Los dedos de un guitarrista

Nunca una orgía frustrada acabó tan bien.

Este relato me lo contó una compañera de trabajo, y me gustó tanto que le pedí permiso para escribirlo y subirlo a todorelatos, a lo que ella accedió si cambiaba los nombres. Aqui vamos:

Sería el año 95 en Barcelona, yo y mi grupo de amigas estábamos bastante metidas en la escena de grupos indie que salían aquí y allí. La mayoría eran solo famosos a nivel local, pero había gente con bastante talento y a los que nos gustaba ir a apoyar. Creo que incluso me gustaban más los conciertos así que los multitudinarios porque te sientes más cercana a los artistas. Muchos de ellos tenían nuestra edad, e incluso se podía hablar fácimente con ellos, gente muy simpática y accesible que no ponía ninguna pega en posar para una foto o firmar un autógrafo o pararse un rato a charlar.

A una de mis amigas le gustaba el rollo groupie y a veces nos hablaba de integrantes de este grupo o este otro con los que se había acostado, hecho orgías y lo que surgiese. Ella insistía en que un famoso era diferente, porque tenían algo en su actitud que le daba mucho morbo. Así fue cuando me empezó la curiosidad de querer probar.

Un tiempo después, mi amiga me invitó a un concierto de cierto grupo en la sala Razzmatazz. Yo ya había oído algo de ellos, habían sacado su disco debut hace poco y estaban en boca de bastantes de entre el panorama indie barcelonés. El cantante fue quien me entró por los ojos a la primera, me gustaban los chicos con el flequillo largo y su estilo de vestir, pantalón de cuero ajustado y camisa negra tambén ajustada también era de mi agrado. Mi amiga también tenía planeado lo que iba a hacer después, iba a ir a una fiesta privada con el grupo a un famoso local de Barcelona. Solo invitarían a un selecto grupo de personas pero ella conocía a uno de los encargados del local y dijo que si veníamos solas nos podría meter. Recuerdo que le dije riendo "Así es como te los ligas a todos ¿No?".

El grupo tenía un buen directo, eran cuatro integrantes, el cantante, el guitarra, el bajista y el batería. Mi amiga también le tenía el ojo echado al cantante, me dijo que el bajista y el batería eran gays y estaban liados, así que aunque estaban también muy buenos los tenía descartados, y el guitarrista simplemente no le llamaba. A mí la verdad es que tampoco. Estaba todo el rato con el semblante serio, concentrado en tocar la guitarra. Yo no le presté mucha atención y me quedé todo el rato mirando al cantante. Su forma de moverse por el escenario mientras cantaba, su lenguaje corporal, las letras provocativas y hedonistas de sus canciones... todo me estaba dando un morbo increíble. No le pude quitar los ojos de encima, mientras me relamía y fantaseaba con seducirlo luego en la fiesta. Quizá iba a ser difícil porque se veía bastante popular. Las chicas de al lado mío también estaban gritando lo bueno que estaba, e incluso una se subió la camiseta mostrando sus pechos. Por fortuna la fiesta era privada y no habría tantas groupies.

Para la fiesta tenía un plan, y era acercarme a él antes de que mi amiga lo hiciese, pedirle una foto y ponerme a tontear con él. Quizá no funcionase pero sino probaba entonces si que no me comería ni un rosco.

Todo pareció ir según lo previsto, ya en la fiesta vimos que no había mucha gente, solo amigos a los que la propia banda había invitado. No me molestó el hecho de que no nos conociesen, el cantante podría pensar que el bajista nos había invitado, y este que el batería nos había invitado y al revés... si actúas con naturalidad nadie tiene por qué sospechar.

Me acerqué a él. Estaba apoyado en la barra hablando con otro hombre, me sonaba su cara, y en aquel momento recordé que se llamaba Jaime y estaba en otra banda. Saludé primero a Jaime como si lo conociese de toda la vida. Él me preguntó como estaba. Es un truco que mi amiga me contó muchas veces. Los miembros de bandas conocen tantas personas que no pueden recordarlas a todas, entonces cuando alguien les habla con naturalidad, fingen conocerlo para no ser descortés. Tras saludarlo hice como que me sorprendía de ver a mi objetivo ahí, saqué una cámara de fotos de mi bolso y le pedí a Jaime que nos la sacase. Aproveché para agarrarle bien cerca, y él pareció hacer lo mismo conmigo.

De cerca estaba mucho más bueno, pedí una bebida y me uní a la conversación por un rato, antes de empezar a insinuarme. Cuando vi que él me seguía el juego sentí cómo me empezaba a poner cachonda. Era algo que te subía bastante el ánimo, ligarse a un famoso, no me extrañaba que mi amiga fuese tan aficionada al mundillo de las groupies.

Yo me pegaba mucho a él para susurrarle al oído y él hacía lo mismo, al vernos tan acaramelados mi amiga se acercó. Iba ya con unas copas de más y se puso a reprocharme que ella lo había visto primero. Tuvo el descaro de decirlo delante de él. Sus palabras las recuerdo bien.

-Tranquilas, que ninguna se va a ir a casa sin nada.

Y acto seguido me pasó un brazo por un hombro y a mi amiga el otro. Él parecía conocer a mi amiga, aunque fuese de vista, y sabía a lo que iba. Ella tenía un cuerpazo de infarto por aquellos tiempos y yo también, le habíamos echado el ojo y él simplemente se dejó llevar. Se notaba que estaba acostumbrado a aquel juego. Sabía que mi amiga era bisexual, yo era hetero pero no me desagradaba la idea de un trío.

Justo en ese instante se nos pegó otra chica, una rubia que también iba algo bebida. Él tampoco le hizo ascos.

-¿Vamos a sentarnos en alguna parte? -Dijo él.

Aún agarradas a él, nos condujo a un sofá, nos sentamos una a cada lado y la rubia en su regazo. Empezaron los magreos y la cosa se empezó a poner bastante caliente, la situación era morbosísima y me estaba poniendo a mil. No habían pasado ni dos minutos cuando un chico se nos acercó.

-Ahí estaba yo tío. -Dijo. Era el guitarrista del grupo. Tardé un  poco en reconocerlo pero fijándose bien, llevaba la misma ropa que en el concierto, una camisa azul semi abrochada y unos vaqueros.

-Bueno pues ahora estamos nosotros. -Contestó el cantante.

El chico se sentó en un sofá de al lado bebiendo de su cerveza.

-Em... ¿Nos puedes dejar algo de intimidad? Nos estás cortando un poco el rollo. -Dijo el cantante.

El guitarrista se empezó a partir de risa.

-Pues os vais a un hotel joder. -Dijo bromeando.

-¿Por qué no te vas por ahí a ligarte a alguna? -Sugirió el cantante.

-Porque ya te las has ligado tú a todas cabrón. -Respondió entre risas.

-Bueno, pues hagamos una cosa. Te dejo elegir a una para ti.

Mi amiga y yo nos miramos extrañadas. El cantante nos hizo levantarnos.

-¿Cual de ellas te gusta más? -Dijo- ¿Rubia, morena o castaña?

El guitarrista se lo pensó un poco.

-La castaña. -Dijo al fin. Era yo.

-Bueno guapa, otra vez será. -Me dijo el cantante dándome una palmada en el culo para empujarme hacia adelante.

-Hola. -Le dije, no sabía qué decir a parte de eso.

-Hola. -Me respondió él. Surgió un silencio incómodo. -¿Quieres tomar algo?

-Vale.

Nos fuimos a la barra y pedí un cubata. El guitarrista no era tan atractivo como el cantante. Tenía el pelo largo por debajo de los hombros, las cejas muy pobladas y una gran nariz. Su personalidad era también muy distinta a la del cantante, pues no era tan abierto. Mi líbido para aquel entonces había dado un bajón importante, me había quedado con la miel en los labios, puede que ni eso, pero aún estaba bastante cachonda. La forma en que el cantante me había pasado a su amigo, con una palmada en el culo y un empujón me había excitado bastante por alguna razón.

Miré al sofá con envidia. El cantante estaba alternándose para morrear a mi amiga y a la rubia, y de vez en cuando se morreaban entre ellas mientras le metían mano. Podría haber estado yo ahí ahora. Miré al guitarrista y vi que él me estaba mirando. Quería empezar a tirarle los tejos pero no estaba muy inspirada.

-Bueno, cuéntame algo ¿No? -Le dije para hacer algo de conversación- ¿Qué tal es tocar con el grupo?

Él le dio un trago a su cerveza.

-Si quieres volver con ellos aún estás a tiempo. ¿Eh? ¿De verdad quieres que te aburra con cosas del grupo?

Yo me encogí de hombros y él empezó a contarme que se unió al grupo porque se enteró gracias al bajista que estaban buscando un guitarra, que él compone las partes de guitarra de las canciones y el cantante le pone letra, que llevaba tocando la guitarra desde los 15, y era muy fan de David Bowie y Johny Marr...

-¡A mi también me gusta Bowie! -Le dije- Me encanta Ziggy Stardust.

Él sonrió.

-Hice una cover de esa hace un tiempo, si quieres te puedo pasar la cinta, la debo de tener por ahí.

-Me encantaría oírla. -Contesté- Una cosa... ¿Por qué me elegiste a mí antes?

-¿Hace falta que responda a eso? Porque eres la que más buena está de las tres.

Me sonrojé un poco. No me esperaba que saliese por ahí.

-Yo estoy en el grupo básicamente por tocar la guitarra, a la que soy muy aficionado. Pero no le hago ascos a un dulce si me lo ponen delante. Es solo que él se lleva toda la atención femenina, como puedes observar. -Dijo señalando al cantante.

No me extrañaba en absoluto, estaba buenísimo. Lo pensé pero no lo dije. El guitarrista bien mirado, tampoco estaba tan mal, siempre me gustaron los chicos con la nariz grande y sus cejas le daban un toque muy masculino. Me acerqué un poco más a él, notando cómo el alcohol me hacía efecto.

El cantante se levantó con las dos chicas y desaparecieron tras una puerta.

-¿A dónde van? -Pregunté.

-¿Tú que crees? -Me dijo- Arriba hay unas cuantas habitaciones para la ocasión.

Lo miré a ver si me proponía lo mismo, pero él apuró su cerveza y fue a por otra. Me dio la impresión de que ligar no era lo suyo. Al poco rato volvió trayéndome a mí otra bebida, y justo en ese instante empezó a sonar Ziggy Stardust.

-La he pedido para ti. -Dijo.

No pude evitarlo más, me acerqué a él, le pasé los brazos alrededor del cuello y nos besamos. Le di las gracias y él sonrió. Seguimos besándonos apoyados en una columna durante toda la canción. Tímidamente al principio y para cuando acabó, ya me estaba otra vez poniendo a tono. Perdí la noción del tiempo entre sus brazos. Solo se que cuando sentimos que había llegado el momento de buscar un lugar más acogedor, ya habían pasado unas cuantas canciones. Cada vez que me daba un beso o un chupetón en el cuello me arrancaba un leve gemido de placer, y me estaba empezando a sobrar el resto de la gente. También la presión de su miembro erecto empezaba a ser evidente.

-¿Vamos arriba? -Sugerí.

Él negó con la cabeza.

-Conozco un sitio mejor.

Me agarró de la mano y me condujo por todo el pub hasta los lavabos de hombres. Tan bien arreglado y decorado que estaba el pub, los lavabos eran un mundo totalmente aparte. Destartalados, llenos de pintadas y charcos por todos lados.

-¿Aquí? -Dije extrañada.

Él me miró a los ojos.

-¿Conoces una canción de nuestro grupo que dice "¿crees en el amor aquí?"? Dijo.

Lo pensé por un momento y ciertamente, tenían una canción que decía eso.

-La conozco, la habeis tocado hoy. -Dijo.

-Así es. Esa canción va de una pareja de desconocidos que tienen sexo en el sucio y asqueroso lavabo de un pub. Hacerlo ahí arriba no tiene más misterio, y este puede ser un sitio más apropiado, más auténtico...

Dicho así no sonaba mal. Podríamos hacer como la pareja de la canción.

-¿Alguna vez te has follado a un guitarrista? -Me preguntó. Yo negué con la cabeza. -Pues vas a ver lo que estas manos son capaces de hacer. Nunca más volverás a querer oler a un cantante.

Aquel comentario me puso tan cachonda que sentí un chorro de líquido mojar mis bragas. Tenía ganas de probar aquellas manos. Lo empujé hasta dentro de uno de los baños y cerré la puerta. Dentro había aún más pintadas y charcos, pero no me importó.

Nos quedamos mirándonos el uno al otro durante unos instantes. Yo lo agarré de la cintura y él me acariciaba el pelo. Lo siguiente que recuerdo es un montón de sensaciones a la misma vez. Mi espalda chocando contra la fría pared del baño en contraste del calor de su cuerpo que me aprisionaba, su lengua en mi boca, sus manos bajo mi camiseta jugueteando con mis pezones, su erección mientras me frotaba contra él...

Sin darme tiempo a reaccionar, introdujo una mano bajo mi falda y entre mis bragas, mientras mordisqueaba y jadeaba junto a mi oreja. Me hizo el mejor dedo que me han hecho en toda mi vida a día de hoy. Introdujo dos dedos en mí, mientras con el pulgar acariciaba mi clítoris. Los gemidos que di se debieron de haber oído afuera, pero estaba disfrutando demasiado como para que me importase. Me agarré a los bordes del cubículo porque sentí que me estaban fallando las piernas, y tuve mi primer orgasmo no pocos minutos después.

-¿Te has corrido? -Me preguntó.

Pero no hizo falta que contestase, mi cara de felicidad decía todo. Asentí entre jadeos.

-Joooder ¿Dónde has aprendido a hacer eso? -Dije.

-Arrancar unas notas a una guitarra no es muy diferente arrancar unos gemidos a una chica. -Contestó con voz pícara.

Me había dejado el listón muy alto, pero sentí que tenía que devolverle de algún modo todo el placer que me había hecho sentir. Aún con las piernas temblando le desabroché el pantalón y observé sus calzoncillos abultados con una manchita de humedad. Siempre fue una de mis visiones favoritas. Los bajé con cuidado para descubrir una polla circuncidada y venosa, algo más gruesa en la base y de unos 16-17 centímetros. Empecé a chuparle la punta. Sabía un poco a  líquido preseminal y a sudor. Después de tocar sin parar en un concierto de hora y media, era normal. Solo diré que es un sabor que me encanta y me pone burrísima, y a pesar de que yo ya me había corrido, quería más.

Su respiración entrecortada no se hizo de rogar, mientras le chupaba la polla cada vez con más energía, escupiendo sobre ella para que estuviese bien lubricada. A los pocos minutos me pidió que parara, y me dijo que quería follarme ya. Otro chorro de flujo salió de mí al imaginarme el momento.

Sacó un condón de su bolsillo, lo abrió y se lo puso. Yo me bajé las bragas y le puse una pierna alrededor de la cintura, para que me entrase lo más hondo posible. Sus primeras embestidas me dejaron sin aliento, eran profundas y pausadas y me estaba empotrando bien contra la pared. Notaba como me clavaba los dedos en la piel al agarrarme, yo enterré mi mano en su pelo y cerré los ojos para disfrutar mejor del mimento. Poco a poco la velocidad fue en aumento, se podía oir gente afuera salir y entrar pero eso no nos hizo cortarnos. No había vuelta atrás. Me corrí por segunda vez mientras sus embestidas alcanzaban el máximo de velocidad. Creo que este fue incluso más fuerte que el anterior. Unos minutos después, se corrió él, sentí como su miembro se convulsionaba en mi interior al expulsar el semen.

Él se agarró también al borde del cubículo y al terminar, nos quedamos abrazados y jadeantes durante unos momentos y tras eso, se quitó el condón, lo anudó y lo tiró al suelo.

-Para que otros se imaginen lo que ha ocurrido aquí hoy. -Explicó.

Salimos del cubículo agarrados de la mano mientras un chico que se lavaba las manos se nos quedaba mirando. Él lo notó.

-¿Qué pasa? -Dijo en voz alta- Estoy en una banda y follo donde quiero.

El otro chico no dijo nada pero siguió mirándonos hasta que salimos. Busqué a mi amiga pero no la vi, quizá aún seguía arriba o se había ido ya. No me importó. Pedí un taxi a casa y me despedí del guitarrista con un beso.

No lo volví a ver más, aunque lo que pasó aquella noche es algo que jamás olvidaré. Fue un encuentro muy especial. Unos meses después la banda se separó por peleas y cada uno siguió por su lado.

Hace unos meses se me ocurrió buscar en google sobre él y descubrí su Twitter. Ya no está en el mundo de los grupos pero sigue dedicándose a la guitarra como profesor. Decidí dejarle un twit "Hey! Cuanto tiempo! No se si recordarás a la chica de Ziggy Stardust". "¿Cómo olvidarla? Cada vez que oigo esa canción, me acuerdo de ella ;)" me respondió en menos de cinco minutos.

Han pasado casi veinte años desde entonces y eso se nota. Ambos nos hemos casado y hemos tenido niños pero me hizo feliz pensar que él también recuerda aquella noche con cariño.

Nunca una orgía frustrada acabó tan bien.