Los hijos de Mónica
Mi amiga Mónica me pide que lleve a sus hijos a acampar, estando ahí la pasamos súper bien.
Mónica es una amiga muy querida, llevamos muchos años de amistad. Siempre ha estado cuando la he necesitado, al igual yo cuando ella ha necesitado mi ayuda. Mónica es un poco más grande que yo, me lleva 10 años, pero eso no ha impedido que entre nosotras exista una amistad inquebrantable.
Ella me pidió que la ayudara, había prometido junto a su marido que llevarían a sus hijos a acampar un fin de semana. Ya lo tenían todo arreglado, el problema fue que a su esposo lo mandaban una semana a Argentina de trabajo, y haciendo un esfuerzo podría llevar a Mónica.
La ayuda consistía en que yo fuera con sus hijos a acampar. Acepté, de hecho pensé que ya que todo estaba preparado para cuatros personas, sería divertido que mi marido fuera con nosotros.
Los hijos de Mónica son Igor de 20 años y Sebastián de 18. Dos jovencitos muy guapos, más de una vez por separado los había descubierto viéndome las nalgas y los senos. Ahora que lo pensaba era raro que si los dos me gustaban, no me los hubiera llevado a la cama. El campamento era una buena oportunidad de cogérmelos.
Después de algunos días, le platiqué a mi esposo del campamento, esperaba que dijera que no para poder coger con los hijos de Mónica. Era necesario decirle sino como justificaría mi ausencia parte del viernes, todo el sábado y parte del domingo. Su cara me dio su respuesta, su expresión fue de total fastidio, me alegré y más cuando pronuncio la palabra no. Me dijo que eso de acampar no le gustaba mucho y menos con dos jovencitos, que fuera yo y que después el me compensaría. Me sentía tan feliz, ahora tenía que pensar en la forma de hacer que ellos 2 me dieran todo el placer que mi cuerpo exige.
Una semana antes del campamento, Mónica me habló, me dijo que se iban el miércoles y que ese día Igor me hablaría para que nos pusiéramos de acuerdo. Le deseé buen viaje y prometí cuidar a sus hijos.
El miércoles en la tarde, me llamó Igor, me dijo que pasarían por mí, quería que no fuéramos en el carro de Iván, me dijo que en el lugar se podía nadar, me platico todo el plan, nos despedimos.
Preparé mi maleta, llevé ropa muy normal, tenis, dos blusas, dos bermudas y un pantalón de mezclilla. No podía vestirme como puta como me gusta, pero el pantalón era el que más pegado me quedaba, las bermudas también me quedaban muy pegadas, me marcaban muy rico el culo.
El viernes en la noche, llegaron a casa Igor y Sebastián. Yo traía el pantalón de mezclilla, una blusa, una chamarra, y unos tenis blanco de estos que son bota que tienen tacón interior, no sé porque ese tipo de tenis a muchos hombres los excitan, a uno de mis sobrinos le encanta eyacular en mis tenis, si hay alguna reunión, los traigo puestos y él está, entonces sé que terminé recibiendo su leche en ellos.
Educadamente los dos hermanos nos saludaron a mi esposo y a mí. Estuvimos con mi esposo como unos 15 minutos cuando creímos prudente irnos. Eran las 7 30 de la noche y el lugar estaba a tres horas y media, sin contar con el tráfico de la ciudad de viernes por la noche, por lo que pensamos que si bien nos iba llegaríamos a las 12. Mi esposo nos pidió que tuviéramos cuidado, a Igor le pidió que no corriera en la carretera. Sebastián tomó mi maleta y la sacó, después salió Igor. Arturo me tomó del brazo.
A –Recuerda que te amo.
P –Y yo a ti, eres mi todo, el único.
Nos dimos un beso y salí también, mientras ellos acomodaban todo en la cajuela, yo pensaba en lo que le dije a mi esposo, que era mi todo, el único, pero buscaba que aquellos dos jovencitos que estaban acomodando las cosas me hicieran suya. Terminaron de acomodar y subieron al carro. Me dijeron que si quería escuchar algo especial, les dije que si traían música de los 80s en inglés, traían y la pusieron.
En el trayecto fuimos platicando de todo, casi todo el camino estuve riendo, por la forma en que me hablaban me di cuenta que para acostarse conmigo tenían opiniones diferentes, por su forma de ser y actuar para Igor yo era un reto, mientras que para Sebastián era un ilusión que creía imposible.
Desde que los conocí me tuteaban, creí que eso podría ayudarme, pero ya estaba segura que haría el amor con los dos en este fin de semana.
Les comenté que si traían todo lo necesario, que si teníamos que comprar algo, me dijeron que no, que todo estaba listo, que llegando pondríamos las dos tiendas que en una dormirían ellos y que en la otra yo. Ya eran las 11 30 y al parecer todavía faltaba para llegar.
Por fin llegamos a las 12 45, mucho más tarde de lo que pensábamos pero la pasamos también en el camino que no sentimos lo largo del viaje. Nos estacionamos, donde acamparíamos estaba más adelante, unos 200 metros. Como pudieron ellos llevaron todo incluida mi maleta, llegamos al lugar donde pondríamos las tiendas de campaña. Estaba muy oscuro se veía que había muy pocas casas de campaña, por lo que pude ver la más cercana estaba como a 100 metros a la derecha, enfrente había un ruido que producía el único ruido que se escuchaba. Igor dijo que había sido un error bajar el dinero, le pidió a Sebastián que llevará las carteras al carro. Les pregunté que si ayudaba a poner las casas o que si acompañaba a Sebastián. Al final la respuesta fue que acompañara a Sebastián. Íbamos de regreso al carro, casi al llegar había una pequeña subida, pase yo primero y fingí caerme sobre Sebastián, como pudo me agarró, una de sus manos me tomó por la espalda y un abrazo, la otra una de mis piernas en mi muslo, esa pierna estaba en el aire, le pegué mi culo lo más que pude.
P –Gracias, casi me caigo, me salvaste.
S –De nada, ten cuidado, está muy disparejo aquí y casi no se ve nada.
Seguimos hacia el carro, dejo las carteras. Yo empecé a temblar fingiendo tener mucho frío.
S -¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
P –Sí pero tengo mucho frío, abrázame.
El no muy seguro se acercó a mí y me abrazó, yo lo apreté fuerte y busque sentir su pene, pude sentirlo un poco porque el tenerme tan cerca le provocaba algo de excitación. Estuvimos un rato así sin decir nada, hasta que me dijo que su hermano se enojaría por no ayudarle con la casa de campaña. Regresamos y apenas Igor estaba terminando con la primera.
I –Es imposible poner las casas sin luz.
P –Si quieren esta noche nos quedamos todos en una.
I –Pues si no te importa por mi está perfecto, ya mañana temprano ponemos la otra.
Guardaron todo menos la hielera en la casa de campaña. Entramos los tres.
I -¿Cómo nos acomodamos?
P –Yo en medio hace rato no aguantaba el frío.
I –Hace un poco de frío pero nada fuera de lo normal, como tú digas Pamela.
Nos acomodos, yo en medio, Sebastián a mi derecha e Igor a la izquierda.
Había por encima del piso de la casa una cobija, después nosotros y arriba de nosotros dos cobijas, una la estábamos usando Sebastián y yo, la otra Igor. Un rato después de acostarnos Igor comenzó a roncar, debía de estar cansado por haber manejado.
Sebastián no se movía, de seguro estaba nervioso por acostarse a mi lado, se acostó de lado mirando hacía mi yo me acosté boca arriba. Fingí dormirme, varios minutos después me di cuenta que Sebastián no dormía y seguía en la misma posición. Yo cambié mi posición, y me puse de lado dándole la espalda a Sebastián, en un momento me hice hacia atrás y le pegue todo el culo, mis nalgas grandes estaban a su disposición. Sebastián siguió igual, no se movía ni hacía nada. Empecé a sentir su pene cada vez más duro, con suavidad moví mi culo, se lo restregaba por su duro pito. Estuve algunos minutos así, después me volví a poner boca arriba., estuve más de media hora así, por fin Sebastián se quedó dormido.
Después de un rato me salí de ese espacio, de la cobija que compartía con Sebastián y me moví a la de Igor, me puse de espalda, siempre fingiendo estar dormida. Esperé un rato, como unos 15 minutos, quería hacer lo mismo que con Sebastián, pero de repente sentí la parte externa de la mano de Igor en una de mis nalgas, no sabía si lo hacía dormido o despierto. Pasaron unos 5 minutos, cuando volteo la mano, y empezó acariciarme las nalgas muy suavemente.
Yo fingía dormir todavía, con mucho cuidado trato de acariciarme la vagina por encima del pantalón, como pudo me acarició, no siempre le atinaba a mi concha, discretamente doble un poco mi pierna izquierda hacia arriba, para que pudiera tocarme más fácilmente. Él lo hacía muy suave, regreso su mano a mi culo, me lo acaricio un poco y me quito la mano.
Pensé que se conformaría con eso, pasaron unos 30 segundos cuando sentí que algo duro tocaba mis nalgas, me di cuenta que era su verga, se la había sacado y me la pasaba por el culo. Era delicioso sentir ese pedazo de carne dudo restregarse por mi culo. Después la bajo a mi vagina, me la pasaba por ese espacio, después me die unos golpecitos muy suaves con ella.
Me la quito de ahí, y con la mano izquierda me tocaba las nalgas, con la mano derecha comenzó a masturbarse, así estuvo algunos minutos hasta que eyaculó en mi pantalón, sentí como se mojó un poco. Con parte de la cobija, disimuladamente trató de limpiarme. Se volteó y se durmió.
Yo estaba muy caliente pero sabía que si me esperaba a la noche siguiente, con lo calientes que los tenía iba a tener una riquísima cogida con los dos. Así que traté de dormirme después de un rato lo logré.
Al siguiente día nos levantamos, los saludé, y Sebastián comentó que cerca de ahí había un lugar muy bueno para desayunar, fuimos ahí, estaba como a un kilómetro, en todo el camino Igor no habló ni me volteaba a ver. Yo pensaba que yo representaba un reto para él, pero por lo visto no era tan aventado. De seguro pensó que se había excedido al venirse en mis nalgas. Decidí darle su espacio. Me concentré en Sebastián, mientras desayunamos, le pregunté a Sebastián sobre sus estudios, me platico que estudiaría actuaria, estuvimos hablando un rato sobre eso. Acabamos de desayunar y al salir del lugar Sebastián le preguntó a Igor que porque estaba tan callado. Igor dijo que está bien, Sebastián ya no insistió.
Fuimos a los baños que hay en el lugar para bañarnos y ponernos los trajes de baño. Yo me fui al de mujeres, ellos obviamente al de hombres. Mi cuerpo ya había recibido varias miradas, ahora al salir con mi bermuda muy pegada, enseñando mis piernas bien torneadas volví a ser vista por algunos.
Las tiendas de campaña eran muy pocas en esa zona no debería haber más de 15, todas con familias, excepto 3, una de un grupo de amigos eran 5 entre hombres y mujeres, una de una pareja de jóvenes novios, y la nuestra.
Cuando llegué a nuestra tienda, ya estaban Igor y Sebastián, quienes estaban terminando de poner la otra tienda de campaña. Igor dijo que iría por hielos a una tienda que está cerca de los baños, de hecho la única tienda del lugar. Se fue y Sebastián se acercó.
S –Ya está tu casa.
P –Gracias, lo malo es que voy a dormir solita, que tal que me de miedo.
S –Tranquila nosotros estaremos enfrente.
P –Si te gritó vas y me ayudas.
Le dije mientras lo abrazaba con cara de niña asustada.
S –Claro yo te ayudo.
Me dijo que fuéramos al río, fuimos estando ahí le pedí un masaje en los hombres él me lo dio, no bajo de mis hombros hasta que le pedí que siguiera con mi espalda, estuvo un arto así hasta que llegó Igor. Sebastián lo invitó a entrar y por encima de mi espalda alcancé agarrar sus manos, hice que me abrazará por atrás y me le pegué. Igor se sacó de onda al ver eso. Yo le dije que se nos uniera y por fin se acercó a nosotros, se sentó junto a Sebastián en una piedra. La corriente del río nos movía y yo agarré de pretexto eso para poner una de mis manos en la pierna izquierda de Igor, quien a pesar de su nerviosismo se sintió un poco más en confianza.
Platicamos un rato de lo bien que lo estarían pasando sus papás en Argentina, de la maravillosa comida que hay allá, platicamos hasta del futbol argentino. Cada vez Igor estaba más tranquilo, Sebastián todo el tiempo me tuvo abrazada, varias veces sentí su erección, pero al parecer, a él ya no le importaba que yo me diera cuenta. Usando de pretexto el movimiento del agua, varias veces golpeé su pene con mis nalgas.
Ya tenía muchas ganas de verga pero tenía que aguantas hasta la noche, por lo visto era un lugar familiar no podía armar un escándalo. Por esos me había puesto un bikini de lo más normal nada provocativo. Aunque mi culo era imposible ocultarlo.
En el río nos dio la tarde, poca gente estaba en él, y todos muy alejados los unos de los otros. Igor dijo que tenía hambre que había que prender la fogata para cocinar, salimos los tres. En la mañana compramos leña, Igor busco unas piedras, yo revisé que teníamos para comer ese día llevaron carne y un poco de chorizo. Yo empecé a organizar la comida mientras que Igor regresó y se encargó de la fogata. Sebastián nos ofreció algo de tomar al checar la comida en la hielera, vi que estaba llena de cervezas, pensé en que tomaban mucho, pero un poco de cerveza no hace mal, todos tomamos una mientras la leña prendía.
La fogata estuvo en su punto, pusimos la carne y el chorizo, cocinamos y comimos, ellos llevaban tres cervezas cada uno, yo llevaba dos.
Ya eran como las 5 y media de la tarde, algunas familias estaban recogiendo sus cosas, desarmando sus casas de campaña. Para las 6 de la tarde, de las aproximadamente 20 casas que había ya solo quedaban 5 familias, los amigos y nosotros. Entonces la casa que más cerca teníamos ya estaba a más de 100 metros, el lugar era hermoso, realmente no me había dado cuenta hasta ese momento. A esa hora, Sebastián me dijo que quería tomar, le dije que ya nada, me dijo que traían una botella de ron y otra de tequila. Le pedí una cuba. Él se sirvió otra, Igor tomó tequila. Estuvimos platicando otro buen rato de todo y yo iba guiando la plática para al final llevarla al sexo. Como a las 8 que estaba oscureciendo les pregunté.
P -¿Tienen novia?
I –Yo sí.
S –Yo no.
P – Pero como si eres guapísimo.
S –No sé, no he encontrado una que llene mis expectativas.
P -¿Y cuáles son tus expectativas?
S –Que sea inteligente, bonita, con buen cuerpo.
P –Pero así hay muchas mujeres.
S –Pues la única que conozco eres tú, y ya estás casada.
Los dos reímos, Igor veía con ciertos celos a su hermano, de seguro deseaba ser él quien se atreviera a decirme esas cosas.
P –Muchas gracias guapo, y tú Igor que es lo que te gusta de tu novia.
I –Su inteligencia y algo más.
P -¿Qué más?
Él se paró, se sirvió otra vez tequila, de un trago se lo tomó y me contestó.
I –Unas nalgotas.
S –Pero no como las tuyas.
P –Oye me tienes muy checada.
S –Y como no, si eres una mujer hermosa.
Me acabé la cuba y le pedí a Igor que me sirviera tequila.
I –Que suerte tiene tu esposo, debe de ser feliz.
P –Pues me dice muy seguido que es feliz, yo espero que sea cierto.
De un trago me acabé el tequila, pedí más. Sebastián se acabó la cuba y también pidió tequila.
S –Brindo por las mujeres culonas, brindo por ti Pamela.
P –Gracias guapo, mi culo y yo te lo agradecemos.
Brindamos mientras reíamos, ya los tenía donde quería ya solo era cuestión de calentar las cosas un poco más, pues normalmente así me lo hacen más rico y a mí el escuchar que hablen de mi cuerpo me calienta muchísimo.
Igor me vio y se empezó a reír, no dejaba de reír.
P -¿Qué te pasa?
I –Creo que es el tequila.
De repente me abrazó Sebastián por atrás.
S –No solo eres amiga de nuestra mamá también eres nuestra amiga.
Me dio un beso en la mejilla y no me soltó, como estaba sentada el abrió sus piernas y se pegó completamente a mí, así seguimos platicando.
P –Claro que soy su amiga, si no no estaría acampando con ustedes.
S –Ni permitiéndonos hablar de tu culo.
Con su mano derecha comenzó acariciarme la nalga derecha.
I -¿Todos tus amigos hablan de tus nalgas?
P –No todos, solo los especiales como ustedes.
S -¿Somos especiales?
P –Sí, tanto que quiero que me digan ya que estamos en el tema que les gusta en el sexo.
I –Hacerlo muchas veces.
Me reí.
P –Claro como a todos.
S –A mi me gusta, a cuatro patas, una mujer darle duro, que tenga las nalgas firmes y grandes como las tuyas.
I -¿Y a ti Pamela?
P –Pues me encantan los hombres que me sepan tratar muy bien en la cama, que tengan una buena verga que me de mucho placer.
S –Pues yo tengo una buena verga, digo por si algún día se te ofrece.
Los tres nos reímos, Igor nos volvió a servir tequila, ya a los tres se nos había subido bastante.
P - ¿Y tú Igor no me quieres ofrecer tu ayuda?
I –Claro el día que quieras me llamas, y con mucho gusto te doy todo el placer que necesites.
Nos quedamos callados, y poco después Igor dijo que iría al baño, se paró y fue. Girando mi cabeza mire a Sebastián, me acerqué a su boca y lo besé, el me devolvió el beso. Nos besamos primero suave, después nuestras lenguas jugaban. Sebastián se paró, me ayudo a pararme, me puso frente a él y siguió besándome, nuestras bocas estaban desesperadas. Él bajo las manos y me empezó a acariciar y apretarme las nalgas. En eso llego Igor, se nos quedó viendo, lo jalé de la mano y lo besé, también fue un beso largo.
Cuando nos separamos, Sebastián me tomó de la mano y me llevó a la casa de campaña que habían puesto hoy, esta tenía más espacio. Igor nos siguió. Mientras Sebastián me acostó, Igor cerró la tienda. Sebastian me quito la ropa. Comenzó a chuparme los senos, lo detuve.
P –Esperen tengo dos condiciones, la primera usen condón, la segunda tenemos que hablar súper sucio, ahora desnudense
No sé porque les pedí que usaran condón, afortunadamente llevaban. Sebastián volvió a mis senos.
P –Así cabrón chúpame las tetas.
Su lengua pasaba por mis senos y lamia rápidamente mis pezones. Igor me acercó su pene a la boca.
I –Mama puta, te voy a dar verga como la perra que eres.
Me la metí y se la empecé a chupar, mi lengua pasaba por todo el tronco, terminaba en su cabeza, él lo estaba disfrutando pues empezaba a gemir. Jalé del cabello a Sebastián y lo puse a mi lado, me saque la verga de Igor y me metí la de Sebastián, después hice lo contrario, asi estuve metiéndome una y otra.
S –Eso puta, así que bueno que no vino el cornudo de tu marido.
I –Eres una puta, sabía que deseas siempre una verga.
Yo seguí mamando alternadamente.
P –Mamenme la concha y el ano, mamen a la puta que tienen aquí.
Sebastián me chupó la concha, Igor el ano. Yo sentía sus lenguas abrirse paso por mis hoyos.
P –Aaaahhhh sííííííííííííííííííííííí.
Sus lenguas seguían chupándome muy rico.
P –Ya denme verga, los necesito, cójanme, cójanme.
P -Sebastián acuéstate.
Tome su verga y me subí en ella. Me la metí de un movimiento.
P –Aaaahhhh no te muevas.
Me abrí las nalgas.
P –Dámela por el culo, y no te vengas tan rápido como ayer.
I – ¿No estabas dormida?
P –No, sentí esa rica verga tallarse por mis nalgotas.
S –Con razón cuando fuimos a desayunar vi una pequeña mancha en tu pantalón.
P –Sí, era la lechita de Igor.
Igor apuntó su pene a mi ano, comenzó a meterla, le costó mucho trabajo meterla hasta el fondo.
I –Me duele un poco.
P –Vamos cabrón, ayer me la querías dar por el culo y hoy que estás dentro te duele.
S –Hagamos algo, yo te hago el culo.
Igor se acostó me la metió por la vagina, después Sebastián me la dio por el culo. Sebastián comenzó a moverse.
S –A mí no me duele puta, que ricas nalgas, que ano más apretado.
P –Ábremelo, ábremelo con tu enorme verga.
S –Toma puta, toma.
P –Sí así, que rico me estás cogiendo.
Igor se movía como podía, le era difícil coordinarse con nosotros, pero al final yo sentía rico ser llenada también por la vagina. Estuvimos así un rato, pero Igor me tomó por la cintura y empezó a cogerme a su ritmo, ahora era Sebastián quien no coordinó el ritmo, pero simplemente se dejó mover por nosotros.
Me excito mucho la cogida que me estaba dando Igor, mi orgasmo llegó.
P –Aaaahhhh síííííííííííííííííííííííííí, me vengo, me vengo.
Igor se seguía moviendo, Sebastián disfrutaba lo apretado de mi culito.
P –Muévete Sebastián.
Los dos empezaron a moverse rapidísimo.
P –Así mis sementales, denle verga a su puta.
Ellos se movían, me sentía puta y usada, estaba muy caliente.
P –Más verga más.
Me vine otra vez, ellos seguían moviéndose, Igor se vino después, salió de mí.
P –Quítate el condón y dámelo.
El así lo hizo, lo vacié en mi boca, me tomé toda su leche.
P –Que rica leche, soy tu puta.
Sebastián me acomodo de perrito y me la siguió dando por el culo, hasta que se vino. También le pedí el condón, me comí su semen.
P –También esta delicioso.
Nos pusimos la ropa interior y nos acostamos.
P –No pueden contar nada de lo que paso aquí.
Nos dormimos, el siguiente día estuvimos solo medio día, no pasamos de unos cuantos fajes.