Los Cyberamigos

Luego de varios años de Cybersexo, estos dos amigos se encuentran y...

Los Cyberamigos

Había sido una larga espera; luego de un largo vuelo de 8 horas por fin Pedro vería, por primera vez en persona, a su amiga Lola. Habían mantenido una relación estrecha durante dos años a través de Internet, se podía decir que se conocían, sin embargo nunca habían cruzado palabra alguna. Se conocían por fotos y las constantes sesiones de chat; éste era su único contacto. Una gran incertidumbre rondaba la mente de los dos, la expectativa crecía a cada minuto, la tan anhelada hora estaba por llegar.

Finalmente el avión llegó a su destino y la adrenalina comenzó a fluir en ambos cuerpos. Pedro recogió su equipaje y comenzó a buscar a Lola; ésta lo esperaba ansiosamente del otro lado de la aduana. Cuando por fin se vieron la reacción fue como si se conocieran de toda la vida; se abrazaron, se besaron, fue pura química, las expectativas habían quedado cubiertas por el momento.

Lola lo había planeado todo. Primero irían a dejar el equipaje en su apartamento, luego irían a cenar y por último… Si, por fin podría cumplir una de sus fantasías, tener a Pedro en su cama.

Por su parte Pedro, se encontraba en una situación muy similar a Lola, tanto tiempo conociéndola y sin verla en persona había creado en su mente un deseo reprimido casi incontenible. Cuando llegaron al apartamento, se encontraba algo cansado por el largo viaje y le pidió a Lola darse una ducha. Ella asintió y le contestó que mientras el lo hacía prepararía algo para tomar.

Así fue como, Lola en la cocina y Pedro en la ducha comenzaron a darle rienda suelta a la imaginación. Ella comenzó a imaginarse a Pedro desnudo en la ducha, como lo había hecho tantas otras veces cuando fantaseaba con él en Internet, su respiración comenzó a hacerse mas profunda, su corazón palpitaba aceleradamente y comenzó a sentir como su concha comenzaba a calentarse. Por su parte, Pedro, sentía como el agua tibia le relajaba sus músculos y su miembro se endurecía al pensar en Lola. Estaban tan cerca y nuevamente volvieron a caer en sus acostumbrados juegos de imaginación que habían practicado los dos últimos años.

Lola se desnudó y comenzó a tocarse los senos; sus pezones se encontraban completamente rígidos por la excitación. Lentamente fue bajando la mano hasta llegar a sentir su concha ardiente y completamente mojada. Se introdujo un dedo y comenzó a moverse rítmicamente disfrutando de placer.

Para este momento, el miembro de Pedro se encontraba totalmente erecto y duro, acusando el deseo por tanto tiempo reprimido. Cerró los ojos y se imaginó a su amiga Lola, como lo había hecho tantas veces, desnuda, con su concha totalmente afeitada y ardiente de deseo. Comenzó a masturbarse y sintió un profundo placer.

Luego de un rato de esta interconexión mental, Lola se dio cuenta que sus planes tendrían que ser modificados, el momento había llegado, no esperaría mas.

Se fue al baño en silencio; así pudo ver a su amigo dentro de la ducha, con la espalda hacia ella y masajeándose intensamente el miembro. Entró cuidadosamente y lo tomó por detrás con un fuerte abrazo. Pedro quedó extasiado; podía sentir los senos de Lola en su espalda y en milésimas de segundo fue relevado por una mano tersa y suave en la labor que se encontraba desempeñando en su miembro. Comenzó a acariciarlo con una mano, suavemente desde la raíz hasta la punta, mientras que con la otra acariciaba sus testículos; le besaba la espalda y pasaba sus senos suavemente por la misma. La sensación de placer fue extraordinaria.

Pasado un rato, que para Pedro fue una eternidad de placer, se volteó y por primera vez logró ver algo con lo que había soñado muchas veces, su amiga Lola desnuda. Pensó para sí que se había quedado corto. Su amiga tenía un cuerpo excepcional; tenía unos senos firmes, redondos y con unos pezones grandes, como a él le gustaban; sus proporciones eran inigualables y su concha, completamente afeitada, era una invitación a darse banquete, y así fue. Lentamente, la fue besando y lamiendo por todo el cuerpo. Primero la beso en la boca; sus lenguas se entrelazaron apasionadamente y el contacto de ambos cuerpos aumentó el grado de excitación en que ambos se encontraban. Le lamió el cuello y siguió bajando lentamente hasta encontrarse con unos pezones erectos y mojados por el agua tibia; los lamió incansablemente primero uno y luego el otro, con cada cambio Lola se estremecía de placer. Siguió bajando y lamió su vientre, su ombligo, el Monte de Venus hasta llegar al lugar mas deseado por él. Se encontró una concha completamente mojada, el clítoris se encontraba duro y jugó con él un rato con la lengua causando unos estremecimientos de deseo a su amiga Lola. Pasó su lengua lentamente por toda la concha; primero el clítoris, luego los labios y finalmente le introdujo la lengua tanto como pudo. Era lo máximo; había soñado con este momento centenares de veces; era su fantasía y la estaba realizando. Mientras introducía la lengua dentro de la concha de Lola, con sus manos masajeaba unas hermosas y duras nalgas que aumentaban su excitación. Mientras hacía esto pudo percatarse que a su amiga le encantaba ya que sus jadeos comenzaron a incrementarse por lo que decidió ir un poco mas allá. Poco a poco fue desplazando su dedo entre las nalgas hasta que finalmente llegó a su ano. Para su sorpresa esta maniobra causó en Lola una reacción insospechada por lo que comenzó poco a poco, suavemente a introducirle el dedo. El estado de excitación de Lola era elevadísimo y le pidió a Pedro que quería chupar ella también.

Pedro se acostó en el suelo de la ducha y Lola se posicionó encima de él, con la concha en su cara; con un dedo la volvió a penetrar por el ano mientras le chupaba la concha con más ímpetu que nunca. Por su parte Lola se lo metía en la boca hasta más no poder; lo chupaba de arriba abajo; pasaba su lengua por la punta, causando en Pedro una sensación indescriptible. El clímax se encontraba cerca; en varias ocasiones tuvieron que parar momentáneamente para evitar acabar.

Lola se encontraba al igual que Pedro a punto, por lo que se paró, se volteó e introdujo el miembro en su concha caliente y húmeda. Fue una sensación de placer indescriptible para los dos. Se sentó de tal manera que lo introdujo a fondo y comenzó a moverse a un ritmo vertiginoso e incontrolable, por más que Pedro lo intentó fue imposible hacerla parar. El miembro de Pedro comenzó a bombear una leche cálida y abundante que Lola pudo sentir dentro de ella; su concha comenzó a estremecerse, era como si estuviera ordeñando el miembro de su amigo y tuvo un orgasmo inolvidable.

Se inclinó hacia delante y apoyo su cara sobre el pecho de Pedro. Se besaron y quedaron allí, con el agua tibia cayendo sobre ellos disfrutando el momento de sosiego y relajación.

Las expectativas habían sido satisfechas, la incertidumbre había sido vencida y el momento anhelado había pasado. Ambos pensaron que había valido la pena la espera.