Los gitanos (I)
Me deje llevar por la lujuría dentro de la tienda
Desde hace unos meses trabajo en una tienda grande de ropa, uno de estos grandes almacenes donde toda la ropa esta mezclada entre si es decir, de hombre, de mujer o de niño. Toda junta sin apenas divisiones. Una tarde mientras estoy trabajando en la tienda atendiendo a los clientes me doy cuenta de la presencia de dos gitanos en la tienda, es extraño porque no suelen venir muchos por aquí y si vienen es porque están acompañando a sus mujeres, pero estos están completamente solos, pero con la cantidad de peticiones que tengo de la gente no le doy mayor importancia. Según pasan los minutos veo que ellos no andan mirando ropa, pues no les he visto ninguna prenda en la mano en ningún momento, si no que están mirando siempre en mi dirección, es decir a mí. Me miran continuamente sin apartar la mirada ni cuando les miro directamente con el fin de cortarlos sino que siguen hablando entre ellos seguramente realizando toda clase de comentarios lascivos y groseros. Cuando me doy cuenta de esto intento evitarlos para no darles mas razones para mirarme e intento centrarme en mi trabajo, pero con uno de los clientes me pide ropa que justo esta detrás de los expositores de donde están los gitanos, así que no me queda más remedio que ir hacia ellos. Cuando llegue al expositor ellos no se movían entonces les pedí por favor que se apartasen para poder coger unas prendas. A lo que ellos respondieron que solo si se lo pedía por favor. Cuando lo hice uno de ellos me dijo “a ese culito no se le puede negar nada” y entonces se apartaron. Yo me hice la loca con el comentario y trate de no hacerle caso pero cuando estaba cogiendo la ropa del perchero no pude evitar que se me escapase una mirada hacia el chándal del gitano, mas concretamente hacia el tremendo de bulto que tenía en la entrepierna. Fue un tremendo de shock el que sufrí porque aunque solo lo vi de pasada no pude creérmelo que ese individuo tuviese un paquete así, aun estando semiempalmado en el medio de una tienda era una monstruosidad, y caí en la tentación de volver a mirar disimuladamente cuando me iba. Pero en esta ultima acción él se dio cuenta “si quieres verlo más de cerca solo tienes que venir a buscarlo” escuché a mis espaldas. Yo me moría de vergüenza porque este comentario lo escucho más gente, pero nadie dijo ni hizo nada. Los siguientes minutos fueron de acoso continuado porque ellos ya me seguían mucho mas descaradamente y en cuanto yo pasaba cerca me decían toda clase de soeces como que si me iban a follar hasta que tuviese el coño en carne viva, o que si iba a tragar dos litros de lefa o si me había follado a muchos gitanos y me había gustado. Yo me hacia la sorda todo lo que podía pero la verdad es que no debía tener mucho existo porque cada vez que los miraba lo tomaban como un cumplido y se crecían mas aun. Con todo esto cada vez que me decían alguna animalada sin querer me los imaginaba haciéndomelo y ante la visión de ese pedazo instrumento que tenia uno guardado en los calzoncillos cada vez me estaba poniendo mas caliente, ya que hacia algún tiempo que no me ligaba a ninguno y por tanto llevaba en el dique seco varios meses. Así que me dijesen que no me iba a poder sentar en una semana me hacia imaginarme a mi a cuatro patas mientras un sucio y desaliñado gitano me metía toda su polla en pleno esplendor a toda máquina sin ningún tipo de miramientos mientras que yo grito como una posesa que me diese más y más. O si me dicen que no voy a poder respirar de tanta carne que me van a meter en la boca me imagino de rodillas tragándome una sucia y olorosa polla hasta los huevos, sacando la lengua por la parte de debajo y llenando de saliva su peludos cojones. Con cada “piropo” yo sigo poniéndome más cachonda y de vez en cuando les miro con una cara a medias entre modosita y lujuria lo que los anima mas, pero a mi este juego ya comienza a gustarme. Según pasa el tiempo se va acercando la hora de cierra y los clientes cada vez son menos así que sin pensarlo demasiado bien de repente cojo un pantalón de un expositor y me acerco a los gitanos
-Toma pruébate estos en los vestuarios que enseguida voy yo a ver como te quedan
Y me marché, mientras los dejaba riéndose y dirigiéndose a los vestuarios situados al fondo de la tienda. Les di unos minutos de ventaja para que no fuese demasiado sospechoso que yo entrase a la vez que ellos y los busque por los cubículos, lo que no me fue difícil ya que todos menos uno estaban con las cortinas abiertas y vacios. Así pues me dirigí hacia allí y sin apenas correr las cortinas y mirando de reojo a mi espalda para comprobar que nadie me veía me metí dentro. Allí lo de probarse los pantalones era lo de menos porque me los encontré con los pantalones por los tobillos y con las dos pollas apuntando directamente a mi cara. El que tenía mas cerca de mi estaba de pie con una polla de unos 20 cm, bastante gruesa y esta operado de fimosis con lo que se le ve un glande hinchado y rojo que casi hace que me olvide cual de los dos me había puesto mas a cien. Entonces miro el instrumento del que esta sentado y comienzo a babear completamente hipnotizada. Su polla mide unos centímetros más que la del otro pero su grosos es como una lata de un vaso de tubo, además este no esta operado de fimosis con lo que su prepucio tapa completamente el glande con lo que la sorpresa final aun esta por llegar. Ignorando completamente al otro me agacho entre las dos piernas de el y me acerco a la cabeza de ese monstruo, primero de todo lo agarro con las manos ya que una sola no me da ni de lejos para abarcarlo e intento bajar el prepucio para asomar por completo el glande pero debido, seguramente, a la cantidad de esmegma acumulado le cuesta salir, entonces es cuando respiro profundamente y me doy cuenta del hedor que sale de la entrepierna del gitano, huele a semen, sexo y sudor de varias semanas por lo menos sin lavarse y es prácticamente irrespirable. Pero allí estoy yo con la cara a escasos centímetros y las manos del gitano agarrándome la cabeza para que empiece a comerle el cipote. Así que dejo de resistirme y me la meto en la boca, el sabor de aquello es muy fuerte, salado y desagradable pero llegado a este punto no puedo ni quiero echarme atrás, así que después de la primera chupada me la saco de la boca y escupo sobre el glande sobresaliente para que el frenillo baje, entonces vuelvo a intentarlo con las manos y poco a poco va apareciendo la cabeza, así que sin dudarlo ni que me lo mande me lo meto en la boca y comienzo a jugar con la lengua alrededor de ello mientras que sigo presionando para retirar por completo el prepucio. Según va retirándose yo voy tragando más y más polla así que de vez en cuando me la saco de la boca para respirar la admiro en toda su magnitud y le doy unas lamidas por los laterales para ensalivarla bien y poder facilitar la entrada en la garganta. Es cuando el gitano comprendiendo lo que quiero hacer se levanta del taburete del vestuario me pone contra la pared y me empieza a follar la boca introduciéndome cada vez mas carne en ella con lo que yo tengo que abrir todo lo que puedo las mandíbulas y me dejo hacer mientras que me agarro a sus nalgas ya que no tengo otro sitio donde poner las manos de esta manera llega pronto a correrse entre espasmos pero cuando intento soparme de él no me deja y estando entre la polla y la pared no tengo demasiadas opciones así que con resignación me hago a la idea de que me voy a tener que tragar toda la leche que pueda si no quiero aparecer en la tienda con toda la corrida por la cara. Así que en cuanto empieza a salir el esperma comienzo a chupar del biberón succionando con todas mis fuerzas, aquello dura mas de lo que pensaba y el cabrón tiene una buena reserva en los cojones con lo que casi me ahoga con la corrida y se me llena de lefa la boca, así que cuando me separo de el tengo la boca llena y con un ultimo esfuerzo me trago el resto. Los dos gitanos me jalean diciéndome lo guarra que soy tragándome todo eso, pero a mi no me queda otro remedio, o tragármelo o dejarlo en el probador tirado con lo que quedarían pruebas de mis actos. Tras esto me giro hacia al que no lo he tocado y e digo.
Lo siento tío, pero ya llevamos aquí un buen cacho y la gente puede sospechar. Pero tranquilo que salgo dentro de una hora y me voy a convertir en vuestra perrita esta noche porque me muero de ganas de sentir vuestras pollas dentro de mí y dejaros secos.
Así que me levante y me arregle la ropa ya que me había quedado algo descolocada y salí del cubículo poniéndome a recoger la ropa del resto de ellos mientras que los gitanos se vestían y se iban.