Los fracasos de Marcelo
Marcelo es un lector que me contó sus fracasos en lograr que alguna verga lo desvirgase y sobre sus confidencias escribí este relato para que si alguien tiene temores en haerlo los disipe.
LOS FRACASOS DE MARCELO
Muchos de mis lectores se sentirán identificados con este relato y otros dirán a Omar se le terminaron sus aventuras por eso nos cuenta la de sus lectores, pero la segunda explicación no es la razón por la que me decidí a escribir este relato.
Muchos amigos ansiosos de probar una verga en su ano me escriben diciéndome que aun no lo han logrado por diversas causas, la timidez o el miedo es la principal razón de que aun no se hayan atrevido a disfrutar o a descubrir esa forma de gozar que puede ser tan intensa como para llevarlos al máximo placer que puedan experimentar en sus vidas.
Hoy trataré de llevar a las letras los fracasos que tuvo un amigo-lector al que llamaré Marcelo, después de experimentar un par de fracasos se decidió a escribirme en busca de consejo o en búsqueda de que le brindase mi verga para poder disfrutarla en su ano y dejar de ser virgen como lo desea desde hace mucho tiempo.
Aunque le ofrecí mis servicios, quizás por su timidez o por temor a la vigilancia de su mujer aun no lo hemos concretado, pero en cuanto lo hayamos hecho y me cuente si disfrutó con su primera experiencia lo escribiré para compartirlo con todos mis lectores.
A pesar suyo todavía es virgen anal, Marcelo me contó que en dos oportunidades estuvo a punto de perder su virginidad anal.
El primer hombre con el que tuvo la oportunidad era un muchacho casado como él, de unos 28 años o sea que el chico tenía 10 más que Marcelo, como no tenían un lugar donde ir a dar rienda suelta a sus deseos el jovencito más ducho en esas cosas lo llevó a un hotel.
Marcelo no quería ir porque temía que el personal de ese hotel lo reconociese algún día por la calle o en algún lugar en el que estuviese con su mujer y se iba a morir de vergüenza, pero el jovencito le dijo que no se preocupase que entrarían por el garaje y que dentro del auto nadie lo iba a ver.
Así lo hicieron y dentro de la habitación se quitaron la ropa, Marcelo dudando si estaba bien lo que iba a hacer o si lo deseaba tan ardientemente como para realizarlo, pero al ver la verga del muchacho que superaba los 20 cm se avergonzó más por los 16 cm que él tenía para ofrecerle pero no dijo nada ante la rápida chupada que se dispuso a hacerle su parteneaire sin siquiera criticarle el tamaño de lo que veía sobre sus bolas.
Su amante se puso sobre él ofreciéndole su ano y su verga en posición de 69 a lo que Marcelo ansioso de probar nuevamente una verga con su lengua, porque de eso no era virgen, las vergas que se había mamado en sus años de estudiante vinieron a su memoria y furiosamente se tragó los 20 cm que le ofrecían sin siquiera darle tiempo a que su boca se acostumbrase a soberbio tamaño.
Desde allí podía contemplar el culo apretadito, las nalgas blanquitas y las estrechas caderas de ese joven que se la estaba mamando tan deliciosamente que por momentos pensó que iba a derramar toda su reserva seminal dentro de la garganta de su joven amante.
Empezó a dilatarle el ano con sus dedos ayudado por su saliva a la vez que seguía gozando con ese pene de gran calibre dentro de su boca hasta que finalmente pudo comprobar que ese ano tan apretadito cedía a sus dedos abriéndose de una forma extraordinaria.
Su amante dejó de mamarle a la pija porque sentía mucho placer en su esfínter dilatado y por esa causa le pidió que se la pusiese rápidamente porque no aguantaba más tanto gozo.
Marcelo también estaba muy excitado y como no había llevado condones porque no quería que su mujer descubriese que él tenia una caja en alguno de su bolsillo nunca los llevaba, por eso arremetió contra ese culo generoso sin ninguna protección.
Entre sus miedos, temores y demás sentimientos contradictorios en cuatro patas se la clavó a su joven amante y en unas cuantas estocadas le descargó su semen en lo más profundo que pudo entrar en ese ano asombrosamente elástico, logrando con sus jadeos gozar lo suficiente como para que su verga se saliese de allí antes de que su amante se terminase la paja que se había estado haciendo mientras tenía la verga de Marcelo taladrándole el recto.
Cayó muy agotado al lado de su amigo justo a tiempo para poder ver que la leche salía disparada de esa verga que había sido manipulada por el joven haciendo que el líquido blanquecino se estrellase contra la almohada contigua a la cual descansaba la cabeza de Marcelo.
Quedó muy decepcionado porque él había ido a ese sitio para que lo desvirgasen y en cambio había sido él el que había tenido que clavársela a ese joven por eso con mucho temor le pidió que se la clavase porque él también quería experimentar ese placer que había visto como lo había disfrutado su amigo.
El muchacho estaba agotado porque una gran cantidad de semen había sido expulsada de sus vesículas seminales y por más lamidas y chupadas que le hizo Marcelo en su verga para revivirla fue imposible lograrlo y se tuvo que ir de allí con las bolas vacías y también con el culo sano.
El joven lo llamó muchas veces porque le había gustado tanto como se la había clavado que quería tenerlo como pareja estable, paralela a su matrimonio, pero Marcelo no aceptó porque a él no le interesa una relación de esas características él solamente quiere encuentros esporádicos para su disfrute anal.
Ese fue su primer fracaso en perder lo que muchos no dan ni por un millón de dólares.
La segunda vez en un viaje de negocios conoció a un tipo muy corpulento medio pardo, que lo invitó a tomar un café, él aceptó porque no vio nada malo que entre colegas sucediese eso pero se asombró mucho cuando el tipo lo hizo subir a su auto y descendieron en un edifico de apartamentos en vez de en un restaurante.
-Esto no es un restaurante!
-No es el depto. de un amigo mío me lo presta para bulín, acá tomaremo un café más tranquilos y podremos conversar...
El corpulento andaría por los 45 años, gordito y ante el asombro de Marcelo en el ascensor comenzó el ataque, comenzó por pasarle los brazos por los hombros, a tocarlo y a besarlo en la mejilla lo más próximo a la boca que pudo llegar ante la poca resistencia de Marcelo que ni se imaginaba que le iba a suceder eso.
En cuanto entraron al depto. sin preámbulos de ninguna especie fueron directamente hacia el dormitorio donde comenzaron a quitarse la ropa sin siquiera invitarse a hacer lo que los dos sabían que iba a suceder entre ellos dos teniendo como únicos testigos a esas cuatro paredes.
El corpulento lo tenía abrazado besándolo en la boca a la vez que las ropas iban cayendo al piso, luego se agachó para sacarse los pantalones y al levantarse algo muy duro y grande pegó entre las piernas de Marcelo.
Éste pensó que no podía ser que el tipo ya la tuviese parada, porque no era un adolescente para calentarse con unos simples besuqueos o tocaditas de nalgas, pero por la fuerza del golpe se dio cuenta de que algo muy duro poseía su anfitrión entre las piernas.
Por el impacto del golpe Marcelo se retiró hacia atrás y al hacerlo vio que por los pliegues de la camisa de su nuevo amante se asomaba la más grande pija que él había visto en su vida, según su descripción se parecía a una berenjena con una cabeza morada algo de tan regio tamaño nunca había visto entre sus compañeros de estudios o en las ilustraciones de la revistas con fotos de hombres que consumía a hurtadillas pajeándose al imaginar que alguna de esas verga podría estar dentro de él.
Metió su mano debajo de la camisa de su amante, tomando con ellas ese garrote enorme disfrutando intensamente de tener entre sus manos aquello que nunca había imaginado que existiese, según sus palabras fue una experiencia alucinante sentir como ese pedazo de carne morada y dura palpitaba dentro de su mano la cual no podía cerrar dado el grosor de lo que tenia dentro de ella.
Luego que su amigo lo separase para poder quitarse la camisa y recostarse sobre la cama Marcelo comenzó a darle lengüetazos en esa cabeza porque de ninguna manera ese glande aberenjenado entró en su boca muy poco acostumbrada a tragar vergas, porque sus máximas experiencias habían sido las de chuparle la concha a su mujer cosa que hacía como un verdadero maestro.
Mientras lengüeteaba iba examinado ese trozo el cual después del glande se iba afinando hasta perderse entre los pendejos oscuros obstaculizándole la visión sin poder descubrir si hacia la raíz se iba agradando también.
Siguió lamiendo todo lo que pudo a la vez que con su mano lo pajeaba corriéndole el prepucio hacia atrás dejando al descubierto esa cabeza morada totalamete brillosa por sus jugos naturales mezclados con su saliva los cuales eran bastante abundantes.
El tipo no aguantó más toda la excitación que le daba Marcelo con su lengua hasta que en determinado momento le preguntó:
-¿Querés que te coja
Marcelo a pesar de es sus temores estaba esperando ese momento por eso sin dudar un instante apresuradamente le contestó:
-Síííí!!!
Aunque sabia o temía que el tipo no lo iba a poder lograr.
Entonces procedió a hacerle una chupada de orto fenomenal la cual estuvo a punto de hacer acabar a Marcelo porque nunca había disfrutado tanto porque nunca antes le habían lamido el orto y menos meterle dedos como expertamente le estaba a haciendo este corpulento señor, haciéndolo gemir cada vez que lograba dilatarle unos milímetros de su esfínter.
Logró una dilatación aceptable para una verga común pero no para la suya porque todavía ese culo no se aflojaba los suficiente como para permitirle la entrada por eso lo abandonó un poco y al volver le untó cremas y otros aceites antes de apoyar ese glande en el agujero semi-abierto, pero fue imposible que pasase ni la punta de ese glande totalmente redondo como una bola.
Su anfitrión tuvo que desistir porque si forzaba la entrada lo iba a lastimar y Marcelo a pesar de que quería sentir una verga dentro de su ano no quería que eso sucediese porque si lo descubría su mujer la iba a pasar muy mal.
Como su amante momentáneo estaba muy excitado tuvo que hacerle el favor y se la metió sin ninguna dificultad untándola con uno de los aceites que había traído el tipo y que aun se deslizaba por sus nalgas y piernas
Mientras lo cogía en forma de perrito lo iba pajeando porque quería seguir disfrutando de ese pedazo de carne entre sus manos el cual luego de expulsar una enorme cantidad de leche viscosa no se redujo en tamaño permaneciendo igual de morado y duro que antes de la eyaculación.
Luego de ese episodio muy frustrado volvió a Montevideo y nunca más supo de su segundo amante o proyecto de amante que le hiciese perder lo que unos no quieren dar y que él en cambio está desesperado por dar.
No se anima a ir con un taxi boy porque siempre le acompañan sus temores de que alguien lo vea entrar en alguno de los edificios donde atienden o en los hoteles donde iría con ellos.
Está muy desilusionado con sus dos experiencias por eso no se anima a tener un tercer fracaso aunque a sugerencia mía ya probó con meterse alguna banana o zanahoria las cuales lo hicieron acabar abundantemente, él espera tener un buen trozo de carne verdadero dentro de él.
Quiso tener un encuentro conmigo un fin de semana en que su mujer estuvo ausente pero su mail no llegó a tiempo y no lo pudimos concretar.
En su último mail me dijo que está muy complicado por tiempo y por sentimiento opuestos por eso no puede prometerme nada de un encuentro inmediato pero en el futuro cuando se pacifique su espíritu si aun desea que yo lo desvirgue me lo hará saber.
Espero que Marcelo lea este relato, recapacite y me escriba para darme el enorme placer de ser el primero que visite su interior.
OMAR
Espero comentarios como siempre en omarkiwi@yahoo.com