Los gitanillos visitan a montse en casa (2)

Los chicos se planta en casa y me chantajean con las fotos, hacen de y conmigo lo que quieren y en mi propia cama de matrimonio

Habían pasado un par de semanas desde lo del parque acuático y no había tenido más noticias de los gitanillos,    aquello había pasado, no sabía cómo me había dejado arrastrar hasta tal punto,  pero estaba convencida de que no iba a volver a pasar. Yo era una mujer madura, respetable, nunca había tenido ni sueños con otro hombre y lo pasado, pasado.

Mi marido había vuelto del viaje y teníamos nuestra vida habitual, monótona, pero la que al fin y al cabo nos gustaba.

Hasta que una mañana sonó el teléfono de casa.

-Buenos días, Sra. Montse.- Dijo alguien al otro lado de la línea

No reconocí la voz en ese primer momento, pero enseguida lo reconocí.

-Soy Heredia,  uno de los chicos del parque del otro día, ¿no me diga que no me recuerda?

Me quise hacer la loca, negando conocerlo.

-Se equivoca, aquí no vive  ninguna Montse.

-Vamos Sra. Montse no se me haga la loca o prefiere que le envié unas bonitas fotos al numero …..?

Entonces me di cuenta de que estaba llamando a mi casa y el número que me había recitado era el de mi marido.

-¿Coo, como tenéis estos números? Atiene a balbucear

--Estaba usted tan ocupada que tuvimos que mirar su agenda de teléfono, por si teníamos que llamar a alguien.- Rió

-¿Qué quieres dinero? Lo del otro día no se va a volver a repetir, soy una mujer casada, amo a mi marido y no lo voy a engañar, el otro día casi me violasteis.- Le dije enojada de verdad.

-Vamos a ver Sra. Montse, a lo mejor la pillo en mal momento, vamos a hacer una cosa, mire usted su móvil y me llama después, así continuaremos hablando más tranquilos.

Y colgó,  fui corriendo a buscar mi móvil y tenía un wasap de un número desconocido, con un vídeo,  lo descargue y a punto estuve de caer al suelo, me senté en el sofá viéndome en el vídeo.  Además de las fotos también  me habían grabado en vídeo, empezaba justo cuando yo estaba estirada en la toalla y empezaban a ponerme aceite, como me quitaba la toallita y seguía en el vestuario, como me penetraban, por delante, por detrás, no habían dejado ni un detalle, ¿pero, quien había grabado el vídeo?, en él se veía siempre   a los cuatro chicos, alguien más me había visto.

Cerré el vídeo y me quede pensativa,  no se atreverán a enviarle nada a mi marido, pensé y continué con mis tareas intentando olvidarme del tema,  además, al ver que no volvía a llamar me fui tranquilizando un poco.

¿Cómo podía a ver sido tan tonta, como me pude a ver dejado arrastrar a esta situación? Lloraba desconsolada.

Pase todo el día sin saber muy bien lo que hacía,  mi marido no vuelve a casa hasta media tarde y cuando llego todo fue como siempre, un besito, se cambió y nos sentamos en el sofá hasta la hora de cenar, después de lo cual volvimos al sofá para ver alguna de nuestras series favoritas, cuando sonó el sonido de aviso de su wasap, me dio un vuelco el corazón. El abrió el mensaje puso una cara rara y me enseño su móvil.

-Mira lo que me envía un número que no conozco.

Era yo, justo en el momento en el que les cogía la toallita en el solárium, desnuda de cintura para abajo, enseñándoles mi pubis. La foto era un poco panorámica y se podía ver que era una piscina normal, donde el resto de la gente estaba en bañador. El único consuelo fue que me habían pixelado la cara  completamente y no se  me reconocía.

-Alguno que se ha equivocado, pero será guarra la tía,-me decía, insistiéndose en que mirase la foto.- En pelotas delante de todo el mundo.

Volvió a sonar su móvil y me mostr una nueva foto,  en esta era en la que uno de ellos me estaba dando aceite en la espalda, desnuda y se le veía al chico el pene saliendo del bañador, solo que en esta el pixelado era menor.

-Debe ser una puta.- Apostillo mi marido.- y cerro el móvil.

Entonces fue el mío el que sonó,  tenía un wasap de él en el que me decía que le llamara ahora mismo o  seguiría enviando fotos con la cara cada vez menos tapada.

Le dije a mi marido que tenía que ir al baño y a él le envié un wasap diciéndole que por favor no enviara más fotos, que mañana hablábamos;  ¿mañana? Contesto él al instante.- Sra. Montse, llámeme ahora mismo o lo hago yo.

Marque su número y el teléfono sonó y sonó, sin duda me estaba haciendo sufrir y cuando ya estaba a punto de colgar, respondió.

-Así me gusta Sra. Montse, ¿Dónde está?

-En el baño.- Contesté

-¿Qué lleva puesto?

Era verano y nuestra casa es bastante calurosa, así que solo llevaba una camiseta de tirantes que me llegaba a medio muslo y unas bragas de esas grandes de estar por casa, se lo dije.

-Quítese las bragas.-Ordeno.

No pensaba hacerlo, pero dejé pasar un tiempo prudencial y le dije que ya.

-¿Y cómo sé que lo ha hecho?.- Preguntó inquisitivo.

-Hágase una foto y me la envía ahora mismo?

Me quite las bragas, apunte el móvil hacia mi pubis y dispare.

-Ya.-Le dije

-Uuuuum.-exclamó.- abrase de piernas y hace otra.

Separe las piernas, apunte y volví  a disparar.

-Qué recuerdos Sra.Montse.- Exclamo

-¿Y  su marido?.-Pregunto

-En el sofá

-Pues vaya con él, pero sin ponerse las bragas, claro.

-Pe, peeero, no puedo hablar contigo estando él a mi lado.- Le dije

-¿Por qué no?, seguro que sabe disimular.

Salí al salón y me senté a su lado.-Es Puri.- le dije

-Ve como sabe hacerlo muy bien Sra. Montse.- Escuche que me decía el gitanillo.

-Separe las piernas mientras hablamos, ¿recuerda lo bien que lo paso con nosotros?, Responda Sra. Montse.

-Sí, Puri.

-¿si, que?, que la escuche yo.

-Si Puri, lo pase muy bien.

-¿Y quiere que se repita, verdad?

-No, no, de ninguna manera, no podrá ser Puri.

Entonces sonó el “clinc” de mi marido otra vez.

-Mira cari, otra foto.- Alguien se está confundiendo y me las envía a mí.

Esta era una en la que estaba de pie, ya completamente desnuda en las duchas y solo con dos estrellas en los ojos para ocultarme la cara, no sabía cómo mi marido no me reconocía.

-Yo creo que si se repetirá, Sra. Montse, pregúntele cuando se va de viaje otra vez, que lo escuche yo.

-Un momento Cari, le estoy enviando las fotos de la puta esta a Pepe y Luis que son unos salidos, seguro que les gustan.

Pepe y Luis eran los maridos de unas parejas con los que salíamos a veces a cenar, copas, etc, mi marido sin saberlo me estaba mostrando a  nuestros amigos.

-Ya,  pues este lunes me voy hasta el viernes días a Madrid, Cari.-Me dijo

-Muy bien Sra. Montse, buenas noches.

Y colgó

-Buenas noches Puri.-Disimulé.

Me mantuve con las piernas abiertas y sin bragas el resto de la noche hasta que nos fuimos a dormir. Estábamos a viernes, así que tenía todo el fin de semana para intentar cualquier cosa.

Pase el fin de semana meditabunda, dándole vueltas al asunto, como poder evitarlo y se me ocurrió que podía  acompañarlo en el viaje. Se lo comenté pero me dijo que esta vez era imposible, era un viaje de negocios y no podíamos compartir habitación con nuestras esposas.

Así que llego el lunes y se marchó,  yo intentaba estar lo menos posible en casa, me mantenía por el barrio en sitios con gente, pero acabo el lunes y afortunadamente no pasó nada,  me fui a dormir hasta la mañana siguiente. El martes continúe igual,  mi rutina habitual y poco más,  paso el día y después de cenar me dispuse a ver la tele cuando sonó el timbre de la puerta, el corazón me dio un vuelco, casi se me sale del pecho, fui hasta la puerta y mire por la mirilla y allí estaba uno de los gitanillos, delante de mi puerta, me hice la sorda y no abrí, el insistió con el timbre.

-Sra. Montse, no me haga hacer un escándalo en la escalera.- Escuche.

No me podía permitir un escándalo, así que abrí la puerta y él se coló en mi casa, él y el resto de los tres amigos suyos del parque acuático.

Se metieron en el salón tocándolo todo,  -Que casa más bonita tiene Sra. Montse- exclamo uno.

Se sentaron en el sofá y los sillones como si fueran los dueños de la casa.

-A ver que queréis beber.- Les preguntó el espabilado.

-Ya los oye Sra. Montse, dos wiskis y dos cubatas, por favor.- Me pidió.

Yo llevaba la misma camiseta de la otra noche y mis braguitas de estar por casa, de esas grandotas de algodón y algo holgadas, muy decente.

-Que tapada va usted, señora.- Me dijo uno de ellos.- hace mucho calor, será mejor que se quite la camiseta.

-No pienso quitarme nada.-Le dije.- Os tomáis la bebida y os vais.

-Mire Sra. Montse, ya le hemos visto más que desnuda, no me diga que tiene vergüenza ahora, además,  ya sabe lo que ahí- Me dijo el espabilado con ironía.

Tenía razón, estaba en  sus garras, así que cogí el borde de mi camiseta y  me la fui subiendo,  claro que la vergüenza hacia que la subiera poco a poco lo que le daba más morbo a la situación, finalmente me la pase por la cabeza y la deje plegada sobre una silla.

-Mira que es cuidadosa la Sra.Montse.-Rieron.

Fui a la cocina y prepare las bebidas, cuando volví al comedor estaban todos en calzoncillos esperándome, a alguno ya le salía el pene por el borde de sus slips.

-Vaya bragas de vieja que gasta Sra.Montse.-Dijo uno mientras se acercaba a mí, vi con horror que llevaba una navaja en su mano, su hoja relucía con la luz del comedor, se puso detrás de mí y sentí como deslizaba la hoja por  el borde de mi braga, notaba el frio de la hoja en mi carne, dio un estirón y corto uno de los lados, sentí entonces la hoja al otro lado y también la corto. Yo sujetaba las bragas, intentando guardar algo de decencia, pero él me las quito de las manos.  Quedando completamente desnuda en mi propia casa y delante de aquellos cuatro gitanillos.

El de la navaja continuaba a mi espalda y sentía el filo de la hoja deslizarse por mi espalda dándome escalofríos hasta que llego a mi culo y me empezó a dar pinchazos en él con la punta de la hoja, pasaba de una nalga a otra haciéndome dar saltitos.

-Déjala, quillo, que le vas a hacer daño.-  le dijo el espabilado.

Se sentó y yo me quede como un pasmarote, delante de la mesa, completamente desnuda, con los brazos a los lados de mis caderas,  delante de los cinco chicos, sin saber qué hacer, como reaccionar.

Una voz me saco de mi ensoñación.- Señora, baile para nosotros que esto se está amuermando.- Pidió uno.

A mí me gusta mucho bailar, pero aquello era diferente,  sin música y delante de ellos, pero aun así empecé a moverme lo mejor que pude, pero  mi azoramiento hacia que mis movimientos fueran todavía más sensuales, contorneándome, poco a poco, con los ojos cerrados,  pero al abrirlos pude ver como alguno de ellos estaba  haciendo fotos o grabándome con el móvil.

Me tape la cara y les suplique que no hicieran fotos.

-Fotos no, fotos no, por favor.

-No se preocupe que son solo  para nosotros.-Dijo uno.

N

o podía hacer por evitarlo, así que continúe bailando para ellos, lo peor era que me empezaba a encontrar excitada y no quería, no podía entregarme a ellos, si querían algo de mi seria en contra de mi voluntad. Pensaba en mi marido, en cuanto lo quería y no podía hacerle eso, al menos siempre tendría el consuelo de que me habían forzado a hacer esto.

-Me está poniendo como una moto.- Dijo uno.

-Venga “paqui”  y nos hace un trabajito mientras acabamos las bebidas.

Fui hacia ellos y me hicieron arrodillar delante de ellos.

-Las manos a la espalda.- me ordenaron y ya puede usted empezar a chuparnos la polla por turnos.

-No, por favor, ya me habéis visto desnuda otra vez, ¿no tenéis suficiente? Por favor, marcharos, por favor.- Suplique.

-¿Qué nos marchemos, esta tía es tonta- Dijo uno al momento que me daba una sonora bofetada. -A chupar Sra. Y hasta que se lo digamos.

Me acerque de rodillas al que me había dado la bofetada y me la metí en la boca, se la chupaba sin ganas, no quería que se corriera en mi boca, en eso estaba cuando note unos dedos hurgando en mi vagina.

-¿Ve Sra. Montse?, ya sabíamos que esto le gustaba, está bien mojadita.-Rieron.

Y era verdad,  la bofetada había sonado en mi cara, pero también me había retumbado en mi vagina, nunca me habían tratado así, me sentía humillada, degradada y lo noche solo había hecho que comenzar.

Seguí con el pene del chico en la boca mientras alguno seguía introduciendo dedos en mi vagina, así que cada vez lo hacía con más ganas, pero no estaba dispuesta a dejar que se corrieran en mi boca, así, que de rodillas, manteniendo las manos a mi espalda se la fui chupando uno tras otro, estaba poco rato con cada uno para que no se corrieran, pero no sé si fue peor el remedio que la enfermedad.

Cuando empezaba la segunda vuelta ya tenía un dolor de rodillas increíble, la edad no perdona y no podía seguir, además, tanto hurgarme en la vagina me había tenido un par de veces al borde del orgasmo y solo el dolor de piernas y las ganas de no rendirme ante ellos lo había evitado.

-Parece que está cansada, Sra. Montse.- Me dijo el espabilado.

-Enséñenos el piso, por favor.

Me levante y fui hacia la cocina con ellos cuatro detrás.- Aquí está la cocina.- Les indique.

-Muy bonita, muy bonita.- alabaron todos

-Volvimos hacia el comedor para ir a los cuartos de baño, le enseñe el pequeño y el grande y quedaron alucinados,  después pasamos a las habitaciones de mis hijos, pequeñas, decoradas todavía como cuando vivían en casa y entonces pasamos a la habitación de matrimonio.

-Y esto es todo, ¿Volvemos al comedor?.- Les dije para sacarlos de allí.

-De eso nada Sra.Montse, vamos a continuar la fiesta aquí.- dijeron retirando la colcha, dándome un empujón lanzándome a la cama.

-Aquí no, por favor, si queréis vamos a la habitación de uno de mis hijos, al comedor, pero aquí no, por favor.

Pero ya tenía dos a cada lado y los de las piernas me las estaban separando todo lo que daban de si  e introducían sus dedos dentro de mí,  eran dos manos a la vez las que se estaban metiendo en mi ser,  mientras que los que tenía a la altura de mis pechos empezaron a lamer y succionar mis pezones a la vez que los estiraban con fuerza. Yo ya no podía aguantar más tanto placer y estaba claro que me había rendido, entregado a ellos y lo que quisieran hacerme.

Uno de los que estaba en mis pezones había dejado su labor, pero volvió al instante al grito de:

-Mirar lo que he encontrado en la cocina.- mientras mostraba un pepino enorme que tenía para la ensalada.

-No, no, por favor, es enorme, no me va a entrar, por favor, por favor.- pero como siempre mis ruegos quedaron en nada.

Se colocaron los cuatro entre mis abiertas piernas y sentí el frio del pepino en mi entrada, lo empezaron a frotar entre mis labios a la vez que lo apretaban para penetrarme,  lo había visto y bien bien tenía el tamaño de una pelota de tenis,  era imposible que me entrara, pero ellos no iban a cejar en su empeño y apretaban con fuerza empezando a notar un fuerte dolor en mi vagina,  hasta que de golpe note como entraba en mí, lancé un grito, mis lágrimas resbalaban por mis  mejillas.

-Que pasada.- exclamaban ellos.- a esto hay que hacerle fotos.- escuche.

Ya no tenía fuerzas ni para protestar, ¿para qué?

Fueron a por sus móviles y yo quede en la cama, sola, con las piernas abiertas, con un pepino enorme clavado en mi vagina y esperándolos. Llegaron al momento claro y los cuatro se dedicaron a sacarme fotos desde todos los ángulos posibles.  El jefecillo se puso a la altura de mi cabeza y me las fue enseñando, se notaba que disfrutaba con ello.

Se me veía la cara perfectamente, desencajada entre dolor y placer,  primeros planos de mi vagina, completamente dilatada abarcando un pepino que parecía estuviera pariendo y que por cierto mantenían en mi vagina.

-Le van a gustar a tu marido.- Me dijo.

Al escucharlo empecé a llorar con ganas, me sentía tan sucia y vulgar.

Me quitaron el pepino y sentí como un vacío en mi vagina, pero lo que inmediatamente sentí fue la lengua de alguno de ellos lamiéndomela,  mi marido nunca me lo había hecho, pero aquello era increíble,  el gitanillo me lamia los labios, metía la lengua todo lo dentro de mí que podía, lamia mi clítoris o lo mordisqueaba,   mientras me levantaba el culo con sus manos para hacerlo mejor,  me estaba llevando al séptimo cielo y me corrí, ya no me importaba, me corrí en la boca del chico, sintiendo un gran orgasmo, quede inerte en la cama, casi desmayada,  pero ellos no se habían corrido y no pensaban darme tregua.

El chico se retiró y entonces note un pene que me penetraba,  volví a suplicar que lo hicieran con condón, que no tomaba anticonceptivos, le dije que en la mesilla teníamos,  pero por toda respuesta recibí una penetración hasta el fondo sin ningún miramiento.

No dilato demasiado y el orgasmo había devuelto mi vagina a su tamaño normal, así que me sentía muy llena del pene de aquel chico. El también la notaba apretada.

-Uuuff,  que estrechito, parece el coño de una quinceañera.- Decía

Se había puesto mis piernas sobre los hombros y las flexionaba sobre mi pecho, eso hacía que sintiera todavía la penetración más profunda,  más dentro de mí.  El placer había vuelto pero también la preocupación.

Miraba al chico y le decía en voz baja.

-No te corras dentro, por favor, sácala antes, te lo suplico.- mientras nuevamente las lágrimas resbalaban por mis ojos.

Sentí las contracciones del chico y como su semen me inundaba, gire la cara sobre la almohada y llore en silencio mientras el acababa dentro de mí.

Tenía otro estirado a mi lado, con el pene enhiesto, apuntando al  techo, me hicieron levantar y sentarme a horcajadas sobre él, él mismo oriento su pene a mi vagina y yo fui bajando hasta sentarme sobre su pubis, el chico tenía las manos bajo su nuca, como el que esta descansado. Esta posición era también nueva para mí,  me permitía llevar el ritmo y yo subía y bajaba por aquel pene que se deslizaba dentro de mi sin ninguna dificultad, estaba tan excitada que no tarde en correrme por segunda vez, le clavaba al chico las uñas en el pecho, mientras hacia un movimiento de rotación con mis caderas,  necesitaba sentirla completamente en mí, caí sobre el pecho del chico que no se había corrido todavía,  sin darme cuenta de que así dejaba mi culo indefenso,  el chico me cogió con fuerza y sentí un pene apoyarse en mi ano, sabía que suplicar era inútil, así que intente relajarme lo más posible, el chico se agarraba a mis caderas y empujaba y empujaba, hasta que note como mi esfínter se abría y me penetraba, me dolía, me dolía mucho, tener un pene en mi vagina  a la vez debía hacer más difícil la penetración,  pero ahora sí que me sentía llena,  los dos gitanillos se empezaron a mover al compás, cuando un pene salía de mi vagina, el otro estaba clavado hasta el fondo de mi ano. Pero había un tercero que no se había corrido y no pensaba dejar de hacerlo, se subió a la cama y poniéndose delante de mi cara me puso el pene en la boca, yo  estaba jadeando y no le costó nada hacerlo.

Y ahí estaba yo, en mi cama de matrimonio,  una mujer madura, casada, sin experiencia sexual más que con mi marido,  siendo penetrada por tres penes a la vez. Podía ver como el que se había corrido primero me estaba haciendo fotos con todo detalle, mi cara chupando el pene, planos generales donde sin duda se me vería con los tres chicos, primeros planos de mi vagina y ano penetrados a la vez…..  pero me consolaba pensando en que no podía hacer nada por evitarlo.

El primero en correrse fue el de mi vagina, nuevamente llena del semen de un desconocido, el chico me apretaba mis pequeños pechos con fuerza mientras eyaculaba en mi interior, os apretaba  tan fuerte que me hacía daño, notaba su semen resbalando por mi vagina, mojando nuestros pubis. Pero como tenía al segundo en mi ano no se podía mover, yo sentía el pene del chico entrando y saliendo  de mi ano, hasta que también se corrió,  este me la saco antes y se corrió sobre mi grupa, dejándome un gran charco de su semen sobre mi culo. Semen que notaba resbalar por mis nalgas, muslos,…

Solo quedaba el de mi boca, intente sacármela, la verdad es que me daba mucho asco el sabor y olor del semen, pero el chico no lo permitía, además, el del móvil estaba justo al lado de mi cara grabando un primer plano de mi cara con el pene perforándome la boca, hasta que se corrió, me inundo la boca,  como la otra vez escupía lo que podía y tragaba lo que no,  el chico escurrió su pene en mi boca, pasándomela por la cara mientras su amigo no perdía detalle con su móvil.  Entonces me dejaron en la cama, boca arriba, abierta de piernas, chorreando semen por mi vagina, culo y boca, notaba mi espalda mojada del semen de la corrida del chico en mi grupa empapando las sabanas.

Estaba exhausta, casi sin sentido,   pero notaba mi vagina palpitar, me había quedado a las puertas de un tercer orgasmo y me sentía a punto de ello, pero sin conseguirlo, levantaba el culo, arriba y abajo, notaba como mi vagina se abría y cerraba mientras el semen y mis flujos continuaban saliendo de ella, parecía un pez fuera del agua.

-Se está corriendo.- Lanzo uno de ellos.

-No lo consigue- Dijo el jefecillo.

Entonces me cogió la mano y llevándomela a mi vagina me dijo.

-Acabalo tu sola, hazte una paja para nosotros.-

Yo nunca me había masturbado, bueno, no había hecho nada hasta ese momento y delante de cuatro chico me empecé a masturbar, acariciaba mi vagina, frotaba mi clítoris, lo estiraba y hasta me metí algún dedo dentro hasta que conseguí correrme por tercera vez y perdí el sentido.

Cuando me levante estaba sola en la cama, los chicos se habían ido,  Sali al comedor sintiendo el semen como resbalaba por mi vagina, pero no estaban, se habían ido.

Me di una ducha y me fui a la cama,  estaba horrible,  desecha, con manchas de semen y sudor, oliendo a rayos,  así que me puse una camiseta y fui a la cama de uno de mis hijos, pero no podía dormir, solo pensaba en lo que había pasado, me levante, me quite la camiseta y completamente desnuda me tumbe sobre la sabana de nuestra cama de matrimonio, llenándome del olor de aquellos chicos, volviendo a mojarme con los restos de su semen, cerré los ojos y me dormí.