Los fantasmas del ayer

Fuiste presente que se ha convertido en pasado, eres el fantasma de mi presente, el que quisiera por siempre a mi lado.

Los fantasmas del ayer son recuerdos dolorosos del presente.

Que difícil se me hace no llorar mientras escribo, mientras plasmo el sentimiento de vacío, un desierto construido en mi interior.

Porque así me encuentro ahora, en plena y absoluta soledad llena de hastío, de memorias, de recuerdos y delirio, atormentada por tu sombra, por lo que fuiste, por lo que eres y por todo aquello que serás.

Cierro los ojos, no quiero mirar ni siquiera el papel que mis lágrimas mojan, se corre la tinta, se marchita la rosa. Apretaré los puños, mientras la pluma perfora mis manos, atraviesa la piel y sangro. Siento dolor, pero no es mayor al que tu me produces ahora,

Estoy hecha pedazos, mientras sigo sentada apretando mis manos, volteo hacia el techo, grito preguntando: ¿Porqué?, ¿Porqué me has dejado?

"Eres la mejor, mi refugio, mi secreto mejor guardado", si todo eso soy para ti, ¿porqué huyes entonces de mi lado?, ¡que alguien me haga el favor de explicarme!, porque no puedo entenderlo, me resisto a aceptarlo.

"Te necesito en todos los sentidos" ¿ACASO NO VES QUE ESTOY PARA TI?, ¡dime que tus palabras no fueron mentiras!, porque juramos no hacerlo. Pero ¿porque me dejas así?, dolida, añorando el recuerdo de ti, de lo grande que eres, lo importante, lo único, lo que motivaba mi existir, lo que alegraba las mañanas haciéndolas bellas, mil sonrisas dibujadas tan solo por ti. Eras mi motor para seguir, para permanecer de pie ante todo aquello que me abruma, mi enfermedad y medicina, la cura a este mal que padecía mi corazón, mismo que ahora vive en agonía.

Dejaste de alimentarme, de darme todo de ti, la vida sigue lo sé, pero para mi se paraliza, se ha vuelto estática, sin movimiento, sin vida.

¡Dios, cuanto le hecho de menos!, cuanto me falta, no tengo consuelo, esperanza, ni fe.

Es tan difícil soltarte, aunque en ocasiones piense que es tiempo y necesario, que lo haré y me diga mil veces que no he de quitarte la libertad por la que tanto pelieé y que solamente tu fuiste capaz de otorgarla, gozándola a nuestra manera, en nuestro propio mundo.

Es que te hecho tanto de menos, que podría llorar por noches enteras, llorar por tu ausencia, por tu amor, por volver a sentir el calor de tus labios, la suavidad de tu piel, la protección de tus brazos.

Seguiré aquí por ti, a la espera.