Los dos moros de la barbería

Voy a la típica barbería de barbería de barrio y conozco a Hassan y a Adil

Era tarde. Acababa de salir de trabajar y me dirigía a casa. Cuando me miré en el retrovisor del coche vi que llevaba una peluca que ya no podía mantener. El pelo me hacía un casco que me quedaba fatal así que antes de ir a casa preferí hacer una parada en una barbería que habían abierto hace poco.

Cuando llegué vi a través del cristal a dos chicos muy morenos y con una barba muy negra y tupida que llevaban perfectamente arregladas. Parecían de origen magrebí. Al entrar vi que aun tenían un cliente al que uno de ellos estaba terminando y el otro estaba barriendo los pelos del suelo.

  • Hola, me puedo cortar el pelo o estáis cerrando ya?
  • Si, claro. Pasa que te lo corto yo sin problema.
  • Genial, porque realmente me hace falta.

Como iba con el traje del trabajo me quité la chaqueta y se la dejé junto con el abrigo para que me la guardase.

El chico me giró la silla para que me sentase e hice lo propio. Los dos eran muy guapos, un poco hipsters y con una mezcla de acento árabe y andaluz. De cuerpo eran aparentemente delgados, aunque con la camisa que llevaban no se podía adivinar muy bien si estaban fibrados o no. Los pantalones negros eran de una tela elástica que dejaba entrever un bulto bastante decente y muy buen culo a ambos.

Mientras yo miraba atentamente a los dos, el de mi derecha terminaba de cortar el pelo al otro chico y el que me atendía me ponía la capa protectora para no llenarme de pelos.

  • Bueno, como quieres que te lo corte. - me dijo mirándome fijamente y arrastrando sus dedos entre mi pelo. Sus ojos eran de color negro y su mirada era muy seductora. Claramente era un tío que además de ser guapo, sabía que lo era y se servía de ello en su día a día.
  • Eeeeh, bueno, si, no sé. Como está ahora, pero más corto? - nunca sabía como decir que me lo cortasen y si a eso le sumamos la intensidad de la mirada del peluquero, claramente se notó que me puse nervioso.
  • Bueno, es tu pelo. Tu solo dime y te hago lo que quieras. - dijo el tío con una amplia sonrisa.

Estaba intentando ligar conmigo? No me parecía que fuese gay. Seguramente solo era simpático, lo que pasa es que es tan guapo que todo el mundo desearía que ligase con él.

  • A ver, no sé. Realmente nunca he sabido como lo quiero. Cuando lo tengo corto me gusta peinarme solo con la mano y no utilizar peine; es más cómodo.
  • Ok, creo que entiendo lo que quieres. Y lo quieres a máquina o con tijera?
  • Pues prefiero con tijeras.
  • Perfecto! Pasa aquí para que te moje el pelo, que así es más fácil.

Otra cosa que siempre he odiado son los asientos para lavarse el pelo en las peluquerías. Me da la sensación de que se me va a partir el cuello y por la cara que puse se debió notar.

  • Prefieres que te lo corte con el pelo seco?
  • No, no. Es que nunca me ha gustado el asiento, me da la impresión de que me quedo inmovilizado a expensas del peluquero.
  • Tranquilo que Hassan te va a cuidar y te va a acabar gustando. - el otro chico dijo esto con una amplia sonrisa, un poco malévola de hecho, mientras se despedía del otro cliente y cerraba la puerta para que no entrasen más clientes. Hassan se había puesto detrás de mi y había abierto el agua mientras esperaba a que saliese caliente.
  • Bueno, yo de Hassan de momento me fio. - dije sonriendo y sin saber qué decir.
  • Pues cuidado, de él hay que fiarse solo para que te corte el pelo, que para lo demás tiene mucho peligro.

Me estaba quedando loco. No me solían identificar como homosexual y me parecía que no es que yo hubiese dicho mucho... lo mismo me habían visto en grindr... no sé. O a lo mejor eran todo ilusiones o imaginaciones mías.

  • Bueno, mientras me cortes bien el pelo, no hay problema Hassan.
  • No hagas caso a Adil, no tiene ni idea de lo que habla. De mi te puedes fiar. - Hassan me dedicó una amplia sonrisa desde encima mio y comenzó a masajearme la cabeza delicadamente. Sus manos eran grandes y fuertes. Sus dedos jugaron con mis orejas haciéndome estremecer de gusto.
  • Al final te va a gustar que te laven la cabeza?
  • Pues parece ser que si... es que si me tocas las orejas me haces cosquillas. - cosquillas mi polla. Me estaba poniendo cachondo como una puta burra. Y debió de darse cuenta porque volvió varias veces a jugar con ellas mientras sonreía como un niño pillo.

Adil mientras estaba barriendo la zona donde había cortado el pelo al otro chico y nos dedicaba alguna que otra mirada acompañada de una sonrisa para sus adentros.

Hassan termino de aclararme el pelo y me lo secó con una toalla volviendo a hacer especial hincapié en mis orejas. Hubo un momento que mientras me las secaba no pude evitar una sonrisa y convulsión de placer que obviamente no pudo pasar desapercibido para ninguno de los dos peluqueros.

  • Vamos al sillón o quieres que te vuelva a lavar el pelo?
  • No, no. Mejor vayamos al tema que así os podréis ir a casa cuanto antes. No quiero entreteneros.
  • Ah, no te preocupes. Adil y yo no tenemos prisa.

Hassan me sentó en el sillón y lo levantó para dejarlo a su altura. Hassan era un poco más alto que yo y ahora pude intuir mejor como era físicamente. Su camisa dejaba ver unos antebrazos anchos y fibrados. Se intuía un pectoral fino pero trabajado. Y el bulto de su paquete se me antojaba que sería grande y mi ojo no me suele fallar. Por un momento me quedé absorto inspeccionando con cierto descaro inconsciente a Hassan sin darme cuenta que mientra él me miraba fijamente. De repente volví en mí y me di cuenta que efectivamente Hassan se estaba percatando de que le estaba mirando en detalle y seguramente con deseo. Él cogió el peine y me peinó por partes separando mechones para comenzar a cortar. Su primer corte de tijera me enseño la longitud que había cortado para ver si yo estaba de acuerdo.

  • Si claro. Perfecto. - Mi voy se me entrecortó. Estaba un poco nervioso porque claramente Hassan me había pillado comiéndomelo con la mirada.

Sus manos tiraban con firmeza de mi pelo ayudadas por el peine. Era ágil y rápido. Empezó a cortar por la parte posterior de mi cabeza y poco a poco fue moviéndose a la derecha. A la vez iba cortando por un lado él iba girando hacia ese lado. Llego un momento en que estaba totalmente a mi costado concentrado en cortarme ese lado y se acercó a mi todo lo que pudo. Al acercarse su polla rozó mi brazo sin querer. Yo instintivamente lo quité del reposabrazos para evitar más contacto pero a la vez mi polla comenzó a ponerse dura como una piedra. A Hassan no le importó y continuó cortándome el pelo como si nada. De hecho siguió acercándose y me rozó de nuevo la parte superior de mi brazo. Claramente esa vez no fue sin querer. Hassan sabía lo que estaba haciendo y a mi no me importó seguirle el juego. Volví a poner el brazo en el reposabrazos y esperé a ver qué pasaba. Hassan no tardó ni 30 segundos en volver a restregarme su polla contra el brazo. Notaba como le iba tomando forma y como iba creciendo. Llegó un momento, que debido a los nervios yo había dejado de mirarle a la cara y ya solo miraba mi reflejo y de forma simulada el bulto que crecía dentro de sus pantalones. Los restregones de su polla contra mi brazo cada vez eran más evidentes y veía como Hassan miraba a Adil y se sonreían. Adil terminó de barrer y se acercó un poco a nosotros.

  • Mira Adil, tu como lo ves? - Hassan comenzó lo que a todas luces parecía un teatrillo pero Adil se acercó obediente y poniéndose al otro lado del sillón se inclinó levemente encima mío para ver como llevaba Hassan el corte de pelo. A la par comenzó a restregar su polla contra mi otro brazo sin ningún tipo de disimulo.
  • Yo lo veo muy bien. Amigo, a ti te gusta como lo hace Hassan?

Los dos me miraban sonriendo de oreja a oreja mientras se restregaban contra mi.

  • Pues si, me está gustando bastante como lo hace Hassan pero lo importante no es como empieza, es como acaba. - Puse cara de zorrita y les miré a los dos que seguían con la sonrisa en la cara.
  • Y como quieres que acabe?

Yo ahí ya me lancé y comencé a mover mis brazos para acariciarles las pollas que comenzaban a ponerse duras dentro de sus pantalones. Hassan bajó las tijeras y los dos se miraron complacidos.

  • Hombre, pues espero que en algún momento me terminéis de cortar el pelo. Pero tampoco tengo prisa.
  • Tranquilo que nosotros tampoco. - Los dos se relajaron totalmente mientres Adil se acercó a la ventana para bajar la persiana del local y así que no nos pudiera ver nadie desde la calle.

Yo ya estaba el proceso de desinhibición y comencé a sobar a Hassan el paquete por encima del pantalón con mis dos manos. En un momento dado pisó el pedal del sillón y este bajó de golpe para dejar mi cara a la altura de su polla. Yo no pude evitar mirarle con cara de guarro y me avalancé hacía su polla. Se la lamí por encima del pantalón mientras restregaba mi cara contra ella. Estaba cachondísimo. Me arranqué la capa para poder sacar mis manos que se fueron directamente a su cintura. Le acaricié hasta su ombligo descubriendo unos abdominales definidos y un fino bello que bajaba desde su ombligo hasta su polla. La saqué de sus calzoncillo y saltó como un resorte llena de liquido preseminal. Era gorda y larga. Más ancha en por el medio que en la cabeza, que era grande y triangular. Las venas palpitaban y la polla se tambaleaba apuntando a mi boca. Joder, no tarde en metérmela en la boca ni medio segundo. Era una puta delicia. Hassan me agarró con una mano mientras con la otra se sujetaba en el respaldo del sillón.

  • Aaaaah, que bien la chupas. Adil! Hemos encontrado la putita de propina esta noche.
  • Eeeh, esperadme, no tengáis prisa.

Adil se acercó al otro lado del sillón y me cogió una mano para llevársela al paquete. Yo me saqué la polla de Hassan de la boca mientras se la agarraba con mi mano libre y me centré en descubrir qué otra polla me deparaba esta noche. Adil estaba un poquito más fuerte que Hassan y era un poco más alto. Su polla tenía una cabeza y una base muy anchas y era larga como un puto antebrazo. De donde coño salían estos dos? Tampoco tarde en llevármela a la boca. Qué maravilla. Que sabor a macho. No pude metérmela entera en la boca por mucho que ahuecaba la garganta. Hassan al verse relegado por un minuto, protestó.

  • Oye amigo, que el que te está cortando el pelo soy yo. Jajajaja
  • No te preocupes que tenemos putita para los dos. Esta viene con hambre.

Sin decir nada me giré me metí de nuevo la polla de Hassan en la boca. Le estuve chupando y masturbando un rato mientras él gemía de placer y me marcaba el ritmo con la mano. A Adil le seguía masturbando para que no se quejase. Los dos estaban encantado y en un momento dado mientras comentaban la jugada chocaron las manos como síntoma de victoria. Cambié de polla y me centré en chuparsela a Adil. Joder, qué puta maravilla. Los dos gemían de placer mientras me marcaban el ritmo al que le debía chupar la polla a Adil que comenzó a masturbarse. Nos miramos fíjamente a los ojos y Adil comenzó a masturbarse rápidamente dejando su glande y parte de su polla en mi boca.

  • Quieres mi leche en tu boca putita?
  • Si joder, córrete. Dame tu leche.
  • Joder, que puta eres. Tranquilo, que hace tiempo que no follaba y tengo para rato.

Mientras decía esto intensificaba la rapidez en la que se pajeaba. Su mano, aspera y fuerte golpeaba con suavidad contra mi boca, que no dejaba que se escapase su glande en ningún momento. A los pocos segundos Adil gritó y comenzó a gemir mientras mi boca se llenaba de su leche. No dejé que se escapara nada fuera de mi boca ni que fuera directamente a mi garganta. Seguí chupando su polla mirándole fijamente a los ojos mientras le esparcía su corrida para después volvérsela chupar y tragármela. En todo ese momento no perdimos el contacto visual.

  • Oye, que yo sigo aquí! - Hassan volvió a protestar para que le prestase un poco más de atención.

Me giré me metí su polla en la boca hasta que noté su pelo en mi nariz. Me cogió de la cabeza con las dos manos y comenzó a follarme la boca con violencia. Sus huevos golpeaban mi barbilla y el gemía mientras mi saliva chorreaba sin parar por todo su tronco. Joder, era un sueño. Hassan me follaba la boca mientras le acariciaba sus huevazos y tiraba de ellos. Tuve que poner mis manos en sus caderas para poder acompasar la mamada que le estaba dando y no caerme del asiento. No sé el tiempo que tardó en correrse pero dio un grito y me clavo su polla hasta la garganta. Sentí como su semen chorreaba poco a poco por ella y me apretaba desde la nuca contra él mientras seguía dando los últimos espasmos. Cuando me soltó le lamí el glande buscando los últimos restos de su leche que supieron deliciosos.

  • Oye, pero me tenéis que terminar de cortar el pelo. Que yo así no puedo ir mañana a trabajar.
  • Jajajaja tranquilo. Aun hay tiempo antes de que cerremos. De hecho hay sitios que aun no hemos abierto.