Los cuernos a mi marido con mi ligue del MSN (6)

Durante horas fui suya una y otra vez. Me generaba un inmenso placer interior estar con él. Gacía tiempo que no vivía unos momentos semejantes.

VI

Sus manos comenzaron a manosear mi cuerpo. Las tetas, el culo, las piernas, mi coño totalmente empapado, mi espalda y mi abdomen, eran objeto de sus lascivas caricias. Yo traté de tocar su bulto, una poya que se dejaba notar sobre su ajustado calzoncillo blanco, asomando por los botones desabrochados de sus pantalones. Una vez más impidió llegar con mis caricias a ella

¡¡Te he dicho que será cuando diga yo!! –me reprochó una vez mas, al tiempo que me ordenaba que me pusiera en la posición que había estado antes-

Todavía sentía en mí el tremendo orgasmo que había tenido, y mi deseo era complacerle al tiempo que un cierto temor recorría mi cuerpo. Sabía perfectamente lo que quería y deseaba, y era algo que las veces que lo he practicado me ha causado un fuerte dolor y nunca he logrado culminarlo. Traté de convencerle para que desistiera

Kiko, se lo que quieres…… pero es que siempre me ha dolido mucho –exclamé casi rogando-

¡¡¡¡¡¡te he dicho que te pongas como antes!!!!! –me volvió a ordenar, al tiempo que me empujaba prácticamente a tomar esa posición mientras se quitaba la americana y la camisa-

Mi cabeza volvió a estar en el respaldo del sofá, mis piernas, con las medias y los tacones totalmente rectas, abiertas y separadas, al tiempo que volvía a arrodillarse, para besar y lamer mis nalgas, mientras sus dedos volvían a juguetear con mi vulva, que a pesar del tiempo que había mantenido su poya dentro continuaba totalmente húmeda, excitada y ardiente. Un dedo suyo, que previamente había chupado, comenzó a acariciar mi culo, con suavidad, con una suavidad que me gustaba, al tiempo que comenzaba a ponerse en pie. Juntó su poya, mientras bajaba su calzoncillo, volviendo a notar en ese momento su poya totalmente recta y dura, no se la había logrado ver, pero una vez más me volví a imaginar un tremendo aparato, al menos por la sensación que tuve cuando me folló hacía unos minutos.

¡¡Tranquila nenita, que te va a gustar ya lo verás!! –me dijo en el momento de ponerla en mi agujero-

¡¡no me hagas daño, por favor!! –supliqué-

No mi amor. Sólo quiero que goces. ¡¡Mueve ese culito,…. muévelo Merce….., muévelo!!

Poco a poco comencé un movimiento para ayudar su penetración, sus manos agarraban mis caderas, y su poya cada vez iba entrando más. Sentía dolor, no me concentraba, al tiempo que notaba su gran deseo de hacerme suya.

¡¡¡¡Así, poquito a poco….así!!!! Te dije que me iba a follar ese culo, y lo voy a hacer. Es impresionante. Ya verás como te va a gustar. –me decía con una voz cada vez mas ardiente-

¡¡¡¡¡aggghhhhh!!!!!, ¡¡Me haces daño, en serio!!!!

Tranquila –añadió con una voz de satisfacción, mientras continuaba empujando-

Yo no gozaba. Sentía dolor. Él en cambio manifestaba un gusto increíble, sus gemidos y empujones delataban un absoluto deseo por correrse dentro de mí, poco a poco su poya fue entrando hasta que se instaló definitivamente. Desde ese momento sus movimientos rítmicos comenzaron a ir acompasados con los míos, yo me movía cada vez con mas fuerza motivada sobre todo porque el dolor se estaba convirtiendo en placer.

¡¡¡¡¡Sigue así, zorra, me encanta !!!! Te dije que ese culo iba a ser mío y ya lo es. ¡¡¡No te pares Merce, no te pares!!!! – exclamaba con voz gozosa mientras su poya se movía por dentro de mi culo, saliendo y entrando-

Lo que antes era dolor se había vuelto en satisfacción nunca me la habían metido por el culo de esa manera, siempre me había quejado y había rechazado el continuar. Tanto es así, que nadie se logró correr dentro de mí en esa posición. Esta vez era distinto, gozaba y quería sentir su corrida dentro. Sus meneos cada vez eran mas fuertes, sus huevos golpeaban con fuerza en mis nalgas, y su impresionante pene me hacía estremecer cada vez que se movía.

  • ¡¡Tooooma, todaaaaa para tiiiii….toooooma, toooooma, toooooma…..!! – gritaba, casi sin

fuerzas, dando a demostrar que su orgasmo estaba a punto de llegar-

  • ¿Así te gusta mi amor?………… -susurré mientras exageraba aún mas mis movimientos-

  • ¡¡¡¡¡¡¡¡Si…..así!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡No te pares me voy a correr!!!!!!!!! – exclamó con una

impetuosa voz-

Sus palabras aceleraron mis movimientos, y el meneo de mi culo provocó en él rápidos acelerones de su poya en mi culo. En ese momento sus gemidos de placer subieron de tono

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Tomaaaaaaaaaa….paaaaaaraaaaaa ti………Meerce!!!! –grito con fuerza-

Comencé a notar un tremendo chorro de leche caliente dentro de mí. Su corrida estaba siendo grandiosa y mis movimientos eran rapidísimos para que no parara. Era la primera vez que estaba siendo follada por el culo. Ese culo que yo sabía provocaba deseo, un inmenso deseo en los hombres, y del que me sentía muy orgullosa. Sus movimientos vigorosos me hacían casi desvanecer, mientras continuaba echando dentro de mi su leche caliente, incluso escurría descendiendo por mis muslos. Un último empujón, un suspiro, y apoyar su cuerpo en mi espalda, mientras me abrazaba para agarrar con fuerzas mis tetas, me indicaron que había completado su deseo. Durante toda la noche, él me había dicho que mi culo iba a ser suyo, y ya era. Lo que no sabía, es que era el primer hombre en correrse dentro, y que mi placer fue inmenso. Unos minutos en esa postura, mientras sobaba mis tetas y me besaba en el cuello, supusieron el punto y final. Se puso erguido, sacó su poya, volvió a guardarla y me giro hacía él. Me miró a los ojos diciendo

Te dije que te iba a follar ese precioso culo, y lo he hecho. Eres una auténtica puta que

me encantas. Tu maridito te tiene mal follada. Si yo fuera él, te estaría follando a todas

las horas.

¡¡¡ Joooo!!! Deja ya de hablar de Javi……… -le rogué, mientras sin dejarme acabar contestó-

¡¡¡¡¡¡¡Que le den!!!!!!¡¡¡¡¡Es un cornudo y un cabrón, y su mujercita un pedazo de zorrón!!!!!

Terminadas estas palabras, se subió el pantalón al tiempo que marchaba hacía el cuarto de baño del pasillo

Quiero darme una ducha. Ahora salgo. –me indicó-

De acuerdo –simplemente contesté-

Entro al cuarto de baño, mientras yo aprovechaba para coger mi falda, mi blusa y mi sujetador del suelo, y llevarlas a mi habitación. El tanga no lo encontré; entendí que de verdad iba a ser su trofeo y ya lo habría guardado. Ya en mi cuarto, me senté en la cama, me quité los tacones y las medias, marchándome hasta el baño de mi habitación para limpiarme los restos de su corrida y de la mía. Volví al dormitorio y me puse un camisón cortito de raso azul claro, regresé al salón para recoger y colocar en una silla su camisa y su chaqueta. Me tumbé en el sofá, relajada y tranquila, fumando un cigarro, esperando su salida. Estaba disfrutando al máximo y presentía que no acabaría ahí. Mientras, la ducha sonaba con fuerza, y mi marido seguía allí en esa foto como testigo directo de mi infidelidad.

Tumbada, relajada, con mi cabeza apoyada en el sofá, continué fumando mi cigarro. Mi vista contemplaba directamente la puerta que separaba el pasillo del salón. En un momento determinado la ducha dejó de oírse al tiempo que acababa mi cigarro. Mi corazón dio un vuelco pues en breve volvería a estar frente a mí. Me puse nerviosa, en serio, tanto que inmediatamente encendí otro cigarro. Dos caladas al pitillo, y apareció por la puerta del pasillo, tan sólo un ajustado calzoncillo blanco vestía su cuerpo. Un calzoncillo que remarcaba su polla y que no me paraba de imaginar. Atlético y musculoso, sólo con mirarle me excitaba. Se fue acercando a mí quedando de pie junto al sofá. Al girar hacía mi derecha la cara, me encontré a escasos centímetros de sus piernas y del paquete que mostraba su ajustada prenda. Estaba deseando verla y tocarla. Se agachó hacia mi cara me dio un beso, al tiempo que yo me incorporaba diciéndole

Túmbate tú, ¿quieres?

¿Me dejas? –contestó-

Si, claro

Me puse de pie definitivamente, y él se tumbó en el sofá ocupando la posición que tenia yo antes. Yo me senté en el suelo dejando mi cara cerca de la suya, al tiempo que le ofrecía alguna calada del cigarro, mientras le acariciaba el pecho. Mis besos, cada vez más dulces e insinuante acompañaban las caricias de mis dedos por su cuerpo y por sus piernas. Acabado el cigarrillo me pidió un cenicero. Mientras me levantaba, y al acercárselo dijo, al tiempo que yo volvía a sentarme en el suelo

Merce, te lo has ganado, ya es tuya cuando quieras.

Con ojos entreabiertos y con la mayor de mis miradas de deseo, besé su boca con todas mis fuerzas introduciendo en ella mi lengua , me abrazó por el cuello y mientras mi mano izquierda acariciaba su cara, la derecha comenzaba a descender leve e insinuantemente por su pecho hasta llegar a su, otra vez, abultado paquete. Comencé a tocarla, a manosearla por encima del calzoncillo. Era enorme, estaba durísima y tremendamente empalmada. Mis labios y mi cara se separaron de la suya para comenzar a besar y a lamer suavemente su cuerpo, mientras mi mano seguía jugueteando con su poya por encima del calzoncillo. Por fin mi boca llegó al elástico del calzoncillo, sus dedos se entrecruzaban por mi pelo, al tiempo que mostraba cierta fuerza para inclinar mi cabeza, como invitándome a lo que había deseado toda la noche.

¡¡¡Sácala y cómemela!!! ¡¡¡Ahora te dejo que lo hagas!!!! ¡¡¡¡Chúpamela entera, y trágatelo como la puta que eres!!!! ¡¡¡No escupas nada!!!! –me ordenó, pero ya con una voz mas entrecortada, supongo que por el deseo que estaría comenzando a tener-

Sin contestarle, bajé el elástico de su calzoncillo, y como un resorte apareció su poya. Grande, tiesa, un auténtico deseo, con un enorme capullo brillante y algo humedecido. Comencé a tocársela con todo mi deseo, al tiempo que levanté mi cara para volver a juntar pasionalmente mis labios y los suyos. Un intenso morreo mientras comenzaba a masturbarlo, mi mirada se quedo fija en sus ojos, cerrados, gozando del momento, que subió de temperatura cuando acerque mi boca a su capullo. Primero mi lengua recorrió toda su polla, mi mano agarraba y acariciaba sus huevos, y por fin mi otra mano la agarro con fuerza metiéndomela en la boca.

¡¡¡¡¡¡¡¡Agggggggghhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!! ¡¡¡¡Asssiiiiiii!!!!!!!! –me dijo con voz entregada- ¡¡Noooo tee pareeeessss, sigue……………… cométela entera!!!!!!!!!!

Cada vez con mas fuerza me la sacaba y me la metía en mi boca, al tiempo que mi mano le hacía la paja que con mas deseo he hecho en mi vida. Así estuve unos minutos. De repente me retiró la cara, se subió el calzoncillo y me hizo levantar.

¿Qué haces? ¿Qué pasa? ¿te lo estaba haciendo mal? –le pregunte, casi con tristeza-

No, bonita. Estaba genial. Pero quiero que me la comas y me la chupes, y follarte otra vez, en tu cama, en la de tu marido. No quiero que se te olvide este día, y que siempre que te acuestes con ese cabrón te acuerdes de mí. Vamos a tu cama –me ordenó-

No me dejo dar un paso, al momento me cogió en brazos, en esa clásica posición de las novias llevadas por los novios, y comenzó a caminar hacía el dormitorio, conmigo en brazos, mientras yo lamía y besaba con ternura su cuello. En ese momento me sentía un perfecto zorrón. Iba a acostarme con un tío en la cama de mi matrimonio. La verdad: esa situación me excitaba más.

Entramos en el dormitorio, con suavidad me puso de pie en el suelo, frente a él. Nuestros labios se volvieron a juntar con pasión, y nuestras lenguas a buscarse desesperadamente, al tiempo que comenzaba a bajarme los tirantitos de mi camisón que pronto cayó al suelo, quedando enteramente desnuda frente a él. Sus manos comenzaron a sobar pasionalmente mis tetas, mientras yo comenzaba a bajar su calzoncillo según me iba arrodillando. Mis manos llegaron hasta sus pies, apartándolo definitivamente. Mi boca a la altura de su poya, se lanzó deliberadamente hacia ella, a la vez que mis manos apretaban con fuerza, hacia mí, su culo, y las suyas me acariciaban la cabeza, jugando sus dedos con mi morena cabellera. Entraba, salía; mi legua recorría su enorme pene; desde sus huevos, hasta el final de su brillante y humedecido glande, cada vez más mojado por la saliva que una y otra vez dejaba en él. Sus gemidos me demostraban que lo estaba haciendo como él quería, esa sensación generaba en mi una excitación brutal, me estaba deshaciendo de placer, mi mano seguía agarrándosela con fuerza para empujarla una y otra vez a mi boca, mientras un dedo de mi otra mano comenzaba a frotar mi clítoris totalmente excitado.

¡¡¡Paara….mi amor!!! –me solicito-

¡Jooooo Kiko, deja de pararme siempre que te hago algo! –le supliqué, mientras me la sacaba de la boca, ante las continuas interrupciones que hacía para descubrir nuevas sensaciones-

Merce, bonita quiero follar contigo, como quiera yo. Me apetece sentir que estas sólo entregada a mis deseos. ¡¡Hazlo así, como quiera yo. Entendido!! –me dijo con voz mimosa, pero imponiendo cierta energía que demostraba su superioridad-

Sus manos agarraron mis hombros y me levantaron del suelo. De nuevo frente a él. Cruzándonos la mirada me dijo.

Ahora me voy a tumbar en la camita, en tu camita, en vuestra camita…….-señaló con cierta ironía al tiempo que se tumbaba en ella, una vez apartadas las sábanas-

¡¡¡Que morbo te da esto!!! –apunté esbozando un ligera sonrisa, queriéndole demostrar que no me arrepentía-

(Continuará)