Los hermanos
Un joven llega a un pueblo a trabajar y conoce a estos hermanos en la pensión
LOS HERMANOS
Llegó al pueblo recién recibido de ingeniero. Empezó a buscar alojamiento. Al primer hotelito que fue, estaba desbordado de gente. Es que la obra que se iba a realizar allí había traído gentes de todas partes.
Al segundo que fue también estaba repleto y sin lugar. Los encargados del lugar le dieron la dirección de unas personas que lo podrían hospedar, al menos hasta que alguna hostería se fuera despejando.
Camino las cuadras que lo separaban de la dirección, allí todo se podía hacer caminando. El pueblo era pequeño y realmente pintoresco. A Silvio le gustó de entrada.
Llegó a la casa y toco el timbre de calle. Un hombre de porte distinguido abrió la puerta.
__¡Buen día! ¡Me enviaron de un hotelito aquí cerca diciendo que podría tener una habitación!
__¡Pasa, pasa!__ dijo afable aquel hombre de estatura mediana. Silvio lo siguió por el corredor de la casa, que en principio era amplia.
__¡Pero siéntate muchacho, ¿Quieres algo de beber?
__¡Está bien, un café podría ser!
__¡Enseguida!_- el hombre desapareció tras una puerta. Volvió con tazas en las manos
__¡Así que vienes a la obra!__ dio por sentado
__¡Si!
__¡Oh perdona soy Guillermino!¿Y tu eres?
__¡Sí, me llamo Silvio!__ se estrecharon las manos.
__¡Silvio, mira! este es un lugar humilde pero cómodo.
__Se siente acogedor
__¡Exacto!__ exclamo Guillermino
__Yo no pido mucho
__¡Ven te mostrare!_- dijo Guillermino y Silvio lo siguió.
__Como puedes ver, la casa es amplia, yo diría que cómoda y grande…
__Sí claro, es grande
__¿Y tu tienes algún titulo?
__Soy ingeniero…
__Un ingeniero muy joven, por lo que veo,__ se río con ganas. entraron en una habitación, muy amplia, con roperos grandes, cama de dos plazas, olía a limpio, un ventanal donde la luz era inmejorable.
__¿Y qué te parece?__ preguntó el hombre maduro
__¡Me encanta!__ exclamó Silvio
__Hay un solo problema__ dijo el hombre con pesar
__¿Y cual es?__ preguntó el muchacho
__¡El baño!__ exclamo Guillermino frunciendo el ceño y tomándose la pera en señal de abrumado__ Hay uno solo y hay que compartirlo
__Bueno ¿Y compartirlo con muchos?
__No, claro que no, somos mi hermano y yo
__No veo tanto problema
__¿En serio?
__Por supuesto, me quedaré si no hay problema__ se estrecharon las manos y al rato Silvio empezaba a descargar su valija en los amplios espacios que tenía aquella casa.
Luego se presentó en la oficina de la obra. Allí mismo le dieron su ropa de trabajo. Y empezó con la labor que ese día se extendió hasta las 18 hs.
Emprendió el regreso a la casa. Se sentía un poco cansado. Deseaba darse una ducha reparadora y descansar un buen rato.
Cuando llegó a la casa no encontró a nadie. Fue caminando por los pasillos. Se acercó al baño y entro. Se orinaba así que apurado sacó su miembro y empezó a mear. Suspiro aliviado, en eso el chorro de la ducha salpicó el piso, se corrió la cortina y Guillermino lo saludó
__¡Hola! Veo que llegaste apurado, no te sientas mal
__Ehh esta bien…__ balbuceó Silvio un poco azorado, pero siguió largando su líquido
__No te preocupes y no seas tímido, ven a ducharte de una vez, sé que lo necesitas
__¡Puedo esperar!
__¡Vamos muchacho no seas tonto!!
Silvio se quitó la ropa y pensó porque no, que tenía de malo aquello. Se metió a la ducha. El blanco cuerpo de Guillermino lo sorprendió, no lo imaginaba a esa edad tan bien conservado. El agua caía sobre el cuerpo del hombre maduro. Lo tomo de los hombros y le dio lugar a el, rozo sus muslos con la bamboleante verga que ostentaba . Silvio sintió que se erizaba su piel y sus sentidos. El jabón con las manos de Guillermino acariciaron su espalda. Sintió que alguien más corría la cortina del baño.
__¡Permiso pero debo ducharme ya!
__Te dije que el baño iba a ser un problema__ dijo risueño Guillermino
__Soy Ascencio el hermano de Guillermino
__¡Mucho gusto !__dijo Silvio mientras lo giraban y quedaba en medio de los hombres maduros. Guillermino apoyaba su poronga dura contra sus nalgas. Mientras Ascencio frotaba sus pectorales y acariciaba sutilmente las tetillas. Silvio sintió que se empalmaba sin remedio.
__¡Tus nalgas son tan hermosas chico!!__ susurro al oído un Guillermino totalmente caliente ya. La verga del muchacho se alzaba chocando contra la víbora erguida de Ascencio que había tomado las dos herramientas y las acariciaba a la vez. Los gemidos empezaban a ser parte de aquel baño de genitales erectos y caricias en carnes volcánicas y sedientas de sexo.
Las manos de Guillermino acariciaban y pellizcaban el trasero firme y fibroso de Silvio que abría la boca para recibir por vez primera la lengua de Ascencio. Escarbaban en su interior. La lengua lo atragantaba. El la chupaba sediento de deseo. Mientras las manos de Ascencio masajeaban las dos pijas juntas. Guillermino en tanto ya escarbaba el ojete del chico. Hundía un dedo, ayudado con el jabón líquido todo se hacía más fácil, luego fueron dos los que entraron con facilidad, Silvio gemía cuando podía, porque el otro hermano, le mordía los labios y volvía a chupar sus boca un poco roja de tanta succión.
__¡Dime que te gusta!!__ susurraba al oído del muchacho Guillermino con su poronga restregándola en la entrada . Pasaba la lengua por la oreja y la mordía suave.
__¡Oh, ay, ay sí, así, así!!!__ como respuesta le daba el chico.
__¡Te gusta ser una putita eh!!__ casi gimiendo le decía Guillermino, los gemidos de los tres envilecían el aire vaporoso del agua que caía sin detenerse sobre todos los cuerpos ardientes.
La punta de lanza de Guillermino avanzó hacia el oscuro objeto del deseo de aquel hombre maduro que intentaba hundir su fierro en el agujerito de Silvio que se hamacaba al ritmo de aquellos hombres. Pronto la cabezota de su chota resbalo al interior del muchacho dio un grito
__¡Ohh no me digas que es tu primera vez!!!
__¡Despacio, despacio, ay, si arde, arde, ay sigue papi, sigue!!__ esas palabras calentaron aún más al hombre maduro que empujo despacio y la barra se fue metiendo sin descanso en aquel túnel ardiendo, en llamas.
La pija de Silvio se tensó y en el fragor regó de leche la panza de Ascencio que chupaba las tetillas y el cuello del chico.
__¡Oh larga tu leche, báñame!!__ dijo Ascencio sobreexcitado con la barra de carne entre las manos de aquel muchachito. Lentamente se dejó caer de rodillas y metió en su boca la pija del chico que gritaba de placer , sintiendo el serrucho de Guillermino que iba y venía dentro suyo. Llenándolo por completo. Y la boca del otro hermano que tragaba su sable por completo. No dejando que este caiga.
__¡Eres una putita sabrosa, realmente cuando te vi, no pensé que fueras así!!__ decía Guillermino golpeando con sus bolas las nalgas del chico. Los abrazaba el calor de la ducha, y de la calentura de los cuerpos, que se sacudían al vaivén de las embestidas feroces del hombre maduro, que ensartaba con gusto al muchachito.
Ascencio chupaba frugalmente la fruta en su boca. A fondo, succionaba, mientras el chico se contorsionaba como una marioneta ensartada por delante y por detrás.
__¿Quieres la lechota de tu macho?
__¡Sí quieroooo ahhh!!__ decía el muchachito caliente.
__¡Oh bebe te voy a llenar con mis jugos, vas a recibir mi leche tan profunda, ohhhh, ohhhh!!__ mientras Guillermino se sacudía, Silvio llenaba la boca de Ascencio largando sus escupitajos por segunda vez. La leche de Guillermino entró por su túnel, llenando cada centímetro. Enseguida sintió como corrían las espesas gotas del macho que lo habían bautizado.
Guillermino sacó la bamboleante serpiente de las entrañas del chico. Una catarata de líquidos recorren el tubo en llamas. Ascencio se pone de pie.
__¡Vamos a la cama!__ dice y los demás lo siguen. El está con su poronga roja de calentura. A Silvio lo acuestan entre besos y caricias, su culo se levanta en pompa y Ascencio lo penetra sin esperar demasiado. En un momento lo ensarta y empieza a bombearlo con furia y velocidad.
__¡¡Ohhh, que fuerte, muy fuerte!!__ exclama y gime Silvio, al sentir la furia en su ojete.
Guillermino con su espada bamboleante de acerca por delante y muestra su virilidad. El chico le pasa la lengua por todo el recorrido.
__¡Arpendes rápido!¡Humm, así bebé así, chupa la lanza de tu papi!__ Ascencio va y viene taladrando el ojete del chico. Todos gimen y gruñen. La dura barra del hombre se incrusta sin piedad en la colita del chico que goza a mas no poder. Siempre ha deseado que se lo cojan así y en aquella casa lo está consiguiendo.
Abre la boca y la poronga de Guillermino cobra vida otra vez y esta tan dura que la saliva chorrea bañándola. Los gemidos de aquel maduro hombre alientan cada chupada del muchacho.
Arranca brutales gruñidos. Las manos de Silvio aprietan las bolas del hombre. Las sostiene unos instantes, breves, y luego llega con su bravía lengua y hace dibujos sobre ellas, humedeciéndolas, llenándolas de agua, esto a Guillermino lo vuelve loco.
__¡Ohh bebito eres un demonio, putita, ahhh, sigue, sigue!!!__ la vara del mauro se va enervando cada vez más. Es un muñeco erguido y saltarín. Silvia mama hambriento aquel pedazote. Mientras en su culo la barra de Ascencio se mueve perforando y hundiendo la daga hasta lo mas profundo.
__¡Ahh chiquito no aguanto ya!!__ dice Ascencio
__¡Larga tu leche, anda dámela, lléname el ojete, anda papito, soy tu hembrita!!__ Ascencio apura las embestidas en el culito del joven que los enloquece. Se aferra a las caderas. Se prende de ellas y comienza a vaciarse dentro del muchacho que lloriquea presa de una calentura bestial. Es una muñequita que se contonea, se sacude, exprimiendo la poronga que tiene clavada en su interior.
El hombre cae sobre la espalda del chico sin sacar su arma que aún babea dentro. Silvio mama la poronga de Guillermino que le acaricia los cabellos y mete sus dedos en las orejas del muchacho, esto le encanta. Ascencio muerde el cuello y la nuca del chico. Pasa su lengua y lame la piel salobre y ardiente. Siente que su caño aún está duro dentro del túnel. Se mueve lentamente.
Silvio se va tirando sobre la estaca que lo calva y casi queda sentado sobre ella. Aprovecha Guillermino y le come las tetillas, que el joven tiene duras y bien paraditas. El hombre con sus dientes las amasa, suave, si lastimar, pero causándole gran placer al chico ensartado.
Se hamaca Silvio en la poronga que lo mantiene enculado. Sube y baja de ella, apenas con un leve movimiento. Guillermino come sus pectorales y muerde su cuello y llega a la boca y las lenguas se entrecruzan en choques feroces, babean libidinosas y salvajes.
Con las manos el hombre maduro masajea la pija gorda del chico. Ya está completamente alzada otra vez. Ascencio siente que su propia poronga se ensancha dentro del culito del joven mancebo.
__¡Ahhh bebé eres muy caliente!!__ dice entre dientes Guillermino mientras muerde los labios gordos del chico. Sin dejar de acariciar la roca que tiene entra las piernas.
__¡Ay, ay, ay , me vuelven loco los dos, soy su hembra, su puta, ahhh!!!
__¡Si claro que eres nuestras putita!!__ recita en la oreja Ascencio mientras siente que un poco de vida se le va en cada embestida.
Comienza a llenarlo nuevamente. Los escupitajos se pierden en el canal que esta abierto y deseoso de leche. Ascencio muerde los hombros de Silvio mientras lo riega a placer, hasta la última gota de semen. Se ha metido en lo mas hondo de las entrañas.
Guillermino en tanto le da de beber de su poronga endurecida y rígida. Silvio come, la chupa, la babea, se la mete dentro de la boca y succiona desesperado, muerto de hambre.
Los huevos del hombre bailotean y el chico los huele y les pasa la lengua. Esto vuelve loco al semental, que vuelve a hundir la fiera daga en la caverna del muchacho que traga y traga buscando la miel. Ascencio se ha colocado en su bajo vientre y juega con la pija erecta. Se la mete a la boca y chupa. El joven no durara mucho, lo sabe, esta tan caliente, que lo saciara de líquido de un momento a otro.
Guillermino hunde su vara hasta el fondo casi ahogando a Silvio que empieza a tragar la leche sabrosa del hombre, traga lo que mas puede porque es tanta que se siente rebalsado. Por la comisura de los labios se escapa el líquido espeso. Ascencio traga lo que Silvio le da. Lo ha ordeñado rápidamente y los tres caen exhaustos unos momentos, unos sobre otros, acariciándose, sin palabras, solo gimiendo y respirando profundo. Oliéndose. Dándose un tiempo para volver a comenzar.-