Los cuidados de mi tía

Tuve un accidente de moto y mi tia se encargo de todas mis necesidades

Los cuidados de mi tía

Mal acabó el verano del 98. Con mis ahorros me había comprado una moto de segunda mano, no era gran cosa, una 250 cc de tipo paseo. La limpiaba cada semana y a mis 20 años aquello era una maravilla de color rojo.

A mis padres no les hizo mucha gracia que quisiera ir a recorrer la costa norte durante varios días con unos amigos con motos. Y paso lo que tenia que pasar, una mala curva con gravilla me echó a la cuneta. Podía haber sido mucho peor, me rompí las dos piernas y me llene de contusiones.

Ya me veis a mi, en cama con las dos piernas escayoladas sin poderme mover. Me tenían que asear, ayudar a ir hasta el lavabo, cambiar vendas y poner inyecciones. Mi padre trabajaba desde las 8 de la mañana en la tienda y no le quedaba tiempo, mi madre le ayudaba y con la espalda mal, no podía sujetarme con fuerza.

Suerte tuvimos que tía Esther se ofreció a echar una mano, es enfermera y por entonces como hacía el turno de tarde, tenía las mañanas libres. Vivía cerca de casa y no le costaba mucho venir por la mañana a brindarme los cuidados necesarios. A mis padres les pareció muy buena idea, e insistieron en pagarle ese favor.

La tía Esther nunca se ha casado, no lo entiendo porque es francamente guapa. A los 40 años se conserva pero que muy bien, buen tipo y con el pelo corto le da un aire juvenil y moderno.

La primera vez que vino yo estaba hecho un desastre, hacia calor y con el sudor necesitaba un aseo. Ese septiembre hacía mucho calor. Yo dormía sólo con una bata de enfermo.

A ver, empezaremos por un aseo. Vete Sacando la bata.

A mi me dio mucho corte y dudé. Mientras fue a buscar un barreño de agua tibia y una esponja.

A que esperas, que te crees que no estoy acostumbrada a ver chicos desnudos en mi trabajo.

Me saqué la bata y quedé en la cama desnudo. Mi tía empezó a enjabonarme con delicadeza. Llevaba una bata blanca, contrastaba con la piel oscura, morena del verano. Estaba muy guapa con el pelo cortito. Al agacharse hacia delante se le abrió la bata, no llevaba sujetador y se le veían las tetas. De tamaño medio, no muy grandes pero lo suficiente, pezones oscuros. Al verlas tostadas me la imaginé en la playa tomando el sol en topless. Continuaba inclinada hacia adelante mientras me aseaba y paso lo inevitable. Empecé a tener una erección.

Es normal en chicos de tu edad. No te apures.

Yo sí me apuraba. No suelo estar desnudo delante de mi tía con una fenomenal trempada. Me estaba entrando la vena exhibicionista.

Terminó el aseo y me ayudó a llegar al lavabo. Luego me cambió las vendas y me puso dos inyecciones.

Muy bien, ya está por hoy.

Me sentía como un niño que le decían que se había portado bien en su primer día de colegio. Cuando se fue tenía ganas de hacerme una paja, pero no podía. No podía ir solo al lavabo y si me lo hacía en la cama no había manera luego de limpiarlo.

Cada mañana venía mi tía e inevitablemente tenía una erección mientras me aseaba desnudo. Más que un aseo para mí eran caricias. Yo estaba cada vez de peor humor, sin poder descargar toda la excitación que llevaba. Lo peor eran las noches, se me hacían eternas. Me imaginaba a mi tía en la playa en topless mientra le acariciaba sus jugosas tetillas. Tenían un aspecto dulce y suave, intentaba imaginar a que sabrían. Tenía noches calenturientas con tremendas erecciones.

Esperaba cada mañana la hora del aseo y se repetía la rutina. Un día estaba especialmente ansioso, tía Esther estuvo mucho rato inclinada hacia delante y yo puede admirar otra vez sus libres tetas en toda su dimensión. Me preguntó que me pasaba y yo se lo conté mientras me aseaba.

Es normal, los chicos de tu edad necesitan masturbarse cada 2 o 3 días para descargar y relajarse, tú ya llevas una semana en cama y debes estar cargado. Lo debes estar pasando muy mal. Deja que te ayude.

Yo no me lo podía creer, agarró mi polla con la mano y empezó a hacer un delicado sube y baja.

Así podrás descansar tranquilo. No me extraña que tengas erecciones cada día. No se como no lo he pensado antes. Como te crece, está muy caliente.

Yo seguía mirando como sus tetas se movían al compás de su mano que iba subiendo y bajando a lo largo de toda mi polla. La situación era muy caliente.

Pero que aguante tienes. Creo que te va a venir pronto. La noto palpitante.

Aaaargggg, me vieneeee!!!

Solté abundantes chorros de caliente semen y quedé muy relajado.

Bueno de esto tú ni mu a nadie, ahora vamos a limpiar todo esto.

Cogió la esponja y empezó a limpiarme los restos de semen. Por la barriga, las piernas y donde había más, la polla. Me agarró el pene con dos dedos mientras me pasaba la esponja intentado limpiarme.

Vaya, con el calor que hace se ha secado el semen. Pero chico si se te está volviendo a poner dura, así no acabaremos en toda la mañana.

Me vino otra erección, llevaba demasiado tiempo sin eyacular. Notaba aún los huevos hinchados.

No consigo limpiar esto con la esponja. Qué vitalidad si ya está completamente dura. A ver si podemos dejarla bien limpia.

Bajó su cabeza y se la metió en la boca de golpe. Recorrió todo el tronco de principio a fin.

Qué gusto me estas dando tía. Pero qué bueno.

Me masajeó los cojones, se detuvo en la punta, jugando con su lengua mientras me miraba con cara de vicio.

Te llevo provocando desde el primer día que vi tu erección. Te crees que no sabía como me estaba mirando las tetas. ¿Tienes ganas de cogerlas?

Se sacó la bata y sus tetas quedaron al aire, las pudo aprisionar con las manos. Eran de la medida perfecta, cabían en mi mano completamente. Estaban duras como rocas. Como yo no me podía mover ella subió encima.

Chúpamelas, seguro que lo estás deseando.

Si, dámelas.

Empecé a chupar sus pezones, sabían a miel.

Ohh, que gusto me estás dando. Sigue, son muy sensibles.

No podía dejar de chupar mientras empecé a acariciar su entrepierna por encima de las bragas blancas. Ella seguía acariciándome el pene, sin soltarlo ni un momento.

Sácate las bragas.

Se puso de pie y me miro unos segundos. Parecía que dudaba.

Lo que se ha empezado se tiene que acabar. Dijo mientras se bajaba las bragas.

Llevaba el coño completamente rasurado. Debe hacer naturismo y bañarse en pelotas porque no tenía ninguna marca de bañador. Lo encontré muy excitante. Volvió a ponerse encima y seguí a lo que estaba. Ahora podía acariciarle el chocho sin intermediario. Era muy suave.

Se puso de pie en la cama, acercando su coño a mi cara.

Chúpalo, estoy muy caliente.

Empecé a pasar la lengua por sus labios vaginales, tanteando, quería sentir su sabor, su excitación. Estaba muy húmeda. Noté como al rozar un punto tembló de excitación, le había encontrado el clítoris. Empecé a trabajar ese punto con la lengua. Agarré sus nalgas con las manos y sobe bien el culo. Pase una mano por su raja acariciando su ojete. No pude resistir la tentación y le hundí un dedo en el culo mientras seguía saboreando su coño. No costó mucho entrar.

Aaahhh por los dos sitios a la vez. Que delicia.

Mi dedo empezó a dar vueltas dentro de su culito, en círculos, masajeando el esfínter. Sentí como le temblada todo el cuerpo. Le iba a venir un orgasmo.

Pero cuanto sabes, sobrino. No pares ahora. Me están viniendo un montón de orgasmos. Ya, ya.

Su cuerpo se relajó. Cogió la polla con la mano y se sentó encima. La guió hasta la entrada de su coño. Estaba mojado de la excitación. Ella misma se empaló y la hundió hasta la empuñadura.

Que dura, los chicos a tu edad tienen mucho aguante.

Empezó a cabalgar, subiendo y bajando. Yo veía moverse sus tetas al mismo ritmo que las embestidas que ella misma guiaba.

Tía, yo no llevo preservativo y si no tomas la píldora puede pasar algo, yo estoy muy excitado.

Tienes razón, yo no he traído preservativos, pero esto no lo podemos dejar así. Quiero sentirla dentro. Creo que solo hay una solución.

Alcanzó a su botiquín y saco un frasquito, me embadurnó la polla. Estaba frío.

¿Qué es?

Vaselina.

Adiviné lo que iba a hacer. Ella se unto también el culo y volvió a arrimarse encima, guió con su mano la polla hasta la entrada del esfínter. Lo note cerrado. Se empezó a dejar caer y con su propio peso noté como el anillo se iba abriendo, cedía al peso y la polla iba avanzando por el estrecho túnel.

Déjame guiarlo a mí, hay que ir despacio. Noto como se esta abriendo paso. Como me gusta por ahí.

A mi también me gusta follarte el culo tía, esta riquísimo.

Era estrechito, pero cedía con facilidad. Se quedó sentada un rato encima de mi estaca. Había entrado toda y esperaba a que su culito se ajustara a mi nabo. Al cabo de un minuto empezó a subir y bajar.

Gózalo, me dijo, disfruta de este momento.

Este era uno de esos momentos en los que te das cuenta que la vida vale la pena vivirla. Me tenéis a mi, con 20 años, estirado en la cama y mi tía, una cuarentona buenorra empalada analmente mientras ella misma subía y bajaba marcado los ritmos. Me sentía como un Sultan. No quería que acabara nunca. Le volvía sobar las tetas.

Me voy a correr tía, ohhhh.

No aguanté y descargué varios chorros de caliente semen en su culo. Se quedó un minuto esperando a que mi polla se bajara. Se levantó y me volvió a asear.

Recuerda que esto no lo debe saber nadie.

Dormí mucho mejor a partir de entonces. Dejé de estar de mal humor y mis padres no entendían como podía estar tan contento medio lisiado en la cama. Siempre alababan la profesionalidad de tía Esther. Me dejaba cada día muy limpio y relajado. Me ayudó mucho a completar mi recuperación y a descansar por las noches. ;-)