Los extraños del cielo 4

Un ataque de celos

Miska despertó oyendo una discusión, eran Irene y Jose que se peleaban, Irene habia descubierto que José se habia acostado con Miska.

Miska vió a Irene y sintió rabia, no quería que se acercase a Jose, el era suyo.

De un salto, se puso en medio de la pareja y lanzó un aterrador bufido a Irene, la cual retrocedió temerosa.

Cuando Irene se alejó lo suficiente, Miska frotó su cuerpo con el de Jose mientras ronroneaba.

-oye, gatita, lo que hicimos fue un error, ambos no deberíamos haberlo hecho – dijo Jose.

-pues hemos obtenido un monton de datos interesantes, dijo el informatico que pasaba por ahí.

Jose, decidió sacarla de la nave, pero ella le seguía a todos lados, incluso en la mesa del comedor, todos miraban extrañados a la nueva comensal, menos Irene que la miraba llena de rabia.

Miska miraba los platos que habia en la mesa, Rose era buena cocinera, los platos eran muy elaborados, no habia nada crudo.

Miska cogió curiosa un filete y lo olfateó, todos miraban a la felis que pegó un mordizco al filete, la felis se relamió los labios y empezó a comer con voracidad, cogió otro filete e hizo ademan de guardarlo.

Pero entonces lo recordó.

Torol estaba en el mundo del sueño eterno.

Miska empezó a llorar sobre el filete Torol habia ganado el derecho de tomarla por esposa, de ser el padre de sus hijos, pero por ese cobarde…

Nunca reiría con el, nunca hablaría con el, nunca tendrían esas miradas tan picaras.

Nunca.

Miró a Jose ¿Por qué se emparejó con el? ¿acaso el tenia el poder de enviarla al mundo del sueño eterno? ¿acaso quería irse de todo y olvidar?

Se tocó su concha, lo tuvo dentro de ella, sintió su simiente, pero…

No era feliz.

Y dudaba que fuera feliz en toda su vida.

Cada noche Miska quería hacer el amor con Jose, pero el intentaba evitarlo.

Pero cuando lo hacían, ella carecia de pasión, de deseo.

No lo hacia por amor, lo hacia por concebir.

Jose vió como su mirada muerta lo miraba, al parecer amaba de verdad a ese felis.

Un dia pasearon Jose y Miska, la felis vio un lago y le propuso por señas que se bañaran.

Jose quería examinar la fauna de la zona, pero le apenaba tanto Miska que decidió acompañarla.

Ambos se desnudaron y se metieron en el agua, el miró curioso los peces que habia.

Ella le abrazó.

-se que no me amas, yo tampoco te amo, pero te pertenezco, llevame contigo lejos, muy lejos de aquí.

El solo oia maullidos.

-ojala pudiera entenderte – decia José.

Por la mañana José aprobechó que Miska estaba dormida, fue a ver a Irene, la abrazó por detrás y le besó en el cuello.

Pero ella le apartó.

-ya tienes a una gatita linda ¿Por qué no juegas con ella? – decia Irene enfadada.

-la unica gatita que quiero es a ti – decia Jose acariciando los pechos de Irene por encima de su traje.

Irene apartó las manos y le abofeteó a Jose en su cara.

-¿Cómo puedes tener la cara dura de decirme esto aun conservando el calor vaginal de esa gata callejera en tu verga?

-no sabia como reaccionaria, recuerda lo que le pasó a Mark – dijo Jose.

-escusas – decia Irene con los ojos llorosos.

-Jose la abrazó con fuerza, Irene queria soltarse, pero Jose era más fuerte.

La obligó a poner su oido en su pecho, acariciando suavemente sus cabellos dijo.

-¿no oyes mi corazon latiendo por ti? ¿no oyes como late con fuerza?

Irene se calmó, miró a los ojos de José, el cual, limpió los ojos lacrimosos de Irene.

-¿te ha dado Mark un arma? – preguntó Irene.

-no pienso matar al especimen – dijo Jose enfadado.

-me refiero que noto algo duro apoyandose en mi concha – dijo Irene.

Jose se separó avergonzado, Irene sonrió, una sonrisa que contagió a José, ambos se besaron, mientras Jose le quitaba a Irene el traje le dijo.

-¡ahora eres mi gatita!

-si, soy tu gatita ¿me vas a dar tu lechita?

Jose quedó callado un momento y le susurró algo al oido de Irene.

-no usaremos anticonceptivos, quiero que seas la madre de mi hijo.

Eso sonrojó a Irene, le miró a los ojos, el estaba decidido.

Madre, nunca habia pensado en tener un hijo tan pronto, pero Jose dijo firmemente.

-si no es contigo, no sera con nadie, señora Gomez.

Iba en serio, ella se desnudó completamente y se tumbó sobre la hierba junto a unas hermosas flores que estaba examinando.

-mi tierra es fertil amor mio, pon tus semillas.

Jose desesperado, se despojó de su traje y la penetróp con fuerza, pero ella lo detuvo y le dijo al oido.

-despacio amor, no dañes el hogar de nuestro bebé.

Jose ralentizó el ritmo, mientras le besaba en los labios a Irene le susurró.

-es que me despiertas mucha pasión.

-¿más que esa gatita? – preguntó Irene.

Jose le puso un dedo en los labios de Irene y le dijo amorosamente.

-no hablemos de ella, no hablemos de trabajo, ahora estamos tu y yo.

-¿la capsulah ah, ah, de invernacion? ¿dañará nuestrohh bebe? – preguntaba Irene temerosa entre jadeos.

-no, cariño, nuestro metabolismo disminuira hasta pararse, eso tambien hara el bebé, cuando despertemos, nuestros cuerpos volveran a tener actividad y el desarrollo del bebé volverá a la norma…¡cuidado!

Miska atacó a la pareja, ambos se separaron, pero Miska se quedó junto a José rugiendo a Irene.

-¡gata de mierda! ¡es mio! – dijo Irene.

Miska sacó sus garras e iba a atacarla, pero Jose la agarró intentando contenerla.

-¡corre! ¡huye! – gritaba Jose.

Irene no queria, pero Miska era fisicamente superior a ella, corrió por el bosque, pero se alejó demasiado, no reconocia la zona donde estaba.

Estaba perdida, desnuda y asustada, era presa facil para los animales salvajes.

Empezó a llorar de miedo.

Una sombra bajaba de los arboles y la capturó, llevandosela lejos del lugar.

Miska acabó en la celda de contencion, miraba con deseo a José que la miraba de forma despreciativa.

-al parecer, la criatura es monoparental – dijo una mujer de 38 años de largos cabellos rubios y ojos verdes, era bajita, 1,52 pero atletica y de mirada inteligente.

-¿quiere decir que nos atacó porque…? – preguntó Jose atando cabos.

-por que te ha escogido para ser su pareja, tiene excelentes cualidades combativas, seguro que podria servir de soldado – dijo la mujer.

-señora Olga, no estamos aquí para reclutar soldados, estamos en mision cientifica y militar, solo investigamos si este planeta tiene minerales valiosos y buena admosfera – dijo el comandante al mando.

El comandante Maximiliano Rodriguez, sus cabellos blancos y sus arrugas y cicatrices eran la prueba de sus cuarenta años de misiones espaciales, su juventud en las guerras espaciales con sus cazas contra las coorporaciones privadas rebeldes, su madurez en naves capitales, explorando, formó su familia en un acorazado estelar y tiene tres hijos que estudian en la tierra.

Ahora, inicia misiones de reconocimiento en los sectores espaciales desconocidos.

-eso es verdad ¿conclusiones? – preguntó la mujer bajita.

-la admosfera es respirable, el entorno es incluso más habitable que en la tierra en su epoca dorada de la revolucion verde, hay minerales valiosos en abundancia en varios sitios apartados, pero sus dos lunas son increiblemente ricas en recursos minerales, pero tambien hay depredadores y… como puede ver, un principio de civilizacion.

-¿su organismo es compatible con el nuestro? Me refiero si se puede… - dijo Olga.

-no, no puede quedarse encinta con Jose, es de cajon – dijo el comandante.

-¡hay que encontrar a Irene! – dijo Jose desesperado.

-tranquilo, chaval, si vive, la hallaremos – dijo el comandante.