Los cuernos de mi amigo
El morbo de poner los cuernos a un buen amigo
La mujer de mi amigo Pablo era un pedazo de hembra, alta y esbelta, de pelo castaño y un cuerpo 10 (90-60-90). Vestía muy elegante, con vaqueros ajustados y camisas abiertas hasta el segundo botón, dejando ver un generoso escote. Cuando salíamos de marcha, no podía evitar fantasear con acostarme con ella y ponerle los cuernos a mi mejor amigo. El morbo que me producía tal fantasía, me llevó a la locura de meterle mano a María con Pablo tan sólo a unos metros. Entre el tumulto de la discoteca, ella se dejaba hacer y se calentaba, mientras el cabrón de su novio seguía hablando con otro conocido. Hubo un momento en que me acerqué a su oído y le susurré:
-"Estoy loco por follarte como una perra"
Ella contestó: "No sabes lo caliente que me tienes. Eres un cabrón, ¿cómo se te ocurre meterme mano delante de todos?"
-"Corre, vamos a los servicios, no aguanto más"
Una vez allí, le baje el vaquero como pude. Llevaba un tanguita de encaje negro muy fijo, desde el que se trasparentaba un tierno coñito. A esas alturas pude comprobar que el tanga estaba empapado y el olor de sus fluidos me resultaba tan embriagador que no perdí ni un ápice de tiempo en comerle el coño con entrega y pasión. Terminé quitándole por completo el tanga y después de llevarmelo a la nariz, lo utilicé de mordaza para evitar que los gemidos de María se escuchasen desde fuera. Cuando estaba a punto, María tomó la iniciativa de agacharse para desabrocharme el patalón y chuparme la polla. Aquella mamada parecía propia de una verdadera profesional, tanto que tuve que hacer un verdadero esfuerzo para evitar correrme en su boca. Fue entonces cuando la levanté y poniéndola de cara a la pared con el culo en pompa, me dispuse a penetrarla sin ninguna compasión. Ella gemía como una perra y pedía con ansia que la follase más fuerte, mientras que yo aceleraba el ritmo y notaba las contracciones de su coño, delatando el más que probable y próximo orgasmo. Cuando le vino, sus gemidos se convirtieron en gritos de placer acompañados de fuertes espasmos, pero no por ello deje de follarla con dureza y rapidez. Una vez repuesta, me dijo:
-"Sigue follándome, hijo de puta, cabrón, nunca antes me habían hecho sentir tan sucia y tan puta como ahora"
-"¿Quieres que te de por el culo?"
-"Si, cabrón, a que esperas"
-El lenguaje sucio y soez de María, unido al potente orgasmo del que había disfrutado y a la posibilidad de que su novio o cualquiera de nuestros amigos nos pillasen follando, me movió a continuar con la tórrida escena y de un sólo golpe, le penetré el ano con toda la fuerza y el vigor posible, provocando en aquella zorra un nuevo orgasmo, a la vez que expulsaba chorros y chorros de semen dentro de su culo.
-"¿Estás bien? ¿qué te ha parecido?"
Poniéndose los vaqueros me contestó: "Uff!!!! Ha sido el mejor polvo de mi vida. Me siendo llenita y muy satisfecha, aunque temo que Pablo nos descubra. Cuando lleguemos a casa, deseará follarme y la verdad, no sé como ocultar que estoy recién follada. Mi coño chorrea y el culo me lo acabas de rellenar de lefa".
-Pobre cabrón, déjalo, lo mismo no se da ni cuenta con la cogorza que lleva. Cuando llegueis a casa, podías incitarle a que te limpie bien el coño y el culo.
-No, eso me parece pasarse.
-En esto que entra en el servicio Eva y nos pilla charlando.
-¿Qué estais haciendo en el servicio de chicas?
-María se encontraba mal y he venido a acompañarla.
-Si estaba un poco acalorada, me debió sentar mal la bebida que tomé.
-Ostia, mira si habrá tías guarras, alguna se ha dejado el tanga tirado y chorreando.
-Bueno, yo me voy, os dejo solas.
Salgo de los servicios y me dirijo al cornudo de Pablito.
-"Pablito, ¿cómo lo estás pasando?"
-Muy bien tío, aunque llevo un pelotazo muy gordo. Por cierto; ¿has visto a María? Hace un rato que la tengo perdida.
-Y tanto, María se encontraba mal y tuve que acompañarla al baño. Ahora está aseándose un poco con Eva, ya mismo volverá. Por cierto, a ver si la cuidas un poco mejor que, una mujer así no se encuentra todos los días.
-Y que lo digas tío, la verdad es que me he pasado de la raya y tengo que retirarme ya, a ver si descanso un poco y puedo atenderla como merece. Esta noche, seguro que la pobre María ha pasado un mal trago, viéndome borracho como una cuba, mientras mi buen amigo le daba conversación para distraerla del espectáculo.
-Nada, Pablo, ¿para qué si no están los amigos? Mira ya viene por allí con Evita.
Me acerco a María y le digo en voz baja:
-¿Sospecha algo Eva?
-No
-Bien, tu novio tampoco. Llévatelo a casa y cuando se recupere un poco te lo follas como Dios manda, o al menos, si no está en condiciones, le haces que te coma el coño y el culito.
-No, ni hablar. Me parece que él no merece que lo tratemos como un cabrón.
-Pues hace un rato, cuando gemías como una perra en celo, no parecía importarte los cuernos que le estabas poniendo.
-Diras que le estabamos poniendo.
-Si, eso. Bueno hazlo así y ya me avisas por un SMS. Me da muchísimo morbo esta nueva aventura.
-Venga Pablo, vamonos. Juan, cuando lleguemos a casa te aviso para que sepas que llegamos bien.
-De acuerdo, no abuses de Pablito, que el pobre, entre unas cosas y otras no se tiene en pie.
Cuando la feliz pareja se marchan en el taxi, Eva se dirige a mí como una sonrisa picarona y me dice:
-¿Qué? ¿Lo habeis pasado bien?
-No se a que te refieres Eva.
-Claro que lo sabes. Espero que tengas carrete para rato esta noche, porque a la pobre María le has dejado hecha trizas. Apenas se tenía en pie y por si fuera poco, ha perdido la ropa interior además del juicio y la vergüenza.
-Bueno, ya se repondrá. Ahora vamos nosotros a seguir bailando, que la noche es joven.