro. Hablamos de otras cosas, de nosotros y por supuesto del clima.

-Pensé que no llegarías, ví algo nublado el día.

-Te dije que iría… y lo hice.

-Eres de decir y hacer, que bien… Eso habla bien de ti.

-Pues es que ya te había dicho eso y aparte, quería… quería que vieras que ya me probé el otro coordinado que me obsequiaste.

-¿En serio?... ¿No me digas que lo estas usando?

-Pues si te digo, ¿quieres verlo? -le dije mientras le sonreía pícaramente.

-A verlo, enséñamelo.

Me alcé despacio el vestido, le fuí mostrando mis piernas de a poco, luego quedó a la vista mi calzón transparente de color salmón, el encaje floral le daba un toque muy sexy y coqueto, abrí un poco las piernas.

-¡Vaya, que bien se ve! En serio, se te ve hermoso.

-¿En serio? ¿Te gusta cómo me queda?

-Todo lo que te pongas se te verá divino. ¿Puedo tocarlo?

-Solo un poquito, vienes conduciendo y no quiero ser el motivo de algún accidente.

Quitó la mano derecha del volante y la bajó a mi pubis, me acarició suavemente.

-Que bien se siente -dijo sin quitar la mano de abajo.

-Deberías de detenerte… por seguridad -le comenté.

-Sí, tienes razón -dijo mientras quitaba su mano de mi pubis y comenzaba a frenar.

Se orilló y detuvo por completo la marcha de la camioneta.

-¿Me dejas tocarlo otro poco?

-Mm, ok -le dije-, solo un poquito más.

De nuevo puso su mano debajo y comenzó a frotarla sobre mi calzón, le abría un poco más la piernas para hacérselo más fácil. Bajó un poco más la mano y alcanzó a rozar mi clítoris, me estremecí por un momento.

-Que bien se siente, es tan suave… está bien pachoncito.

-¡Aaah! -exclamé a medias.

-¿Te gusta que te toque así?

-Sí… me gusta mucho.

Metió su mano dentro de mi calzón y comenzó a tocarme, me deslicé un poco en el asiento y traté de elevar un poco mi pelvis. Sus dedos jugaban con mi vulva, su mano caliente me excitaba mucho al sentirla rozar mi intimidad, pensar en su verga dura me hizo mojarme. Metió un par de dedos en mi vagina y eso me gustó mucho, cerré mis piernas para apretar sus dedos.

-Que rico… ¿Quieres tocarme la verga?

-Sí -le dije excitada.

Sacó su verga de entre su pantalón y boxer, bajó su prepucio y pude verla toda dura.

-Que bien se ve. Dan ganas de comérsela toda.

-¿Quieres chuparla?

-Dime cómo quieres que lo haga y lo haré.

-Tienes que ponerla en tu boca y chuparla mientras la sostienes con las manos.

Me acomodé sobre el asiento para poder estar más cómoda y comérmela completa.

-¿Así? -le dije mientras la ponía en mi boca y comenzaba a chuparle la punta, mis manos subían y bajaban alrededor de su verga.

-Así amor, despacio… Que bien lo haces. ¡Mmm!

-¿Te gusta que te lo haga así? -le dí unos besos y me la metí en la boca, moví mi lengua alrededor de su verga-, mira que no venga alguien y nos vea.

-No te preocupes, es una vía poco transitada. ¡Aaah!... Que rico la chupas.

Metí mi mano en su boxer y saqué sus bolas, las sentí calientitas y jugué con ellas al tiempo que seguí chupándosela, pasé mi lengua en sus bolas y eso hizo que se excitará más, lo cual me encantaba, me gustaba ver su cara cuando se la chupaba, sus gestos me incitaban a seguir.

-Que rica verga tienes, tiene un sabor agradable.

-¿Es la primera vez que chupas una? -me preguntó.

-Sí amor,  no lo había hecho antes y me está gustando mucho hacerlo contigo.

-¡Aaah!... Pues me gusta cómo lo haces, pareces una experta chupándola.

Seguí chupándosela, la sacaba de mi boca llena de saliva y de sus líquidos, formándose hilos transparentes. Metió su mano por debajo de mi calzón y siguió recorriéndome con sus dedos mi húmeda y caliente vagina, sentía sus dedos deslizarse en toda mi rajadita, sentir sus dedos entrar a mi vagina era algo tan rico.

-Ya me la comí toda -le dije mientras sonreía-, ¿quieres metérmela? -le dije mientras seguía moviendo mi mano alrededor de su verga.

-Sí amor, aunque nunca lo he hecho dentro de una camioneta o auto.

-Tampoco yo, pero... Intentémoslo, a ver qué pasa.

Traté de acomodarme para que me la metiera, pero se me hacia muy pequeño el espacio y me resultaba incomoda cualquier posición que se me ocurriera, de repente tuve una idea. Le dije que si podíamos ir entre los arboles que se veían a la orilla, aceptó y fuimos. El lugar estaba desierto, solo había arboles y arbustos frondosos, lo que nos ocultaba de posibles miradas; el olor a hojas recién mojadas era agradable y la soledad del lugar me erizaba los vellos del cuerpo, lo cual me resultaba excitante.

-Ahora sí amor, aquí podemos hacerlo más a gusto, sin tanto problema -le dije mientras me alzaba el vestido y bajaba el calzón para quitármelo, se lo aventé y lo atrapó para llevárselo a la nariz.

-¡Que rico huele! -dijo sosteniéndolo en su nariz y aspirando fuertemente. Pasó su lengua en el puente del calzón y lo guardó en una de las bolsas de su pantalón.

Le hice una seña par que se acercase por detrás y obedeció sin dudarlo, mi trasero estaba al aire, pues aún sostenía mis vestido con una mano. Se acercó y sin dudarlo me acomodó su verga y me la fue metiendo de a poco, era una sensación que me mataba.

-¡Ay! ¡Que rico!, así papi, métemela toda. ¡Mmm!

-Lo que tu ordenes mi amor -me decía mientras me agarraba por las caderas para empezar a acelerar sus penetraciones.

-¡Si papi, que riiico lo haces!... ¡Aaah!... ¡Que rica la tienes!

-¡Aaah!, me gusta verte así, toda caliente pidiendo verga… en verdad que te deseo mi amor.

-¡Métemela toda! ¡Mmm!... Si papi, no te detengas.

-Que rica estas Citlali, me gustas mucho -me decía mientras me la dejaba ir toda en la vagina.

En una de esas arremetidas casi me tira al suelo, por lo que nos acercamos a un árbol para que pudiera apoyarme con las manos mientras él me la seguía metiendo. Cada vez que la sentía dentro gemía de placer y le pedía que no parara, mi vagina está bien húmeda y dilatada, lo que hacía que su verga entrara y saliera sin ningún problema, estaba bien lubricada y con muchas ganas de que me siguiera cogiendo.

-¡Mmm!... ¡Que rico!... No te detengas.

-Me fascina tu trasero, tienes un culito bien redondito y rico. No me cansaré de cogerte, aunque lo haga a diario.

-Entonces no te detengas y sígueme cogiendo. Me gusta como lo haces. ¡Mmm! Me gusta sentir tu verga dentro de mí, es lo más rico que he sentido.

Después de estar un rato metiéndomela, aceleró sus movimientos, por lo que supe que estaba a punto de venirse.

-Me voy a venir Citlali… ¿Quieres que te la eché en el trasero?

-¡Si papi, dame leche!... Si quieres no la saques -le dije-, puedes venirte dentro de mí.

-¿En serio amor?

-Sí, me estoy cuidando.

-Ok, entonces déjame llenarte de leche.

Me jaló hacia él y me sostuvo bien pegada en lo que se venía dentro de mí. Su semen me llenó toda, estaba calientito, que rico se sentía.

  • ¡Aaah!... ¡Siiií!... Te voy a llenar de leche la vagina.

-¡Ay, siií! Que rico amor… lléname de leche.

-Sí amor, es toda tuya, solo tuya… ¡Siiií!

Terminó de eyacular y me dejó la verga dentro de la vagina un poquito más, hasta que me la sacó y me dio un par de golpes en las nalgas. La sostuvo en su mano y la apretó para sacar lo ultimo que le quedaba de semen.

-Siempre te queda leche después de que me la sacas.

-Solo un poquito.

-Mira, se me está saliendo -le dije señalándole el semen que se escurría por mis piernas-, tenías mucha leche, me llenaste por completo la vagina.

-Sabes, me gustas mucho Citlali, me encanta hacerlo contigo.

-Igual me gustas y me gustaría repetir esto contigo.

Le pedí mi calzón, me limpié el semen lo más que pude con la mano, luego me lo puse y me acomodé el vestido, aun así, sentí que seguía saliendo más semen de mi vagina. Nos subimos a la camioneta y nos fuimos de ese lugar, charlamos en el trayecto de regreso, me fue a dejar a cerca de mi casa y nos despedimos con un beso.

Ese día padre e hijo me habían cogido de lo más rico, ambos me habían llenado de su rica leche. Cada experiencia había sido diferente, pero ambas me habían hecho sentir deseada. Neto y su papá disfrutaban de mí y yo de ellos, era algo recíproco. Sabía que esto no duraría por siempre, pero mientras lo hiciese, lo disfrutaría.

Gracias por leerme. Le envío un saludo a Chumioque, Hombre FX, Billy, Bwore y todos los que me leen. Besos.