Los Ferrer...: Niñas jugando

Lua y su amiguita Nicol se divierten jugando...

CAPÍTULO 8º

NIÑAS JUGANDO

Las vacaciones escolares están a punto de llegar a su fin, y Lua Ferrer y su amiga Nicol han decidido pasar un último fin de semana juntos en la casita que los padres de Nicol tienen en un pequeño pueblo Murcia.

Nicol es hija única, por que lo es una niña bastante mimada y consentida y que, como ya pudimos comprobar, está acostumbrada a salirse con la suya.

Las dos chiquillas ya han deshecho la maleta y se encuentran en la habitación que van a compartir durante el fin de semana.

-Es un pueblo bonito –Lua mira por la ventana del dormitorio, desde la que puede verse un pequeño puente de piedra que cruza un pequeño río.

Nicol se le acerca por detrás y comienza a acariciarle la espalda de una manera que a la pequeña de la familia Ferrer se la hace harto peculiar.

-Sí, ¿verdad? –La dueña de la casita dedica a su invitada una extraña sonrisa.

-¿Por qué me miras así? –Inquiere Lua, comenzando a sentirse un poquito nerviosa.

-No sé… -Replica su amiguita encogiéndose graciosamente de hombros-. Quizás sea que me gusta tu pelo tan rojo –Nicol estira una mano y acaricia los cabellos de su amiga, que sonríe tímidamente.

Luego, y sin saber muy bien por qué, ambas chiquillas se unen en un coro de divertidas risas.

De repente, Nicol toma la mano de su amiga y la arrastra hacia el exterior de la casita.

-¿Dónde me llevas? –Pregunta Lua curiosa.

-¿Le has visto alguna vez la polla a un caballo? –Responde Nicol mientras conduce a su compañera hasta un corral cercano, desde donde les llegan varios relinchos.

-N-no –Lua se detiene y pone en su cara una expresión mezcla de curiosidad y repugnancia-. ¿Tú sí?

Nicol responde con un leve cabeceo y una extraña sonrisa en su bonito y redondo rostro.

-Es muy excitante –añade luego sin quitar la extraña sonrisa de sus labios-. Te hablo de un semental con una picha enooorme separa las manos a una distancia de unos cuarentipico centímetros para señalar el tamaño de la verga del animal y Lua, muy a su pesar, no puede evitar emitir un ahogado jadeo, mientras siente como su curiosidad crece por momentos.

-¡Joooder! –Exclama seguidamente-. ¿De veras es tan grande la polla de los caballos?

-La de éste sí –y lanzando una divertida carcajada, Nicol abre la puerta del corral y empuja suavemente a su amiguita para que entre.

Una vez dentro, ambas chiquillas se acercan donde se encuentra el hermoso animal. Un bello macho de color azabache con un bonito lunar en la frente y la crin y la cola totalmente blancas, que patea el suelo al reconocer a Nicol.

-¡Hola, precioso! –Saluda la niña al animal acariciándole la cabeza.

-¿Cómo se llama? –Pregunta Lua, visiblemente fascinada ante la belleza de la montura.

-“Príncipe”, se lo puse yo –responde Nicol con orgullo.

Luego, y para sorpresa y morbo de su compañera de clase, se agacha entre las patas traseras del animal y coge la verga, comenzando a masajearla, hasta que el enorme pollón de la bestia alcanza su máximo esplendor, cerca de cincuenta centímetros de longitud

-¿Qué te parece? –Luego le dedica una morbosa sonrisa a su amiguita que, instintivamente, se lleva la mano a la entrepierna de los finísimos shorts.

-¡Joder, tía! –Exclama Lua visiblemente excitada-. ¡Es más grande de lo que imaginaba!

-¿A que te has puesto supercachonda? –Entonces, Nicol hace algo que, por un momento, deja a su invitada sin voz. La besa en la boca, metiéndole la lengua al tiempo que sus manos acarician las grandes tetas de Lua por encima de la ajustada camiseta de la niña.

Luego, vuelve a cogerla de la mano y la arrastra literalmente hacia un rincón del establo, donde alguien ha apilado algunas balas y montones de paja y heno.

-Después de tocarla la polla a “Príncipe” siempre me entran ganas de hacerme una paja –explica Nicol mientras empieza a desvestirse.

Y pronto sus nada despreciables tetas, talla 100, quedan libres, para deleite de Lua que, ni corta ni perezosa, comienza a acariciarlas y a lamerlas con la punta de su lengua mientras mete una mano por dentro de sus propios shorts y se acaricia la rajita, ya totalmente empapada en jugos vaginales.

-Mmm… -Susurra Nicol, notando como sus pequeños pezones se endurecen ante el contacto de la lengua y la saliva de su amiguita-. Sabes cómo menear la lengua, putita…

-He aprendido viendo las pelis guarras de mi hermano –responde Lua sonriendo lascivamente a su compañera de clase.

-Eso no me lo habías contado nunca –Nicol hace que su amiga se levante y comienza a besarla por el cuello, a mordisquear sus orejas y a acariciarle el depilado y húmedo sexo, ya libre de las braguitas -¡Joder, Lua, estás chorreando! –Dicho esto, se lleva los dedos a la boca y saborea los jugos vaginales de su invitada.

-Mmm… -Susurra la benjamina de los Ferrer acariciando ella también el sexo de Nicol-. Tú también está supermojada…

Es entonces cuando ambas niñas se dejan caer sobre los montones de paja y heno, medio desnudas y se entregan sin dilación al amor lésbico, lamiéndose mutuamente los sexos y acariciándose las tetas, de pezones duros y enhiestos.

Pronto, ese rincón del corral se llena de los gemidos y jadeos de ambas amiguitas y, sin que ellas lo sepan, atraen la atención del dueño del establo, un hombre rudo, típico hombre de pueblo, que al ver a las dos jovencitas retozando solas en su montón de paja no duda en dar rienda suelta a sus más bajos instintos y masturbarse, uniendo sus gemidos y jadeos a los de las calientes chiquillas.

-¡Nicol! –Exclama de repente Lua alzando la cabeza alarmada.

-¿Qué pasa?

-¡Creo que ahí alguien con nosotras!

-Tranquila –Nicol suelta una divertida carcajada-. Debe ser Genaro, el dueño del corral. Él se cree que no lo oigo, pero cada vez que vengo a masturbarme, sé que me espía y se la casca –La lasciva niñita emite un jadeo ahogado antes de añadir-. La verdad es que para ser un viejo tiene una polla enorme, y eso me pone mogollón.

En ese instante, el llamado Genaro llega al clímax, soltando una buena cantidad de semen a pocos centímetros de las chiquillas, que se deshacen en divertidas y morbosas carcajadas antes de vestirse y salir del corral, no sin antes volver junto al hermoso “Príncipe” y volver a admirar su grandiosa y hermosa verga de semental…