Los gemidos de las lesbianas 4 ¿celos?
Al despertar, ninguno quiere moverse; hasta que las inevitables ganas de mear tras una resaca aparecen, pero nunca unas ganas de mear; dieron tanto juego.
Capítulo 4: ¿celos?
Al día siguiente despierto y ella esta abrazada a mi, yo estoy desnudo; ella sólo lleva el tanga mojado y noto sus pechos en mi espalda, además de su femenino olor que ciertamente me gusta y me atrae por igual. Su respiración es relajada, no me atrevo a moverme; por no despertarla, ya que me acabo de dar cuenta de que siento algo por ella y me quedaría toda la vida aquí en este mismo instante.
Mi ereccion matutina esta en su máxima plenitud, fantaseo durante segundos, minutos y horas; en darme la vuelta y echarle un polvo, en intentar que si es lesbiana se vuelva lesbiana flexible y que si es bisexual se decante por hombres. Pero no me atrevo a interrumpir el momento, si me muevo; si la hablo, todo se acabara y como no quiero eso no hago nada.
Ha pasado mucho tiempo, tengo hambre; tengo sed y sobre todo tengo una verdadera urgencia por ir al baño, mi ereccion a veces baja pero ella se mueve un poco y la recupero enseguida. Conforme ha pasado tiempo, cada vez se mueve mas; me gustaría que este momento no se acabara, pero presiento que este momento llega a su fin y el sonido de molestia que sale de su boca me lo confirma.
- tsk, Buenos días o tardes; ¿has dormido bien?
Pregunta con la voz tomada, pero la amabilidad que siempre la caracteriza; yo me giro para mirarla de reojo, pero ella se apretuja contra mi para que no le vea las tetas.
- si, muy bien; vamos me quedaba aquí todo el día.
Ella sonrie, lo percibo de reojo; sus manos se aflojan un poco, denotando que me va cogiendo confianza.
- la verdad es que eres blandito, casi tanto como una tía; tus pelos a pesar de tenerlos son suaves, y no pinchan ni pican.
Por su cara se que lo ha dicho sin mala intención, quizás para ella ha sido incluso un alago; pero como tío y macho me ha molestado, casi estoy dolido.
- vaya, gracias...
Ella suelta una risita al percatarse de mi retintín.
- bueno, voy al baño; que no puedo más.
Al decir esto no puedo evitar pensar si ella ha alargado tanto el momento como yo, me gustaría; pero me quedare con la duda, no creo que me vaya a confesar nada así. Ella sale corriendo sin taparse en absoluto, como si toda su vergüenza inicial hubiera desaparecido en un segundo; veo la mancha en su tanga por delante y observó revotar al correr sus nalgas, junto a sus pechos y su barriga se mantiene firme.
Retozo en la cama que huele a ella y al perfume de un par de chicas diferentes, siento una punzada en la barriga y el pecho; por un momento no se que es, pero pensándolo un poco...
- ¿son celos? - pienso sorprendido.
Tras relajarme un poco, la vejiga vuelve a reclamar ir al baño; esta vez urgentemente, me retuerzo de dolor ante un par de rayos que la recorren y me apresuró a buscar el baño. Para variar me la encuentro cuando estoy saliendo de boca, sus manos acaban en mi pecho para impedir el impacto; y sin darme cuenta mis manos acaban en sus caderas, nos miramos a los ojos unos segundos hasta que ella rompe el momento separandose tras un breve pestañeo.
vaya, por poco nos chocamos; ¿que querías, verme haciendo pipi pervertido?
no, quiero mear; no puedo mas.
Ella sonrie con carita de mala, yo la miro con preocupación.
hagamos una cosa, yo te voy a tocar a ti; tu me vas a tocar a mi, pero solo mientras aguantes sin mear.
¿en serio?
Estoy hablando en serio, si no puedes aguantar sin mear; ya perdiste el juego.
vaya esta bien, ¿donde puedo tocar?
¿he puesto alguna regla más? Solo hay dos reglas, solo con las manos y mientras aguantes sin mear.
Al decir eso, mi mano acaricia su tanga por donde la mancha; ella pega un pequeño jadeo, justo empieza a tocarmela...se nota que no tiene mucha práctica, pero le pone interés y eso lo compensa; pero el dolor de no haber ido a mear, crea en mi un morbo un tanto extraño.
Lo que más me pone de esta situación es su cara de guarrilla sonriente, se nota que el juego la pone cachonda; su voz al jadear, y el olor a flujo que inunda mis fosas nasales. Cuando noto que su tanga se empieza a mojar más, con mi otra mano; empiezo a manosear su pecho, ella me mira sorprendida, pega un gemidito pero no hace nada; el ritmo de su paja es lentito y suave por lo que creo, que quiere que esto dure. Mientras le sigo tocando su pecho, apartó a un lado el tanga y recorro con mi dedo índice su chocho al completo; de arriba a abajo, una y otra vez...a ella se le escapa un gemidito, luego otro; después otro y los jadeos acaban transformados en gemidos, todo el tiempo.
Pongo cara de dolor ya que otro rayo me ha pasado por la vejiga, ella saca su lengua y se la muerde; en señal de que eso la pone, y noto como su rajita se humedece más.
El ritmo de su paja no varía, solo me baja el pellejo un poco mas; lo que aumenta el dolor y el gusto a la misma vez, si sigue así voy a encontrar otra forma de correrme y va a ser el mismo morbo o de la misma excitación. Aunque estoy deseando besarla porque ella se pasa la lengua humedeciendose la boca y así provocandome, a la misma vez estoy deseando comerle las tetas ya que con mis manos estoy haciendo que su pezon se hinche; y mientras comienzo a meterle un dedo, me doy cuenta que esta cerradisima y eso me calienta más.
Siento que me voy a correr, pero otro rayo de dolor mucho más grande; que casi se me escapa el meado, del dolor y chafo este momento tan alusinante. Ella se remueve intranquila, por lo que cambio de táctica y empiezo a jugar con sus dos botones de placer; con su pezon y su clitoris, ella empieza a gemir escandalosamente y apoya su cabeza en mi hombro. Se que esta apunto, ella me baja más el pellejo; pero esta vez lo mueve más rápido y más fuerte, casi como si lo deseara. Ahogo un gemido y ella me gime en el oido, aumento la marcha y ella; explota en mis manos con un alarido, sus piernas flaquean y me veo obligado a agarrarla.
Otro rayo de dolor con la sensación de ir a correrme, lo peor me fallaron las fuerzas y acabamos dándonos equilibrio mutuamente cómo anoche; pero con la diferencia que se la clave en todo el chocho, con el tanga de por medio.
Al notar el roce húmedo y caliente me corri, y ella pego un gemido extraño, no sólo al notar cómo mi polla le daba un puntazo; sino al notar cómo me corría con ello, fue un gemido aun más raro.
- lo siento, lo siento; lo siento, lo siento.
Repetí, ella estaba jadeante mirando hacia abajo; mirando como había dejado su tanga, sus piernas y el suelo. Pero yo no sabía que cara tenia, porque no me miraba; estaba más tranquilo porque no se separaba, pero también es que ella seguia temblando.
Cuando todo paso, ella me miró con la cara descolocada.
- toma, te lo regalo; voy a ducharme, mira como me has puesto.
Soltó volviendo a sonreír, mientras que se quitaba el tanga enfrente de mi cara; no parecía darle mucho asco o estar preocupada, más bien parecía que fuera extraño para ella.
- pe-pero, necesito mear y es muy urgente.
Le recordé, mientras ella me extendía su tanga empapado de nuestros fluidos; y yo lo agarraba con fuerza, no vaya ser que me lo quitará.
Ella se dio la vuelta mostrandome el culo, y antes de cerrarme la puerta en las narices.
- pues mea en tu casa.
Por un momento me quede pasmado,
- ¿me acababa de echar o quería que meara y volviera? - pense y decidí vestirme, quedarme con la anecdota y el regalo; si ella quería verme, sabe donde vivo y si no...Ella se lo pierde.
Fui a mi casa, fui al baño con urgencia; mientras mi mano olía a su flujo, su tanga olía a sexo y escuchaba el agua de la ducha de ella...para mi sorpresa, empezó a gemir, mi polla ya había subido y oliendo su sexo; decidí hacerme una paja, en honor a ella.
"Mi musa de las pajas"
Los dos vamos aumentando el ritmo lo se por sus gemidos, lo que más me calienta del tema; es que se que lo que ha detonado todo esto es haberme corrido encima suyo, vamos a más y mi pene me duele de lo de antes pero se porta cómo un campeón. Cierro los ojos me centro en sus gemidos, en cuando me corri encima de ella; ella revienta con un grito en un brutal orgasmo y yo me corro dentro del váter, lamento que no sea dentro de ella.
Lo triste es que ella no llamo a mi casa, ambos pasamos el domingo solos en nuestras respectivas casas; quizá ella pensando en mi, y yo pensando en ella.