Los hombres y yo
Los inicios de mi vida gay, de como recibí mi primera comida de culo y de como la gozé.
Mentiría si no dijera que desde bien joven me gustan los hombres. Mi historia no es cosa de hace cuatro días y no me arrepiento de nada. Ante todo me voy presentar, me llamo Joaquin G.N. y tengo 34 años, casado, tres hijos, abogado de éxito y vivo en una ciudad española. Y sobretodo soy un vicioso, siempre lo he sido. Me recuerdo con 12 años cuando iba a la playa con mi familia y me quedaba mirando a los hombres en la playa, con sus piernas peludas y los bigotes setenteros que aun se llevaban a principios de los ochenta. Mis primeras pajas fueron observando al jardinero de la urbanización donde me he criado. Agazapado entre los arbustos masturbándome imaginando que ese hombreton me hacia suyo, me raptaba y me llevaba a vivir con el en un sitio muy lejano donde sería su amante. Fantasías adolescentes románticonas y mucha frustración ya que en esa época nunca tuve contacto con ningún hombre, para mi era un tabú. Y digo hombre por que rápidamente descubrí que a falta de pan buenas son tortas y si no podía obtener mi objeto de más ardiente deseo, tendría que buscar una vía de escape en las mujeres. Chavalas de mi edad, mas mayores, directamente maduritas; de todas edades, físicos y condiciones. Antes de los dieciocho me folle todos los coños que pude, sin olvidar todas las demás variantes de sexo que se pueden dar hombre-mujer, pero eso no me llenaba. Necesitaba algo más. Aprendí mucho sobre el sexo con ellas, sobre todo a ser un machote en la cama. Pero yo quería ser un hombre para otros hombres, encontrar tíos que usaran mi cuerpo (180 cm, ligeramente musculoso, velludete , sonrisa que enamora según dicen..) para su placer y el mio propio. Pero no me decidía a empezar, por que no conocía a ninguno que tuviera los mismos deseos que yo, me sentía muy solo. No podía confiar con mis amigos, ellos sabían de mi gran historial sexual a tan temprana edad (19 años) y para ellos era un ejemplo de virilidad y seducción. En esas edades se necesitan referentes para afirmar la seguridad en uno mismo y esa era mi misión en mi grupo de amigos. Pero mientras todos se miraban en mi espejo, yo no sabía como conseguir lo que yo más deseaba, aprender a amar a un hombre. Mi familia tampoco era la solución por que siempre han sido muy conservadores, de misa y buenas costumbres. Tengo que agradecerles que gracias a los valores que me inculcaron he salido adelante en la vida y hoy por hoy soy un abogado de éxito y no me falta de nada. Pero en lo único en lo que no les hice nunca caso fue en mi afición por el sexo, soy un vicioso y siempre que he podido he ejercido de ello. Ni a Carlos, mi mejor amigo, compañero de escuela, universidad y hoy en día socio en mi bufete, me atrevía a contarle lo que me pasaba. El fue el único que se dio cuenta del mal humor que no me abandonaba en esa época y de la mala cara que muchas veces traía. Eran muchos años siendo casi hermanos y creía saberlo todo de mi. Me pregunto muchísimas veces por que era lo que me tenia amargado, quería ayudarme pero no sabía como. Tan perdido estaba y a causa de su perenne pesimismo, decidió consultar con su padre. Jaime era el padre que todos querían tener. Un cuarentón con cuerpo que aún reflejaba sin vergüenza de los años de luchador en la universidad. Un padre enrollado que siempre estaba pendiente de su hijo Carlos y por extensión de todos sus amigos. Fue el, el que nos dio a los de la pandilla nuestros primeros condones para no tener problemas con las chicas, el que nos sacó de más de un lió por nuestras juergas excesivamente etílicas, quien nos ofrecía sus maduros consejos sin que sonaran como unaregañina o un sermón. Era una especie de colega para nosotros. Jaime escucho atentamente a su hijo mientras este le contó que estaba muy preocupado por mi, que creía que estaba amargado y no sabia el por que. No le entraba en la cabeza que un tío como yo con tanto gancho para las tías pudiera tener alguna otra preocupación. Pero existía y era bien importante para mi, y de alguna manera Jaime supo leer mi pesadumbre de una manera muy acertada.. En ese verano de 1993, después de superar con nota los exámenes de la facultad fue cuando se inicio todo para mi. Fue un domingo cualquiera, estaba tirado en el sofá de casa cuando sonó el timbre. No podía ser nadie de casa, estaban todos en el piso de la playa desde hacía unos días y que yo recordase no había quedado con nadie esa tarde. Al abrir la puerta me sorprendió encontrarme a Jaime con unpack de media docena de cervezas y su media sonrisa. Me dijo que estaba harto de aguantar a su mujer en casa y que sabiendo que estaba solo vino a pasar la tarde en mi casa. No era muy normal ese comportamiento, pero tampoco me pareció realmente extraño. La confianza entre nosotros era la suficiente como para que pudiéramos pasar la tarde charlando con unas birras. Hablamos de lo humano y de lo divino entre lata y lata; cuando nos las terminamos seguimos con una botella de vino peleón que había en la nevera. Repanchingados en el sofá riéndonos del pedo que estábamos pillando me sentía realmente a gusto y con la suficiente camaradería. Se me pasó por la cabeza confiar mis preocupaciones a Jaime, era un buen amigo pero también una persona madura que sabría como asesorarme y aconsejarme sobre como poder acercarme a otros hombres. Yo sabía que el no reaccionaria mal, que sabría entenderme se pondría en mi lugar y me ayudaría. Lo que no me esperaba es que en lugar de ponerse en mi lugar, se pusiera sobre mi. - Jaime, yo tengo algo que me jode últimamente bastante.. - No me sorprende que me digas eso, te veo taciturno, apagado. - Estoy muy confundido y algo asustado, todos creen que lo tengo todo para ser feliz, la pandilla, un expediente académico envidiable.. - un cuerpo muy bien hecho, todas las tías que te gustan.. - Si, ya se, eso también. Pero yo quiero algo más Jaime, mejor dicho, quiero algo diferente. Me falta algo. - Que te pasa? que echas de menos en tu vida? - No se como decirlo, me corta un montón pero creo que me gustan los.. No goce acabar la frase, se me heló la sangre al ver como Jaime se sobaba el paquete por encima del pantalón. En ese momento se cayeron para mi muchos castillos de prejuicios en mi mente y se iniciaba mi nueva vida. Sin saber exactamente como, a los pocos segundos tuve a Jaime sobre mi, besandome con dulzura al principio que desemboco en un morreo de los de la lengua hasta la campanilla. - Ya mi niño, ya se lo que te pasa. No sufras por que te voy a llevar por el camino que tu deseas.. Esas palabras me dejaron mudo, no solamente me lo estaba montando con el padre de mi mejor amigo, lo más increíble es que ese hombretón peludo que tenia sobre mi parecía estar leyendo mis más escondidos secretos. - Hoy empezará para ti una nueva época donde probaras todo lo que siempre has deseado. Instintivamente me dirigí a su paquete, quería su polla y la quería ya. Pero el aparto mi mano de su bragueta: - Paso a paso, soy tu profesor y te voy a dar tus lecciones sin prisas...hoy no te toca aun esta lección. Desnudate mi niño. Cuando me tuvo totalmente desnudo me ordeno que me colocara de rodillas sobre el sofa, con el culo en pompa y a su disposición. - Te voy a comer el agujerito como te mereces.. Cuando sentí su lengua acariciando mi ojete creí perder el mundo de vista. No era una simple lamida, su lengua jugueteo con todos los pliegues de mi piel, mordió suavemente mis nalgas mientras se iba masturbando. Yo tenia mi cara hundida en los cojines y no veía nada, mis fuerzas solo alcanzaban a poder pajearme a la vez que el y sentir como me llenaba el culo con su saliva. Después de más de 20 minutos de trabajarse mi culo, se puso de pie y empezó a frotar su glande contra mi ojete. Yo ya no tocaba el suelo de felicidad.. Cuando sentí los gruñidos que anunciaban su eyaculación no pude evitar correrme. Lo hicimos los dos a la vez, aunque el lo hizo sobre mis nalgas. Durante un buen rato nos quedamos uno sobre otro, resoplando yrecuperandonos de nuestro primer encuentro. - Esto solo ha sido el principio
Desde luego que lo fue, el principio de una gran historia, la de mi vida.
De como seguí acostándome con el, con otros amigos, con todo tipo de hombres en toda situación, incluso desde que hace 4 años me casará, de todo esto os contaré más en próximos relatos.
No me arrepiento de ser tan puto.