Los expedientes secretos del doctor Pol-Ladura

Descuidadamente una serie de expedientes de una clínica sexológica son abandonados y casualmente cayeron en mis manos. Pasado un tiempo prudencial, estos interesantes expedientes van a ser compartidos con todos vosotros y vosotras...¡NO OS LOS PERDÁIS!

LOS EXPEDIENTES SECRETOS DEL DOCTOR POL- LADURA

Queridos amigos y amigas, esto que voy a relatar sucedió hace algunos años y hasta hoy no me he decidido hacerlo público por el carácter estrictamente confidencial que tiene la información que voy a facilitar. Aunque los datos de los expedientes de los que voy a hablaros, vienen cifrados, he intentado omitir lugares, situaciones y nombres, para guardar el necesario anonimato de las personas objeto de los mismos.

Yo había alquilado un piso pequeño de soltero en el que pensaba cursar, el último año de la carrera de periodismo. El piso estaba en muy buen estado y como iba a residir en él un año completo, decidí arreglar algunos desperfectos, darle un repaso de pintura y dejarlo casi como si fuese de estreno. Para ello compré pintura, rodillos y brochas. Además, bajé a un contenedor para el reciclado de papel que había en la calle, muy cerca de mi portal y busqué cartones para proteger los suelos de los restos de pintura que pudieran quedar. Ya oscureciendo, bajé a la calle y al abrir el contenedor, además de cartones, pude descubrir unas cajas de cartón cargadas de carpetas que parecían expedientes y en los que se veía un anagrama que decía clínica sexológica del Doctor Ladura. Intrigado con el descubrimiento, cogí unos cuantos expedientes, los que estaban más a mano. El estado de los expedientes evidenciaban que habían sido mal pasados por la máquina trituradora de papel, bien porque las cuchillas estuvieran gastadas, bien porque a algún irresponsable le había dado la prisa. Un gran número de expedientes eran totalmente ilegibles, otros sin embargo, estaban en muy buen estado y los que parecían más dañados, descubrí más tarde que con un poco de dedicación, se podían interpretar casi en su totalidad. Víctima de la curiosidad más morbosa, lo confieso, agarré la caja con los expedientes sin que nadie me viera y los llevé hasta mi portal y desde allí los subí hasta mi piso. Luego volví a recoger los cartones que era el motivo por el que inicialmente había bajado.

Esa noche, me puse a inspeccionar los expedientes completos o apenas dañados. El primero que cogí en mis manos era referente a una mujer. Lo llamaré de aquí en adelante el expediente de la mujer del cine.

  1. LA MUJER DEL CINE:

Quiero avisaros que a partir de las iniciales que figuran en el expediente, le pondré nombre a mis personajes. En este caso, esta señora figura con la inicial N. por lo que yo la llamaré a partir de ahora Natalia.

Natalia es una mujer de 42 años, no muy alta y entradita en carnes (esto está sacado de los datos físicos que si figuran en el expediente). Está casada y es madre de dos hijos pequeños, en edad escolar. El problema que tiene, según sus propias palabras, es que le encanta ir al cine a las primeras sesiones y no precisamente a ver películas. Aprovechando que la asistencia en esas sesiones, es muy reducida, va a la taquilla y saca su ticket. Después, se coloca en la entrada de la sala y espera a que vayan entrado los espectadores. Si ve que alguno de los que entran, siempre hombres, se sienta solo y a ella le agrada, se las arregla para sentarse varias filas detrás de él y espera a que la película haya iniciado. Cuando la sala se oscurece y la proyección comienza, abandona su sitio y se sienta al lado de su elegido. Entonces es cuando empieza su labor, según ella lo narra en sus confidencias al doctor Pol sería como sigue: primero posa su mano sobre la mano de su sorprendida presa. Si ésta se deja acariciar y no retira la mano, continua con su plan. Subiendo su mano desde su brazo hasta su espalda, le acaricia suavemente la nuca. Inmediatamente después posa su otra mano sobre el interior de los muslos de su vecino de asiento y poco a poco va subiéndola hasta que la descansa en el ansiado paquete. Lentamente desabotona el pantalón y la bragueta. Le encantan los pantalones con bragueta abotonada pues abrirla es un ejercicio más sensual y sobre todo menos ruidoso. Salvada la bragueta, la mano diestramente entra por arriba del calzoncillo y se apodera suavemente del codiciado miembro. A veces, según confiesa la cosita está dormida y con el cálido tacto de su mano percibe como poco a poco se va despertando y eso le encanta. Pero otras veces el pajarito la sorprende convertido en todo un tiburón y eso siempre le causa una gran impresión. Nunca entenderá como algo tan pequeño puede llegar a adquirir esa rigidez y tamaño. De una manera o de otra, ella lo coge con determinación y lo agita, primero con suavidad y después con firmeza. Se humedece la mano con su saliva con lo que consigue que el roce de la piel sea mucho más suave. Hay algunos que con el solo de una mano, tienen suficiente y ella utilizando con maestría su pañuelo perfumado, recoge el maravilloso regalo con el que es premiado su trabajo. Pero hay otros que pueden llevarse dos o tres cambios de mano antes de darle su ansiada recompensa. Últimamente ella considera que se está perdiendo un poco la vergüenza y la educación, pues le sucede a veces, que mientras está acariciando el icono de la masculinidad, suelen cogerla de la nuca y de forma imperativa, se está perdiendo el romanticismo piensa ella, la inclinan hasta llevar su boca hasta el bastoncito rajado. Ella reconoce que no le disgusta acariciar con la boca a tan erguido caballero, pero siempre que le dejen libertad para marcar ella el ritmo adecuado. A veces se siente cogida de la nuca y forzada a realizar el masaje bucal de forma brusca y violenta y eso le priva del encanto. Cuando la dejan, ella ralentiza la operación y pone sus cinco sentidos para que su beneficiado vecino disfrute de verdad. Le encanta sobarla con sus labios, apretarla con la lengua en el cielo del paladar y con suavidad introducírsela entera hasta que su cabecita rosada le llega a la garganta, donde intenta mediante contracciones de la misma, hacer que su poderoso visitante se vierta en su interior sin dejar una gota fuera. Le encanta el estado de relajación y flacidez que sigue a la descarga, y aunque ella queda muy excitada y húmeda por los bajos, silenciosamente se levanta, vuelve a su sitio y a veces alcanza el orgasmo, acariciándose con una mano mientras con la otra, con el pañuelo situado junto a su nariz, disfruta voluptuosamente del penetrante olor a sexo masculino.

Según consta en el expediente, con eso se conforma y vuelve a su casa con fuerzas renovadas para desarrollar su rutinaria vida de perfecta ama de casa. Cuenta que algunas veces, algunos de sus sorprendidos damnificados, una vez satisfechos, proceden a meterle mano y a ella no le disgusta en absoluto, lo vive como una grata correspondencia. Para facilitar esa conducta, ella se quita la ropa interior antes de entrar a la sala y se la guarda en el bolso. Le encanta que le soben las tetas, no lleva tampoco sujetador, luego, abriéndose ostensiblemente de piernas, siempre lleva faldas con vuelo, ofrece su rajita en todo su esplendor, para que pueda ser explorada a conciencia. Que le introduzcan uno o dos dedos en su húmeda hendidura, la vuelve loca y que se detengan acariciando su rígido botoncito la lleva irremisiblemente al éxtasis. A veces algunos señores, ¡qué gentiles!, colocándose de rodillas delante de ella e introduciéndose bajo su falda le lamen con ansias su tierno mejillón. Reconoce ser un poco escandalosa cuando la invade el frenesí, así que en esas ocasiones se muerde los labios y vuelve a casa con moratones en los labios.

Cuenta también como un día uno de sus sorprendidos beneficiados, cogiéndola con fuerza descomunal, la levantó de su asiento y se la puso sobre las piernas. Sentada sobre él y con las piernas abiertas, fue palpada y descubierta en su desnudez. Sin preámbulos ni preparación le introdujeron el exagerado pene dentro de su estrecha gruta y hasta el fondo. Debido a que no le dio tiempo a estar preparada como en otras ocasiones, o a que la talla del miembro debía ser XXXL, se sintió empalada como no lo había sido nunca. Pensó que la cabeza de tan abultado miembro se le iba a salir por la garganta y que su grosor tan descomunal la abriría en canal. Pasado el primer momento y aunque sentía la cabeza del enorme prodigio chocar contra su dolorida matriz, subiendo y bajando rítmicamente, su vagina se fue adaptando a las enormes dimensiones de su inesperado visitante. Una tardía pero abundante lubricación facilitó que el contacto de la piel con la piel, se suavizara y finalizara el terrible dolor que la estaba martirizando. Finalmente, pudo cabalgar a su gusto sobre el gigante miembro de su amante y notar como él, apretando con las manos sus caderas, descargaba dentro de ella en cuatro o cinco espasmos salvajes pero contenidos, su abundante y caliente esencia masculina. Se sentó de nuevo a su lado y viéndole totalmente vencido, le recompuso su vestuario, se levantó y se marchó a casa. Era fundamental, no estar en la sala cuando la película finalizaba y las luces se encendían.

El doctor Pol era natural de Taiwán (China), era médico naturista especializado en Sexología, había venido a España y se había instalado aquí, donde había montado una clínica privada para la solución de problemas sexuales y de parejas. En el barrio había personas que ponían en duda la validez de su cualificación profesional. Otras sin embargo decían que era muy eficiente y que se tomaba muchísimo interés por su trabajo. Además los honorarios eran muy asequibles, pues sus consultas eran gratis y cada uno según le iba con él, voluntariamente dejaba en un cesto que tenía su secretaria sobre su escritorio, lo que buenamente consideraba oportuno.

NOTA: Parece ser que la vida sexual con su marido era normal y correcta. El trato también era bueno entre ellos y colaboraban en las tareas de la casa y la crianza de sus hijos.

CONCLUSIONES Y TRATAMIENTO:

  1. A ser posible que el marido, cambie su turno de trabajo y si puede coja el periodo de la mañana, para disponer de la tarde para acompañar a su señora y distraerla en ese crítico espacio de tiempo que va desde las 16:00 a las 18:00 horas de la tarde.
  2. Ir al cine acompañada, si no puede ser con su marido o con alguna amiga, un servidor, el doctor Pol se pone a su entera disposición.
  3. Ampliar el horario de visitas de la clínica. A partir de mañana, se abrirá desde las 16:00 horas en vez de las 17:30 horas, como venía sucediendo hasta ahora.
  4. Se enriquecerá audiovisualmente la consulta, con la compra de un equipo de Home Cinema y una pantalla de plasma de 60". Todo ello para facilitar una mejor atención a nuestros pacientes. Fin

Salud y Suerte. Opus 2010