Los cuernos me salieron en puero vallarta iv.

El joven mexicano visita España y se folla a la mujer del autro del relato y a su amiga.

LOS CUERNOS ME SALIERON EN PUERTO VALLARTA IV (FINAL).

-            Continuación de la 4ª parte. Os dejo el  enlace del anterior relato : http://www.todorelatos.com/relato/94577/ .

-         A Carmen no le costó apenas nada subirse el vestidito para tapar sus grandes melones, y bajarlo hacia las rodillas para evitar que algún vecino disfrutara de las hermosas vistas de su chochito depilado.

-         Aunque a nuestro amigo, disimular  su descomunal erección, le costó algo más. Mejor dicho; no podía disimularla. Je, je, je. Me resultó gracioso la tienda de campaña que se le formó en su bragueta al bajar del coche. Afortunadamente, desde el garaje se accedía al resto de la vivienda por una puerta interior.

-         Carmen cogiendo de la mano a nuestro joven amigo le dijo: ¡Vamos cariño!; luego deshaces tu equipaje. Y subiendo por la escalera se dirigieron directamente a nuestro dormitorio.

-         Yo tampoco quería perderme detalle; así que cerré la puerta del garaje y subí también al dormitorio.

-         Al entrar en la habitación pude ver a Alonso tumbado en la cama, boca arriba, vestido únicamente de cintura para abajo, y Carmen encima de él totalmente desnuda. Se besaban con desenfreno y, mientras Carmen descendía suavemente por su pecho, le acariciaba con la lengua sus pezoncitos. Entretanto Alonso le sobaba el culo a placer y yo, que estaba sentado en una cómoda al pie de la cama como si de la proyección de una sala X se tratara, me había sacado por la bragueta mi pequeña polla y había empezado a hacerme una suculenta paja.

-         Carmen siguió descendiendo hasta el pantalón. Se lo desabotonó y pegó un tirón hacia abajo. Alonso se deshizo de ellos y del slip tirándolos al suelo.

-         Desde donde estaba no podía ver lo que imaginaba estaba haciendo mi mujercita, así que yendo a un lateral de la cama vi como Carmen, agarraba el mástil del mexicano moviéndola de arriba a bajo con su manita, mientras con su boca y con su lengua ensalivaban a conciencia la longitud de todo el tallo.

-         ¡Lo haces muy bien zorrita!; decía Alonso. Sigue así nena; no pares. Sigue chupando.

-         Mmmm. ¡Quiero que me folles!. ¡No puedo aguantar más!. Decía Carmen. Llevo mucho tiempo sin follar y necesito sentirme llena.

-         Así que Alonso se incorporó; quedó como sentado en la cama, apoyando la espalda contra la cabecera de la cama, con las piernas muy abiertas.

-         Su pollón miraba hacia el techo, terriblemente dura, llena de venas.

-         ¡Te voy a dar tanta polla que vas a suplicarme que deje de follarte!; le dijo Alonso. Súbete aquí y cabalga.

-         Carmen se puso frente a él y bajando en cuclillas se dejó caer suavemente sobre el pollón del semental.

-         Ni siquiera hizo falta que uno u otra hiciera de mamporrero para situar el vergón frente al coño. Estaba tan dura y ella tenía tan mojadito su coño que entró, no con facilidad, aunque sin demasiada dificultad.

-         Yo estaba de pie, en el lateral, viendo como nuestro amigo se estaba dando un festín con las tetas de mi mujer. Chupaba sus pezones con fuerza, metiéndoselos en la boca, los titilaba con la lengua y, la que su boca dejaba libre, la masajeaba  con sus manos pellizcando los pezones con sus dedos pulgar e índice.

-         Carmen gemía sin parar. Llevaba el ritmo de la follada. Un ritmo lento pero sin pausa.

-         De pronto Alonso dejó de chuparte las tetas. La cogió por debajo de las axilas y, dándole la vuelta la tumbó sobre la cama. Le abrió las piernas, las semiflexionó apoyando las plantas de los pies sobre sus hombros. Él se puso de rodillas entre sus piernas y, con un ligero movimiento de caderas, sin ayudarse con las manos, le metió la polla. Primero con delicadeza, despacito, pero por momentos el ritmo de la follada aumentaba al compás de los gemidos de Carmen.

-         Llevaba apuntalando su coño diez, quince minutos…….no se;  de repente dejó de follarla. Le dio una sonora palmada en el culo y le dijo. ¡Ponte a cuatro patas guarra!. ¡Te voy a follar el culito!.

-         ¡No!. Exclamó ella. ¡Por el culito no!. La tienes demasiado grande y me vas a hacer daño.

-         No mi amor; le dijo él. ¡Sólo te meteré la cabecita!. Voy a ser muy cariñoso contigo. Eres mi putita y harás lo que yo te diga.

-         Alonso se bajó de la cama y se vino hacia mi diciéndome. ¡Arrodíllate cabrón!.

-         Yo no sabía muy bien de que iba todo aquello, y con cara de asombro le pregunté; ¿cómo dices?.

-         Que te arrodilles maricón. ¡Chúpame la polla y llénala bien de saliva! ¡Anda cornudo! ¡Lo estás deseando!.

-         Nunca le había chupado la polla a un hombre. Ni me había sentido atraído por el mismo sexo. Pero mirando la polla de Alonso y a mi mujer completamente entregada, accedí a lo que me pedía e intenté metérmela en la boca.

-         Mi mujer seguía a cuatro patas en la cama, esperando a ser taladrada, pero con la cabeza girada observaba con detalle como cogía con la mano la dura polla de Alonso para pajearla. Era tan gorda que no podía rodearla por completo. Faltaban unos centímetro para que mis dedos corazón y pulgar pudieran tocarse.

-         La chupaba lo mejor que sabía y podía, pues apenas podía meter en mi boca el gordo capullo.

-         ¡Qué bien lo haces cornudo!. Ahora entiendo porque está tu mujercita tan necesitada de macho. ¡Porque está casada con un maricón chupapollas!. Decía Alonso.

-         ¡Mira el cabrón de tu marido Carmen!; le decía Alonso.¡Mira que bien la chupa!.

-         Después de estar comiéndole la polla durante un rato, me dijo:

-         ¡Ponte de pie cabrón que quiero que tu mujer te vea bien!; me dijo Alonso.

-         La situación no podía ser más cómica; excepto para mí claro. Mi mujer no pudo evitar una pequeña sonrisita de burla al mirarme. Mi polla se había desempalmado por completo. No creo que llegara a alcanzar ni los 7 cm de longitud que, comparados con los 24 cm del mexicano hacía que me sintiera el cabrón más insignificante del mundo.

-         ¡Date la vuelta zorra!. No quiero que ese culito pase hambre. Le dijo Alonso a mi esposa.

-         Se puso a cuatro patas  en el borde de la cama y, Alonso detrás de ella de pie. Su descomunal pollón quedaba justo a la altura de su coño. Hizo resbalar varias veces su capullo por la rajita y dando un fuerte golpe de caderas se la metió de golpe.

-         De la garganta de Carmen salió una mezcla de grito, suspiro y gemido, que se repetía a cada embestida que le daba.

-         ¡Muévete zorra!. ¡Mueve ese culo!. Le decía Alonso al tiempo que le daba fuertes palmadas en las nalgas.

-         ¡Acércate cabrón!. Me dijo.¡Chúpale el agujero del culo a la puta de tu mujer!.

-         Me acerqué a ellos. Alonso no paraba de follarla. Y ella de gemir.

-         El chico, con sus manos, abrió las nalgas de mi mujer, dejando al descubierto su sonrosado agujerito y yo, agachándome, obedecía a lo ordenado por mi amo.

-         ¡Chupa cabrón!. No vales para otra cosa. Me decía. Sacando de vez en cuando la polla del encharcado coño de Carmen para que se la mamara.

-         Luego me apartó hacia un lado y, sin dejar de follarla, le metió el dedo pulgar en el culo; lo metía y lo sacaba al mismo ritmo que la follaba.

-         Carmen estaba como loca; gritando que se iba a correr.

-         Y sacando el pollón de su coño, lo puso en la entrada de su culito y, apretando con mucha delicadeza le metió poco a  poco  la punta de la polla.

-         La muy puta estaba fuera de si. Alonso le follaba el culo con movimientos muy cortos. La tenía metida pero apenas se movía, para que la esfínter de su culo se fuera dilatando y acostumbrando a su tamaño.

-         Joder con Alonso. ¡Qué bien lo hacía!. Para tenerla en un estado de excitación máximo, iba alternado el culo con el coño, follándola suavemente cuando la sodomizaba y con más entusiasmo cuando era su chocho el que recibía su poderoso ariete.

-         ¡Me voy a correr!. ¡No puedo mas!. Gritaba Carmen. ¡Me corro!.Siii. ¡Fóllame, fóllame, nene; no te pares!.

-         ¡Córrete puta!. ¡Te estabas muriendo de ganas!. Le decía Alonso mientras aumentaba el ritmo de las embestidas.

-         ¡Prepárate para recibir mi leche!. Ohhhhh. ¡Me corro!. Ohhhhh. Suspiraba Alonso.

-         La cantidad de leche que debió escupir la verga de nuestro amigo fue en tal cantidad que, del coño de mi mujer rebosaba parte del blanquecino y espeso líquido, resbalándole por la parte interna de los muslos.

-         Carmen, tras un instante, fue al cuarto de baño de nuestro dormitorio para asearse. Alonso permanecía tumbado en la cama, con su polla todavía empalmada.

-         Al salir del cuarto de baño, mi mujer se acostó junto a él, y con una sonrisa ,cogiéndole su nabo le preguntó: ¿No has tenido suficiente chiquitín?. Porque tu hermanito parece que aún tiene ganas de guerra..

-         Los dos se rieron y, Alonso le contestó. ¡Nunca tengo suficiente!. Podría estar follándote durante horas. Todavía no he encontrado el coño que pueda conmigo.

-         Mmmm. Pues yo estoy completamente satisfecha. Nadie me había follado como lo has hecho tu. Le dijo Carmen.

-         Cariño. Me dijo Carmen. Podrías preparar algo de comer mientras nosotros descansamos un poco. Alonso debe estar cansado del viaje. Cuando esté preparado nos llamas por favor.

-         Así que dejé descansando a la feliz pareja y me puse manos a la obra con la comida, preparando, para impresionar a nuestro invitado, una paella valenciana y para beber sangría aderezada con fruta.

-         Cuando estaba terminando de preparar la mesa, oí como bajaban por la escalera Alonso y Carmen.

-         Entre los tres terminamos de prepararlo todo, nos sentamos en la mesa y disfrutamos de la comida.

-         Cuando estábamos tomando el café, Carmen recibió una llamada telefónica.

-         Era su compañera de trabajo, Rosana.

-         Al terminar de hablar con ella me dijo.

-         ¡Ya no me acordaba!. Hoy habíamos invitado a Rosana a cenar.

-         Alonso no decía nada; nos miraba con cara de asombro.

-         Perdona; le dijo mi mujer. La chica que me ha llamado es mi compañera de trabajo, Rosana. Me recordaba que hoy habíamos quedado para cenar. Con tu visita ya no me acordaba; pero si quieres lo anulamos y quedamos para otro día.

-         No; dijo Alonso. Por mí no hay problema.

-         Seguimos con los cafés y las copas. Hablábamos de muchos temas. Sobre todo Alonso. Y, evidentemente, al final terminó hablando de sexo. Carmen y yo escuchábamos embelesados sus historias.

-         Contaba que, aunque su cuerpo se desarrolló como el resto de los chicos de su edad, su polla adquirió un tamaño extraordinario ya de muy joven. Con 13 años su polla ya medía 20 cm. En los vestuarios del colegio siempre hacían comentarios de su verga, y entre las chicas se hizo muy popular al enterarse éstas de su “don oculto”.

-         A esa misma edad ya sabía más de pajas y de mamadas que la mayoría de los veinteañeros.

-         Con 14 años se puso a trabajar, compaginando el trabajo con sus estudios, en Mcdonald’s.

-         El primer coñito que se folló fue el de la encargada del establecimiento, una señora casada 20 años mayor que él, sabedora del tamaño del pollón de nuestro amigo por comentarios de otras estudiantes que también allí trabajaban.

-         Se la estuvo follando durante todo el tiempo que estuvo trabajando allí; y también se folló al resto de las trabajadoras.

-         Normal cariño; le interrumpió Carmen. A mi me hubiera pasado exactamente lo mismo que a aquella encargada. Je, je, je.

-         Y levantándose se fue hasta donde Alonso estaba sentado, le cogió de la mano y le dijo.

-         Vamos arriba nene. Vamos y me haces lo que le hacías a tu encargada de Mcdonald’s.

-         Se levantó de la silla luciendo una descomunal erección que sus pantalones cortos de fina tela no podían ocultar.

-         Yo me quedaré aquí recogiendo esto. Les dije. Descansar. Y luego iré preparando lo de la cena de ésta noche.

-         Mientras recogía lo de la mesa, podía oir los gemidos de Carmen, que se alargaron casi durante una hora. Después, imagino que se quedarían dormidos, porque dejé de oírles.

-         Yo también descansé un poco en el sofá del salón. Hasta que se hizo la hora de preparar la cena.

-         Sobre las 9 de la noche llegó Rosana. Un poco antes habían bajado Alonso y Carmen, vestidos para la ocasión.

-         Después de las presentaciones (de Alonso dijimos que representaba a una importante firma mexicana con la que mi empresa iba a trabajar) y, antes de la cena, nos servimos unas copas de cava.

-         La cena transcurrió en un ambiente jovial, divertido. Alonso nos hizo reír a todos contando anécdotas y curiosidades. Me sorprendió, y a Carmen también según me dijo más tarde, lo culto y educado que era. Sabía comportarse según el ambiente que le rodeara. Como un implacable follador con mi mujer, como un amo dominante conmigo o con una simpatía arrolladora cuando era necesario.

-         ¿Y si nos vamos a tomar una copa por ahí?; propuse. A lo que el resto contestaron que sí.

-         Íbamos a ir todos con mi coche, pero Rosana nos dijo que, por si la noche se alargaba demasiado, ella cogería el suyo por si acaso.

-         Alonso, muy amablemente, le dijo que para que no fuese sola iría con ella en el coche.

-         Le dije a Rosana que me siguiera, que iríamos hacia la zona del Puerto de Barcelona.

-         Aparcamos por las inmediaciones y nos metimos en uno de tantos establecimientos de ocio que hay en el Puerto.

-         Después de haber consumido un par de copas cada uno, y para nuestra sorpresa, anunciaron por los altavoces del pub que las participantes del concurso de camisetas mojadas se acercaran hasta la pista de baile.

-         Seis chicas fueron hasta el centro de la pista. Imagino que antes se cambiarían en los cuartos de baño, porque todas llevaban únicamente un pequeño tanga y una camiseta de color blanca bastante ceñida.

-         Empezaron a bailar a ritmo de la música al tiempo que las rociaban con agua con una manguera.

-         Enseguida pudimos observar que ninguna llevaba sujetador; los pezones se les marcaban a todas a través de las camisetas.

-         Estaban todas buenísimas; especialmente una de ellas con dos tetas infartantes; grandes y naturales que se balanceaban a cada movimiento que hacía.

-         El público masculino animaba a las participantes para que se quitaran la camiseta.

-         Sólo dos de ellas se la quitaron. La de las tetas grandes, ganadora del concurso, y otra de ellas.

-         La ganadora fue obsequiada con una botella de cava y 150 euros.

-         Volvimos a nuestra mesa comentando lo que acabábamos de ver instantes antes cuando, nuevamente por los altavoces del pub oímos que en breve empezaría el concurso de chicos.

-         Carmen, muy animada, nos dijo a Alonso y a mi que nos presentáramos al concurso. Yo contesté con un no rotundo, pero a Alonso sólo hizo falta que Carmen y Rosana insistieran un poco más para que, se dirigiera a la pista de baile junto al resto de concursantes. Casualmente también fueron seis los participantes.

-         Como ellas, se cambiaron en el cuarto de baño del pub, saliendo todos los participantes con un pequeño bañador de color blanco.

-         La verdad es que excepto Alonso, eran todos enormes, con cuerpos trabajados de gimnasio, especialmente un chico negro con un cuerpo escandaloso.

-         Les mojaron también con agua y empezaron a acariciarse por encima del bañador para que las pollas se les despertaran.

-         Los bultos que se les había formado a Alonso y al chico negro eran, con diferencia, los más grandes.

-         Las chicas del pub empezaron a gritar que se quitaran el bañador, y Alonso sin ningún tipo de pudor se dio la vuelta dando la espalda al público; se bajó el bañador y al darse la vuelta se oyeron en todo el pub comentarios y murmullos de sorpresa.

-         Se la agarraba con una de sus manos por la base de la polla, golpeando con ella la palma de la otra mano.

-         El chico negro, viendo que no tenía nada que hacer se quedó con el bañador puesto.

-         Rosana estaba que no daba crédito a lo que estaba viendo. Se giro mirando a Carmen y le dijo; ¿Tu has visto eso Carmen?. No sabía que había pollas así de grandes. ¡Qué barbaridad!.

-         Naturalmente el concurso lo ganó Alonso. Se volvió a vestir y vino nuevamente a nuestra mesa con una botella de cava obsequio del pub y con 150 euros en el bolsillo.

-         Más de una chica, y algún que otro chico se acercó a nuestra mesa a coquetear con Alonso; pero éste, muy amablemente se los quitó de encima para seguir con nosotros.

-         ¡Menuda sorpresa Alonso!; exclamó Rosana. Nadie lo hubiera dicho.

-         ¿A qué te refieres?. Le contestó Alonso.

-         Ya sabes; pues que nadie hubiese imaginado que la tuvieras tan grande; le dijo Rosana.

-         Bueno; je, je, je; cada uno tiene lo que se merece. Le contestó. ¿Te ha gustado Rosana?.

-         ¡Muchísimo!; le dijo Rosana.

-         Yo estaba sorprendido con los comentarios de la amiga de Carmen;  imagino que sería por los efectos del alcohol; pero estaba muy desinhibida.

-         Por cierto; Rosana tiene 28 años de edad y, físicamente es algo rellenita. Muy guapa; con una piel muy tersa y ojos verdes, con el pelo castaño claro tirando a rubio, lacio y a media melena. Lleva gafas de vista que le quedan francamente bien. Le dan un aire de intelectual. Y las tetas de mi mujer parecen pequeñas al lado de las de ella. Son descomunales, como el tamaño de su culo. Así como su simpatía desbordante. La verdad que al referirme a ella como rellenita, quizás me haya quedado algo corto;  para que os hagáis una idea mide 1,65 metros y pesa alrededor de 90 kg.

-         Llegó la hora de marcharnos y, aunque todos habíamos bebido más de la cuenta, Rosana estaba en peor estado que el resto. Así que decidimos irnos los cuatro con mi coche.

-         Cariño, le dije a Carmen. No había visto nunca así a tu amiga.

-         Ni yo tampoco; me dijo Carmen. Se lo va a comer; me dijo refiriéndose a Alonso.

-         ¿Y te molesta? Le pregunté.

-         No: que va. Para nada. Me contestó. Rosana es mi mejor amiga y solo quiero para ella lo mejor. Que sea feliz. Además, dijo sonriendo, Alonso tiene polla suficiente para las dos. Je, je, je.

-         Carmen y yo subimos delante, dejando en la parte de atrás del coche a Rosana y a Alonso.

-         Rosana estaba súper animada. No dejaba de reír, de cantar, de gastar bromas a Alonso.

-         ¿Sabes Alonso?; le dijo Rosana. Te hubieran tenido que dar un trofeo donde pusiera “A la más grande” o algo así. Para que tuvieras un recuerdo. ¿Podría verla de nuevo?.

-         Carmen y yo nos miramos los dos ojipláticos. Yo miraba por el retrovisor y Carmen se giró para ver en que acababa todo aquello.

-         Si mediar palabra, Alonso se bajo la cremallera del pantalón, metió la mano sacando su pollón en estado de flacidez y comenzó a pajearse.

-         En menos de un minuto la tenía completamente tiesa.

-         Rosana no hacía nada. Tan solo miraba sin pestañear, con la boca abierta.

-         ¡Anda tócala!; le dijo Alonso. Mira que dura y que calentita está.

-         Pero Rosana no reaccionaba; así que Alonso cogiendo una de sus manos la llevó hasta su polla y, poniendo su mano encima de la de Rosana empezó a subir y a bajar con movimientos lentos por toda la extensión del  nabo.

-         Wauuu; dijo al fin Rosana; ¡Qué grande es; y que dura está!. ¿No estás mareado Alonso?.

-         ¿Mareado porqué?; contestó éste.

-         Je, je , je. Se rió Rosana contestando ; porque no debe llegarte suficiente sangre a la cabeza con todo esto tieso.

-         Alonso también se rió del comentario de Rosana al tiempo que le decía; mamita me muero por verte las tetas; anda se buena y sácatelas.

-         Rosana se incorporó, y cuando estaba desabotonándose la camisa, Carmen dijo:

-         Chicos; estamos llegando a casa. No me gustaría que el vecindario se escandalizara. Deberíais vestiros.

-         Me quedé con las ganas de verle los melones a Rosana; aunque pensé que la noche era muy larga y no había hecho más que comenzar.

-         Alonso y Rosana no perdieron el tiempo; tan pronto bajaron del coche subieron hacia el dormitorio.

-         Carmen estaba como resignada, dando por hecho que esta noche sería su amiga la que disfrutaría de los placeres del sexo con el joven mexicano.

-         Cariño; me dijo. Vas a tener que hacerme una buena comidita de coñito, porque estoy cachondísima. Tengo el coñito mojadito de ver como Rosana le devoraba la polla a Alonso. Y de imaginármela cabalgando encima de él.

-         Así que fuimos a nuestro dormitorio que estaba justo al lado del de nuestros invitados.

-         Rosana se lo debía estar pasando genial, porque no paraba de reírse. Pero al poco, las risas se convirtieron en gemidos. La muy puta gritaba tanto que parecía que la tuviéramos dentro de nuestro dormitorio.

-         ¡Fóllame Carlos!; me dijo Carmen acostándose en la cama con las piernas muy abiertas,

-         Hacía tiempo que no tenía la polla tan dura. La situación me había puesto tremendamente caliente, y sin perder más tiempo me puse encima de Carmen y le metí la polla. Tenía el coño tan mojado que entró sin apenas apretar.

-         Carmen no hacía más que decirme ¡aprieta Carlos!; ¡aprieta, métemela toda, dame fuerte!; ¡no pares!.

-         Pero apenas estuve dos minutos bombeando cuando tuve que parar si no quería correrme.

-         Me bajé hasta su coño y empecé a comérselo. Se lo comía al tiempo que le metía dos deditos y hacía como si la follara con ellos.

-         Los gritos de Rosana eran escandalosos. Casi podía imaginarla a cuatro patas, con ese enorme culo ofrecido al semental que la estaba follando. Desde nuestro dormitorio podía oír las palmadas que Alonso le estaba dando en su gran culo.

-         ¡Méteme la polla cabrón!; me dijo Carmen. No quiero que me comas el coño. Quiero tu pollita dentro de mi chocho y que me folles como un macho.

-         Obedecí a lo que Carmen me decía; mejor dicho. Lo intenté. Porque no creo que pasara ni un minuto desde que empecé a follármela y le grité que me iba a correr. Se la saqué, me tumbé en la cama y agarrando mi polla me pajeé hasta que me corrí sobre mi abdomen.

-         ¡Eres un mierda!; me dijo Carmen. No le llegas a Alonso ni a la suela de los zapatos.

-         Y levantándose de la cama salió de la habitación.

-         Las sorpresas se sucedían una tras otra.

-         Porque Carmen no salió para ir a la cocina o al salón.

-         Salió de nuestro dormitorio para meterse en el de nuestros invitados.

-         Y, evidentemente, al ratito aparecí yo para sentarme donde mejores vistas tuviera y disfrutar del espectáculo.

-         A nadie pareció importarle mi presencia. Como tampoco le importó a Rosana que Carmen se incorporase a la fiesta.

-         Alonso estaba tumbado en la cama. Rosana encima de él cabalgando sobre su descomunal rabo. Y mi mujercita sentada sobre su cara para que éste le comiera el chochito.

-         El mexicano me sorprendía una vez tras otra. No tenía límites. Yo no era capaz de arrancar un gemido a la cachonda de mi mujer, y él estaba dándole lo suyo a Rosana, que gritaba como si estuviera poseída, y a Carmen, que le estaba pidiendo a su amiga que cambiaran de posición.

-         ¡Joder con Rosana!;  tenía el coño más peludo que había visto en mi vida. El pelo le llegaba casi hasta el ombligo. Y si las tetas de Carmen eran grandes, las de su amiga jugaban en otra liga. ¡Menuda hembra!; pensé. Satisfacerla no creo que resultara fácil.

-         Aunque por los gemidos que había estado escuchando durante la noche, nuestro amigo Alonso lo estaba haciendo muy bien.

-         A ver zorritas. Dijo Alonso.

-         Poneros a cuatro patas las dos; de perrito.

-         Las dos se pusieron justo delante de donde yo estaba. El contraste de los coños de Carmen y Rosana era de lo más excitante. El de mi mujer completamente depilado, apretadito entre los cachetes de su culito, sonrosadito y brillante por la humedad que emanaba. El de Rosana con una maraña de pelos que hacía imposible acertar que se escondía detrás, llegando hasta el mismísimo agujerito marroncito de se enorme culazo; grande como pocos.

-         Alonso se bajó de la cama y se puso frente a mi; su polla quedaba a la altura de mi cara y me dijo; ¿qué pasa maricona?; ¿no puedes con tu mujercita?. Mira y aprende.

-         Y sin que él me lo pidiera, alargué la mano y se la cogí para llevármela enseguida a la boca.

-         ¡Mirad chicas!; les dijo Alonso. Prefiere una polla a un coñito sabroso.

-         Ufffff. ¡Cómo me gustaba que me humillase!.

-         ¡Papi!; ¡Dame polla!. Le decía Carmen moviendo su culito. Dame lo que el maricón de mi maridito no es capaz de darme.

-         Y quitándome la polla de la boca se puso detrás de Carmen , le puso la polla en la entrada del coño y le dijo que se moviera.

-         Poco a poco Carmen fue incrementando el ritmo y cada vez se iba metiendo más polla; hasta que su culo tocó con la pelvis de nuestro amigo, entonces, al compás de Carmen, Alonso también empezó a moverse.

-         Imagino que siendo una vivienda de reciente construcción, estaría bien insonorizada; de lo contrario los vecinos estarían pegándose un festín con los gemidos, antes de Rosana y ahora de Carmen.

-         Alonso llevó sus dedos hasta la boca de Carmen, que los chupaba como si de mi pollita se tratara.

-         Y cuando los tuvo bien humedecidos de saliva, los llevo hasta el culo de Rosana.

-         Le metió primero un dedito; se la follaba con el dedo y de vez en cuando lo sacaba para, ordenarme que se lo chupara yo. Entonces le metía dos dedos y se los volvía a sacar para que nuevamente yo se lo llenara de saliva. Hasta que le metió tres dedos.

-         ¡Ahora te toca a ti Rosana!; ¡Prepárate nena!; dijo Alonso.

-         ¡Me voy a correr!; gritaba Carmen, no te pares sigue follándome que voy a correrme.

-         ¡Ohhhhhhhhhhhhhh!. ¡Si!. ¡Me estoy corriendo!. ¡Si!. ¡Mmmmmmm!. ¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhh!. No dejaba de decir.

-         Carmen, abatida, completamente satisfecha, se acostó en la cama.

-         Con Carmen fuera de combate, se puso ahora frente al culazo de Rosana. Le dio unas cuantas sonoras palmadas en su culo, poniéndoselo rojo, se agarró la tremenda verga para hacerla resbalar por el coño  y, de golpe se la metió toda.

-         Así como con mi mujer tenía cuidado de no lastimarla, de dejar que fuera ella la que marcara el ritmo  o de dejar que se metiera más o menos polla, con Rosana no tenía estos miramientos.

-         Joder con la gordita; como chillaba. No paraba de decirle que la follara bien fuerte.

-         Le sacó el pollón y ahora en vez de darle cachetes en el culo con la palma de la mano, se los daba con la polla. Plas, plas, plas; sonaba.

-         Escupió en el agujerito de su culazo, encaró su poderoso ariete y, apretando con suavidad, se la fue metiendo poco a poco hasta que, ante mis sorprendidos ojos, desapareció por completo.

-         ¡Ninguna tía había sido capaz de tragarse mi polla por el culo!; dijo Alonso; menudo putón estás hecha, cacho zorra. ¡Te voy a follar tan duro que no vas a poder sentarse en un par de días!.

-         Uffffff. ¡Como follas nene!; decía Rosana. ¡Fóllame el coño!. ¡Dame bien fuerte chico malo!.

-         ¡Claro nena!; le dijo Alonso. ¿Quieres que te folle así?. Le preguntó al tiempo que aumentaba la cadencia de la follada.

-         ¡Ohhhhhh; si!; ¡Así nene!.¡Voy a correrme macho mío!.¡No puedo aguantar más!.¡Ohhhhhhhhhh!. ¡Me estoy corriendo; me corroooooo; siiiiiiiiiiiiiii!.

-         Entonces Alonso sacó los 24 cms del coño de Rosana; ésta se giró, se la cogió con ambas manos y empezó a pajearle fuertemente hasta que Alonso dijo:

-         Mmmmmmm. ¡Abre la boca mamona!. ¡Trágate mi leche!. Ummmm. ¡Me corro!. ¡Toma leche gordita!.¡Traga!.

-         Joder con Rosana. No se le escapó ni siquiera una gota. Se la tragó toda.

-         Y puedo dar fe de que las corridas de nuestro amigo eran bastante, bastante abundantes.

-         Los tres se quedaron durmiendo en la cama de la habitación de invitados. Yo me fui a la mía quedándome profundamente dormido hasta el día siguiente.

-         Siendo aproximadamente las 6 de la madrugada, escuché como golpeaban a la puerta de mi habitación. Era Rosana, que me pedía que la llevara a Barcelona a por su coche. Tenía que ir a trabajar. Carmen había cogido fiesta hasta el domingo; así que alguien tenía que abrir la farmacia y atender a los clientes.

-         Rápidamente me levanté y me vestí.

-         Durante el trayecto, Rosana apenas articuló palabra, e intentó disculparse por su comportamiento.

-         No tienes porque disculparte de nada Rosana; le dije yo. No has hecho nada malo. ¿Te gusta Alonso?; le pregunté.

-         Sí. Nadie, nunca, me ha hecho sentir lo que he sentido con él. Ha sido extraordinario; sensacional.

-         Alonso, continuó diciéndome, me ha dicho que tampoco había conocido a una chica tan ardiente como yo. Me ha dicho que le gusto y quiere volver a quedar conmigo esta noche y durante el resto de la semana hasta que se vaya.

-         Uyyy; le dije yo. A tu amiga Carmen no le va a gustar mucho lo que me estas diciendo. A ella, Alonso también le gusta un montón.

-         Bueno; dijo Rosana. Dejemos que sea Alonso el que elija. Carmen también es muy amiga mía y no quisiera perder su amistad.

-         La dejé en el Puerto donde tenía su coche aparcado y regresé a casa.

-         Al llegar a casa todavía dormían.

-         Me preparé un café y mientras me lo tomaba bajó Alonso a la cocina.

-         Hola Carlos; ¿Qué tal todo?; me preguntó.

-         Muy bien; ¿sabes de donde vengo Alonso?; le pregunté.

-         Si. De llevar a Rosana. Me he despertado cuando ha ido a tu dormitorio y me lo ha dicho. Dijo Alonso.

-         No veas como está contigo Alonso. ¡Está loquita por ti!.

-         Je, je. Bueno. Dijo él. No creo que sea para tanto. Apenas me conoce. Aunque para ser sincero contigo Carlos, a mi también me gusta. Es guapa, muy simpática y es la tía más cachonda que he conocido. Ninguna había sido capaz de tragarse mi polla por el culo; excepto ella. Y he disfrutado follándola bien duro.

-         Al rato apareció Carmen por la cocina. Se acababa de levantar y acercándose a Alonso le dijo:

-         Mmmm.¡Hola chiquitín!.; dándole un beso en los labios.

-         ¡Buenos días Carmen!. Le dijo yo.

-         Hola cariño; me contestó; perdona que no te haya dicho nada. ¿Dónde está Rosana?; preguntó.

-         Se ha ido a la farmacia. Alguien tenía que hacerse cargo. Recuerda que tu estás de vacaciones hasta el domingo. Contesté.

-         Es verdad, lo había olvidado; dijo.

-         La he llevado esta mañana ha recoger su coche; recuerda que no pudo venir con él porque había bebido bastante; dije.

-         Si. Ya me acuerdo. Me acuerdo de eso y de todo lo demás. Hay que ver como se destapó ayer mi amiga. Nunca la había visto así. Y hace muchos años que la conozco; dijo Carmen.

-         Alonso, sonriendo dijo; pues yo me lo pasé francamente bien. Hay que repetirlo. Je, je, je.

-         Todos lo pasamos muy bien; dije yo. Cada unos a su manera. Rosana y Carmen disfrutaron de tu polla, tu disfrutaste de sus coños y del enorme culazo de Rosana y, os aseguro que yo disfruté como un enano del espectáculo.

-         Rosana llamó por teléfono a Carmen; según me dijo luego, le contó que le había gustado mucho lo de la noche anterior y que estaba deseando volver a ver a Alonso. Quedamos para cenar otra vez esa noche.

-         Pero hasta la hora de la cena, decidimos hacer turismo por Barcelona; vistamos La Sagrada Familia, Las Ramblas, el Parque Güell, La Pedrera, el anillo Olímpico…., en fín, lo más característico de Barcelona.

-         Hasta que tocó volver para cenar.

-         Nos pusimos ropa cómoda; camisetas y pantalones cortos y nos dispusimos a preparar la cena; una fideuá de marisco con vino blanco.

-         Llegó Rosana y nos sentamos los cuatro a la mesa para disponernos a deleitarnos con la suculenta cena.

-         Ésta vez fuimos todos más comedidos; no bebimos tanto vino; una botella para cuatro durante el transcurso de la cena.

-         Nos reímos mucho; recordamos la noche anterior y cuando Rosana dijo que tenía que marcharse le dijo Alonso que la acompañara.

-         Se fue con ella hasta el coche, regresando a los diez minutos aproximadamente para preguntarnos si nos molestaba que se quedara a dormir en casa de Rosana.

-         Algo sorprendidos, sobre todo Carmen, le dijimos que no y que se lo pasaran bien.

-         Después de que Alonso y Rosana se marcharan le conté a Carmen lo que me había dicho Alonso esa misma mañana mientras desayunábamos, contestándome Carmen que se acababan de conocer, pero, que si la cosa funcionaba entre ellos se alegraría mucho por su amiga.

-         No acostamos y nos dormimos profundamente hasta el día siguiente.

-         A mediodía Carmen recibió una llamada telefónica de su amiga; le contó que se habían pasado la noche follando y que era lo mas extraordinario que le había ocurrido nunca. Que no quería separarse de él. Que sería capaz de dejarlo todo y marcharse con él a México.

-         Por lo visto, Carmen estuvo hablando tendidamente con Rosana, pero ésta tenía las cosas muy claras.

-         Alonso, por la noche nos llamó con el teléfono de Rosana para decirnos que también se quedaba esa noche a dormir en su casa y que pasaría al día siguiente, sábado, a visitarnos.

-         El sábado se presentaron en nuestra casa los dos. Nos sentamos en el salón para tomar un café y entonces Rosana nos contó lo siguiente:

-         Había sacado un billete de avión y se iba con Alonso a León a vivir con él. Que Alonso le había dicho que se podría poner a trabajar de farmacéutica como aquí.

-         Estábamos, mi mujer y yo, que no dábamos crédito a lo que estábamos oyendo.

-         ¿Pero tu te lo has pensado bien Rosana?; le dijo Carmen.

-         Si. No he tenido una cosa más clara en toda mi vida; le contestó. Lo que me hace sentir Alonso no me lo había hecho sentir nadie. Después de haberlo probado no podría estar sin él.

-         Alonso nos dio las gracias por haberle invitado, por haber sido tan amables y tan hospitalarios con él. Y nos dijo que siempre tendríamos una casa en León para cuando quisiéramos hacerles una visita.

-         A mi me apretó fuertemente la mano y a Carmen le dió un beso en los labios dándole las gracias.

-         Me alegro de haberos conocido; nos dijo Alonso. Lo he pasado muy bien y me gustaría que vinierais mañana al aeropuerto a despedirnos.

-         Rosana se acercó a Carmen y le dijo: espero que no me guardes rencor. No he podido evitarlo; lo siento.

-         No seas tonta; le dijo Carmen. No tienes porque sentirlo. Y claro que no voy a sentir rencor. Eres mi amiga. Aunque creo que tardará mucho tiempo en olvidar nuestras vacaciones en Puerto Vallarta y la visita de nuestro amigo. Una polla como la suya no se encuentra todos los días. Je, je, je.

-         Parece mentira que tan sólo en tres días Rosana tomara semejante determinación, pero, a veces la vida te da sorpresas.

-         Ya han pasado varios meses desde que se fueron. Estamos en contacto. De vez en cuando hablamos por teléfono y por el correo electrónico.

-         Rosana se ha puesto a trabajar en una farmacia allá, en León y está locamente enamorada de su joven pareja.

-         Carmen, a pesar de que nos han invitado en varias ocasiones, no quiere ir a verlos. Me dice que es mejor así. Porque si viera a Alonso me cuenta que intentaría por todos los medios follárselo y que para evitarlo es mejor que no vayamos.

-         Nuestra vida sexual es casi nula.

-         Yo me hago de vez en cuando alguna paja recordando lo bien que lo pasamos con Alonso y Carmen tiene una buena colección de vibradores para sustituir mi a mi pequeña pollita.

-         Hemos visitado algunos lugares de intercambios de parejas, hemos hecho algún que otro trío con otro hombre, pero ninguno ha podido llenar el vació que nos dejó Alonso al marcharse.

-         Espero que Carmen cambie de  parecer y podamos nuevamente encontrarnos con Alonso y Rosana. En México o en Barcelona.