Los ejercicios clitoridianos para gozar a un can
Todo esfuerzo es válido cuando se trata de tener el máximo placer.
Los ejercicios clitoridianos para gozar a un can
Después de esa primera sesión de masajes clitoridianos, cuyo fin último era el lograr que Lila pudiera tener un botoncillo del placer más grande y de esta forma, gracias al aumento de su inervación, disfrutar conmigo y nuestro amantecan de los placeres que se veían venir en tropel, continuamos unos 15 días con sesiones diarias, al cabo de este tiempo ya el tamaño y la sensibilidad de su gallito, nos permitía entregarnos a los bacanales que solíamos hacer esos lunes. Como es de suponer, después de la primera sesión la sensibilidad del clítoris de Lila era grande y al principio la molestia que le produjo, hizo que esa semana estuviera en calma libidinal, aunque calma es un decir, pues según me confesó, colocaba a Tomy por lo menos dos veces al día a que le lamiera su "piccopen"; el viernes fui a visitar a mi preciosa, su recibimiento no pudo ser mejor, como en otras ocasiones, casi no me deja entrar cuando ya tenía su voluptuosa boca contra la mía y su experimentada mano derecha, estaba buscando afanosamente mi erguida flor sexual. A la distancia oía ladrar a Tomy, ya se había percatado de mi llegada, del arribo de su otra amante de su "perra-mujer", sin embargo, lo ignoramos unos instantes mientras nos proporcionamos esos mimos que nos transportaban a estancias paradisíacas, donde el desenfreno carnal que nos prodigábamos era el amo absoluto de nuestras conciencias; ya adentro de la estancia, desnudamos nuestros ardientes cuerpos, sin descuidarnos en acariciar esos lugares que solamente nosotras conocíamos; nos tumbamos en el sofá, cómplice mudo de aventuras obscenas, esas que repetíamos una, dos . miles de veces sin sentir pudor alguno allá, Tomy gemía, lloriqueaba por el premio supremo, por nuestras vaginas que estaban siempre dispuestas a saciar esos instintos primarios del hermoso amantecan después de un largo momento, de incontables lances que despertaban nuestro apetito voraz, de un brinco Lila se levantó y fue presurosa a liberar a nuestro consolador vivo, pues la algarabía que estaba haciendo podría molestar a los vecinos y nosotras queríamos mantener bajo nuestro perfil de damas comunes y corrientes.
Tomy salió como un relámpago brinconeando jadeando, batiendo esa delgada y larga cola, solo le faltaba hablar para expresar la felicidad que lo embargaba de poder estar con nosotras; como era su costumbre colocó su hocico contra mi vagina primero, aspiro profundamente como queriéndome arrebatar el olor a sexo ardiente que hacía unos minutos construimos con Lila, inmediatamente inspecciono a mi preciosa y sacó su delgada lengua para saborear esos rezagos de líquidos que habían quedado en la conchita de mi linda.
Tomy no entendía de preludios, ni de entremeses, el quería a toda costa ir directamente al grano y eso lo dejaba ver claramente, cuando desenfundaba su largo estilete rojo intenso y al mismo tiempo buscaba con afán la mejor posición que le asegurará saciarse; Lila y yo nos veíamos llevadas a un máximo esfuerzo para controlar ese arrebato y la única manera era masajeando ese rejón carmesí brillante; así poco a poco se apaciguaba y podíamos entrar a disfrutarlo plenamente, Lila le chupaba la hermosa daga, que poco a poco se iba hinchiendo, su color iba cambiando a medida que aumentaba la ansiedad del amantecan y las venas y arterias empezaban a adornarlo y lo preparaban para el cúlmen de sus deseos.
Nuestros clítoris estaban desde hacía rato erectos y deseosos de ser atendidos como invitados de honor de ese momento; el mío ya estaba turgente y se lo ofrecía a la lengua del hambriento Tomy que comenzó a acariciarlo como mejor sabía hacerlo; mientras tanto, obnubilada por las sensaciones que me arrancaba, mis manos temblorosas frotaban mis pezones que también clamaban por lo que les correspondía, mi corazón latía a ritmo endemoniado pues el estímulo que me proporcionaba Tomy, la avidez con que Lila le mamaba la polla me hacían ir y venir con el vértigo de una montaña rusa, que encontraba en el estertor del orgasmo la recompensa a la entrega total; pero quería más y más; Lila en tanto, se había apoderado del órgano del macho, que para ese momento estaba en su máxima expresión, fue así como se acomodó ofreciéndole su grupa para que la montara sin más reparos yo me retiré para permitirles consumar ese anhelado coito bestia-mujer, pecaminoso pero de increíble delicia.
Tomy se encaramó sobre su dueña-amante y con la precisión de un relojero, llenó la vulva de mi rival sentí celos, pero reprimí como pude mi descontento, ya vendría mi turno y ya podría atiborrarme de la voluptuosidad que muy seguramente me haría vivir mi amado Tomy.
Mientras él penetraba a mi amiga, mientras los dos gemían de ardor, fui a la habitación de Lila, busqué en su escondite favorito, un consolador para poder compensar la ausencia de amante que estaba por enloquecerme.
Volví ala salón y los encontré extenuados, al limite de sus fuerzas, abotonados por el nudo del la vergota de Tomy, lo que le permitía dejar escapar esos líquidos seminales, calientitos; Ella parecía inmóvil, pero al acercarme descubrí que estaba equivocada en mi apreciación, parecía estar quieta pero noté como su vientre se contraía y relajaba, me acerqué a mirar mejor y descubrí que su vagina estaba apretando y soltando rítmicamente el pene de Tomy, como queriendo exprimir hasta la última gota de semen del animalito me ubiqué por debajo de ella que estaba en "cuatro patas", comencé a chuparle sus pezoncitos, morenos y erectos, ella comenzó a hacer toda clase de ruidos, aullaba, se relamía, y esbozando una sonrisa de plena satisfacción, yo mantenía en mi vagina el consolador, apretándolo para evitar que por mi flujo se saliera; así permanecimos unos diez o quince minutos, hasta que el chasquido habitual nos avisó, la liberación del estilete de Tomy, que ya estaba volviendo a ser rosado pálido con vestigios del grana de unos instantes antes por la colita de Lila escurría el exceso de secreciones suyas y de la mascota amante lo dejé reposar para que recobrara arrestos y poder explotar esos nuevos bríos de la mejor manera. Yo también sería suya.
Mientras Tomy se lamía la verga y disminuía su jadeo intermitente, yo le chupaba la conchita a Lila, para saborear ese líquido inigualable que seguía brotando de la gruta del amor; con mis labios aprisioné su clítoris y ella hizo lo mismo con el mío, el sesenta y nueve nos daría un poquito de tranquilidad y a Tomy espera para su recuperación; el solito se levantó y fue al patio a beber agua, de todas maneras esa faena había sido agotadora y lo mejor . aún no había terminado.
Estábamos entregadas al solaz, cuando sonó el citófono nos exaltamos y nos miramos extrañadas le pregunté a Lila si esperaba visita, me dijo que no y que Nando su esposo, estaba en viaje de negocios, ella había hablado en la mañana con él; se levantó para contestar y el conserje, preguntó si había pedido un servicio a domicilio, había sido una equivocación sin embargó aprovechó para decirle que estábamos trabajando en un proyecto y que no estaría para nadie, incluyendo a Marianita su madre entonces el resto del tiempo era nuestro, sin más sobresaltos.
Fue a la cocina y trajo dos vasos de whisky, me preguntó si quería, asentí y les colocó hielo y el precioso licor, que finalmente cumpliría con su misión, ayudar a transportarnos por las galaxias. Yo quise indagar qué estaría haciendo Tomy, que no había regresado, fui al patio y allí estaba echado, aletargado; llamé a Lila para mostrarle la desfachatez de nuestro amante, entonces, le dije con socarronería: ¡huy! Una de dos, ¡qué desgracia, se está comportando como un marido o es que tú lo tienes saturado nos reímos y me juró y rejuró que solo lo ocupaba cuando estábamos juntas no le creí pero dejé así.
Aguardamos unos momentos más, me tomé un buen sorbo de whisky y casi instantáneamente se me subió a la cabeza, sentí calor en la cara, dejé el vaso y me incliné sobre Lila, guié su mano con el vaso hasta su preciosa boca, tomó un sorbo, se lo retiré con delicadeza, lo coloqué en la mesita auxiliar y cubrí sus labios con los míos, le susurré al oído que quería hacer tribadismo con ella, en otras palabras, colocar mi vagina más exactamente mi clítoris contra el suyo y frotarlos hasta lograr el éxtasis gustosa aceptó.
Ustedes no se pueden imaginar queridos lectores, la sensación tan hermosa, sentir que la flor de tu sexo está íntimamente ligada a la de tu amante, el poder ver la expresión cambiante en su rostro, imaginarte lo que está sintiendo, lo que está pensando lo que te transmiten esas imágenes es algo inenarrable; hay que vivirlo para entenderlo.
Comenzamos a trenzarnos en ese lujurioso vaivén, acompasado, lento al principio, acompañado del sonido más hermoso, ese que hacen dos vaginas húmedas y pletóricas de lujuria, un "splash" divino que convida a perpetuar ese movimiento pudoroso al principio, salvaje después. Sus ojos se cerraron, mordió sus labios, sus manos aferraron el sofá, yo la observé unos segundos y cedí a esa inmensa pasión como sincronizadas por el mismo reloj biológico, por los mismos deseos, por los mismos apetitos, tuvimos los mismos estertores me sobresaltó un ruido y volteé a mirar, era Tomy que estaba en el umbral, esperando a ser invitado.
Nos quedamos pegaditas, nos abrazamos y volteamos a ver a nuestro querido amantecan que no dejaba de observarnos, moviendo su cola, esperando a ser integrado al "menage a trois".
Bueno para no hacer tediosa esta lectura, les propongo un "interruptus" aquí, pero también les prometo continuarla próximamente; ah! No quiero pasar por alto el agradecerles sus comentarios de todas maneras estoy para ustedes siempre.